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2
El décimo golpe




3
4
Juan Pedro Hernández



    De León



    El décimo golpe




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6
Prólogo



Nacido durante la transición española y siendo hijo ilegítimo del

régimen franquista, Juan Pedro Hernández de León ha sufrido dos

crisis económicas nacionales, que han hecho de este autor, un

autodidacta de la vida.

El décimo golpe es la reflexión de un hombre sobre el pasado y una

propuesta para el futuro.




                                   7
8
Primer golpe



Leí en cierta ocasión que en momentos de crisis, es cuando

desarrollamos nuestra personalidad. Y que son necesarios los

periodos de crisis en las vidas, para así superarnos a nosotros

mismos.

Yo no puedo agradecer absolutamente nada a esta crisis. Una

situación creada única y exclusivamente por mis amigos los bancos.

Esa escoria sin escrúpulos que ha hecho de nuestras vidas una

insignificante existencia, con nuestra inestimable y humillante ayuda.

Pues con nuestro pasotismo, ignorancia y negación a ver la realidad,

hemos dado la fuerza a unos pocos para que nos digan lo que hemos

de hacer.

Vivimos en una ilusión de falsa democracia, en la que los políticos que

están en el gobierno, están muy lejos de estar en el poder. Son las

cajas autonómicas, el banco central, banco central europeo, banco



                                   9
mundial y el fondo monetario internacional en las diferentes escalas

que se confieren, los que deciden nuestras vidas y la situación en la

que viviremos en el futuro.

Están, por supuesto, detrás de estas entidades, las cabezas

pensantes de una oligarquía para la que ni tú ni yo somos

importantes.

Yo hace tiempo que rompí con muchas de las cadenas con las que

controlan nuestras vidas. Pero es el momento de hacer más. Es la

hora no sólo de aceptar las consecuencias de mis actos, sino de

cambiar la mente de personas que viven sin mirar. Es la hora de

contar la verdad.

Aunque la verdad debe ser siempre la realidad de una reflexión hecha

con capacidad crítica por cada uno de nosotros.




                                  10
Segundo golpe



Lamento salir cada día a la calle y ver la cantidad de locales

comerciales que han cerrado. Detrás de cada puerta hay una historia,

ilusiones y sueños que al final terminan en el olvido.

Muchos de estos negocios puede que no llegaran a los pocos años de

vida. Otros, sin embargo, forman parte de nuestros recuerdos. Eran

parte importante de ciertas calles. Pequeños o grandes negocios en

los que comprábamos todo lo que nos hacía falta, antes de la llegada

de los grandes centros comerciales y sus productos sin sentido.



Me parece curioso como funcionaba la oferta y la demanda hace

treinta años. Primero se descubría una necesidad y después se

creaba el producto. Ahora se crean productos para los que

posteriormente se crean las necesidades. Se nos dice lo que tenemos

que consumir, para que seamos perfectos consumidores. Hemos



                                   11
dejado de ser personas, para ser productos que explotar. Se nos

exprime la vida a cambio de nada. Todo nuestro esfuerzo es para

recompensar unas inquietudes que no nos satisfacen lo más mínimo.



El paro, la pobreza, la esclavitud legal e ilegal se extiende con mayor

rapidez. Y un gobierno como el de España se dedica a gastar el

dinero a manos llenas en ceremonias, reuniones y eventos que no

solucionan el problema.

Es necesario decirles a estos líderes sin carisma que una buena

solución es la bajada de impuestos, tanto al pequeño y mediano

empresario, así como a los autónomos. Reducciones de hasta un

cincuenta por ciento, que impidan que cierren más negocios. Que las

pequeñas empresas puedan tomar un respiro y mantener e incluso

contratar a nuevos empleados. Que se genere el autoempleo con

personas que están deseando hacer algo que les haga sentirse útiles,

en vez de esperar a recibir cada mes las limosnas que nos da el

estado, y que encima tenemos que agradecer, como si no fuera algo

que hemos cotizado durante nuestros años de trabajo.

El autoempleo genera movimiento económico, hace que la economía

respire. Además, bajando esos impuestos, hace que entre dinero en

las arcas sin subir los mismos y sacamos a personas del desempleo,

produciendo el alivio de los pagos por prestaciones.




                                   12
Es evidente que no se hace algo así, porque en España, al igual que

en el resto del mundo, se intenta que todo quede monopolizado por

las grandes multinacionales.




                                 13
14
Tercer golpe



A veces dudo de que el mundo quiera ser salvado. Ni si quiera tengo

muy claro de que haya algo que salvar. La gente parece más

preocupada por mantener su nivel vida, sin importarle demasiado el

precio que pagan otros. Mientras se tenga la oportunidad de cambiar

el canal del televisor, que más da la muerte de cientos de niños para

obtener el tan preciado columbita tantalio.

Nos interesa mucho más el teléfono de última generación, que la vida

de una familia en el Congo. Es más sencillo quejarse de la crisis en

nuestro país, que aceptar que este nivel de vida es insostenible sin la

miseria de millones de personas en el tercer mundo. Nuestra felicidad

se paga con la sangre de otros. Pensamos en la esclavitud de

nuestros trabajos, pero no reflexionamos sobre la explotación infantil.

Queremos productos baratos y de calidad, sin plantearnos cuantas

familias viven en la pobreza para fabricarlos.



                                   15
Tenemos una deuda con el mundo que jamás podremos pagar. Y no

hablo de la deuda externa con la que el BM y el FMI controlan este

planeta. Hablo de la deuda con nuestros corazones. La conciencia que

nos observa desde el otro lado del espejo, esperando para

recordarnos que somos los culpables de este crimen. Y que nadie se

escapa de las garras de un sistema económico hecho por y para los

ricos. Y que algún día nosotros también tendremos que pagar.

Tal vez, el día que nuestros hijos sean explotados en minas de coltan

o tantalio para que otro tenga un teléfono móvil, comprendamos

nuestro crimen.




                                 16
Cuarto golpe



Intento encender la televisión lo menos posible. No me gusta llenar la

mente ni el tiempo con cosas que al final la dejan más vacía.

Por motivos de salud, tampoco veo demasiado los telediarios. A

parte, de que no me gusta que me tomen el pelo de forma tan

descarada. La información distorsionada hace que tengas que analizar

cada detalle para sacar un mínimo de verdad. Por desgracia, no

puedo ni quiero aislarme del mundo, así que veo los informativos de

vez en cuando.

Otra forma de mantenerme informado es por medio de la prensa. No

haré valoraciones de uno u otro periódico, porque es una realidad que

todos en definitiva son empresas que buscan un interés antes que

una veracidad. La capacidad crítica de cada uno, como ya he dicho

antes, es la clave para sacar las conclusiones más pertinentes.




                                  17
Lo que si es realmente difícil, es no dejar de sorprenderse con la gran

cantidad de noticias que saltan sobre corrupción política, crisis en

cualquier ámbito comercial y artículos agoreros que no presagian

nada bueno.

Ante tanto malestar general, a veces te encuentras con noticias que

lejos de reconciliarte con el mundo o dar esperanzas ante tanto

desastre, hacen todo lo contrario.

Este es el caso de una noticia leída hace algún tiempo en un periódico

local, en el que se comentaba que un alcalde de un pequeño pueblo,

ganaba casi los cien mil euros anuales. Digamos también, para que

hagan referencia, que gana unos mil euros más que el presidente del

gobierno español.

Lo maravilloso de esta noticia no es el sueldo desmedido, que me

parece claramente injustificado. Sino la respuesta del alcalde, que

justificando situación, se defiende diciendo que existen más de un

homónimo a pocos kilómetros de su municipio que ganan más que él.



