1. SER MISIONERO DE LA ESPERANZA EN VEINTE PUNTOS
PRESENTACIÓN
Queridos Misioneros:
Los “Veinte Puntos” que os escribo a continuación son “lo esencial” de un Misionero de la
Esperanza; de tal forma que para ser admitido en la Vinculación a MIES se necesita la
aceptación, en la mente y en el corazón, de todos estos puntos y una prueba vivencial de estar
ya intentando, seriamente, vivirlos con todos sus detalles.
Se acepta la acomodación legítima de estos puntos a cada uno en particular.
Para emitir las Promesas hay que demostrar que se viven ya TODOS con bastante
perfección. Y para los Votos, se necesita una vivencia de los mismos, durante años, en actitud
responsable de quererlo vivir.
Se supone que en todas estas etapas se tendrán fallos e imperfecciones, como cosa lógica de
nuestra debilidad.
Os quiere,
DIEGO ERNESTO WILSON.
PUNTO I
ENAMORADO DE CRISTO
Un enamorado de CRISTO, descubierto y manifiesto por una fe viva y cultivada.
CRISTO como ideal, pero, más aún, como persona viva, hermano, amigo, esposo.
CRISTO en el alma habitada por El.
CRISTO en la Eucaristía vivida, recibida, participada, acompañada con espíritu reparador.
CRISTO aprendido e imitado al detalle, conociendo su Evangelio, que lee asiduamente.
CRISTO amado en sus imágenes.
Un Mies debería tener siempre un crucifijo y una fotografía de su imagen en su hogar y en su
persona.
Y él vive crucificado con su amado Jesús, con vida de mortificación y austeridad testimonial.
PUNTO II
ENAMORADO DE MARÍA
Un enamorado de María, profundizando en todo lo que la Iglesia nos enseña sobre ella.
Formado en mariología y sencillo como el pueblo, que es mariano por instinto.
Intenta imitar las actitudes de MARÍA en su sencillez, disponibilidad para la voluntad del
Señor, servicio a los hermanos, cariño en los detalles. Así es Ella y así será el Mies que la ama.
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2. Piadoso con Ella en su culto y en sus imágenes. Reza diariamente el Rosario -u otra práctica
de piedad que le vaya mejor-, el Angelus, la Consagración Mariana. Tiene su imagen
venerada en su hogar y en su persona.
La ESPERANZA (Macarena) es la imagen de MARÍA para el Mies. En ningún hogar
debería faltar. El Mies la visita en el Centro Mies y en Sevilla con la frecuencia que pueda.
Extiende la devoción mariana entre todos los hombres, sobre todo entre los niños y los
jóvenes. Procura hablar con cariño de Ella, aunque con prudencia, según las etapas de nuestro
apostolado.
No falta nunca a los actos marianos de MIES de finales de mes y asiste a la sabatina semanal
del Centro Mies. Jamás falta a la peregrinación a Sevilla en el aniversario de la fundación de
MIES, el día 12 de octubre.
La devoción a María, cada uno la puede vivir como la descubre, con tal de tener estas líneas
de fondo y de dejarse orientar por los Responsables carismáticos de MIES.
En Comunidad, aceptará con amor lo que se haga en honor de María, aunque en privado siga
su devoción particular.
PUNTO III
AMOR DESINTERESADO
El Mies ama desinteresadamente:
- Siempre piensa bien de los hermanos.
- No es duro, sino indulgente y comprensivo.
- Jamás habla mal.
- No se queja nunca si no es amado o si no lo tienen en cuenta los demás. Pero él se desvive
por amar al detalle a todos los otros.
- Se olvida de sí en bien de los hermanos.
- Conoce los gustos de los demás, para ponerlos por encima de los suyos propios.
- Quiere siempre lo mejor para su hermano.
- Es muy cariñoso en el trato, cortés, amable, educado, fino.
- Atiende las necesidades de los demás.
- Va al hermano concreto. Lo busca. No espera que el otro venga a él.
- Todo lo comparte.
- No tiene partidos.
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3. - Ama a los que no son Mies y los ve a todos como hermanos.
- No tiene enemigos.
- Desea vivir la vida comunitaria en todas sus facetas y al estilo Mies.
