Este documento describe los cuatro temperamentos descritos por Hipócrates: sanguíneo, melancólico, colérico y flemático. Explica las características clave de cada uno, incluyendo sus velocidades y profundidades de reacción emocional típicas. También discute cómo estos temperamentos pueden afectar el desempeño laboral y las relaciones, y enfatiza la importancia de conocer nuestro propio temperamento y el de los demás para mejorar la inteligencia emocional.
1. Inteligencia Emocional Para Emprendedores
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Tipología de los temperamentos y el "manejo" de las emociones.
Desde la antigüedad ha habido interés por clasificar a los humanos según sus características
diferenciadoras.
A Platón le intrigaban estas diferencias entre los hombres. Cuando este filósofo griego se interesa por
la sociedad se asombra ante la diversidad de los miembros que la componen y para explicar estas
diferencias llega a pensar que existen tres partes en el psiquismo humano.
Estas tres partes estarían relacionadas con las zonas corporales:
La inteligencia, que aspira al conocimiento se localiza en la cabeza.
Se localizaría en el pecho el apetito irascible, que comprende los afectos y las pasiones "nobles", como
la cólera ante la injusticia, el valor, el deseo de victoria y la ambición de éxito y de honor.
El apetito concupiscible, que trata de tener objetos para beber, para comer y para el placer sexual, se
situaría en la región abdominal.
Obviamente, cuando Platón establecía estos tres tipos de personalidades se estaba refiriendo a la
sociedad griega de su época, constituida principalmente por los filósofos (la inteligencia, la cabeza), los
guerreros (el valor, coraje, centrado en el corazón) y los campesinos (el disfrute de lo material,
centrado en el abdomen).
Platón consideraba que estas tres partes estarían desigualmente distribuidas entre los hombres y entre
los pueblos. Así, afirmaba:
"Los griegos se caracterizan por el predominio de la inteligencia, mientras que los tracios y los escitas
son rápidos, violentos y valerosos."
Hoy, también en los pueblos modernos podemos observar ciertas características que los identifican,
diferenciándose entre si. Por supuesto, estas son apreciaciones muy generales que no cubren todas las
posibilidades de los habitantes de esas sociedades.
2. Quizás, en la Antigüedad, el que mejor ha descrito los distintos tipos de temperamentos, ha sido
Hipócrates. De hecho, si uno analiza las tipologías modernas puede comprobar que no es mucho lo que
aportan a lo que ya estaba dicho por el "padre de la medicina".
Con otras palabras o enfoques se refieren a las mismas características diferenciadoras que ya estaban
especificadas en los cuatro temperamentos básicos que estudiaremos más adelante.
La genialidad de los clásicos se distingue por su sencillez, lógica y claridad, lo que permite adentrarse
en sus principios llevados por una pedagogía amena y eficaz. Eso no le impide al lector que quisiera
incursionar en los otros criterios y para lo cual hay buena literatura de difusión, como la citada en este
libro, donde podrá conocer las tipologías de Jung, Kretschmer, Sheldon y otros. (ver recuadro)
Por lo anterior, y considerando que nuestro tema es el enfoque práctico de la inteligencia emocional,
sólo nos quedaremos con el esquema de Hipócrates que nos servirá como una eficaz herramienta para
nuestro propósito de conocernos mejor, a nosotros mismos y a los que nos rodean.
Considerando que el temperamento está detrás de nuestras reacciones emocionales es vital, para un
buen manejo de nuestras relaciones, que conozcamos más sobre estos impulsores de la conducta
humana.
Antes de adentrarnos más en este tema, es preciso advertir que las tipologías de los temperamentos son
solamente una guía para estudiar y reconocer ciertas características distintivas.
Pero, dado que estos son factores genéticos, nunca habrá un tipo puro ya que las posibilidades de
combinaciones de genes son infinitas. Así como en los rasgos físicos, hay algunos, como el color del
cabello por ejemplo, heredados del padre, o el color de los ojos de la madre.
También en lo temperamental se puede heredar cierta tendencia a la introversión pero, a la vez otros
genes de una abuelita muy alegre, que se harán visibles durante una fiesta, circunstancia en que estos
últimos sobrepasarán la natural timidez.
En todo caso, uno puede apreciar que hay uno o dos rasgos genéticos preponderantes y que se expresan
según sean las situaciones que se deban enfrentar.
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3. Los cuatro temperamentos
Según Hipócrates, existen cuatro temperamentos que marcan las diferencias entre los hombres. Estos
son: el sanguíneo, el melancólico, el colérico y el linfático (o flemático). Estos son suficientemente
conocidos y, en general, la gente tiene bastante claras las característica de cada cual, al menos en
cuanto a su velocidad y profundidad de reacción. Lo he comprobado con mis alumnos. Cuando se los
voy nombrando les pregunto cómo reaccionará tal o cual temperamento. Siempre recibo respuestas
bastante acertadas, en términos generales.
A continuación y partiendo de la convicción de que usted también tiene suficientes conocimientos
sobre esta materia, haremos un repaso sobre esta clasificación de los temperamentos para luego
aplicarla en nuestros ejercicios para el desarrollo de la inteligencia emocional.
Pero antes, reforzaremos que si bien es cierto que el temperamento es un factor genético, no por eso
tenemos que aceptarlo como algo inamovible y definitivo. Como ya vimos, es posible aplicar
estrategias prácticas que nos permiten evitar explosiones y conflictos indeseados. Por otra parte,
recordemos que no hay un temperamento en estado puro, pero sí existen dos o tres que son
preponderantes y que se expresarán según sea la circunstancia o situación que nos toque actuar.
4. Es un temperamento de reacciones rápidas pero de corta duración. Es la típica persona que se enfrasca
rápidamente en una discusión, pero que al rato se la ve contenta, como que si su enojo nunca hubiese
existido. Generalmente son simpáticas, alegres, animadores de la fiesta. Pero fácilmente deprimibles, lo
que no obsta que al rato estén nuevamente disfrutando del baile.
Pueden prometer este mundo y todas las galaxias, pero de ahí a que cumplan sus ofertas hay distancias
siderales. Y no es que quieran engañar. En el momento en que te está prometiendo algo están dispuesto
a cumplirlo. Pero luego lo olvidan hasta que se lo recordamos, lo que sin duda les produce congoja
sincera y volverán a jurarte que ahora lo harán Lo peor que le puede suceder a un sanguíneo es que lo
destinen a trabajar en un archivo, sin contacto con público. No duraría mucho en esa situación. Lo más
probable sería que se las arreglaría para visitar las otras oficinas y, quizás, saldría a la calle, bajo
cualquier pretexto, lo que le ocasionaría permanentes conflictos (y también a sus jefes y compañeros).
