1. Saturno: es el sexto planeta del sistema solar, es el segundo en tamaño después de Júpiter y es el
único con un sistema de anillos visible desde nuestro planeta. Su nombre proviene del dios romano
Saturno. Forma parte de los denominados planetas exteriores o gaseosos, también llamados
joviaonos por su parecido a Júpiter. El aspecto más característico de Saturno son sus brillantes
anillos. Antes de la invención del telescopio. Saturno era el más lejano de los planetas conocidos y,
a simple vista, no parecía luminoso ni interesante. El primero en observar los anillos fue Galileo en
1610 pero la baja inclinación de los anillos y la baja resolución de su telescopio le hicieron pensar
en un principio que se trataba de grandes lunas. Christiaan Huygens con mejores medios de
observación pudo en 1659 observar con claridad los anillos. James Clerk Maxwell en 1859
demostró matemáticamente que los anillos no podían ser un único objeto sólido sino que debían
ser la agrupación de millones de partículas de menor tamaño.
La Tierra es el tercer planeta del Sistema Solar; considerando su distancia al Sol, y el quinto de
ellos según su tamaño. Es el único planeta que se conoce en el que exista y se origine la vida. La
Tierra se formó al mismo tiempo que el Sol y el resto del Sistema Solar, hace 4.570 millones de
años.
El 71% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. Es el único planeta
del sistema solar donde el agua puede existir permanentemente en
estado líquido en la superficie. El agua ha sido esencial
para la vida y ha formado un sistema de circulación y
erosión único en el Sistema Solar.
La Tierra es el único de los cuerpos del Sistema Solar
que presenta una tectónica de placas activa:
Marte y Venus quizás tuvieron una tectónica de
placas en otros tiempos pero, en todo caso, se ha
detenido. Esto, unido a la erosión y a la actividad
biológica, ha hecho que la superficie de la Tierra sea
muy joven eliminando, por ejemplo, casi todos los
restos de cráteres, que marcan muchas de las
superficies del Sistema Solar. La Tierra posee un único satélite
natural, la Luna. El sistema Tierra-Luna es bastante singular
debido al gran tamaño relativo del satélite. La Tierra tiene una estructura
diferenciada en diferentes capas. Estas capas poseen diferentes composiciones químicas
y comportamiento geológico. Su naturaleza puede estudiarse a partir de la propagación de ondas
sísmicas en el interior y a través de las medidas de los diferentes momentos gravitacionales de las
diferentes capas obtenidas por diferentes satélites orbitales.