PUNTO IV
SENCILLEZ
El cuarto punto es la sencillez. “Como palomas”, dijo el Señor.
Sencillez, que es lo contrario a la doblez, hipocresía, espíritu negativo en la crítica, rebeldía,
ironía, protesta, sospecha, complicado en actitudes y criterios, resabiado.
El Mies, sencillo como los niños, se fía de Dios y de los demás, aunque realmente haya
hombres que lo engañen. Es mucho más sencillo que astuto y sagaz.
Al Mies es preferible que “se la peguen”, a que “se las sepa todas”.
Dios hace maravillas con un alma sencilla, que se ponga en sus manos sin reservas de ningún
tipo. Pero no se confunda la sencillez con la inmadurez o el infantilismo irresponsable.
PUNTO V
OBEDIENCIA
El Mies perfecto es, ante todo, un cristiano heroico en la obediencia. Es lo primero y, sin
esta virtud, no hay un Mies, ni la Obra, como tal, subsiste.
Obediencia por motivos de fe; esto es, sólo a Dios. No se obedece porque lo mandado esté
bien, sino porque Dios lo manda, usando siempre de intermediarios legítimos. Porque
solamente se obedece a Dios, que “quiso obedecer a toda criatura”.
Es obediencia universal, o sea, que se obedece a todo, menos en aquellas cosas que con
certeza de fe son realmente pecados. Por eso no se obedece a lo que Dios no puede mandar:
pecado o mal claro y manifiesto del bien común.
Obediencia aun a las normas, a los puntos del Ideario, haciendo caso a Jesús que nos dice:
“...que quien cumpla aun los más pequeños detalles de la Ley será el mayor en el
reino de los Cielos”.
(Mt. 5, 17-19)
Se obedece aun a los deseos conocidos del Responsable. Se obedece con alegría, pues el
que obedece hace lo que más le agrada a Dios y da autenticidad a todas las demás virtudes. La
misma caridad, si no es revalorizada por la obediencia, puede ser egoísmo disfrazado.
Se obedece con prontitud, sin pereza, para que no pierda eficacia y oportunidad lo
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4. mandado. Se obedece siempre, mientras no venga otra orden contraria a la anterior. Se
obedece al detalle, con delicadeza y cariño.
Se obedece con libertad, pues se ha optado libremente por esta vida de obediencia por
parecernos al Cristo ”Siervo obediente”.
¿A quién obedece el Mies?
a) al Evangelio, según la interpretación de la Iglesia legítima
b) A la Iglesia: al Papa y al Obispo.
c) Esto concreta y especifica en su obediencia a MIES como Obra de la Iglesia.
d) en MIES la primera obediencia es al Carisma. Al Inspirador del mismo se debe
obediencia en todo lo carismático; o sea, en la “mentalidad Mies” para todas las cosas de la
vida Mies, sin excluir ninguna.
e) A los dos Responsables Mayores Mies y a cualquiera de los delegados suyos, como son
los Responsables de comunidades y de vocaciones específicas. No excluye de esta obediencia
el que los Responsables sean de mayor o menor edad, y pudieran ser tachados por algunos
como “desfasados” o “avanzados”. Si hay duda sobre la fidelidad en el Carisma por parte del
que manda, se acude al Inspirador o a su sustituto cuando él falte.
f) Al Director Espiritual en la vida espiritual en general, ascética y mística, sin concretar lo
propio de MIES; a no ser que el Director sea uno de sus Responsables.
g) A las autoridades humanas, solamente en su ámbito y siempre que sean cosas justas.
h) En la vida matrimonial se debe dar obediencia mutua entre los esposos.
Un Mies que sea responsable y obediente ya tiene casi todo hecho. Se debe fomentar en
MIES todo lo que ayude a conseguir Misioneros obedientes como Cristo, María y los Santos.
La obediencia del Mies es una consecuencia lógica de su fe y sumisión total a Dios, suprema
autoridad, legislador, padre e infinitamente sabio.
