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El frame score tiene una heredabilidad alta (0.40), de manera que puede ser
cambiada significativamente mediante selección.
El frame score se determina a través de ecuaciones matemáticas que usan edad y
altura como variables. Un tamaño del animal o grado de frame score es ideal para
todas las fuentes de alimento, sistema de cría y costo de alimentación. La eficacia
reproductora y el peso del mercado determinarán el rango óptimo de frame score
para una determinada fuente de alimentos, en un sistema de producción determinado
y a determinados costos de producción.
Con una adecuada curva de crecimiento de la altura a las caderas, los animales
pueden mantener constante el grado de frame score a lo largo de su vida mientras su
altura real aumenta con edad. El frame score puede ser influenciado por el manejo
nutritivo. El frame score es fácilmente determinado si disponemos de la edad y la
alzada en pulgadas (Tablas 1 a 4). Se estima el frame score para toros y vacas
jóvenes (5 a 21 meses), así como para toros y vacas adultos (24 a 48 meses), que a
su vez puede utilizarse para novillos castrados.
Esto permite usar un valor de frame score sin tener en cuenta cuando el animal fue
evaluado (dentro del rango de datos disponibles). Los factores medioambientales
pueden alterar la tasa de crecimiento de animales genéticamente capaces de crecer
más. El factor más importante es la nutrición: animales alimentados a un nivel bajo
crecerán menos y aquellos alimentados ad libitum crecerán más.
El punto recomendado para la medida de la altura a la grupa es sobre las puntas de
las ancas (Fig. 5.1). Esta medida se ajusta a la producción a 205 días y 365 días
(dentro de los rangos de BIF actualmente usados para pesos ajustados).
Las curvas de crecimiento de altura deben tener en cuenta las diferencias en
proporción de crecimiento entre el ganado de tamaño pequeño y grande.
El frame score es una complicada formula matemática que mediante un solo digito
estima la alzada a la cadera de los animales a los 18 meses de edad. Fue propuesta
por el Prof. John Massey, University of Missouri, y permite conocer la cantidad de
alimento necesaria para llevar a los animales a su peso final.
BIF
Numerical
Frame
Score
USDA Feeder Calf
Frame Score
Mature Cow
Weight lbs.
Steer Slaughter
Weight lbs.
Heifer Slaughter
Weight lbs.
2 955 850 700
3
Small
1030 950 800
4 1100 1050 900
5
Medium
1175 1150 1000
6 1250 1250 1100
7 1320 1350 1200
8 1395 1450 1300
9
Large
1470 1550 1400
Source: Adapted from Boggs, South Dakota State University, 1991
Un animal con un grado mayor de frame score es más alto a la cadera que uno con
un grado inferior. El valor del frame score describe el tamaño/madurez de un animal.
También nos dice algo sobre que cuánto tiempo tardará ese animal en alcanzar su
peso final. El valor más alto de frame score indica que el animal necesitará mas
16
tiempo y su peso será mayor al finalizar. Cuanto más tiempo está el animal comiendo
más alto será el costo de alimentación. Las vacas de mayor frame score requieren
mas alimento para su mantenimiento que las vacas de frame score inferior.
PESO (en libras) A ELEGIR PARA VARIOS GRADOS DE FRAME SCORE
La fórmula sólo se usó en trabajos para el ganado entre 5 y 20 meses de edad. Hay
fórmulas que ajustan la medida de altura de cadera a 205 o 365 días de edad. Hay
también una tabla que da la escala del frame score para los animales más viejos.
Figure 5.1.--Height Measurement
El BIF no calcula la escala del frame score por encima de 10 (aunque es una práctica
común.) De manera práctica es difícil obtener la alzada a la cadera de manera exacta.
El animal debe medirse entre las caderas a nivel de las espinas dorsales de las
vértebras, pero a menudo no se aprecian o no sobresalen. El animal debe estar de
pie bien aplomado y en zona dura y horizontal. También influye la angulación del
corvejón, animales de corvejones rectos miden más que animales con corvejones
acodados. La alimentación también puede modificar en medio punto la escala del
frame score.
Tabla.-Frame score para toros. Altura en pulgadas
Frame Score
Edad
(meses) 1 2 3 4 5 6 7 8 9
5 33.5 35.5 37.5 39.5 41.6 43.6 45.6 47.7 49.7
17
6 34.8 36.8 38.8 40.8 42.9 44.9 46.9 48.9 51.0
7 36.0 38.0 40.0 42.1 44.1 46.1 48.1 50.1 52.2
8 37.2 39.2 41.2 43.2 45.2 47.2 49.3 51.3 53.3
9 38.2 40.2 42.3 44.3 46.3 48.3 50.3 52.3 54.3
10 39.2 41.2 43.3 45.3 47.3 49.3 51.3 53.3 55.3
11 40.2 42.2 44.2 46.2 48.2 50.2 52.2 54.2 56.2
12 41.0 43.0 45.0 47.0 49.0 51.0 53.0 55.0 57.0
13 41.8 43.8 45.8 47.8 49.8 51.8 53.8 55.8 57.7
14 42.5 44.5 46.5 48.5 50.4 52.4 54.4 56.4 58.4
15 43.1 45.1 47.1 49.1 51.1 53.0 55.0 57.0 59.0
16 43.6 45.6 47.6 49.6 51.6 53.6 55.6 57.5 59.5
17 44.1 46.1 48.1 50.1 52.0 54.0 56.0 58.0 60.0
18 44.5 46.5 48.5 50.5 52.4 54.4 56.4 58.4 60.3
19 44.9 46.8 48.8 50.8 52.7 54.7 56.7 58.7 60.6
20 45.1 47.1 49.1 51.0 53.0 55.0 56.9 58.9 60.9
21 45.3 47.3 49.2 51.2 53.2 55.1 57.1 59.1 61.0
Frame Score = -11.548 + 0.4878 (Alzada) - 0.0289 (Días de edad) + 0.00001947(Días de edad)2
+
0.0000334 (altura) (Días de edad)
Tabla.- Frame score en novillas
Frame Score
Edad
(meses) 1 2 3 4 5 6 7 8 9
5 33.1 35.1 37.2 39.3 41.3 43.4 45.5 47.5 49.6
6 34.1 36.2 38.2 40.3 42.3 44.4 46.5 48.5 50.6
7 35.1 37.1 39.2 41.2 43.3 45.3 47.4 49.4 51.5
8 36.0 38.0 40.1 42.1 44.1 46.2 48.2 50.2 52.3
9 36.8 38.9 40.9 42.9 44.9 47.0 49.0 51.0 53.0
10 37.6 39.6 41.6 43.7 45.7 47.7 49.7 51.7 53.8
11 38.3 40.3 42.3 44.3 46.4 48.4 50.4 52.4 54.4
12 39.0 41.0 43.0 45.0 47.0 49.0 51.0 53.0 55.0
13 39.6 41.6 43.6 45.5 47.5 49.5 51.5 53.5 55.5
14 40.1 42.1 44.1 46.1 48.0 50.0 52.0 54.0 56.0
15 40.6 42.6 44.5 46.5 48.5 50.5 52.4 54.4 56.47
16 41.0 43.0 44.9 46.9 48.9 50.8 52.8 54.8 56.7
17 41.4 43.3 45.3 47.2 49.2 51.1 53.1 55.1 57.0
18 41.7 43.6 45.6 47.5 49.5 51.4 53.4 55.3 57.3
19 41.9 43.9 45.8 47.7 49.7 51.6 53.6 55.5 57.4
20 42.1 44.1 46.0 47.9 49.8 51.8 53.7 55.6 57.6
21 42.3 44.2 46.1 48.0 50.0 51.9 53.8 55.7 57.7
Frame Score = -11.7086 + 0.4723 (alzada) - 0.0239 (Días de edad) + 0.0000146 (Días de edad)2
+
0.0000759 (altura) (Días de edad)
Para ajustar la alzada al destete se emplean los siguientes factores de corrección
machos 0.033 pulgadas
Hembras 0.025 pulgadas
El factor de ajuste por la edad de la madre para la alzada al destete es:
18
Edad de la madre (años)
machos
(peso destete)
Hembras
(peso destete)
2 y 13 o más 1.02 1.02
3 y 12 1.015 1.015
4 y 11 o más 1.01 1.01
5 a 10 -----(No Adjustment)-----
Para ajustar la alzada a 205 días por sexo multiplicar el número de días por debajo o
por encima de 205 por 0.033 para machos o por 0.025 para hembras. A la altura a
205 días sumarle o restarle el resultado. Para ajustar por edad de la madre,
multiplicar la altura ajustada por sexo por el factor mostrado en la tabla de ajuste por
edad de la madre.
Ejemplo: hembra
Datos: nacida el 1 de Enero, peso al nacimiento 70 libras, destetada 21 de julio; peso
destete 470 libras; alzada 38 pulgadas; 201 días de edad; madre de 3 años; el peso
ajustado a 205 días es 496 libras.
205 días - 201 días = 4 días
38 pulgadas + (4 * 0.025) = 38.1 pulgadas * 1.015 =
38.67 pulgadas = altura ajustada a 205 días para edad
de la madre y sexo.
Ajuste altura post-destete
1. Machos.- el ajuste diario puede hacerse de la siguiente manera:
• Ajuste para machos con menos de 365 días:
Altura actual + (número de días por debajo de 365 x 0.033) = Altura ajustada.
• Ajuste para machos con más de 365 días:
Altura actual - (número de días por encima de 365 x 0.025)
2. Hembras.-
• Ajuste para hembras con menos de 365 días:
Altura actual + (número de días por debajo de 365 x 0.025) = Altura ajustada.
• Ajuste para hembras con más de 365 días:
Altura actual - (número de días por encima de 365 x 0.025)
Ejemplo: machos
Datos actuales: 359 días de edad; altura 49.5 pulgadas; el peso ajustado a 365 días
es 1,050 libras.
365 días - 359 días = 6 días
49.5 pulgadas + (6 * 0.033) = 49.7 pulgadas = altura ajustada
postdestete.
En la raza Gelbiehv se dan las siguientes tablas:
19
En hembras
Age Heifer Frame Size
Months Days 5 6 7 8 9 10
5 152 41.3 43.4 45.5 47.5 49.6 51.7
6 182 42.3 44.4 46.5 48.5 50.6 52.6
7 213 43.3 45.3 47.4 49.4 51.5 53.5
8 243 44.1 46.2 48.2 50.2 52.3 54.3
9 274 44.9 47.0 49.0 51.0 53.0 55.1
10 304 45.7 47.7 49.7 51.7 53.7 55.8
11 334 46.4 48.4 50.4 52.4 54.4 56.4
12 365 47.0 49.0 51.0 53.0 55.0 57.0
13 395 47.5 49.5 51.5 53.5 55.5 57.5
14 426 48.0 50.0 52.0 54.0 56.0 57.9
15 456 48.5 50.4 52.4 54.4 56.4 58.3
16 486 48.9 50.8 52.8 54.7 56.7 58.7
17 517 49.2 51.1 53.1 55.1 57.0 59.0
Las fórmulas para obtener estas cifras son:
• Age 5 to 17 Months:
-11.7086 + 0.4723*(Hip Height) - 0.0239*(Age) + 0.0000146*(Age)^2 +
0.0000759*(Hip Height)*(Age)
• Age 18 to 36 Months:
-10.9325 + 0.4251*(Hip Height) - 0.01645*(Age) + 0.0000048*(Age)^2 +
0.0000928*(Hip Height)*(Age
En machos
Age Frame Size
Months Days 5 6 7 8 9 10
5 152 41.6 43.6 45.6 47.7 49.7 51.7
6 182 42.9 44.9 46.9 48.9 51.0 53.0
7 213 44.1 46.1 48.1 50.1 52.2 54.2
8 243 45.2 47.2 49.3 51.3 53.3 55.3
9 274 46.3 48.3 50.3 52.3 54.3 56.3
10 304 47.3 49.3 51.3 53.3 55.3 57.3
11 334 48.2 50.2 52.2 54.2 56.2 58.2
12 365 49.0 51.0 53.0 55.0 57.0 59.0
13 395 49.8 51.8 53.7 55.7 57.7 59.7
14 426 50.4 52.4 54.4 56.4 58.4 60.4
15 456 51.0 53.0 55.0 57.0 59.0 61.0
16 486 51.6 53.6 55.5 57.5 59.5 61.5
20
17 517 52.0 54.0 56.0 58.0 60.0 61.9
18 547 52.4 54.4 56.4 58.4 60.3 62.3
19 578 52.7 54.7 56.7 58.7 60.6 62.6
20 608 53.0 55.0 56.9 58.9 60.9 62.8
21 638 53.2 55.1 57.1 59.0 61.0 63.0
22 669 53.3 55.2 57.2 59.1 61.1 63.1
Las fórmulas empleadas son
• Edad 5 A 22 Meses
-11.548+0.4878*(altura grupa) - 0.0289*(edad) + 0.00001947*(edad)^2 +
0.0000344*(altura grupa)*(edad)
• Edad 23 a 36 Meses:
-8.6955+0.3755*(altura grupa) - 0.02063*(edad) + 0.0000051*(edad)^2 +
0.0001521*(altura grupa)*(edad)
En Herefords Miniatura no se registran animales con un frame score superior a 2. El
tamaño de los Herefords Miniatura oscila entre 104 y 114 cms (41 y 45 pulgadas)
I.4.3. CONDICION CORPORAL
En todo sistema de producción, los animales pierden peso en unos periodos y ganan
en otros como consecuencia del desequilibrio entre las necesidades nutricionales y la
ingesta; variaciones más marcadas en sistemas de producción bajo condiciones de
pastoreo. En determinadas épocas las disponibilidades alimenticias superan las
necesidades de los animales y éstos, a su vez, muestran un perfil metabólico
claramente ahorrativo (anabolismo) y consiguientemente aumentan sus reservas
corporales, principalmente en grasa. Por el contrario, en otros periodos las
necesidades superan a las disponibilidades, bien por falta de alimento o porque los
21
animales muestran un metabolismo orientado hacia el gasto (catabolismo), en las que
los animales movilizan sus reservas corporales para intentar cubrir sus necesidades.
Los animales movilizan sus reservas corporales durante periodos de restricción o
aumentan las demandas metabólicas y las reconvierten cuando aumenta la ingesta
de alimento o se reduce la tasa metabólica.
Las reservas corporales se pueden estimar a través de diversos parámetros; algunos
de los cuales (grado de dilución del óxido de deuterio en el agua corporal, diámetro
de los adipocitos, espesor del tejido graso subcutáneo, concentración de metabolitos,
etc.) no son de aplicación cotidiana en los diversos sistemas producción dada su
complejidad y carestía de la infraestructura necesaria para su determinación.
Se necesita un parámetro que permita la determinación de las reservas corporales "in
vivo" con buena precisión, condiciones que cumple la determinación de la Condición
Corporal mediante un sistema de notas. Este sistema es un método de evaluación
subjetivo del estado nutricional de los animales; y si bien es subjetivo, presenta buena
correlación con parámetros objetivos.
El método de Condición Corporal es una técnica que trata de cuantificar el estado
corporal (delgadez o gordura) mediante palpación de determinadas zonas corporales,
cuantificando el grado de cobertura grasa mediante la utilización de una calificación o
escala de puntos.
MURRAY (1919) define la Condición Corporal como la relación entre la tasa de
grasa corporal y el contenido en materia no grasa en el animal vivo. Indica, por tanto,
la cantidad de reservas energéticas del animal.
Los criterios utilizados en la valoración de la Condición Corporal son subjetivos. Por
palpación, a partir de la última costilla, se determina el grado de prominencia de las
apófisis espinosas en la región lumbar y la cantidad de carne a ambos lados de éstas.
A continuación se aprecia la anchura del lomo y se reconocen las apófisis transversas
de las vértebras lumbares, presionando con los dedos, evaluando después la
redondez del músculo.
JEFFRERIES (1961) propuso una escala de cinco puntos para evaluar la Condición
Corporal. RUSSEL et al. (1969) desarrollaron un método subjetivo de palpación sobre
la región lumbar, denominado Body Conditión Score, que ofrece una indicación
aceptable de la cantidad de grasa corporal. El método evalúa, mediante palpación, el
grado de prominencia de las apófisis espinosas de las últimas vértebras dorsales y
primeras lumbares, la finura de los extremos de las apófisis transversas de las
mismas vértebras y la anchura muscular y su grado de recubrimiento de grasa. A su
vez, se aprecia la profundidad del m. longissimus dorsii y el grado de cobertura de
grasa subcutánea.
TAYLOR et al. (1989) describieron diferencias raciales en la distribución de los
depósitos grasos: las razas lecheras tienden a depositar la grasa internamente, en
tanto que las cárnicas la depositan preferentemente en la canal. A este respecto,
FRUTOS et al. (1994) encuentran mayor porcentaje de grasa interna, principalmente
en grasa omental, para cualquiera de las calificaciones de Condición Corporal en
ovejas de raza Churra (lechera) frente a ovejas de raza Merina (cárnica). Además de
por la aptitud productiva, la distribución de la grasa está afectada por la alimentación.
Dadas estas circunstancias, la clasificación por Condición Corporal tiene distinto
significado según las diferentes razas, y como consecuencia, antes de utilizarla es
22
necesario conocer la relación existente entre Condición Corporal y cantidad de grasa
en la raza a la que se vaya a aplicar.
Igualmente, se constata que la grasa subcutánea se moviliza antes que la caudal; de
ahí que en lactación, descienda más la nota de conformación a nivel lumbar que a
nivel caudal.
Las modificaciones de la Condición Corporal se realizan de forma lenta y dan sólo
una idea de los cambios producidos a lo largo de un largo plazo. Por tanto, no es el
método más idóneo para medir etapas o periodos cortos como la ovulación; por lo
que no puede ser utilizada para predecir la respuesta ovulatoria de un animal, sino
que su efecto debe ser referido para un conjunto de animales.
Las ventajas más importantes, en su utilización para valorar el estado nutritivo y sus
interacciones en la reproducción, son su rapidez, facilidad y no necesitar de
instrumentos. Por contra, requiere de un entrenamiento previo por parte del personal,
a la vez que es un método subjetivo.
I.4.3.1. Condición corporal en Bovinos
En los bovinos se han propuesto diversos métodos de calificación de la Condición
Corporal (LOWMAN et al., 1973; MULVANY, 1977; BAZIN et al., 1984).
LOWMAN et al (1973) adaptaron el método, desarrollado inicialmente en ovinos, a
bovinos de cría. Además de la zona lumbar, a la que consideran la de mayor
importancia, consideran la zona que rodea la cola, la zona de la cadera, la del muslo
y la zona inferior del costillar. Igualmente introducen puntuaciones intermedias (0,5
puntos) en la escala de 0 a 5.
En bovinos lecheros, MULVANY (1981) lo adaptaron a bovinos lecheros,
introduciendo las siguientes modificaciones:
a) reduce las zonas de palpación a la lumbar y a la que rodea la cola.
b) cuando las puntuaciones de ambas zonas difieren en 0,5 puntos, la
calificación es la correspondiente a la zona de la cola. Cuando la diferencia entre las
puntuaciones de ambas zonas difiere en más de un punto, aplica la siguiente escala
de ajuste.
Puntuación
cola
Puntuación
zona lumbar
Diferencia Factor ajuste Puntuación
ajustada
3,5 2,5 +1,0 -0,5 3
3,0 2,5 +0,5 0 3
1,5 3,0 -1,5 +0,5 2
1,5 2,0 -0,5 0 1,5
En Estados Unidos se utiliza la metodología propuesta por Mulvany pero difiriendo en
la escala de puntuación y en la aplicación del factor de ajuste. Así:
a) WILDMAN et al (1982) utilizan una escala de 1 a 5 sin puntos intermedios y
sin factor de ajuste.
b) BRAUN et al (1987) utilizan la escala de puntos de 1 a 5, con puntos
intermedios y factor de ajuste.
c) GERLOFF (1987) coincide con Mulvany
23
d) EDMONSON et al. (1989) utiliza una escala de 1 a 5, con puntos intermedios
y un cuadro descriptivo con las características morfológicas de las diferentes zonas
corporales utilizadas.
En Australia y Nueza Zelanda se desarrolló, para animales en sistemas extensivos en
los que no es posible la inmovilización, una metodología visual basada en el grado de
prominencia de la estructura ósea de las zonas lumbar y de la grupa. La escala
utilizada es de 1 a 8 puntos (EARLE, 1976) o de 1 a 10 puntos (SCOTT ET
SMEATON, 1980).
En Francia, Bazin et al. (1984) proponen una escala de 0 a 5, similar al método
desarrollado por MULVANY (1981) si bien determinan la Condición Corporal
indistintamente por apreciación visual o palpación, y tiene en cuenta dos
calificaciones: una sobre la zona que rodea el nacimiento de la cola y otra sobre el
lado derecho de la vaca (punta de la cadera, apófisis transversas y espinosas de las
vértebras lumbares y últimas costillas). Cuando las dos calificaciones difieren, se
hace la media y se redondea a 0,5 puntos, dando mayor importancia a la zona del
costado, como se aprecia en la siguiente tabla:
Puntuación
cola
Puntuación
zona lumbar
Media Puntuación
ajustada
3,5 2,5 3,0 3,0
3,0 2,5 2,75 2,5
1,5 3,0 2,25 2,5
1,5 2,0 1,75 2,0
Ante esta disparidad de criterios, GARCÍA-PALOMA (1990) propone una metodología
unificadora, basada en:
a) Zonas a puntuar.- A semejanza de la mayoría de autores, propone la zona
lumbar, grupa y alrededor del nacimiento de la cola. La descripción de cada
puntuación se recoge en la siguiente tabla:
Puntuación Grupa y zona que rodea la cola Zona lumbar
0
Muy delgada
Cavidades profundas entre una
estructura ósea de bordes muy
cortantes. Piel pegada de difícil
pellizcamiento
Vértebras apreciables individual-
mente y de bordes muy cortantes.
Piel pegada a la estructura ósea.
1 Delgada Cavidades profundas entre una
estructura ósea de bordes
prominentes. Piel tensa de posible
pellizcamiento.
Vértebras apreciables individual-
mente y de bordes prominentes.
Depresión lumbar profunda
2 Moderada Cavidades apreciables entre una
estructura ósea bien diferenciada y
de bordes suaves a la palpación.
Piel suelta de fácil pellizcamiento
Apófisis transversas: extremos
diferenciados y redondeados a la
palpación. Depresión lumbar
moderada
3
Buena
Cavidades poco apreciables entre
una estructura ósea no diferenciada
Apófisis transversas: los extremos
sólo se aprecian por presión.
24
a la observación. Piel flexible y de
mayor grosor al pellizcamiento por la
presencia de grasa subcutánea.
Depresión lumbar ligera y apenas
visible
4
Gorda
Ausencia de cavidades al ocupar su
lugar depósitos de grasa que se
evidencian al exterior. La estructura
ósea sólo se aprecia por firme
presión. Al pellizcamiento se
evidencia más grosor y menos
flexibilidad por la abundancia de
grasa subcutánea.
Apófisis transversas: los extremos
no se aprecian ni con firme presión.
Se aprecia convexidad lumbar
5
Muy gorda
La estructura ósea no se aprecia ni con firme presión al encontrarse
"enterrada" en grasa. Los depósitos de grasa se evidencian al exterior y
contribuyen a una convexidad anatómica extrema
b) Escala de puntuación.- escala de 0 a 5 con puntos intermedios.
c) Factor de ajuste.- utiliza la escala de ajuste propuesta
Las zonas corporales utilizadas para asignar grados de condición corporal son la
línea vertebral, cadera, tuberosidad isquiática y base de la cola.
BERTOT et al. (1998-99) determinan la Condición Corporal mediante observación
visual y palpación de los procesos espinosos (C1), espacio entre los procesos
espinosos y transversos (C2), procesos transversos (C3), salientes de la concha (C4),
espacio coxo-isquiático (C5), espacio entre coxales (C6), espacio base de la cola-
tuberosidad isquiática (C7). Realizado el correspondiente análisis de regresión entre
las medidas y la Condición Corporal obtuvieron los mejores resultados con las cuatro
primeras, bien solas o combinadas
Coeficientes de determinación de las medidas con la Condición Corporal
Medida R2
E.S. Medida R2
E.S.
