El documento resume las cuatro etapas clave de la revolución industrial: 1) La revolución industrial en 1771 con la mecanización de la industria del algodón y el desarrollo de la metalurgia; 2) La edad del vapor y los ferrocarriles en 1829 con el uso de motores de vapor y maquinaria de hierro; 3) La edad del acero, la electricidad y la maquinaria pesada en 1875 con el desarrollo de nuevas tecnologías; 4) La edad del petróleo, el automóvil y la producción en mas
5. La Revolución Industrial
(1771): la mecanización de la
industria del algodón y el desarrollo
de la metalurgia dan pie a la
producción industrial, a aumentos
significativos de la productividad y a
un ahorro de tiempo en la
manufacturación.
6. La edad del vapor y los
ferrocarriles (1829): los motores
impulsados por vapor y la maquinaria
de hierro, junto con la expansión del
ferrocarril, van abriendo el camino a
la producción estandarizada, las
economías de aglomeración y el
desarrollo industrial de las ciudades.
7. La edad del acero, la
electricidad y la maquinaria pesada
(1875): el acero barato, la
electricidad, el desarrollo de la
química industrial, la ingeniería civil
y toda una serie de tecnologías
asociadas permiten obtener
economías de escala en la producción
y la integración vertical. El impulso
de los medios de transporte permite
generar redes mundiales fortaleciendo
el comercio entre continentes. La
ciencia se convierte en una fuerza
productiva.
8. La edad del petróleo, el
automóvil y la producción en masa
(1908): revolución de los
transportes, consumo en
masa, difusión del
automóvil, electricidad en los
hogares, dependencia del petróleo;
son factores que acentúan las
economías de escala, la producción
estandarizada, la concentración de la
población en grandes urbes, el
consumo desenfrenado de energía.
Igualmente se produce el auge de los
materiales sintéticos, en gran parte
derivados del petróleo.
9. La edad de la información y las
comunicaciones (1971): el abaratamiento
de la microelectrónica y la proliferación
de los dispositivos informáticos, junto
con el desarrollo de las redes de
telecomunicaciones, hace florecer una
economía intensiva en información y
conocimiento, en un marco caracterizado
por la globalización y por el
funcionamiento en red. Es el estadio en el
que nos encontramos.