Lo que deducimos con esta noticia, no es únicamente la

desvergüenza de nuestros dirigentes, sino su cobardía a la hora de

asumir responsabilidades.

No me cansaré de repetir esa frase que dice que cada país tiene los

políticos que se merecen.




                                     18
Quinto golpe



No hago más que ver recortes en los presupuestos, pero sólo en los

derechos de los trabajadores. La población está perdiendo todo

aquello que lo hace persona. La oportunidad de tener una vivienda

digna, incluso el de tener algo que pueda llamar hogar es una

quimera.

Los recortes en sanidad crecen cada año, haciendo de la salud un lujo

que no podemos permitirnos la mayoría. El desempleo y el despido

forman parte de la vida de la mayoría de nosotros.

Aunque la balanza siempre se inclina hacía los mismos. Presupuestos

disparatados para asesores que no hacen nada. Ayudas a bancos y

multinacionales que van directamente a los bolsillos de unos pocos.



Nos hablan de esperanza, de trabajo, de esfuerzo, de sangrar y callar

sin pensar en lo que nos hacen.



                                  19
Nuestros líderes no son corruptos. Trabajan fielmente para los que

mueven realmente los hilos.

Nos hablan de igualdad y democracia, cuando la realidad es que no

somos todos iguales ante la ley.

Los sindicatos apoyan a partidos políticos, cuando millones de

parados pierden sus casas, su modo de vida y su dignidad.

Con tristeza, releo una Constitución que nació con ilusión en un país

que se inventaba en la ya olvidada Transición. Las personas que

hicieron historia en aquel momento, eran personajes comprometidos

con la sociedad, con sus ideales. Personas que vivían para la política,

y no de ella. Cada artículo de nuestra Constitución fue escrito con

trabajo, en concilio con los diferentes ideales políticos que en aquel

momento existían. Pero siempre, pensando en el bien del país y sus

ciudadanos. Una Constitución que nos trata a todos por igual.



No puedo evitar sentir que he nacido en un tiempo equivocado. En

una época en la que vivimos la política como algo ajeno. En un país,

que lamentablemente no se parece en nada al de aquella época.

Nos hemos convertido en borregos sin criterio, que siguen al pastor

con la cabeza agachada. Nuestra prioridad es la televisión y el fútbol.

Un deporte que ha servido para unirnos. No recuerdo haber visto a

nuestra gente tan unida como la noche que ganamos el mundial. Pero

que también ha servido para mantenernos idiotizados frente a la

pantalla y no pensar en lo que nos está sucediendo.



                                   20
Me planteo seriamente derrocar a nuestro presidente para poner en

su lugar un entrenador de fútbol. Al menos, la gente se sentiría más

relacionada con la política.




                                 21
22
Sexto golpe



Durante todo el año nos bombardean impunemente con todo tipo de

información. Al menos tenemos la suerte de que no sea con bombas

reales.

Junto a la ya consabida publicidad, se nos unen los medios

informativos con sus noticias manipuladas. Los mensajes subliminales

de los objetos que nos rodean, sea moda, tecnología con sus

avances. O la nueva cuisine que nos dice como debemos comer,

aunque los productos con los que estén cocinados hayan sido

aderezados con pesticidas o compost de residuos urbanos. Dicho en

pocas palabras, nuestra propia mierda.

A toda esta alegría de sin sabores diarios se nos une la moda del

cartelito a las fechas. Sea el día del mejor amante, el del conductor

prudente o el día del hombre con chándal.




                                  23
Como no, este día se lo han endiñado al planeta. Un maravilloso

momento para salir a la calle, cogernos de la mano y darnos un buen

morreo al estilo más televisivo. No puede ser de otro modo, si es la

televisión la que está educando a nuestros hijos.



Toda esta bazofia de días sin sentido me hace pensar un poco. Lo

justo para darme cuenta que sólo es una excusa para callar nuestra

conciencia. Es la típica imagen de una mano que nos golpea y otra

que nos acaricia. Por desgracia, nuestra actitud con el planeta no es

tan equilibrada.

La gente está comprometida con las causas perdidas, siempre y

cuando no tenga que esforzarse demasiado. Luchan por un mundo

más feliz desde el sillón de su casa. Desean que los bosques sigan

verdes reciclando algún papel. Beben su agua embotellada porque es

amante de los océanos. Incluso son veganos porque los animales son

nuestros amigos.

Queridos amantes de la naturaleza, muchas personas han perdido la

vida o la libertad por un ideal. Pero los bosques no se protegen con el

reciclado, que en la mayoría de los casos solo sirve para el gasto

innecesario de agua y para engordar los bolsillos de empresarios sin

escrúpulos que se apuntan a la moda del reciclado para vendernos

productos como el compost de residuos urbanos que envenena

nuestros alimentos. El agua embotellada es otra manera ridícula de

gastar un agua preciosa que escasea cada vez más. Se gastan litros



                                  24
de agua en hacer una botella de plástico o PET que reciclada gasta

aún más. Los animales gozan de unos derechos humanizados,

justificando así inversiones desmesuradas que se adjudican para el

goce y protección de la memoria del burro español, mientras miles de

niños mueren de hambre a cada segundo.



Igualdad para todos o que este mundo se vaya al carajo.




                                 25
26
Séptimo golpe



Uno de mis momentos más reconciliadores con la vida suele ser los

sábados por la mañana. Procuro buscar alguna cafetería tranquila en

la que tomar algo. Luego tengo la costumbre de recoger la prensa y

algún que otro libro que me reservan amablemente en un estanco

que frecuento. Y ya con la lectura garantizada y el desayuno en el

estomago, me refugio en los rincones de un parque a leer, relajarme

y abstraerme con el ir y venir de la gente que por allí pasea.

En momentos así es cuando más se me antoja la posibilidad de vivir

en un mundo menos agresivo, competitivo, despiadado y cruel.



Antes de sentarme a escribir, hacía un breve repaso a la economía

durante los últimos veinte años. En aquella época, los productos de

primera necesidad tenían un valor asequible a cualquier bolsillo.

Éramos un país que se había inventado así mismo desde las cenizas



                                  27
de una cruenta guerra civil que nos dejó huérfanos a todos. Con una

dictadura y una transición llena de luchas políticas y sociales, que

costó la vida de tantas personas, la detención de muchas otras y la

vida en clandestinidad de otras tantas. Pero con la que obtuvimos las

bases para un país mejor. Fraguamos los pilares que nos dieron las

oportunidades de trabajo, creando pequeños negocios en el mejor de

los casos, siempre con gran constancia y trabajo. Podíamos hacer la

compra de una vivienda que podía ser pagada con un sueldo

modesto, sin morir de hambre y sin arrastrar una deuda durante

cuarenta años. Teníamos una seguridad social para todo el mundo,

sin listas de espera eternas, ni recortes en medicamentos. Una

seguridad social en la que se atendía por igual al trabajador humilde

y al que estaba sin trabajo. Organizamos unos sindicatos y comités

de empresa reivindicativos que se preocupaban por el bienestar

común, pidiendo salarios, condiciones de trabajo y leyes que nos

protegieran a todos por igual. Se salía a la calle para manifestarse

contra el gobierno, contra las injusticias, sin manipulaciones

mediáticas ni mentiras encubiertas con tintes electoralistas. Vivíamos,

en definitiva, una época en la que los políticos y los cargos públicos

dimitían ante un escándalo. Y por supuesto no se presentaban al

mismo cargo en las siguientes elecciones con una sonrisa de oreja a

oreja, sin mostrar la más mínima vergüenza.




                                   28
Pero todo eso lo estamos perdiendo. Todo por lo que lucharon

nuestros padres y abuelos nos está siendo arrebatado de la forma

más sibilina.

