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1. Seguir viviendo
Es ahora cuando sonrío, el sol me ofrece sus últimos rayos, y estos
cansados, casi ya no iluminan el salón. Todo es maravilloso. Cojo el abrigo
para protegerme del brusco cambio que sucederá allí fuera, cuando la
noche con paso firme no se apiade de nadie. Continua mi inmensa ilusión
que supera con creces, las noches de Navidad que están por llegar, y que
poco a poco asoman en el calendario, el mismo que ya soportó mis días
oscuros en silencio. Se cierra la puerta, se abre la realidad, solo depende
de mí, que todos esos sueños, interrumpan mi camino, recordándome el
sentido de vivir, el sentido de existir. No paro de recoger ideas, las
palabras de todos ellos se repiten consecutivamente, y la magia, esa
magia que me hizo volar de la oscuridad, que tú me construiste a través
de mis miedos y mi inseguridad, es la que me guía y transporta hacia la
más pura felicidad.
Ya estoy allí fuera, el desfile de todos ellos solo acaba de empezar, de vez
en cuando se empaña con alguna estupidez tuya, que choca con mi forma
de entenderte. Pero me es indiferente, hoy ellos han venido para que no
deje de volar, de soñar… de vivir.
Todo es fantástico, y sin embargo hay algo, que no nombré hasta ahora,
porque para mí era demasiado evidente. Sin duda, hay algo de lo que no
puedo escapar, sé que está escondido en los hechos, en las palabras, que
se camufla, que se muestra indirectamente. Ahora sé también que
adquiere demasiada fuerza, cuando ellos, todos ellos, flaquean, dejan de
aparecer, en definitiva, no muestran ya la realidad. Se han apagado y tú
con él apareces más fuerte que nunca, para recordarme igual que ellos
antes, que vuele, pero que dejaré de volar, en cuanto dejé de creer en lo
que me están transmitiendo.
Comienza mi retorno, al estar todo ya apagado, y al no poder aferrarme a
nada de fuera, decido volver, para poder llegar a donde comenzó todo
esto, porque sé que si vuelvo, algún día se volverá a repetir lo acontecido,
aunque nunca de la misma forma.

2. Ahora también sé que me equivoqué, que tú eras alguien solo cuando yo
no lo era, y que aquel que te acompañó desapareció contigo, porque no
os hice caso y nunca dejé de volar.