El Mies es obediente y, además de lo dicho:
- busca la obediencia;
- cuenta siempre con la obediencia;
- pide permiso en actitud de cumplir fielmente lo que se le diga, siempre que este “pedir
permiso” no sea índice de inmadurez y comodidad;
- no espera a que le manden;
- se manifiesta concretamente “disponible”;
- en la Dirección espiritual va “delante” del Director;
- no espera a que se le “empuje” en la generosidad;
- sabe que lo hecho bajo obediencia tiene más mérito que lo espontáneo;
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5. - tiene charla de conciencia frecuente con el Director Espiritual o con un sacerdote Mies.
La obediencia libera; no esclaviza cuando es cristiana, esto es, cuando:
1) Se opta por ella libremente, sabiendo hasta dónde compromete. Hay que renovar
continuamente esta opción libre por la obediencia, sobre todo en momentos difíciles.
2) Se hace por motivos de fe: obedezco a Dios. Y la autoridad es la primera que obedece.
3) Se busca la verdad “que hace libres”. La verdad es Dios que se manifiesta en la Iglesia y
sus representantes, mejor que en nuestros criterios, muchas veces egoístas.
4) Se hace por amor, que es lo que más libera.
Amor a Dios que se hizo obediente...
Amor a la Iglesia en bien de la unidad y eficacia de su misión.
Amor a los hombres en actitud de servicio. El “siervo” obedece por amor.
5) Se hace para alcanzar la humildad, despojándose del “yo” y del apego a uno mismo.
6) Se hace por vencerse en el egoísmo, que es lo más esclavizante.
7) Se hace con responsabilidad comunitaria y eclesial, con iniciativas propias, diálogos,
crítica constructiva, evitando toda postura cómoda, irresponsable.
8) Se obedece más al espíritu que a la letra, a no ser que las dos cosas sean inseparables.
9) Nunca se obedece a lo ciertamente malo.
10) Se sabe usar de la virtud de la “epiqueya” si se tiene realmente esta virtud, que adivina la
excepción permitida.
11) Se obedece porque es lo que más nos asemeja a Cristo, Siervo obediente, que ahí se hace
libre y libera a todos los hombres, que obedecen a Dios y no a los hombres. Si se debe
obedecer a los hombres en cosas buena, aunque parezcan “inútiles” a los criterios humanos, es
porque “Jesús se hizo obediente a toda criatura”.
PUNTO VI
AUTORIDAD COMO SERVICIO
Este punto complementa al anterior. Todos los Mies son, por vocación, educadores. Tienen,
por consiguiente, autoridad, ya se llame Responsable, Animador, Coordinador... Y deben
ejercer la autoridad como servicio, al igual que Cristo. No deben imponer por la fuerza y el
poder, sino por el convencimiento de la fe y de la verdad.
El “Superior” -que nunca se llamará así en MIES- es un hermano más que sirve a la
comunidad con un carisma unificador y revelador de la voluntad de Dios.
Pero él mismo no es nada de por sí:
- Generalmente, debe convencer más que mandar, aunque a veces deba ser fuerte en su
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6. autoridad por el bien de la comunidad y de la persona.
- Debe respetar los derechos de los demás, coordinando los derechos particulares con los de
la comunidad.
- Debe escuchar y tener muy en cuenta todas las sugerencias y críticas de la base.
- Nunca actúa en solitario, salvo cuando se trate de salvar lo esencial del Carisma Mies.
- No debe imponer “su verdad” sino la verdad de la Iglesia y de MIES, que surge con la
oración, el estudio y el diálogo, supuesta la humildad y la buena voluntad de todos.
- El es el primer obediente.
- No es ni autoritario ni permisivo.
- Sabe hacer “hacer”.
- No es paternalista.
- Pero no debe confundir la autoridad como servicio con el abandono de la autoridad, pues
esto ya no sirve para nada. Se acabó el servicio.
Para aprobar la obediencia de los Mies, la autoridad puede y debe, a veces, mandar cosas
difíciles en la materia o en el modo, siempre que se tenga ganada la confianza de los súbditos
con su amor y su desinterés total, buscando el bien común por encima de todo.
El mejor servicio que puede prestar la autoridad es que ésta no se deteriore por un falso
respeto a la libertad de los demás.
Si la autoridad se guía por el amor y la verdad, convencerá siempre, aunque a veces
disponga algo que no crea conveniente deba ser explicado a los demás.