C1 0.886 0.270 C1-C4 0.951 0.177
25
C2 0.878 0.279 C2-C4 0.945 0.188
C3 0.894 0.260 C1-C3 0.941 0.195
C4 0.899 0.254 C2-C3 0.929 0.213
C3-C4 0.921 0.225
Un grado de Condición Corporal se asigna visualmente observando el área de la
cadera de la vaca, principalmente el área delimitada por la tuberosidad coxal, la
tuberosidad isquiática y la base de la cola. También se utiliza la cantidad de
"cobertura" sobre las vértebras del dorso.
Las vacas se ordenan usualmente en una escala que va de 1 a 5. Vacas
extremadamente flacas se les asigna un grado de 1 y a las extremadamente gordas
un grado de 5.
La técnica de calificación se basa en la palpación del tercio medio del dorso y de la
grupa, prestando atención al lomo, grupa, arranque de la cola y puntas del anca y de
la nalga.
La calificación va de 1 a 5:
Tipo 1 (vaca muy delgada).- Las apófisis transversas de las vértebras están
descarnadas, sus extremos son puntiagudos al tacto y forman una especie de tejado.
Los huesos de la cadera (anca y nalga) son puntiagudos y prominentes por depresión
de la zona colindante.
Tipo 2 (vaca delgada).- Se aprecian las apófisis transversas de las vértebras
dorsales y lumbares pero no son prominentes; su extremo es puntiagudo al tacto. Las
vértebras del lomo y grupa no se observan visualmente claramente pero sí al tacto.
Los huesos de la cadera son prominentes pero la zona circundante no es tan
deprimida como en el caso anterior. La zona situada debajo del nacimiento de la cola
está algo hundida.
Tipo 3 (vaca correcta).- Las apófisis transversas de las vértebras sólo se aprecian al
realizar una ligera presión, la punta de la apófisis aparece lisa. Espina dorsal lisa, sin
26
que se aprecien prominencias de las vértebras. Los huesos de las caderas se ven
redondeados y lisos, y el área que los rodea y debajo de la cola.
Grados de condición corporal (Adaptado de: A.J. Edmondson, I.J.Lean, C.O. Weaver, T. Farver and
G.Webster. 1989.
Tipo 4 (vaca gorda).- Las apófisis transversas de las vértebras sólo se aprecian
presionando con fuerza y sus extremos aparecen planos o redondeados. La columna
vertebral es redondeada. Los huesos de la cadera están redondeados y la superficie
entre ellos. Debajo del arranque de la cola se aprecian depósitos de grasa
subcutánea.
Tipo 5 (vaca muy gorda).- Las apófisis transversas y los huesos de la cadera no se
aprecian, observándose depósitos de grasa subcutánea. El arranque de la cola está
rodeado de grasa subcutánea.
La valoración de la Condición Corporal ayuda a resolver numerosos problemas,
especialmente el ajuste de la alimentación. Debe realizarse en el último tercio de la
lactación y continuarla hasta el parto siguiente.
27
La cantidad de reservas que una vaca posee al momento del parto tiene una
influencia muy fuerte en potenciales complicaciones al momento del parto o
inmediatamente después del mismo, en la producción de leche, y en la eficiencia
reproductiva para la próxima lactancia.
Las vacas que se encuentran demasiado delgadas presentan:
a) una producción de leche reducida debido a una falta de reservas
corporales adecuadas para ser utilizadas en el comienzo de la lactancia;
b) una mayor incidencia de ciertas enfermedades metabólicas (cetosis,
desplazamiento abomasal, etc.);
c) un retraso en la reiniciación del ciclo estral tras el parto.
Por otro lado, las vacas que se encuentran demasiado gordas presentan:
a) un mayor número de complicaciones al parto (parto difícil);
b) una depresión del consumo voluntario de materia seca en el comienzo de
la lactancia lo que predispone a la vaca para:
28
-un incremento en la incidencia de ciertas enfermedades metabólicas
(síndrome de la vaca gorda, cetosis, etc.);
-una reducción en la producción de leche.
La meta es la de tener vacas en "buena" condición al momento del parto, ni
demasiado flacas ni demasiado gordas. La condición corporal es una evaluación
subjetiva de la cantidad de grasa o de la cantidad de energía almacenada que una
vaca posee. La condición corporal cambia a lo largo del ciclo de la lactancia.
Vacas con una condición corporal de 1.5 (A), 3 (B), y 4.5 (C)
Las vacas al comienzo de la lactancia se encuentran en un balance de energía
negativo y perdiendo condición corporal (movilizando las reservas corporales). Cada
kilogramo de peso corporal movilizado, suministra suficiente energía como para
mantener la producción de siete kilogramos de leche. Las vacas al comienzo de la
lactancia no deben de perder más de un kilogramo de peso corporal por día. En
contraste, las vacas al final de la lactancia se encuentran en un balance de energía
positivo y ganan condición corporal para reponer las reservas corporales perdidas al
comienzo de la lactancia. Por lo tanto, la condición corporal "ideal" cambia a lo largo
de los diferentes estadios de la lactancia.
Un grado de condición corporal de 1.5 un mes a dos post-parto, no es deseable
debido a que indica una falta severa de nutrición adecuada (balance energético
negativo). Un GCC de cerca de 3.0 debería ser típico de una vaca que se encuentra
recuperando sus reservas corporales durante la mitad de la lactancia. Durante la
última parte de la lactancia y durante el período de seca, un grado de condición
corporal de 3.5 puede ser más deseable.
29
Balance energético de las vacas lecheras en el comienzo de la lactancia
Los grados de condición corporal recomendados en los diferentes estadios de la
lactancia son:
-Parto.- 3.0 a 3.5
-Servicio.- 2.5
-Última parte de la lactancia.- 3.0 a 3.5
-Período de seca.- 3.0 a 3.5
Estos grados de condición corporal le otorgan a la vaca las suficientes reservas
corporales como para minimizar el riesgo de complicaciones al parto mientras que
maximizan la producción de leche en el comienzo de la lactancia.
A medida que la producción de leche disminuye, hacia el final de la lactancia, las
vacas ganan peso corporal eficientemente. La sobrealimentación de concentrado es
un error muy común de manejo. Las vacas que son alimentadas en exceso con
concentrado en la última parte de la lactancia tienden a ser obesas. Es probable que
estas vacas tengan dificultades al parir y que desarrollen otros desórdenes (síndrome
de la vaca gorda).
30
Los trabajos realizados por WALTNER et al (1993), RUEGG y MILTON (1995) y
GALLO et al. (1996) nos ayudan a conocer la evolución del grado de engrasamiento
de vacas lecheras a lo largo de su ciclo productivo, y permiten establecer un patrón:
a) el grado más bajo se obtiene en el 2º-4º mes de lactación, fijándose el nadir
a los 90-120 días
b) las pérdidas medias de Estado de engrasamiento desde el parto al nadir son
de 0'55-0'80 puntos, por lo se admite que la pérdida de Condición corporal desde el
parto al punto más bajo no sea mayor de 1 punto y a lo sumo de 1'5 puntos
c) la capacidad de las vacas a recuperar al final de la lactación el estado de
engrasamiento al inicio de la misma.
Sobre la base de ello se puede describir el patrón normal de Estado de
Engrasamiento en 3'5-3'8 al inicio de la lactación; a los 100 días de lactación
(momento de la fecundación si el intervalo entre partos es de 12-13 meses) debe ser
de 2'5, para a partir de entonces recuperarse lentamente hasta 3'5 al final de la
lactación. Las novillas empiezan con una calificación de 3, el descenso es de sólo 0'5
puntos a los 100 días de lactación.
Otro aspecto importante es cuando controlar dicho estado de engrasamiento. Hay
quien recomienda hacerlo cada 30 días, argumentando otros autores que no es tan
importante hacerlo tantas veces sino que es mejor realizarlo en momentos críticos.
Los momentos más importantes son el parto, la cubrición (unos 100 días después), el
secado y el momento del reconocimiento del tracto genital (30 días postparto), a los
que otros autores añaden hacia el día 200 postparto para comprobar como va
aumentando el grado de engrasamiento
1
1,5
2
2,5
3
3,5
4
0 100 200 300 400
Días postparto
Grado
engrasamiento
Adultas
Primiparas
La evaluación de las variaciones de peso vivo y contenido en lípidos por unidad de
Condición Corporal difieren entre autores: 25-30 Kg para FROOD y CROXTON
(1978) y AGABRIEL et. al. (1986); de 44 Kg para GRAINGER et al. (1985) y de 100
Kg para WRIGHT y RUSSEL (1984).
Dada la variabilidad comentada, REMOND et al. (1988), en vacas frisonas, estudian
este aspecto y contrastan resultados. Por punto de nota de Condición Corporal se
31
produce una variación de 3'9 puntos en el porcentaje de lípidos, 28 Kg en la cantidad
de lípidos y 35 Kg en el peso vivo; valores inferiores a los publicados. Lo que se
puede explicar por la gama más amplia de notas de Condición Corporal y por una
gama más corta de grado de engrasamiento. Para los tres parámetros estudiados, el
reemplazo de la nota de Condición Corporal por su cuadrado mejora la parte de la
varianza explicada; ello sugiere que la proporción y cantidad de lípidos en el cuerpo y
el peso vivo aumentan más con cada nota suplementaria, lo que está en consonancia
con los resultados ofrecidos por ROBELIN (1982), que observa un crecimiento
cuadrático de la proporción de tejido adiposo con respecto a la proporción de tejido
graso en la 11ª costilla.
Como conclusión, señala que el método de la Condición Corporal, para estimar el
contenido en lípidos en vacas lecheras, es 3 veces menos eficiente que el espacio de
difusión de agua pesada o el diámetro de los adipocitos.
Este método no puede ser utilizado de manera fiable salvo por técnicos
experimentados y se ha de utilizar sólo en la práctica ganadera sobre lotes para
proponer recomendaciones alimenticias.
I.4.3.2. Condición corporal en Ovinos
En ovinos, la región lumbar es la elegida para evaluar la Condición Corporal, por ser
la región anatómica en la que mejor se predicen los distintos depósitos.
TEIXEIRA y col. (1989), en ovinos de raza Rasa Aragonesa, comprobaron que la nota
de Condición Corporal es un buen estimador de los depósitos grasos al explicar el
90% de la variación del peso de grasa total.
Los trabajos llevados a cabo por PARAMIO y FOLCH (1985) en Rasa Aragonesa, y
FRUTOS y col. (1995) en la Churra y Merina confirman la elevada relación entre la
nota de Condición Corporal y las reservas corporales.
El método más utilizado es el descrito por RUSSEL et al. (1969. La palpación se
realiza en las vértebras lumbares anteriores y las puntuaciones básicas son:
Nota 0.- no se detecta ningún tejido muscular ni graso entre la piel y el hueso. El
animal muestra emaciación extrema y está a punto de morir.
Nota 1.- se notan perfectamente las apófisis espinosas y transversas, que son
prominentes y cortantes, pudiendo palparse con facilidad sus extremos, así como la
separación entre vértebras. Los dedos pasan fácilmente bajo sus extremos. El m.
longissimus dorsii es poco profundo y sin grasa de cobertura.
32
Nota 2.- las apófisis espinosas aun son prominentes, aunque más suaves que en la
puntuación 1, pareciéndose más como una ondulación fina que como un borde
rugoso. Lo mismo ocurre con las apófisis transversas. Puede apreciarse una ligera
capa de grasa en la zona del m. longissimus dorsii.
Nota 3.- las apófisis espinosas se presentan como pequeñas elevaciones
redondeadas, poco detectables. Las apófisis transversas son suaves y para palparlas
hay que hacer presión con los dedos. El m. longissimus dorsii es profundo y se
encuentra moderadamente cubierto de grasa.
Nota 4.- las apófisis espinosas sólo pueden detectarse haciendo presión con los
dedos. No ocurre así con las apófisis transversas, que no son detectables. El m.
longissimus dorsii es profundo y posee una gruesa capa de grasa de cobertura.
Nota 5.- no se pueden detectar las apófisis espinosas ni las transversas, ni siquiera
con una presión firme. El m. longissimus dorsii es muy profundo y está cubierto con
una capa muy gruesa de grasa. Pueden apreciarse grandes depósitos de grasa sobre
las ancas (tuberosidad isquiática) y cola.
La modificación del método de Russel por la Meat and Livestock Comission (1975)
consiste en considerar un punto intermedio entre dos calificaciones, de manera que la
escala está constituida por 11 puntuaciones.
En EEUU la escala de puntuación es de cinco puntos con las siguientes
características para cada una de ellas:
1 (emaciada).- Los procesos espinosos son prominentes. La superficie del lomo es
pequeña, sin cobertura grasa. Las apófisis transversas son prominentes, pudiendo
pasar los dedos entre ellas. La cobertura grasa subcutánea tiene un espesor de 0-5
mm.
2.- Los procesos espinosos son prominentes. El lomo esta recubierto de una ligera
capa de grasa. Los procesos transversos están mas tapados y son ligeramente
redondeados, siendo posible notar los espacios intravertebrales mediante ligera
presión. La cobertura grasa subcutánea tiene un espesor de 6-10 mm.
33
3.- Los procesos espinosos están ocultos y pueden ser diferenciados sólo por
presión.
Los procesos transversos son redondeados y están cubiertos por una apreciable capa
de grasa. El lomo es redondeado y cubierto de grasa. La cobertura grasa subcutánea
tiene un espesor de 11-15 mm.
4.- Los procesos espinosos pueden ser detectados sólo con la presión. Los procesos
transversos no se detectan. El músculo del lomo está cubierto por una gruesa capa
de grasa, de un espesor de 16-20 mm
5.- Los procesos espinosos no se detectan, apareciendo una depresión a nivel medio.
Los procesos transversos no se detectan. La capa de grasa de cobertura tiene un
espesor superior a 20 mm.
34
La importancia de cada uno de los depósitos grasos en la nota de Condición Corporal
no se conoce bien. Por ello, TEIXEIRA et al. (1989) disecaron la canal de 52 ovinos y
cuantificaron los diferentes depósitos grasos, comprobando que la relación de la nota
de Condición Corporal y el peso vivo es semilogarítmica y que cuando dicha nota baja
de 2 a 1 el deposito que antes se moviliza es la grasa intermuscular, en tanto que
cuando aumenta de 3 a 4 o de 4 a 5, los depósitos que antes incrementan su
contenido son la grasa subcutánea y omental. Igualmente constataron que la variable
con mayor poder discriminante es la grasa omental, seguida por la pélvica, renal y
subcutánea. El porcentaje de agrupación correcta fue:
Grupo de Condición Corporal 1 2 3 4 5 6
% agrupación correcta 87’5 87’5 87’5 62’5 62’5 91’7
Los grupos 3 y 4, correspondientes a las notas de Condición Corporal 3 a 3'75, son
en los que se presentan las mayores dificultades de clasificación. Por tratarse de
grupos de gran importancia, se debe profundizar en el estudio del reparto de la grasa
en ovejas con Condición Corporal alrededor de 3.
Por contra, MENDIZABAL y col. (1999), en ovejas adultas de raza Rasa Aragonesa
con rango de Condición Corporal entre 0'75 y 4'5 y peso vivo de 29'8 a 79'2 Kg,
encontraron que el depósito graso que más varía es la grasa subcutánea (916
gramos por cada nota de CC), seguida de la pélvico-renal (916 g por nota de CC),
omental (877 g/ nota CC), intramuscular (500 g/nota CC) y mesentérica (436 g/nota
CC).
En ovinos adultos, cada punto de la escala de Condición Corporal supone variaciones
de 11-12 Kg de peso vivo, si bien la relación entre nota de Condición Corporal y
depósitos grasos no es lineal.
El método de la Condición Corporal fue concebido para ovinos ingleses, claramente
cárnicos, por lo que en razas mediterráneas hay que ajustar la escala por las
diferencias en composición corporal, además de las diferencias raciales en la
deposición y movilización de los depósitos grasos.
En ovinos de cola grasa, el nivel de engrasamiento de la cola es claramente visible y
puede ser palpada fácilmente. Sin embargo, no está sistematizado su empleo en los
estudios sobre Condición Corporal. HOSSANO et al. (1986) propusieron modificar el
sistema de RUSSEL et al. (1969), combinando la parte baja de la escala (0 a 3) con el
engrasamiento de la cola y la prominencia de los huesos coxales.
35
ATTI (1991) comprobó que el peso de algunos depósitos grasos y la grasa total están
más correlacionados con el perfil de la cola que con la escala de Russel o que con el
peso vivo.
TREACHER y FILO (1994), para comprobar la correspondencia de los depósitos
grasos de la cola con el estado nutritivo del animal, sacrificaron 84 ovejas de raza
Awassi, a las que entre otras variables analizan el peso de la grasa de la cola, el cual
es un buen predictor del peso vivo del animal, mejor que de la Condición Corporal.
I.4.3.3. Condición corporal en Caprinos
En cabras, la proporción de grasa sobre la región lumbar es menor que en ovejas, y
SANTUCCI (1984) describe una adaptación del método de Russel, proponiendo una
escala sobre la región esternal.
Comparando la palpación en tres zonas (lumbar, cola y esternal), TEIXEIRA et al.
(1994) señalan que la lumbar y esternal son las que mejor predicen el peso vivo y la
composición corporal, en tanto que es la escala en la región lumbar la que mejor
predice los depósitos grasos y la composición de la canal.
COLOMER-ROCHER (1988) define las notas, según regiones:
Región lumbar:
Nota 0.- El esqueleto es muy aparente bajo la piel. Los dedos pueden seguir el
contorno de todas las vértebras, apófisis transversas y espinosos en toda su longitud.
La grasa es inexistente.
Nota 1.- Los dedos se pueden introducir en los espacios de las apófisis transversas y
espinosas. El m. longissimus dorsii sólo cubre las apófisis articulares, que pueden ser
localizadas por presión de los dedos.
Nota 2.- Las apófisis transversas y espinosas son salientes y sólo sus extremos son
fácilmente palpables. La forma del músculo es apreciable a la presión de los dedos.
Entre las extremidades de las apófisis transversas y espinosas, la piel delimita una
curva cóncava.
36
Nota 3.- La palpación denota una forma redondeada del músculo, y se aprecia la
grasa de cobertura. Entre las apófisis transversas y espinosas, la piel describe una
línea recta.
Nota 4.- Las apófisis espinosas están ocultas y son difícilmente detectables. Los
músculos forman una superficie plana en la zona central.
Nota 5.- La línea media está hundida, no pudiéndose distinguir las referencias óseas
de las apófisis espinosas y transversas.
Región esternal
Nota 0.- Las costillas y las articulaciones condro-esternales son muy salientes. La
grasa es inexistente. La piel se mueve con mucha facilidad.
Nota 1.- El contorno de los huesos es ligeramente redondeado, así como los bordes
laterales del esternón, a nivel de las articulaciones condro-esternales. La grasa
subcutánea es inexistente.
Nota 2.- Las articulaciones condro-esternales son poco palpables a causa de la grasa
interna. La grasa subcutánea envuelve la parte central de la plataforma esternal. El
pinzamiento en tenaza, con los dedos, de los bordes de la región subesternal permite
profundizar.
Nota 3.- Los huesos son imperceptibles a la palpación. La grasa subcutánea es
palpable, el espesor de grasa interna es importante y redondea los bordes laterales
del esternón. Al pinzamiento, es difícil penetrar por los bordes laterales de la región
esternal.
Nota 4.- La región esternal presenta contornos redondeados. Los limites de grasa
subcutánea son difícilmente detectables.
Nota 5.- La masa grasa subcutánea es plana y redondeada en los bordes, no es
móvil y recubre uniformemente la región esternal.
Región caudal
Nota 0.- A la palpación se detectan los contornos de las vértebras. La cola es seca y
se pueden introducir los dedos entre vértebras.
Nota 1.- Presencia de ligamentos finos alrededor de las vértebras. La piel es
ligeramente móvil.
Nota 2.- La unión de los cuerpos vertebrales es fácilmente perceptible. A la palpación
se puede detectar una pequeña masa de músculo. La piel es muy móvil.
Nota 3.- Las vértebras son detectables con una ligera presión de los dedos,
palpándose una masa espesa y larga de músculo.
Nota 4.- Las vértebras caudales no son detectables a la palpación. En el nacimiento
de la cola, las vértebras están rodeadas de una masa importante de músculo.
Nota 5.- El borde superior de la cola sobrepasa el nivel de la punta de las nalgas.
HERVIEU et al. (1994) ponen a punto una escala de puntuación a nivel de la cola,
entre la 2ª y 3ª vértebras caudales. La escala es:
Nota 0.- Estado magro extremo. Los huesos destacan fuertemente. La piel es seca y
pegada.
37
Nota 0'25.- Apófisis articulares muy destacadas. Magrura aparente. Músculos muy
perceptibles. Piel móvil y flexible.
Nota 0'5.- Apófisis articulares detectables. Músculos finos y perceptibles.
Nota 0'75.- Apófisis articulares recubiertas por músculos poco perceptibles
Nota 1.- Apófisis articulares no perceptibles. Apófisis laterales detectables a nivel de
la 2ª vértebra caudal, poco en la 3ª. Apófisis transversas muy salientes. Hueco de los
cuerpos vertebrales muy pronunciado. Angulo vertebral abierto, perfil en campana.
Nota 1'25.- Apófisis espinosas poco detectables al nivel de la 2ª y 3ª vértebras
caudales. Angulo vertebral lleno.
Nota 1'50.- Apófisis espinosas poco detectables a nivel de la 2ª vértebra caudal y
nada en la 3ª. Al pinzamiento, perfil triangular. Angulo vertebral lleno.
Nota 1'75.- Apófisis espinosas no detectables. Perfil triangular. Espacio entre apófisis
transversas muy pronunciado entre la 1ª-2ª, poco entre 2ª-3ª.
Nota 2.- Perfil trapezoidal. El espacio entre apófisis transversas poco lleno entre la 1ª
y 2ª y medio entre 2ª y 3ª. Espacio del ángulo vertebral lleno sin ser redondeado.
Nota 2'25.- Espacios entre apófisis transversas llenos a mitad entre la 1ª y 2ª y entre
la 2ª y 3ª vértebras caudales.
Nota 2'5.- Espacios entre apófisis transversas llenos a mitad entre la 1ª y 2ª y a los
dos tercios entre la 2ª y 3ª vértebras caudales.
Nota 2'75.- Espacios entre apófisis transversas llenos a los dos tercios entre la 1ª y 2ª
y a más de dos tercios entre la 2ª y 3ª vértebras caudales.
Nota 3.- Músculos dorsales y laterales de la cola ligeramente redondeados. Espacios
entre apófisis transversas llenos a los dos tercios entre la 1ª y 2ª vértebras y
totalmente ente la 2ª y 3ª.
Nota 3'25.- Espacios entre apófisis transversas llenos. Extremidades de las apófisis
transversas bien recubiertas.
Nota 3'5.- Extremidades de las apófisis transversas muy recubiertas pero palpables.
Nota 3'75.- Extremidades de las apófisis transversas totalmente recubiertas y poco
palpables.
Nota 4.- Extremidades de las apófisis transversas no palpables, músculos
redondeados.
Nota 4'25.- Fosas sacro-espino-tuberales de cada lado de la cola poco llenas.
Nota 4'5.- Fosas sacro-espino-tuberales de cada lado de la cola medianamente
rellenas.
Nota 4'75.- Fosas sacro-espino-tuberales de cada lado de la cola casi llenas
Nota 5.- Fosas sacro-espino-tuberales de cada lado de la cola totalmente llenas a
nivel de las puntas de las fosas. Base de la cola no se puede separar dentro de la
masa grasa.
Esta escala se utiliza en diferentes regiones: de 0 a 0'75 a nivel de las apófisis
articulares; de 0'75 a 1'5 a nivel de las apófisis espinosas; de 1'75 a 2'75 a nivel del
espacio entre las apófisis transversas; de 2'75 a 3'75 a nivel de las extremidades de
38
las apófisis transversas; de 3'75 a 4'75 a nivel de las fosas sacro-espino-tuberales.
Con esta tabla, las correlaciones con las fracciones grasas son muy altas.
I.4.4. MÉTODOS ELECTRÓNICOS
Desde hace algunos años se vienen empleando una serie de técnicas electrónicas
(ecografía, ultrasonidos, electromagnéticos, etc.) para evaluar la composición corporal
de los animales "in vivo". Se iniciaron en la especie porcina y en la actualidad se va
extendiendo a otras especies.
