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HIMNARIO MUNDIAL DE LA IGLESIA DE DIOS 1
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HIMNARIO MUNDIAL DE LA IGLESIA DE DIOS

Nota: La versión coral de los himnos
se encuentra en idioma inglés y versión Real Player
busquen en internet la musica

Iglesia de Dios
E-mail: info@tcogmexico.org

Himnario Bíblico
Cómo surgió este himnario
Durante julio y agosto de 1933, mientras celebraba en el único salón de clases
de una pequeña escuela situada a unos trece kilómetros al oeste de
Eugene,Oregón, EUA, reuniones que resultaron en el inicio de la obra mundial
de la Iglesia de Dios, sucedió, algo sorprendente. Un hombre de 80 años de
edad, estudiante bíblico de la localidad, se rehusó a acompañarnos en el canto
de los himnos.

Puesto que carecíamos de un himnario propio, yo me había visto forzado a usar
un que contenía, desde luego, himnos polulares entre los diferentes grupos
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evangélicos. El hombre a que me refiero me dijo: "Es tan pecaminoso cantar
una mentira como decirla". No pude menos que concordar con él. Ya con
anterioridad había caído en la cuenta de que muchos de los himnarios regulares
contenían cantos que carecían de base escritural.

Sin embargo el cantar himnos si es, en sí, escritural. Jesús mismo cantó himnos
después de haber celebrado Su última Pascua en compañia de los apóstoles. La
Escritura nos dice: "Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de
los Olivos" (Mateo 26:30). Era claro para mi que el pueblo de Dios debería
cantar las palabras inspiradas de Dios; no palabras faltas de inspiración y a
menudo sin base escritural.

Lamentablemente, la Biblia no ha preservado ni revelado la partitura musical de
los himnos. Dios, según parece, nos dejó a nosotros la tarea de escribirla.

Esta idea estaba de continuo en mi mente. Cierto día escuché a mi hermano
menor Dwight tocar en el piano una composición suya. Esta tenía el estilo de un
himno, aunque sin la armonía tradicional de cuatro partes. Me quedé intrigado,
pues esta tenía calidad y carácter. Estaba ya enterado de que mi hermano
desde su niñez había mostrado tener un talento especial para la música. De
inmediato le pedí que compusiera dos o tres himnos usando el texto de los
salmos. Le tomó un poco de tiempo; no obstante, cuando los terminó, pude
cerciorarme con alegría de que eran bastante buenos.

En 1947, cuando se inauguró la Institución Ambassador, le pedí a mi hermano
que dedicara todo su tiempo a escribir música para unas palabras de los Salmos
— así como para cualquier otra Escritura — al estilo de himnos con armonía de
cuatro partes. Por un corto tiempo, la Iglesia — que entonces era por demás


pequeña — cantó los primeros 12 o 15 himnos que habían sido compuestos. La
Iglesia creció, y también el número de los himnos cantados con las palabras
inspiradas por Dios mismo.

Cuando nos fue posible imprimir nuestro primer himnario de la Iglesia de Dios,
no teniendo un suficiente número de nuestros propios himnos, completamos
nuestro tan pequeño himnario con bien conocidos cantos cuyas palabras
procedían de las Sagradas Escrituras. En algunos casos hasta nos vimos
precisados a hacer algunos cambios.

Gradualmente y a través de los años, el número de dichos himnos fue
disminuyendo en las ediciones sucesivas de nuestro himnario, en tanto que más
y más de los cantos compuestos por mi hermano fueron aumentando. Por los
últimos años nuestras congregaciones han estado cantando casi en su totalidad
nuestro propios himnos.

Ahora, al fin, el tiempo ha llegado cuando hemos podido aumentar el número
de nuestros propios himnos omitiendo varios de los antiguos y conocidos
himnos. No obstante, hemos incluido algunos de estos cuyas palabras son
apropiadas para cantar en nuestros servicios y que creemos nuestras
congragaciones desearán cantar ocasionalmente.

Es, en verdad, un gran gozo haberlo logrado, al fin, tener un himnario propio
para que cante la Iglesia de Dios. No puedo menos que decir que ésta es otra
gran meta alcanzada por la Iglesia.



Fuente: Himnario Bíblico de la Iglesia de Dios Universal [bajo el
liderazgo de Herbert W. Armstrong] en su versión impresa.

Dichoso es el Varón

Número 01

Dichoso es el varón, que no anduvo en la maldad,
ni en la iniquidad de hombres sin Dios.
Él sí prosperará pero los inicuos no,
porque como el tamo son que el viento llevó.

Con el burlador no está antes en la Ley de Dios,
piensa y su delicia es noche y día.

Será como el árbol que a orillas del rio está,
que su fruto a tiempo da sin su hoja caer.

¿Por qué se Agolpan los Pueblos?

Número 02


¿Por qué se agolpan los pueblos en contra del Ungido?
¡Rompamos sus coyundas hoy, su yugo arrojemos!
Él desde el cielo se reirá y se burlará
en su furor les hablará y con su ira los turbará.

Del Eterno el decreto es, Oh líderes y reyes,
me ha dicho Él "Mi hijo eres tú, hoy te engendré.
Toda la tierra heredarás, y gobernarás,
pues rey de ella tú serás, con rigor tú la regirás.

Ahora pues reyes entended, y su edicto atended.
a Dios servid con sinceridad, temor y humildad.
Ríndanse al Hijo con prestitud y su nombre honrad;
la advertencia escuchad, y en el Único Dios confiad.

En Dios confiad y temed

Número 03

Responde a mi oración Oh, justo Dios.
Me has librado de aflicción, ¡escúchame hoy!
Ama el hombre vanidad, y falsedad.
Ha infamado tu honor en su error.

¿Hasta cuándo amaréis la vanidad?
¿Y obstinado en busca iréis de la maldad?
En Dios confiad y temed, ¡ya no pequéis!
Al piadoso escogió Dios, ¡esto sabed!



¿Quién nos mostrará el bien? Muchos dirán.
¡Alza tu rostro a nos, oh, Dios de amor!
Más que a ellos me dio Dios Gozo y honor.
Sólo Él me hace morar en plena paz.

Escucha mi oración ¡oh Dios!

Número 04

Escucha mi oración ¡oh Dios!, atiende a mi gemir,
la voz de mi clamor, mi Rey, pues a Ti oraré,
mi voz temprano escucharás frente a Ti al venir,
Y alzando los ojos diré en Ti esperaré.

Pues Tú, oh Dios, no te complaces en la iniquidad;
los insensatos e inicuos Tú desecharás.
Al mentiroso destruirás, pues odias la maldad
y abominas al que engaña y sanguinario es.

Por tu abundante gracia en tu casa entraré,
hacia tu santo templo en tu temor adoraré.
A causa de mis enemigos guíame, oh Dios
y tu camino frente a mi endereza, Señor.

Quien confía en Ti entona de gozo canción,
ama tu Santo nombre pues eres su Defensor.
Pues sobre el justo enviarás tu santa bendición,
como con un broquel lo rodearás con tu favor.



Señor Dios, ¡Sálvame por tu amor!

Número 05

No, oh Dios, me reproches con furor,
ni me apliques castigo en tu indignación.
Enfermo estoy, ten de mí compasión.
¡Sáname ya, pues me agobia el dolor!

Señor Dios, ¿por qué tardas en venir?
Vuélvete y libra mi alma, ¡sálvame por tu amor!
Porque de Ti, no hay memoria al morir.
En el Seol, ¿quién te dará loor?

Señor Dios, me consume mi aflicción.
Inúndase mi lecho con mi llanto, Señor.
¡Mas Dios me oyó! Respondió mi oración
y avergonzó a quien fue mi opresor.

Tu Justicia Vindica, ¡Oh Señor!

Número 06

En Ti mi Dios, mi esperanza he puesto, oh Señor;
de todos mis perseguidores sálvame y líbrame.
No sea que cual león mi vida arrebátenme;
desgarrándome, sin que venga presto un defensor.