La autoridad en MIES es de Dios y en Dios se ejerce como carisma de servicio en la
construcción del Reino. Dios “manda” en MIES y no el hombre, por revestido de autoridad
que esté.
Un Responsable que no ejerza la autoridad como Cristo, en humilde servicio, pero con
claridad y firmeza santas, debe ser destituido. Pero él no debe nunca renunciar. Espera a que lo
“echen” y sigue intentando hacerlo bien.
PUNTO VII
RELIGIOSIDAD
El Mies debe ser un hombre.
- Religioso y piadoso por excelencia.
- Con el don de Piedad en activo.
- Amante de la vida interior.
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7. - Que pone la oración y los sacramentos en el primer puesto.
- Que saborea el culto de la Iglesia.
- Que goza con las prácticas piadosas.
- Con devoción a las cosas sagradas.
- Que ve a Dios en la naturaleza y hace contemplación sobrenatural de todo lo creado, pero
que tiene sus preferencias con la Eucaristía y todo lo relacionado con ella.
- Está en contacto fraternal con los habitantes del Cielo.
- No sólo devoto en la liturgia, sino en lo que para el pueblo, religioso por naturaleza, es
manifestación de lo sobrenatural: procesiones, romería, otros cultos tradicionales, imágenes,
etc.
- Abierto a nuevas formas de cultos populares.
- Tiende a tener su turno fijo de oración en el Centro Mies para pedir por la Obra.
- Es un verdadero contemplativo, sin separarse de los problemas del mundo.
- Es hombre de oración gratuita, que no busca en ella más que dar gusto al Señor, ya que El
nos dice que sus “delicias” son estar con los hombres.
- No se deja llevar ni de las desganas ni de los “consuelos”.
- Hace oración de fe oscura, sencilla, sin método.
- Pero busca ratos expresos de oración, sin amararse ni a horas, ni a modo ni a lugar.
La oración, para nosotros, no es medio sino FIN.
PUNTO VIII
APOSTOLADO INFANTIL Y JUVENIL
En octavo lugar, la dedicación al Apostolado infantil y juvenil.
El Mies está totalmente disponible en este aspecto a lo que digan sus Responsables. No
todos los Mies podrán ni deberán dedicarse con igual intensidad al apostolado directo con
niños y jóvenes. Pero la Obra, como tal, debe llevar a cabo esta labor apostólica de suma
importancia en la Iglesia. Ella nos confía esta misión y MIES debe responder a ella.
El Mies, ya sea soltero, célibe o casado, debe estar siempre disponible, “sin pegas”, para
llevar apostolado directo o indirecto, en casos necesarios, con niños y jóvenes.
El Mies puede y debe prepararse para cualquier otro tipo de apostolado con niños y jóvenes,
utilizando los movimientos ya existentes o creando otros. Pero siempre con la aprobación y
anuncia de sus responsables.
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8. Se acomoda en la liturgia y formas de vida cristiana a la idiosincrasia del joven en cada
época, siempre que no se salga de lo permitido por la Iglesia por un falso deseo de novedad, ni
rompa la gradual educación religiosa y aun humana del joven, cultural en todas sus facetas,
artística, científica, deportiva...
Es Misionero en sentido pleno: sensibilizado ante la problemática misionera de la Iglesia;
disponible para ir a cualquier punto del mundo a proclamar el mensaje evangélico; colaborará
con todos los grupos misioneros diocesanos y nacionales.
PUNTO IX
FIDELIDAD AL MAGISTERIO
Una fidelidad inquebrantable a la Iglesia y a su Magisterio.
El Mies ama a la Iglesia como a Cristo y a María. Y entiéndase la Iglesia concreta,
específica, institucionalizada: la IGLESIA, con el Papa y los Obispos, especialmente el propio.
- Fidelidad externa e interna, en todo y a todo.
- El Mies hace Iglesia por encima de MIES.
- Unión con los legítimos pastores y grupos eclesiales.
- Sigue el Magisterio de la Iglesia aun en las cosas no dogmáticas, ya se a secundarias o
circunstanciales, por encima de todas las opiniones de teólogos que, sin embargo, intentará
conocer.
