Horarios empresa electrica quito 25 de abril de 2024
El Enardecedor 03
1. El enardecedor
N°03
El periódico del paro -Localidad de Engativá, mayo de 2021
AsambleaPopularDeEngativa/ | @engativaresiste?s=09 | @El_Enardecedor
SIGAMOSLALUCHA
VAMOSPOROTROTRIUNFO
VIVAELPARO
2. Sigamos la lucha, vamos por otro trunfo 3
Qué lleva un “vándalo” 5
¿Se necesita una reforma tributaria? 7
No somos el futuro 8
¿De violencia en casa a abuso en las calles? 12
¿Qué estamos celebrando? 16
La medicación social del Estado 19
Contenido
3. 3
EDITORIAL
Sigamos la lucha, vamos por otro trunfo
El 28 de abril el pueblo colombiano se levantó,
en medio de la panemia, para decirle al gobierno:
¡exigimos el retiro de la reforma tributaria! Duque
no escuchó y seguimos día tras día radicalizando
el paro y exigiendo con más fuerza. Ni las amena-
zas ni la militarización nos asustó. Para intentar
desactivar el paro el gobierno pidió al congreso
que retire su “reforma” tributaria, pero para luego
presentar otro proyecto.
Hemos logrado un triunfo, pero lo podemos
perder si aflojamos. Nuestras exigencias son gran-
des. Exigimos un decreto para que los corruptos
devuelvan lo robado y vayan a la cárcel, la dero-
gatoria del decreto 1174 de trabajo por horas, que
no se pague la fraudulenta deuda externa, que las
grandes empresas paguen los impuestos que han
dejado de pagar y se estaticen las que evaden im-
puestos, asi como la eliminación del presupuesto
para la guerra.
Con los dineros de estos rubros −que pueden
sumar el equivalente a más de la mitad del pre-
supuesto nacional−, exigimos: educación, salud,
vivienda, transporte y servicios públicos sin costo.
4. 4
¿Quiénes responden por los asesinatos y masacres?
Duque cree que el pueblo se ha movilizado sólo
contra la “reforma” laboral y que con decir que re-
tira el proyecto todo volverá a la calma. Se equi-
voca. La reforma tributaria fue la gota que revosó
el vaso. Pero hemos salido a las calles para frenar
las masacres y asesinatos de dirigentes sindicales y
líderes sociales. También para que responda, junto
con los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de
la Fuerza Pública, por los asesinatos del paro de
2019, del paro de 2021 y la masacre de Bogotá en
2020, entre otros crímenes. Exigimos que Duque
se vaya con sus oficiales, pero para la cárcel.
Si Duque no renuncia, lo renunciamos, con gusto
Dilan Cruz, asesinado por el Esmad.
5. 5
Qué lleva un “vándalo”
Pesa, y pesa bastante, el equipo que un “vánda-
lo” promedio lleva, casco, respirador, agua con bi-
carbonato y leche de magnesia para contrarrestar
los efectos del gas; además vendajes, agua esteri-
lizada, gasa, isodine, esparadrapo, en fin, equipo
básico de primeros auxilios. No, no llevo papas
bomba, molotov o gasolina... No es necesario in-
cendiar una marcha cuando los gobernantes man-
dan a sus cerdos hambrientos de violencia, ellos se
encargan de eso.
Sí, sí hay bloqueos, y lo
siento si sumercé duró dos o
tres horas en el tráfico, pero
pues yo y mis compañeros
“vándalos” duramos 14 ho-
ras marchando por tus dere-
chos, esos mismos que hoy
me pides respetar pero que
no eres capaz de exigirlos al
gobierno. Así que para eso
estoy yo y todos y cada uno
de los que hoy, a rayo de sol
y lluvia, nos paramos por tu
madre, la mía y la de todos,
por nuestros padres, nues-
tros hijos y los de ellos... Y
por nosotros.
6. 6
Tuvimos hambre, tuvimos sed, pero seguimos
paso a paso tratando de detener un poco el sistema,
pues es la única forma en que esos que tú elegiste
nos pongan cuidado.