Sin embargo, sería mucho más productivo en funciones tales como de relacionador público o
semejantes, donde sus características personales de simpatía, locuacidad, le serán de utilidad.
Años atrás, paseando por Viña del Mar, me encontré con un compañero de trabajo. Era un personaje
muy peculiar. Tenía el aspecto muy distinguido y se vestía como un alto ejecutivo, aunque su rango era
5. de un modesto funcionario administrativo. Lo más llamativo de este amigo era verlo, con su apariencia
aristocrática, desplazándose de un lugar a otro en una vetusta motoneta.
De ahí surgió el mote de "conde descalzo", con el que cariñosamente lo llamábamos, haciendo alusión
a una película de aquella época. Me contó que tenía la intención de comprarse un auto, pero que aún no
había logrado ahorrar lo suficiente. A continuación, me invitó a que lo acompañara al Casino de Viña
del Mar y le ayudara a burlar el tope de apuestas, ya que él había traído todo lo que había ahorrado
hasta ese momento y deseaba ganarse rápidamente lo que le faltaba para completar el valor del auto.
Resumiendo, nosotros dos más otro amigo, siguiendo sus precisas instrucciones de una cábala
supuestamente infalible, vimos como esa pequeña fortuna se esfumaba en pocos minutos, junto con el
sueño del auto. Nuestro "conde" desapareció súbitamente, lo que nos produjo una gran inquietud,
recordando algunas experiencias extremas de gente que se suicida frente a situaciones semejantes. Lo
buscamos largamente por todos los rincones, hasta que finalmente lo encontramos muerto de la risa,
coqueteando con unas rubias. Creo que a nosotros nos dolió más que a él la pérdida de sus ahorros.
Pero él, sin inmutarse, siguió su vida de noble caballero montado en su vetusta motoneta.
La situación relatada nos muestra una característica muy propia de los sanguíneos. Podrán amargarse
un instante, pero nunca perderán su habilidad de volver a gozar de la vida.
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6. Al igual que el sanguíneo, el colérico es de rápidas reacciones pero la
diferencia está en que éstas son de mayor duración. Quizá por eso los coléricos son más triunfadores en
la vida. Son buenos emprendedores y perseverantes. Es posible que no sean tan simpáticos como los
sanguíneos, pero se podrá confiar más en ellos y podremos estar seguros de que al poco andar no
olvidarán lo que nos han prometido. Pero, al mismo tiempo serán más exigentes, estrictos y tal vez
irascibles. Siempre tendrán muy claros sus objetivos y metas. Es posible que esta característica los
pueda hacer un poco fríos o despreocupados, ya que por su afán de logro, con su vista puesta en el fin
último, pudieran descuidar los intereses de los demás.
Naturalmente, son personas que no pasan desapercibidas y yo no podría imaginar a un colérico
realizando tareas subalternas, salvo transitoriamente y por algún interés muy particular.
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7. Las personas en que se manifiesta este temperamento, generalmente son lentas al reaccionar o por lo
menos en manifestar sus reacciones, pero éstas son más profundas y se mantienen por más tiempo. Es
el típico caso de aquellos que al participar en alguna discusión o altercado, siguen posteriormente
dando vueltas sobre el tema y reprochándose el no haber reaccionado en mejor forma. Incluso, después
de largo tiempo les vuelve el recuerdo y recomienzan las auto recriminaciones, ¿por qué me quedé
callado?; ¿por qué no le di un tapabocas? Y otras del mismo tipo.
Generalmente, los que tienen este temperamento tienden a ser místicos, observadores, concentrados y
metódicos. Son personas muy responsables y cumplidoras, en las que podremos confiar que harán sus
tareas o compromisos con absoluta seguridad. A diferencia de los sanguíneos, estarán muy a gusto
realizando trabajos internos, sin público. Tales como investigación, planificación u otros semejantes. Y
lo pasarían pésimo atendiendo, detrás de un mesón, largas filas de usuarios acelerados y exigentes. En
este caso, lo típico es que terminen en tratamientos psicológicos o quizá psiquiátricos, situaciones que
se irán repitiendo a lo largo de su vida laboral, salvo que alguien descubra lo obvio: reasignación de
tareas adecuadas a su temperamento y reales posibilidades de desarrollo.
Es muy frecuente encontrarse con estos problemas derivados de errores en la asignación de funciones.
Más grave aún cuando esto sucede en personas muy sensibles como son los melancólicos, víctimas
propicias de la irracionalidad o ignorancia en la administración de personal.
También estos errores se ven en la vida familiar. ¿Cuántos niños se ven obligados a lucir sus "gracias"
8. delante de las visitas, para complacer a sus "orgullosos" padres? Algunos de estos niños lo podrán
hacer gustosos por corresponder a personalidades que disfrutan al exponer en público sus dotes de
cantantes o declamadores. Pero muchos se sentirán violentados y, así, poco a poco irán forjando
patologías que limitarán sus posibilidades futuras, las que seguramente sus padres no serán capaces de
explicárselas.
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Nos corresponde ahora referirnos a este buen amigo, el flemático. Tranquilo, inmutable, gozador sin
prisa de cada instante de la vida. Es posible que sea el más sabio de todos, aunque a menudo sea
calificado como el tonto del grupo. Y es claro, en una época en que se ha impuesto la velocidad como
un valor, todo lo que vaya en contra de ella -vale decir la calma, el ritmo en tono menor- es
considerado un sacrilegio. Pero resulta que la naturaleza nos enseña que lo normal es que los
acontecimientos se sucedan en un orden acompasado, con un cierto ritual. Incluso hasta las catástrofes,
como los terremotos, tiene cierta secuencia, que los científicos estudian para sus proyecciones.
En el mundo biológico, todo se rige casi con precisión matemática, pero sin apresuramientos.
Y el ser humano es un ser biológico, que debiera seguir esos ritmos y no estar sometido a la locura de
metas y plazos inasibles. De ese modo, el linfático con su parsimonia y calmado proceder, estaría más
cerca de lo natural y es posible que esté en mejores condiciones que los demás para resistir los embates
del estrés y sobrevivir a esta vorágine existencial.
9. Ahora bien, tenemos que aceptar que la vida en este planeta (y a lo mejor también en otros) no es tan
ideal ni plácida como para que todos fuéramos calmados. Como dice la canción: "No se ganan las
guerras con amor; no se pagan las deudas con amor ..." Se imagina un regimiento de flemáticos
defendiendo el territorio nacional. La lucha por los mercados, nacionales o internacionales; las pugnas
gremiales; la adecuación a la acelerada evolución tecnológica; requieren de personalidades agresivas,
nos guste o no. A lo mejor en etapas posteriores del desarrollo de la humanidad se verá un tipo de vida
más sano y relajado. Entonces podríamos hacer el amor con el enemigo ...
