El documento argumenta que la historia ha ocupado un lugar subordinado en la historia universal y que se ha recurrido a una memoria selectiva que valida el conocimiento occidental, deshistorizando y deslegitimando África. Para contrarrestar esto, propone realizar un análisis histórico más objetivo de África a través de una perspectiva balanceada, enfatizando los aspectos epistemológicos endógenos africanos y reconociendo la centralidad de los sistemas culturales africanos.