Pesa, y pesa bastante. Al llegar al apartamento
sobre las 7:00: pm, subo las escaleras sin fuerzas
y en cada piso se eleva en el ambiente un aroma
a comida recién hecha, ojalá que mañana sigas te-
niendo para el mercado.
Hago una aguadepanela, reconforta el sabor del
dulce de mi tierra chica, silencio total en una no-
che sola y fría, pero allá lejos se escucha una cace-
rola, y poco a poco, como la gota de agua que trae
más gotas detrás suyo en la tormenta, se empiezan
a sentir las cacerolas por todo el barrio...
La rabia por sentirme solo ante las fuerzas cri-
minales del Estado desaparece, las cacerolas ali-
mentan el espíritu, me hacen olvidar las palabras
que vociferó uno de esos a los que les confiamos
nuestra seguridad mientras me rodeaban todos en
sus motos pagadas por nuestros impuestos: “vaya
a dormir chino hijueputa”, y acá estoy 4 horas des-
pués sin poder dormir; pensando en si ese policía
habrá cenado, estará descansado o si por lo me-
nos un tinto se habrá tomado, además pienso en su
madre, en la madre del señor policía, mañana en
la mañana se tomará el primer café de la mañana
ignorando que su hijo (policía) está ayudando para
que su cafecito diario suba 19%.
Diego Armando Duque
7. 7
¿Se necesita una reforma tributaria?
El gobierno presentó un proyecto de reforma tri-
butaria para reunir 23 billones de pesos. Pero hay
dinero para reunir ese monto varias veces sin nece-
sidad de aumentarle el impuesto a los pobres.
¿Por qué no sacar una ley para expropiar a los
corruptos que se roban cada año 50 billones, lo que
equivale a dos reformas tributarias?
¿Por qué no dejar de pagar la fraudulenta deuda
externa que por servicio en 2020 equivale a 70 bi-
llones, monto igual a tres reformas tribuarias?
¿Por qué no cobrarle impuestos a las grandes
empresas que evaden 40 billones de pesos al año,
casi el valor de dos reformas tributarias?
¿Por qué no reducir el presupuesto para la guerra
que equivale a 30 billones, si de ahí se podría sacar
lo de una reforma tributaria?
¿Por qué el gobierno le regalo 90 billones, perdo-
nando impuestos, a las grandes empresas en 2020,
si eso remplazaría a cuatro reformas tributarias?
¿Por qué no recuperar los 24 billones que se ro-
baron en Reficar vía corrupción y los 36 billones
con Odebrecht que equivaldrían a más de dos re-
formas?
Aquí decimos cómo recoger el equivalente a 10
reformas tributarias y así tendremos salud, educa-
ción y servicios públicos sin costo. Y sobraría di-
nero.
Lucho Ler
8. 8
A la juventud nos han quitado todo: la posibilidad
de acceder a educación gratuita y de calidad, la po-
sibilidad de conseguir un empleo digno, de pensar
en estabilidad económica sin tercerización laboral
ni explotación, la posibilidad de pensar algún día
en acceder a una pensión, y ahora que salimos
a manifestarnos, como resultado de todo esto y
en defensa de los derechos de la mayoría, que so-
mos quienes pagamos impuestos y solo podemos
sobrevivir, a cambio de vivir dignamente, enton-
No somos el futuro
9. 9
ces, primero nos quieren quitar nuestra dignidad
y minimizar nuestras posiciones y disputas polí-
ticas llamándonos vándalos, desadaptados, vagos,
o expresando frases como “es que no entienden el
mundo”. Pero, como se han dado cuenta que eso
ya no funciona igual y que se ha hecho evidente
que estamos en la calle porque es la única opción
que nos queda contra el hambre, el desempleo y la
pobreza, entonces ahora nos empiezan a arrebatar
la vida, ¡nos asesinan!
Nos utilizan para defender sus intereses
Ante esta situación habrá entonces que aclarar un
par de cosas: la juventud de las clases populares ha
sido históricamente obligada a ser carne de cañón
en las guerras de quienes tiene el poder, para
defender sus intereses y su propiedad privada,
reclutándonos de manera forzada en sus fuerzas
militares y policiales para salir a asesinar a otros
jóvenes.