Actividades de aplicación recomendadas
-Haz el esfuerzo de clasificar tu temperamento dominante y el secundario, según estas
pautas y escríbelas en un papel;
-Haz lo mismo con respecto a tu pareja o a alguna persona amiga; Pídele a esa persona
que te clasifique, sin que tú le muestres lo que ya hiciste;
-Luego, invítala a un café e intercambien las clasificaciones escritas. Acepta con
modestia opiniones que te pudieran parecer adversas. Ahí puede estar el inicio de un
cambio fundamental en tu vida.
-A partir de las informaciones que obtengas, organiza tus ejercicios de autopercatación
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¿Quieres seguir jugando?
Si ya constituiste tu grupo de "conejillos de India" y no le temen a este striptease emocional, invítalos a
una actividad como la que hiciste con tu pareja o amistad, pero ahora en grupo, lo que pondrá aún más
a prueba tus habilidades de manejo emocional y de un líder emprendedor. Cuéntales lo que aprendiste
sobre los temperamentos. También recuérdales los conceptos de autopercatación, empatía y,
principalmente, la asertividad para evitar ofensas o frustraciones que harían fracasar el juego. No
estaría demás destacarles la importancia de la AMP.
Luego, a la luz de los recuadros donde se explican los cuatro temperamentos de Hipócrates, invítalos a
que se observen unos a otros y traten de anticipar alguna hipótesis sobre rasgos temperamentales que
pudiera deducirse de la forma del rostro. Recuérdales que lo más probable es que afloren dos o más
temperamentos (uno principal o más frecuente y otros secundarios, que afloran según las
circunstancias).
Finalmente, motívalos para que hagan un debate sobre el tema.
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Aspectos que influyen
Hasta ahora hemos visto que nuestros comportamientos tienen una base profunda que no siempre
10. conocemos o que no consideramos adecuadamente. Una de esas bases es la que adquirimos por la
herencia, particularmente lo que se refiere al temperamento. Vimos también que, si bien es cierto que
el temperamento puede definir nuestra conducta, nosotros podemos manejar las situaciones
emocionales de manera de mejorar nuestra calidad de vida, a través del pensamiento positivo, de la
autopercatación, la empatía y la asertividad. Es decir, llevando a la práctica estos consejos y los
postulados de la inteligencia emocional.
Además, el comportamiento responde a factores externos que van configurando ciertos modelos
conductuales que imperceptiblemente los vamos incorporando a nuestros hábitos diarios. Dichos
factores están constituidos por el medio ambiente en que nos toca experimentar a lo largo de nuestra
vida. Desde muy pequeños vamos aprendiendo cómo es que debemos comportarnos. Nuestros padres,
generalmente sin percibirlo, nos van mostrando modelos de cómo debemos hacer las cosas.
Probablemente, irán repitiendo esquemas que a su vez sus propios padres aplicaron en ellos. Los niños
son grandes imitadores y es así como van reproduciendo las conductas de los mayores. El problema es
que aún no tienen el criterio suficientemente formado como para discriminar cuáles ejemplos son
positivos y cuáles no.
Veamos un caso ilustrativo. Un padre llega malhumorado a su casa y reacciona violentamente en una
discusión con su esposa, golpeando brutalmente una puerta, sin importarle la presencia de su pequeño
hijo de tres años de edad. En este caso le está "enseñando" a ese niño a manifestarse violentamente
cada vez que algo le molesta. Muy pronto, este chiquito estará tirando o rompiendo cosas para
manifestar su desagrado. Y así irá por la vida arruinando la convivencia y su propia felicidad. Salvo
que alguien le muestre otro estilo más grato para organizar su existencia. También podría tener la
suerte de encontrarse con este libro y sacarle todo el provecho que él sea capaz de obtener.
Pero, también ese padre podría ser un buen modelo. Podría, por ejemplo, ser muy ordenado, muy
honrado, cariñoso y manifestar todos esos valores en comportamientos que el niño irá observando y
repitiendo según vaya creciendo. Este efecto de emulación es muy sutil de modo que ni el padre ni el
hijo pueden percibirlo fácilmente.
Lo mismo pasa más tarde en la educación formal, con la diferencia que en este caso se dispone de
programas objetivos de desarrollo de hábitos, como los higiénicos, sociales y otros. Pero si la
profesora o profesor se descuida en sus hábitos personales, lo más seguro es que el niño aprenderá más
de esos descuidos que de lo que contempla el programa oficial.
Algo semejante ocurre en las empresas o instituciones. Un buen supervisor tiene la misión de formar y
orientar a sus subalternos. Debe explicarles cómo hacer bien sus tareas, cómo mantener el orden, cómo
prevenir accidentes y otras recomendaciones. Para esto se apoya en excelentes manuales de
procedimientos y normas muy precisas. Pero si este jefe es desordenado, descuidado con las normas de
seguridad, poco acucioso en su propio trabajo, seguramente sus trabajadores tenderán a seguir su
ejemplo más que a los reglamentos.
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El carácter
Decíamos que el comportamiento es determinado por una infinidad de factores. Vimos que uno de ellos
es el temperamento y lo definíamos como los aspectos psicológicos adquiridos por la herencia y, como
11. tal, es un factor bien determinante, aunque posible de cierto "manejo", como ya le hemos visto en
alguna situación descrita anteriormente.
Otro factor influyente en los comportamientos es el carácter. éste está constituido por nuestra manera
de ser, desde el punto de vista psicológico, pero adquirida por el aprendizaje. Aprendemos a
comportarnos, a reaccionar, a desarrollar ciertas actitudes. Pero, como vimos este aprendizaje no es
necesariamente formal.
Aún más, aprendemos mucho más y más profundamente de los ejemplos que pródigamente nos
"regalan" nuestros parientes, amigos, o superiores. Dicho aprendizaje va imprimiendo determinadas
características personales, un cierto sello especial que nos diferencia.
En algunas partes llaman "carácter" a la marca con que se distinguen los reb años.
Lamentablemente, también dentro de los humanos se da un cierto tipo de marca insensible,
inconsciente, que distingue a un "reb año" de otro. Esto puede suceder cuando la configuración del
carácter es sólo el resultado de la transmisión o, mejor dicho, de la incisión de una huella que deja el
medio ambiente social y cultural, como algo externo al individuo, sin su participación consciente. No
quiere decir esto que esta culturización inconsciente sea inconveniente en sí.
Muchos de los pilares valóricos de la sociedad se han construido por esa vía. Pero frente a un ser, como
el humano, que tiene la capacidad reflexiva y que -si forma parte de una sociedad sana- dispone de la
libertad para decidir acerca de su vida, debería este mismo individuo ejercer su responsabilidad de
aportar también en la forja de su propio carácter. Así puede ir decidiendo qué aspectos de sus
aprendizajes por vía externa ya no los considera válidos u oportunos y en qué forma los querrá
reemplazar o eliminar.
