3. Cuenta una leyenda que al principio del mundo,
cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró
que había agotado todos los materiales sólidos
en el hombre y no tenia más de que disponer.
Ante este dilema y después de profunda
meditación,
hizo esto:
4. Tomó la redondez de la luna,
las suaves curvas de las olas,
la tierna adhesión de la enredadera,
el trémulo movimiento de las hojas,
la esbeltez de la palmera,
el tinte delicado de las flores,
la amorosa mirada del ciervo,
la alegría del rayo del sol
y las gotas del llanto de las nubes,
5. la inconstancia del viento
y la fidelidad del perro,
la timidez de la tórtola
y la vanidad del pavoreal,
la suavidad de la pluma del cisne,
y la dureza del diamante,
la dulzura de la paloma
y la crueldad del tigre,
el ardor del fuego
y la frialdad de la nieve.
7. Después de una semana vino el hombre y le dijo:
- Señor, la criatura que me diste me hace
desdichado,
- quiere toda mi atención,
- nunca me deja solo,
- charla intensamente,
- llora sin motivo,
- se divierte en hacerme sufrir
- y vengo a devolvértela porque NO PUEDO VIVIR
CON ELLA.
9. Pasó otra semana, volvió el hombre y le dijo:
Señor,
me encuentro muy solo desde que te devolví a
la criatura que hiciste para mi,
ella cantaba y jugaba a mi lado,
me miraba con ternura y su mirada era una
caricia,
reía y su risa era música,
era hermosa a la vista
y suave al tacto.
Devuélvemela,
porque NO PUEDO VIVIR SIN ELLA.
10. . Envía esto a todas las extraordinarias mujeres que
conozcas y a todos los hombres para que nunca duden de la
calidad de las mujeres que los rodean.