- El Mies investiga en la teología, pero todo lo somete al Magisterio de la Iglesia. Marcha
con ella, no va delante, pero sí procura empujarla con humildad.
- Si se atreve a criticar a la jerarquía u otro grupo eclesial, es con la única crítica cristiana:
constructiva, sana, reverente, de amor, para el bien de la misma, y solamente con quiénes la
crítica pueda ser eficaz.
Todos los Mies tienen un mismo criterio: la doctrina de la Iglesia, con las aplicaciones hechas
por los responsables de MIES.
Se ha de intentar que haya una sola criteriología Mies en MIES.
PUNTO X
ILUSIÓN POR LA SANTIDAD
El décimo punto es la ilusión ardiente y mantenida por la santidad y suma perfección.
El Mies suspira por llegar a la unión total con Dios, Y muy especialmente por la profesión de
los Votos. Todo Mies debe desear y prepararse para emitir las Promesas y los Votos como la
mayor expresión de su amor. Quien rechazase voluntariamente todo esto no podría ser nunca
8
9. un Misionero de la Esperanza.
Cree firmemente que será santo y lucha denodadamente por serlo. Pero sabe que la santidad
la da Dios a los que oran y confían en El y, por eso, vive de ilusionada esperanza mientras ora.
Sin ilusión no se puede vivir. De aquí la suma importancia de este punto.
Su lema: intentar “orar, luchar, confiar, ser fiel y no querer ver el fruto” es una realidad
constante. La alegría en la lucha por la santidad es un distintivo del Mies.
No quiere nunca ser santo por verse santo, o para que lo vean y buscar el recreo narcisista
de saborear la propia perfección. Sabe que la santidad es Don gratuito de Dios y no está en las
obras o el perfeccionismo. Está en abrirse al don gratis del Espíritu, que santifica en la
oscuridad de la fe, en la esperanza contra toda esperanza.
No se desanima jamás por no “verse santo”. La santidad es verse pecador siempre y en paz,
sin dejar de intentar luchar.
PUNTO XI
ALEGRÍA Y ESPERANZA
El Mies es alegre y esperanzador:
- Optimista a lo sobrenatural, porque se fía de Dios.
- Espera “contra toda esperanza”.
- Vive al detalle el camino de confianza y abandono de santa Teresita.
- Jamás se desanima, ni desanima; por el contrario, anima a todos.
- Siempre sonríe, aunque síquicamente estuviese deprimido.
- Vive el Evangelio de la Gracia.
- Todo lo espera de Dios y jamás tiene motivos para estar ni aparecer triste. ¡Todo es bueno
y hermoso! Hasta las cruces más grandes.
- La felicidad del Mies consiste en que Dios es feliz.
- Renuncia a la felicidad egoísta por ver feliz a Cristo.
La alegría debe ser un distintivo de las comunidades Mies.
PUNTO XII
UN HOMBRE SACRIFICADO
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10. El Mies es un hombre sacrificado, mortificado, austero. Ha hecho de la cruz su ideal.
Aunque siga las enseñanzas de santa Teresita, procurando mortificaciones pequeñas, el Mies
las busca voluntariamente como detalles gratuitos de amor, aunque no parezcan tener de
inmediato una repercusión benéfica para los demás.
Usará de la mortificación, especialmente en Cuaresma y Semana Santa.
Mortificado en los sentidos, internos y externo.
Mortificado en detalles de caridad y servicio; en la disciplina, puntualidad, pereza, deber,
apostolado, etc.
Acepta el valor redentor de la mortificación voluntaria y hace de ella un arma poderosa y
eficaz de su apostolado.
Procura no darse gustos meramente egoístas, como puede ser el fumar. Pero tampoco se
aferrará a “no fumar”. No se esclaviza a nada.
La única razón del sacrificio y de la mortificación es dar vida en el amor. Sacrificarse o
mortificarse sin intención clara de vida y amor gratis es absurdo.
PUNTO XIII
LA SALVACIÓN INTEGRAL DE LOS HOMBRES
El Mies se preocupa real, sincera y constantemente por la salvación integral de los
hombres. No pretende sólo que los hombres vivan en gracia de dios y vayan al cielo.