Los prohibitivos precios de una vivienda son más que conocidos. Y las

hipotecas a por vida impiden que puedas hacer otra cosa aparte de

vivir para pagarla.

Los trabajos son cada vez más escasos, con unos sueldos

denigrantes, bajo unas condiciones rozando la esclavitud. Las

cotizaciones en nuestras nóminas, son cada vez más absurdas y

disparatadas. Pagando unos impuestos que sólo sirven para tapar los

huecos que generan los bancos, las corporaciones y la mala gestión

de nuestros ministros.

Las ayudas sociales son tan escasas, que raramente llegan a

concederse. Y en el caso de ser aprobadas, son tan ridículas, que

pocas veces nos permiten sobrevivir con dignidad (Y digo sobrevivir,

porque en esta vorágine llamada democracia, jamás se trata al

ciudadano como un ser humano)

La asistencia sanitaria está poco a poco más enfocada a ser

privatizada. Recortando los servicios por debajo del mínimo. Y

aprobando una ley que deniega la sanidad pública a cualquier

persona que no esté cotizando. En definitiva, que si no tienes trabajo

o cobras una prestación, te dejan morir como a un perro.

Las pensiones se recortan cada vez más. Haciendo que nuestros

mayores vivan casi en la indigencia. La realidad es que las personas



                                  29
que dieron su vida y su corazón por nosotros son tratados como un

estorbo social, una cifra en sus números de contabilidad que poco a

poco pretenden eliminar.



Si no somos capaces de luchar por los derechos de nuestros hijos,

tengamos la vergüenza de luchar por nuestros padres. Lo que ellos

ganaron con sudor y sangre, a nosotros nos toca defenderlo.




                                 30
Octavo golpe



A mi entender, la única forma de terminar con esta situación es a

través de la desobediencia civil.

Vivimos en un país que basa su política en la represión, presionando

al ciudadano, estrangulándolo con multitud de prohibiciones.

Amenazando siempre con el pago sanciones desmedidas, imposibles

de pagar en la mayoría de los casos. Con normativas que llevan a

padres de familia a prisiones que nunca pisan los auténticos ladrones

y estafadores.

Un sistema político, en definitiva, que usa la violencia disfrazada para

manipularnos. Obligándonos a bajar la cabeza para el beneficio y la

calma de unos pocos.

Ante tanta desidia, solo pueden suceder dos cosas. La política de la

no-colaboración o la respuesta agresiva a su violencia encubierta.




                                    31
Si una familia es obligada a salir de una casa que ha apagado con

sacrificio y trabajo durante años, por carecer de medios económicos

para seguir pagando los plazos de una hipoteca de forma religiosa, es

violencia.

Cuando un hombre encuentra las cuentas embargadas, impidiendo

dar de comer a sus hijos, por no poder pagar unas multas prioritarias

para el gobierno, es violencia.

Si en el caso de pedir una prestación no contributiva, encuentran que

tienes alguna deuda con algún organismo público, que no has podido

pagar por la evidente falta de liquidez. Tu solicitud es denegada al

instante. Eso es violencia.

Cuando has pagado de un sueldo insultantemente bajo, la seguridad

social durante veinticinco años, pero pierdes tu empleo y no cotizas

durante más de tres meses. Pierdes la atención gratuita en cualquier

ambulatorio y hospital. Por supuesto que te seguirán atendiendo,

pero una factura de la consulta te será enviada al domicilio. Esto es

violencia.



Debemos estar en contra de cualquier tipo de manifestación violenta.

La agresividad nunca ha de ser la respuesta. Esto implica que no sólo

debemos luchar contra ella, sino predicar con el ejemplo.

La violencia sólo genera violencia. Y eso es algo que deben tener en

cuanta también los representantes y legisladores de nuestro país. Si

la actitud represora que tienen en estos momentos se sigue



                                  32
manteniendo, es inevitable que tarde o temprano se refleje en una

actitud defensiva ante nuestros agresores.

Posiblemente, los casos llegarían al final a ser no sólo reacciones

originadas por la propia represión. Estamos hablando de una

movilización ciudadana tanto o más violenta que la sufrida

actualmente por los ciudadanos.

Una guerra civil en nuestro país no es una realidad tan alejada de

nuestra historia, que temo, pueda volver a ser protagonista en

nuestros días.

Mi llamamiento, por lo tanto, no solamente es para alertar de una

posible realidad. Mi intención es la de promover una respuesta

pacífica a las injusticias que vivimos en nuestra sociedad.

A través de la desobediencia civil, atentamos contra un sistema

económico que no respeta la vida, ni a las personas que componemos

este mundo.

Pero esta actitud debe nacer desde el interior de cada uno de

nosotros. Nuestra lucha debe ser personal, rebelándonos contra todas

las injusticias que podamos sufrir en nuestro ámbito. Ya sea personal,

familiar o en nuestra comunidad.

Neguémonos al pago de tributos desmedidos. No paguemos las

multas que injustamente pretenden ser el modo de educarnos

cívicamente. Atrincherémonos en nuestras casas y trabajos. No

aceptemos los despedidos injustificados. No abandonemos nuestras

viviendas por falta de recursos económicos. Que los bancos asuman



                                   33
la responsabilidad de sus acciones con una actitud más comprensiva

a los males de un capitalismo que las empresas veneran.

Seamos todos presos políticos. Que las prisiones sean los hogares de

los nuevos hombres libres. La realidad nos dará la razón. El mundo es

de todos. Y unos pocos no pueden decirle a un pueblo que se rinda.



Si asumimos la responsabilidad de nuestros actos y palabras,

haremos que las cosas cambien. La desobediencia civil puede parecer

dura, pero lo es mucho más vivir en un mundo sin libertad.




                                 34
Noveno golpe



Desde la primera dictadura en España por parte de Miguel Primo de

Rivera en 1923, se realizan intentos por generar una política social en

el país que cubra las necesidades de los ciudadanos. Entre estas

mejoras se incluye una sanidad pública.



Pero sólo en el año 1963, bajo el régimen de otro famoso dictador,

Francisco Franco, se introducen una serie mejoras en el sistema de

prestaciones sociales con la ley de bases de la Seguridad Social.

Tras la muerte del caudillo, la situación en España no difiere mucho

del resto de Europa. Se vivía una crisis comparada con la gran

depresión de 1929, que aumentaba el déficit público, congelaba el

PIB (Producto Interior Bruto) e incrementaba de forma alarmante las

cifras del paro.




                                  35
En 1977, en plena transición, las fuerzas políticas y sindicales

tomaron la decisión de hacer un consenso para aliviar la situación,

agravada por un modelo económico franquista del que habíamos sido

victimas.

Fue el 25 de octubre de 1977 cuando se firmó el Pacto de la Moncloa,

que dio pie a nuevas reformas fiscales, una reestructuración de la

seguridad social y se crea el INEM (Instituto Nacional de Empleo)



El día 6 de diciembre de 1978, el 58,95 por ciento de los españoles

con derecho a sufragio, votaron “Sí” a la Constitución Española, en la

que se aprueban las bases para la creación del país que actualmente

conocemos.

Entre los artículos que ahí aparecen, caben destacar el articulo 35 y

41, que nos garantizan el derecho a un trabajo, un sueldo suficiente

para satisfacer nuestras necesidades y las de nuestras familias, al

igual que una Seguridad Social mantenida por los poderes públicos,

con garantía de asistencia y prestaciones sociales suficientes en caso

de desempleo.



Entre 1982 y 1992, el gasto público aumentó en 4,1 puntos sobre el

PIB (Producto Interior Bruto) en los campos de sanidad, las pensiones

y el sistema educativo.

Este fue un claro intento de hacer realidad un estado de bienestar

que compartiríamos con el resto de los países avanzados de Europa.