El equipo de ultrasonidos transforma los pulsos eléctricos en ondas de alta frecuencia
que se reflejan en los límites de tejidos con diferentes densidad bioacustica
(Turlington y Houghton, 1992). Se viene empleando dos tipos de equipos de
ultrasonidos: (A) mide la amplitud del eco respecto del tiempo (Simm, 1983), (B)
mediante una escala de grises señalan las medidas, a tiempo real, de las diferentes
estructuras analizadas en dos dimensiones (Stouffer, 1988). La velocidad de
ultrasonido a través de los tejidos blandos también se utiliza para predecir la
composición corporal (Miles et al., 1991), procedimiento que ofrece la ventaja de
mostrar valores absolutos en lugar de imágenes que requieren interpretación.
Las mediciones se iniciaron, en el ganado porcino, determinando el espesor de la
grasa subcutánea con el que, mediante las correspondientes ecuaciones de
regresión, se estima la composición corporal.
Con la aplicación de ultrasonidos y técnicas ecográficas se pudo valorar el espesor o
profundidad de masas musculares en la región dorsolumbar (m. longisimus dorsii) con
lo que la estimación de la composición corporal se hizo más exacta.
Sobre la eficacia de los distintos aparatos de medida se han realizado numerosas
investigaciones. En líneas generales, todos ellos dan buenos resultados en cuanto a
la repetibilidad de las mediciones y a los valores obtenidos. La mayor dificultad
aparece cuando la zona donde se efectúa la medición es curva o inclinada, en cuyo
caso los resultados son inferiores.
39
En el cerdo se han venido utilizando diversas zonas corporales para la predicción de
la composición corporal.
En la actualidad, el instrumental se ha perfeccionado y permite determinar mayor
cantidad de parámetros. Se pueden obtener imágenes a tiempo real, que se analizan
en un sistema informático, determinándose, entre otros, la superficie, profundidad,
anchura, perímetro y superficie del m. longissimus dorsii, espesor de la grasa de
cobertura, marmoreo, etc.
En ovinos, EDWARDS et al. (1989) realizaron pruebas con ultrasonidos para
determinar en vivo el espesor de la grasa subcutánea y el área del m. longissimus
dorsii. Las mediciones, con un Aloka 210 DX a 5 Mhz, se realizaron a nivel dorsal
(entre la 12ª y 13ª vértebras dorsales) y sacro (entre la 1ª y 2ª vértebras coccígeas).
Los resultados se compararon con los obtenidos mediante disección, encontrando
una correlación del 0'59 para el espesor graso y 0'36 para el área del músculo, lo que
demuestra su escasa fiabilidad en esta especie. Conclusiones a las que han llegado
otros autores, que lo achacan al menor porcentaje de grasa subcutánea en la especie
respecto del cerdo.
Los primeros estudios sobre ultrasonidos en ovinos mostraron escasa utilidad para la
valoración de la composición corporal (Jones et al., 1982; Hamby et al., 1986;
40
Leymaster et al., 1985; Fortin and Shrestha, 1986; Edwards et al., 1989). La limitación
del uso se atribuye al escaso desarrollo de la grasa subcutánea, la variación en la
localización de ésta y en la presencia de lana, lo que dificulta las mediciones
(Houghton and Turlington, 1992; Purchas and Beach, 1981).Sin embargo, trabajos
más recientes (Stanford et al., 1995a) muestran que los ultrasonidos son de mayor
utilidad en la predicción de la carne comercializable que el peso vivo. Así mismo, las
medidas de la chuleta a través de ultrasonidos han permitido una mejora en los
programas de selección, para el contenido graso, del 13% y del 14% en la
conformación de la canal (Olesen and Husabo, 1994).
En esta especie, el uso parece limitado a la determinación del m. longissimus dorsii, si
bien diversos autores lo consideran útil para el espesor de grasa. DELFA et al.
(1991), en ovejas sin esquilar, evaluaron la precisión de los ultrasonidos, llegando a
las siguientes conclusiones:
- son un medio eficaz para determinar el espesor de la grasa lumbar
- son poco eficaces para determinar la profundidad del m. longissimus dorsii y
el músculo de la canal.
- el punto anatómico donde se realiza la medida del espesor de grasa puede
alterar la precisión de la medida.
- las medidas, con ultrasonidos, del espesor de la grasa lumbar en vivo son los
mejores predictores de músculo y grasa total de la canal.
En corderos vivos, DELFA et al. (1992), estudiaron 6 medidas de espesor de grasa y
músculo sobre la 4ª vértebra lumbar y el esternón. Los resultados demostraron que la
precisión de la predicción de la composición de la canal aumenta con la adición de
medidas de espesor de grasa realizadas con ultrasonidos a medidas corporales y
peso vivo.
El Reglamento (CEE) nº 2967/85 establece que los métodos objetivos de clasificación
de canales deben basarse en la estimación del porcentaje de carne magra en la
canal, debiendo poseer un coeficiente de determinación superior a 0,64 y una
desviación estándar residual inferior a 2,5%. A tal efecto, Cadavez et al. (2000)
utilizan los ultrasonidos (ALOKA SSD-500V con sonda de 7,5MHz) para predecir la
composición de la canal de corderos efectuando medidas de espesor del m.
Longissimus dorsii, de la grasa subcutánea (entre la 12ª-13ª vértebras dorsales, 1ª-2ª
y 3ª-4ª vértebras lumbares), grasa esternal (2ª, 3ª y 4ª estérnebras) y peso canal.
Todos los modelos desarrollados fueron altamente significativos y explicaron el 67,
71, 82 y 62% de la variación en el porcentaje de músculo, hueso, grasa subcutánea y
grasa intermuscular, obteniendo una desviación estándar residual inferior a 23 g/kg.
Cuando emplean el peso vivo, los modelos desarrollados fueron altamente
significativos y explicaron el 68, 71, 83 y 62% de la variación en el porcentaje del
músculo, hueso, grasa subcutánea y grasa intermuscular, con una desviación
estándar residual inferior a 29,2 g/kg.
En bovinos, SIMM (1983), en una amplia revisión, indica que las medidas del área de
los músculos son los mejores predictores del rendimiento canal, de la relación
músculo/hueso y del peso de las diferentes piezas comerciales, mientras que las de
espesor de grasa lo son de los porcentajes de músculo y grasa de la canal.
41
La región anatómica elegida para las determinaciones varía según autores, si bien las
determinaciones realizadas entre la 11ª y 12ª vértebras dorsales a ambos lados de la
línea vertebral son las que muestran mayor correlación con los caracteres de la canal.
Con estas técnicas, especialmente con los ultrasonidos, los resultados están en
función de factores como: calibrado del aparataje, inmovilidad del animal, zona de
determinación, pelado, material de intermediación (aceite) entre el aparato y el
animal, dirección de la medida, reducción de la escala real a la del aparato,
interpretación, experiencia del operador.
En caprinos, la información disponible sobre la utilización y aplicación de los
ultrasonidos como técnica de valoración de la composición corporal es escasa.
STANFORD y col. (1995), en cabritos de raza Alpina, emplearon los ultrasonidos para
evaluar el contenido muscular de la canal, indicando que dicha técnica en tiempo real
es buena predictora de la cantidad de músculo.
DELFA et al. (1995a, b, c) estudiaron la precisión de los ultrasonidos como
predictores de la composición de la canal y de los depósitos adiposos. Con
posterioridad, DELFA et al. (1996) y DELFA et al. (1997) determinaron el peso de las
diferentes piezas de la canal y la calidad de la misma en cabritos Angora y Blanca
Celtibérica, comprobando su idoneidad como predictores del contenido muscular y
graso de la canal.
DELFA et al. (1998), en cabras adultas de raza Blanca Celtibérica, evaluaron la
precisión de los ultrasonidos en la valoración del espesor de la grasa lumbar, espesor
del m. longissimus dorsii a nivel de la 1ª-2ª, 3ª-4ª y 5ª-6ª vértebras lumbares, y el
espesor de la grasa esternal a nivel de la 2ª, 3ª, 4ª y 5ª estérnebras.
42
Sobre el "cuadrado lumbar" (TEIXEIRA et al., 1995) se realizaron las medidas B y C
en las mismas vértebras que con los ultrasonidos a 2cm, 1/3 y 4 cm de la línea media.
Los coeficientes de correlación entre los valores obtenidos en la canal y los
registrados con ultrasonidos son elevadas (0'6-0'85). Los mejores resultados se
obtienen en las mediciones realizadas en la 1ª-2ª y 3ª-4ª vértebras lumbares y a 4cm
de la línea media. A tenor de los resultados obtenidos, dichos autores concluyen que,
en las condiciones experimentales del trabajo, los ultrasonidos son una buena técnica
para predecir con precisión la composición de la canal y de los diferentes depósitos
corporales en cabras adultas de raza Blanca Celtibérica.
AZEVEDO et al. (1999) llevan a cabo una evaluación del método de ultrasonidos
como predictor de la composición de la canal en machos de la raza caprina Serrana
Transmontana. Para ello emplean sondas lineales de 5 y 7'5 MHz. Las medidas se
realizaron a nivel de la 13ª vértebra dorsal, 3ª-4ª vértebras lumbares y región esternal
(entre 3ª y 4ª esternebra), determinando el espesor graso subcutáneo, grosor y área
del músculo Longissimus thoracis y lumborum y Transversus thoracis.
43
Medida Sonda 5 MHz Sonda 7'5 MHz Disección
Espesor grasa subcut. dorsal (mm) 2.53 2.68 3.06
Espesor grasa subcut. lumbar (mm) 3.25 2.90 3.59
Espesor grasa subcut. esternal (mm) 4.55 4.29 5.13
Espesor músculo dorsal (mm) 25.51 26.45 30.87
Espesor músculo lumbar (mm) 25.64 26.04 29.20
Espesor músculo esternal (mm) 3.50 2.81 3.96
Área músculo dorsal (cm2
) 17.11 17.54 16.75
Las determinaciones del espesor de la grasa subcutánea y del músculo se realizan
con mayor precisión con la sonda de 5 MHz. El área muscular se estima mejor con la
sonda de 7'5 MHz.
La estimación de la composición grasa de la canal se realiza mejor con la
determinación del espesor subcutáneo a nivel lumbar, en tanto que la composición
muscular se estima mejor con la medida de espesor muscular a nivel dorsal.
En la última década se vienen empleando nuevas técnicas de imágenes como los
rayos X, Tomografía computerizada y Resonancia magnética; técnicas que tienen
grandes ventajas y mayor precisión que los ultrasonidos. Su mayor inconveniente es
el costo.
La tomografía por rayos X fue desarrollada para medicina humana. Un generador y
un detector giran alrededor del sujeto, midiendo la cantidad de radiación. La tasa de
atenuación de radiación (diferencia entre la emitida y la recibida) sirve para calcular la
densidad de los tejidos atravesados por la radiación, lo que transforma en imágenes.
En vivo, solo es aplicable a pequeños animales (ovejas, cabras, conejos, aves)
debido a la escala del aparataje (Vangen, 1989).
SEHESTED (1984) utilizando Tomografía Axial Computerizada, obtuvo coeficientes
de determinación máximo de 0'73 para las ecuaciones de predicción, a peso vivo
constante, de la cantidad de grasa.
La Resonancia Magnética Nuclear presenta una mayor capacidad de predicción de la
composición corporal que la tomografía (Groeneveld et al., 1984; Simm, 1992),
aunque presenta valores similares cuando lo que se determina es la cantidad de
grasa (Ross et al., 1991). El elevado coste del aparataje lo hace casi inaplicable para
animales domésticos (Pedersen, 1989). En un trabajo llevado a cabo en ovinos
(Streitz et al., 1995) se obtuvieron valores de R2
entre 0.78 a 0.91 para corderos de
10 a 50 kg de peso. En la actualidad, el uso de RMN en programa de selección está
restringido a aves (Mitchell et al., 1991; Liu et al., 1994).
CAMERON (1986) señala que con la Resonancia Magnética Nuclear se puede
determinar hasta la cantidad de grasa intermuscular.
I.4.5. MÉTODOS DE DILUCIÓN DE MARCADORES
Para el estudio "in vivo" de la composición corporal de los animales, se emplean
diversos métodos:
I.4.5.1. ESPACIO DE DIFUSIÓN DE MARCADORES (AGUA PESADA U OXIDO DE
DEUTERIO).
44
La medida del espacio de dilución de marcadores en el agua orgánica, es el
procedimiento que, en opinión de ROBELIN (1973, 1981), mejor estima la
composición "in vivo" de los animales domésticos.
Los marcadores más utilizados son el agua tritiada y el óxido de deuterio. El marcador
es un estimador del contenido hídrico corporal. Conocido el volumen de agua, se
puede estimar el contenido corporal en otros componentes, principalmente la grasa,
por la elevada correlación detectada, próxima al 0'99.
El método se basa en dos principios:
a) constancia de la composición del cuerpo magro vacío (sin grasa ni contenido
digestivo). Conocido el volumen de agua corporal se puede obtener su contenido en
cenizas y proteínas; si además conocemos el peso vivo vacío podemos determinar el
contenido en grasa
b) Existencia de una estrecha relación entre el volumen de agua corporal y el
espacio de difusión del marcador.
La composición del “cuerpo magro vacío” varía ligeramente con la edad: disminuye el
agua (78’8% al 75’2%) y aumentan la proteína (17’4% al 20’2%) y las cenizas (3’7%
al 4’6%). Una vez que los animales alcanzan la “madurez química” el rango de
variación de la composición corporal es menor, aunque diversos autores han puesto
de manifiesto diferencias estadísticamente significativas debidas al estado fisiológico,
si bien cuantitativamente son de escasa importancia.
La relativa constancia de la composición del cuerpo magro permite estimar el
contenido en lípidos con elevada precisión.
Sin embargo, COWAN et al. (1979, 1980) critican dicho método en ovejas lactantes
por las diferencias que encuentran en el tiempo que el marcador tarda en equilibrarse
en el agua corporal (2 a 8 horas en las ovejas adultas), resultando variaciones cuando
el calculo se hace a partir de la concentración en sangre sólo a un tiempo
determinado. Esta variabilidad puede ser corregida si se considera la concentración
teórica del marcador en el momento de la infusión, estimada por extrapolación a cero
de la curva de evolución de la concentración del marcador en el tiempo (aún se sigue
sobreestimando el volumen de agua en un 4%). También, durante el tiempo de
45
equilibrio se producen pérdidas de marcador, lo que provoca una sobreestimación del
volumen de agua corporal
Los lípidos modifican la proporción del resto de componentes corporales (MOULTON,
1923). Con la edad aumenta el contenido graso y disminuye la proporción de agua
hasta un momento en el que la composición corporal se mantiene constante, madurez
química, que se alcanza a edades diferentes según la especie y raza.
Este método no ha dado buenos resultados cuando las estimaciones se realizan al
inicio de la lactación, periodo en el que existe una movilización de grasa asociada a
una retención de agua, y porque el tiempo necesario para obtener el equilibrio
depende de numerosos factores que actúan a corto plazo sobre el flujo de agua
corporal.
Por contra, la utilización del método de extrapolación de la concentración al momento
de la inoculación parece depender menos de las fluctuaciones de eliminación del
marcador que resulta del ritmo nictameral de ingestión de agua. Por esta razón
TISSIER et al. (1983) proponen utilizar análisis a 5, 7, 29 y 31 horas después de la
inoculación.
En condiciones de pastoreo, el horario de comida de los animales no es conocido y
las condiciones expuestas por TISSIER pueden ser inadecuadas.
Por ello LIGIOS et al. (1994) calculan el espacio de difusión de oxido de deuterio por
relación entre la cantidad inyectada (Q) y la concentración inicial teórica (C), Espacio
= Q/C; obtenido por regresión lineal al origen después de transformación logarítmica
de las concentraciones medidas a diferentes tiempos. Establecen diferentes
combinaciones de análisis previos.
El espacio de difusión de agua pesada calculado a partir de las diferentes
combinaciones de los horarios de premuestra está bien relacionado con el agua al
sacrificio. El número de muestras previas es de cuatro a 5, 9, 29 y 33 horas después
de la inoculación.
El espacio de difusión sobrestima el agua corporal, si bien los resultados validan el
método.
Diversos autores (ECHAIDE, 1989; LIGIOS et al., 1994) han registrado la precisión
del método en ovejas lactantes. Cuando el estudio se realiza con pérdidas de peso,
como sucede en la lactación, el espacio de dilución del oxido de deuterio sobrestima
el contenido en agua corporal. Ello supone que el oxido de deuterio es más
representativo del contenido de agua al tiempo de equilibrio que al contenido en agua
al momento del sacrificio.
A pesar de esto, el contenido en agua corporal está estrechamente relacionado con el
espacio de dilución del oxido de deuterio. La introducción de la perdida de peso a lo
largo del estudio como segunda variable independiente, aumenta significativamente la
explicación de la variación del 93 al 95%.
A este respecto, CASTRILLO et al. (1995) estudian el método del espacio de difusión
del óxido de deuterio para predecir la composición corporal en ovejas de razas
lecheras (Churra y Lacha). Los animales recibieron alimentos dos veces al día y
dispusieron de agua a libre voluntad. Utilizando deuterio de elevada concentración
(>98%), inocularon, dos horas después de la comida de la mañana, 0’6 g/kg peso
vivo, por vía yugular. Las muestras, 10 cc de sangre, se obtuvieron a 5, 7, 29 y 31
46
horas post-infusión y se analizaron mediante espectrometría de infrarrojo. Las ovejas
se ordeñan, pelan y pesan antes de la inoculación.
El peso vivo se registra a unas 5-7 horas después de la inoculación (momento
próximo al equilibrio). El peso vivo vacío se calcula por diferencia entre el peso justo
en el momento del sacrificio y el contenido de los estómagos e intestinos. El
contenido en agua del tubo digestivo se determina por desecación a 105ºC durante
48 horas, y el agua del organismo por desecación de muestras representativas,
previamente picadas y homogeneizadas. En las muestras desecadas se determinó en
contenido en cenizas mediante calentamiento a 550ºC durante 8 horas. El contenido
en grasa se determina por extracción mediante éter dietílico previa hidrólisis con
ácido clorhídrico, el contenido en nitrógeno con el método Kjeldhal y el contenido
energético se determinó en calorímetro adiabático.
El espacio de dilución del óxido de deuterio se calcula como la relación entre la dosis
de marcador infundida y la concentración teórica en agua sanguínea al momento de
la infusión. Se estima por extrapolación al tiempo cero mediante regresión lineal del
logaritmo de las concentraciones de oxido de deuterio en sangre tomadas a 5, 7, 29 y
31 horas de la infusión.
Hay una relación significativa y negativa entre el contenido en agua corporal y grasa.
El contenido graso = -1'08 + 0'081; contenido en agua + 82'4. La ecuación mejora
cuando se refiere al peso al sacrificio libre de vellón y al peso vivo vacío.
El espacio de dilución sobrestima el agua corporal en 3'5 Kg, lo cual se relaciona con
la perdida de peso desde 5-7 horas antes del sacrificio al momento de la inoculación.
Eliminando la pérdida de 1'9 Kg de peso en este periodo, la sobreestimación es del
5%.
En esta experiencia se constatan ligeras diferencias, no significativas, en la
composición corporal a lo largo de la lactación. Sin embargo las diferencias nunca
superan 1'5 unidades porcentuales respecto de la media, lo que pone de manifiesto la
baja variación de la composición corporal en animales adultos. Igualmente registran
una correlación negativa significativa entre la proporción de grasa y agua en el
organismo, no siendo afectada dicha relación ni por la raza ni por el estado de
lactación.
Usando este procedimiento en corderos y en ovejas de razas de carne a diferentes
estados fisiológicos, en las que se ha estimado el contenido graso y energético del
cuerpo, tanto "in vivo" como a través del espacio de dilución, el error típico residual es
inferior al 10% y 7% respectivamente.
En esta especie, el método tiene una precisión que permite evidenciar diferencias de
700 g de lípidos y 6’5 Mcal de energía al comparar dos lotes de10 ovejas, diferencias
que suponen un 9% y 5%, respectivamente.
SCHMIDELY et al (1994) utilizan en cabras el método de oxido de deuterio, midiendo
la cinética del marcador mediante tomas de sangre 1, 2, 4, 8, 24 y 48 horas después
de la inoculación. El espacio de difusión lo determinan mediante Ct = Cl e-kt
, donde K=
retorno del marcador, Ct concentración en cada instante y Cl concentración teórica
inicial, de lo que resulta el espacio de difusión = Q/CI, donde Q es la cantidad de
marcador inyectada.
Consideran que este método es aceptable. El marcador se difunde muy rápidamente
ya que el retorno (h-1) es 0'0062, y la vida media es de unas 110 horas con fuertes
47
variaciones individuales. La relación entre el agua del cuerpo y el espacio de difusión
no se ve influenciada por el estado fisiológico del animal.
En cabras se considera que son necesarias al menos 15 cabras para poder llevar a
cabo una buena determinación.
I.4.5.2. ESPACIO DE DIFUSIÓN DE UREA
SCHMIDELY et al. (1994) inoculan 0'13 g/kg P.V. y toman muestras de sangre a 0, 5,
10, 15, 18, 20, 30, 45 y 60 minutos después de la inoculación de urea en sangre por
vía yugular. El espacio de difusión de urea se determina mediante el siguiente
modelo:
Tu-Uo=C1e-kt
+ C2 e-k2t
.
Las mediciones con este método están influenciadas por el aporte nitrogenado, de ahí
que cuando los animales ingieren mucho, el método sobrestime en mucho el
contenido en agua corporal.
UREA SPACE AND BODY CONDITION SCORE TO PREDICT BODY
COMPOSITION OF MEAT GOATS
A.T. Ngwaa
, L.J. Dawsonb
, R. Puchalaa
, G. Detweilera
, R.C. Merkela
, I. Tovar-Lunaa, c
, T. Sahlua
,
C.L. Ferrelld
and A.L. Goetscha, ,
a
E (Kika) de la Garza American Institute for Goat Research, Langston University, P.O. Box 730,
Langston, OK 73050, USA
b
College of Veterinary Medicine, Oklahoma State University, Stillwater, OK 74078, USA
c
Universidad Autonoma Chapingo, Unidad Regional Universitaria De Zonas Aridas, Bermejillo, Dgo.,
Mexico
d
US Meat Animal Research Center, P.O. Box 166, Clay Center, NE 68933, USA
Small Ruminant Research Article in Press
Abstract
Yearling Boer × Spanish goat wethers (40) were used to develop and compare body
composition prediction equations for mature meat goats based on urea space (US) and body
condition score (BCS). Before the experiment, one-half of the animals were managed to have
high BW and BCS (1–5, with 1 being extremely thin and 5 very fat) and the others were
managed to have low BW and BCS. During the 24-week experiment, initially fat wethers were
fed to lose BW and BCS and initially thin wethers were fed to increase BW and BCS. BCS,
US, and whole body chemical composition were determined after 0, 12, and 24 weeks. Mean,
minimum, and maximum values were 42.1 (S.E. = 1.12), 24.5, and 59.0 kg for shrunk BW; 3.0
(S.E. = 0.11), 1.5, and 4.0 for BCS; 61.3 (S.E. = 1.01), 53.7, and 76.5% for water; 20.2 (S.E. =
1.11), 4.7, and 29.7% for fat; 15.6 (S.E. = 0.19), 13.3, and 18.1% for protein; and 2.9
(S.E. = 0.062), 2.2, and 3.7% for ash, respectively. For water, fat, and ash concentrations and
mass, simplest equations explaining greatest variability (with independent variables of US,
BCS, and (or) shrunk BW) based on BCS accounted for more variation than ones based on
US, although in some cases differences were not large (i.e., water and ash concentrations
and mass). Neither US nor BCS explained variability in protein concentration. Equations to
predict protein mass based on shrunk BW and US or BCS were nearly identical in R2
and the
root mean square error. A 1 unit change in BCS corresponded to change in full BW of 8.9 kg
(full BW (kg) = 17.902 + (8.9087 × BCS); R2
= 0.653), fat concentration of 7.54% (%fat =
−5.076 + (7.5361 × BCS); R2
= 0.612), and energy concentration of 3.01 MJ/kg (energy
(MJ/kg) = 0.971 + (3.0059 × BCS); R2
= 0.615). In summary, BCS may be used as or more
48
effectively to predict body composition of meat goats than US. The primary determinant of
BCS, within the range of BCS observed in this experiment, was body fat content.
