El documento describe la relación entre Dios y su Hijo, quien estaba con Él desde el principio y se regocijaba en la creación de la tierra y de la humanidad. Se insta a los hijos a escucharlo y seguir sus caminos para ser bendecidos.
1. Con él estaba yo [el Hijo] ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en día, Teniendo
Solaz delante de él en todo tiempo.
Me regocijo en la parte habitable de
su tierra; Y mis delicias son los hijos
de los hombres. Ahora, pues, hijos,
Oídme, Y bienaventurados los que
Guardan mis caminos.
Proverbios 8: 30 – 32
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