Trabaja por la liberación “integral”, esto es, de la incultura, del hambre, de la pobreza injusta,
del paro, de la falta de vivienda, de escuelas, de urbanismos, etc.
Participa con todos los hombres en los problemas sociales, laborales, humanos.
Está disponible en manos de su responsable para esta labor apostólica, ya que no todos
podrán lo mismo en esta faceta de nuestro carisma.
Disponibilidad y actitud igual para todos.
PUNTO XIV
LA POBREZA
El Mies es pobre voluntariamente y por amor a los “cristos” vivos que son los pobres y
marginados.
Se pone, con todo lo suyo, en actitud de apertura y disponibilidad en manos de sus
Responsables.
Aspira a que todos los bienes materiales se compartan, en comunidad de bienes, entre todos
los miembros de la Comunidad.
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11. Pide permiso sincero siempre que desee hacer gastos fuera de lo común.
Habita, dice, se recrea, se forma como la gente pobre, o a lo sumo, de clase media pobre.
Admite solamente el superarse en las ciencias y el arte para un servicio más eficaz para los
demás, pero no para bienestar propio.
Debe tener gestos sencillos, pero manifiestos, de haber optado por el mundo de los pobres.
Da limosnas a través de la Comunidad y también anónimas.
Lucha por la liberación de la pobreza injusta, encarnándose en el mundo de los pobres,
aunque las circunstancias del trabajo o la vida social lo pongan en puestos de cierta brillantez,
si ello se puede utilizar en bien de los pobres de forma notoria.
Tendrá que abandonar su puesto de trabajo si manifiestamente indica colaboración con la
clase opresora.
Sufre la pobreza en su carne. No puede aparecer ni como burgués ni como acomodado.
Dejará que con frecuencia sus Responsables revisen su vida en esta faceta tan difícil de llevar
bien.
Y es pobre, como Cristo, por ser ésta la voluntad del Padre, y no sólo por motivos
humanitarios.
Y es pobre “según el Espíritu”, no como a él le guste.
PUNTO XV
COMPROMISO TEMPORAL Y APOSTOLADO DIRECTO
Unas palabras más sobre el compromiso temporal y el apostolado directo:
Un Mies no se inhibe de los problemas humanos de sus hermanos. Pero va más en la línea de
un san Vicente de Paúl; una Sor Angela de la Cruz; un Carlos de Foucauld o una Teresa de
Calcuta.
Una caridad asistencial, benéfica, participación de la pobreza, y limosnera, no humillante.
Ayuda en pequeños detalles a los más pobres. Intenta promocionarlos, aunque sin sacarlos de
su forma de ser sencilla y humilde.
Servicios espontáneos a los vecinos, asociaciones de barrios. Colaboración casi anónima en
la resolución de los problemas laborales.
El Mies quiere cambiar las estructuras opresoras y trabaja en ello. Pero mientras esto se
consigue, no desdeña como inútil la limosna o beneficencia.
PUNTO XVI
LA ACCION NO-VIOLENTA
El Mies vive el Cuarto Fin de la Asociación según los Estatutos, con la mayor entrega.
El fin de MIES no es ”la acción no-violenta”, especialmente considerada, sino la
“liberación integral de los hombres”, utilizando métodos no-violentos.
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12. Al decir la acción no-violenta no la identificamos con la táctica expresa de los llamados hoy
“Grupos de la no-violencia”, aunque en lo esencial coincidamos con ellos.
A estos Grupos, si no son contrarios al ideal cristiano, puede pertenecer un mies, con la
aprobación de sus Responsables. Pero, por supuesto, no es ni necesario ni obligatorio.
No es violento ni interna ni externamente.
Vive intensamente las Bienaventuranzas de los mansos y pacificadores.
No es partidario de las armas bélicas en ningún concepto.
Actúa de alguna forma para conseguir la auténtica paz entre los hombres y los pueblos.
Por ser fiel al Magisterio de la Iglesia, acepta sus orientaciones morales sobre los principios
de la legítima defensa contra el injusto agresor, pero fomenta, en sí mismo y en los demás, la
idea de que jamás el hombre debe matar por ningún motivo. Sólo Dios es dueño de la vida y de
la muerte.
