7. Prólogo
Nacido durante la transición española y siendo hijo ilegítimo del
régimen franquista, Juan Pedro Hernández de León ha sufrido dos
crisis económicas nacionales, que han hecho de este autor, un
autodidacta de la vida.
El décimo golpe es la reflexión de un hombre sobre el pasado y una
propuesta para el futuro.
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9. Primer golpe
Leí en cierta ocasión que en momentos de crisis, es cuando
desarrollamos nuestra personalidad. Y que son necesarios los
periodos de crisis en las vidas, para así superarnos a nosotros
mismos.
Yo no puedo agradecer absolutamente nada a esta crisis. Una
situación creada única y exclusivamente por mis amigos los bancos.
Esa escoria sin escrúpulos que ha hecho de nuestras vidas una
insignificante existencia, con nuestra inestimable y humillante ayuda.
Pues con nuestro pasotismo, ignorancia y negación a ver la realidad,
hemos dado la fuerza a unos pocos para que nos digan lo que hemos
de hacer.
Vivimos en una ilusión de falsa democracia, en la que los políticos que
están en el gobierno, están muy lejos de estar en el poder. Son las
cajas autonómicas, el banco central, banco central europeo, banco
9
10. mundial y el fondo monetario internacional en las diferentes escalas
que se confieren, los que deciden nuestras vidas y la situación en la
que viviremos en el futuro.
Están, por supuesto, detrás de estas entidades, las cabezas
pensantes de una oligarquía para la que ni tú ni yo somos
importantes.
Yo hace tiempo que rompí con muchas de las cadenas con las que
controlan nuestras vidas. Pero es el momento de hacer más. Es la
hora no sólo de aceptar las consecuencias de mis actos, sino de
cambiar la mente de personas que viven sin mirar. Es la hora de
contar la verdad.
Aunque la verdad debe ser siempre la realidad de una reflexión hecha
con capacidad crítica por cada uno de nosotros.
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11. Segundo golpe
Lamento salir cada día a la calle y ver la cantidad de locales
comerciales que han cerrado. Detrás de cada puerta hay una historia,
ilusiones y sueños que al final terminan en el olvido.
Muchos de estos negocios puede que no llegaran a los pocos años de
vida. Otros, sin embargo, forman parte de nuestros recuerdos. Eran
parte importante de ciertas calles. Pequeños o grandes negocios en
los que comprábamos todo lo que nos hacía falta, antes de la llegada
de los grandes centros comerciales y sus productos sin sentido.
Me parece curioso como funcionaba la oferta y la demanda hace
treinta años. Primero se descubría una necesidad y después se
creaba el producto. Ahora se crean productos para los que
posteriormente se crean las necesidades. Se nos dice lo que tenemos
que consumir, para que seamos perfectos consumidores. Hemos
11
12. dejado de ser personas, para ser productos que explotar. Se nos
exprime la vida a cambio de nada. Todo nuestro esfuerzo es para
recompensar unas inquietudes que no nos satisfacen lo más mínimo.
El paro, la pobreza, la esclavitud legal e ilegal se extiende con mayor
rapidez. Y un gobierno como el de España se dedica a gastar el
dinero a manos llenas en ceremonias, reuniones y eventos que no
solucionan el problema.
Es necesario decirles a estos líderes sin carisma que una buena
solución es la bajada de impuestos, tanto al pequeño y mediano
empresario, así como a los autónomos. Reducciones de hasta un
cincuenta por ciento, que impidan que cierren más negocios. Que las
pequeñas empresas puedan tomar un respiro y mantener e incluso
contratar a nuevos empleados. Que se genere el autoempleo con
personas que están deseando hacer algo que les haga sentirse útiles,
en vez de esperar a recibir cada mes las limosnas que nos da el
estado, y que encima tenemos que agradecer, como si no fuera algo
que hemos cotizado durante nuestros años de trabajo.