                                   36
En 1986, quedó fijada la Ley General de Sanidad, que ampliaba la

cobertura sanitaria a todos los ciudadanos.

Incluso con esta ley, los gastos en sanidad jamás sobrepasaron el 5

por ciento. En el año 1989, por ejemplo, nuestro país se mantenía en

esta cifra, mientras Alemania, Holanda y Francia, superaban el 8 por

ciento.



Es el momento de hacer una valoración sobre nuestra actitud ante la

política. Me canso de escuchar como las personas utilizan la excusa

de no saber nada de política para no involucrarse en la realidad de

nuestro país.

Aunque no nos guste reconocerlo, la política es todo lo que nos

rodea. Es el precio del café que nos tomamos en un bar, el precio de

los tomates en el supermercado, el ticket del transporte público o el

precio de la gasolina. Son los calcetines que compramos en una

tienda, la factura del teléfono o nuestra cobertura sanitaria.

Todo depende de acuerdos y transacciones económicas que realizan

unos dirigentes que ya no nos tienen en cuenta. Se supone que nos

representan, pero sólo juegan con nuestro dinero, haciéndose cada

vez más ricos con nuestra salud, expropiando nuestras viviendas y

reprimiéndonos con sanciones económicas, imponiendo la ley del

miedo.




                                   37
El bienestar social debe ser el primer objetivo del estado. Y eso

incluye la vivienda, el trabajo y la sanidad. Este país ha pasado por

dos dictaduras para poder llegar a tener unos derechos que poco a

poco nos están quitando.

No se puede permitir que una familia se quede sin su casa por estar

en el paro. Es inadmisible llamar prestación social a una limosna,

repartida a unos pocos, por debajo de un ridículo sueldo base,

durante un periodo no muy largo de meses. Haciéndonos siempre

sentir como el reo bajo la guillotina. Quitándonos la dignidad y las

esperanzas.

La sanidad, poco a poco, se nos está retirando de forma sibilina.

Agotando los recursos a manos llenas en campañas mediáticas de

pandemias virulentas y mortales que se alejan tanto de la realidad,

como un joven de un buen trabajo.

La democracia no es la capacidad de elección entre varias propuestas

malas, sino la creación de nuevas posibilidades que se adapten a las

circunstancias.

Todo se mueve bajo periodos cíclicos, en los que cada cierto tiempo,

hemos de actualizarnos, movernos y actuar, incluso para mantener la

tan deseada estabilidad.

La democracia es igual. Cada cierto tiempo, la política requiere de

pequeñas revoluciones sociales, movimientos sindicales, voces que

lancen nuevas propuestas para recuperar los derechos que ya nos

fueron concedidos por nuestros mayores y amigos.



                                   38
Es el momento de desempolvar la Constitución para leérsela a los que

la han olvidado.




                                 39
40
Décimo golpe



A veces tengo esperanza. Hay momentos en mi vida que creo que es

posible un mundo mejor. Ese lugar se encuentra muy claro en mi

cabeza. Y un día sé que puede ser real.

A veces imagino un mundo en el que alguien está durmiendo y

escucha el despertador. Pero no se levanta. Simplemente lo apaga y

sigue durmiendo. Porque ese día no piensa ir a trabajar.

Al rato, después de dormir plácidamente, abre los ojos y mira la luz

que entra por la ventana. Sabe que ya es de día, pero no tiene prisa.

Hoy se ha quedado en la cama, abrazado a su pareja, mirando al

techo de la habitación. Ya no hay nada que le haga sentir ansiedad.

Muy lentamente, se levanta, toma una ducha, se viste y prepara algo

de comer. Se asoma a la ventana contemplando la calle. Mucha gente

parece hacer lo mismo. No se observa el trasiego diario, que ya es

rutina en nuestras vidas. No hay tráfico ni ruido. Sólo se ve el



                                   41
movimiento de personas que se saludan, niños que juegan, abuelos

que respiran tranquilos juntos a unos hijos que parecen moverse a la

misma velocidad. Todo parece haberse ralentizado.

Su pareja tampoco irá hoy al trabajo. Ya nadie les va a decir lo que

han de hacer con su tiempo. Se terminaron las obligaciones

impuestas con el miedo y el acoso.

Los hijos de nuestra pareja, tampoco irán hoy al colegio. No

necesitan aprender las reglas de un juego que sólo los prepara para

ser consumidores y esclavos. Ya no volverán a recibir una educación

compuesta de materias que poco tienen que ver con la realidad en la

que viven. Nada de lo que aprenden les enseñará a ser hombres

libres, a valerse por si mismos, a tener criterio y valor para

defenderlo. Y sobre todo, nadie les va a enseñar que las personas

cometemos errores, pero que tenemos que aprender a asumirlos. A

decir, lo siento. Que la vida no es aprender a no caerse, sino

aprender a levantarse.

Y estos protagonistas, salen juntos a la calle. Encontrándose con unos

vecinos que no conocían y a los que apenas saludaban por las prisas.

Incluso saludan a toda esa gente que jamás habían visto. Parándose

a hablar con ellos. Conversando tranquilamente, porque al igual que

ellos, todas las personas que hoy salen a la calle, no han ido a

trabajar.

Nadie ha cogido su coche. Todos disfrutan de los paseos, de las

plazas, de las aceras, las avenidas. Incluso juegan con pelotas por el



                                   42
medio de las calzadas, porque saben que ningún vehículo volverá a

cruzar por sus calles.

Y la gente que vive cerca de la costa, se acercará al mar pera sentir

su aroma, escuchar las olas, hablar con sus hijos y enseñarles a

pescar. Y los que viven cerca del monte, tendrán los árboles a su

alrededor, y aprenderán de los abuelos cuales son los frutos que se

pueden comer.

Y por primera vez en nuestra vida, aprenderemos lo que es comer lo

que tenemos y no lo que queremos. Porque no habrán bares abiertos,

ni supermercados, ni centros comerciales. Porque todo el mundo

estará hoy disfrutando de su vida.

Pero habrá algunas personas que no estarán muy contentas este día.

Los jefes de las grandes corporaciones, los directores de los bancos,

los políticos que tanto parecen cuidarnos. Estos individuos se

empezarán a enfadar porque nadie ha abierto sus fábricas, ni

ingresado dinero en las cuentas, ni están trabajando en sus tiendas.

Así que intentarán llamarnos por sus teléfonos móviles, pero no

funcionarán, porque los técnicos no han ido a trabajar para mantener

las líneas en funcionamiento. Ni tampoco tendrán luz en sus

mansiones, ni periódicos, ni televisión, ni internet, ni cualquiera de

los medios que utilizan para manipular la verdad. Tampoco podrán ir

a ningún sitio, porque sus chóferes no estarán. Y tampoco tendrán

trenes, ni aviones, ni barcos. Porque hoy todo el mundo es feliz.




                                   43
Este día, nos daremos cuenta de que el mundo es nuestro. Que la

fuerza que hace girar a este planeta nace en nuestros corazones. Que

unos pocos no pueden doblegar a la mayoría. Que ya nadie nos

puede dar órdenes, ni hacernos temblar. Porque esos pocos se han

dado cuenta que ya no tenemos miedo. Y ahora ellos saben que su

juego ha terminado. Que la mentira tiene un fin.

Y los privilegios de unos pocos se habrán terminado ese día. A partir

de este momento, cuidaremos de los que más nos necesitan. Los

ancianos, los niños, los enfermos.

Los médicos no ejercerán por dinero, sino por vocación. Y todos

ayudaremos para que así sea.



Pensar que algo así pueda estar tan cerca, me entristece. Pero saber

que es posible me da esperanza. Pues algún día, el décimo golpe lo

daremos nosotros.