Keywords: Goats; Body composition
1. Introduction
Wuliji et al. (2003) discussed the importance of body composition and, in particular, need for
accurate non-terminal measures. Urea space (US) has been used to estimate body
composition in cattle (Meissner et al., 1980, Bartle and Preston, 1986, Rule et al., 1986, Bartle
et al., 1987 and Hammond et al., 1990), sheep (Bartle et al., 1988, Poland, 1991 and
Galloway et al., 1996), and goats (Arta Putra et al., 1998 and Wuliji et al., 2003). This
technique is relatively simple though not to the extent to allow routine on-farm use, with
employment most likely confined to experimental settings. An even less complex measure is
body condition score (BCS) (Edmonson et al., 1989, Honhold et al., 1989 and Oregui et al.,
1997). BCS is intended to be a subjective estimate primarily of degree of fatness, but also with
influence of protein mass. BCS is commonly applied with beef and dairy cattle. For example,
NRC, 2000 and NRC, 2001 suggested concentrations of fat, protein, and energy for different
BCS of cattle, thereby allowing calculation of feed needs to achieve specific increases in BW
or energy mobilized for use in lactation or maintenance with BW decreases. However, goats
have the ability to deposit considerable fat internally, which might lessen the accuracy with
which body composition can be predicted from BCS. Recently, Villaquiran et al., 2005a and
Villaquiran et al., 2005b; also available at www2.luresext.edu) described a BCS procedure for
goats. Therefore, objectives of this experiment were to develop and compare body
composition prediction equations for yearling meat goats based on US and BCS.
2. Materials and Methods
The experiment was approved by the Langston University Animal Care Committee. Most
procedures were described by Ngwa et al. (2006) and, therefore, will only be briefly described
here.
In the 5 months preceding the experiment, 21 yearling Boer × Spanish goat wethers were
managed to achieve high BW and BCS, and 21 received restricted amounts of feed to
produce low BW and BCS. Conditions at the beginning of the experiment are given in Table 1.
During the 24-week experiment, initially fat (I-F) animals had restricted feed access to
decrease BW and BCS, and initially thin (I-T) animals had relatively high amounts of feed to
increase BW and BCS. Measures occurred at the beginning of the experiment and after 12
and 24 weeks.
Table 1. Summary of data used to develop equations to predict body composition of yearling
meat goatsa
Item Mean S.E. Minimum Maximum
Full (unshrunk) BW (kg) 44.8 1.16 26.5 61.5
Shrunk BW (kg) 42.1 1.12 24.5 59.0
Empty BW (kg) 36.4 1.11 19.0 51.0
Body condition score (1–5) 3.0 0.11 1.5 4.0
Mass (kg)
Water 22.00 0.538 14.37 30.01
Fat 7.68 0.540 1.17 13.40
Protein 5.64 0.161 2.79 8.16
Ash 1.05 0.028 0.63 1.55
Concentration (% of empty BW)
49
Item Mean S.E. Minimum Maximum
Water 61.25 1.011 53.69 76.52
Fat 20.24 1.110 4.67 29.67
Protein 15.58 0.188 13.30 18.14
Ash 2.92 0.062 2.23 3.71
a
n = 40.
US procedures were those described by Wuliji et al. (2003). On the morning prior to harvest,
wethers were weighed full or unshrunk (FBW) and BCS was determined by a panel of four
individuals, with 0.25-increments. Procedures for determining BCS as described by Villaquiran
et al., 2005a and Villaquiran et al., 2005b were used. Descriptions from these sources are
given below.
With a BCS of 1, the animal is emaciated and weak. The backbone is highly visible and forms
a continuous ridge. The flank is hollow. Ribs are clearly visible. There is no fat cover, and
fingers can easily penetrate into intercostal spaces (between ribs). The spinous processes of
the lumbar vertebrae can be grasped easily between the thumb and forefinger; the spinous
processes are rough, prominent, and distinct giving a saw-tooth appearance. Very little
muscle and no fat can be felt between the skin and the spinous process. There is a deep
depression in the transition from spinous to transverse processes. The hand can easily grasp
the transverse processes of the lumbar vertebrae, which are very prominent. Clearly half of
the length of the transverse processes is discernible. Sternal fat can be easily grasped
between thumb and fingers and moved from side to side. The cartilage and joints joining ribs
and sternum are easily felt.
With a BCS of 2, the goat appears slightly raw-boned. The backbone is still visible with a
continuous ridge. Some ribs can be seen and there is a small amount of fat cover. The ribs
are still felt. Intercostal spaces are smooth but can still be penetrated. The spinous processes
of the lumbar vertebrae are evident and can still be grasped between the thumb and
forefinger; however, a muscle mass can be felt between the skin and the spinous process.
There is an obvious depression in the transition from spinous to transverse processes. The
hand can grasp the transverse processes but the outlines of the transverse processes are
difficult to see. About one-third to one-half of the length of the transverse processes is
discernible. Sternal fat is wider and thicker but can still be grasped and lifted by the thumb and
forefinger. The fat layer can still be moved slightly from side to side. Joints are less evident.
With a BCS of 3, the backbone is not prominent. Ribs are barely discernible and an even layer
of fat covers them. Intercostal spaces are felt using pressure. The spinous processes of the
lumbar vertebrae cannot be easily grasped because the tissue layer covering the vertebrae is
thick. When running a finger over the spinous processes, a slight hollow is felt. There is a
smooth slope in the transition from spinous to transverse processes. The outline of the
transverse processes of the lumbar vertebrae is slightly discernible. Less than one-quarter of
the length of the transverse processes is discernible. Sternal fat is wide and thick. It can still
be grasped but has very little movement. Joints joining cartilage and ribs are barely felt.
With a BCS of 4, the backbone cannot be seen. Ribs are not seen. The side of the animal is
sleek in appearance. It is impossible to grasp the spinous processes of the lumbar vertebrae,
which are wrapped in a thick layer of muscle and fat. The spinous processes form a
continuous line. There is a rounded transition from spinous to transverse processes. The
outline of the transverse processes of the lumbar vertebrae is no longer discernible. The
transverse processes are a smooth, rounded edge, with no individual processes discernible.
Sternal fat is difficult to grasp because of its width and depth. It cannot be moved from side to
side.
With a BCS of 5, the backbone is buried in fat. Ribs are not visible. The rib cage is covered
with excessive fat. The thickness of the muscle and fat is so great that reference marks on the
50
spinous processes are lost. The spinous processes form a depression along the backbone
and there is a bulging transition from spinous to transverse processes. The thickness of the
muscle and fat is so great that reference marks on the transverse processes are also lost. It is
impossible to grasp the transverse processes. The sternal fat now extends and covers the
sternum, joining fat covering cartilage and ribs; it cannot be grasped.
After determining FBW and US, feed and water were withheld for 24 h before US
determination. A 20% (w/v) urea solution in 0.9% (w/v) saline was infused into the jugular vein
through a winged catheter (19 gauge, 1.9 cm; Vacutainer®
, Becton Dickinson, Rutherford, NJ)
at 130 mg/kg FBW, after a 0-min sample was collected. Twelve minutes later another sample
was withdrawn. Blood was placed in ice then centrifuged later. Shrunk BW (SBW) was
determined. Serum was frozen until analysis of urea (Chaney and Marbach, 1962). US was
calculated as urea infused/change in serum concentration. Immediately thereafter, wethers
were harvested via stunning with a captive bolt pistol and exsanguination. Pools of weighed
noncarcass components (blood, head, hide, organs, and fat) and the carcass were ground
(Model 801 Autogrinder; Austio Company, Astoria, OR) separately three times sequentially
through each of three plates with different apertures (i.e., 10, 5, and 2 mm plates). After the
final grind, the sample was hand-mixed and duplicate 250 g samples were collected and
stored at −20 °C.
Carcass and noncarcass components were analyzed for dry matter by lyophilization (Model
CRVP-195P Dura Stop; FTS Systems, Stone Ridge, NY). After drying, samples were
reground in a blender (Model 36BL23 HGBSS; Waring, New Hartford, CT) and analyzed for
crude protein, ash (AOAC, 1990), and fat. Fat was determined by supercritical fluid extraction
(Model SFX 220; ISCO, Lincoln, NE). However, there was an equipment problem in fat
analysis detected after all samples had been analyzed. After correcting the problem, the 24-
week samples were re-analyzed. Samples from 0 and 12 weeks could not also be re-analyzed
because they had been inadvertently discarded. Average concentrations (empty BW basis) for
the final samples re-analyzed were 23.0 (S.E. = 0.60) and 29.3% (S.E. = 1.37) in carcass and
noncarcass pools, respectively, which were quite similar to the difference between 100 and
the sum of water, protein, and ash levels (carcass: 24.7% ± 0.64; noncarcass: 31.1% ± 1.34).
In addition, fat concentrations at 24 week pedetermined by the two methods were closely
related (r = 0.97; P < 0.0001). Hence, the latter values were employed for all samples. Energy
concentrations of 39.3 and 23.1 MJ/kg were assumed for fat and protein, respectively (ARC,
1980).
The BCS estimate used was the mean of the four individual scores. Analyses were also
conducted with the mean rounded to the near 0.25-increment. Rounded values produced
similar equations that explained similar or slightly less variation. Data from two animals were
omitted because of problems in urea infusion. Regression procedures of SAS (1990) were
used to determine relationships between concentration and mass of water, fat, protein, and
ash and SBW and US or BCS. Model fit was first evaluated by R2
and root mean square error
(RMSE). Moreover, to evaluate potential bias in equations, residuals (predicted minus
observed) were regressed against predicted values (St. Pierre, 2001). In addition, correlation
coefficients between variables were determined with SAS (1990).
3. Results
3.1. Data summary
As shown in Table 1, there was a considerable range in most variables. BCS indicate that
some animals were very thin (e.g., minimum BCS of 1.5), and the highest BCS was 4.0. The
range in fat concentration was large, with the minimum 23% of the mean and the maximum
47% greater than the mean. The range in protein concentration was smaller, with the
minimum 15% less than the mean and the maximum 16% greater than the mean.
Many of the correlation coefficients in Table 2 were as expected and are in accordance with
the equations to be subsequently addressed. For example, it is notable that US as a
percentage of SBW was not significantly related to concentrations of water, fat, or ash, but
51
was negatively correlated with protein concentration. BCS was moderately to highly related to
concentrations of water, fat, and ash, but was not correlated with protein concentration.
3.2. US
US equations (Table 3) differed from those determined by Wuliji et al. (2003). Overall,
equations to predict concentrations of water, fat, protein, and ash based on US and SBW did
not explain large amounts of variation. US when the only independent variable explained
essentially no variation in water or fat concentration (Eqs. 1 and 4, respectively). However,
addition of US to the regression of water concentration against SBW did increase the R2
and
decrease the RMSE (Eq. 3). US did not improve prediction of fat concentration beyond the
regression against SBW (Eq. 6 versus Eq. 5). Findings were similar for predicting water and
fat mass, although R2
were much greater (Eqs. 7–12). Overall, simplest equations with
greatest accuracy were Eqs. 3 and 9 for water and 5 and 11 for fat concentration and mass,
respectively.
Protein concentration could be best predicted by Eq. 13, in which US was the sole
independent variable (Table 3). The concentration of ash, however, was predicted most
accurately by Eqs. 17 and 18; RMSE were the same and the effect of US in Eq. 18 was not
significant. Nonetheless, Eq. 18 is recommended since intuitively the degree of fatness would
impact the relationship between ash concentration and SBW. In contrast to water and fat, the
best equation for predicting protein mass differed from that for concentration. Protein mass
was most accurately predicted by Eq. 21, with independent variables of both US and SBW.
3.3. BCS
3.3.1. I-F and I-T animals
Eqs. 25–27 provide estimates of change in BW for each 1 unit change in BCS (Table 4).
Quadratic effects of BCS on FBW, SBW, and EBW in the present experiment were not
significant. BCS explained considerable variability in fat and energy concentrations (Table 4).
Each 1 unit change in BCS equated to change in fat and energy concentrations of 7.53% and
3.01 MJ/kg, respectively. No variation in protein concentration was accounted for by BCS,
although it did explain moderate variability in water and ash levels. The effect of protein
concentration when added to a regression of BCS against fat concentration was not significant
(P = 0.58).
Additions of BCS to regressions of water, protein, and ash mass against SBW did not
increase explained variability (Eq. 33 versus Eq. 8, Eq. 35 versus Eq. 20, and Eq. 36 versus
Eq. 23; Table 3 and Table 4). However, inclusion of BCS did improve prediction of fat mass
based on SBW. The effect of BCS when included in the regression of energy against SBW
was significant as well.
3.3.2. I-T animals
Ngwa et al. (2006) addressed the relatively small changes in fat and energy concentrations in
empty body tissues of I-F animals as the experiment progressed, compared with marked
changes for I-T animals. But for both initial body condition treatments, there was substantial
change in BCS with advancing time. Consequently, correlations for I-F animals between BCS
and concentrations of fat and energy were nonsignificant (P = 0.54), compared with highly
significant correlations for I-T animals (r = 0.94; P < 0.01). As noted by Ngwa et al. (2006), this
suggests that the method of determining BCS in regards to being reflective of fat
concentration varied between initial body conditions. Evidently physical characteristics of the
body of I-T animals that determined BCS as assessed by touching with fingers of panel
members varied considerably from those of I-F animals. For I-F animals, BCS appeared to
vary simply with total tissue mass rather than level of fat as could be evaluated by the external
tissue examination by the panel.
Because of no relationships between BCS and empty body fat and energy concentrations for
one of the initial body condition treatments, regressions were also conducted separately for
52
each. As expected, variation in tissue concentrations explained by regressions with I-F animal
data alone was little (i.e., R2
of 0.065, 0.022, 0, 0.085, and 0.022 for concentrations of water,
fat, protein, ash, and energy, respectively). Therefore, only equations for regressions with data
of I-T animals are presented in Table 5. In many instances, variation accounted for was
greater than for equations based on all data. BCS regression coefficients for concentrations
and mass of fat (Eqs. 42 and 47, respectively) and the quantity and level of energy (Eqs. 45
and 50, respectively) were greater than those derived with all data. Eq. 42 indicates change in
fat concentration of 10.7% for each 1 unit of BCS, and Eq. 45 resulted in corresponding
change in energy concentration of 4.26 MJ/kg. Moreover, changes in FBW, SBW, and EBW
per 1 BCS unit change were about 1.5–2 kg less than with all data.
3.4. US versus BCS
Residuals (observed minus predicted) were calculated for Eq. 3 (water concentration based
on US and SBW), Eq. 5 (fat concentration based on SBW), Eq. 9 (water mass based on US
and SBW), Eq. 11 (fat mass based on SBW), Eq. 13 (protein concentration based on US), Eq.
18 (ash concentration based on US and SBW), Eq. 21 (protein mass based on US and SBW),
Eq. 23 (ash mass based on SBW), Eq. 28 (water concentration based on BCS), Eq. 29 (fat
concentration based on BCS), Eq. 31 (ash concentration based on BCS), Eq. 33 (water mass
based on SBW and BCS), Eq. 34 (fat mass based on SBW and BCS), and Eq. 36 (ash mass
based on SBW and BCS). Regressions of residuals against predictions in all cases yielded
intercepts and slopes not different than 0 (P > 0.98), indicating lack of bias. Findings were
similar for equations based on data only from I-T animals.
For water, fat, and ash concentrations and mass, the aforementioned recommended
equations based on BCS explained more variability than ones based on US, although in some
cases differences were not large (i.e., water and ash concentrations and mass). Neither US
nor BCS explained variability in protein concentration. Equations to predict protein mass
based on SBW and US or BCS were nearly identical in R2
and RMSE.
3.5. Prediction of EBW and SBW
Inclusion of BCS in the regression to predict EBW from FBW (Eqs. 51 and 52; Table 6) slightly
increased explained variation, although intercepts for both equations significantly differed from
0. Conversely, BCS did not improve projection of SBW from FBW, and intercepts were not
different from 0.
4. Discussion
4.1. US
The considerable differences between equations of this experiment to predict body
composition from US and those of Wuliji et al. (2003) make readily apparent one of the
significant limitations of the US procedure. For most accurate use of US, prediction equations
should be developed with animals similar to ones to which they will be applied. However, it is
not always possible to directly assess chemical composition. If it is feasible, then determining
composition with an adequate number of animals to develop accurate prediction equations
would make the need to use US estimates questionable.
That BCS equations compared so favorably with those based on US was not expected.
Reasons for this are unknown. The urea dose causes some hemolysis, but absorbance
wavelengths of the procedures for analyzing urea and hemoglobin differ (i.e., 340 nm versus
540 nm). However, the time chosen for post-dosing sampling could have been involved. This
is the point at which dosed urea has equilibrated with all body water. Asmare et al. (2006)
determined that the most appropriate one overall time for growing and yearling Alpine females
was 13 min, but perhaps more important was the appreciable variability among individuals
observed in this time point. This consideration could only be addressed by repeated sampling,
such as every 3 min as used by Asmare et al. (2006), in order to determine the best time for
each individual animal. However, to do so would markedly lessen the simplicity of the US
procedure. Furthermore, even if the US determination accurately predicted body water
53
concentration, Ngwa et al. (2006) observed significant differences among body condition
treatment and harvest times in the water to protein ration in noncarcass tissues and the empty
body.
4.2. BCS
The lack of or low variability in protein concentration explained by BCS, nonsignificant effects
of BCS when added to regressions of protein mass against SBW, and nonsignificant
correlations between protein concentrations and BCS indicate that the BCS procedure was
not particularly sensitive to protein concentration in the shrunk body. The magnitude of
differences in protein concentration may have been less than needed to be detected in the
BCS procedure, which also is implied for the US determination.
The FBW coefficient of 8.9 kg in the regression against BCS with all data is slightly less and
the coefficient of 7.2 kg with I-T data only was appreciably less than 5.1 kg for western range
ewes determined by Sanson et al. (1993) with a 1–9 scale, which would seem expected
based on presumed differences in mature size. The predicted change in energy concentration
per 1 unit of BCS based on data from all animals was slightly greater than 2.6–2.7 MJ/kg
suggested for cattle by NRC, 2000 and NRC, 2001, though change in fat concentration was
similar (i.e., 7.54% per unit change in BCS on a 1–5 scale). Change in fat concentration per
unit change in BCS determined with I-T animals was greater than the aforementioned values,
but these differences are partially lessened by lower predicted fat concentrations at a BCS of
1.
NRC, 2000 and NRC, 2001 expressed BW at different BCS relative to BW of cattle at the mid-
point BCS. SBW values for beef cattle ranged from 77% at a BCS of 1 to 144% at a BCS of 9
(9-point scale), with the magnitude of change increasing with increasing BW. Empty BW
values for dairy cattle ranged from 73% for a BCS of 1 to 127% for a BCS of 5 (5-point scale),
with linear change regardless of BCS. The range in values in the present experiment with data
from all goats was slightly greater. For example, FBW predicted from Eq. 25 for BCS of 1, 2,
4, and 5 was 60, 80, 120, and 140% of FBW of a goat at a BCS of 3. Based on data only of I-
T animals, FBW predicted from Eq. 38 for BCS of 1, 2, 4, and 5 was 67, 84, 116, and 133% of
FBW of a goat at a BCS of 3.
Though relationships between BCS and body composition of I-F animals mobilizing tissues
during the experiment either did not exist or were weak, use of equations based on all data
rather than only from I-T animals would seem recommendable. One reason for this is simply
the larger number of observations. Another is reasonableness of the predictions and
agreement with ones for other species. Based on equations from I-F animal data, for a BCS of
1 predicted fat and energy concentrations were quite low (i.e., −3.8% and 1.5 MJ/kg).
Likewise, predicted levels at a BCS of 5 seem unrealistically high (i.e., 38.8% fat and 18.5
MJ/kg energy). From Eqs. 25 and 29, the concentration of fat on a FBW basis in tissue gained
when increasing from a BCS of 1–2 was 32% compared with 78% when changing from a BCS
of 4–5.
Findings of the present experiment indicate that BCS, though subjective in nature, can be a
simple useful means of assessing body composition as or more accurately than the objective
US measure, as also suggested by results of Agnew et al. (2005) for dairy cows. However,
most appropriate criteria to determine BCS may differ between animals initially in extreme
body conditions and subsequently placed on markedly different planes of nutrition to elicit
tissue mobilization or accretion. For example, in the present experiment BCS corresponded
closely to SBW with both initial body condition treatments (r = 0.84 and 0.76 for I-F and I-T,
respectively; P < 0.01) but was only correlated with energy and fat concentrations of I-F
animals increasing in SBW. Perhaps though it is pertinent that both sets of animals incurred
relatively steady rates of BW change throughout the experiment. If BW of I-F animals had
been allowed to stabilize, it is conceivable that relationships between BCS and body
composition would have been stronger.
4.3. Prediction of EBW and SBW
54
The prediction of SBW from FBW, with the former approximately 96% of the latter, is the same
as assumed for sheep by Cannas et al. (2004). Cannas et al. (2004) assumed that EBW of
sheep is 92% of FBW, which is also similar to the regression coefficient in the present
experiment. However, with a negative intercept of 5.2 kg, predicted EBW relative to FBW for
goats of this experiment is considerably lower. This is in accordance with a generally lower
dressing percentage for goats compared with sheep.
5. Summary and conclusions
Equations to predict body composition of yearling meat goats based on BCS were as or more
accurate than ones based on US. Although, neither US nor BCS were useful to predict protein
concentration, and water and ash concentrations were not predicted with high accuracy either.
BCS accounted for considerable variability in concentrations of fat and energy. Thus, BCS can
be useful in determining feed needs or energy mobilized with specific changes in BW.
Furthermore, assuming similar ranges in concentrations and most appropriate, possibly
adapted BCS procedures, it would seem that BCS equations to predict fat and energy
concentrations can be useful across genotypes. In support, NRC, 2000 and NRC, 2001
recommended the same tissue fat, protein, ash, and water concentrations for beef and dairy
cattle and for different genotypes.
Acknowledgment
This research was supported by USDA Project Number 2003-38814-13923.
References
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55
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1–24.