El autoempleo genera movimiento económico, hace que la economía
respire. Además, bajando esos impuestos, hace que entre dinero en
las arcas sin subir los mismos y sacamos a personas del desempleo,
produciendo el alivio de los pagos por prestaciones.
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13. Es evidente que no se hace algo así, porque en España, al igual que
en el resto del mundo, se intenta que todo quede monopolizado por
las grandes multinacionales.
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15. Tercer golpe
A veces dudo de que el mundo quiera ser salvado. Ni si quiera tengo
muy claro de que haya algo que salvar. La gente parece más
preocupada por mantener su nivel vida, sin importarle demasiado el
precio que pagan otros. Mientras se tenga la oportunidad de cambiar
el canal del televisor, que más da la muerte de cientos de niños para
obtener el tan preciado columbita tantalio.
Nos interesa mucho más el teléfono de última generación, que la vida
de una familia en el Congo. Es más sencillo quejarse de la crisis en
nuestro país, que aceptar que este nivel de vida es insostenible sin la
miseria de millones de personas en el tercer mundo. Nuestra felicidad
se paga con la sangre de otros. Pensamos en la esclavitud de
nuestros trabajos, pero no reflexionamos sobre la explotación infantil.
Queremos productos baratos y de calidad, sin plantearnos cuantas
familias viven en la pobreza para fabricarlos.
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16. Tenemos una deuda con el mundo que jamás podremos pagar. Y no
hablo de la deuda externa con la que el BM y el FMI controlan este
planeta. Hablo de la deuda con nuestros corazones. La conciencia que
nos observa desde el otro lado del espejo, esperando para
recordarnos que somos los culpables de este crimen. Y que nadie se
escapa de las garras de un sistema económico hecho por y para los
ricos. Y que algún día nosotros también tendremos que pagar.
Tal vez, el día que nuestros hijos sean explotados en minas de coltan
o tantalio para que otro tenga un teléfono móvil, comprendamos
nuestro crimen.
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17. Cuarto golpe
Intento encender la televisión lo menos posible. No me gusta llenar la
mente ni el tiempo con cosas que al final la dejan más vacía.
Por motivos de salud, tampoco veo demasiado los telediarios. A
parte, de que no me gusta que me tomen el pelo de forma tan
descarada. La información distorsionada hace que tengas que analizar
cada detalle para sacar un mínimo de verdad. Por desgracia, no
puedo ni quiero aislarme del mundo, así que veo los informativos de
vez en cuando.
Otra forma de mantenerme informado es por medio de la prensa. No
haré valoraciones de uno u otro periódico, porque es una realidad que
todos en definitiva son empresas que buscan un interés antes que
una veracidad. La capacidad crítica de cada uno, como ya he dicho
antes, es la clave para sacar las conclusiones más pertinentes.
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18. Lo que si es realmente difícil, es no dejar de sorprenderse con la gran
cantidad de noticias que saltan sobre corrupción política, crisis en
cualquier ámbito comercial y artículos agoreros que no presagian
nada bueno.
Ante tanto malestar general, a veces te encuentras con noticias que
lejos de reconciliarte con el mundo o dar esperanzas ante tanto
desastre, hacen todo lo contrario.
Este es el caso de una noticia leída hace algún tiempo en un periódico
local, en el que se comentaba que un alcalde de un pequeño pueblo,
ganaba casi los cien mil euros anuales. Digamos también, para que
hagan referencia, que gana unos mil euros más que el presidente del
gobierno español.
Lo maravilloso de esta noticia no es el sueldo desmedido, que me
parece claramente injustificado. Sino la respuesta del alcalde, que
justificando situación, se defiende diciendo que existen más de un
homónimo a pocos kilómetros de su municipio que ganan más que él.
Lo que deducimos con esta noticia, no es únicamente la
desvergüenza de nuestros dirigentes, sino su cobardía a la hora de
asumir responsabilidades.