Si es que yo pude esto hacer mi Dios y Señor;
si es que en mis manos se encuentra iniquidad.
Si he recompensado mal a quien es mi bien hechor;
(No, antes salve a quien sin causa mi enemigo fue).

Que mi alma el enemigo alcance y la destroce;
¡mi vida la huelle en tierra y difame mi honor!
¡Escúchame Eterno y en tu ira álzate!
¡Despierta y tu justicia vindica, oh Señor!

¡Cuán admirable tu nombre es!

Número 07

¡Cuán admirable tu nombre es en la Tierra, oh Dios!
Tu majestad sobre los cielos has hecho elevar.
Por boca de infantes y niños tu alabanza fue,
a causa de tus adversarios que hiciste callar.

Cuando miro a los cielos que tu mano formó,
a la luna y las estrellas que formaste Tú;
me digo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
y el hijo del hombre para que así le cuides Tú?

Pues lo hiciste un poco menor que a los Elohim,
lo coronaste de tu gloria y de tu esplendor;
de todas tus obras lo hiciste dueño y señor,
de ovejas, bueyes y las bestias que en el campo están.



De Dios sus obras publicad

Número 08

Te alabaré oh Eterno, de tus obras hablaré;
Dios Altísimo y potente, yo tu nombre ensalzaré.
Pues mis adversarios caen, ante tu presencia oh Dios;
Tú gobiernas justamente, y por siempre reinarás.

Vive por siempre el Eterno, a impíos destruirá;
borrará el nombre de ellos, y su recuerdo también.
Con justicia a todos juzga, rectamente reinará.
Confía en Él quien lo conoce, pues no lo desechará.

Cantad de loor canción, al Señor que mora en Sión;
de Él sus obras publicad, hablen de su majestad.
Él se venga de su pueblo, no olvida su clamor;
al Señor que mora en Sión, cantadle y rendidle honor.

A tu nombre cantaré, ¡oh Eterno Dios!

Número 09

¡A tu nombre cantaré, oh Eterno Dios!, de corazón.
Tu gracia anunciaré. Me alegraré al cantarte canción.
Mi adversario vuelve atrás, pues mi causa y juicio tu respaldarás.
De su trono juzgará, ¡Él por siempre permanecerá!



Dios al mundo regirá, con equidad lo juzgará.
El Eterno Dios será un refugio para el manso.
Pues Tu oh Dios no olvidarás, a los que confiados buscan tu favor.
Al Señor cantad loor, y a los pueblos sus obras publicad.

En Sión habita Dios, Él su pueblo no olvidará.
Pues declarán su favor, su triste clamor Él no ignorará.
¡Ponte en pie! ¡Hazlos temer! A quienes olvidan que Tú eres Dios.
Frente a Ti júzgalos; has que aprendan que hombres sólo son.

¡Levántate, Oh Señor!

Número 10

Al pobre lo persigue quien vive en iniquidad;
sea atrapado el malo en lo que urdió su maldad.
Por su orgullo el malo nunca a Dios él buscará;
y en sus pensamientos Dios, lugar no encontrará.

¡Movido no seré! Dice el malo en su corazón;
¡Y nunca me encontraré con la adversidad!
Su boca llena está de engaño, fraude y maldición;
y bajo de su lengua hay siempre agravio y malignidad.

Tu mano eleva oh Santo Dios ¡Levántate, oh Señor!
¡Del pobre y del humilde no te olvides por favor!
Al huérfano y al oprimido ponles atención
para que el hombre que polvo es, cese ya su opresión.



Dios Ve al Justo y al Malhechor

Número 11

Yo he confiado en Dios mi Señor, ¿Cómo decís a mí
alma escapad, veloz al monte cual ave volad?
Pues el malvado su arco tendió; para el justo
en oculto asaetear, los que maldad les gusta idear.

Si los cimientos destruidos son, ¿qué puede el justo en
su apuro hacer? ¡Ah, en su trono está el Señor,
viendo al justo y al malhechor! Probando está al recto
de corazón. ¡Al malo El ha de aborrecer!

Dios desde el cielo presto hará llover, Fuego, azufre y
viento abrazador; esto de ellos será su porción,
pero ama a quien tiene obras de amor. El hombre recto Su
rostro ha de ver; y obtendrá su aprobación.

Tu Palabra, Eterno, Es por Siempre Verdad!

Número 12

Salva, ¡oh Dios!, pues reina la impiedad;
no existe ya, ni un sólo hombre que sea fiel.
La humanidad se deleita en falsedad;
mas Dios destruirá al de entrañas de hiel.



Por la opresión del pobre y su dolor,
"Presto iré a salvarlos", dice el Señor.
Así lo hará, porque Él no habla falsedad;
¡Tu Palabra, Eterno, es por siempre verdad!

Del hombre es su hablar falso y ruin;
mintiendo va, alardeando sin tener fin.
Confía él en su lisonjero hablar;
de sus proezas, habla sin cesar.

¿Por Cuánto Tiempo, ¡Oh Señor! Del Todo me Olvidarás?

Número 13

¿Por cuánto tiempo, ¡oh Señor!, del todo me olvidarás?
Eterno Dios, ¿tu rostro hasta cuándo me esconderás?
¿Por cuánto tiempo viviré en tristeza y en dolor?
¿Por cuánto tiempo, mi enemigo será mi señor?

Señor mi Dios, escucha mi plegaria y contéstame;
para que no muera eternamente ilumíname,
pues él se alegraría si yo tropezare, Señor.

Mas yo en tu misericordia he confiado Señor;
yo cantaré, y a tu santo nombre daré loor.
Mi corazón se alegrará en tu grande salvación;
y alabaré a mi gran Dios por darme Su bendición.



¿Quién Residirá en el Monte de Tu Santidad?

Número 14

Oh mi Dios, ¿quién en tu santo templo habitará?
En el Monte de tu Santidad, ¿quién residirá?
Quien camina en rectitud, y obra en integridad;
quien de todo corazón, se expresa en verdad.

Quien ocupado no esté en la calumnia y maldad;
ni a su prójimo infama hablando falsedad.
El que no mancha su mano en soborno y usura;
quien su vida vive así, ¡jamás resbalará!

Señor, Se Alegra el Rey

Número 15

Señor, se alegra el Rey, en tu poder;
Él se goza en tu salvación.
Le diste lo íntimo de su querer,
no le negaste su ferviente petición.

De bienes sin fin dotado le has,
de oro corona le pusiste.
Te pidió vida y se la diste,
vida eterna y para siempre jamás.



Con tu ayuda Él grandioso es;
le has dado honra y gran majestad.
Siempre ha tenido de tus bienes;
tu presencia es su gran felicidad.

Los cielos la gloria de Dios declaran

Número 16

El firmamento y cielos la gloria de Dios declaran,
día a día y noche a noche sapiencia dan.
No hay lenguaje ni palabras ni oyen su voz,
mas por la tierra de un lado a otro su voz se hace escuchar.

Ahí al sol hizo pabellon, quien como esposo sale
con gozo del tálamo su carrera a correr
es su salida de un extremo hasta el otro al llegar.
Sin que haya nada que de su calor pueda escapar.

Perfecta es de Dios la Ley, pues el alma convierte;
ciencia al sencillo da, su testimonio que es fiel.
Sus preceptos rectos son, dan gozo al corazón;
Son claros sus mandamientos, lumbrera del ojo son.

Mi Dios, Mi Dios!

Número 18

¡Mi Dios, Mi Dios! ¿Por qué a tu Hijo abandonaste?
¿Por qué no has escuchado mi angustiado clamor?


Pero Santo Tú eres y moras entre el loor;
mis padres confiaon en ti y los salvaste.

Oíste su clamor ya que en ti esperaron.
Al ser por ti librados no se avergonzaron.
Hombre no soy sino un gusano despreciado,
oprobio soy, y de los hombres rechazado.