                                     44
45
46
Índice



Prólogo ................................. 7

Primer Golpe …....................... 9

Segundo Golpe …................... 11

Tercer Golpe …...................... 15

Cuarto Golpe …...................... 17

Quinto Golpe …...................... 19

Sexto Golpe …....................... 23

Séptimo Golpe ….................... 27

Octavo Golpe …...................... 31

Noveno Golpe …..................... 35

Décimo Golpe …..................... 41




                                              47
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El Décimo Golpe - Juan Pedro Hernández de León

  • 1. 1
  • 2. 2
  • 4. 4
  • 5. Juan Pedro Hernández De León El décimo golpe 5
  • 6. 6
  • 7. Prólogo Nacido durante la transición española y siendo hijo ilegítimo del régimen franquista, Juan Pedro Hernández de León ha sufrido dos crisis económicas nacionales, que han hecho de este autor, un autodidacta de la vida. El décimo golpe es la reflexión de un hombre sobre el pasado y una propuesta para el futuro. 7
  • 8. 8
  • 9. Primer golpe Leí en cierta ocasión que en momentos de crisis, es cuando desarrollamos nuestra personalidad. Y que son necesarios los periodos de crisis en las vidas, para así superarnos a nosotros mismos. Yo no puedo agradecer absolutamente nada a esta crisis. Una situación creada única y exclusivamente por mis amigos los bancos. Esa escoria sin escrúpulos que ha hecho de nuestras vidas una insignificante existencia, con nuestra inestimable y humillante ayuda. Pues con nuestro pasotismo, ignorancia y negación a ver la realidad, hemos dado la fuerza a unos pocos para que nos digan lo que hemos de hacer. Vivimos en una ilusión de falsa democracia, en la que los políticos que están en el gobierno, están muy lejos de estar en el poder. Son las cajas autonómicas, el banco central, banco central europeo, banco 9
  • 10. mundial y el fondo monetario internacional en las diferentes escalas que se confieren, los que deciden nuestras vidas y la situación en la que viviremos en el futuro. Están, por supuesto, detrás de estas entidades, las cabezas pensantes de una oligarquía para la que ni tú ni yo somos importantes. Yo hace tiempo que rompí con muchas de las cadenas con las que controlan nuestras vidas. Pero es el momento de hacer más. Es la hora no sólo de aceptar las consecuencias de mis actos, sino de cambiar la mente de personas que viven sin mirar. Es la hora de contar la verdad. Aunque la verdad debe ser siempre la realidad de una reflexión hecha con capacidad crítica por cada uno de nosotros. 10
  • 11. Segundo golpe Lamento salir cada día a la calle y ver la cantidad de locales comerciales que han cerrado. Detrás de cada puerta hay una historia, ilusiones y sueños que al final terminan en el olvido. Muchos de estos negocios puede que no llegaran a los pocos años de vida. Otros, sin embargo, forman parte de nuestros recuerdos. Eran parte importante de ciertas calles. Pequeños o grandes negocios en los que comprábamos todo lo que nos hacía falta, antes de la llegada de los grandes centros comerciales y sus productos sin sentido. Me parece curioso como funcionaba la oferta y la demanda hace treinta años. Primero se descubría una necesidad y después se creaba el producto. Ahora se crean productos para los que posteriormente se crean las necesidades. Se nos dice lo que tenemos que consumir, para que seamos perfectos consumidores. Hemos 11
  • 12. dejado de ser personas, para ser productos que explotar. Se nos exprime la vida a cambio de nada. Todo nuestro esfuerzo es para recompensar unas inquietudes que no nos satisfacen lo más mínimo. El paro, la pobreza, la esclavitud legal e ilegal se extiende con mayor rapidez. Y un gobierno como el de España se dedica a gastar el dinero a manos llenas en ceremonias, reuniones y eventos que no solucionan el problema. Es necesario decirles a estos líderes sin carisma que una buena solución es la bajada de impuestos, tanto al pequeño y mediano empresario, así como a los autónomos. Reducciones de hasta un cincuenta por ciento, que impidan que cierren más negocios. Que las pequeñas empresas puedan tomar un respiro y mantener e incluso contratar a nuevos empleados. Que se genere el autoempleo con personas que están deseando hacer algo que les haga sentirse útiles, en vez de esperar a recibir cada mes las limosnas que nos da el estado, y que encima tenemos que agradecer, como si no fuera algo que hemos cotizado durante nuestros años de trabajo. El autoempleo genera movimiento económico, hace que la economía respire. Además, bajando esos impuestos, hace que entre dinero en las arcas sin subir los mismos y sacamos a personas del desempleo, produciendo el alivio de los pagos por prestaciones. 12
  • 13. Es evidente que no se hace algo así, porque en España, al igual que en el resto del mundo, se intenta que todo quede monopolizado por las grandes multinacionales. 13
  • 14. 14
  • 15. Tercer golpe A veces dudo de que el mundo quiera ser salvado. Ni si quiera tengo muy claro de que haya algo que salvar. La gente parece más preocupada por mantener su nivel vida, sin importarle demasiado el precio que pagan otros. Mientras se tenga la oportunidad de cambiar el canal del televisor, que más da la muerte de cientos de niños para obtener el tan preciado columbita tantalio. Nos interesa mucho más el teléfono de última generación, que la vida de una familia en el Congo. Es más sencillo quejarse de la crisis en nuestro país, que aceptar que este nivel de vida es insostenible sin la miseria de millones de personas en el tercer mundo. Nuestra felicidad se paga con la sangre de otros. Pensamos en la esclavitud de nuestros trabajos, pero no reflexionamos sobre la explotación infantil. Queremos productos baratos y de calidad, sin plantearnos cuantas familias viven en la pobreza para fabricarlos. 15
  • 16. Tenemos una deuda con el mundo que jamás podremos pagar. Y no hablo de la deuda externa con la que el BM y el FMI controlan este planeta. Hablo de la deuda con nuestros corazones. La conciencia que nos observa desde el otro lado del espejo, esperando para recordarnos que somos los culpables de este crimen. Y que nadie se escapa de las garras de un sistema económico hecho por y para los ricos. Y que algún día nosotros también tendremos que pagar. Tal vez, el día que nuestros hijos sean explotados en minas de coltan o tantalio para que otro tenga un teléfono móvil, comprendamos nuestro crimen. 16
  • 17. Cuarto golpe Intento encender la televisión lo menos posible. No me gusta llenar la mente ni el tiempo con cosas que al final la dejan más vacía. Por motivos de salud, tampoco veo demasiado los telediarios. A parte, de que no me gusta que me tomen el pelo de forma tan descarada. La información distorsionada hace que tengas que analizar cada detalle para sacar un mínimo de verdad. Por desgracia, no puedo ni quiero aislarme del mundo, así que veo los informativos de vez en cuando. Otra forma de mantenerme informado es por medio de la prensa. No haré valoraciones de uno u otro periódico, porque es una realidad que todos en definitiva son empresas que buscan un interés antes que una veracidad. La capacidad crítica de cada uno, como ya he dicho antes, es la clave para sacar las conclusiones más pertinentes. 17
