El documento habla sobre el anonimato en Internet, especialmente en los chats. Resalta que el anonimato ofrece una sensación de libertad al permitir que las personas se comuniquen sin revelar su verdadera identidad, pero también conlleva peligros como el engaño y las citas arregladas que han derivado en violaciones. El documento concluye que el anonimato tiene ventajas al permitir la desinhibición, pero también es importante educar a los usuarios sobre sus riesgos.
“Antropología y tecnología una película de ciencia ficción una película que s...
El anonimato en Internet y los peligros de los chats
1. El anonimato en la red.
Jara Santamaría Cebollero
Grupo 53
Comunicación y Participación Ciudadana en la
Red
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2. Índice
Introducción: P. 3
1. Una nueva forma de comunicación: P.3
2. Los peligros del chat: P.5
Conclusión: P.6
Bibliografía: P.7
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3. Introducción
En el día a día, tenemos nombres y apellidos. Desde el momento en que nos
levantamos y vamos a desayunar, nuestros familiares o compañeros de piso nos saludan
con nuestro nombre. Vamos al trabajo, o a la universidad, y la situación se repite. Lo
mismo ocurre, incluso, cuando salimos por la calle o nos tomamos un café.
Y es que no se trata sólo del nombre. Éste sólo es uno de los muchos rasgos que
forma parte de nuestra identidad. Nuestra apariencia, nuestra profesión, nuestra familia...
son características que condicionan no sólo nuestra personalidad sino también lo que la
gente espera de nosotros. Se espera, por ejemplo, un comportamiento diferente de un
empresario prestigioso que de un voluntario de una ONG, aunque para ello muchas veces
recurramos al estereotipo.
No obstante, es prácticamente imposible conocer del todo a una persona. Cada
persona, en cuanto es singular e irrepetible, resulta totalmente imprevisible. Por mucho
que creamos conocer a alguien, nunca podremos estar seguro de lo que siente, lo que
piensa acerca de un determinado asunto, ni cómo le gustaría actuar. Pero quizás gracias al
estereotipo, a la convención social, podemos prever cómo debe y va a actuar.
Cada persona, por decirlo de otra manera, conoce el rol que le es “asignado” y lo
asume. Acepta qué debe o no hacer, no ya sólo condicionada por el código ético de su
sociedad sino también de su clase, su familia etc.
Sin embargo, ¿qué ocurriría si pudiera, por un momento, desprenderse de ese rol?
Podría, por ejemplo, salir a la calle con un pasamontañas y actuar según sus verdaderos
intereses. No obstante, llamaría un poco la atención. La verdadera “libertad” se hallaría en
un lugar donde todos llevaran pasamontañas, donde todos pudieran hablar y decidir lo que
quisieran sin ser prejuzgados por una apariencia y un nombre.
Pues bien, ese lugar existe. Existe y es cada vez más demandado. Es, por supuesto,
Internet. Un espacio donde la gente se relaciona bajo la protección de su pseudónimo.
Donde –a priori- todo está permitido.
Es el lugar idóneo para el anonimato.
Pero, ¿es todo tan positivo como puede parecernos a simple vista?
1. Una nueva forma de comunicación.
Los chats se han convertido en la principal manera de interactuar unos con otros
sin mostrar nuestra
verdadera identidad.
Existen otras
herramientas, como los
foros o el Messenger.
Sin embargo, quizás los
chats, gracias a sus
características, son
elegidos por la mayor
parte de los usuarios que
buscan conocer a gente
nueva.
La característica
que más los define es
precisamente las facilidades que aporta con respecto al anonimato.
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4. He podido encontrar algunos artículos que versaban sobre este tema, como por
ejemplo “El chat y el messenger: instrumentos de entrenamiento en comunicación para
tiempos de incertidumbre y baja atención”. Se trata de un artículo escrito por Roberto
Balaguer Prestes (psicólogo especializado en el impacto de las nuevas tecnologías), que
trata precisamente las consecuencias de los chats.
http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=209
Destaca la idea que ya hemos visto antes: “Si hay algo que caracteriza al chat es la
desinhibición y si existe algo que la alienta es el anonimato”. Es el mayor reclamo por
parte del chat. Pero la cuestión quizás más interesante es averiguar por qué resulta tan
atractiva la condición del anonimato, por qué resulta tan necesaria.
