Este cuento infantil cuenta la historia de la cucarachita Martina, quien encuentra un centavo y decide comprarse polvos de olor. Mientras se sienta afuera de su casa, varios animales le proponen matrimonio pero ella los rechaza al preguntar qué hacen de noche y asustarse con sus respuestas. Finalmente, el ratoncito Pérez le dice que duerme y calla, por lo que deciden casarse. Sin embargo, el ratoncito se cae en la olla donde estaba cocinando sopa y se ahoga, dejando
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
La cucarachita martina
1. LA CUCARACHITA MARTINA
Esta era una cucarachita muy trabajadora y muy limpia que se llamaba Martina. Un día, barriendo en la
puerta de su casa, se encontró un centavo.
“¿Qué me compraré? ¿Qué me compraré? ¿Me compraré caramelos? ¡Ay, no, no; que me dirán golosa!
¿Me compraré una prenda? ¡Ay, no, no; que me dirán vanidosa!... Me compraré una caja de polvos. “Y la
cucarachita se compró polvos de olor y, muy empolvadita, se sentó a la puerta de su casa. Y pasó por allí
un torito:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
— ¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
— ¡Mui, muuu!
— ¡Ay, no, no; que me asustarás!
Y pasó por allí un perrito:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
— ¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
— ¡Guau, guau, guau!
— ¡Ay, no, no; que me asustarás!
Y pasó por allí un gallito:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
— ¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
— ¡Quiquiriquíii!
— ¡Ay, no, no; que me asustarás!
Y pasó por allí un chivito:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
— ¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
— ¡Bee, beeee!
— ¡Ay, no, no; que me asustarás!
Ya era muy tarde cuando pasó el ratoncito Pérez:
—Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
—Como no soy bonita, te lo agradezco más.
— ¿Te quieres casar conmigo?
—A ver, ¿qué haces de noche?
— ¡Dormir y callar! ¡Dormir y callar!
Y la cucarachita Martina y el ratoncito Pérez se casaron.
Al otro día, la cucarachita, al salir para el mercado, le dijo a su marido:
—Ratoncito Pérez, cuida bien la sopa de la olla. Pero no te la tomes hasta que yo vuelva. Espúmala solo
con el cucharón. El ratoncito Pérez era muy goloso y, en seguida que la cucarachita se fue, sintió
hambre. Se encaramó en la olla y trató de coger una cebolla doradita que asomaba en el caldo, pero,
¡aaaaay!, se cayó dentro. Cuando volvió la pobre cucarachita Martina, buscó al ratoncito por toda la casa
y lo encontró completamente pelado, flotando entre los fideos. Salió la cucarachita a la puerta de la casa,
y lloraba desconsolada:
— ¡El ratoncito Pérez
se cayó en la olla
por la golosinada la cebolla!
¡Y la cucarachita le canta y lo llora!