No se conforma con no ser violento en su interior, sino que actúa en pro de la liberación con
los medios no-violentos, ya característicos en la sociedad actual.
No puede ser militar como profesión, pero no se prohibe el servicio militar normal, que se
hará teniendo en cuenta todo lo dicho en este punto.
No se pueden tener cargos de gobierno político y se evitarán los liderazgos innecesarios.
El Mies no quiere “aparecer” en la liberación. Quiere trabajar en ella como el primero.
Puede ser Representante de pueblo, legítimamente escogido por él, para reivindicaciones
sociales o servicios municipales, si no hay quien lleve a cabo esos servicios.
Puede, debe pertenecer a sindicatos no manipulados por partidos políticos claramente, o al
menos en lo que se vea esa manipulación.
Se une a todos los hombres de buena voluntad que luchan por esto, aun a los no cristianos.
PUNTO XVII
LUCHA CONTRA EL EROTISMO
El Mies adoptará una actitud clara de condena y lucha contra el erotismo reinante, la
comercialización del sexo y su institucionalización
En moral sexual seguirá fielmente las enseñanzas de los sacerdotes Mies, que intentarán, a su
vez, seguir la de la Iglesia magisterial y la acomodarán a nuestra espiritualidad.
No participará, pues, de espectáculos públicos o privados que dañen el pudor y todo lo
relacionado con el sexto y noveno precepto.
Cine, teatro, televisión, serán revisados continuamente en la vida del Mies, no participando
de ellos a no ser por motivos de convivencia apostólica o para conseguir relax necesario.
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13. Sin embargo intentará, progresivamente, ir sacando de los ambientes erotizantes a los niños y
jóvenes, procurando crear para ellos sanas recreaciones.
Los célibes y los casados procurarán fiarse, en esta materia, de las orientaciones de sus
respectivos Responsables, teniendo con ellos la mayor confianza y sencilla obediencia.
No es necesario que todos los Mies -desde Probación y después- hablen sobre estos temas
con los Responsables de Casados. Estos coordinarán a quienes se encarguen, dentro de MIES,
como delegados suyos, a ayudar a cada persona en la vida de pre-noviazgo, noviazgo o
matrimonio.
Las leyes morales sobre matrimonio y sexo son las Encíclicas y Documentos del Magisterio
ordinario de la Iglesia, pero releídos con el espíritu Mies del Nuevo Testamento.
PUNTO XVIII
EL DEBER HUMANO
El Mies es fidelísimo en el cumplimiento del deber humano.
Puntual, íntegro, casi perfeccionista.
No trabaja para que lo vean o lo retribuyan. Trabaja por Dios y por amor.
Es consciente de que cumpliendo este deber es colaborador de Dios en la construcción del
mundo.
Trabaja con ilusión aunque humanamente no le agrade su trabajo, pues lo mira con visión
sobrenatural.
Da un gran testimonio con este comportamiento laborioso.
Para un Mies el trabajo, sea cual sea, es un premio y una dignación de Dios, que lo pone a
su altura en la construcción del Reino, que se empieza en este mundo.
El trabajo es oración pero no excluye el rato expreso de oración.
PUNTO XIX
LA VIVENCIA COMUNITARIA
El Mies vive en comunidad como concreción de la Iglesia y de la Obra para él.
Salvo rarísima excepción, ningún Mies puede dejar de pertenecer a alguna Comunidad. Y estas
excepciones serán muy estudiadas y controladas por los Responsables Mayores.
Salvo lo expuesto como excepción de los liberados para apostolado directo de niños y jóvenes,
el Mies debe darle tanta importancia a la vida y marcha de la Comunidad, que la anteponga a
todas las cosas, incluso las más personales.
La perfección de su consagración o de su bautismo la ha de conseguir compartiendo la vida de
fe y vocación con los demás miembros de la Comunidad. En solitario o independientemente,
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14. nunca.
La obediencia, la pobreza, la castidad, el testimonio, todo se revaloriza en la Comunidad.
Hay que estructurar la Comunidad de forma que sea una auténtica ayuda para la vida interior y
la vivencia de los consejos evangélicos, para el apostolado y, más que nada, para alegrarse al
máximo de ser Mies.