No me cansaré de repetir esa frase que dice que cada país tiene los
políticos que se merecen.
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19. Quinto golpe
No hago más que ver recortes en los presupuestos, pero sólo en los
derechos de los trabajadores. La población está perdiendo todo
aquello que lo hace persona. La oportunidad de tener una vivienda
digna, incluso el de tener algo que pueda llamar hogar es una
quimera.
Los recortes en sanidad crecen cada año, haciendo de la salud un lujo
que no podemos permitirnos la mayoría. El desempleo y el despido
forman parte de la vida de la mayoría de nosotros.
Aunque la balanza siempre se inclina hacía los mismos. Presupuestos
disparatados para asesores que no hacen nada. Ayudas a bancos y
multinacionales que van directamente a los bolsillos de unos pocos.
Nos hablan de esperanza, de trabajo, de esfuerzo, de sangrar y callar
sin pensar en lo que nos hacen.
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20. Nuestros líderes no son corruptos. Trabajan fielmente para los que
mueven realmente los hilos.
Nos hablan de igualdad y democracia, cuando la realidad es que no
somos todos iguales ante la ley.
Los sindicatos apoyan a partidos políticos, cuando millones de
parados pierden sus casas, su modo de vida y su dignidad.
Con tristeza, releo una Constitución que nació con ilusión en un país
que se inventaba en la ya olvidada Transición. Las personas que
hicieron historia en aquel momento, eran personajes comprometidos
con la sociedad, con sus ideales. Personas que vivían para la política,
y no de ella. Cada artículo de nuestra Constitución fue escrito con
trabajo, en concilio con los diferentes ideales políticos que en aquel
momento existían. Pero siempre, pensando en el bien del país y sus
ciudadanos. Una Constitución que nos trata a todos por igual.
No puedo evitar sentir que he nacido en un tiempo equivocado. En
una época en la que vivimos la política como algo ajeno. En un país,
que lamentablemente no se parece en nada al de aquella época.
Nos hemos convertido en borregos sin criterio, que siguen al pastor
con la cabeza agachada. Nuestra prioridad es la televisión y el fútbol.
Un deporte que ha servido para unirnos. No recuerdo haber visto a
nuestra gente tan unida como la noche que ganamos el mundial. Pero
que también ha servido para mantenernos idiotizados frente a la
pantalla y no pensar en lo que nos está sucediendo.
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21. Me planteo seriamente derrocar a nuestro presidente para poner en
su lugar un entrenador de fútbol. Al menos, la gente se sentiría más
relacionada con la política.
21
23. Sexto golpe
Durante todo el año nos bombardean impunemente con todo tipo de
información. Al menos tenemos la suerte de que no sea con bombas
reales.
Junto a la ya consabida publicidad, se nos unen los medios
informativos con sus noticias manipuladas. Los mensajes subliminales
de los objetos que nos rodean, sea moda, tecnología con sus
avances. O la nueva cuisine que nos dice como debemos comer,
aunque los productos con los que estén cocinados hayan sido
aderezados con pesticidas o compost de residuos urbanos. Dicho en
pocas palabras, nuestra propia mierda.
A toda esta alegría de sin sabores diarios se nos une la moda del
cartelito a las fechas. Sea el día del mejor amante, el del conductor
prudente o el día del hombre con chándal.
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24. Como no, este día se lo han endiñado al planeta. Un maravilloso
momento para salir a la calle, cogernos de la mano y darnos un buen
morreo al estilo más televisivo. No puede ser de otro modo, si es la
televisión la que está educando a nuestros hijos.
Toda esta bazofia de días sin sentido me hace pensar un poco. Lo
justo para darme cuenta que sólo es una excusa para callar nuestra
conciencia. Es la típica imagen de una mano que nos golpea y otra
que nos acaricia. Por desgracia, nuestra actitud con el planeta no es
tan equilibrada.
