2. «Así pues, si habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Aspirad a las cosas de arriba, no a las de
la tierra. Porque habéis muerto, y
vuestra vida está oculta con Cristo en
Dios. Cuando aparezca Cristo, vida
vuestra, entonces también vosotros
apareceréis gloriosos con él»
Colosenses 3:1
3. “Una noche, un avión
cruzaba el océano Atlántico.
Los pasajeros estaban
disfrutando de la cena, se
escuchaba una música suave
y la atmósfera era relajada y
serena.
De pronto, los sistemas de
comunicación y dirección
del aparato fallaron y el
panel se quedó en blanco. El
ingeniero de vuelo no pudo
reparar la avería.
4. . El piloto se sintió preso del pánico.
¿Cómo iba a conseguir llegar a su destino?
Estaba sobrevolando el océano en una noche
oscura sin señales que le guiaran. Pidió a la azafata
que averiguara si entre los pasajeros había algún
experto en electrónica.
5. Después de unos instantes de ansiedad, entró un
pasajero en la cabina.
“¿Es usted experto en electrónica?”, preguntó el piloto.
“No, señor”, respondió el pasajero.
“No se absolutamente nada de esas cosas”. “Entonces,
¿qué est{ usted haciendo aquí?”, preguntó el piloto.
“Dígame cu{l es el problema. Quiz{ pueda ayudarle”,
indicó el pasajero.
El piloto gritó furioso:
“¡Si no sabe nada de
electrónica, salga de la
cabina. No me sirve!”
6. El pasajero dijo serena y cortésmente: “Dígame, por
favor, cu{l es el problema. Creo que puedo ayudarle”.
“¿Es que no lo ve por sí mismo?”, saltó destemplado el
piloto. “ Todos los instrumentos han dejado de funcionar.
No sabemos dónde estamos. Nos encontramos perdidos
sobre el océano en medio de la noche”.
“Bien, pero yo puedo ayudarle”, dijo el pasajero.
“Conozco algo que nunca falla. No ha fallado nunca en el
pasado ni fallar{ en el futuro”.
7. El piloto clavó en él su
mirada incrédulo.
“¿De qué est{ hablando?”,
preguntó.
“El cielo, amigo”, repuso el
extraño.
“Las estrellas nos guiarán.
Muéstreme su mapa de ruta
sobre el océano y nuestro
punto de destino”.
8. El pasajero, una persona de aspecto corriente, era
astrónomo. Se sentó junto al piloto con el mapa en
su regazo y los ojos clavados en el cielo. Firme y
hábilmente, dirigió el vuelo. Al amanecer, el avión
aterrizaba puntual en su destino.
Pedro Ribes, .Nuevas parábolas y fábulas
9. Cuando las señales que nos guían
normalmente por los caminos de la vida
se pierden, o no existen, como pasa en los
desiertos, en las llanuras inhóspitas o en
los mares inmensos, la humanidad
siempre ha recurrido a las señales fijas y
estables que nos ofrece «el firmamento».
10. En este año que est{ comenzando… entre
planes, planillas… Nos ponemos frente a Dios,
y nos preguntamos…
¿Dónde estoy poniendo la mirada?
¿Me acuerdo de «levantar» la mirada al
firmamento y dejar ver entre los problemas
y las dificultades, esas señales fijas y
estables que nos ofrece «el firmamento»?
11. “No les pido ahora que piensen en El, ni que saquen
muchos conceptos, ni que hagan grandes ni delicadas
consideraciones con el entendimiento; sólo les pido
que le miren. Aunque sea por un rato, si no pueden
más. Pero acaso si pueden mirar cosas muy feas ¿no
pueden acaso mirar la cosa más hermosa que se pueda
imaginar? Pues nunca, hijos míos, quita nuestro
Señor los ojos de nosotros… ¿y es acaso mucho pedir
que quitando los ojos de estas cosas exteriores, le
miren algunas veces a El? Miren que no está
aguardando otra cosa, sino que le miremos”
STJ (C 26,3)
12. NO
FIJÉIS
No fijéis los ojos en nadie
más que en Él (x3)
No adoréis a nadie, a
nadie más que a Dios(x3)
Porque solo el nos
sostendrá (x3)
No fijéis los ojos en nadie
más que en Él
No adoréis a nadie, a
nadie más que a Dios
Porque solo el nos
sostendrá
¿y es acaso mucho
pedir que quitando
los ojos de estas
cosas exteriores, le
miren algunas
veces a El?
STJ