Menean sus cabezas y se burlan al decir;
"Se encomendó a su Dios, ahora que lo libre Él".
Mas desde el vientre de mi madre has sido tu mi Dios,
si de mí te alejas tu ayuda perderé.

Jehová es mi Pastor

Número 19

Jehova es mi Pastor no me faltará,
entre verdes pastos me hará yacer;
a tranquilas aguas me pastoreará,
conforta mi alma, me da redención.
Conforta mi alma, me da redención.

Aunque en valle de sombra de muerte yo esté,
no tendré temor porque estás conmigo;
tu vara y callado me defenderán,
estando a tu lado ni un mal sufriré.
Estando a tu lado ni un mal sufriré.



Me has preparado mesa, en mi aflicción;
mi copa rebosa por ser bendecido.
Con perfume y óleo me has ungido,
¿Cómo puedo pedirte otra bendición?
¿Cómo puedo pedirte otra bendición?

Ciertamente el bien y la misericorda,
me seguirán toda mi vida,
me seguirán toda mi vida,
y en tu casa por siempre yo moraré.
Y en tu casa por siempre yo moraré.

Jehova es mi Pastor

Número 20

Jehova es mi Pastor, nada faltará.
En verdes pastos me hace recostar,
y me lleva a frescas aguas.

Mi alma Él confortará.
Que yo vaya Él hará,
por caminos de rectitud,
por amor de su nombre.

Aunque en valle de muerte yo esté,
ningún mal temeré



porque Tú estás conmigo,
y me confortarás.

Dispones mesa ante mí.
Frente a mi enemigo.
Con aceite me ungiste,
mi copa rebosa.

De cierto el bien y misericorda
siempre me seguirán;
y en casa de Jehova moraré por largos días.

Bueno y recto es Dios

Número 21

Bueno y recto es Dios; sus sendas mostrará
Al pecador, y guiará al manso en rectitud.
Las sendas del Señor son amor y verdad,
a quien sus testimonios y Pacto guarda en honor.

Por amor de tu nombre, Imploro tu favor
perdona mi iniquidad, Que inmensa es en verdad.
¿Cuál hombre es el que teme A Dios, y a él le sirve?
Su senda a éste le hace ver, la que debe escoger.

Feliz él vivirá, y su posteridad prosperará
y recibirá la tierra en heredad.



Aquel que teme a Dios Está en su intimidad,,
su pacto le da a conocer por ser su voluntad.

Mi alma elevo a Ti

Número 22

Mi alma elevo a Ti; confío en Ti mi Dios;
¡confundido no sea, ni el enemigo triunfe en mí!
Vergüenza no habrá para el que espera en Ti;
mas a quien sin causa pecó, confúndelo Señor.

Muestra y enséñame, tus caminos, oh Dios;
mi guía y maestro sé en tu hermosa verdad.
Porque Tú eres el Dios que salvación me das;
y yo de Ti esperando estoy, tu amor y tu bondad.

Te imploro no olvidar, tu ternura y piedad;
ya que eternas son igual que tu bondad y amor.
Olvida los errores de mi juventud;
pero acuérdate de mí, conforme a tu favor.

Mis ojos hacia Dios continuamente están

Número 23

Mis ojos hacia Dios continuamente están,
porque Él es quien sacará mis pies de la red;
vuelve tu rostro a mí, misericordia ten,
porque me encuentro afligido y en completa soledad.


De mis congojas presto sácame, oh Señor,
ve mis trabajos y aflicción y perdona mi maldad.
Mis enemigos ve, porque son muchos ya,
y con odio violento y cruel me aborrecen de verdad.

Mi alma guarda, oh Dios, y líbrame del mal;
no sea yo avergonzado pues que en Ti confié.
Mantenme en tu verdad, ya que en Ti esperé;
de todas sus angustias Dios redime a Israel.

Venturoso el pueblo que guia Dios

Número 24

Venturoso el pueblo que guía Dios, al cual para Sí escogió;
desde los cielos lo mira Él y contempla a las naciones.
Desde su morada a todos ve, considera su actuar.
Ve su pecar, ve su obrar, está atento a quienes le temen.

Aclamad, ¡oh justos!, a Dios, propio es vuetro loor;
un cántico nuevo cantad, tocando bien arpa y lira.
Porque el hablar de Dios recto es, son verdad todas sus obras.
La Tierra llena está de su amor, pues Él ama lo justo y bueno.

Dios formó los cielos con su voz, del mar sus aguas reunió;
de abismos hizo estanques Él, tema a Dios toda la Tierra.
Tema a Dios toda la humanidad, porque Él habló y fue hecho;
Él ordenó, y existió, con su voz los cielos creó.



No salvan al rey ejércitos, ni por la mucha fuerza
escapará el valiente, vano será todo esfuerzo.
Mas Dios mirando atento está a quien le teme y honra.
Y espera en Él, confía en Él, A quien cree al Dios de Israel.

Deja el mal

Número 25

Deja el mal y prosigue el bien, busca la paz y síguela.
Dios mira al justo con atención, oye atento a su clamor.
Mas del Eterno la ira es contra el inicuo que obra el mal,
para de la Tierra cortar toda memoria que de ellos hay.

Claman los justos y óyelos Dios, de sus angustias los libra Él.
Del quebrantado cercano está; salva al contrito de espíritu.
Muchas las pruebas del justo son, dificultades y aflicción;
pero de todo ello librará, al hombre justo el Eterno Dios.

Deja el mal y prosigue el bien, busca la paz y síguela.
Del justo sus huesos guarda Dios, ni uno de ellos roto será.
Al malo matatá la maldad, quien odia al justo perecerá;
mas Dios redime al que de Él es, confiando en Él vida eterna habrá.

El hombre inicuo

Número 26

La impiedad del hombre inicuo dice al corazón,
frente a sus ojos no existe de Dios el temor.


Pues en su engaño cree que sus sendas rectas son,
hasta que es descubierto lo inicuo de su error.

Las palabras que habla son engaño y maldad;
ha dejado de hacer el bien hasta el juicio perder.
Y en su lecho pasa el tiempo urdiendo iniquidad,
se obstina en mal camino andar, y el mal no aborrecer.

No caiga sobre mí el pie de soberbia, Señor,
ni dejes que yo sea quitado por el malhechor.
Cayeron y se han arruinado los de mal obrar,
son destruidos, nunca más se van a levantar.

Esperen y confíen en Dios

Número 27

No os desaniméis por quienes viven en maldad,
ni envidia tengan por quienes obran iniquidad.
Porque como la hierba seca cortados serán,
e igual que las flores del campo se marchitarán.

Esperen y confíen en Dios, sin preocupación
de quien propera en su camino andando en el error.
Pues de aquí a poco no existirá el malhechor,
lo buscarán en su lugar, y no lo encontrarán.

Desistan de la ira y abandonen el rencor;
no se acaloren, pues el mal seguramente harán.



De la tierra será borrado todo transgresor,
mas quienes confían en Dios, la Tierra poseerán.

Tu castigo sea medido

Número 28

Con enojo desmedido no me reprendas Señor;
tu castigo sea medido, falto de todo furor.
Tus saetas me han herido, siento en mí tu maldición.
Todo hueso está molido por mi grande transgresión.

Sobre mí cual nube negras, ciérnese mi iniquidad,
me abruma su inmensidad, resistir no puedo más,
nadie tiene compasión, por mi locura y error;
me consume mi aflicción, falto estoy ya de vigor.

En gran manera humillado, en continuo duelo voy;
me encuentro debilitado, con mi cuerpo enfermo estoy.
Mi anhelante suspirar, no te lo puedo ocultar;
ve mi triste condición, ¡Oh Señor, mi salvación!

Justo Dios, ¡defiéndeme!