  • 18. Lo que si es realmente difícil, es no dejar de sorprenderse con la gran cantidad de noticias que saltan sobre corrupción política, crisis en cualquier ámbito comercial y artículos agoreros que no presagian nada bueno. Ante tanto malestar general, a veces te encuentras con noticias que lejos de reconciliarte con el mundo o dar esperanzas ante tanto desastre, hacen todo lo contrario. Este es el caso de una noticia leída hace algún tiempo en un periódico local, en el que se comentaba que un alcalde de un pequeño pueblo, ganaba casi los cien mil euros anuales. Digamos también, para que hagan referencia, que gana unos mil euros más que el presidente del gobierno español. Lo maravilloso de esta noticia no es el sueldo desmedido, que me parece claramente injustificado. Sino la respuesta del alcalde, que justificando situación, se defiende diciendo que existen más de un homónimo a pocos kilómetros de su municipio que ganan más que él. Lo que deducimos con esta noticia, no es únicamente la desvergüenza de nuestros dirigentes, sino su cobardía a la hora de asumir responsabilidades. No me cansaré de repetir esa frase que dice que cada país tiene los políticos que se merecen. 18
  • 19. Quinto golpe No hago más que ver recortes en los presupuestos, pero sólo en los derechos de los trabajadores. La población está perdiendo todo aquello que lo hace persona. La oportunidad de tener una vivienda digna, incluso el de tener algo que pueda llamar hogar es una quimera. Los recortes en sanidad crecen cada año, haciendo de la salud un lujo que no podemos permitirnos la mayoría. El desempleo y el despido forman parte de la vida de la mayoría de nosotros. Aunque la balanza siempre se inclina hacía los mismos. Presupuestos disparatados para asesores que no hacen nada. Ayudas a bancos y multinacionales que van directamente a los bolsillos de unos pocos. Nos hablan de esperanza, de trabajo, de esfuerzo, de sangrar y callar sin pensar en lo que nos hacen. 19
  • 20. Nuestros líderes no son corruptos. Trabajan fielmente para los que mueven realmente los hilos. Nos hablan de igualdad y democracia, cuando la realidad es que no somos todos iguales ante la ley. Los sindicatos apoyan a partidos políticos, cuando millones de parados pierden sus casas, su modo de vida y su dignidad. Con tristeza, releo una Constitución que nació con ilusión en un país que se inventaba en la ya olvidada Transición. Las personas que hicieron historia en aquel momento, eran personajes comprometidos con la sociedad, con sus ideales. Personas que vivían para la política, y no de ella. Cada artículo de nuestra Constitución fue escrito con trabajo, en concilio con los diferentes ideales políticos que en aquel momento existían. Pero siempre, pensando en el bien del país y sus ciudadanos. Una Constitución que nos trata a todos por igual. No puedo evitar sentir que he nacido en un tiempo equivocado. En una época en la que vivimos la política como algo ajeno. En un país, que lamentablemente no se parece en nada al de aquella época. Nos hemos convertido en borregos sin criterio, que siguen al pastor con la cabeza agachada. Nuestra prioridad es la televisión y el fútbol. Un deporte que ha servido para unirnos. No recuerdo haber visto a nuestra gente tan unida como la noche que ganamos el mundial. Pero que también ha servido para mantenernos idiotizados frente a la pantalla y no pensar en lo que nos está sucediendo. 20
  • 21. Me planteo seriamente derrocar a nuestro presidente para poner en su lugar un entrenador de fútbol. Al menos, la gente se sentiría más relacionada con la política. 21
  • 22. 22
  • 23. Sexto golpe Durante todo el año nos bombardean impunemente con todo tipo de información. Al menos tenemos la suerte de que no sea con bombas reales. Junto a la ya consabida publicidad, se nos unen los medios informativos con sus noticias manipuladas. Los mensajes subliminales de los objetos que nos rodean, sea moda, tecnología con sus avances. O la nueva cuisine que nos dice como debemos comer, aunque los productos con los que estén cocinados hayan sido aderezados con pesticidas o compost de residuos urbanos. Dicho en pocas palabras, nuestra propia mierda. A toda esta alegría de sin sabores diarios se nos une la moda del cartelito a las fechas. Sea el día del mejor amante, el del conductor prudente o el día del hombre con chándal. 23
  • 24. Como no, este día se lo han endiñado al planeta. Un maravilloso momento para salir a la calle, cogernos de la mano y darnos un buen morreo al estilo más televisivo. No puede ser de otro modo, si es la televisión la que está educando a nuestros hijos. Toda esta bazofia de días sin sentido me hace pensar un poco. Lo justo para darme cuenta que sólo es una excusa para callar nuestra conciencia. Es la típica imagen de una mano que nos golpea y otra que nos acaricia. Por desgracia, nuestra actitud con el planeta no es tan equilibrada. La gente está comprometida con las causas perdidas, siempre y cuando no tenga que esforzarse demasiado. Luchan por un mundo más feliz desde el sillón de su casa. Desean que los bosques sigan verdes reciclando algún papel. Beben su agua embotellada porque es amante de los océanos. Incluso son veganos porque los animales son nuestros amigos. Queridos amantes de la naturaleza, muchas personas han perdido la vida o la libertad por un ideal. Pero los bosques no se protegen con el reciclado, que en la mayoría de los casos solo sirve para el gasto innecesario de agua y para engordar los bolsillos de empresarios sin escrúpulos que se apuntan a la moda del reciclado para vendernos productos como el compost de residuos urbanos que envenena nuestros alimentos. El agua embotellada es otra manera ridícula de gastar un agua preciosa que escasea cada vez más. Se gastan litros 24
  • 25. de agua en hacer una botella de plástico o PET que reciclada gasta aún más. Los animales gozan de unos derechos humanizados, justificando así inversiones desmesuradas que se adjudican para el goce y protección de la memoria del burro español, mientras miles de niños mueren de hambre a cada segundo. Igualdad para todos o que este mundo se vaya al carajo. 25
  • 26. 26
  • 27. Séptimo golpe Uno de mis momentos más reconciliadores con la vida suele ser los sábados por la mañana. Procuro buscar alguna cafetería tranquila en la que tomar algo. Luego tengo la costumbre de recoger la prensa y algún que otro libro que me reservan amablemente en un estanco que frecuento. Y ya con la lectura garantizada y el desayuno en el estomago, me refugio en los rincones de un parque a leer, relajarme y abstraerme con el ir y venir de la gente que por allí pasea. En momentos así es cuando más se me antoja la posibilidad de vivir en un mundo menos agresivo, competitivo, despiadado y cruel. Antes de sentarme a escribir, hacía un breve repaso a la economía durante los últimos veinte años. En aquella época, los productos de primera necesidad tenían un valor asequible a cualquier bolsillo. Éramos un país que se había inventado así mismo desde las cenizas 27
  • 28. de una cruenta guerra civil que nos dejó huérfanos a todos. Con una dictadura y una transición llena de luchas políticas y sociales, que costó la vida de tantas personas, la detención de muchas otras y la vida en clandestinidad de otras tantas. Pero con la que obtuvimos las bases para un país mejor. Fraguamos los pilares que nos dieron las oportunidades de trabajo, creando pequeños negocios en el mejor de los casos, siempre con gran constancia y trabajo. Podíamos hacer la compra de una vivienda que podía ser pagada con un sueldo modesto, sin morir de hambre y sin arrastrar una deuda durante cuarenta años. Teníamos una seguridad social para todo el mundo, sin listas de espera eternas, ni recortes en medicamentos. Una seguridad social en la que se atendía por igual al trabajador humilde y al que estaba sin trabajo. Organizamos unos sindicatos y comités de empresa reivindicativos que se preocupaban por el bienestar común, pidiendo salarios, condiciones de trabajo y leyes que nos protegieran a todos por igual. Se salía a la calle para manifestarse contra el gobierno, contra las injusticias, sin manipulaciones mediáticas ni mentiras encubiertas con tintes electoralistas. Vivíamos, en definitiva, una época en la que los políticos y los cargos públicos dimitían ante un escándalo. Y por supuesto no se presentaban al mismo cargo en las siguientes elecciones con una sonrisa de oreja a oreja, sin mostrar la más mínima vergüenza. 28