Table 2. Relationships between variables for yearling meat goats
Item Item
BCS
(1–5)
US
(%)
US
(kg)
Water
(%)
Fat
(%)
Protein
(%)
Ash
(%)
Energy
(MJ/kg)
Water
(kg)
Fat
(kg)
Protein
(kg)
Ash
(kg)
Energy
(MJ)
SBW (kg) 0.80 0.06 0.65 −0.44 0.58 0.01 −0.30 0.58 0.91 0.79 0.92 0.76 0.83
0.01 0.70 0.01 0.01 0.01 0.93 0.02 0.01 0.01 0.01 0.01 0.01 0.01
BCS (1–5) 0.00 0.48 −0.54 0.78 0.12 −0.45 0.78 0.66 0.86 0.77 0.51 0.88
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  • 1. 15 El frame score tiene una heredabilidad alta (0.40), de manera que puede ser cambiada significativamente mediante selección. El frame score se determina a través de ecuaciones matemáticas que usan edad y altura como variables. Un tamaño del animal o grado de frame score es ideal para todas las fuentes de alimento, sistema de cría y costo de alimentación. La eficacia reproductora y el peso del mercado determinarán el rango óptimo de frame score para una determinada fuente de alimentos, en un sistema de producción determinado y a determinados costos de producción. Con una adecuada curva de crecimiento de la altura a las caderas, los animales pueden mantener constante el grado de frame score a lo largo de su vida mientras su altura real aumenta con edad. El frame score puede ser influenciado por el manejo nutritivo. El frame score es fácilmente determinado si disponemos de la edad y la alzada en pulgadas (Tablas 1 a 4). Se estima el frame score para toros y vacas jóvenes (5 a 21 meses), así como para toros y vacas adultos (24 a 48 meses), que a su vez puede utilizarse para novillos castrados. Esto permite usar un valor de frame score sin tener en cuenta cuando el animal fue evaluado (dentro del rango de datos disponibles). Los factores medioambientales pueden alterar la tasa de crecimiento de animales genéticamente capaces de crecer más. El factor más importante es la nutrición: animales alimentados a un nivel bajo crecerán menos y aquellos alimentados ad libitum crecerán más. El punto recomendado para la medida de la altura a la grupa es sobre las puntas de las ancas (Fig. 5.1). Esta medida se ajusta a la producción a 205 días y 365 días (dentro de los rangos de BIF actualmente usados para pesos ajustados). Las curvas de crecimiento de altura deben tener en cuenta las diferencias en proporción de crecimiento entre el ganado de tamaño pequeño y grande. El frame score es una complicada formula matemática que mediante un solo digito estima la alzada a la cadera de los animales a los 18 meses de edad. Fue propuesta por el Prof. John Massey, University of Missouri, y permite conocer la cantidad de alimento necesaria para llevar a los animales a su peso final. BIF Numerical Frame Score USDA Feeder Calf Frame Score Mature Cow Weight lbs. Steer Slaughter Weight lbs. Heifer Slaughter Weight lbs. 2 955 850 700 3 Small 1030 950 800 4 1100 1050 900 5 Medium 1175 1150 1000 6 1250 1250 1100 7 1320 1350 1200 8 1395 1450 1300 9 Large 1470 1550 1400 Source: Adapted from Boggs, South Dakota State University, 1991 Un animal con un grado mayor de frame score es más alto a la cadera que uno con un grado inferior. El valor del frame score describe el tamaño/madurez de un animal. También nos dice algo sobre que cuánto tiempo tardará ese animal en alcanzar su peso final. El valor más alto de frame score indica que el animal necesitará mas
  • 2. 16 tiempo y su peso será mayor al finalizar. Cuanto más tiempo está el animal comiendo más alto será el costo de alimentación. Las vacas de mayor frame score requieren mas alimento para su mantenimiento que las vacas de frame score inferior. PESO (en libras) A ELEGIR PARA VARIOS GRADOS DE FRAME SCORE La fórmula sólo se usó en trabajos para el ganado entre 5 y 20 meses de edad. Hay fórmulas que ajustan la medida de altura de cadera a 205 o 365 días de edad. Hay también una tabla que da la escala del frame score para los animales más viejos. Figure 5.1.--Height Measurement El BIF no calcula la escala del frame score por encima de 10 (aunque es una práctica común.) De manera práctica es difícil obtener la alzada a la cadera de manera exacta. El animal debe medirse entre las caderas a nivel de las espinas dorsales de las vértebras, pero a menudo no se aprecian o no sobresalen. El animal debe estar de pie bien aplomado y en zona dura y horizontal. También influye la angulación del corvejón, animales de corvejones rectos miden más que animales con corvejones acodados. La alimentación también puede modificar en medio punto la escala del frame score. Tabla.-Frame score para toros. Altura en pulgadas Frame Score Edad (meses) 1 2 3 4 5 6 7 8 9 5 33.5 35.5 37.5 39.5 41.6 43.6 45.6 47.7 49.7
  • 3. 17 6 34.8 36.8 38.8 40.8 42.9 44.9 46.9 48.9 51.0 7 36.0 38.0 40.0 42.1 44.1 46.1 48.1 50.1 52.2 8 37.2 39.2 41.2 43.2 45.2 47.2 49.3 51.3 53.3 9 38.2 40.2 42.3 44.3 46.3 48.3 50.3 52.3 54.3 10 39.2 41.2 43.3 45.3 47.3 49.3 51.3 53.3 55.3 11 40.2 42.2 44.2 46.2 48.2 50.2 52.2 54.2 56.2 12 41.0 43.0 45.0 47.0 49.0 51.0 53.0 55.0 57.0 13 41.8 43.8 45.8 47.8 49.8 51.8 53.8 55.8 57.7 14 42.5 44.5 46.5 48.5 50.4 52.4 54.4 56.4 58.4 15 43.1 45.1 47.1 49.1 51.1 53.0 55.0 57.0 59.0 16 43.6 45.6 47.6 49.6 51.6 53.6 55.6 57.5 59.5 17 44.1 46.1 48.1 50.1 52.0 54.0 56.0 58.0 60.0 18 44.5 46.5 48.5 50.5 52.4 54.4 56.4 58.4 60.3 19 44.9 46.8 48.8 50.8 52.7 54.7 56.7 58.7 60.6 20 45.1 47.1 49.1 51.0 53.0 55.0 56.9 58.9 60.9 21 45.3 47.3 49.2 51.2 53.2 55.1 57.1 59.1 61.0 Frame Score = -11.548 + 0.4878 (Alzada) - 0.0289 (Días de edad) + 0.00001947(Días de edad)2 + 0.0000334 (altura) (Días de edad) Tabla.- Frame score en novillas Frame Score Edad (meses) 1 2 3 4 5 6 7 8 9 5 33.1 35.1 37.2 39.3 41.3 43.4 45.5 47.5 49.6 6 34.1 36.2 38.2 40.3 42.3 44.4 46.5 48.5 50.6 7 35.1 37.1 39.2 41.2 43.3 45.3 47.4 49.4 51.5 8 36.0 38.0 40.1 42.1 44.1 46.2 48.2 50.2 52.3 9 36.8 38.9 40.9 42.9 44.9 47.0 49.0 51.0 53.0 10 37.6 39.6 41.6 43.7 45.7 47.7 49.7 51.7 53.8 11 38.3 40.3 42.3 44.3 46.4 48.4 50.4 52.4 54.4 12 39.0 41.0 43.0 45.0 47.0 49.0 51.0 53.0 55.0 13 39.6 41.6 43.6 45.5 47.5 49.5 51.5 53.5 55.5 14 40.1 42.1 44.1 46.1 48.0 50.0 52.0 54.0 56.0 15 40.6 42.6 44.5 46.5 48.5 50.5 52.4 54.4 56.47 16 41.0 43.0 44.9 46.9 48.9 50.8 52.8 54.8 56.7 17 41.4 43.3 45.3 47.2 49.2 51.1 53.1 55.1 57.0 18 41.7 43.6 45.6 47.5 49.5 51.4 53.4 55.3 57.3 19 41.9 43.9 45.8 47.7 49.7 51.6 53.6 55.5 57.4 20 42.1 44.1 46.0 47.9 49.8 51.8 53.7 55.6 57.6 21 42.3 44.2 46.1 48.0 50.0 51.9 53.8 55.7 57.7 Frame Score = -11.7086 + 0.4723 (alzada) - 0.0239 (Días de edad) + 0.0000146 (Días de edad)2 + 0.0000759 (altura) (Días de edad) Para ajustar la alzada al destete se emplean los siguientes factores de corrección machos 0.033 pulgadas Hembras 0.025 pulgadas El factor de ajuste por la edad de la madre para la alzada al destete es:
  • 4. 18 Edad de la madre (años) machos (peso destete) Hembras (peso destete) 2 y 13 o más 1.02 1.02 3 y 12 1.015 1.015 4 y 11 o más 1.01 1.01 5 a 10 -----(No Adjustment)----- Para ajustar la alzada a 205 días por sexo multiplicar el número de días por debajo o por encima de 205 por 0.033 para machos o por 0.025 para hembras. A la altura a 205 días sumarle o restarle el resultado. Para ajustar por edad de la madre, multiplicar la altura ajustada por sexo por el factor mostrado en la tabla de ajuste por edad de la madre. Ejemplo: hembra Datos: nacida el 1 de Enero, peso al nacimiento 70 libras, destetada 21 de julio; peso destete 470 libras; alzada 38 pulgadas; 201 días de edad; madre de 3 años; el peso ajustado a 205 días es 496 libras. 205 días - 201 días = 4 días 38 pulgadas + (4 * 0.025) = 38.1 pulgadas * 1.015 = 38.67 pulgadas = altura ajustada a 205 días para edad de la madre y sexo. Ajuste altura post-destete 1. Machos.- el ajuste diario puede hacerse de la siguiente manera: • Ajuste para machos con menos de 365 días: Altura actual + (número de días por debajo de 365 x 0.033) = Altura ajustada. • Ajuste para machos con más de 365 días: Altura actual - (número de días por encima de 365 x 0.025) 2. Hembras.- • Ajuste para hembras con menos de 365 días: Altura actual + (número de días por debajo de 365 x 0.025) = Altura ajustada. • Ajuste para hembras con más de 365 días: Altura actual - (número de días por encima de 365 x 0.025) Ejemplo: machos Datos actuales: 359 días de edad; altura 49.5 pulgadas; el peso ajustado a 365 días es 1,050 libras. 365 días - 359 días = 6 días 49.5 pulgadas + (6 * 0.033) = 49.7 pulgadas = altura ajustada postdestete. En la raza Gelbiehv se dan las siguientes tablas:
  • 5. 19 En hembras Age Heifer Frame Size Months Days 5 6 7 8 9 10 5 152 41.3 43.4 45.5 47.5 49.6 51.7 6 182 42.3 44.4 46.5 48.5 50.6 52.6 7 213 43.3 45.3 47.4 49.4 51.5 53.5 8 243 44.1 46.2 48.2 50.2 52.3 54.3 9 274 44.9 47.0 49.0 51.0 53.0 55.1 10 304 45.7 47.7 49.7 51.7 53.7 55.8 11 334 46.4 48.4 50.4 52.4 54.4 56.4 12 365 47.0 49.0 51.0 53.0 55.0 57.0 13 395 47.5 49.5 51.5 53.5 55.5 57.5 14 426 48.0 50.0 52.0 54.0 56.0 57.9 15 456 48.5 50.4 52.4 54.4 56.4 58.3 16 486 48.9 50.8 52.8 54.7 56.7 58.7 17 517 49.2 51.1 53.1 55.1 57.0 59.0 Las fórmulas para obtener estas cifras son: • Age 5 to 17 Months: -11.7086 + 0.4723*(Hip Height) - 0.0239*(Age) + 0.0000146*(Age)^2 + 0.0000759*(Hip Height)*(Age) • Age 18 to 36 Months: -10.9325 + 0.4251*(Hip Height) - 0.01645*(Age) + 0.0000048*(Age)^2 + 0.0000928*(Hip Height)*(Age En machos Age Frame Size Months Days 5 6 7 8 9 10 5 152 41.6 43.6 45.6 47.7 49.7 51.7 6 182 42.9 44.9 46.9 48.9 51.0 53.0 7 213 44.1 46.1 48.1 50.1 52.2 54.2 8 243 45.2 47.2 49.3 51.3 53.3 55.3 9 274 46.3 48.3 50.3 52.3 54.3 56.3 10 304 47.3 49.3 51.3 53.3 55.3 57.3 11 334 48.2 50.2 52.2 54.2 56.2 58.2 12 365 49.0 51.0 53.0 55.0 57.0 59.0 13 395 49.8 51.8 53.7 55.7 57.7 59.7 14 426 50.4 52.4 54.4 56.4 58.4 60.4 15 456 51.0 53.0 55.0 57.0 59.0 61.0 16 486 51.6 53.6 55.5 57.5 59.5 61.5
  • 6. 20 17 517 52.0 54.0 56.0 58.0 60.0 61.9 18 547 52.4 54.4 56.4 58.4 60.3 62.3 19 578 52.7 54.7 56.7 58.7 60.6 62.6 20 608 53.0 55.0 56.9 58.9 60.9 62.8 21 638 53.2 55.1 57.1 59.0 61.0 63.0 22 669 53.3 55.2 57.2 59.1 61.1 63.1 Las fórmulas empleadas son • Edad 5 A 22 Meses -11.548+0.4878*(altura grupa) - 0.0289*(edad) + 0.00001947*(edad)^2 + 0.0000344*(altura grupa)*(edad) • Edad 23 a 36 Meses: -8.6955+0.3755*(altura grupa) - 0.02063*(edad) + 0.0000051*(edad)^2 + 0.0001521*(altura grupa)*(edad) En Herefords Miniatura no se registran animales con un frame score superior a 2. El tamaño de los Herefords Miniatura oscila entre 104 y 114 cms (41 y 45 pulgadas) I.4.3. CONDICION CORPORAL En todo sistema de producción, los animales pierden peso en unos periodos y ganan en otros como consecuencia del desequilibrio entre las necesidades nutricionales y la ingesta; variaciones más marcadas en sistemas de producción bajo condiciones de pastoreo. En determinadas épocas las disponibilidades alimenticias superan las necesidades de los animales y éstos, a su vez, muestran un perfil metabólico claramente ahorrativo (anabolismo) y consiguientemente aumentan sus reservas corporales, principalmente en grasa. Por el contrario, en otros periodos las necesidades superan a las disponibilidades, bien por falta de alimento o porque los
  • 7. 21 animales muestran un metabolismo orientado hacia el gasto (catabolismo), en las que los animales movilizan sus reservas corporales para intentar cubrir sus necesidades. Los animales movilizan sus reservas corporales durante periodos de restricción o aumentan las demandas metabólicas y las reconvierten cuando aumenta la ingesta de alimento o se reduce la tasa metabólica. Las reservas corporales se pueden estimar a través de diversos parámetros; algunos de los cuales (grado de dilución del óxido de deuterio en el agua corporal, diámetro de los adipocitos, espesor del tejido graso subcutáneo, concentración de metabolitos, etc.) no son de aplicación cotidiana en los diversos sistemas producción dada su complejidad y carestía de la infraestructura necesaria para su determinación. Se necesita un parámetro que permita la determinación de las reservas corporales "in vivo" con buena precisión, condiciones que cumple la determinación de la Condición Corporal mediante un sistema de notas. Este sistema es un método de evaluación subjetivo del estado nutricional de los animales; y si bien es subjetivo, presenta buena correlación con parámetros objetivos. El método de Condición Corporal es una técnica que trata de cuantificar el estado corporal (delgadez o gordura) mediante palpación de determinadas zonas corporales, cuantificando el grado de cobertura grasa mediante la utilización de una calificación o escala de puntos. MURRAY (1919) define la Condición Corporal como la relación entre la tasa de grasa corporal y el contenido en materia no grasa en el animal vivo. Indica, por tanto, la cantidad de reservas energéticas del animal. Los criterios utilizados en la valoración de la Condición Corporal son subjetivos. Por palpación, a partir de la última costilla, se determina el grado de prominencia de las apófisis espinosas en la región lumbar y la cantidad de carne a ambos lados de éstas. A continuación se aprecia la anchura del lomo y se reconocen las apófisis transversas de las vértebras lumbares, presionando con los dedos, evaluando después la redondez del músculo. JEFFRERIES (1961) propuso una escala de cinco puntos para evaluar la Condición Corporal. RUSSEL et al. (1969) desarrollaron un método subjetivo de palpación sobre la región lumbar, denominado Body Conditión Score, que ofrece una indicación aceptable de la cantidad de grasa corporal. El método evalúa, mediante palpación, el grado de prominencia de las apófisis espinosas de las últimas vértebras dorsales y primeras lumbares, la finura de los extremos de las apófisis transversas de las mismas vértebras y la anchura muscular y su grado de recubrimiento de grasa. A su vez, se aprecia la profundidad del m. longissimus dorsii y el grado de cobertura de grasa subcutánea. TAYLOR et al. (1989) describieron diferencias raciales en la distribución de los depósitos grasos: las razas lecheras tienden a depositar la grasa internamente, en tanto que las cárnicas la depositan preferentemente en la canal. A este respecto, FRUTOS et al. (1994) encuentran mayor porcentaje de grasa interna, principalmente en grasa omental, para cualquiera de las calificaciones de Condición Corporal en ovejas de raza Churra (lechera) frente a ovejas de raza Merina (cárnica). Además de por la aptitud productiva, la distribución de la grasa está afectada por la alimentación. Dadas estas circunstancias, la clasificación por Condición Corporal tiene distinto significado según las diferentes razas, y como consecuencia, antes de utilizarla es
  • 8. 22 necesario conocer la relación existente entre Condición Corporal y cantidad de grasa en la raza a la que se vaya a aplicar. Igualmente, se constata que la grasa subcutánea se moviliza antes que la caudal; de ahí que en lactación, descienda más la nota de conformación a nivel lumbar que a nivel caudal. Las modificaciones de la Condición Corporal se realizan de forma lenta y dan sólo una idea de los cambios producidos a lo largo de un largo plazo. Por tanto, no es el método más idóneo para medir etapas o periodos cortos como la ovulación; por lo que no puede ser utilizada para predecir la respuesta ovulatoria de un animal, sino que su efecto debe ser referido para un conjunto de animales. Las ventajas más importantes, en su utilización para valorar el estado nutritivo y sus interacciones en la reproducción, son su rapidez, facilidad y no necesitar de instrumentos. Por contra, requiere de un entrenamiento previo por parte del personal, a la vez que es un método subjetivo. I.4.3.1. Condición corporal en Bovinos En los bovinos se han propuesto diversos métodos de calificación de la Condición Corporal (LOWMAN et al., 1973; MULVANY, 1977; BAZIN et al., 1984). LOWMAN et al (1973) adaptaron el método, desarrollado inicialmente en ovinos, a bovinos de cría. Además de la zona lumbar, a la que consideran la de mayor importancia, consideran la zona que rodea la cola, la zona de la cadera, la del muslo y la zona inferior del costillar. Igualmente introducen puntuaciones intermedias (0,5 puntos) en la escala de 0 a 5. En bovinos lecheros, MULVANY (1981) lo adaptaron a bovinos lecheros, introduciendo las siguientes modificaciones: a) reduce las zonas de palpación a la lumbar y a la que rodea la cola. b) cuando las puntuaciones de ambas zonas difieren en 0,5 puntos, la calificación es la correspondiente a la zona de la cola. Cuando la diferencia entre las puntuaciones de ambas zonas difiere en más de un punto, aplica la siguiente escala de ajuste. Puntuación cola Puntuación zona lumbar Diferencia Factor ajuste Puntuación ajustada 3,5 2,5 +1,0 -0,5 3 3,0 2,5 +0,5 0 3 1,5 3,0 -1,5 +0,5 2 1,5 2,0 -0,5 0 1,5 En Estados Unidos se utiliza la metodología propuesta por Mulvany pero difiriendo en la escala de puntuación y en la aplicación del factor de ajuste. Así: a) WILDMAN et al (1982) utilizan una escala de 1 a 5 sin puntos intermedios y sin factor de ajuste. b) BRAUN et al (1987) utilizan la escala de puntos de 1 a 5, con puntos intermedios y factor de ajuste. c) GERLOFF (1987) coincide con Mulvany
  • 9. 23 d) EDMONSON et al. (1989) utiliza una escala de 1 a 5, con puntos intermedios y un cuadro descriptivo con las características morfológicas de las diferentes zonas corporales utilizadas. En Australia y Nueza Zelanda se desarrolló, para animales en sistemas extensivos en los que no es posible la inmovilización, una metodología visual basada en el grado de prominencia de la estructura ósea de las zonas lumbar y de la grupa. La escala utilizada es de 1 a 8 puntos (EARLE, 1976) o de 1 a 10 puntos (SCOTT ET SMEATON, 1980). En Francia, Bazin et al. (1984) proponen una escala de 0 a 5, similar al método desarrollado por MULVANY (1981) si bien determinan la Condición Corporal indistintamente por apreciación visual o palpación, y tiene en cuenta dos calificaciones: una sobre la zona que rodea el nacimiento de la cola y otra sobre el lado derecho de la vaca (punta de la cadera, apófisis transversas y espinosas de las vértebras lumbares y últimas costillas). Cuando las dos calificaciones difieren, se hace la media y se redondea a 0,5 puntos, dando mayor importancia a la zona del costado, como se aprecia en la siguiente tabla: Puntuación cola Puntuación zona lumbar Media Puntuación ajustada 3,5 2,5 3,0 3,0 3,0 2,5 2,75 2,5 1,5 3,0 2,25 2,5 1,5 2,0 1,75 2,0 Ante esta disparidad de criterios, GARCÍA-PALOMA (1990) propone una metodología unificadora, basada en: a) Zonas a puntuar.- A semejanza de la mayoría de autores, propone la zona lumbar, grupa y alrededor del nacimiento de la cola. La descripción de cada puntuación se recoge en la siguiente tabla: Puntuación Grupa y zona que rodea la cola Zona lumbar 0 Muy delgada Cavidades profundas entre una estructura ósea de bordes muy cortantes. Piel pegada de difícil pellizcamiento Vértebras apreciables individual- mente y de bordes muy cortantes. Piel pegada a la estructura ósea. 1 Delgada Cavidades profundas entre una estructura ósea de bordes prominentes. Piel tensa de posible pellizcamiento. Vértebras apreciables individual- mente y de bordes prominentes. Depresión lumbar profunda 2 Moderada Cavidades apreciables entre una estructura ósea bien diferenciada y de bordes suaves a la palpación. Piel suelta de fácil pellizcamiento Apófisis transversas: extremos diferenciados y redondeados a la palpación. Depresión lumbar moderada 3 Buena Cavidades poco apreciables entre una estructura ósea no diferenciada Apófisis transversas: los extremos sólo se aprecian por presión.
  • 10. 24 a la observación. Piel flexible y de mayor grosor al pellizcamiento por la presencia de grasa subcutánea. Depresión lumbar ligera y apenas visible 4 Gorda Ausencia de cavidades al ocupar su lugar depósitos de grasa que se evidencian al exterior. La estructura ósea sólo se aprecia por firme presión. Al pellizcamiento se evidencia más grosor y menos flexibilidad por la abundancia de grasa subcutánea. Apófisis transversas: los extremos no se aprecian ni con firme presión. Se aprecia convexidad lumbar 5 Muy gorda La estructura ósea no se aprecia ni con firme presión al encontrarse "enterrada" en grasa. Los depósitos de grasa se evidencian al exterior y contribuyen a una convexidad anatómica extrema b) Escala de puntuación.- escala de 0 a 5 con puntos intermedios. c) Factor de ajuste.- utiliza la escala de ajuste propuesta Las zonas corporales utilizadas para asignar grados de condición corporal son la línea vertebral, cadera, tuberosidad isquiática y base de la cola. BERTOT et al. (1998-99) determinan la Condición Corporal mediante observación visual y palpación de los procesos espinosos (C1), espacio entre los procesos espinosos y transversos (C2), procesos transversos (C3), salientes de la concha (C4), espacio coxo-isquiático (C5), espacio entre coxales (C6), espacio base de la cola- tuberosidad isquiática (C7). Realizado el correspondiente análisis de regresión entre las medidas y la Condición Corporal obtuvieron los mejores resultados con las cuatro primeras, bien solas o combinadas Coeficientes de determinación de las medidas con la Condición Corporal Medida R2 E.S. Medida R2 E.S. C1 0.886 0.270 C1-C4 0.951 0.177
  • 11. 25 C2 0.878 0.279 C2-C4 0.945 0.188 C3 0.894 0.260 C1-C3 0.941 0.195 C4 0.899 0.254 C2-C3 0.929 0.213 C3-C4 0.921 0.225 Un grado de Condición Corporal se asigna visualmente observando el área de la cadera de la vaca, principalmente el área delimitada por la tuberosidad coxal, la tuberosidad isquiática y la base de la cola. También se utiliza la cantidad de "cobertura" sobre las vértebras del dorso. Las vacas se ordenan usualmente en una escala que va de 1 a 5. Vacas extremadamente flacas se les asigna un grado de 1 y a las extremadamente gordas un grado de 5. La técnica de calificación se basa en la palpación del tercio medio del dorso y de la grupa, prestando atención al lomo, grupa, arranque de la cola y puntas del anca y de la nalga. La calificación va de 1 a 5: Tipo 1 (vaca muy delgada).- Las apófisis transversas de las vértebras están descarnadas, sus extremos son puntiagudos al tacto y forman una especie de tejado. Los huesos de la cadera (anca y nalga) son puntiagudos y prominentes por depresión de la zona colindante. Tipo 2 (vaca delgada).- Se aprecian las apófisis transversas de las vértebras dorsales y lumbares pero no son prominentes; su extremo es puntiagudo al tacto. Las vértebras del lomo y grupa no se observan visualmente claramente pero sí al tacto. Los huesos de la cadera son prominentes pero la zona circundante no es tan deprimida como en el caso anterior. La zona situada debajo del nacimiento de la cola está algo hundida. Tipo 3 (vaca correcta).- Las apófisis transversas de las vértebras sólo se aprecian al realizar una ligera presión, la punta de la apófisis aparece lisa. Espina dorsal lisa, sin
  • 12. 26 que se aprecien prominencias de las vértebras. Los huesos de las caderas se ven redondeados y lisos, y el área que los rodea y debajo de la cola. Grados de condición corporal (Adaptado de: A.J. Edmondson, I.J.Lean, C.O. Weaver, T. Farver and G.Webster. 1989. Tipo 4 (vaca gorda).- Las apófisis transversas de las vértebras sólo se aprecian presionando con fuerza y sus extremos aparecen planos o redondeados. La columna vertebral es redondeada. Los huesos de la cadera están redondeados y la superficie entre ellos. Debajo del arranque de la cola se aprecian depósitos de grasa subcutánea. Tipo 5 (vaca muy gorda).- Las apófisis transversas y los huesos de la cadera no se aprecian, observándose depósitos de grasa subcutánea. El arranque de la cola está rodeado de grasa subcutánea. La valoración de la Condición Corporal ayuda a resolver numerosos problemas, especialmente el ajuste de la alimentación. Debe realizarse en el último tercio de la lactación y continuarla hasta el parto siguiente.
