Este poema describe la muerte de un hombre en la naturaleza. Describe cómo yace en las alturas con su chaqueta y botas, abrazado por los vientos. A medida que se debilita, pierde la vista y el oído, pero puede escuchar grillos y hojas moviéndose con el viento. Ve relámpagos en el cielo nocturno que lo llaman, pero ya no tiene fuerza para responder y muere con una débil sonrisa.
1. Un sueño.
Mi último sueño.
Sobre las alturas.
Tendido sobre el peso de mi cuerpo.
Con las botas cayendo por los bordes
y el calor de una larga chaqueta sobre mis hombros.
Abrazado por los vientos.
Al final todo cumplido.
El sabor de la última victoria
como recompensa, por primera vez, la debilidad.
Mirando el ilimitado mundo, con los ojos ciegos.
Escuchando todo, con los oídos sordos.
Exhalando alientos frescos y suaves.
El suave palpitar de un corazón sin vida.
Preparado para algo sin control.
Partida,
no por vejez,
no por enfermedad
simplemente por la unión de mis actos,
la mente más fuerte guiada por una voluntad irrompible.
Los ojos cubiertos por el cabello
y la sangre deslizándose sutilmente por los labios
mi sensación tan querida del frio, por las mojadas ropas.
Los últimos sonidos:
grillos bajo las yerbas
húmedas por las brisas.
Las hojas de los arboles con fragilidad sintiéndose
por el mismo viento.
A lo lejos,
lluvias y relámpagos.
Los brillos del cielo nocturno cada vez más acogedores e imperativos
llamándome con susurros al oído.
Levantar el brazo y responder a su llamado
con un grito incapaz de ser escuchado.
Sin la fuerza para sostener el brazo
dejare que este vuelva a caer.
Una sonrisa verdadera, débil,
a labios rojos.
Ojos que se apagan y se cierran para dormir.
Acabando así, con todo.