  • 29. Pero todo eso lo estamos perdiendo. Todo por lo que lucharon nuestros padres y abuelos nos está siendo arrebatado de la forma más sibilina. Los prohibitivos precios de una vivienda son más que conocidos. Y las hipotecas a por vida impiden que puedas hacer otra cosa aparte de vivir para pagarla. Los trabajos son cada vez más escasos, con unos sueldos denigrantes, bajo unas condiciones rozando la esclavitud. Las cotizaciones en nuestras nóminas, son cada vez más absurdas y disparatadas. Pagando unos impuestos que sólo sirven para tapar los huecos que generan los bancos, las corporaciones y la mala gestión de nuestros ministros. Las ayudas sociales son tan escasas, que raramente llegan a concederse. Y en el caso de ser aprobadas, son tan ridículas, que pocas veces nos permiten sobrevivir con dignidad (Y digo sobrevivir, porque en esta vorágine llamada democracia, jamás se trata al ciudadano como un ser humano) La asistencia sanitaria está poco a poco más enfocada a ser privatizada. Recortando los servicios por debajo del mínimo. Y aprobando una ley que deniega la sanidad pública a cualquier persona que no esté cotizando. En definitiva, que si no tienes trabajo o cobras una prestación, te dejan morir como a un perro. Las pensiones se recortan cada vez más. Haciendo que nuestros mayores vivan casi en la indigencia. La realidad es que las personas 29
  • 30. que dieron su vida y su corazón por nosotros son tratados como un estorbo social, una cifra en sus números de contabilidad que poco a poco pretenden eliminar. Si no somos capaces de luchar por los derechos de nuestros hijos, tengamos la vergüenza de luchar por nuestros padres. Lo que ellos ganaron con sudor y sangre, a nosotros nos toca defenderlo. 30
  • 31. Octavo golpe A mi entender, la única forma de terminar con esta situación es a través de la desobediencia civil. Vivimos en un país que basa su política en la represión, presionando al ciudadano, estrangulándolo con multitud de prohibiciones. Amenazando siempre con el pago sanciones desmedidas, imposibles de pagar en la mayoría de los casos. Con normativas que llevan a padres de familia a prisiones que nunca pisan los auténticos ladrones y estafadores. Un sistema político, en definitiva, que usa la violencia disfrazada para manipularnos. Obligándonos a bajar la cabeza para el beneficio y la calma de unos pocos. Ante tanta desidia, solo pueden suceder dos cosas. La política de la no-colaboración o la respuesta agresiva a su violencia encubierta. 31
  • 32. Si una familia es obligada a salir de una casa que ha apagado con sacrificio y trabajo durante años, por carecer de medios económicos para seguir pagando los plazos de una hipoteca de forma religiosa, es violencia. Cuando un hombre encuentra las cuentas embargadas, impidiendo dar de comer a sus hijos, por no poder pagar unas multas prioritarias para el gobierno, es violencia. Si en el caso de pedir una prestación no contributiva, encuentran que tienes alguna deuda con algún organismo público, que no has podido pagar por la evidente falta de liquidez. Tu solicitud es denegada al instante. Eso es violencia. Cuando has pagado de un sueldo insultantemente bajo, la seguridad social durante veinticinco años, pero pierdes tu empleo y no cotizas durante más de tres meses. Pierdes la atención gratuita en cualquier ambulatorio y hospital. Por supuesto que te seguirán atendiendo, pero una factura de la consulta te será enviada al domicilio. Esto es violencia. Debemos estar en contra de cualquier tipo de manifestación violenta. La agresividad nunca ha de ser la respuesta. Esto implica que no sólo debemos luchar contra ella, sino predicar con el ejemplo. La violencia sólo genera violencia. Y eso es algo que deben tener en cuanta también los representantes y legisladores de nuestro país. Si la actitud represora que tienen en estos momentos se sigue 32
  • 33. manteniendo, es inevitable que tarde o temprano se refleje en una actitud defensiva ante nuestros agresores. Posiblemente, los casos llegarían al final a ser no sólo reacciones originadas por la propia represión. Estamos hablando de una movilización ciudadana tanto o más violenta que la sufrida actualmente por los ciudadanos. Una guerra civil en nuestro país no es una realidad tan alejada de nuestra historia, que temo, pueda volver a ser protagonista en nuestros días. Mi llamamiento, por lo tanto, no solamente es para alertar de una posible realidad. Mi intención es la de promover una respuesta pacífica a las injusticias que vivimos en nuestra sociedad. A través de la desobediencia civil, atentamos contra un sistema económico que no respeta la vida, ni a las personas que componemos este mundo. Pero esta actitud debe nacer desde el interior de cada uno de nosotros. Nuestra lucha debe ser personal, rebelándonos contra todas las injusticias que podamos sufrir en nuestro ámbito. Ya sea personal, familiar o en nuestra comunidad. Neguémonos al pago de tributos desmedidos. No paguemos las multas que injustamente pretenden ser el modo de educarnos cívicamente. Atrincherémonos en nuestras casas y trabajos. No aceptemos los despedidos injustificados. No abandonemos nuestras viviendas por falta de recursos económicos. Que los bancos asuman 33
  • 34. la responsabilidad de sus acciones con una actitud más comprensiva a los males de un capitalismo que las empresas veneran. Seamos todos presos políticos. Que las prisiones sean los hogares de los nuevos hombres libres. La realidad nos dará la razón. El mundo es de todos. Y unos pocos no pueden decirle a un pueblo que se rinda. Si asumimos la responsabilidad de nuestros actos y palabras, haremos que las cosas cambien. La desobediencia civil puede parecer dura, pero lo es mucho más vivir en un mundo sin libertad. 34
  • 35. Noveno golpe Desde la primera dictadura en España por parte de Miguel Primo de Rivera en 1923, se realizan intentos por generar una política social en el país que cubra las necesidades de los ciudadanos. Entre estas mejoras se incluye una sanidad pública. Pero sólo en el año 1963, bajo el régimen de otro famoso dictador, Francisco Franco, se introducen una serie mejoras en el sistema de prestaciones sociales con la ley de bases de la Seguridad Social. Tras la muerte del caudillo, la situación en España no difiere mucho del resto de Europa. Se vivía una crisis comparada con la gran depresión de 1929, que aumentaba el déficit público, congelaba el PIB (Producto Interior Bruto) e incrementaba de forma alarmante las cifras del paro. 35
  • 36. En 1977, en plena transición, las fuerzas políticas y sindicales tomaron la decisión de hacer un consenso para aliviar la situación, agravada por un modelo económico franquista del que habíamos sido victimas. Fue el 25 de octubre de 1977 cuando se firmó el Pacto de la Moncloa, que dio pie a nuevas reformas fiscales, una reestructuración de la seguridad social y se crea el INEM (Instituto Nacional de Empleo) El día 6 de diciembre de 1978, el 58,95 por ciento de los españoles con derecho a sufragio, votaron “Sí” a la Constitución Española, en la que se aprueban las bases para la creación del país que actualmente conocemos. Entre los artículos que ahí aparecen, caben destacar el articulo 35 y 41, que nos garantizan el derecho a un trabajo, un sueldo suficiente para satisfacer nuestras necesidades y las de nuestras familias, al igual que una Seguridad Social mantenida por los poderes públicos, con garantía de asistencia y prestaciones sociales suficientes en caso de desempleo. Entre 1982 y 1992, el gasto público aumentó en 4,1 puntos sobre el PIB (Producto Interior Bruto) en los campos de sanidad, las pensiones y el sistema educativo. Este fue un claro intento de hacer realidad un estado de bienestar que compartiríamos con el resto de los países avanzados de Europa. 36