  • 13. 27 La cantidad de reservas que una vaca posee al momento del parto tiene una influencia muy fuerte en potenciales complicaciones al momento del parto o inmediatamente después del mismo, en la producción de leche, y en la eficiencia reproductiva para la próxima lactancia. Las vacas que se encuentran demasiado delgadas presentan: a) una producción de leche reducida debido a una falta de reservas corporales adecuadas para ser utilizadas en el comienzo de la lactancia; b) una mayor incidencia de ciertas enfermedades metabólicas (cetosis, desplazamiento abomasal, etc.); c) un retraso en la reiniciación del ciclo estral tras el parto. Por otro lado, las vacas que se encuentran demasiado gordas presentan: a) un mayor número de complicaciones al parto (parto difícil); b) una depresión del consumo voluntario de materia seca en el comienzo de la lactancia lo que predispone a la vaca para:
  • 14. 28 -un incremento en la incidencia de ciertas enfermedades metabólicas (síndrome de la vaca gorda, cetosis, etc.); -una reducción en la producción de leche. La meta es la de tener vacas en "buena" condición al momento del parto, ni demasiado flacas ni demasiado gordas. La condición corporal es una evaluación subjetiva de la cantidad de grasa o de la cantidad de energía almacenada que una vaca posee. La condición corporal cambia a lo largo del ciclo de la lactancia. Vacas con una condición corporal de 1.5 (A), 3 (B), y 4.5 (C) Las vacas al comienzo de la lactancia se encuentran en un balance de energía negativo y perdiendo condición corporal (movilizando las reservas corporales). Cada kilogramo de peso corporal movilizado, suministra suficiente energía como para mantener la producción de siete kilogramos de leche. Las vacas al comienzo de la lactancia no deben de perder más de un kilogramo de peso corporal por día. En contraste, las vacas al final de la lactancia se encuentran en un balance de energía positivo y ganan condición corporal para reponer las reservas corporales perdidas al comienzo de la lactancia. Por lo tanto, la condición corporal "ideal" cambia a lo largo de los diferentes estadios de la lactancia. Un grado de condición corporal de 1.5 un mes a dos post-parto, no es deseable debido a que indica una falta severa de nutrición adecuada (balance energético negativo). Un GCC de cerca de 3.0 debería ser típico de una vaca que se encuentra recuperando sus reservas corporales durante la mitad de la lactancia. Durante la última parte de la lactancia y durante el período de seca, un grado de condición corporal de 3.5 puede ser más deseable.
  • 15. 29 Balance energético de las vacas lecheras en el comienzo de la lactancia Los grados de condición corporal recomendados en los diferentes estadios de la lactancia son: -Parto.- 3.0 a 3.5 -Servicio.- 2.5 -Última parte de la lactancia.- 3.0 a 3.5 -Período de seca.- 3.0 a 3.5 Estos grados de condición corporal le otorgan a la vaca las suficientes reservas corporales como para minimizar el riesgo de complicaciones al parto mientras que maximizan la producción de leche en el comienzo de la lactancia. A medida que la producción de leche disminuye, hacia el final de la lactancia, las vacas ganan peso corporal eficientemente. La sobrealimentación de concentrado es un error muy común de manejo. Las vacas que son alimentadas en exceso con concentrado en la última parte de la lactancia tienden a ser obesas. Es probable que estas vacas tengan dificultades al parir y que desarrollen otros desórdenes (síndrome de la vaca gorda).
  • 16. 30 Los trabajos realizados por WALTNER et al (1993), RUEGG y MILTON (1995) y GALLO et al. (1996) nos ayudan a conocer la evolución del grado de engrasamiento de vacas lecheras a lo largo de su ciclo productivo, y permiten establecer un patrón: a) el grado más bajo se obtiene en el 2º-4º mes de lactación, fijándose el nadir a los 90-120 días b) las pérdidas medias de Estado de engrasamiento desde el parto al nadir son de 0'55-0'80 puntos, por lo se admite que la pérdida de Condición corporal desde el parto al punto más bajo no sea mayor de 1 punto y a lo sumo de 1'5 puntos c) la capacidad de las vacas a recuperar al final de la lactación el estado de engrasamiento al inicio de la misma. Sobre la base de ello se puede describir el patrón normal de Estado de Engrasamiento en 3'5-3'8 al inicio de la lactación; a los 100 días de lactación (momento de la fecundación si el intervalo entre partos es de 12-13 meses) debe ser de 2'5, para a partir de entonces recuperarse lentamente hasta 3'5 al final de la lactación. Las novillas empiezan con una calificación de 3, el descenso es de sólo 0'5 puntos a los 100 días de lactación. Otro aspecto importante es cuando controlar dicho estado de engrasamiento. Hay quien recomienda hacerlo cada 30 días, argumentando otros autores que no es tan importante hacerlo tantas veces sino que es mejor realizarlo en momentos críticos. Los momentos más importantes son el parto, la cubrición (unos 100 días después), el secado y el momento del reconocimiento del tracto genital (30 días postparto), a los que otros autores añaden hacia el día 200 postparto para comprobar como va aumentando el grado de engrasamiento 1 1,5 2 2,5 3 3,5 4 0 100 200 300 400 Días postparto Grado engrasamiento Adultas Primiparas La evaluación de las variaciones de peso vivo y contenido en lípidos por unidad de Condición Corporal difieren entre autores: 25-30 Kg para FROOD y CROXTON (1978) y AGABRIEL et. al. (1986); de 44 Kg para GRAINGER et al. (1985) y de 100 Kg para WRIGHT y RUSSEL (1984). Dada la variabilidad comentada, REMOND et al. (1988), en vacas frisonas, estudian este aspecto y contrastan resultados. Por punto de nota de Condición Corporal se
  • 17. 31 produce una variación de 3'9 puntos en el porcentaje de lípidos, 28 Kg en la cantidad de lípidos y 35 Kg en el peso vivo; valores inferiores a los publicados. Lo que se puede explicar por la gama más amplia de notas de Condición Corporal y por una gama más corta de grado de engrasamiento. Para los tres parámetros estudiados, el reemplazo de la nota de Condición Corporal por su cuadrado mejora la parte de la varianza explicada; ello sugiere que la proporción y cantidad de lípidos en el cuerpo y el peso vivo aumentan más con cada nota suplementaria, lo que está en consonancia con los resultados ofrecidos por ROBELIN (1982), que observa un crecimiento cuadrático de la proporción de tejido adiposo con respecto a la proporción de tejido graso en la 11ª costilla. Como conclusión, señala que el método de la Condición Corporal, para estimar el contenido en lípidos en vacas lecheras, es 3 veces menos eficiente que el espacio de difusión de agua pesada o el diámetro de los adipocitos. Este método no puede ser utilizado de manera fiable salvo por técnicos experimentados y se ha de utilizar sólo en la práctica ganadera sobre lotes para proponer recomendaciones alimenticias. I.4.3.2. Condición corporal en Ovinos En ovinos, la región lumbar es la elegida para evaluar la Condición Corporal, por ser la región anatómica en la que mejor se predicen los distintos depósitos. TEIXEIRA y col. (1989), en ovinos de raza Rasa Aragonesa, comprobaron que la nota de Condición Corporal es un buen estimador de los depósitos grasos al explicar el 90% de la variación del peso de grasa total. Los trabajos llevados a cabo por PARAMIO y FOLCH (1985) en Rasa Aragonesa, y FRUTOS y col. (1995) en la Churra y Merina confirman la elevada relación entre la nota de Condición Corporal y las reservas corporales. El método más utilizado es el descrito por RUSSEL et al. (1969. La palpación se realiza en las vértebras lumbares anteriores y las puntuaciones básicas son: Nota 0.- no se detecta ningún tejido muscular ni graso entre la piel y el hueso. El animal muestra emaciación extrema y está a punto de morir. Nota 1.- se notan perfectamente las apófisis espinosas y transversas, que son prominentes y cortantes, pudiendo palparse con facilidad sus extremos, así como la separación entre vértebras. Los dedos pasan fácilmente bajo sus extremos. El m. longissimus dorsii es poco profundo y sin grasa de cobertura.
  • 18. 32 Nota 2.- las apófisis espinosas aun son prominentes, aunque más suaves que en la puntuación 1, pareciéndose más como una ondulación fina que como un borde rugoso. Lo mismo ocurre con las apófisis transversas. Puede apreciarse una ligera capa de grasa en la zona del m. longissimus dorsii. Nota 3.- las apófisis espinosas se presentan como pequeñas elevaciones redondeadas, poco detectables. Las apófisis transversas son suaves y para palparlas hay que hacer presión con los dedos. El m. longissimus dorsii es profundo y se encuentra moderadamente cubierto de grasa. Nota 4.- las apófisis espinosas sólo pueden detectarse haciendo presión con los dedos. No ocurre así con las apófisis transversas, que no son detectables. El m. longissimus dorsii es profundo y posee una gruesa capa de grasa de cobertura. Nota 5.- no se pueden detectar las apófisis espinosas ni las transversas, ni siquiera con una presión firme. El m. longissimus dorsii es muy profundo y está cubierto con una capa muy gruesa de grasa. Pueden apreciarse grandes depósitos de grasa sobre las ancas (tuberosidad isquiática) y cola. La modificación del método de Russel por la Meat and Livestock Comission (1975) consiste en considerar un punto intermedio entre dos calificaciones, de manera que la escala está constituida por 11 puntuaciones. En EEUU la escala de puntuación es de cinco puntos con las siguientes características para cada una de ellas: 1 (emaciada).- Los procesos espinosos son prominentes. La superficie del lomo es pequeña, sin cobertura grasa. Las apófisis transversas son prominentes, pudiendo pasar los dedos entre ellas. La cobertura grasa subcutánea tiene un espesor de 0-5 mm. 2.- Los procesos espinosos son prominentes. El lomo esta recubierto de una ligera capa de grasa. Los procesos transversos están mas tapados y son ligeramente redondeados, siendo posible notar los espacios intravertebrales mediante ligera presión. La cobertura grasa subcutánea tiene un espesor de 6-10 mm.
  • 19. 33 3.- Los procesos espinosos están ocultos y pueden ser diferenciados sólo por presión. Los procesos transversos son redondeados y están cubiertos por una apreciable capa de grasa. El lomo es redondeado y cubierto de grasa. La cobertura grasa subcutánea tiene un espesor de 11-15 mm. 4.- Los procesos espinosos pueden ser detectados sólo con la presión. Los procesos transversos no se detectan. El músculo del lomo está cubierto por una gruesa capa de grasa, de un espesor de 16-20 mm 5.- Los procesos espinosos no se detectan, apareciendo una depresión a nivel medio. Los procesos transversos no se detectan. La capa de grasa de cobertura tiene un espesor superior a 20 mm.
  • 20. 34 La importancia de cada uno de los depósitos grasos en la nota de Condición Corporal no se conoce bien. Por ello, TEIXEIRA et al. (1989) disecaron la canal de 52 ovinos y cuantificaron los diferentes depósitos grasos, comprobando que la relación de la nota de Condición Corporal y el peso vivo es semilogarítmica y que cuando dicha nota baja de 2 a 1 el deposito que antes se moviliza es la grasa intermuscular, en tanto que cuando aumenta de 3 a 4 o de 4 a 5, los depósitos que antes incrementan su contenido son la grasa subcutánea y omental. Igualmente constataron que la variable con mayor poder discriminante es la grasa omental, seguida por la pélvica, renal y subcutánea. El porcentaje de agrupación correcta fue: Grupo de Condición Corporal 1 2 3 4 5 6 % agrupación correcta 87’5 87’5 87’5 62’5 62’5 91’7 Los grupos 3 y 4, correspondientes a las notas de Condición Corporal 3 a 3'75, son en los que se presentan las mayores dificultades de clasificación. Por tratarse de grupos de gran importancia, se debe profundizar en el estudio del reparto de la grasa en ovejas con Condición Corporal alrededor de 3. Por contra, MENDIZABAL y col. (1999), en ovejas adultas de raza Rasa Aragonesa con rango de Condición Corporal entre 0'75 y 4'5 y peso vivo de 29'8 a 79'2 Kg, encontraron que el depósito graso que más varía es la grasa subcutánea (916 gramos por cada nota de CC), seguida de la pélvico-renal (916 g por nota de CC), omental (877 g/ nota CC), intramuscular (500 g/nota CC) y mesentérica (436 g/nota CC). En ovinos adultos, cada punto de la escala de Condición Corporal supone variaciones de 11-12 Kg de peso vivo, si bien la relación entre nota de Condición Corporal y depósitos grasos no es lineal. El método de la Condición Corporal fue concebido para ovinos ingleses, claramente cárnicos, por lo que en razas mediterráneas hay que ajustar la escala por las diferencias en composición corporal, además de las diferencias raciales en la deposición y movilización de los depósitos grasos. En ovinos de cola grasa, el nivel de engrasamiento de la cola es claramente visible y puede ser palpada fácilmente. Sin embargo, no está sistematizado su empleo en los estudios sobre Condición Corporal. HOSSANO et al. (1986) propusieron modificar el sistema de RUSSEL et al. (1969), combinando la parte baja de la escala (0 a 3) con el engrasamiento de la cola y la prominencia de los huesos coxales.
  • 21. 35 ATTI (1991) comprobó que el peso de algunos depósitos grasos y la grasa total están más correlacionados con el perfil de la cola que con la escala de Russel o que con el peso vivo. TREACHER y FILO (1994), para comprobar la correspondencia de los depósitos grasos de la cola con el estado nutritivo del animal, sacrificaron 84 ovejas de raza Awassi, a las que entre otras variables analizan el peso de la grasa de la cola, el cual es un buen predictor del peso vivo del animal, mejor que de la Condición Corporal. I.4.3.3. Condición corporal en Caprinos En cabras, la proporción de grasa sobre la región lumbar es menor que en ovejas, y SANTUCCI (1984) describe una adaptación del método de Russel, proponiendo una escala sobre la región esternal. Comparando la palpación en tres zonas (lumbar, cola y esternal), TEIXEIRA et al. (1994) señalan que la lumbar y esternal son las que mejor predicen el peso vivo y la composición corporal, en tanto que es la escala en la región lumbar la que mejor predice los depósitos grasos y la composición de la canal. COLOMER-ROCHER (1988) define las notas, según regiones: Región lumbar: Nota 0.- El esqueleto es muy aparente bajo la piel. Los dedos pueden seguir el contorno de todas las vértebras, apófisis transversas y espinosos en toda su longitud. La grasa es inexistente. Nota 1.- Los dedos se pueden introducir en los espacios de las apófisis transversas y espinosas. El m. longissimus dorsii sólo cubre las apófisis articulares, que pueden ser localizadas por presión de los dedos. Nota 2.- Las apófisis transversas y espinosas son salientes y sólo sus extremos son fácilmente palpables. La forma del músculo es apreciable a la presión de los dedos. Entre las extremidades de las apófisis transversas y espinosas, la piel delimita una curva cóncava.
  • 22. 36 Nota 3.- La palpación denota una forma redondeada del músculo, y se aprecia la grasa de cobertura. Entre las apófisis transversas y espinosas, la piel describe una línea recta. Nota 4.- Las apófisis espinosas están ocultas y son difícilmente detectables. Los músculos forman una superficie plana en la zona central. Nota 5.- La línea media está hundida, no pudiéndose distinguir las referencias óseas de las apófisis espinosas y transversas. Región esternal Nota 0.- Las costillas y las articulaciones condro-esternales son muy salientes. La grasa es inexistente. La piel se mueve con mucha facilidad. Nota 1.- El contorno de los huesos es ligeramente redondeado, así como los bordes laterales del esternón, a nivel de las articulaciones condro-esternales. La grasa subcutánea es inexistente. Nota 2.- Las articulaciones condro-esternales son poco palpables a causa de la grasa interna. La grasa subcutánea envuelve la parte central de la plataforma esternal. El pinzamiento en tenaza, con los dedos, de los bordes de la región subesternal permite profundizar. Nota 3.- Los huesos son imperceptibles a la palpación. La grasa subcutánea es palpable, el espesor de grasa interna es importante y redondea los bordes laterales del esternón. Al pinzamiento, es difícil penetrar por los bordes laterales de la región esternal. Nota 4.- La región esternal presenta contornos redondeados. Los limites de grasa subcutánea son difícilmente detectables. Nota 5.- La masa grasa subcutánea es plana y redondeada en los bordes, no es móvil y recubre uniformemente la región esternal. Región caudal Nota 0.- A la palpación se detectan los contornos de las vértebras. La cola es seca y se pueden introducir los dedos entre vértebras. Nota 1.- Presencia de ligamentos finos alrededor de las vértebras. La piel es ligeramente móvil. Nota 2.- La unión de los cuerpos vertebrales es fácilmente perceptible. A la palpación se puede detectar una pequeña masa de músculo. La piel es muy móvil. Nota 3.- Las vértebras son detectables con una ligera presión de los dedos, palpándose una masa espesa y larga de músculo. Nota 4.- Las vértebras caudales no son detectables a la palpación. En el nacimiento de la cola, las vértebras están rodeadas de una masa importante de músculo. Nota 5.- El borde superior de la cola sobrepasa el nivel de la punta de las nalgas. HERVIEU et al. (1994) ponen a punto una escala de puntuación a nivel de la cola, entre la 2ª y 3ª vértebras caudales. La escala es: Nota 0.- Estado magro extremo. Los huesos destacan fuertemente. La piel es seca y pegada.
  • 23. 37 Nota 0'25.- Apófisis articulares muy destacadas. Magrura aparente. Músculos muy perceptibles. Piel móvil y flexible. Nota 0'5.- Apófisis articulares detectables. Músculos finos y perceptibles. Nota 0'75.- Apófisis articulares recubiertas por músculos poco perceptibles Nota 1.- Apófisis articulares no perceptibles. Apófisis laterales detectables a nivel de la 2ª vértebra caudal, poco en la 3ª. Apófisis transversas muy salientes. Hueco de los cuerpos vertebrales muy pronunciado. Angulo vertebral abierto, perfil en campana. Nota 1'25.- Apófisis espinosas poco detectables al nivel de la 2ª y 3ª vértebras caudales. Angulo vertebral lleno. Nota 1'50.- Apófisis espinosas poco detectables a nivel de la 2ª vértebra caudal y nada en la 3ª. Al pinzamiento, perfil triangular. Angulo vertebral lleno. Nota 1'75.- Apófisis espinosas no detectables. Perfil triangular. Espacio entre apófisis transversas muy pronunciado entre la 1ª-2ª, poco entre 2ª-3ª. Nota 2.- Perfil trapezoidal. El espacio entre apófisis transversas poco lleno entre la 1ª y 2ª y medio entre 2ª y 3ª. Espacio del ángulo vertebral lleno sin ser redondeado. Nota 2'25.- Espacios entre apófisis transversas llenos a mitad entre la 1ª y 2ª y entre la 2ª y 3ª vértebras caudales. Nota 2'5.- Espacios entre apófisis transversas llenos a mitad entre la 1ª y 2ª y a los dos tercios entre la 2ª y 3ª vértebras caudales. Nota 2'75.- Espacios entre apófisis transversas llenos a los dos tercios entre la 1ª y 2ª y a más de dos tercios entre la 2ª y 3ª vértebras caudales. Nota 3.- Músculos dorsales y laterales de la cola ligeramente redondeados. Espacios entre apófisis transversas llenos a los dos tercios entre la 1ª y 2ª vértebras y totalmente ente la 2ª y 3ª. Nota 3'25.- Espacios entre apófisis transversas llenos. Extremidades de las apófisis transversas bien recubiertas. Nota 3'5.- Extremidades de las apófisis transversas muy recubiertas pero palpables. Nota 3'75.- Extremidades de las apófisis transversas totalmente recubiertas y poco palpables. Nota 4.- Extremidades de las apófisis transversas no palpables, músculos redondeados. Nota 4'25.- Fosas sacro-espino-tuberales de cada lado de la cola poco llenas. Nota 4'5.- Fosas sacro-espino-tuberales de cada lado de la cola medianamente rellenas. Nota 4'75.- Fosas sacro-espino-tuberales de cada lado de la cola casi llenas Nota 5.- Fosas sacro-espino-tuberales de cada lado de la cola totalmente llenas a nivel de las puntas de las fosas. Base de la cola no se puede separar dentro de la masa grasa. Esta escala se utiliza en diferentes regiones: de 0 a 0'75 a nivel de las apófisis articulares; de 0'75 a 1'5 a nivel de las apófisis espinosas; de 1'75 a 2'75 a nivel del espacio entre las apófisis transversas; de 2'75 a 3'75 a nivel de las extremidades de
  • 24. 38 las apófisis transversas; de 3'75 a 4'75 a nivel de las fosas sacro-espino-tuberales. Con esta tabla, las correlaciones con las fracciones grasas son muy altas. I.4.4. MÉTODOS ELECTRÓNICOS Desde hace algunos años se vienen empleando una serie de técnicas electrónicas (ecografía, ultrasonidos, electromagnéticos, etc.) para evaluar la composición corporal de los animales "in vivo". Se iniciaron en la especie porcina y en la actualidad se va extendiendo a otras especies. El equipo de ultrasonidos transforma los pulsos eléctricos en ondas de alta frecuencia que se reflejan en los límites de tejidos con diferentes densidad bioacustica (Turlington y Houghton, 1992). Se viene empleando dos tipos de equipos de ultrasonidos: (A) mide la amplitud del eco respecto del tiempo (Simm, 1983), (B) mediante una escala de grises señalan las medidas, a tiempo real, de las diferentes estructuras analizadas en dos dimensiones (Stouffer, 1988). La velocidad de ultrasonido a través de los tejidos blandos también se utiliza para predecir la composición corporal (Miles et al., 1991), procedimiento que ofrece la ventaja de mostrar valores absolutos en lugar de imágenes que requieren interpretación. Las mediciones se iniciaron, en el ganado porcino, determinando el espesor de la grasa subcutánea con el que, mediante las correspondientes ecuaciones de regresión, se estima la composición corporal. Con la aplicación de ultrasonidos y técnicas ecográficas se pudo valorar el espesor o profundidad de masas musculares en la región dorsolumbar (m. longisimus dorsii) con lo que la estimación de la composición corporal se hizo más exacta. Sobre la eficacia de los distintos aparatos de medida se han realizado numerosas investigaciones. En líneas generales, todos ellos dan buenos resultados en cuanto a la repetibilidad de las mediciones y a los valores obtenidos. La mayor dificultad aparece cuando la zona donde se efectúa la medición es curva o inclinada, en cuyo caso los resultados son inferiores.