Número 29

¡Justo Dios, defiéndeme, contra esta impía nación!
¡Líbrame del hombre infame, del engaño y perversión!
Para guiarme en tu camino, manda tu luz y verdad;
me guiarán a tus moradas, al monte de santidad.


Hasta tu altar, ¡oh mi Dios!, lleno de gozo entraré;
mi alabanza elevaré, con el arpa y con la voz.
¿Por qué oh alma desfalleces? ¿Por qué tanta turbación?
Quiero que tú en Dios descances, ¡El Dios de mi salvación!

En nuestra niñez escuchamos, ¡oh Dios!

Número 30

En nuestra niñez escuchamos, ¡oh Dios!,
la obra que antaño hiciste, Señor.
Tu mano hizo a las naciones expulsar,
y en su tierra hiciste a tu pueblo morar.

No fue con espada que herencia ganó,
su brazo no fue el que victoria le dio;
sino que tu diestra potente oh Señor,
le dio protección pues le tuviste amor.

Mi arco no es el que da protección.
Ni mi espada puede dar la salvación.
Es Dios quien nos salva, ¡démosle loor!
De nuestros contrarios Él fue burlador.

Despierta, ¡oh Eterno!

Número 31

A diario me enfrento a mi turbación,
mi rostro cubierto está de confusión;


por voces de afrenta y de deshonor,
de hombres vengativos, llenos de rencor.

Aunque ha sido esta nuestra condición,
no hemos olvidado el Pacto de Dios;
aunque ente chacales prestos a morir,
su senda seguimos con fiel devoción.

Si nos olvidamos de Dios el Señor,
y a dioses extraños rendimos honor;
el Omnipotente quien ve el corazón,
nos castigaría por tan vil traición.

Pero se nos mata a diario por Ti,
somos como ovejas que al degüello van.
¡Despierta oh Eterno, presta atención!
¡Despierta y ayúdanos por compasión!

¡Venid y ved las obras de Dios!

Número 32

Nuestra fortaleza y refugio es Dios; presto socorro en aflicción.
Si la tierra alterada es, ni así temeremos.
Tiemblan pueblos y reinos, se deshacen cuando habla Dios.
Al Dios de Jacob, nuestro Defensor, tributémosle loor.

Hay un río cuyas corrientes, alegran de Dios la ciudad;
el santuario qué bello es donde habita su Majestad.



Dios le ha dado este honor, conmovida nunca será.
Al amanecer la socorrerá, ya que Él es su Protector.

¡Venid y ved las obras de Dios! Maravillosas éstas son;
por la tierra Él dispuso hacer ruinas y desolación.
¡Quietos, sepan que yo soy Dios, y la Tierra es mi posesión!
Al Dios de Jacob, nuestro defensor, tributémosle loor.

Hermoso el Monte de Sión

Número 33

El Dios Eterno grande es y digno de alabar,
en la ciudad de nuestro Dios, donde el santuario está,
hermoso el Monte de Sión, gozo del mundo es;
al norte ved la gran ciudad, del poderoso Rey.

Como refugio en sus palacios conocido es Dios,
los reyes de la Tierra se unieron contra vos
mas viéndola turbáronse y hulleron con pavor,
sobrecongióles el temor y de parto el dolor.

Como lo oímos hemos visto de Dios la ciudad;
la ciudad que el Eterno Rey por siempre afirmó.
En medio de tu templo, haznos ver tu bondad,
de acuerdo con tu nombre oh Dios, tu gloria nos cubrió.

A Dios ofrécele loor

Número 34


Oye, oh pueblo a mi voz, escúchame Israel,
testigo contra ti seré pues YO SOY Dios, tu Dios;
conozco yo todas las aves que en los montes hay,
y mías son todas las bestias que en el campo están.

Todos tus votos paga a Dios, y ofrécele loor;
invócame en el día de angustia y Yo te libraré.
De toros y cabritos crees que yo me saciaré;
no, antes yo quiero de ti, tu gratitud y honor.

Al pecador le dice Dios: "¿Por qué hablas de mi Ley,
y en tu boca mi pacto está, si es que ignoras mi voz?
Pues tu aborreces corrección, desprecias mi instrucción,
y mis palabras tras de ti echaste con desdén".

Misericordioso Dios

Número 35

Misericordioso Dios ten de mí piedad;
borra mi iniquidad, tenme compasión.
¡Límpiame de mi pecado y lava mi maldad!
Te imploro el perdón de mi transgresión.

Contra Ti sólo he pecado, sé que transgredí;
reconozco que eres Tú recto al juzgar.
¡No veas mis pecados, borra ya mi mal obrar!
Y un limpio corazón, crea tu en mí.



No me arrojes de tu presencia por favor,
ni tu Santo Espíritu me quites Señor;
vuelve a mí el gozo que tu salvación me da,
y tu limpio Espíritu me conservará.

No es sacrificio lo que quieres de mí hoy;
y con holocaustos no te deleitarás.
Mi espíritu contrito es lo que te doy,
al de humilde corazón no despreciarás.

Dice el necio: "¡No hay Dios!"

Número 36

Dice el necio en su corazón: "¡No hay Dios en verdad!"
Se han corrompido y hecho el mal; no hay quien tenga bondad.
Dios desde el cielo al hijo del hombre se inclina a ver,
por si algún sabio pueda haber, que buscando esté a Dios.

Todos se han descarriado, y envilecido.
No hay nadie quien haga el bien, ni uno tan solo.
Devorando mi pueblo están, no honran la Divinidad.

Viven en temor y pavor todos temblando están;
sin ninguna causa haber para tener temor.
Pues Dios esparcirá los huesos de tu opresor;
confundidos estos serán, porque Dios los rechazó.



Por tu gran nombre, ¡sálvame!

Número 37

Por tu gran nombre sálvame y defiéndeme Señor,
Oye ¡oh Dios!, mi oración; atiende a mi hablar.
Porque extraños contra mi levantádose han,
buscan mi vida con violencia, sin Dios el temor.

Mas ved que el Dios Omnipotente socorro me da,
el Dios Eterno está con los que me protegen.
Él a mis enemigos pagará por su maldad;
corta y destrúyelos Señor, por bien de tu verdad.

De corazón y libremente ofrenda a ti traeré,
Señor, tu nombre alabaré porque es bueno en verdad.
Porque me has librado Tú de toda adversidad;
y a Dios triunfar sobre mis enemigos yo veré.

Yo empero a Dios invocaré

Número 38

No me ofendió mi enemigo, lo hubiere soportado.
No fue alguien quien me odiaba, pues de él me hubiera ocultado.
Más fue mi compañero, mi amigo y familiar;
con quien a la Casa de Dios, íbamos consejo a buscar.



Muy blando era su hablar, mas belicoso su actuar.
Suave como óleo su decir; mas fue en verdad como un puñal.
Pero Tú, ¡oh Dios!, juicio harás, y al malvado arrojarás,
en lo profundo del Seól, donde sus días se acortarán.

La muerte al sepulcro, vivos los haga caer;
porque maldad hay en su hogar, en el que abunda su pecar.
Yo empero a Dios invocaré, y Él salvación me dará.
Pues mi clamor escuchará, mañana tarde y noche.

¡Escucha mi ardiente oración!

Número 39

Escucha mi ardiente oración, no te ocultes, ¡oh Dios!
Atiende mi triste clamor y mi amargo gemir.
A causa de enemigos lloro, pues inicuos son;
Que agravios echan sobre mí con fuerte oposición.

Mi corazón doliente está por la muerte el pavor,
temor, temblor siento en mí me oprime el terror.
¡Si alas como paloma tuviese para volar!
Refugio buscaría yo lejos de este lugar.

Aunque el refugio que encontrara en el desierto esté,
de la borrasca y tempestad huiría con prontitud.
Destrúyelos, Eterno y confunde su hablar,
pues veo que hay en la ciudad, violencia y gran maldad.



La afrenta de mi enemigo soportaría,
si el que me odia me atacare me ocultaría;
mas fuiste tú, mi amigo, el autor de tal traición.
Quien compartías mi intimidad y de Dios mi atención.