  • 37. En 1986, quedó fijada la Ley General de Sanidad, que ampliaba la cobertura sanitaria a todos los ciudadanos. Incluso con esta ley, los gastos en sanidad jamás sobrepasaron el 5 por ciento. En el año 1989, por ejemplo, nuestro país se mantenía en esta cifra, mientras Alemania, Holanda y Francia, superaban el 8 por ciento. Es el momento de hacer una valoración sobre nuestra actitud ante la política. Me canso de escuchar como las personas utilizan la excusa de no saber nada de política para no involucrarse en la realidad de nuestro país. Aunque no nos guste reconocerlo, la política es todo lo que nos rodea. Es el precio del café que nos tomamos en un bar, el precio de los tomates en el supermercado, el ticket del transporte público o el precio de la gasolina. Son los calcetines que compramos en una tienda, la factura del teléfono o nuestra cobertura sanitaria. Todo depende de acuerdos y transacciones económicas que realizan unos dirigentes que ya no nos tienen en cuenta. Se supone que nos representan, pero sólo juegan con nuestro dinero, haciéndose cada vez más ricos con nuestra salud, expropiando nuestras viviendas y reprimiéndonos con sanciones económicas, imponiendo la ley del miedo. 37
  • 38. El bienestar social debe ser el primer objetivo del estado. Y eso incluye la vivienda, el trabajo y la sanidad. Este país ha pasado por dos dictaduras para poder llegar a tener unos derechos que poco a poco nos están quitando. No se puede permitir que una familia se quede sin su casa por estar en el paro. Es inadmisible llamar prestación social a una limosna, repartida a unos pocos, por debajo de un ridículo sueldo base, durante un periodo no muy largo de meses. Haciéndonos siempre sentir como el reo bajo la guillotina. Quitándonos la dignidad y las esperanzas. La sanidad, poco a poco, se nos está retirando de forma sibilina. Agotando los recursos a manos llenas en campañas mediáticas de pandemias virulentas y mortales que se alejan tanto de la realidad, como un joven de un buen trabajo. La democracia no es la capacidad de elección entre varias propuestas malas, sino la creación de nuevas posibilidades que se adapten a las circunstancias. Todo se mueve bajo periodos cíclicos, en los que cada cierto tiempo, hemos de actualizarnos, movernos y actuar, incluso para mantener la tan deseada estabilidad. La democracia es igual. Cada cierto tiempo, la política requiere de pequeñas revoluciones sociales, movimientos sindicales, voces que lancen nuevas propuestas para recuperar los derechos que ya nos fueron concedidos por nuestros mayores y amigos. 38
  • 39. Es el momento de desempolvar la Constitución para leérsela a los que la han olvidado. 39
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  • 41. Décimo golpe A veces tengo esperanza. Hay momentos en mi vida que creo que es posible un mundo mejor. Ese lugar se encuentra muy claro en mi cabeza. Y un día sé que puede ser real. A veces imagino un mundo en el que alguien está durmiendo y escucha el despertador. Pero no se levanta. Simplemente lo apaga y sigue durmiendo. Porque ese día no piensa ir a trabajar. Al rato, después de dormir plácidamente, abre los ojos y mira la luz que entra por la ventana. Sabe que ya es de día, pero no tiene prisa. Hoy se ha quedado en la cama, abrazado a su pareja, mirando al techo de la habitación. Ya no hay nada que le haga sentir ansiedad. Muy lentamente, se levanta, toma una ducha, se viste y prepara algo de comer. Se asoma a la ventana contemplando la calle. Mucha gente parece hacer lo mismo. No se observa el trasiego diario, que ya es rutina en nuestras vidas. No hay tráfico ni ruido. Sólo se ve el 41
  • 42. movimiento de personas que se saludan, niños que juegan, abuelos que respiran tranquilos juntos a unos hijos que parecen moverse a la misma velocidad. Todo parece haberse ralentizado. Su pareja tampoco irá hoy al trabajo. Ya nadie les va a decir lo que han de hacer con su tiempo. Se terminaron las obligaciones impuestas con el miedo y el acoso. Los hijos de nuestra pareja, tampoco irán hoy al colegio. No necesitan aprender las reglas de un juego que sólo los prepara para ser consumidores y esclavos. Ya no volverán a recibir una educación compuesta de materias que poco tienen que ver con la realidad en la que viven. Nada de lo que aprenden les enseñará a ser hombres libres, a valerse por si mismos, a tener criterio y valor para defenderlo. Y sobre todo, nadie les va a enseñar que las personas cometemos errores, pero que tenemos que aprender a asumirlos. A decir, lo siento. Que la vida no es aprender a no caerse, sino aprender a levantarse. Y estos protagonistas, salen juntos a la calle. Encontrándose con unos vecinos que no conocían y a los que apenas saludaban por las prisas. Incluso saludan a toda esa gente que jamás habían visto. Parándose a hablar con ellos. Conversando tranquilamente, porque al igual que ellos, todas las personas que hoy salen a la calle, no han ido a trabajar. Nadie ha cogido su coche. Todos disfrutan de los paseos, de las plazas, de las aceras, las avenidas. Incluso juegan con pelotas por el 42
  • 43. medio de las calzadas, porque saben que ningún vehículo volverá a cruzar por sus calles. Y la gente que vive cerca de la costa, se acercará al mar pera sentir su aroma, escuchar las olas, hablar con sus hijos y enseñarles a pescar. Y los que viven cerca del monte, tendrán los árboles a su alrededor, y aprenderán de los abuelos cuales son los frutos que se pueden comer. Y por primera vez en nuestra vida, aprenderemos lo que es comer lo que tenemos y no lo que queremos. Porque no habrán bares abiertos, ni supermercados, ni centros comerciales. Porque todo el mundo estará hoy disfrutando de su vida. Pero habrá algunas personas que no estarán muy contentas este día. Los jefes de las grandes corporaciones, los directores de los bancos, los políticos que tanto parecen cuidarnos. Estos individuos se empezarán a enfadar porque nadie ha abierto sus fábricas, ni ingresado dinero en las cuentas, ni están trabajando en sus tiendas. Así que intentarán llamarnos por sus teléfonos móviles, pero no funcionarán, porque los técnicos no han ido a trabajar para mantener las líneas en funcionamiento. Ni tampoco tendrán luz en sus mansiones, ni periódicos, ni televisión, ni internet, ni cualquiera de los medios que utilizan para manipular la verdad. Tampoco podrán ir a ningún sitio, porque sus chóferes no estarán. Y tampoco tendrán trenes, ni aviones, ni barcos. Porque hoy todo el mundo es feliz. 43
  • 44. Este día, nos daremos cuenta de que el mundo es nuestro. Que la fuerza que hace girar a este planeta nace en nuestros corazones. Que unos pocos no pueden doblegar a la mayoría. Que ya nadie nos puede dar órdenes, ni hacernos temblar. Porque esos pocos se han dado cuenta que ya no tenemos miedo. Y ahora ellos saben que su juego ha terminado. Que la mentira tiene un fin. Y los privilegios de unos pocos se habrán terminado ese día. A partir de este momento, cuidaremos de los que más nos necesitan. Los ancianos, los niños, los enfermos. Los médicos no ejercerán por dinero, sino por vocación. Y todos ayudaremos para que así sea. Pensar que algo así pueda estar tan cerca, me entristece. Pero saber que es posible me da esperanza. Pues algún día, el décimo golpe lo daremos nosotros. 44
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  • 47. Índice Prólogo ................................. 7 Primer Golpe …....................... 9 Segundo Golpe …................... 11 Tercer Golpe …...................... 15 Cuarto Golpe …...................... 17 Quinto Golpe …...................... 19 Sexto Golpe …....................... 23 Séptimo Golpe ….................... 27 Octavo Golpe …...................... 31 Noveno Golpe …..................... 35 Décimo Golpe …..................... 41 47
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