Nuestra vida está constantemente militarizada
y estigmatizada. Somos buenos cuando obe-
decemos, cuando no cuestionamos, cuando nos
ponemos sus uniformes sin preguntar, porque así
nos convierten en falsos positivos; pero cuando
salimos a decir que ya fue suficiente, que no so-
portamos más, entonces ahí somos enemigos de la
“gente de bien” y de las “buenas costumbres”. Pero
10. 10
aprovecharemos este espacio para manifestar que
no, que no nos gustan esas que llaman “buenas
costumbres” ni la “gente de bien”, si eso signifi-
ca que no podemos pensar diferente y que tenemos
que seguir con ojos cerrados sus órdenes sin cues-
tionar, porque se ha hecho evidente que esa ha sido
la justificación para perseguirnos y asesinarnos.
Soñamos con una vida digna
Estamos en las calles, en los barrios, en las uni-
versidades y en los trabajos proponiendo alterna-
tivas para construir un país diferente, otro mundo
posible, y eso hace que tiemblen sus instituciones
y valores individualistas, patriarcales y coloniales.
Es un hecho que nos tienen miedo porque pode-
mos cambiar el orden, porque soñamos con una
vida digna y trabajamos a diario por construirla,
porque creemos, sin caer en la ingenuidad, que es
posible transformar nuestra realidad, con solidari-
dad empatía y conciencia. Hoy la juventud, junto
con la gran mayoría del pueblo colombiano, de-
mostramos que nuestra pelea es por una transfor-
mación estructural, una que nos permita participar
democráticamente más allá de procesos electorales
cada cuatro años, que las asambleas en los barrios
son la muestra de que otras democracias son posi-
bles, que la solidaridad, el cuidado y la diversidad
son bases fundamentales de la sociedad que esta-
11. 11
mos construyendo, que la educación trasciende las
aulas y que por lo tanto son necesarias políticas
serias e inversión en educación reconociendo los
diferentes saberes existentes, que el trabajo es lo
que dignifica al ser humano y que como tal, exi-
gimos que se garanticen políticas serias para el
trabajo, no solo de la juventud, sino para el con-
junto de la población colombiana; no aceptamos
trabajo tercerizado ni precarizado, no aceptamos
que el Estado esté en función de la defensa de la
propiedad privada; la riqueza debe ser redistribui-
da porque esta es generada por la mayoría y no por
los empresarios y patronos; por último, no somos
el futuro, estamos construyendo presente y somos
la muestra del mundo que indudablemente vendrá.
Por nuestros muertos
En memoria de: Brayan niño, asesinado en Madrid
Cundinamarca el 1 de mayo de 2021; Dilan Cruz,
asesinado en Bogotá el 25 de noviembre del 2019;
Nicolás Neira, asesinado en Bogotá el 1 de mayo
del 2005, y los demás que nos arrebataron en este
paro y otras protestas anteriores, por soñar y cons-
truir la Nueva Colombia.
¡Venceremos!
Kevin Cruz
12. 12
¿De violencia en casa a abuso en las calles?
Es un hecho que para muchas mujeres salir a las
calles es un acto de fe. Sin embargo, eso no nos
detiene para saber que hoy más que nunca un país
que apenas puede caminar nos necesita, y las pro-
testas muchas veces de chicas alzando su voz, en
contra de lo absurdo de una reforma tributaria, −
que deja al 42,5%1
de los colombianos a un paso
más de la pobreza extrema− se escuchó a lo largo
y ancho del país.
1
https://www.semana.com/economia/macroeconomia/articulo/pobreza-en-
colombia-en-2020-fue-de-425/202129/
13. 13
Pero eso no quita la cantidad de abusos que hace
la policía a muchas de las protestantes simplemen-
te por querer está en contra de que simplemente no
tiene pies ni cabeza, por el hecho de ser protestan-
tes y más aún mujer…
El rechazo a la policía
¿Testimonios? hay demasiados, y faltan dedos para
contar cómo la fuerza pública hace que las muje-
res sientan un rechazo absoluto a la policía como
institución del Estado. Pero hoy hay dos casos que
realmente hace cuestionar la perspectiva.