La gente está comprometida con las causas perdidas, siempre y
cuando no tenga que esforzarse demasiado. Luchan por un mundo
más feliz desde el sillón de su casa. Desean que los bosques sigan
verdes reciclando algún papel. Beben su agua embotellada porque es
amante de los océanos. Incluso son veganos porque los animales son
nuestros amigos.
Queridos amantes de la naturaleza, muchas personas han perdido la
vida o la libertad por un ideal. Pero los bosques no se protegen con el
reciclado, que en la mayoría de los casos solo sirve para el gasto
innecesario de agua y para engordar los bolsillos de empresarios sin
escrúpulos que se apuntan a la moda del reciclado para vendernos
productos como el compost de residuos urbanos que envenena
nuestros alimentos. El agua embotellada es otra manera ridícula de
gastar un agua preciosa que escasea cada vez más. Se gastan litros
24
25. de agua en hacer una botella de plástico o PET que reciclada gasta
aún más. Los animales gozan de unos derechos humanizados,
justificando así inversiones desmesuradas que se adjudican para el
goce y protección de la memoria del burro español, mientras miles de
niños mueren de hambre a cada segundo.
Igualdad para todos o que este mundo se vaya al carajo.
25
27. Séptimo golpe
Uno de mis momentos más reconciliadores con la vida suele ser los
sábados por la mañana. Procuro buscar alguna cafetería tranquila en
la que tomar algo. Luego tengo la costumbre de recoger la prensa y
algún que otro libro que me reservan amablemente en un estanco
que frecuento. Y ya con la lectura garantizada y el desayuno en el
estomago, me refugio en los rincones de un parque a leer, relajarme
y abstraerme con el ir y venir de la gente que por allí pasea.
En momentos así es cuando más se me antoja la posibilidad de vivir
en un mundo menos agresivo, competitivo, despiadado y cruel.
Antes de sentarme a escribir, hacía un breve repaso a la economía
durante los últimos veinte años. En aquella época, los productos de
primera necesidad tenían un valor asequible a cualquier bolsillo.
Éramos un país que se había inventado así mismo desde las cenizas
27
28. de una cruenta guerra civil que nos dejó huérfanos a todos. Con una
dictadura y una transición llena de luchas políticas y sociales, que
costó la vida de tantas personas, la detención de muchas otras y la
vida en clandestinidad de otras tantas. Pero con la que obtuvimos las
bases para un país mejor. Fraguamos los pilares que nos dieron las
oportunidades de trabajo, creando pequeños negocios en el mejor de
los casos, siempre con gran constancia y trabajo. Podíamos hacer la
compra de una vivienda que podía ser pagada con un sueldo
modesto, sin morir de hambre y sin arrastrar una deuda durante
cuarenta años. Teníamos una seguridad social para todo el mundo,
sin listas de espera eternas, ni recortes en medicamentos. Una
seguridad social en la que se atendía por igual al trabajador humilde
y al que estaba sin trabajo. Organizamos unos sindicatos y comités
de empresa reivindicativos que se preocupaban por el bienestar
común, pidiendo salarios, condiciones de trabajo y leyes que nos
protegieran a todos por igual. Se salía a la calle para manifestarse
contra el gobierno, contra las injusticias, sin manipulaciones
mediáticas ni mentiras encubiertas con tintes electoralistas. Vivíamos,
en definitiva, una época en la que los políticos y los cargos públicos
dimitían ante un escándalo. Y por supuesto no se presentaban al
mismo cargo en las siguientes elecciones con una sonrisa de oreja a
oreja, sin mostrar la más mínima vergüenza.
28
29. Pero todo eso lo estamos perdiendo. Todo por lo que lucharon
nuestros padres y abuelos nos está siendo arrebatado de la forma
más sibilina.
Los prohibitivos precios de una vivienda son más que conocidos. Y las
hipotecas a por vida impiden que puedas hacer otra cosa aparte de
vivir para pagarla.