Podrá entender que lo que sus padres le inculcaron tuvo una vigencia válida para las circunstancias que
ellos vivieron, pero a la vista de lo que él mismo ha estado experimentando pudiera ser que ya no
aparezca tan valedero, como fue para sus progenitores. Eso es lo que constituye el verdadero carácter
como fuerza interior, que se manifiesta como el manejo de la voluntad para imprimir su propio sello y
no sólo el que ha ido marcando el cauce de las influencias del medio.
La influencia del medio
12. Anteriormente citábamos a un autor que nos enseñaba que hay especies, como las abejas, que nacen
siendo capaces de realizar complejos comportamientos. En cambio, el ser humano nace con muchas
limitaciones, pero con una gran capacidad de ir aprendiendo y desarrollando comportamientos de
complejidades crecientes e ilimitadas.
José Ortega y Gaset nos dice "El hombre es una entidad infinitamente plástica de la que se puede
hacer lo que se quiera. Precisamente porque ésta no es de suyo nada, sino mera potencia para ser
¿como usted quiera?" (Historia como sistema, VI: 3) Pero también dijo: "Yo soy yo y mi
circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo" (Meditaciones del ¿Quijote?, I: 322). Un
científico podría decir: el fenotipo (yo, tal como soy) es el genotipo (mis factores heredados) y las
influencias del medio ambiente (mi circunstancia).
Hay circunstancias físicas, materiales que de algún modo u otro influyen en lo genético. Por ejemplo, el
clima, tipo de alimentación u otras, afectan el crecimiento, dándose el caso de gemelos univitelinos,
que criados en diferentes zonas geográficas, muestran distintos grados de desarrollo en ciertas
condiciones genéticas originales, tales como la estatura, temperamento y otras. Recordemos que
también los factores sociales, culturales o económicas, generan fuertes influencias en los
comportamientos, pero no insalvables.
Cada cual puede influir en sus circunstancias, como lo vimos en el caso de Juan, relatado en el capítulo
2 : "Toca una alegre melodía y vendrán alegres bailarines a unirse a tu danza", con esta invitación
Thaddeus Golas nos abre a la posibilidad de crear los ambientes positivos a que cualquiera persona
normal debiera aspirar. Nadie debiera desear conscientemente vivir rodeado de angustias, conflictos,
incomprensiones. Pero algunas veces nosotros mismos vamos creando esas condiciones. Para eso estoy
escribiendo este libro, para que nos ayude a estar alertas y a forjar circunstancias positivas para cada
uno de nosotros y para los que nos rodean.
Actividades de Aplicación recomendadas
Analiza el origen de algún comportamiento o actitud tuya, que reconozcas como
adquiridos por influencia de tus padres y que consideres que ya no tienen vigencia.
Proponte por escrito un cambio en dicho comportamiento y su reemplazo por otro más
ajustado a tus actuales criterios y principios. Plantéate metas y plazos para que obtenga
resultados concretos.
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La memética
Navegando en Internet me encontré con un título insinuante:
"La Memética y el advenimiento de los Virus Mentales. La memética es una disciplina que concibe
a las ideas como virus, que son transmisibles de cerebro en cerebro. Estos virus son llamados
13. "memes", en analogía con los genes y de ahí la denominación de "memética", refiriéndose a la
genética. Así como los genes transmiten informaciones hereditarias, los memes transmiten ideas que
"parasitan" y alteran el comportamiento de quienes han sido expuestos a estos virus mentales.
Algunos de estos virus son de corta vida, como ciertas modas y otros podrán subsistir milenios como
algunas ideas religiosas. Todo depende de las circunstancias y condiciones de reproducción que
encuentren los memes. Habrá mentes más pasivas que se "infectarán" fácilmente y otras más
selectivas y alertas, que podrán discriminar si alojan o no a un mem para su incubación y
proliferación en otras mentes.
Así, el mismo hecho de que yo haya elegido el tema de la memética, dentro de las muchas alternativas
que se me ofrecieron esa noche de navegación por el inmenso océano virtual, y lo haya encontrado
interesante ya le estoy dando la posibilidad de convertirse en un meme al darle hospedaje en mi
mente y de desarrollarse en otras mentes, como la suya en este instante. Siempre que usted lo acepte, le
habilite registrándolo en algún rincón de su cerebro y luego empiece a transmitir la idea entre sus
amigos. Si es así, la propagación correrá más allá de sus relaciones. Y hasta podrá rebotarle cuando
alguien venga a contarle la gran novedad de la memética.
También podemos encontrar efectos meméticos en todo acondicionamiento social que pretenda
inculcarnos determinados comportamientos. ¿Podría existir la sociedad de consumo si no hubiera
mentes muy dispuestas a recibir todo tipo de propaganda, por incongruente que ella sea? ¿Proliferarían
los maestros, gurúes y semejantes si no existieran mentes frágiles, dispuestas a comulgar con ruedas de
carreta, aun con riesgo de la propia vida? ¿Existirían los demagogos que mienten descaradamente, si no
hubiera electores cándidos que se dejan llevar por las promesas mil veces incumplidas?
A diferencia de los virus, los memes no siempre son patógenos. Yo estoy convencido de que los que
contiene este curso son muy saludables y que le ayudarán a usted y a los suyos a tener una vida muy
grata, que valga la pena de ser vivida. Y confío en que usted se encargará de difundirlos entre sus
relaciones.
Relacionando esta novedad con lo que vimos en los párrafos anteriores, volvemos a considerar la
importancia de desarrollar nuestro nivel de conciencia y de evitar el sonambulismo existencial. Y para
ello no hay remedio ni tónico ni recetas mágicas que se puedan adquirir en el mercado. Lo único es el
trabajo personal, el esfuerzo y la perseverancia, en búsqueda de nuestro destino superior. Sin esto, solo
nos queda dejarnos llevar por los memes inconsistentes hacia los confines de la mediocridad, de la
intrascendencia, hacia el fracaso existencial. Parece fuerte o exagerado pero así es. Aquí no funcionan
las indulgencias ni amnistías. La vida te pertenece. Tú decides cómo quieres vivirla. A nadie puedes
culpar si fracasas, tú apretaste el gatillo en la ruleta rusa y no habrá otra opción.
Diferencias entre Temperamento y Carácter
Temperamento:
Elementos psicológicos heredados.
14. Susceptibilidad frente a estímulos emocionales.
Intensidad y velocidad de reacción frente a un estímulo.
Carácter:
Conjunto de rasgos psicológicos adquiridos por aprendizaje.
Reacciones aprendidas.