¡Oh Dios, desde mi mocedad!

Número 40

Tú me enseñaste, oh Dios, desde mi mocedad
y desde entonces he anunciado tu grandiosidad.
Ahora oh Dios, no me abandones en mi ancianidad;
hasta que anuncie tu poder a la posteridad.

¡Oh Dios, más alta que los cielos es tu equidad!
¿Quién como Tú que obraste portentos sin igual?
Tú que me has hecho ver angustia y mucha adversidad;
me darás vida y sacarás de gran profundidad.

Grandeza y potencia oh Dios, Tú me aumentarás
y presto en mi aflicción consuelo Tú me enviarás.
Y yo gozoso con salterio te alabaré;
¡Oh Santo Dios de Israe! Tu verdad cantaré.

¡No me olvides, Señor!

Número 41

Eterno Dios, en quien espero, eres mi fortaleza;
tu oído inclina y óyeme, del impío líbrame.


Señor, mi ayuda y protección, a Ti elevo mi loor;
en mis labios hay alabanza ¡No me olvides Señor!

De mí oh Dios, no te alejes, y acude en mi socorro;
yo más y más te alabaré, tu equidad yo publicaré.
No me olvides en mi vejez que acechándome están.
Creen que no me protejerás, ¡No me olvides Señor!

Mi Creador y Dios Eterno; excelso y justo Juez,
Tú que probándome estás, vida vuelve a mí otra vez.
Gozoso yo te cantaré, con arpa te alabaré,
Oh Dios, pues Tú me has redimido, ¡No me olvides Señor!

Imparte juicio al rey, ¡oh Dios!

Número 42

Imparte juicio al rey, ¡oh Dios!, y a su hijo también;
un recto espíritu para que aplique bien tu Ley;
y así properidad y paz tu pueblo gozará,
al opresor quebrantará y al manso salvará.

Que como la luna y el sol llegue a ser su edad,
como el rocío y lluvia que sobre la tierra cae.
Y en ese día amor y paz por fin florecerán;
y la justicia reinará por la eternidad.

Dominará de mar a mar de la Tierra hasta el fin;
sus adversarios caerán y el polvo morderán.



Los reyes de la Tierra tributo le traerán;
sí, pueblos, reyes y naciones le servirán.

El día y la noche tuyas son

Número 43

Tú hendiste el mar con tu poder, y los ríos secos son.
El día y la noche tuyas son, nos diste luna y sol,
de la Tierra sus límites Tú estableciste ¡oh Dios!;
Tú decretaste el verano e invierno también.

Un pueblo necio blasfemó y tu nombre ultrajó;
que el enemigo te afrentó recuérdalo, ¡Oh Dios!
¡Tu tórtola no entregues a la turba feroz!
De tus pobres por siempre no te vayas a olvidar.

Sé fiel a tu pacto, ¡oh Dios! porque todo rincón
de la Tierra, lleno está de violencia y maldad.
No vuelva avergonzado el que estuvo en opresión.
Del afligido y pobre, de loor sea su canción.

¡Grande es su nombre!

Número 44

Dios en Judá se dio a conocer, grande es su nombre en Israel.
Su pabellón está en Salém, y su morada en Sión.
Allí del arco flechas quebró, y todo armamento bélico.
Más fuerte y glorioso eres Señor, que los montes de eterno verdor.


Despojado el valiente fue, sueño letar durmiendo está;
no hubo valiente o fuerte varón, que se pudiera defender.
Ya que al hablar el Dios de Jacob carros y caballos entorpeció.
Eres temible, ¿quién podrá ante tu enojo firme estar?

Dios desde el cielo sentencia dio, tembló la Tierra y enmudeció;
cuando a los mansos para salvar, se levantó Dios para juzgar.
Todos ofrenda deben traer, a quien todo el mundo debe temer.
Pues Él abate a príncipes, terrible es a reyes Su parecer.

¡Oh Pastor de Israel!

Número 45

Apresta el oído, ¡oh Pastor de Israel! Nuestro ruego escucha y respóndenos;
quien como a ovejas guías a José, que entre querubines brillando estás.
Ante Efraín, Manasés, Benjamín, despierta tu poder, ven y sálvanos.

¿Hasta cuado Tú indignado estarás, contra la oración de tus hijos Señor?
Su alimento ha sido el pan de lágrimas, y abundante llanto les diste a beber.
Vuelve a nosotros tu gracia y favor, y caminaremos en la luz de tu faz.

Contienda hemos sido a nuestro derredor. Nuestros enemigos burlándose están;
a tu pueblo vuelve, ¡oh Dios de Israel! Mira desde el cielo y visita esta vid.
Así no nos apartaremos de Ti, ¡Impártenos vida te imploramos Señor!



A la tierra juzga

Número 46

Entre magistrados, Dios Su juicio da.
¿Hasta cuándo, inquiere Él, Juicio justo haréis,
aceptando al que obra el mal y no al que hace el bien?
Al pobre y al huérfano, ¡Justicia haced!

De los jueces su entender muy escaso es.
Viven en la oscuridad, la Tierra al temblar.
Dios ha dicho dioses soís, e hijos de Dios;
Mas como hombres moriréis, y cual príncipes.

No guardes silencio, ¡oh Dios! Contra el opresor.
Quien quiere el nombre borrar del pueblo Israel.
Como han querido obrar trátalos Tú igual.
A la tierra juzga, ¡oh Dios!, ya que tuya es.

A los hombres has saber que tu nombre es,
El Eterno y Alto Dios, Dueño y Señor
de toda la creación, que ellos polvo son.
A la tierra juzga, ¡oh Dios!, ya que tuya es.

¡Qué hermosas tus moradas!



Número 47

¡Qué hermosas tus moradas, de ejércitos Señor!
Tus atrios, ¡oh mi Dios!, anhelo con fervor.
Hasta el gorrión encuentra dónde su nido construir:
Cerca, ¡oh de tus altares! ¡Señor, mi Dios y Rey!

¡Qué amables tus moradas, de ejércitos Señor!
Los que en tu casa moran siempre a Ti cantarán.
Venturoso es el varón que encontró en Ti su vigor;
de triunfo en triunfo irá y en Sión a Dios verá.

¡Qué hermosas tus moradas, de ejércitos Señor!
¡Oh Dios de Israel, Escucha mi clamor!
Pues contigo un día es mejor que mil lejos de Ti;
¡Oh que encuentre tus altares Señor, mi Dios y Rey!

¡Oh Dios de mi salvación!

Número 48

¡Oh Dios de mi salvación, Día y noche clamo a Ti!
Oye mi triste oración presto acude a mi clamor.
Mi alma llena está de males, del sepulcro al borde estoy.
Contado entre los que han muerto como hombre sin fuerzas soy.

Como el que en la tumba duerme que a espada muerto fue;
de quien ni memoria guardas a quien ya no salvarás.



En hoyo me has colocado, en profunda oscuridad;
contra mí te has indignado me circunda la ansiedad.

¡Languidecen ya mis ojos, a causa de mi aflicción!
¡Te he llamado Eterno Dios, a Ti elevo mi oración!
Para Ti son mis endechas en el alba al despertar,
¿Por qué oh Dios mi alma desechas? ¿Por qué te escondes de mí?

¿Por cuánto tiempo te esconderás?

Número 49

¿Por cuánto tiempo te esconderás?
¿Cuándo tu ira ya no arderá?
¿Por qué me hiciste en vanidad?
Recuerda cuán breve mi tiempo es.

¿Quién de mortal vive sin morir?
¿Quién de la tumba podrá escapar?
¿Qué fue, ¡oh Dios!, de tu antiguo amor?
Que en tu verdad juraste a David.