  • 25. 39 En el cerdo se han venido utilizando diversas zonas corporales para la predicción de la composición corporal. En la actualidad, el instrumental se ha perfeccionado y permite determinar mayor cantidad de parámetros. Se pueden obtener imágenes a tiempo real, que se analizan en un sistema informático, determinándose, entre otros, la superficie, profundidad, anchura, perímetro y superficie del m. longissimus dorsii, espesor de la grasa de cobertura, marmoreo, etc. En ovinos, EDWARDS et al. (1989) realizaron pruebas con ultrasonidos para determinar en vivo el espesor de la grasa subcutánea y el área del m. longissimus dorsii. Las mediciones, con un Aloka 210 DX a 5 Mhz, se realizaron a nivel dorsal (entre la 12ª y 13ª vértebras dorsales) y sacro (entre la 1ª y 2ª vértebras coccígeas). Los resultados se compararon con los obtenidos mediante disección, encontrando una correlación del 0'59 para el espesor graso y 0'36 para el área del músculo, lo que demuestra su escasa fiabilidad en esta especie. Conclusiones a las que han llegado otros autores, que lo achacan al menor porcentaje de grasa subcutánea en la especie respecto del cerdo. Los primeros estudios sobre ultrasonidos en ovinos mostraron escasa utilidad para la valoración de la composición corporal (Jones et al., 1982; Hamby et al., 1986;
  • 26. 40 Leymaster et al., 1985; Fortin and Shrestha, 1986; Edwards et al., 1989). La limitación del uso se atribuye al escaso desarrollo de la grasa subcutánea, la variación en la localización de ésta y en la presencia de lana, lo que dificulta las mediciones (Houghton and Turlington, 1992; Purchas and Beach, 1981).Sin embargo, trabajos más recientes (Stanford et al., 1995a) muestran que los ultrasonidos son de mayor utilidad en la predicción de la carne comercializable que el peso vivo. Así mismo, las medidas de la chuleta a través de ultrasonidos han permitido una mejora en los programas de selección, para el contenido graso, del 13% y del 14% en la conformación de la canal (Olesen and Husabo, 1994). En esta especie, el uso parece limitado a la determinación del m. longissimus dorsii, si bien diversos autores lo consideran útil para el espesor de grasa. DELFA et al. (1991), en ovejas sin esquilar, evaluaron la precisión de los ultrasonidos, llegando a las siguientes conclusiones: - son un medio eficaz para determinar el espesor de la grasa lumbar - son poco eficaces para determinar la profundidad del m. longissimus dorsii y el músculo de la canal. - el punto anatómico donde se realiza la medida del espesor de grasa puede alterar la precisión de la medida. - las medidas, con ultrasonidos, del espesor de la grasa lumbar en vivo son los mejores predictores de músculo y grasa total de la canal. En corderos vivos, DELFA et al. (1992), estudiaron 6 medidas de espesor de grasa y músculo sobre la 4ª vértebra lumbar y el esternón. Los resultados demostraron que la precisión de la predicción de la composición de la canal aumenta con la adición de medidas de espesor de grasa realizadas con ultrasonidos a medidas corporales y peso vivo. El Reglamento (CEE) nº 2967/85 establece que los métodos objetivos de clasificación de canales deben basarse en la estimación del porcentaje de carne magra en la canal, debiendo poseer un coeficiente de determinación superior a 0,64 y una desviación estándar residual inferior a 2,5%. A tal efecto, Cadavez et al. (2000) utilizan los ultrasonidos (ALOKA SSD-500V con sonda de 7,5MHz) para predecir la composición de la canal de corderos efectuando medidas de espesor del m. Longissimus dorsii, de la grasa subcutánea (entre la 12ª-13ª vértebras dorsales, 1ª-2ª y 3ª-4ª vértebras lumbares), grasa esternal (2ª, 3ª y 4ª estérnebras) y peso canal. Todos los modelos desarrollados fueron altamente significativos y explicaron el 67, 71, 82 y 62% de la variación en el porcentaje de músculo, hueso, grasa subcutánea y grasa intermuscular, obteniendo una desviación estándar residual inferior a 23 g/kg. Cuando emplean el peso vivo, los modelos desarrollados fueron altamente significativos y explicaron el 68, 71, 83 y 62% de la variación en el porcentaje del músculo, hueso, grasa subcutánea y grasa intermuscular, con una desviación estándar residual inferior a 29,2 g/kg. En bovinos, SIMM (1983), en una amplia revisión, indica que las medidas del área de los músculos son los mejores predictores del rendimiento canal, de la relación músculo/hueso y del peso de las diferentes piezas comerciales, mientras que las de espesor de grasa lo son de los porcentajes de músculo y grasa de la canal.
  • 27. 41 La región anatómica elegida para las determinaciones varía según autores, si bien las determinaciones realizadas entre la 11ª y 12ª vértebras dorsales a ambos lados de la línea vertebral son las que muestran mayor correlación con los caracteres de la canal. Con estas técnicas, especialmente con los ultrasonidos, los resultados están en función de factores como: calibrado del aparataje, inmovilidad del animal, zona de determinación, pelado, material de intermediación (aceite) entre el aparato y el animal, dirección de la medida, reducción de la escala real a la del aparato, interpretación, experiencia del operador. En caprinos, la información disponible sobre la utilización y aplicación de los ultrasonidos como técnica de valoración de la composición corporal es escasa. STANFORD y col. (1995), en cabritos de raza Alpina, emplearon los ultrasonidos para evaluar el contenido muscular de la canal, indicando que dicha técnica en tiempo real es buena predictora de la cantidad de músculo. DELFA et al. (1995a, b, c) estudiaron la precisión de los ultrasonidos como predictores de la composición de la canal y de los depósitos adiposos. Con posterioridad, DELFA et al. (1996) y DELFA et al. (1997) determinaron el peso de las diferentes piezas de la canal y la calidad de la misma en cabritos Angora y Blanca Celtibérica, comprobando su idoneidad como predictores del contenido muscular y graso de la canal. DELFA et al. (1998), en cabras adultas de raza Blanca Celtibérica, evaluaron la precisión de los ultrasonidos en la valoración del espesor de la grasa lumbar, espesor del m. longissimus dorsii a nivel de la 1ª-2ª, 3ª-4ª y 5ª-6ª vértebras lumbares, y el espesor de la grasa esternal a nivel de la 2ª, 3ª, 4ª y 5ª estérnebras.
  • 28. 42 Sobre el "cuadrado lumbar" (TEIXEIRA et al., 1995) se realizaron las medidas B y C en las mismas vértebras que con los ultrasonidos a 2cm, 1/3 y 4 cm de la línea media. Los coeficientes de correlación entre los valores obtenidos en la canal y los registrados con ultrasonidos son elevadas (0'6-0'85). Los mejores resultados se obtienen en las mediciones realizadas en la 1ª-2ª y 3ª-4ª vértebras lumbares y a 4cm de la línea media. A tenor de los resultados obtenidos, dichos autores concluyen que, en las condiciones experimentales del trabajo, los ultrasonidos son una buena técnica para predecir con precisión la composición de la canal y de los diferentes depósitos corporales en cabras adultas de raza Blanca Celtibérica. AZEVEDO et al. (1999) llevan a cabo una evaluación del método de ultrasonidos como predictor de la composición de la canal en machos de la raza caprina Serrana Transmontana. Para ello emplean sondas lineales de 5 y 7'5 MHz. Las medidas se realizaron a nivel de la 13ª vértebra dorsal, 3ª-4ª vértebras lumbares y región esternal (entre 3ª y 4ª esternebra), determinando el espesor graso subcutáneo, grosor y área del músculo Longissimus thoracis y lumborum y Transversus thoracis.
  • 29. 43 Medida Sonda 5 MHz Sonda 7'5 MHz Disección Espesor grasa subcut. dorsal (mm) 2.53 2.68 3.06 Espesor grasa subcut. lumbar (mm) 3.25 2.90 3.59 Espesor grasa subcut. esternal (mm) 4.55 4.29 5.13 Espesor músculo dorsal (mm) 25.51 26.45 30.87 Espesor músculo lumbar (mm) 25.64 26.04 29.20 Espesor músculo esternal (mm) 3.50 2.81 3.96 Área músculo dorsal (cm2 ) 17.11 17.54 16.75 Las determinaciones del espesor de la grasa subcutánea y del músculo se realizan con mayor precisión con la sonda de 5 MHz. El área muscular se estima mejor con la sonda de 7'5 MHz. La estimación de la composición grasa de la canal se realiza mejor con la determinación del espesor subcutáneo a nivel lumbar, en tanto que la composición muscular se estima mejor con la medida de espesor muscular a nivel dorsal. En la última década se vienen empleando nuevas técnicas de imágenes como los rayos X, Tomografía computerizada y Resonancia magnética; técnicas que tienen grandes ventajas y mayor precisión que los ultrasonidos. Su mayor inconveniente es el costo. La tomografía por rayos X fue desarrollada para medicina humana. Un generador y un detector giran alrededor del sujeto, midiendo la cantidad de radiación. La tasa de atenuación de radiación (diferencia entre la emitida y la recibida) sirve para calcular la densidad de los tejidos atravesados por la radiación, lo que transforma en imágenes. En vivo, solo es aplicable a pequeños animales (ovejas, cabras, conejos, aves) debido a la escala del aparataje (Vangen, 1989). SEHESTED (1984) utilizando Tomografía Axial Computerizada, obtuvo coeficientes de determinación máximo de 0'73 para las ecuaciones de predicción, a peso vivo constante, de la cantidad de grasa. La Resonancia Magnética Nuclear presenta una mayor capacidad de predicción de la composición corporal que la tomografía (Groeneveld et al., 1984; Simm, 1992), aunque presenta valores similares cuando lo que se determina es la cantidad de grasa (Ross et al., 1991). El elevado coste del aparataje lo hace casi inaplicable para animales domésticos (Pedersen, 1989). En un trabajo llevado a cabo en ovinos (Streitz et al., 1995) se obtuvieron valores de R2 entre 0.78 a 0.91 para corderos de 10 a 50 kg de peso. En la actualidad, el uso de RMN en programa de selección está restringido a aves (Mitchell et al., 1991; Liu et al., 1994). CAMERON (1986) señala que con la Resonancia Magnética Nuclear se puede determinar hasta la cantidad de grasa intermuscular. I.4.5. MÉTODOS DE DILUCIÓN DE MARCADORES Para el estudio "in vivo" de la composición corporal de los animales, se emplean diversos métodos: I.4.5.1. ESPACIO DE DIFUSIÓN DE MARCADORES (AGUA PESADA U OXIDO DE DEUTERIO).
  • 30. 44 La medida del espacio de dilución de marcadores en el agua orgánica, es el procedimiento que, en opinión de ROBELIN (1973, 1981), mejor estima la composición "in vivo" de los animales domésticos. Los marcadores más utilizados son el agua tritiada y el óxido de deuterio. El marcador es un estimador del contenido hídrico corporal. Conocido el volumen de agua, se puede estimar el contenido corporal en otros componentes, principalmente la grasa, por la elevada correlación detectada, próxima al 0'99. El método se basa en dos principios: a) constancia de la composición del cuerpo magro vacío (sin grasa ni contenido digestivo). Conocido el volumen de agua corporal se puede obtener su contenido en cenizas y proteínas; si además conocemos el peso vivo vacío podemos determinar el contenido en grasa b) Existencia de una estrecha relación entre el volumen de agua corporal y el espacio de difusión del marcador. La composición del “cuerpo magro vacío” varía ligeramente con la edad: disminuye el agua (78’8% al 75’2%) y aumentan la proteína (17’4% al 20’2%) y las cenizas (3’7% al 4’6%). Una vez que los animales alcanzan la “madurez química” el rango de variación de la composición corporal es menor, aunque diversos autores han puesto de manifiesto diferencias estadísticamente significativas debidas al estado fisiológico, si bien cuantitativamente son de escasa importancia. La relativa constancia de la composición del cuerpo magro permite estimar el contenido en lípidos con elevada precisión. Sin embargo, COWAN et al. (1979, 1980) critican dicho método en ovejas lactantes por las diferencias que encuentran en el tiempo que el marcador tarda en equilibrarse en el agua corporal (2 a 8 horas en las ovejas adultas), resultando variaciones cuando el calculo se hace a partir de la concentración en sangre sólo a un tiempo determinado. Esta variabilidad puede ser corregida si se considera la concentración teórica del marcador en el momento de la infusión, estimada por extrapolación a cero de la curva de evolución de la concentración del marcador en el tiempo (aún se sigue sobreestimando el volumen de agua en un 4%). También, durante el tiempo de
  • 31. 45 equilibrio se producen pérdidas de marcador, lo que provoca una sobreestimación del volumen de agua corporal Los lípidos modifican la proporción del resto de componentes corporales (MOULTON, 1923). Con la edad aumenta el contenido graso y disminuye la proporción de agua hasta un momento en el que la composición corporal se mantiene constante, madurez química, que se alcanza a edades diferentes según la especie y raza. Este método no ha dado buenos resultados cuando las estimaciones se realizan al inicio de la lactación, periodo en el que existe una movilización de grasa asociada a una retención de agua, y porque el tiempo necesario para obtener el equilibrio depende de numerosos factores que actúan a corto plazo sobre el flujo de agua corporal. Por contra, la utilización del método de extrapolación de la concentración al momento de la inoculación parece depender menos de las fluctuaciones de eliminación del marcador que resulta del ritmo nictameral de ingestión de agua. Por esta razón TISSIER et al. (1983) proponen utilizar análisis a 5, 7, 29 y 31 horas después de la inoculación. En condiciones de pastoreo, el horario de comida de los animales no es conocido y las condiciones expuestas por TISSIER pueden ser inadecuadas. Por ello LIGIOS et al. (1994) calculan el espacio de difusión de oxido de deuterio por relación entre la cantidad inyectada (Q) y la concentración inicial teórica (C), Espacio = Q/C; obtenido por regresión lineal al origen después de transformación logarítmica de las concentraciones medidas a diferentes tiempos. Establecen diferentes combinaciones de análisis previos. El espacio de difusión de agua pesada calculado a partir de las diferentes combinaciones de los horarios de premuestra está bien relacionado con el agua al sacrificio. El número de muestras previas es de cuatro a 5, 9, 29 y 33 horas después de la inoculación. El espacio de difusión sobrestima el agua corporal, si bien los resultados validan el método. Diversos autores (ECHAIDE, 1989; LIGIOS et al., 1994) han registrado la precisión del método en ovejas lactantes. Cuando el estudio se realiza con pérdidas de peso, como sucede en la lactación, el espacio de dilución del oxido de deuterio sobrestima el contenido en agua corporal. Ello supone que el oxido de deuterio es más representativo del contenido de agua al tiempo de equilibrio que al contenido en agua al momento del sacrificio. A pesar de esto, el contenido en agua corporal está estrechamente relacionado con el espacio de dilución del oxido de deuterio. La introducción de la perdida de peso a lo largo del estudio como segunda variable independiente, aumenta significativamente la explicación de la variación del 93 al 95%. A este respecto, CASTRILLO et al. (1995) estudian el método del espacio de difusión del óxido de deuterio para predecir la composición corporal en ovejas de razas lecheras (Churra y Lacha). Los animales recibieron alimentos dos veces al día y dispusieron de agua a libre voluntad. Utilizando deuterio de elevada concentración (>98%), inocularon, dos horas después de la comida de la mañana, 0’6 g/kg peso vivo, por vía yugular. Las muestras, 10 cc de sangre, se obtuvieron a 5, 7, 29 y 31
  • 32. 46 horas post-infusión y se analizaron mediante espectrometría de infrarrojo. Las ovejas se ordeñan, pelan y pesan antes de la inoculación. El peso vivo se registra a unas 5-7 horas después de la inoculación (momento próximo al equilibrio). El peso vivo vacío se calcula por diferencia entre el peso justo en el momento del sacrificio y el contenido de los estómagos e intestinos. El contenido en agua del tubo digestivo se determina por desecación a 105ºC durante 48 horas, y el agua del organismo por desecación de muestras representativas, previamente picadas y homogeneizadas. En las muestras desecadas se determinó en contenido en cenizas mediante calentamiento a 550ºC durante 8 horas. El contenido en grasa se determina por extracción mediante éter dietílico previa hidrólisis con ácido clorhídrico, el contenido en nitrógeno con el método Kjeldhal y el contenido energético se determinó en calorímetro adiabático. El espacio de dilución del óxido de deuterio se calcula como la relación entre la dosis de marcador infundida y la concentración teórica en agua sanguínea al momento de la infusión. Se estima por extrapolación al tiempo cero mediante regresión lineal del logaritmo de las concentraciones de oxido de deuterio en sangre tomadas a 5, 7, 29 y 31 horas de la infusión. Hay una relación significativa y negativa entre el contenido en agua corporal y grasa. El contenido graso = -1'08 + 0'081; contenido en agua + 82'4. La ecuación mejora cuando se refiere al peso al sacrificio libre de vellón y al peso vivo vacío. El espacio de dilución sobrestima el agua corporal en 3'5 Kg, lo cual se relaciona con la perdida de peso desde 5-7 horas antes del sacrificio al momento de la inoculación. Eliminando la pérdida de 1'9 Kg de peso en este periodo, la sobreestimación es del 5%. En esta experiencia se constatan ligeras diferencias, no significativas, en la composición corporal a lo largo de la lactación. Sin embargo las diferencias nunca superan 1'5 unidades porcentuales respecto de la media, lo que pone de manifiesto la baja variación de la composición corporal en animales adultos. Igualmente registran una correlación negativa significativa entre la proporción de grasa y agua en el organismo, no siendo afectada dicha relación ni por la raza ni por el estado de lactación. Usando este procedimiento en corderos y en ovejas de razas de carne a diferentes estados fisiológicos, en las que se ha estimado el contenido graso y energético del cuerpo, tanto "in vivo" como a través del espacio de dilución, el error típico residual es inferior al 10% y 7% respectivamente. En esta especie, el método tiene una precisión que permite evidenciar diferencias de 700 g de lípidos y 6’5 Mcal de energía al comparar dos lotes de10 ovejas, diferencias que suponen un 9% y 5%, respectivamente. SCHMIDELY et al (1994) utilizan en cabras el método de oxido de deuterio, midiendo la cinética del marcador mediante tomas de sangre 1, 2, 4, 8, 24 y 48 horas después de la inoculación. El espacio de difusión lo determinan mediante Ct = Cl e-kt , donde K= retorno del marcador, Ct concentración en cada instante y Cl concentración teórica inicial, de lo que resulta el espacio de difusión = Q/CI, donde Q es la cantidad de marcador inyectada. Consideran que este método es aceptable. El marcador se difunde muy rápidamente ya que el retorno (h-1) es 0'0062, y la vida media es de unas 110 horas con fuertes
  • 33. 47 variaciones individuales. La relación entre el agua del cuerpo y el espacio de difusión no se ve influenciada por el estado fisiológico del animal. En cabras se considera que son necesarias al menos 15 cabras para poder llevar a cabo una buena determinación. I.4.5.2. ESPACIO DE DIFUSIÓN DE UREA SCHMIDELY et al. (1994) inoculan 0'13 g/kg P.V. y toman muestras de sangre a 0, 5, 10, 15, 18, 20, 30, 45 y 60 minutos después de la inoculación de urea en sangre por vía yugular. El espacio de difusión de urea se determina mediante el siguiente modelo: Tu-Uo=C1e-kt + C2 e-k2t . Las mediciones con este método están influenciadas por el aporte nitrogenado, de ahí que cuando los animales ingieren mucho, el método sobrestime en mucho el contenido en agua corporal. UREA SPACE AND BODY CONDITION SCORE TO PREDICT BODY COMPOSITION OF MEAT GOATS A.T. Ngwaa , L.J. Dawsonb , R. Puchalaa , G. Detweilera , R.C. Merkela , I. Tovar-Lunaa, c , T. Sahlua , C.L. Ferrelld and A.L. Goetscha, , a E (Kika) de la Garza American Institute for Goat Research, Langston University, P.O. Box 730, Langston, OK 73050, USA b College of Veterinary Medicine, Oklahoma State University, Stillwater, OK 74078, USA c Universidad Autonoma Chapingo, Unidad Regional Universitaria De Zonas Aridas, Bermejillo, Dgo., Mexico d US Meat Animal Research Center, P.O. Box 166, Clay Center, NE 68933, USA Small Ruminant Research Article in Press Abstract Yearling Boer × Spanish goat wethers (40) were used to develop and compare body composition prediction equations for mature meat goats based on urea space (US) and body condition score (BCS). Before the experiment, one-half of the animals were managed to have high BW and BCS (1–5, with 1 being extremely thin and 5 very fat) and the others were managed to have low BW and BCS. During the 24-week experiment, initially fat wethers were fed to lose BW and BCS and initially thin wethers were fed to increase BW and BCS. BCS, US, and whole body chemical composition were determined after 0, 12, and 24 weeks. Mean, minimum, and maximum values were 42.1 (S.E. = 1.12), 24.5, and 59.0 kg for shrunk BW; 3.0 (S.E. = 0.11), 1.5, and 4.0 for BCS; 61.3 (S.E. = 1.01), 53.7, and 76.5% for water; 20.2 (S.E. = 1.11), 4.7, and 29.7% for fat; 15.6 (S.E. = 0.19), 13.3, and 18.1% for protein; and 2.9 (S.E. = 0.062), 2.2, and 3.7% for ash, respectively. For water, fat, and ash concentrations and mass, simplest equations explaining greatest variability (with independent variables of US, BCS, and (or) shrunk BW) based on BCS accounted for more variation than ones based on US, although in some cases differences were not large (i.e., water and ash concentrations and mass). Neither US nor BCS explained variability in protein concentration. Equations to predict protein mass based on shrunk BW and US or BCS were nearly identical in R2 and the root mean square error. A 1 unit change in BCS corresponded to change in full BW of 8.9 kg (full BW (kg) = 17.902 + (8.9087 × BCS); R2 = 0.653), fat concentration of 7.54% (%fat = −5.076 + (7.5361 × BCS); R2 = 0.612), and energy concentration of 3.01 MJ/kg (energy (MJ/kg) = 0.971 + (3.0059 × BCS); R2 = 0.615). In summary, BCS may be used as or more
  • 34. 48 effectively to predict body composition of meat goats than US. The primary determinant of BCS, within the range of BCS observed in this experiment, was body fat content. Keywords: Goats; Body composition 1. Introduction Wuliji et al. (2003) discussed the importance of body composition and, in particular, need for accurate non-terminal measures. Urea space (US) has been used to estimate body composition in cattle (Meissner et al., 1980, Bartle and Preston, 1986, Rule et al., 1986, Bartle et al., 1987 and Hammond et al., 1990), sheep (Bartle et al., 1988, Poland, 1991 and Galloway et al., 1996), and goats (Arta Putra et al., 1998 and Wuliji et al., 2003). This technique is relatively simple though not to the extent to allow routine on-farm use, with employment most likely confined to experimental settings. An even less complex measure is body condition score (BCS) (Edmonson et al., 1989, Honhold et al., 1989 and Oregui et al., 1997). BCS is intended to be a subjective estimate primarily of degree of fatness, but also with influence of protein mass. BCS is commonly applied with beef and dairy cattle. For example, NRC, 2000 and NRC, 2001 suggested concentrations of fat, protein, and energy for different BCS of cattle, thereby allowing calculation of feed needs to achieve specific increases in BW or energy mobilized for use in lactation or maintenance with BW decreases. However, goats have the ability to deposit considerable fat internally, which might lessen the accuracy with which body composition can be predicted from BCS. Recently, Villaquiran et al., 2005a and Villaquiran et al., 2005b; also available at www2.luresext.edu) described a BCS procedure for goats. Therefore, objectives of this experiment were to develop and compare body composition prediction equations for yearling meat goats based on US and BCS. 2. Materials and Methods The experiment was approved by the Langston University Animal Care Committee. Most procedures were described by Ngwa et al. (2006) and, therefore, will only be briefly described here. In the 5 months preceding the experiment, 21 yearling Boer × Spanish goat wethers were managed to achieve high BW and BCS, and 21 received restricted amounts of feed to produce low BW and BCS. Conditions at the beginning of the experiment are given in Table 1. During the 24-week experiment, initially fat (I-F) animals had restricted feed access to decrease BW and BCS, and initially thin (I-T) animals had relatively high amounts of feed to increase BW and BCS. Measures occurred at the beginning of the experiment and after 12 and 24 weeks. Table 1. Summary of data used to develop equations to predict body composition of yearling meat goatsa Item Mean S.E. Minimum Maximum Full (unshrunk) BW (kg) 44.8 1.16 26.5 61.5 Shrunk BW (kg) 42.1 1.12 24.5 59.0 Empty BW (kg) 36.4 1.11 19.0 51.0 Body condition score (1–5) 3.0 0.11 1.5 4.0 Mass (kg) Water 22.00 0.538 14.37 30.01 Fat 7.68 0.540 1.17 13.40 Protein 5.64 0.161 2.79 8.16 Ash 1.05 0.028 0.63 1.55 Concentration (% of empty BW)
