Este documento discute la transición a la televisión digital en España y Chile. Señala que España completó su apagón analógico en 2010 y ahora transmite solo en formato digital terrestre. En contraste, Chile ha retrasado repetidamente la ley para su apagón analógico y no ha logrado articular el tema con innovación y ciencia. El autor argumenta que Chile debería pasar de ser solo un consumidor a ser también un productor de tecnología digital.