El primer caso fue cómo una muchacha de la ciu-
dad de Cali fue acosada y hostigada dentro de las
marchas. En donde no solo estaban 3 agentes (de los
cuales 1 era mujer) que permitieron que pasara esto
como si fuera algo normal, sino que también en este
caso como en muchos otros hacen a la víctima como
si tuviera la culpa por estar en este tipo situaciones.
Como segundo caso tenemos a una chica de Bo-
gotá que después de estar pacíficamente protestan-
do en frente del centro comercial “Nuestro Bogotá”
unos uniformados decidieron tomar la fuerza con
contra ella, su hermana y dos chicas más, en donde
lo que hicieron fue captúralas de manera ilegal por
un alrededor de cuatro horas. Gracias a la acción
de los representantes de derechos humanos estas
cuatro chicas pudieron volver a sus casas el vier-
nes 30 de abril.
14. 14
Y así como ellas hay muchos más casos en don-
de la policía como institución genera una violencia
sin presentes hacia la comunidad femenina, y lo
más grave de esto es que por estar en contantes
competencias, las mismas mujeres policías gene-
ran una violencia que en muchas ocasiones es peor
que la ejercida por los hombres policías.
Por ser mujer y protestar
La realidad es simple ahora no solo nos violentan,
solo por ser mujeres, sino también por ser protes-
tante, esto es realmente irónico, dado que muchos
políticos y abogados se llenan la boca al decir que
las mujeres tienen más protagonismo, pero deje-
mos algo claro, en la cotidianidad no se ve.
Ahora tenemos que salir despavoridas de nuestros
hogares, en donde la violencia intrafamiliar subió
un 175%2
, sino también tenemos que tener miedo
al manifestar nuestra inconformidad a una reforma
que nos afecta directamente como trabajadoras.
Esto no es un problema de solo la institución sino
como sociedad, en donde la crianza y una sociedad
sumamente machista, empieza a ser el detonante
de este tipo de casos, en donde en gran medida los
victimarios salen libres e impunes, y más doloro-
so aún las victimas como culpables de una situa-
2
https://mlr.vicepresidencia.gov.co/Paginas/prensa/2020/Apoyo-por-
violencia-intrafamiliar-a-4385-mujeres-durante-cuarentena.aspx
15. 15
ción que no se puede controlar. Comentarios como
“¿Qué hacia allá?”, “Eso le pasa por meterse” y
muchos más ayudan a que este tipo de cosas pasen.
Nos escondemos en un telón de indiferencia en
donde nos sale muy fácil criticar y ser poco empá-
ticos al ver a una mujer siendo violentada, y el pro-
blema es que este tipo de situaciones van a seguir
pasando si no le ponemos un alto y de raíz.
No calle, denuncie
Así que, si hay mujeres violentadas a causa de los
que dicen cuidarnos y no han hecho sus denuncias,
que las hagan, no se queden con ese dolor, ese hos-
tigamiento, esa culpabilidad. No están solas, y no
tienen que pasar por esto sintiéndose como ellos
quieren que se sientan.
A las demás personas solo queda decirles que
apoyen la visibilización de estos casos y sobre todo
no sigamos perpetuando que los victimarios sigan
haciendo de las suyas, sigan en las calles, como
alguien que deberían protegernos y no lo hacen.
Esta es una invitación a recapacitar y cuestionar
ciertas actitudes que como sociedad tenemos. Des-
de nosotros mismos podemos generar cambios, no
permitamos que nuestras hijas, nietas, hermanas,
novias, madres, tías o sobrinas pasen por algo que
ninguna mujer debería pasar.
Laura Rodriguez
16. 16
¿Qué estamos celebrando?
Escribir estas líneas, han sido las más difíciles de
toda mi vida, no por haber escrito mucho o poco,
sino porque por tres noches hemos visto como se
recrudece la masacre que durante estos más de 20
años ha ejecutado sistemáticamente Uribe y el es-
birro que en su momento ha puesto en el poder. Ver
cómo nos están matando, torturando y violando;
quiebra, acongoja, parte el alma. No hay palabras
suficientes para expresar el dolor que las madres
de los jóvenes asesinados −a manos de la policía y
el Esmad− transmiten, clamando a gritos, ¡a alari-
dos!, su desconsuelo, su rabia, su indignación.