  • 35. 49 Item Mean S.E. Minimum Maximum Water 61.25 1.011 53.69 76.52 Fat 20.24 1.110 4.67 29.67 Protein 15.58 0.188 13.30 18.14 Ash 2.92 0.062 2.23 3.71 a n = 40. US procedures were those described by Wuliji et al. (2003). On the morning prior to harvest, wethers were weighed full or unshrunk (FBW) and BCS was determined by a panel of four individuals, with 0.25-increments. Procedures for determining BCS as described by Villaquiran et al., 2005a and Villaquiran et al., 2005b were used. Descriptions from these sources are given below. With a BCS of 1, the animal is emaciated and weak. The backbone is highly visible and forms a continuous ridge. The flank is hollow. Ribs are clearly visible. There is no fat cover, and fingers can easily penetrate into intercostal spaces (between ribs). The spinous processes of the lumbar vertebrae can be grasped easily between the thumb and forefinger; the spinous processes are rough, prominent, and distinct giving a saw-tooth appearance. Very little muscle and no fat can be felt between the skin and the spinous process. There is a deep depression in the transition from spinous to transverse processes. The hand can easily grasp the transverse processes of the lumbar vertebrae, which are very prominent. Clearly half of the length of the transverse processes is discernible. Sternal fat can be easily grasped between thumb and fingers and moved from side to side. The cartilage and joints joining ribs and sternum are easily felt. With a BCS of 2, the goat appears slightly raw-boned. The backbone is still visible with a continuous ridge. Some ribs can be seen and there is a small amount of fat cover. The ribs are still felt. Intercostal spaces are smooth but can still be penetrated. The spinous processes of the lumbar vertebrae are evident and can still be grasped between the thumb and forefinger; however, a muscle mass can be felt between the skin and the spinous process. There is an obvious depression in the transition from spinous to transverse processes. The hand can grasp the transverse processes but the outlines of the transverse processes are difficult to see. About one-third to one-half of the length of the transverse processes is discernible. Sternal fat is wider and thicker but can still be grasped and lifted by the thumb and forefinger. The fat layer can still be moved slightly from side to side. Joints are less evident. With a BCS of 3, the backbone is not prominent. Ribs are barely discernible and an even layer of fat covers them. Intercostal spaces are felt using pressure. The spinous processes of the lumbar vertebrae cannot be easily grasped because the tissue layer covering the vertebrae is thick. When running a finger over the spinous processes, a slight hollow is felt. There is a smooth slope in the transition from spinous to transverse processes. The outline of the transverse processes of the lumbar vertebrae is slightly discernible. Less than one-quarter of the length of the transverse processes is discernible. Sternal fat is wide and thick. It can still be grasped but has very little movement. Joints joining cartilage and ribs are barely felt. With a BCS of 4, the backbone cannot be seen. Ribs are not seen. The side of the animal is sleek in appearance. It is impossible to grasp the spinous processes of the lumbar vertebrae, which are wrapped in a thick layer of muscle and fat. The spinous processes form a continuous line. There is a rounded transition from spinous to transverse processes. The outline of the transverse processes of the lumbar vertebrae is no longer discernible. The transverse processes are a smooth, rounded edge, with no individual processes discernible. Sternal fat is difficult to grasp because of its width and depth. It cannot be moved from side to side. With a BCS of 5, the backbone is buried in fat. Ribs are not visible. The rib cage is covered with excessive fat. The thickness of the muscle and fat is so great that reference marks on the
  • 36. 50 spinous processes are lost. The spinous processes form a depression along the backbone and there is a bulging transition from spinous to transverse processes. The thickness of the muscle and fat is so great that reference marks on the transverse processes are also lost. It is impossible to grasp the transverse processes. The sternal fat now extends and covers the sternum, joining fat covering cartilage and ribs; it cannot be grasped. After determining FBW and US, feed and water were withheld for 24 h before US determination. A 20% (w/v) urea solution in 0.9% (w/v) saline was infused into the jugular vein through a winged catheter (19 gauge, 1.9 cm; Vacutainer® , Becton Dickinson, Rutherford, NJ) at 130 mg/kg FBW, after a 0-min sample was collected. Twelve minutes later another sample was withdrawn. Blood was placed in ice then centrifuged later. Shrunk BW (SBW) was determined. Serum was frozen until analysis of urea (Chaney and Marbach, 1962). US was calculated as urea infused/change in serum concentration. Immediately thereafter, wethers were harvested via stunning with a captive bolt pistol and exsanguination. Pools of weighed noncarcass components (blood, head, hide, organs, and fat) and the carcass were ground (Model 801 Autogrinder; Austio Company, Astoria, OR) separately three times sequentially through each of three plates with different apertures (i.e., 10, 5, and 2 mm plates). After the final grind, the sample was hand-mixed and duplicate 250 g samples were collected and stored at −20 °C. Carcass and noncarcass components were analyzed for dry matter by lyophilization (Model CRVP-195P Dura Stop; FTS Systems, Stone Ridge, NY). After drying, samples were reground in a blender (Model 36BL23 HGBSS; Waring, New Hartford, CT) and analyzed for crude protein, ash (AOAC, 1990), and fat. Fat was determined by supercritical fluid extraction (Model SFX 220; ISCO, Lincoln, NE). However, there was an equipment problem in fat analysis detected after all samples had been analyzed. After correcting the problem, the 24- week samples were re-analyzed. Samples from 0 and 12 weeks could not also be re-analyzed because they had been inadvertently discarded. Average concentrations (empty BW basis) for the final samples re-analyzed were 23.0 (S.E. = 0.60) and 29.3% (S.E. = 1.37) in carcass and noncarcass pools, respectively, which were quite similar to the difference between 100 and the sum of water, protein, and ash levels (carcass: 24.7% ± 0.64; noncarcass: 31.1% ± 1.34). In addition, fat concentrations at 24 week pedetermined by the two methods were closely related (r = 0.97; P < 0.0001). Hence, the latter values were employed for all samples. Energy concentrations of 39.3 and 23.1 MJ/kg were assumed for fat and protein, respectively (ARC, 1980). The BCS estimate used was the mean of the four individual scores. Analyses were also conducted with the mean rounded to the near 0.25-increment. Rounded values produced similar equations that explained similar or slightly less variation. Data from two animals were omitted because of problems in urea infusion. Regression procedures of SAS (1990) were used to determine relationships between concentration and mass of water, fat, protein, and ash and SBW and US or BCS. Model fit was first evaluated by R2 and root mean square error (RMSE). Moreover, to evaluate potential bias in equations, residuals (predicted minus observed) were regressed against predicted values (St. Pierre, 2001). In addition, correlation coefficients between variables were determined with SAS (1990). 3. Results 3.1. Data summary As shown in Table 1, there was a considerable range in most variables. BCS indicate that some animals were very thin (e.g., minimum BCS of 1.5), and the highest BCS was 4.0. The range in fat concentration was large, with the minimum 23% of the mean and the maximum 47% greater than the mean. The range in protein concentration was smaller, with the minimum 15% less than the mean and the maximum 16% greater than the mean. Many of the correlation coefficients in Table 2 were as expected and are in accordance with the equations to be subsequently addressed. For example, it is notable that US as a percentage of SBW was not significantly related to concentrations of water, fat, or ash, but
  • 37. 51 was negatively correlated with protein concentration. BCS was moderately to highly related to concentrations of water, fat, and ash, but was not correlated with protein concentration. 3.2. US US equations (Table 3) differed from those determined by Wuliji et al. (2003). Overall, equations to predict concentrations of water, fat, protein, and ash based on US and SBW did not explain large amounts of variation. US when the only independent variable explained essentially no variation in water or fat concentration (Eqs. 1 and 4, respectively). However, addition of US to the regression of water concentration against SBW did increase the R2 and decrease the RMSE (Eq. 3). US did not improve prediction of fat concentration beyond the regression against SBW (Eq. 6 versus Eq. 5). Findings were similar for predicting water and fat mass, although R2 were much greater (Eqs. 7–12). Overall, simplest equations with greatest accuracy were Eqs. 3 and 9 for water and 5 and 11 for fat concentration and mass, respectively. Protein concentration could be best predicted by Eq. 13, in which US was the sole independent variable (Table 3). The concentration of ash, however, was predicted most accurately by Eqs. 17 and 18; RMSE were the same and the effect of US in Eq. 18 was not significant. Nonetheless, Eq. 18 is recommended since intuitively the degree of fatness would impact the relationship between ash concentration and SBW. In contrast to water and fat, the best equation for predicting protein mass differed from that for concentration. Protein mass was most accurately predicted by Eq. 21, with independent variables of both US and SBW. 3.3. BCS 3.3.1. I-F and I-T animals Eqs. 25–27 provide estimates of change in BW for each 1 unit change in BCS (Table 4). Quadratic effects of BCS on FBW, SBW, and EBW in the present experiment were not significant. BCS explained considerable variability in fat and energy concentrations (Table 4). Each 1 unit change in BCS equated to change in fat and energy concentrations of 7.53% and 3.01 MJ/kg, respectively. No variation in protein concentration was accounted for by BCS, although it did explain moderate variability in water and ash levels. The effect of protein concentration when added to a regression of BCS against fat concentration was not significant (P = 0.58). Additions of BCS to regressions of water, protein, and ash mass against SBW did not increase explained variability (Eq. 33 versus Eq. 8, Eq. 35 versus Eq. 20, and Eq. 36 versus Eq. 23; Table 3 and Table 4). However, inclusion of BCS did improve prediction of fat mass based on SBW. The effect of BCS when included in the regression of energy against SBW was significant as well. 3.3.2. I-T animals Ngwa et al. (2006) addressed the relatively small changes in fat and energy concentrations in empty body tissues of I-F animals as the experiment progressed, compared with marked changes for I-T animals. But for both initial body condition treatments, there was substantial change in BCS with advancing time. Consequently, correlations for I-F animals between BCS and concentrations of fat and energy were nonsignificant (P = 0.54), compared with highly significant correlations for I-T animals (r = 0.94; P < 0.01). As noted by Ngwa et al. (2006), this suggests that the method of determining BCS in regards to being reflective of fat concentration varied between initial body conditions. Evidently physical characteristics of the body of I-T animals that determined BCS as assessed by touching with fingers of panel members varied considerably from those of I-F animals. For I-F animals, BCS appeared to vary simply with total tissue mass rather than level of fat as could be evaluated by the external tissue examination by the panel. Because of no relationships between BCS and empty body fat and energy concentrations for one of the initial body condition treatments, regressions were also conducted separately for
  • 38. 52 each. As expected, variation in tissue concentrations explained by regressions with I-F animal data alone was little (i.e., R2 of 0.065, 0.022, 0, 0.085, and 0.022 for concentrations of water, fat, protein, ash, and energy, respectively). Therefore, only equations for regressions with data of I-T animals are presented in Table 5. In many instances, variation accounted for was greater than for equations based on all data. BCS regression coefficients for concentrations and mass of fat (Eqs. 42 and 47, respectively) and the quantity and level of energy (Eqs. 45 and 50, respectively) were greater than those derived with all data. Eq. 42 indicates change in fat concentration of 10.7% for each 1 unit of BCS, and Eq. 45 resulted in corresponding change in energy concentration of 4.26 MJ/kg. Moreover, changes in FBW, SBW, and EBW per 1 BCS unit change were about 1.5–2 kg less than with all data. 3.4. US versus BCS Residuals (observed minus predicted) were calculated for Eq. 3 (water concentration based on US and SBW), Eq. 5 (fat concentration based on SBW), Eq. 9 (water mass based on US and SBW), Eq. 11 (fat mass based on SBW), Eq. 13 (protein concentration based on US), Eq. 18 (ash concentration based on US and SBW), Eq. 21 (protein mass based on US and SBW), Eq. 23 (ash mass based on SBW), Eq. 28 (water concentration based on BCS), Eq. 29 (fat concentration based on BCS), Eq. 31 (ash concentration based on BCS), Eq. 33 (water mass based on SBW and BCS), Eq. 34 (fat mass based on SBW and BCS), and Eq. 36 (ash mass based on SBW and BCS). Regressions of residuals against predictions in all cases yielded intercepts and slopes not different than 0 (P > 0.98), indicating lack of bias. Findings were similar for equations based on data only from I-T animals. For water, fat, and ash concentrations and mass, the aforementioned recommended equations based on BCS explained more variability than ones based on US, although in some cases differences were not large (i.e., water and ash concentrations and mass). Neither US nor BCS explained variability in protein concentration. Equations to predict protein mass based on SBW and US or BCS were nearly identical in R2 and RMSE. 3.5. Prediction of EBW and SBW Inclusion of BCS in the regression to predict EBW from FBW (Eqs. 51 and 52; Table 6) slightly increased explained variation, although intercepts for both equations significantly differed from 0. Conversely, BCS did not improve projection of SBW from FBW, and intercepts were not different from 0. 4. Discussion 4.1. US The considerable differences between equations of this experiment to predict body composition from US and those of Wuliji et al. (2003) make readily apparent one of the significant limitations of the US procedure. For most accurate use of US, prediction equations should be developed with animals similar to ones to which they will be applied. However, it is not always possible to directly assess chemical composition. If it is feasible, then determining composition with an adequate number of animals to develop accurate prediction equations would make the need to use US estimates questionable. That BCS equations compared so favorably with those based on US was not expected. Reasons for this are unknown. The urea dose causes some hemolysis, but absorbance wavelengths of the procedures for analyzing urea and hemoglobin differ (i.e., 340 nm versus 540 nm). However, the time chosen for post-dosing sampling could have been involved. This is the point at which dosed urea has equilibrated with all body water. Asmare et al. (2006) determined that the most appropriate one overall time for growing and yearling Alpine females was 13 min, but perhaps more important was the appreciable variability among individuals observed in this time point. This consideration could only be addressed by repeated sampling, such as every 3 min as used by Asmare et al. (2006), in order to determine the best time for each individual animal. However, to do so would markedly lessen the simplicity of the US procedure. Furthermore, even if the US determination accurately predicted body water
  • 39. 53 concentration, Ngwa et al. (2006) observed significant differences among body condition treatment and harvest times in the water to protein ration in noncarcass tissues and the empty body. 4.2. BCS The lack of or low variability in protein concentration explained by BCS, nonsignificant effects of BCS when added to regressions of protein mass against SBW, and nonsignificant correlations between protein concentrations and BCS indicate that the BCS procedure was not particularly sensitive to protein concentration in the shrunk body. The magnitude of differences in protein concentration may have been less than needed to be detected in the BCS procedure, which also is implied for the US determination. The FBW coefficient of 8.9 kg in the regression against BCS with all data is slightly less and the coefficient of 7.2 kg with I-T data only was appreciably less than 5.1 kg for western range ewes determined by Sanson et al. (1993) with a 1–9 scale, which would seem expected based on presumed differences in mature size. The predicted change in energy concentration per 1 unit of BCS based on data from all animals was slightly greater than 2.6–2.7 MJ/kg suggested for cattle by NRC, 2000 and NRC, 2001, though change in fat concentration was similar (i.e., 7.54% per unit change in BCS on a 1–5 scale). Change in fat concentration per unit change in BCS determined with I-T animals was greater than the aforementioned values, but these differences are partially lessened by lower predicted fat concentrations at a BCS of 1. NRC, 2000 and NRC, 2001 expressed BW at different BCS relative to BW of cattle at the mid- point BCS. SBW values for beef cattle ranged from 77% at a BCS of 1 to 144% at a BCS of 9 (9-point scale), with the magnitude of change increasing with increasing BW. Empty BW values for dairy cattle ranged from 73% for a BCS of 1 to 127% for a BCS of 5 (5-point scale), with linear change regardless of BCS. The range in values in the present experiment with data from all goats was slightly greater. For example, FBW predicted from Eq. 25 for BCS of 1, 2, 4, and 5 was 60, 80, 120, and 140% of FBW of a goat at a BCS of 3. Based on data only of I- T animals, FBW predicted from Eq. 38 for BCS of 1, 2, 4, and 5 was 67, 84, 116, and 133% of FBW of a goat at a BCS of 3. Though relationships between BCS and body composition of I-F animals mobilizing tissues during the experiment either did not exist or were weak, use of equations based on all data rather than only from I-T animals would seem recommendable. One reason for this is simply the larger number of observations. Another is reasonableness of the predictions and agreement with ones for other species. Based on equations from I-F animal data, for a BCS of 1 predicted fat and energy concentrations were quite low (i.e., −3.8% and 1.5 MJ/kg). Likewise, predicted levels at a BCS of 5 seem unrealistically high (i.e., 38.8% fat and 18.5 MJ/kg energy). From Eqs. 25 and 29, the concentration of fat on a FBW basis in tissue gained when increasing from a BCS of 1–2 was 32% compared with 78% when changing from a BCS of 4–5. Findings of the present experiment indicate that BCS, though subjective in nature, can be a simple useful means of assessing body composition as or more accurately than the objective US measure, as also suggested by results of Agnew et al. (2005) for dairy cows. However, most appropriate criteria to determine BCS may differ between animals initially in extreme body conditions and subsequently placed on markedly different planes of nutrition to elicit tissue mobilization or accretion. For example, in the present experiment BCS corresponded closely to SBW with both initial body condition treatments (r = 0.84 and 0.76 for I-F and I-T, respectively; P < 0.01) but was only correlated with energy and fat concentrations of I-F animals increasing in SBW. Perhaps though it is pertinent that both sets of animals incurred relatively steady rates of BW change throughout the experiment. If BW of I-F animals had been allowed to stabilize, it is conceivable that relationships between BCS and body composition would have been stronger. 4.3. Prediction of EBW and SBW
  • 40. 54 The prediction of SBW from FBW, with the former approximately 96% of the latter, is the same as assumed for sheep by Cannas et al. (2004). Cannas et al. (2004) assumed that EBW of sheep is 92% of FBW, which is also similar to the regression coefficient in the present experiment. However, with a negative intercept of 5.2 kg, predicted EBW relative to FBW for goats of this experiment is considerably lower. This is in accordance with a generally lower dressing percentage for goats compared with sheep. 5. Summary and conclusions Equations to predict body composition of yearling meat goats based on BCS were as or more accurate than ones based on US. Although, neither US nor BCS were useful to predict protein concentration, and water and ash concentrations were not predicted with high accuracy either. BCS accounted for considerable variability in concentrations of fat and energy. Thus, BCS can be useful in determining feed needs or energy mobilized with specific changes in BW. Furthermore, assuming similar ranges in concentrations and most appropriate, possibly adapted BCS procedures, it would seem that BCS equations to predict fat and energy concentrations can be useful across genotypes. In support, NRC, 2000 and NRC, 2001 recommended the same tissue fat, protein, ash, and water concentrations for beef and dairy cattle and for different genotypes. Acknowledgment This research was supported by USDA Project Number 2003-38814-13923. References Agnew et al., 2005 R.E. Agnew, T. Yan, W.J. McCaughey, J.D. McEvoy, D.C. Patterson, M.G. Porter and R.W.J. Steen, Relationships between urea dilution measurements and body weight and composition of lactating dairy cows, J. Dairy Sci. 88 (2005), pp. 2476–2486. AOAC, 1990 AOAC, Official Methods of Analysis (15th ed.), Association of Official Analytical Chemists, Washington, DC (1990). ARC, 1980 ARC, The Nutrient Requirements of Ruminant Livestock, Commonwealth Agricultural Bureaux, Slough, UK (1980) pp. 2–58. Arta Putra et al., 1998 I.G.A. Arta Putra, D. Sastradipradja, D.A. Astuti, B. Kiranadi and L.A. Sofyan, Nutrient utilization of growing female Etawah crossbreed goats fed diets containing different protein/energy ratios. In: K.J. McCracken, E.F. Unsworth and A.R.G. Wylie, Editors, Energy Metabolism of Farm Animals, CAB International, New York, NY (1998), pp. 63–66. Asmare et al., 2006 Asmare, A., Dawson, L.J., Puchala, R., Gipson, T.A., Villaquiran, M., Tovar-Luna, I., Animut, G., Ngwa, T., Merkel, R.C., Goetsch, A.L., 2006. Factors influencing urea space estimates in goats. Small Rum. Res., doi:10.1016/j.smallrumres.2006.08.009, in press. Bartle et al., 1987 S.J. Bartle, S.W. Kock, R.L. Preston, T.L. Wheeler and G.W. Davis, Validation of urea dilution to estimate in vivo body composition in cattle, J. Anim. Sci. 64 (1987), pp. 1024–1040. Bartle and Preston, 1986 S.J. Bartle and R.L. Preston, Plasma, rumen and urine pools in urea dilution determination of body composition in cattle, J. Anim. Sci. 63 (1986), pp. 77–82. Bartle et al., 1988 S.J. Bartle, O.A. Turgeon Jr., R.L. Preston and D.R. Brink, Procedural and mathematical considerations in urea dilution estimation of body composition in lambs, J. Anim. Sci. 66 (1988), pp. 1920–1927. Cannas et al., 2004 A. Cannas, L.O. Tedeschi, D.G. Fox, A.N. Pell and P.J. Van Soest, A mechanistic model for predicting the nutrient requirements and feed biological values for sheep, J. Anim. Sci. 82 (2004), pp. 149–169. Chaney and Marbach, 1962 A.L. Chaney and E.P. Marbach, Modified reagents for determination of urea and ammonia, Clin. Chem. 8 (1962), pp. 130–136. Edmonson et al., 1989 A.J. Edmonson, I.J. Lean, L.D. Weaver, T. Farver and G.A. Webster, Body condition scoring chart for Hostein dairy cows, J. Dairy Sci. 72 (1989), pp. 68–78.
  • 41. 55 Galloway et al., 1996 D.L. Galloway Sr., A.L. Goetsch and D.M. Hallford, Effects of supplementing moderate- to low-quality grass hay with maize and(or) rumen undegradable protein on growth of wethers, Small Rum. Res. 21 (1996), pp. 181–193. Hammond et al., 1990 A.C. Hammond, D.R. Waldo and T.S. Runsey, Prediction of body composition in Hostein steers using urea space, J. Dairy Sci. 73 (1990), pp. 3141–3145. Honhold et al., 1989 N. Honhold, H. Petit and R.W. Halliwell, Condition scoring scheme for small east African goats in Zimbabwe, Trop. Anim. Health Prod. 21 (1989), pp. 121–127 Meissner et al., 1980 H.H. Meissner, J.H. van Staden and E. Pretorius, In vivo estimation of body composition in cattle with tritium and urea dilution. I. Accuracy of prediction equations for the whole body, S. Afr. J. Anim. Sci. 10 (1980), pp. 165–171. Ngwa et al., 2006 Ngwa, A.T., Dawson, L.J., Puchala, R., Detweiler, G., Merkel, R.C., Tovar- Luna, I., Sahlu, T., Goetsch, A.L., 2006. Effect of initial body condition of Boer x Spanish yearling wethers and level of nutrient intake on body composition. Small Rum. Res., doi:10.1016/j.smallrumres.2006.10.103, in press. NRC, 2000 NRC, Nutrient Requirements of Beef Cattle (Update 2000), National Academy Press, Washington, DC (2000). NRC, 2001 NRC, Nutrient Requirements of Dairy Cattle (seventh revised ed.), National Academy Press, Washington, DC (2001). Oregui et al., 1997 L.M. Oregui, D. Gabina, M.S. Vicente, M.V. Bravo and T. Treacher, Relationships between body condition score, body weight and internal fat deposits in Laxtra ewes, Anim. Sci. 65 (1997), pp. 63–69. Poland, 1991 Poland, W.W., 1991. The effects of limit feeding a high concentrate diet on feedlot performance and body composition of growing lambs. Ph.D. Dissertation. South Dakota State University, Brookings, SD. Rule et al., 1986 D.C. Rule, R.N. Arnold, E.J. Hentges and D.C. Beitz, Evaluation of urea dilution as a technique for estimating body composition of beef steers in vivo: validation of published equations and comparison with chemical composition, J. Anim. Sci. 63 (1986), pp. 1935–1948. Sanson et al., 1993 D.W. Sanson, T.R. West, W.R. Tatman, M.L. Riley, M.B. Judkins and G.E. Moss, Relationship of body condition of mature ewes with condition score and body weight, J. Anim. Sci. 71 (1993), pp. 1112–1116. SAS, 1990 SAS (fourth ed.), SAS/STAT User's Guide (Version 6) vol. 2, SAS Institute Inc., Cary, NC (1990). St. Pierre, 2001 N.R. St. Pierre, Should residual plots use Y or Yhat?, J. Anim. Sci. 79 (2001) (Suppl. 1), p. 359. Villaquiran et al., 2005a M. Villaquiran, T.A. Gipson, R.C. Merkel, A.L. Goetsch and T. Sahlu, Body condition score for improved management, Proceedings of the Annual Goat Field Day Langston University, Langston, OK, USA (2005), pp. 111–117. Villaquiran et al., 2005b M. Villaquiran, T.A. Gipson, R.C. Merkel, A.L. Goetsch and T. Sahlu, Body Condition Score in Goats, Langston University, Langston, OK, USA (2005). Wuliji et al., 2003 T. Wuliji, A.L. Goetsch, R. Puchala, T. Sahlu, R.C. Merkel, G. Detweiler, S. Soto-Navarro, J. Luo and T. Shenkoru, Development of body composition prediction equations based on shrunk body weight and urea space, J. Appl. Anim. Res. 23 (2003), pp. 1–24. Table 2. Relationships between variables for yearling meat goats Item Item BCS (1–5) US (%) US (kg) Water (%) Fat (%) Protein (%) Ash (%) Energy (MJ/kg) Water (kg) Fat (kg) Protein (kg) Ash (kg) Energy (MJ) SBW (kg) 0.80 0.06 0.65 −0.44 0.58 0.01 −0.30 0.58 0.91 0.79 0.92 0.76 0.83 0.01 0.70 0.01 0.01 0.01 0.93 0.02 0.01 0.01 0.01 0.01 0.01 0.01 BCS (1–5) 0.00 0.48 −0.54 0.78 0.12 −0.45 0.78 0.66 0.86 0.77 0.51 0.88