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Las Necesidades Humanas y el Comportamiento
Hemos estado analizando como nuestros comportamientos siempre tienen alguna explicación. Una
persona se puede irritar más fácilmente que otra. La de más allá será más concentrada y ordenada. Lo
contrario sucederá con la que está a su lado. Dos hermanos, hijos de los mismos padres, podrán
comportarse contradictoriamente. Uno será muy responsable en los estudios y su hermano lo único que
le interesa realmente es ir a darle de patadas a una pelota. Detrás de estas apariencias diversas -la punta
del iceberg- se encuentran ciertos determinantes como los genéticos y los culturales. Pero, además
existen otros no menos importantes. Dentro de ellos, se encuentran las necesidades humanas.
Usted y yo las hemos experimentado más de alguna vez. Ese cosquilleo que de pronto nos hace
ponernos más cariñoso con la pareja, esa sensación de agobio que nos impide hacer cualquier cosa que
no sea descansar, pero también el secreto deseo de que nos feliciten por aquel trabajo extra que
hicimos, estas y otras sensaciones son los síntomas de alguna necesidad que empieza a inquietarnos y,
por consiguiente, a agitar las aguas emocionales.
Una necesidad se manifiesta cuando se genera una carencia. Esto produce un desequilibrio que, a su
vez, impulsa a la persona que siente esa falta hacia la búsqueda del elemento en carencia o satisfactor,
con el cual llenar el vacío producido. Cuando, por diversos motivos no hemos podido ingerir alimentos,
sentimos algún escozor que nos pone en guardia de que algo anda mal. Si no satisfacemos esa
necesidad aparecen otros síntomas cada vez más notorios, pudiendo llegar a un desvanecimiento si no
atendemos oportunamente los impulsos iniciales. Lo mismo pasa con la sed, el frío o el hambre. Se
trata de necesidades muy evidentes, que afectan la propia vida de quien las sufre. Son necesidades
básicas, de tipo fisiológico. Más adelante veremos que hay otra clase de necesidades que, sin ser
15. fisiológicas, también ponen en peligro la vida o por lo menos la afectan gravemente en cuanto a su
calidad, al no ser convenientemente satisfechas.
Las necesidades básicas son muy reconocibles, incluso por los que no las han experimentado en carne
propia por disponer de medios más que suficientes. Pero hay otro grupo de necesidades, que
llamaremos "sutiles" o psicológicas, que frecuentemente no las reconocemos como necesidades
propiamente tales. Sobre ellas, precisamente dirigiremos nuestra atención, justamente porque están
muy presentes en la explicación de nuestros comportamientos y, especialmente de nuestros conflictos y
sufrimientos. Por consiguiente, son las que están más ligadas al desarrollo de la inteligencia emocional.
A partir de la revolución industrial y hasta comienzos del siglo XX se creía que el único elemento que
era capaz de motivar a la gente era el dinero, con el cual se podía satisfacer todas las necesidades. De
hecho, Frederick W. Taylor, considerado uno de los padres de la administración científica, argumentó
que bastaban unos pocos centavos de dólares para hacer feliz a un obrero y a la gente en general.
Desconoció rotundamente la posibilidad de que existieran otros motivos de interés para que las
personas se comprometieran para hacer cosas. Criterio que ha vuelto estos últimos años, con la fuerza
penetrativa de la propaganda, por supuesto impulsada por ... el dinero. A lo sumo, se acepta que éste no
da la felicidad, pero que ayuda a financiarla. Sin embargo, un contemporáneo suyo, Henry Fayol, desde
Francia se adelantaba a su tiempo estableciendo principios más humanistas para la administración de
empresas. A manera de ejemplo, se atrevió a hablar de equidad, de estabilidad, unión del personal. Y
todo esto, en 1916.
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La escala de necesidades
Posteriormente y dentro del enfoque eficientista de Taylor, se hicieron los famosos
experimentos de la Western Electric Company, que pretendían probar los efectos que ciertos
cambios técnicos y de características ambientales podrían producir en el rendimiento laboral.
Para gran sorpresa de los expertos se descubrió que lo que motivaba a la gente no era
precisamente el dinero ni las condiciones ambientales. Lo que más motiva a la gente, y más
permanentemente, es que sea tratada como persona, con sus características humanas de
sensibilidad, inteligencia y deseo de superación
Más adelante, Abraham Maslow planteó su teoría de la escala de necesidades, que hasta hoy día
orienta a muchos, no solo en el campo empresarial sino que también en el familiar y social. El concepto
de este psicólogo judío?norteamericano es que el ser humano se mueve por una infinidad de factores
que van apareciendo en la vida escalonadamente, de manera que al superar una etapa aparece la
siguiente, de nivel superior.
16. Necesidades fisiológicas
Como se puede ver, en la base de la pirámide están las necesidades fundamentales, es decir son los
cimientos, sin los cuales nada puede sustentarse sólidamente más arriba. Si el ser humano no dispone
de lo mínimo para alimentarse, abrigarse, cobijarse, defenderse de los peligros del entorno, no estará en
condiciones de preocuparse ni de aspirar a otra cosa que no sea la suficiente satisfacción de sus
carencias más apremiantes e inmediatas. Para ello debe disponer de ingresos que le permitan adquirir lo
necesario para subsistir. Y esos ingresos los consigue con un trabajo asalariado o con el ejercicio de
una profesión u oficio.
Necesidades de seguridad
Una vez satisfecho este nivel de necesidades, empieza a aparecer otro tipo, un tanto más vagas y
aparentemente no tan apremiantes como las fisiológicas. Son las necesidades de seguridad, en el
sentido de estabilidad laboral, familiar y social; de sentirse protegido de accidentes u otros riesgos. A
veces, esta vaguedad nos lleva a que nosotros mismos nos descuidemos con nuestra propia seguridad y
la sociedad debe imponernos normas para recordárnoslo que también es responsabilidad nuestra. Es así
como se generaron las leyes de previsión, de salud y otras, que nos obligan a contribuir para nuestro
propio bienestar e integridad.
Es triste reconocerlo, pero la sociedad, tal como se está manifestando hoy, ha ido abandonando esa
preocupación y las nuevas normas han ido dejando a la mayoría más débil en un estado de indefensión,
en manos de una pequeña minoría que ha impuesto la inestabilidad laboral como un método para
facilitarse mejores condiciones de negociación. Lo que es peor, en algunas oportunidades abiertamente,
cometen abusos para burlar pautas legales de protección, tales como las que regulan la constitución de
sindicatos o la afiliación a ellos.
