La caseta de chocolate era una pequeña tienda ubicada en el centro de la ciudad que vendía una variedad de dulces y chocolates artesanales. El dueño, Juan, pasaba horas cada día creando nuevos sabores y diseños para deleitar a los clientes. A pesar de la competencia de las grandes cadenas, la caseta de chocolate continuó atrayendo a compradores leales debido a su atención personalizada y productos hechos a mano.