Los trabajos son cada vez más escasos, con unos sueldos
denigrantes, bajo unas condiciones rozando la esclavitud. Las
cotizaciones en nuestras nóminas, son cada vez más absurdas y
disparatadas. Pagando unos impuestos que sólo sirven para tapar los
huecos que generan los bancos, las corporaciones y la mala gestión
de nuestros ministros.
Las ayudas sociales son tan escasas, que raramente llegan a
concederse. Y en el caso de ser aprobadas, son tan ridículas, que
pocas veces nos permiten sobrevivir con dignidad (Y digo sobrevivir,
porque en esta vorágine llamada democracia, jamás se trata al
ciudadano como un ser humano)
La asistencia sanitaria está poco a poco más enfocada a ser
privatizada. Recortando los servicios por debajo del mínimo. Y
aprobando una ley que deniega la sanidad pública a cualquier
persona que no esté cotizando. En definitiva, que si no tienes trabajo
o cobras una prestación, te dejan morir como a un perro.
Las pensiones se recortan cada vez más. Haciendo que nuestros
mayores vivan casi en la indigencia. La realidad es que las personas
29
30. que dieron su vida y su corazón por nosotros son tratados como un
estorbo social, una cifra en sus números de contabilidad que poco a
poco pretenden eliminar.
Si no somos capaces de luchar por los derechos de nuestros hijos,
tengamos la vergüenza de luchar por nuestros padres. Lo que ellos
ganaron con sudor y sangre, a nosotros nos toca defenderlo.
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31. Octavo golpe
A mi entender, la única forma de terminar con esta situación es a
través de la desobediencia civil.
Vivimos en un país que basa su política en la represión, presionando
al ciudadano, estrangulándolo con multitud de prohibiciones.
Amenazando siempre con el pago sanciones desmedidas, imposibles
de pagar en la mayoría de los casos. Con normativas que llevan a
padres de familia a prisiones que nunca pisan los auténticos ladrones
y estafadores.
Un sistema político, en definitiva, que usa la violencia disfrazada para
manipularnos. Obligándonos a bajar la cabeza para el beneficio y la
calma de unos pocos.
Ante tanta desidia, solo pueden suceder dos cosas. La política de la
no-colaboración o la respuesta agresiva a su violencia encubierta.
31
32. Si una familia es obligada a salir de una casa que ha apagado con
sacrificio y trabajo durante años, por carecer de medios económicos
para seguir pagando los plazos de una hipoteca de forma religiosa, es
violencia.
Cuando un hombre encuentra las cuentas embargadas, impidiendo
dar de comer a sus hijos, por no poder pagar unas multas prioritarias
para el gobierno, es violencia.
Si en el caso de pedir una prestación no contributiva, encuentran que
tienes alguna deuda con algún organismo público, que no has podido
pagar por la evidente falta de liquidez. Tu solicitud es denegada al
instante. Eso es violencia.
Cuando has pagado de un sueldo insultantemente bajo, la seguridad
social durante veinticinco años, pero pierdes tu empleo y no cotizas
durante más de tres meses. Pierdes la atención gratuita en cualquier
ambulatorio y hospital. Por supuesto que te seguirán atendiendo,
pero una factura de la consulta te será enviada al domicilio. Esto es
violencia.
Debemos estar en contra de cualquier tipo de manifestación violenta.
La agresividad nunca ha de ser la respuesta. Esto implica que no sólo
debemos luchar contra ella, sino predicar con el ejemplo.
La violencia sólo genera violencia. Y eso es algo que deben tener en
cuanta también los representantes y legisladores de nuestro país. Si
la actitud represora que tienen en estos momentos se sigue
32
33. manteniendo, es inevitable que tarde o temprano se refleje en una
actitud defensiva ante nuestros agresores.