17. 17
Quien dio la orden debe responder
A estas alturas ya es irrelevante su tal reforma, que
la “retiren” ya es insignificante frente a la magni-
tud de la masacre que se está ejecutando, no hay
nada que celebrar, la realidad, ahora, es que nos es-
tán matando, y no vamos a permitir que esto pase
al interminable listado de hechos que han quedado
en la impunidad, ¡No!, Uribe y Duque tendrán que
pagar por haber dado la orden de dispararle a los
manifestantes, porque sabemos que el matarife, dio
la orden, y esta quedó evidenciada en el twit que
se atrevió a sacar pidiéndole a la policía disparar
sobre los manifestantes; y todos esos tombos que
decidieron seguir esa directriz, tendrán que pagar
por haberla acatado, por haber, disparado sobre el
pueblo que juraron defender.
Si en el platanal se protesta, con más razón en la ciudad
Ahora ya no queda otra que resistir, seguir, acom-
pañar y solidarizarnos con las familias de los y
las compas que violaron, torturaron y mataron, y
esto se hace en las calles, y sí, movilizarse en Co-
lombia es duro, ¡durísimo!, al alistarme para cada
movilización voy pensando si este será el día que
−“por estar buscando lo que no se me ha perdido”,
como dice la sabiduría popular− me toque un bala
perdida, pero luego recuerdo que escribo desde la
seguridad de mi casa al noroccidente de Bogotá y
18. 18
que acá, mal que bien, tenemos toda la asistencia
que un platanal de estos puede ofrecer, y recuer-
do también, que esa es una situación que vivimos
unos pocos ciudadanos pero que la gran mayoría
vive en municipios apartados, en las periferias de
las ciudades capitales e intermedias, olvidados y
sin asistencia alguna, y, aun así, salen a protestar, a
expresar su digna rabia, porque les quitaron todo,
hasta el miedo de salir.
Finalmente, ya no es solo la rabia y la indig-
nación la que me hace salir a protestar, también
es encontrar algo de redención al haber permitido
que todo esto ocurra, ojalá como sociedad poda-
mos redimirnos de las acciones que por nuestra
pasividad, indiferencia y apatía hemos autoriza-
do y acompañado, y que, han sido la antesala a la
muerte y al despojo, ahora, el pueblo despertó, y
no descenderemos en silencio hacia el Seol.
Daniel Zárate
19. 19
La medicación social del Estado
Durante los últimos años la represión estatal repre-
sentada por instituciones como la policial y el ejér-
cito se ha exacerbado, lo cual se ha evidenciado en
cifras escalofriantes de abuso sexual, asesinatos y
violaciones a los derechos humanos, por parte de
los organismos del Estado hacia la población civil.
20. 20
Datos presentados por Medicina Legal entre el
año 2017 hasta mayo de 2020, registró 257 pre-
suntos casos de delitos sexuales cometidos por
integrantes de la fuerza pública. De estos 257 ca-
sos, 191 víctimas son mujeres (74%) y 66 hombres
(26%). Para el año 2019 Medicina Legal incorporó
el rango etario según el tipo de delito y el presunto
agresor, lo que permite observar que en 2019 las
mujeres agredidas fueron en su mayoría adultas
mayores de 18 años y durante 2020 niñas y adoles-
centes menores de 18 años. Por otra parte, cifras
de la ONG Paz y Reconciliación, refieren que des-
de la creación del Escuadrón Móvil Antidisturbios
(Esmad) en el año 1999, este escuadrón tiene pro-
cesos por 34 asesinatos contra la población civil,
cifras que son alarmantes teniendo en cuenta que
este escuadrón se creó con la finalidad de poder
evitar disturbios que atenten contra la vida y hon-
ra de la población civil, pero que en la realidad el
remedio ha sido peor que la enfermedad, ya que
el Esmad ha generado un sin número de atrope-
llos contra la población civil , violando todo tipo
de tratados internacionales de derechos humanos
y leyes nacionales de protección de la vida y honra
de los colombianos.