Bertrand Gross ha establecido la categoría de necesidades de supervivencia, para agrupar aquellas que
al no ser suficientemente satisfechas ponen en peligro la vida del individuo. En esta categoría
17. contempla las fisiológicas, las de seguridad y agrega la de actividad. "El organismo humano no ha sido
hecho para la inactividad completa. Ya sea el cuerpo o la mente, y usualmente ambos, deben alcanzar
un cierto nivel mínimo de actividad. En condiciones especiales provocadas mediante drogas, hipnosis
o tal vez temperaturas extremadamente bajas, puede ser posible mantener la vida humana durante
largos períodos con escasa o ninguna actividad. Pero en vigencia de las condiciones usuales, la
inactividad significa decadencia, desintegración y muerte. La gente simplemente tiene que hacer algo."
Este es un enfoque realmente novedoso ya que considera la seguridad y la actividad en el mismo nivel
de las necesidades fisiológicas, que bien sabemos que al no ser satisfechas adecuadamente el
organismo se debilita y muere, si esta debilidad se mantiene. Por consiguiente, si no tenemos una
seguridad mínima y no mantenemos ciertos niveles de actividad, nuestra calidad de vida se degrada,
pudiendo llegar a la enfermedad e incluso a la muerte. Este es el verdadero drama de los desempleados.
Los afecta no sólo la pérdida de un ingreso económico sino que también la falta de una actividad. He
conocido casos de cesantes que no han soportado esa situación y han caído en la desesperación y en el
suicidio. Algo semejante ocurre con los jubilados que al dejar de estar activos y no aplicarse a algún
tipo de tareas compatibles a su edad, pronto enferman y fallecen.
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Necesidades sociales
Cuando la persona ha obtenido un trabajo que le permite atender sus necesidades básicas y las de su
familia y además tuvo la suerte de obtener estabilidad al ser acogida en una empresa seria y sana (moral
y económicamente), está satisfaciendo los dos primeros escalones de la pirámide. Ya en esas
condiciones, empieza a sentir cierto agrado del contacto con sus compañeros, del equipo de trabajo y de
otras situaciones que hacen placentera la convivencia. Claro, estamos refiriéndonos a una realidad un
tanto ideal.
Hay ambientes realmente despreciables en los que el llegar a ellos ya es una verdadera tortura, al ser
recibidos por jefes de caras agrias que nos muestran despectivamente el reloj, haciéndonos ver el
pecado de habernos atrasado un par de minutos. Y luego viene una seguidilla de situaciones que, con
18. eficacia digna de mejores causas, dividen a la gente generando corrillos, rumores, cuentos y una
infinidad de trampas, sembradas como minas antipersonales, en pasillos, b años y otros lugares
propicios para tan deleznables prácticas. A veces se instauran perversos sistemas competitivos, que
incluyen la hipocresía y la deslealtad, en vez de la camaradería y el juego limpio. Con razón, en
algunas empresas surgen las crisis de pánico y otras que llenan los consultorios de los psicólogos. Yo
conocí el caso de un trabajador que fue dado de alta en su tratamiento y al volver a su trabajo, a pocos
metros de la puerta, empezó a temblar y le fue imposible ingresar.
Si los que dirigen las empresas comprendieran los conceptos y beneficios de la inteligencia emocional,
se esmeraría por crear y mantener climas de trabajo agradables y constructivos. Verían muy pronto
reflejados en sus balances las ventajas de asumir que los trabajadores, en general, son más productivos
cuando son considerados en su dimensión humana, con sus sentimientos y necesidades de desarrollo,
que se les permita sentirse gratos, seguros y aceptados.
Necesidades de fusión las llama Bertrand Gross, en el sentido de sentirse sumergido, formando parte
de algo más grande que uno mismo. Un ambiente en que se puede dar y recibir afecto. Hay personas
que sienten satisfacción y orgullo de pertenecer a una familia, a un club deportivo, o a un partido
político. Perciben la sensación de apoyo, de protección, de ser querido. Y esto es obvio, están entre
personas afines. Nadie con criterio mínimo se va a meter a un grupo en que piensen distinto, en que
tengan otras creencias. Ahí no va a encontrar precisamente el cariño que necesita. Un socialista nada
tiene que hacer en la asamblea de un partido ultra conservador y viceversa. Hemos visto el furor con
que se enfrentan las barras bravas de los equipos de fútbol con sus contrincantes.
Un ambiente que sea satisfactor de esta necesidad no siempre es espontáneo. Pienso que más bien hay
que crearlo, desarrollarlo y estimularlo conscientemente. Debiera fijarse políticas y canales objetivos
para que circule el afecto en todos los integrantes de una organización, de modo que el llegar cada día a
una nueva jornada sea un gozo y no una angustia. Seguro que quienes tengan que vincularse con alguna
organización así constituida lo notarían nítidamente y también disfrutarían de ese flujo saludable.
El afecto es una necesidad que puede llegar a ser vital. Un bebé nos da una verdadera cátedra al
respecto. Cuando un adulto se acerca a su cuna, recurre a una serie de artimañas para que le preste
atención y si no es así usará otras de mayor intensidad, como un berrinche descomunal que nos obligará
a tomarlo en nuestros brazos y consolarlo. El niño lleva esto en sus instintos, que lo impulsan a generar
el afecto hacia ellos porque le es de tanta importancia como el alimento físico para desarrollar su
cuerpo y su mente en óptimas condiciones. Algo semejante pasa hasta con el más humilde de los perros
callejeros, que disponen de una increíble habilidad para atraer el cariño hacia ellos. Tanto estos como
los bebés perciben la necesidad del afecto y le puedo asegurar que no han seguido ningún curso de
psicología, ni menos de inteligencia emocional.
Cuando se toca el tema de los consultorios populares de salud, siempre atiborrados de público, me
pregunto cuántas de esas personas están realmente enfermas y cuántas de ellas buscan
inconscientemente algún tipo de consuelo, alguna muestra de afecto. Por mucho que se critique la
atención pública de salud, los médicos, enfermeras y personal paramédico -en general- son afectuosos
al atender a los pacientes y éstos instintivamente perciben que se les está satisfaciendo una necesidad,
que se les está atendiendo no el cuerpo sino que también el alma enferma. Generalmente esos
19. "enfermos" vuelven una y otra vez, con distintos síntomas pero con la misma "enfermedad", en procura
del remedio para el espíritu que en sus hogares no siempre está disponible.
Necesidades de autoestima y reconocimiento
Bien, sigamos ascendiendo al escalón siguiente. Supongamos que una persona que lleva varios años en
una empresa que le ha dado cierto bienestar económico, seguridad y aceptación. Lo más probable es
que haya tenido oportunidades de desarrollar en su trabajo algunas habilidades, que haya adquirido
conocimientos y capacitación. Entonces es lógico que aspire, aunque sea inconscientemente, a ser
reconocido y distinguido dentro de su grupo. Y aquí no bastan unas palmaditas en la espalda. Me
refiero a reconocimientos concretos como un ascenso, la entrega de cuotas de autoridad,
evidentemente, en proporción a esas habilidades y conocimientos, la posibilidad de aplicar
potencialidades propias y otras oportunidades que posibiliten un desarrollo sostenido. Por supuesto que
esto incluye la justa recompensa pecuniaria que corresponde a esas mayores responsabilidades.