Posiblemente, los casos llegarían al final a ser no sólo reacciones
originadas por la propia represión. Estamos hablando de una
movilización ciudadana tanto o más violenta que la sufrida
actualmente por los ciudadanos.
Una guerra civil en nuestro país no es una realidad tan alejada de
nuestra historia, que temo, pueda volver a ser protagonista en
nuestros días.
Mi llamamiento, por lo tanto, no solamente es para alertar de una
posible realidad. Mi intención es la de promover una respuesta
pacífica a las injusticias que vivimos en nuestra sociedad.
A través de la desobediencia civil, atentamos contra un sistema
económico que no respeta la vida, ni a las personas que componemos
este mundo.
Pero esta actitud debe nacer desde el interior de cada uno de
nosotros. Nuestra lucha debe ser personal, rebelándonos contra todas
las injusticias que podamos sufrir en nuestro ámbito. Ya sea personal,
familiar o en nuestra comunidad.
Neguémonos al pago de tributos desmedidos. No paguemos las
multas que injustamente pretenden ser el modo de educarnos
cívicamente. Atrincherémonos en nuestras casas y trabajos. No
aceptemos los despedidos injustificados. No abandonemos nuestras
viviendas por falta de recursos económicos. Que los bancos asuman
33
34. la responsabilidad de sus acciones con una actitud más comprensiva
a los males de un capitalismo que las empresas veneran.
Seamos todos presos políticos. Que las prisiones sean los hogares de
los nuevos hombres libres. La realidad nos dará la razón. El mundo es
de todos. Y unos pocos no pueden decirle a un pueblo que se rinda.
Si asumimos la responsabilidad de nuestros actos y palabras,
haremos que las cosas cambien. La desobediencia civil puede parecer
dura, pero lo es mucho más vivir en un mundo sin libertad.
34
35. Noveno golpe
Desde la primera dictadura en España por parte de Miguel Primo de
Rivera en 1923, se realizan intentos por generar una política social en
el país que cubra las necesidades de los ciudadanos. Entre estas
mejoras se incluye una sanidad pública.
Pero sólo en el año 1963, bajo el régimen de otro famoso dictador,
Francisco Franco, se introducen una serie mejoras en el sistema de
prestaciones sociales con la ley de bases de la Seguridad Social.
Tras la muerte del caudillo, la situación en España no difiere mucho
del resto de Europa. Se vivía una crisis comparada con la gran
depresión de 1929, que aumentaba el déficit público, congelaba el
PIB (Producto Interior Bruto) e incrementaba de forma alarmante las
cifras del paro.
35
36. En 1977, en plena transición, las fuerzas políticas y sindicales
tomaron la decisión de hacer un consenso para aliviar la situación,
agravada por un modelo económico franquista del que habíamos sido
victimas.
Fue el 25 de octubre de 1977 cuando se firmó el Pacto de la Moncloa,
que dio pie a nuevas reformas fiscales, una reestructuración de la
seguridad social y se crea el INEM (Instituto Nacional de Empleo)
El día 6 de diciembre de 1978, el 58,95 por ciento de los españoles
con derecho a sufragio, votaron “Sí” a la Constitución Española, en la
que se aprueban las bases para la creación del país que actualmente
conocemos.
Entre los artículos que ahí aparecen, caben destacar el articulo 35 y
41, que nos garantizan el derecho a un trabajo, un sueldo suficiente
para satisfacer nuestras necesidades y las de nuestras familias, al
igual que una Seguridad Social mantenida por los poderes públicos,
con garantía de asistencia y prestaciones sociales suficientes en caso
de desempleo.
Entre 1982 y 1992, el gasto público aumentó en 4,1 puntos sobre el
PIB (Producto Interior Bruto) en los campos de sanidad, las pensiones
y el sistema educativo.
Este fue un claro intento de hacer realidad un estado de bienestar
que compartiríamos con el resto de los países avanzados de Europa.