Venid y juntos adorad al Eterno Creador

Número 50

Venid y alegres aclamad, cantad a Dios canción;
con gozo a la Roca load, la Roca de salvación.
A su presencia todos entrad con voz de gratitud;
cantando con grato laúd, bullicio alegre en verdad.


Dios el Eterno grande es, Rey de dioses Él;
en su mano el abismo está, y las altas cumbres.
Le pertenece el ancho mar pues Él su forma le dió;
suya la Tierra es también que con sus manos creó.

Venid y juntos adorad Al Eterno Creador;
rodillas humildes doblad ante nuestro Hacedor.
Porque Él es nuestra salvación, nosotros pueblo de Él;
y ovejas de Su vergel Bajo de su protección.

sea bendito, por siempre, Amén!

¡Salmos entonad!

Número 51

Cantad un canto nuevo a Dios por lo que ha hecho Él;
Su misma diestra y santo brazo victoria le dió.
El Eterno ha dado a conocer su grande salvación.
A las naciones descubrió, su gran justicia.

Ha manifestado su verdad y amor a Israel;
la Tierra entera ha visto de nuestro Dios su grande salvación.
¡Oh Tierra haced bullicio alegre al Eterno Dios!
¡Alzad la voz, y aplaudid, y salmos entonad!

Elevad loor y gloria a Dios, con arpa y voz cantad;
clarines y trompetas sonad alegres ante el Rey.



Dejen que bramen mar, tierra y sus moradores;
aplaudan ríos gozo haced, oh montes en unión.

Cantad un canto nuevo a Dios por lo que ha hecho Él;
Su misma diestra y santo brazo victoria le dió.
Regocijáos pues Él viene la tierra a juzgar;
Él juzgará al mundo con justicia y equidad.

¡Majestuoso en Santidad!

Número 52

Reina en las alturas el Señor, Él es grande en Sión.
Entre querubínes Él está; ¡Denle los pueblos loor!
Siendo Rey confirmas la equidad, y restaura su verdad.
¡Del Eterno Dios Su nombre exaltad! ¡Majestuoso en Santidad!

El Eterno reina por ser Dios, y en pilar de nube habló,
a sus sacerdotes que Su Ley se esforzaban por guardar.
De ellos fueron Moisés y Aarón, quienes diéronle loor;
también Samuel Su nombre invocó, contestó Dios su oración.

Tú les respondías oh Señor, fuiste un Dios perdonador.
Y Tú corregías su mal obrar, pues recto eres en juzgar.
Siendo Rey confirmas la equidad, y restaura su verdad.
¡Del Eterno Dios Su nombre exaltad! ¡Majestuoso en Santidad!

Con voz alegre a Dios cantad!

Número 53


¡Con voz alegre a Dios cantad, Oh de la tierra morador!
¡Venid con gozo frente a Él, Servidle con todo fervor!
Reconoced que Él solo es Dios, sin nuestra ayuda nos formó;
nos da sustento y protección, porque Él es nuestro Pastor.

¡Con voz de gracias hoy venid, con gozo en su templo entrad!
¡Su nombre alegres bendecid, Él lo merece de verdad!
Porque el Eterno bueno es, Su gran bondad perdurará;
y su verdad firme será, por toda la eternidad.

De tu amor y equidad quiero cantar

Número 54

A Ti, ¡oh Dios!, de tu amor y equidad quiero cantar.
Yo sabiamente en senda perfecta quiero andar.
¿Oh cuándo a mí te dignarás venir por caridad?
Yo en mi casa andaré en sincera integridad.

Ante mis ojos nada injusto yo toleraré.
Del extraviado su obra odio, no me afectará.
Al de perverso corazón de mí apartaré;
el que sea dado a la maldad, conmigo no andará.

Al que a su prójimo en secreto infama destruiré,
al vanidoso y altanero yo no sufriré.
Sobre los fieles mis ojos pondré para que así conmigo estén:
me servirá el de perfecto andar.



El fraudulento en mi casa no ha de vivir;
y en mi presencia el mentiroso no se afirmará.
Sí, de mañana a los malvados yo he de destruir;
y en la ciudad del Dios Eterno inicuo no entrará.

¡Oh alma mía, bendice a Dios!

Número 55

¡Oh, alma mía bendice a Dios! Su nombre santo alabad;
y no olvides sus bondades, Para quien le ama en verdad.
Todas tus culpas perdona Él, y sana tu enfermedad.
De morir te rescata el Señor, y te llena de su amor.

¡Oh, alma mía bendice a Dios! Cielos su nombre alabad;
porque no nos ha pagado Él, conforme a nuestra maldad.
Tan alto como el cielo está, así de alta es su bondad.
¡Cuán lejano el este del oeste, nuestras culpas alejó!

¡Oh, alma mía bendice a Dios! Ángeles su nombre honrad;
pues su trono en el cielo está, de donde gobierna Él.
A todos los oprimidos, hace justicia el Señor.
Pues tan alto como el cielo está, así de grande es su amor.

¡Oh, alma mía bendice a Dios! Porque eterna es su bondad;
compasivo como un Padre es, con los que atienden su voz.


Del hombre sus días cortos son, como la hierba y la flor;
pero de la muerte lo libra Él, y lo colma de su amor.

Todo hombre alabe a Dios

Número 56

Todo hombre alabe a Dios, por sus proezas y su piedad.
Porque sacia al que tiene sed, y al que tiene hambre bienes le da.
Por haber resistido a Dios, algunos en sombra de muerte están.

Porque Él las prisiones abrió, y salvó al que estaba en oscuridad.
En su angustia clamaron a Dios, y Él con su Palabra los preservó.

¡Oh, que le dieran gracias a Él, con voa de alabanza y júbilo!
Los que surcan en naves el mar, han contemplado las obras de Dios.

El saber principia temiendo a Dios

Número 57

De corazón doy gracias al Señor; de los justos en su congregación.
Grandes las obras del Eterno son, dignas de gloria y honor.


No tiene fin su justicia y bondad, maravillas hace Él,
y así sabemos que el Eterno es, lleno de gracia y piedad.

A quien le teme Dios proveerá; su pacto nunca Él olvidará.
Mostró a su pueblo obras de gran poder, pueblos extraños les dió.
Sus obras son verdad y equidad, fieles su preceptos son.
Hechos en rectitud y verdad, por siempre perdurarán.

Él a su pueblo envió redención; por siempre su pacto Él ordenó;
seguro y firme es por la eternidad; Dios santo y temible es.
El saber principia temiendo a Dios, eterno es su loor;
sus leyes imparten gracia y saber a quien obediente es.

Cuando de Egipto Israel salió

Número 58

Cuando de Egipto Israel salió, en donde esclavo fue,
cuando la casa de Jacob su estancia trasladó.
Su santuario hizo de Judá y su dominio Israel.
Al verlos el mar prestamente huyó; retrocedió el Jordán.

Los montes dieron saltos como carneros,
¿por qué huiste oh mar, y tú, oh Jordán, por qué volviste atrás?
¿Por qué, ¡oh montes!, saltasteis tal como carneros?
¿Y por qué vosotros collados como corderos?

Ante la faz del Eterno tiembla, ¡oh Tierra!
Ante la faz del Dios de Jacob, y el Dios de Israel.



Quien hiciera de la dura roca agua brotar,
y en fuente de aguas cambió el pedernal con su grande poder.

¡Oh, cuánto amo tu ley!

Número 60

¡Oh, cuánto amo tu Ley! Siempre conmigo está;
es mi meditación. Todo el día sin cesar.
Yo contuve mis pies, de andar en la maldad.
Me han hecho más sabio, tus mandatos, Señor.

tengo más comprensión que los de más edad.
Tus preceptos me dan, el camino a seguir.
Puedo odiar la maldad, por amor a tu Ley.

ella me hace más sabio, que el que mi enemigo es.
¡Oh, cuán dulces me son, tus palabras mi Dios!
De tus juicios, Eterno, nunca me apartaré.