Como el autor dice y como ya hemos adelantado en la introducción, un individuo
se ve obligado a cumplir una serie de exigencias en el día a día. Es ese “rol” del que
hemos hablado. Entrar a un chat, por tanto, supone un paréntesis.
Camuflado tras la pantalla, bajo la protección de un pseudónimo, puede ser quien
realmente es sin miedo a represalias. Más aún, puede ser quien quiera ser. El anonimato
ofrece esa especie de fantasía,
mediante la cual no debes rendir
cuentas de tus actuaciones ni lo que
digas. Por un momento, puedes jugar
a ser un personaje.
Al entrar a los chats, elegimos
nuestro nick, nuestro color de letra, e
incluso podemos inventarnos una
apariencia física que resulte atractiva.
Nadie va a juzgarnos porque,
realmente, nadie va a saber si decimos
o no la verdad.
Como dice el autor, “El
anonimato por su parte, libera al individuo a la vez que lo deja a merced de sí mismo”.
Esto resulta una paradoja interesante. La persona que interactúa desde un chat, se ve
repentinamente liberado de presiones externas, y sólo ha de rendir cuentas a sí mismo, a
sus propios prejuicios.
Por otra parte, pone en relieve una idea que resume muy bien el comportamiento
de los usuarios frente al chat. Dice que la vergüenza es real y no virtual. Es decir, que es
la mirada censuradora, por poner un ejemplo, la que es capaz de hacernos sentir
culpables. Es algo tan sencillo como la popular frase de “no podría volver a mirarle a los
ojos”. Es precisamente la mirada, de un amigo o no, la que puede condicionar nuestra
manera de actuar. En el momento en que colocamos un obstáculo que nos aparte de esa
mirada, actuamos sin miedo.
Por eso Internet resulta tan importante. Un individuo puede mentir con total
tranquilidad porque sabe que lo peor que puede ocurrir es que descubran su farsa y
bloqueen sus conversaciones. No habrá de soportar su mirada, en la vida real. Dice el
autor “La vergüenza es real, no virtual. Los afectos no conocen de bites.”
Como ya hemos dicho, en el chat, la gente configura sus personajes según la
imagen que pretendan dar al resto de usuarios. Supone esto un despliegue de aspectos de
su personalidad que no puede darse en situaciones cotidianas. Así, son los aspectos
eróticos o agresivos los que más salen a la luz en estos contextos; aspectos que raramente
se pueden demostrar con libertad en la vida real.
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5. Por otra parte, todos intentamos destacar nuestros aspectos positivos, escondiendo
aquellos negativos. Todo esto lleva a una posterior decepción si se diera un encuentro
cara a cara, lo que pone en relieve la diferencia que existe entre realidad y virtualidad.
Es curioso, con todo esto, cómo la gente sigue entrando a los chats y buscando
conversaciones con gente que, como todos saben, puede estar mintiendo. El autor define
la actitud de los usuarios como un “juego con la incertidumbre”. Sabemos que pueden
mentirnos, a la vez que sabemos que algo de todo ello puede ser verdad. Jugamos con
ello, mentimos también. Intentamos, quizás, averiguar por nuestra cuenta qué parte de
todo lo que nos dicen es fiable, jugamos a descubrirnos.
Muchas veces las conversaciones se dejan guiar por impulsos, por lo que
queremos decir en cada momento, sin mirar a largo plazo puesto que es fácil que no
volvamos a coincidir con ese usuario con el que hablamos el otro día. No obstante,
también hay un sector de gente que repite la experiencia prácticamente a diario, refugiado
en el mismo pseudónimo.
En esos casos, desarrolla una personalidad, la perfecciona cada día y, de la misma
manera que se va dando a conocer, se conoce a sí mismo. Llegados a ese punto es cuando
al usuario le resulta difícil discernir realidad de ficción.
