La escultura griega se desarrolló desde las kores y kuros arcaicos, pasando por obras maestras de la transición como el Auriga de Delfos y el Discóbolo de Mirón, hasta alcanzar su cénit con Fidias, Policleto, Lisipo y Praxíteles. Más tarde, la escultura helenística incluyó obras como el Laocoonte y sus hijos, la Victoria de Samotracia y la Venus de Milo, cuyos logros influyeron en escultores posteriores como Miguel Ángel, Bernini