Bertrand Gross distingue a este grupo como necesidades de diferenciación, destacando la aspiración
de una persona a que le sean reconocidas sus características individuales que la hagan distinta y, en
algunos aspectos, superior al grupo a que se pertenece. Esta necesidad aparece tempranamente en
algunos niños cuando hacen lo posible por diferenciarse y destacarse frente a los demás, ya sea en
juegos, deportes u otras actividades. Lamentablemente, en ciertas circunstancias esta tendencia natural
es inhibida generando frustraciones que a la larga frenan el desarrollo sano de la personalidad. Esto
pasa cuando padres, profesores o jefes no están alertas frente a este tipo de necesidades, que, como las
hemos descrito, son muy sutiles y a veces se manifiestan soterradamente y disfrazadas con otro tipo de
pretextos.
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Necesidades de Autorrealización
Cuando nos referimos a la realización personal o autorrealización, generalmente nos referimos al logro
de metas. Se dice, yo me siento realizado, tengo mi casa, un auto, todos mis hijos son profesionales. Es
muy loable poder alcanzar esas metas, pero el concepto que nos ocupa es mucho más amplio que esas
metas, como lo veremos a continuación.
Cuando la persona ha logrado satisfacer las necesidades de los niveles anteriores, es decir está en
situación de abordar sus necesidades de supervivencia, de afecto, de fusión y las de diferenciación,
empieza a sentir ciertos impulsos que la llevan a inquietarse por aspectos más sutiles de la vida.
Aparecen las necesidades de autorrealización, también denominadas de auto desarrollo o de realización
personal, tomadas todas ellas aquí como sinónimos. Todos estos términos encierran el concepto de
expresar o realizar (sacar a la realidad) cualidades o condiciones latentes que es preciso desarrollar. Es
una tendencia a ir más allá de lo que hemos logrado, pero con otros signos. "La emergencia clara de
estas necesidades, según Maslow, depende de la satisfacción previa de las necesidades fisiológicas, de
seguridad, filiación y aprecio. En realidad, el servicio continuado de estas necesidades durante los años
iniciales de formación puede contribuir en mucho a liberar a una persona de la concentración excesiva
en estas necesidades en sus años ulteriores. Así puede convertirse en mayor medida en una persona
autónoma, autorrealizada. En épocas de crisis es también más capaz de soportar la frustración de
necesidades."
20. Quien ya se encuentra en este nivel de su desarrollo empieza a percibir una tendencia al aprendizaje.
Empieza a ejercer esa característica propia de la especie humana que es la
única que viene dotada de un cerebro con una gran capacidad de aprender nuevos comportamientos, a
diferencia de otros seres que vienen a la vida con la habilidad de desarrollar comportamientos muy
complejos, pero sin la posibilidad de aprender otros, salvo los que la evolución de esa especie vaya
logrando a través de siglos. Pero cuando hablamos de aprendizaje no nos estamos refiriendo a los
estudios formales, a la adquisición de conocimientos específicos. Más bien, esta tendencia se refiere al
planteamiento de inquietudes e interrogantes personales, a la búsqueda de significado para nuestros
comportamientos y experiencias vitales. En cierto modo es una búsqueda de la sabiduría.
Otra característica de esta etapa del desarrollo es la inquietud por la creatividad, por dar un sello
personal a lo que se hace, por ser innovativo. Es bien común que esta tendencia se muestre
tempranamente en niños lo que, con frecuencia, crea problemas a los padres y profesores. Estos niños
ven la realidad desde otras perspectivas, disfrutan del contacto con amigos imaginarios, construyen
mundos fantásticos. Esta situación contrasta con lo que perciben los adultos y es lo que genera
conflictos ya que estos padres o profesores, cuando no están suficientemente preparados o alertas, creen
estar frente a patologías o problemas conductuales infantiles. Producto de esta incomprensión, los niños
van inhibiendo su capacidad creativa y, en el mejor de los casos, pueden recuperarla si se le dan
condiciones de libertad y estímulos siendo adultos. Para referirnos a la creatividad hemos usado
términos que destacan el aspecto de originalidad de la actitud creadora. Queda claro que la creatividad
no es privativa de los artistas. Puede haber pintores, músicos, diseñadores, arquitectos, que sean
rutinarios, que se limiten a copiar esquemas preestablecidos. Por otra parte, hay personas de las más
variadas actividades o profesiones que están siempre innovando y buscando nuevas formas de abordar
sus respectivos trabajos o problemas.
También es propio de esta etapa de autodesarrollo que aparezca una forma de amor. Pero un amor puro,
en el sentido de entrega desinteresada, generosa, de quien no espera recompensa alguna. Un interés
sincero en los demás, en sus problemas y necesidades. También puede tomar la forma de una entrega al
servicio de valores superiores, ya sean altruistas, místicos o sociales. También esta forma aparece en
algunos niños, contraviniendo lo más común en ellos que es el egoísmo inicial. Recuerdo que a uno de
mis hijos, de 3 ó 4 años, al ver frente a la reja del jardín a un mendigo, por iniciativa propia tomó lo
primero que tuvo a su alcance, -que en este caso fue un martillo- improvisó un rústico paquete con una
hoja de periódico y se lo ofreció. Es frecuente que en los jóvenes se den arranques de generosidad y se
entreguen a causas, que ellos estiman como nobles. Algunos postularán a la vida religiosa, militar, a
alguna institución benéfica o a alguna organización política, ecológica e incluso, a algún grupo
extremista o sigan a gurúes dispensadores de supuestas soluciones a la crisis existencial. No dudo que
muchos de estos casos corresponderán a una opción de vida y esas personas se realizarán en ella. Pero
21. los habrá también que estarán viviendo experiencias que luego las analizarán más racional y
quietamente, quedando en su historia personal, retomando un cauce evolutivo normal.
Si retomamos estos tres aspectos de la autorrealización, el aprendizaje, la creatividad y el amor
podremos descubrir que el ser que está en estos niveles logra un amplio espacio de autonomía. Dispone
de perspectivas propias obtenidas por sus aprendizajes de la vida, ha desarrollado la habilidad de crear
sus peculiares puntos de vista y, finalmente, alcanza la libertad de entregarse a sus ideales, dejando de
depender de lazos que lo alejen de esos ideales. En suma, eso es estar autorrealizado, el poder pararse
frente al mundo y decir: éste soy yo. El que puede decir eso, es alguien que tiene la conciencia de que
la calidad de su vida está en sus propias manos. A nadie puede culpar de sus imperfecciones, fracasos
o desgracias.