En mi angustia yo clamé a Dios

Número 61

En mi angustia yo clame a Dios y Él me respondió,
de engañosa lengua y del mentiroso líbrame;
Oh engañosa lengua ¿con qué se te ha de pagar?
Con saetas del valiente y brasas de enebro.


¡Ay de mí que en Mesek por tanto tiempo he de morar!
¡Ay de mí porque en las tiendas de Quedar he de habitar!
Mucho he morado ya, con quienes odian la paz;
Que si yo de paz les hablo, ellos hablan de guerrear.

Alzo mis ojos al Monte de donde auxilio vendrá,
de quien hizo cielo y tierra mi socorro llegará;
tu guardián no dormirá, tu pie no resbalará;
no, no duerme ni dormita el guardián de Israel.

A tu diestra Él sombra es y fatigado no serás,
con el sol ni con la luna pues Dios te cubrirá.
Él tu entrada guardará, tu salida cuidará;
Él es Dios quien cuidará de ti hoy y siempre jamás.

Mis ojos al Monte elevaré

Número 62

Mis ojos al monte elevaré, ¿de dónde mi ayuda vendrá?
Vendrá de mi Dios y Señor, quien el cielo y tierra creó.
Él tu guía será, y tu pie no resbalará;
Dios, el guardián de Israel, no dormita, ni dormirá.

Como tu guardián Él será sombra a tu diestra;
de día el sol no te dañará, ni la luna de noche.
Él te guardará, y de tu alma cuidará;
tu entrada y salida, Él por siempre protegerá.



Si Dios no edifica el hogar

Número 63

Si Dios no edifica el hogar trabaja en vano el constructor;
si Dios no guarda la ciudad, vela en vano el guardián.
En vano al alba os levantáis y tarde os vais a reposar,
y aunque de angustias pan comáis Dios al que ama sueño da.

Los hijos son de Dios el don, de su alta estima y bondad;
para el guerrero flechas son, los hijos de su mocedad.
El que su aljaba llenado ha de tales flechas dichoso es,
y no tendrá vergüenza al ver su enemigo ante él.

Feliz es quien teme al Señor y que en sus sendas andará,
al comer él de su labor feliz será y prosperará.
Como vid su mujer será y como olivos sus hijos,
el hombre quien teme a Dios, recibirá su bendición.

Él es por siempre fiel

Número 64

Oh dad gracias al Señor; al Dios de dioses alabad.
De proezas obrador; ¡la Tierra extendió sobre el mar!
A Dios load por su bondad; por maravillas que hizo Él
Su gran bondad perdurará; ¡Él es por siempre fiel!

Oh dad gracias al Señor; lumbreras grandes hizo Él.
Para el día hizo el sol; para la noche la luna.



Oh dad gracias al Señor; al que salvar a Israel.
Dividiendo el mar en dos, y haciéndolo pasar por él.

Oh dad gracias al Señor; al que a reyes destruyó;
en el mar a Faraón, salvando así a Israel.

Junto al río de Babilonia

Número 65

Junto al río de Babilonia nos sentamos a llorar,
acordándonos de Sión, y nuestras arpas al colgar.
Los captores pedían nos "¡Cantad un cántico de Sión!"
¿Cómo podríamos cantar en esa tierra de aflicción?

Pierda mi diestra su destreza, si olvidara a Jerusalén;
si de ti no me he de acordar, deje mi lengua de hablar.
Mas siempre fue un gran placer recordar tus ríos oh Sión;
pues de aliento fue a nuestro ser pensar en ti, nuestra nación.

Contra los de Edom recuerda cuando así dijeron, oh Dios;
"¡A Jerusalén arrasad, destruidla, con ella acabad!"



¡Oh tu hija de Babel! Que a tu ruina veloz vas;
sea feliz quien te pague a ti el mal que nos hiciste.

¡De corazón te alabo, Señor!

Número 66

¡De corazón te alabo, Señor!
Ante los dioses a Ti cantaré.
Hacia tu templo me postraré,
dándote gracias por tu grande amor.

Tu nombre sobre todo es mayor.
Respuesta obtuve cuando a Ti acudí;
me has dado de tu fuerza, ¡oh Señor!
Te alabarán reyes que oigan de Ti.

De tus caminos ellos sabrán,
y de tu gloria, ¡oh Dios!, cantarán.
Dios aunque excelso es, al pobre oirá;
mas al altivo Él desechará.

Aunque en peligro llegue a caer,
Tú con tu diestra me protegerás,
y tu desingio en mí cumplirás.
Tu amor por siempre ha de permanecer.

¡Señor, oye mi oración!

Número 67


¡Señor, oye mi oración! Pon a mi ruego atención.
Y responde en tu verdad y en tu integridad.
Con tu siervo no entres Tú en litigio, pues yo sé
que no hay ser humano, que justo sea ante Ti.

Mi enemigo tan hostil, perseguido mi alma ha;
mi vida postrada está, de miserias mil.
Moro en oscuridad como los que muertos son;
desfallece de ansiedad, ¡ay mi corazón!

Del pasado me acordé; en tus obras medité;
las obras que hicieras Tú yo consideré.
Mi alma por Ti siente sed como tierra en secadal
óyeme presto, Señor, o pereceré.

¡Apresúrate Señor! No te escondas más de mí;
no sea que venga a morar en sepulcro vil.
Haz que yo pueda oir, Tu bondad en el albor.
A Ti elevo mi clamor ¡Yo confío en Ti!

Dios enséname para saber

Número 68

Dios, enséñame para saber por donde andar,
pues a Ti mi voz elevo, líbrame de la maldad.
Vengo a Ti buscando abrigo muéstrame tu voluntad,
porque Señor mi Dios eres y Tú me has de guiar.



Por tu nombre avívame y líbrame de aflicción,
llévame a tu refugio, y por tu grande bondad
corta a mis enemigos que son mi consternación;
porque Señor soy tu siervo y Tú eres equidad.

¡Señor, tú eres mi Dios, mi Rey!

Número 70

¡Señor, Tu eres mi Dios, mi Rey! Te exaltaré y proclamaré.
Tu nombre en las edades, bendeciré y alabaré.
Dios es muy grande y digno, inmensa en Él es su bondad,
y su clemencia y equidad, mas para airarse lento es.

Para con todos bueno es Dios. Sobre sus obras su piedad.
Te alaben tus obras, ¡oh Dios! Bendígante tus santos.
De tu gran reino hablarán, y tus proezas contarán.
Y a conocer así darán, tu reino y tu majestad.

¡Aleluya, a Dios!

Número 71

Cantadle al Eterno, de alabanza canción;
no confíeis en el hombre, en quien no hay salvación.
¡Aleluya, a Dios! ¡Él es quien reinará!
Reinará eternamente, ¡Nuestro Rey y Señor!

Cantadle al Eterno, elevadle oración;
Él creó cielo, tierra, mar y todo cuanto hay.



Cantadle al Eterno, esperad sólo en Él;
hace a todos justicia, por siempre será fiel.

¡A Dios load!

Número 72

¡A Dios load, oh a Dios load! ¡Oh cielos y alturas a Dios alabad!
¡Loadle ángeles, huestes todas. Loadle sol, luna y estrellas también!
¡Cielo de cielos aguas de arriba todos el nombre de Dios alabad!
Al ordenarlo fueron creados, les dio leyes que traspasar no podrán.

¡A Dios load, oh monstruos marinos, fuego y granizo cumpliendo su voz.
Nieve y vapor, collados y montes, todo árbol frutal, cedros loémosle!
¡Bestia y ganado, aves reptiles, jueces, y reyes, pueblos, príncipes,
mozos, doncellas, ancianos niños, el nombre de Dios todos alabad!

¡A Dios load, oh a Dios load! ¡Oh cielos y alturas a Dios alabad!
¡Loadle pues su gloria es más alta que toda la tierra y el cielo también! !
Dios elevó el poder de su pueblo, de éste su alabanza exaltó,
ellos son pueblo a Él cercano los hijos de Israel, ¡a Dios load!