Violencia estatal como instrumento de opresión
Las anteriores cifras, pueden permitir evidenciar
como la violencia estatal, se ha utilizado como un
21. 21
instrumento de opresión justificada, por parte de
las instituciones estatales que buscan mantener el
orden, lo cual no es algo al azar, sino algo basado
en la misma teoría de la ciencia política, la cual
a través de postulados como “la teoría del cuerpo
social” han llevado a que las directrices militares
y policivas justifiquen su accionar de atropello por
los derechos humanos.
Tratan la protesta social como una enfermedad
La teoría del cuerpo social, busca trasladar los
conceptos biológicos al mundo social y vicever-
sa, utilizando el denominado concepto de resorte
político, el cual plantea “si la vida social se subor-
dinaba al entendimiento biológico de ella, se abría
la puerta a una forma conocimiento que, tarde o
temprano, se transformaría en poderosa materia de
control y de poder” (Canguilhem, 2004, p. 103).
Este concepto de resorte político, lleva a Canguil-
hem, (2004), a plantear que la sociedad vista como
cuerpo, sirve más que un poder explicativo per se
de una teoría antigua de tipo organicista social y
que su éxito se encontraría en que posibilitaría pen-
sar una intervención de tipo biomédico, dentro de
una sociedad que “padece de males”, llevando así
la visión de la patología al entorno de la sociología
y la política, de esta manera, cualquier tipo de in-
dignación social, inconformidad social, o revuelta
social es vista como una enfermedad, la cual solo
22. 22
puede curarse con intervención que destruya dicha
enfermedad, dándole de esta manera a la fuerza
pública, la facultad de asesinar, matar y violar, con
el pretexto de que ellos son el antibiótico, que cura
la enfermedad (revuelta social). “Dicho de otro
modo, lo que domina la asimilación del organismo
a una sociedad es la idea de la medicación social,
la idea de la terapéutica social, la idea de reme-
dios para los males sociales” (Canguilhem, 2004,
p. 103), lo cual lleva a justificar por parte del Esta-
do todo tipo de violencia, utilizando la dialéctica a
través de la “semántica inmunitaria”.
Esta “semántica inmunitaria” busca crear ima-
ginarios sociales, con la idea de que todo tipo de
manifestación, revuelta o inconformidad social, es
el mal que padece nuestra sociedad, llevándonos
a pensar que toda acción reivindicativa de dere-
chos (manifestación social), es terrorismo, el cual
se incuba dentro del seno de la misma sociedad, ya
que en cualquier momento, uno de los “nuestros”
(población civil), puede sufrir una “mutación” y
convertirse en elemento anti-sistémico, lo cual
justificaría el uso de violencia por parte del Esta-
do colombiano, como un método eficaz, eficiente
y legal, para acabar con dicha enfermedad social,
que no es más que la inconformidad legitima del
pueblo por exigir mejores condiciones sociales,
económicas, salubres y de dignidad.
23. 23
Teniendo en cuenta lo anterior, es importante que
como sujetos de derechos, podamos ir más allá del
análisis político-militar tradicional que nos venden
los medios de comunican tradicionales y exijamos
nuestros derechos con nuevas formas de reivindi-
cación social y recordar que la protesta social es
un mecanismo legitimo en cualquier democracia y
que la estigmatización de esta, solo privilegia a los
políticos y ricos de turno, para mantener o empeo-
rar nuestras condiciones sociales, porque nuestras
exigencias son legítimas, ya que el cuerpo social
no se enferma autoinmunitariamente, es decir que
nosotros nos enfermamos por nosotros mismos,
sino que este cuerpo (la sociedad) es enfermado
por las malas políticas públicas a nivel económico,
social, educativo, de salud y político, que han sido
implementadas por más de 200 años, por las fami-
lias con castas políticas que nos ven y nos hacen
ver como si el pueblo fuera una bacteria o virus,
cuando en realidad son ellos (políticos) los virus y
bacterias. Por eso: ¡A parar para avanzar, viva el
paro nacional!
Autor: Edward Salamanca
(Psicólogo activista de derechos humanos)
24. 24
Movilización de la Asamblea Popular de Engativa (APE), el 28 de abril de 2021
VIVAELPARONACIONAL