Pero, lamentablemente, esta etapa de la autorrealización no todos la alcanzarán. "Muchos son los
llamados pero poco los escogidos". Pero la sociedad debiera establecer las vías expeditas para el que
se empeñe en surcarlas pueda alcanzar sus metas. Una de ellas podría ser la difusión de técnicas que
desarrollen las habilidades de la inteligencia emocional. Así, como las matemáticas y otras disciplinas
desarrollan las capacidades racionales, debiera incorporarse en los planes de estudio cátedras de
inteligencia emocional. ¡Cómo mejoraría el mundo!
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La Necesidad Suprema: Trascendencia Personal
Si analizamos la escala de necesidades podemos observar que en los tres primeros peld años, el
destinatario de los satisfactores, de las acciones o elementos que satisfacen una necesidad es el propio
ego. Es el que se motiva a actuar y recibe los beneficios de esa acción. El alimento y el abrigo,
satisfacen mi hambre y mi frío. Eso no impide que yo alimente y abrigue a mis hijos o a los que no lo
pueden hacer por sí mismos. También mi necesidad de afecto la satisfaceré en ambientes en que yo lo
pueda recibir. En tanto que para aliviar la necesidad de reconocimiento tendré que buscar espacios
donde se aprecien mis méritos. Ya hemos dicho que esta búsqueda de los satisfactores más sutiles,
generalmente es inconsciente y, algunas veces, irracional y torpe, situación muy ligada a la falta de
inteligencia emocional. Así, nosotros mismos nos encargamos de generar nuestras propias
frustraciones, sobre las cuales hablaremos luego.
Yo he comparado los tres primeros peld años de la escala de necesidades con los cohetes impulsores de
una nave espacial . Estos elementos van quedando en el camino. Lo que trasciende y cruza el espacio
infinito es la cúpula o nave propiamente tal, la que hará posible cumplir la misión encomendada. Así,
en el caso de las necesidades humanas, la de auto desarrollo sería la que contemplaría nuestra meta
superior, la que nos permitiría realizarnos como seres espirituales, llamados a trascender lo material, a
cumplir nuestra misión más allá de la razón y de las ambiciones terrenas. Este tipo de necesidades no
tiene un tope de satisfacción como ocurre con las necesidades básicas en la que se puede llegar a un
nivel de hartazgo o satisfacción extrema. El afecto y el reconocimiento podrán pasar a un segundo
término en una persona que esté ocupada en su propia realización. Esta necesidad, tan pronto aparece
ya no dejará de estar presente en nuestras motivaciones. Incluso, cuando por las circunstancias de la
vida, tengamos que volver a priorizar las necesidades básicas -por situaciones de crisis económicas o
sociales- estas personas podrán enfrentar mejor que nadie estas crisis y retomarán su cauce de
autorrealización apenas se superen esas crisis.
22. Todo lo que hemos estado tratando en este libro apunta a esta aspiración. Nuestra preocupación por el
desarrollo de la autopercatación, la empatía, la asertividad y la actitud mental positiva va en la
búsqueda de un nivel más elevado en la calidad de nuestra vida. Pero también nos mueve la esperanza
de que cada uno de nosotros y la humanidad entera, levante la vista hacia niveles muy superiores a los
que hoy estamos aspirando, caracterizados por los bienes materiales y metas egoístas.
Si quisiéramos definir el concepto de autorrealización, podríamos decir que es la tarea en que se
empeña una persona para conocerse a sí misma, descubrir cuál es su misión en este planeta y cuáles son
sus recursos espirituales y valóricos para lograrla, definir y corregir las áreas de su comportamiento que
pueden ser mejoradas, con miras a lograr una vida con significados trascendentes.
Indudablemente, todos estos conceptos pasan por la aceptación de la muerte como la culminación
natural e ineludible de la vida. Situación que las sociedades occidentales rehuyen o niegan en los
hechos, como si la vida no tuviera fin. No se habla del tema y se vive como si fuéramos inmortales. En
otro extremo, algunos viven temiendo a la muerte como si fuera un castigo, en lugar de observarla
como algo absolutamente normal. Creo que lo más inteligente es asumirla tal cual es, un paso natural a
otro nivel de existencia. No sabemos cuál es ni cómo es, pero debiera ser tan natural y llevadero (y
quizá mejor) que la vida que llevamos acá. ¿Para qué preocuparse si nada podemos hacer para evitar la
muerte? Lo que sí podemos hacer es tratar de acercarnos a una comprensión de estos hechos, hasta
donde podamos, tener las ideas lo más claro posible y asumir la realidad inevitable. De hecho, si
analizamos las estructuras psicológicas del ser humano que hacen posible el despliegue sistematizado
y gradual de nuestras necesidades, como ya lo hemos visto, descubriremos que ese sistema nos lleva de
menos a más grados de espiritualidad. No podemos ser tan ciegos que no veamos que todos estamos
invitados a cruzar esas metas crecientes para que, así, nos preparemos para el gran salto final, hacia la
meta de la trascendencia espiritual, a la realización en ese plano ignoto, pero de existencia evidente.
Me impresiona mucho esos casos de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte.
Generalmente esa circunstancia les cambia la vida, se interesan por lo místico, se tornan más generosas,
menos materialistas. Quizás, sean afortunadas de recibir este estímulo. Los restantes, tienen que
trabajar sólo impulsados por la esperanza.
Preguntas Etapa 3
La clasificación de los temperamentos humanos en sanguíneo, melancólico, colérico y flemático
fue obra de:
A) Hipócrates
B) Platón
C) Jung
D) Freud
Con respecto al carácter, podemos decir que
23. A) Está constituido por factores heredados
B) Está constituido por factores aprendidos
C) La capacidad de reflexión le entrega a las personas la
capacidad de forjar su propio carácter
D) El carácter de una persona es imposible de modificar
E) Sólo b y C son correctas
F) Sólo A y D son correctas
Una necesidad se manifiesta cuando se produce una carencia. Esto significa que:
A) La persona que la siente no ve afectadas ni sus
emociones ni su conducta
B) Se ha generado un desequilibrio que impulsa a la
persona a la búsqueda de un elemento satisfactor
C) Existe un equilibrio interno y no se requiere encontrar
un elemento que produzca la satisfacción
D) Ninguna de las anteriores
Indique cual de las siguientes alternativas no corresponde a las llamadas necesidades fisiológicas:
A) El sueño
B) El frío
C) El afecto
D) El hambre
La teoría de la escala de necesidades de Abraham Maslow plantea que:
A) Los distintos tipos de necesidades se generan
simultáneamente en un momento específico de la vida
B) Las necesidades tienen jerarquías. Mientras son
satisfechas las más básicas van apareciendo otras más
sutiles
C) Sólo las necesidades fisiológicas son realmente las
únicas que podemos considerar como carencias