Mi roca y fortaleza es Dios

Número 74

Mi Roca y fortaleza es Dios, mi ayuda y mi Libertador;
en Él confío mi escudo es, mi alto refugio y Salvador.
A el Eterno invocaré, quien digno es de loor;
y protegido yo seré, del que mi adversario es.

En mi angustia llamé a Dios, clamé al Eterno con fervor;
desde su templo oyó mi voz, atento estuvo a mi clamor.
En noche oscura descendió, de celestial morada;
montado sobre un querubín, en alas del viento voló.

Él sus saetas disparó, sus enemigos dispersó;
desde los cielos Él habló, relampagueó y destruyó.
Envió de lo alto y me tomó, de aguas me sacó;
de los que me odian me libró, aunque son más fuertes que yo.

¿Quién si no a Dios debo adorar? ¿Quién sino Dios nuestro escudo es?
¿Quién otro nos puede salvar? ¿Qué otra Roca hay fuera de Él?
Confié tan sólo en el Señor, Vencí a mis adversarios;
con el Eterno a mi favor, sus altos muros escalé.

¡Omnipotente Rey, ven!

Número 75

¡Omnipotente Rey, ven!
A Ti elevamos la voz en gratitud;


Padre glorioso y victorioso,
ven y reina en nos Eternos Dios.

¡Verbo Encarnado ven!
De los ejércitos el Dios,
Defiéndenos. Ven y bendícenos,
prospera tu verdad.

¡Oh Dios de santidad! Escúchanos.
¡Santificado Dios ven! Danos un limpio corazón;
El guía sé De nuestra voluntad. Potente Espíritu,
Por la eternidad Sé Tú con nos.

Trompeta en Sión tocad

Número 76

Trompeta en Sión tocad, ha llegado el día de Dios;
tiemblen pueblos en el día de nubes y tinieblas;
numerosa tropa es, nunca ha sido cosa igual;
devorando viene como el fuego y nada escapará.

Fuego devorante él, llamas deja tras de sí;
Tierra que era como Edén vendrá a ser desolación;
ruido como carros y como de caballos es;
devorando viene como el fuego y nada escapará.

Se desmayan ante él, porque corre con valor;
desfilando a una van sin su puesto abandonar;



como guerreros que son los muros escalarán;
y atacarán como soldados y avanzarán.

Caen pero sin morir, cuando atacan la ciudad;
corren por el muro, escalan casas y ventanas;
tiembla la tierra ante él, se estremece el cielo;
luego habla Dios y el sol y luna dejan de brillar.

¡El dia del Señor!

Número 77

El día del Señor, he aquí, pronto llegará.
Contra de Jerusalén a las naciones reunirá.
De la ciudad se apoderarán y las casas saquearán.
Luego contra estas naciones, el Eterno peleará.

En el gran día de Dios, el Señor descenderá.
Sobre el Monte de Olivos, y luego en dos lo partirá.
Formará un valle grandísimo; por el valle escaparéis.
Pues el Eterno será Rey, y de Él súbditos seréis.

En el gran día de Dios ni día ni noche habrá;
Mas habrá luz al atardecer y un día para Dios será.
Aguas vivas brotarán de Sión, hacia oriente y occidente.
Luego el Eterno será Rey, ¡Y Él solo será Dios!



He aquí el día vendrá cuando obedecerán;
y todos los que sobrevivan a Jerusalén irán
de año en año la Fiesta de Cabañas a celebrar;
habrá entonces un Dios y Rey, y a la Tierra Él regirá.

Id por todo el mundo

Número 78

Id por todo el mundo en derredor y el evangelio predicad,
enseñad a las naciones a guardar lo que os he dicho.
En nombre del Padre bautizad, del Hijo y Santo Espíritu
y yo con vosotros estaré de este mundo hasta su fin.

Quien creyere y se bautice será salvo y los otros no;
y estas señales seguirán a los que en mí creyeren;
demonios en mi nombre echarán, ninguna cosa les dañará,
sobre enfermos sus manos pondrán y sanos ellos serán.

Después de que Cristo hablara así hacia el cielo en nubes ascendió;
donde su Padre le recibió sentándolo a su diestra.
Predicando se fueron de allí sus discípulos por doquier,
con las señales que Él prometió Sus palabras confirmó.

No a muchos sabios llama hoy Dios


Número 79

No a muchos sabios llama hoy Dios, Ni a muchos de los nobles;
Ni muchos poderosos son, a quienes Él llama.
Hijos sois de Dios, no por fuerza vuestra;
pues aún del hombre su saber, necio es ante Dios.

Dios del mundo escogió, lo necio, vil y débil;
al despreciado eligió Él, así no habría alardes.
los escogidos en Jesús, vencerán al fuerte.

Aún lo insensato de Dios, más sabio es que el hombre;
aún lo débil de Dios, más fuerte es que el hombre.
vuestro jactar sea en Jesús, no en vosotros mismos.

De ti grandes cosas se hablan

Número 80

De ti grandes cosas se hablan de mi Dios, ¡oh Sión ciudad!
Quien es grande en fidelidad te formó para en ti morar;
En la Roca Eterna afirmada ¿Quién removerte podrá?
De gran salvación rodeada, puedes confiar que el mal no te vencerá.

Ved los ríos de aguas vivas brotando del eterno amor,
sacian a hijos e hijas de necesidad no hay temor.



Con tal río, ¿quién desfallecerá? Pues su sed les saciará.
Gracia, como la que Dios provee, nunca por las edades les faltará.

Ved la nube y su esplendor sobre cada habitación,
¡Es la gloria y la protección de quien es nuestro Redentor!
De ti grandes cosas se hablan, de mi Dios, oh Sión ciudad;
quien es grande en fidelidad, te formó para en ti morar.

¡Oh Eterno, Omnipotente Dios!

Número 81

¡Oh Eterno, Omnipotente Dios!
Tú que entre orbes reinas con poder,
inclínate a oir la humilde voz;
nuestra oración hoy dígnate atender.

Defiéndenos del enemigo cruel;
de nuestras faltas sé la corrección;
nuestro servicio sea siempre fiel;
y sé de nos la grande salvación.

En ese día de grande conmoción,
final trompeta aguda sonará;
Cristo a la Tierra triunfante vendrá,
y al vencedor dará su galardón.


Firmes y adelante

Número 82

Firmes y adelante, huestes de la fe, sin temor alguno, que Jesús nos ve.
Jefe soberano, Cristo al frente va, y la regia enseña, tremolando está.

Al sagrado nombre de nuestro Adalid, tiembla el enemigo y huye de la lid.
Nuestra es la victoria, dad a Dios loor, y óigalo el averno lleno de pavor.

Muévese potente, la Iglesia de Dios; de los ya triunfantes marchamos en pos;
somos sólo un cuerpo, u uno es el Señor, Una la esperanza, y uno nuestro
amor.

Tronos y coronas pueden perecer. De Jesús la Iglesia fiel habrá de ser;
nada en contra suya prevalecerá, porque la promesa, nunca faltará.

¡Load a Dios el Rey Omnipotente!

Número 83

¡Load a Dios, el Rey Omnipotente y Creador!
¡Le alabo pues Él me sana y es mi Salavador!
Esto oíd, y a su templo acudid;
¡únanse a mi loor!



¡Load a Dios, quien gobierna con gran majestad!
¡Bajo sus alas te alberga con suma lealtad!
Sabido no has, que Él no desecha jamás,
¡A quien le ama de verdad!

¡Load a Dios, que te hiciera con sabia maestría!
¡Te da salud y con mano amorosa te guía!
En tu aflicción siempre te dio protección.
¡No te olvidó ni un día!

¡Load a Dios, todo mi ser anhela alabarle!
¡Todo viviente venga presto honor a darle!
Que un Amén, salga de ellos también;
¡Todos queremos loarle!


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