2. Peligros del chat
La problemática del chat llega más lejos que todo esto. No se trata ya sólo de
mantener conversaciones sin ser del todo sincero, ni de la decepción que puede conllevar
un encuentro cara a cara y descubrir que la persona no es tal y como se mostraba en la
pantalla.
El anonimato puede alcanzar una dimensión muy peligrosa, y es que no siempre
los usuarios mienten de manera inocente. Han sido ya varios casos de jóvenes
(especialmente chicas) que han mantenido relaciones virtuales con gente que aparentaba
ser de su edad y luego resultó ser un adulto que, una vez obtenida toda la información
necesaria acerca de ella, consiguió encontrarla.
Según un artículo en un periódico argentino
(http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=326733) el 25% de
los jóvenes que frecuentan un chat, vivieron una situación desagradable.
Se nombra, al principio del artículo, a una chica que fue violada tras haber
concertado una cita por Internet. La noticia aparece
completa en este enlace:
http://criticadigital.com/impresa/index.php
?secc=nota&nid=19627
Según dice, ella creyó conocer a un chico
y, en el momento de la cita, aparecieron tres
hombres, que la forzaron. Sin embargo, este es
sólo uno de los muchos casos que se dan. Dice
también la presidenta de la AVIVI (Asociación de
víctimas de violación), que en 2008 se han dado 10
casos de chicas violadas en una cita cara a cara tras
haber concertado una cita por Internet.
Esto no hace sino resaltar la peligrosidad de
una relación en la que nada podemos saber de la
persona que se esconde al otro lado de la pantalla. Se trata, por supuesto, de casos
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6. extremos. Sin embargo, que ocurra relativamente poco no implica que no ocurra. Es
necesario estar preparados para asumir que, en Internet, la gente miente.
La sociedad, afortunadamente, se ha concienciado de estos problemas y ha
lanzado campañas de sensibilización. Un ejemplo de esto es, de entre tantas, la campaña
de educación en el uso de Internet -> http://www.educared.pe/general/pro_art/1056/el-
defensor--los-peligros-del-chat/
También he encontrado diversos videos en youtube que muestran esta doble cara
del chat. http://www.youtube.com/watch?v=CaNxTG4P4LE (ojo con las citas en
Internet). Se trata de un video que advierte de la peligrosidad del chat y aconseja sobre su
buen uso.
Las medidas, sin embargo,
parecen insuficientes. La falta de
atención por parte de las familias
(según un sondeo realizado por la
SAP el 53% de los padres no sabe si
sus hijos tienen citas o contactos de
Internet), así como la falta de
conocimiento de los jóvenes que
llegan completamente desprotegidos a
los chats, siguen siendo verdaderos obstáculos a la hora de proteger a los usuarios de
situaciones tan desagradables como las que hemos nombrado antes.
Conclusión
El anonimato tiene una doble vertiente. Por un lado, supone una desinhibición
necesaria para la “libertad” de las personas que se ven continuamente coartadas por sus
exigencias sociales. Necesitan ese paréntesis para darse a conocer verdaderamente y, al
mismo tiempo, conocerse a sí mismos.
No obstante, es necesario conocer los peligros que los chats pueden conllevar,
para así ser precavidos y poder utilizar correctamente una herramienta que debería ser
más beneficiosa que dañina.
Todo cuanto necesitamos son más campañas de sensibilización, una mayor
información y educación de la red en los colegios, para así evitar situaciones dolorosas
como tantas y tantas que han ocurrido y, desgraciadamente, siguen ocurriendo hoy en día.
Es una situación que puede y debe cambiar. Conseguirlo está en manos de todos.
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7. BIBLIOGRAFÍA
Balaguer Prestes, Roberto, 2005, quot;El chat y el Messenger: instrumentos de
entrenamiento en comunicación para tiempos de incertidumbre y baja atenciónquot;. Ponencia
presentada en el marco de las VIII Jornadas de AIDEP, The British Schools, Montevideo,
2005. Disponible en el ARCHIVO del Observatorio para la CiberSociedad en
http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=209
http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=326733
http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=19627
http://www.educared.pe/general/pro_art/1056/el-defensor--los-peligros-del-chat/
http://www.youtube.com
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