36
37. En 1986, quedó fijada la Ley General de Sanidad, que ampliaba la
cobertura sanitaria a todos los ciudadanos.
Incluso con esta ley, los gastos en sanidad jamás sobrepasaron el 5
por ciento. En el año 1989, por ejemplo, nuestro país se mantenía en
esta cifra, mientras Alemania, Holanda y Francia, superaban el 8 por
ciento.
Es el momento de hacer una valoración sobre nuestra actitud ante la
política. Me canso de escuchar como las personas utilizan la excusa
de no saber nada de política para no involucrarse en la realidad de
nuestro país.
Aunque no nos guste reconocerlo, la política es todo lo que nos
rodea. Es el precio del café que nos tomamos en un bar, el precio de
los tomates en el supermercado, el ticket del transporte público o el
precio de la gasolina. Son los calcetines que compramos en una
tienda, la factura del teléfono o nuestra cobertura sanitaria.
Todo depende de acuerdos y transacciones económicas que realizan
unos dirigentes que ya no nos tienen en cuenta. Se supone que nos
representan, pero sólo juegan con nuestro dinero, haciéndose cada
vez más ricos con nuestra salud, expropiando nuestras viviendas y
reprimiéndonos con sanciones económicas, imponiendo la ley del
miedo.
37
38. El bienestar social debe ser el primer objetivo del estado. Y eso
incluye la vivienda, el trabajo y la sanidad. Este país ha pasado por
dos dictaduras para poder llegar a tener unos derechos que poco a
poco nos están quitando.
No se puede permitir que una familia se quede sin su casa por estar
en el paro. Es inadmisible llamar prestación social a una limosna,
repartida a unos pocos, por debajo de un ridículo sueldo base,
durante un periodo no muy largo de meses. Haciéndonos siempre
sentir como el reo bajo la guillotina. Quitándonos la dignidad y las
esperanzas.
La sanidad, poco a poco, se nos está retirando de forma sibilina.
Agotando los recursos a manos llenas en campañas mediáticas de
pandemias virulentas y mortales que se alejan tanto de la realidad,
como un joven de un buen trabajo.
La democracia no es la capacidad de elección entre varias propuestas
malas, sino la creación de nuevas posibilidades que se adapten a las
circunstancias.
Todo se mueve bajo periodos cíclicos, en los que cada cierto tiempo,
hemos de actualizarnos, movernos y actuar, incluso para mantener la
tan deseada estabilidad.
La democracia es igual. Cada cierto tiempo, la política requiere de
pequeñas revoluciones sociales, movimientos sindicales, voces que
lancen nuevas propuestas para recuperar los derechos que ya nos
fueron concedidos por nuestros mayores y amigos.
38
39. Es el momento de desempolvar la Constitución para leérsela a los que
la han olvidado.
39
41. Décimo golpe
A veces tengo esperanza. Hay momentos en mi vida que creo que es
posible un mundo mejor. Ese lugar se encuentra muy claro en mi
cabeza. Y un día sé que puede ser real.
A veces imagino un mundo en el que alguien está durmiendo y
escucha el despertador. Pero no se levanta. Simplemente lo apaga y
sigue durmiendo. Porque ese día no piensa ir a trabajar.
Al rato, después de dormir plácidamente, abre los ojos y mira la luz
que entra por la ventana. Sabe que ya es de día, pero no tiene prisa.
Hoy se ha quedado en la cama, abrazado a su pareja, mirando al
techo de la habitación. Ya no hay nada que le haga sentir ansiedad.
Muy lentamente, se levanta, toma una ducha, se viste y prepara algo
de comer. Se asoma a la ventana contemplando la calle. Mucha gente
parece hacer lo mismo. No se observa el trasiego diario, que ya es
rutina en nuestras vidas. No hay tráfico ni ruido. Sólo se ve el
41
42. movimiento de personas que se saludan, niños que juegan, abuelos
que respiran tranquilos juntos a unos hijos que parecen moverse a la
misma velocidad. Todo parece haberse ralentizado.