Las comunidades Mies "bajo el mismo techo" tendrán todas cierto control por parte de los
Responsables Mayores y, según el carisma del fundador, tendrán un mínimo de normas y una
disciplina que las convierta en una verdadera ayuda para conseguir mejor la vivencia del carisma
Mies.
No hay "convivencia bajo un mismo techo" de hermanos, en MIES, que no sea Fraternidad
Mies y se rija por sus sencillas Normas Generales.
La Comunidad es obra de Dios, que la convoca y mantiene. No somos nosotros los que la
hacemos. Hay que fiarse de Dios y colaborar con El.
PUNTO XX
LOS DISTINTOS CARISMAS
El Mies es fidelísimo a los carismas específicos dentro del Carisma general Mies.
El célibe hace en su corazón y en sus sentidos "el silencio de todas las cosas". No se casa con
nada ni con nadie. Es plenamente libre, sin apegos de ningún tipo, ni en las más pequeñas
menudencias.
Ama a todos con el mayor desinterés. Y si tiene sus predilecciones o intimidades, solamente son
las que Dios mismo le señala, supuesta la Dirección Espiritual.
El célibe se diferencia del soltero en su actitud interna y externa. Pudiera parecer "raro", ya que
es algo parecido a un fraile sin dejar de ser un laico. Tiene, pues, sus limitaciones en la
convivencia aun apostólica, que, por otro lado, le dará la mayor libertad.
Es aconsejable, especialmente para los célibes, la vida común bajo un mismo techo. Pero nunca
será obligatoria.
Debe obediencia, en todo lo concerniente a su celibato, a su Responsable de célibes.
Así, el Misionero que crea tener vocación al sacerdocio ministerial lo manifestará a su Director
Espiritual y a su responsable Mayor, poniéndolo todo en sus manos para cumplir mejor los fines
de MIES en cada circunstancia concreta, compaginándola con las del propio interesado.
Si es ya seminarista, deberá saber coordinar sus obligaciones Mies con las propias de la vida de
seminario, pues deberá aparecer aquí como el seminarista ejemplar en todo, pero manifiestamente
vinculado a una Obra de vida consagrada en la Iglesia.
Si es sacerdote, igualmente será, interna y externamente, plenamente diocesano; obediente y
abierto a los Superiores diocesanos. Disponible para ir a cualquier ministerio, pero consciente de
que, obedeciendo al mismo tiempo a MIES y siguiendo en todo los matices concretos de esta
forma de vida sacerdotal, consagrada de forma manifiesta, será aún más útil a la diócesis, a la
Iglesia y a la misión de MIES.
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15. El que libremente escoge el estado de soltero como llamada de Dios, no piensa en el
matrimonio por no ver en él las señales de Dios para este tipo de vida. Lo mismo le ocurre con el
celibato. Por eso se realiza plenamente en su vida de soltero. Es muy disponible y apto para todo
género de apostolado.
El Mies casado es consciente de que su Voto testimonial es matiz peculiar de MIES y que nos
identifica de cara a la Iglesia y al mundo: una vida de total entrega a Dios, compaginando
ejemplarmente los deberes maravillosos de la vida matrimonial con una disponibilidad total en
manos de los Responsables Mayores.
Un Mies casado que se escude en su matrimonio para disminuir su entrega a la vida interior,
sacramental, comunitaria, apostólica, no es buen Mies. Pero tampoco lo será si abandona su vida
matrimonial de atenciones y delicadezas por complicarse demasiado en tareas apostólicas.
En todo lo concerniente a su vida matrimonial deberá sencilla obediencia a los Responsables de
Casados, con quiénes mantendrá un frecuente contacto.
El Mies atiende a otros carismas especiales, otras llamadas de Dios manifiestas, bien por
inclinación natural, por voz interior en la oración, por llamada de los Responsables Mayores, o
bien especificadas por la Dirección Espiritual, o ya fijadas por el Inspirador del carisma, matices
de la vida Mies totalmente necesarios para su perfecto cumplimiento y desarrollo: niños,
enfermos, jóvenes, contemplación, obreros, estudiantes, no-violencia, Spes...
Fidelidad a los carismas personales. Como mejor se santifica es llegando hasta las últimas
consecuencias de sus carismas.
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