Su pareja tampoco irá hoy al trabajo. Ya nadie les va a decir lo que
han de hacer con su tiempo. Se terminaron las obligaciones
impuestas con el miedo y el acoso.
Los hijos de nuestra pareja, tampoco irán hoy al colegio. No
necesitan aprender las reglas de un juego que sólo los prepara para
ser consumidores y esclavos. Ya no volverán a recibir una educación
compuesta de materias que poco tienen que ver con la realidad en la
que viven. Nada de lo que aprenden les enseñará a ser hombres
libres, a valerse por si mismos, a tener criterio y valor para
defenderlo. Y sobre todo, nadie les va a enseñar que las personas
cometemos errores, pero que tenemos que aprender a asumirlos. A
decir, lo siento. Que la vida no es aprender a no caerse, sino
aprender a levantarse.
Y estos protagonistas, salen juntos a la calle. Encontrándose con unos
vecinos que no conocían y a los que apenas saludaban por las prisas.
Incluso saludan a toda esa gente que jamás habían visto. Parándose
a hablar con ellos. Conversando tranquilamente, porque al igual que
ellos, todas las personas que hoy salen a la calle, no han ido a
trabajar.
Nadie ha cogido su coche. Todos disfrutan de los paseos, de las
plazas, de las aceras, las avenidas. Incluso juegan con pelotas por el
42
43. medio de las calzadas, porque saben que ningún vehículo volverá a
cruzar por sus calles.
Y la gente que vive cerca de la costa, se acercará al mar pera sentir
su aroma, escuchar las olas, hablar con sus hijos y enseñarles a
pescar. Y los que viven cerca del monte, tendrán los árboles a su
alrededor, y aprenderán de los abuelos cuales son los frutos que se
pueden comer.
Y por primera vez en nuestra vida, aprenderemos lo que es comer lo
que tenemos y no lo que queremos. Porque no habrán bares abiertos,
ni supermercados, ni centros comerciales. Porque todo el mundo
estará hoy disfrutando de su vida.
Pero habrá algunas personas que no estarán muy contentas este día.
Los jefes de las grandes corporaciones, los directores de los bancos,
los políticos que tanto parecen cuidarnos. Estos individuos se
empezarán a enfadar porque nadie ha abierto sus fábricas, ni
ingresado dinero en las cuentas, ni están trabajando en sus tiendas.
Así que intentarán llamarnos por sus teléfonos móviles, pero no
funcionarán, porque los técnicos no han ido a trabajar para mantener
las líneas en funcionamiento. Ni tampoco tendrán luz en sus
mansiones, ni periódicos, ni televisión, ni internet, ni cualquiera de
los medios que utilizan para manipular la verdad. Tampoco podrán ir
a ningún sitio, porque sus chóferes no estarán. Y tampoco tendrán
trenes, ni aviones, ni barcos. Porque hoy todo el mundo es feliz.
43
44. Este día, nos daremos cuenta de que el mundo es nuestro. Que la
fuerza que hace girar a este planeta nace en nuestros corazones. Que
unos pocos no pueden doblegar a la mayoría. Que ya nadie nos
puede dar órdenes, ni hacernos temblar. Porque esos pocos se han
dado cuenta que ya no tenemos miedo. Y ahora ellos saben que su
juego ha terminado. Que la mentira tiene un fin.
Y los privilegios de unos pocos se habrán terminado ese día. A partir
de este momento, cuidaremos de los que más nos necesitan. Los
ancianos, los niños, los enfermos.
Los médicos no ejercerán por dinero, sino por vocación. Y todos
ayudaremos para que así sea.
Pensar que algo así pueda estar tan cerca, me entristece. Pero saber
que es posible me da esperanza. Pues algún día, el décimo golpe lo
daremos nosotros.
44