El documento describe las tres fases del ministerio cristiano: la niñez, el crecimiento y la madurez. La niñez se caracteriza por actitudes inocentes e inmaduras que requieren guía. El crecimiento implica desarrollarse a través de la Palabra, oración y obediencia. La madurez se evidencia por un carácter moldeado por Dios y los frutos del Espíritu. El proceso ayuda a formar siervos capaces de administrar el reino de Dios.

1. EL SIERVO Y LAS FASES DEL MINISTERIO
Lucas 2:52 “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.”
La vida cristiana es un proceso; se comprende que a través de este proceso hay una serie de experiencias
que son las que van a formar nuestro carácter y darnos la madurez para cumplir plenamente con nuestro
santo llamamiento. Por lo tanto, se enfoca el proceso en tres áreas especiales:
A. NIÑEZ. (1 Corintios 13:11) “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.”
El creyente llega al servicio aún con algunas actitudes inocentes, ingenuas, por no decir inmaduras.
Es la época donde se cometen muchos errores, pero a través de ellos se aprende. El nuevo siervo es
impulsivo, activo y muy dinámico pero carente de la formación que se necesita. De ahí que es
necesaria la sujeción para que por medio de un buen maestro se forme en las áreas necesarias
primordiales.
1. Actitudes irresponsables (Hebreos 5:12-14; 1 Corintios 3:1-6). El comportamiento de los bebes
o niños es muy inocente cargado de irresponsabilidad. Pero es normal, forma parte de ser niños
y muestra la necesidad de ser enseñados. El problema es cuando se es adulto y todavía hay
comportamiento de niños.
2. El ejemplo de Pablo y Timoteo (1 Timoteo 4:12; 2 Timoteo 1:2; 2:1-2). Pablo llamo a Timoteo
su hijo y se dedicó a formarlo en su etapa de niñez. Le dio las instrucciones e indicaciones para
que pudiera crecer.
El ejemplo de hablo con Timoteo nos enseña dos aspectos:
La necesidad de un tutor (Gálatas 4:1-2; 1 Tesalonicenses 2:7). Así como necesitamos de
nuestros padres para que nos cuidaran, alimentaran y enseñaran; así también en el ministerio
necesitamos padres o tutores que se encarguen de nuestra formación.
La necesidad de una formación (1 Pedro 2:1-2; 1 Timoteo 3:6; 4:12-16). Para poder crecer y
ser formados en el ministerio necesitamos del mejor alimento para ello. La sana Palabra de Dios
nos ayuda a crecer de manera integral, fortalecidos en todas nuestras áreas. Los niños en el
ministerio causan daño, por eso debemos crecer, en todo, en la enseñanza, en los dones, en los
ministerios, en el carácter, que todos puedan dar testimonio de nuestro crecimiento.
B. DESARROLLO Y CRECIMIENTO. (Lucas 2:52) “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura,
y en gracia para con Dios y los hombres.” (1 Corintios 15:58) “Así que, hermanos míos amados,
estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo
en el Señor no es en vano”; (Efesios 4:11-16; 2 Timoteo 2:15).
1. El crecimiento lo da Dios (1 Corintios 3:6-7). Uno siembre y otro riega. Muchos siervos de Dios
han tenido que ver en nuestro ministerio, pero el crecimiento lo da Dios.
2. Comunión con el Señor (Salmo 25:14; Proverbios 3:32; 1 Crónicas 11:9). Nuestra relación
prioritaria y vital para crecer es con nuestro Dios. Es en nuestra relación con Dios que crecemos
porque él se revela a los que con temor tienen comunión intime con El.
3. La Palabra de Dios (1 Timoteo 4:6; 2 Timoteo 2:15; 3:15-17). Crecemos y nos desarrollamos
como siervos cuando estamos permanentemente relacionados con su Palabra. Un ministro que
no lee la Palabra, mucho menos la estudia, no es un verdadero siervo de Dios. Hoy muchos que

2. dicen llamarse ministros se han vuelto a las fabulas, a las charlas motivacionales, etc., y así están
enseñando a la gente, extraviándola.
4. La oración (Mateo 26:41; Efesios 6:18; Judas 20). Crecemos a través de la oración intensa y
permanente. Cuando Elías oro para que lloviera, dice el hebreo que su oración fue intensa. Jesús
oro intensamente estando en agonía. El Apóstol Pablo nos recomienda orar sin cesar, todo el
tiempo.
5. Las actividades cristianas (Lucas 2:37; Hebreos 10:24-25). Las actividades de la iglesia en
adoración a Dios nos ayudan a crecer. El servir en la iglesia en las diferentes áreas, el no dejar
de congregarnos y estimularnos y ayudarnos a participar del cuerpo de Cristo y sus actividades
nos ayudan a crecer y desarrollarnos.
6. El discipulado. (Mateo 11:2; 21:1; Marcos 3:13-15; 2 Timoteo 2:1-2). Debemos ser discípulos
para poder crecer y desarrollarnos. Debemos ser parte de los discípulos de un maestro que nos
puede enviar cuando la obra nos necesita. A su tiempo también nosotros estaremos formando
discípulo. El proceso del discipulado es necesario para crecer y desarrollarnos en el ministerio.
7. Formación Teológica e Intelectual (Proverbios 9:10; Oseas 4:6; 2 Timoteo 3:16-17). La palabra
de Dios nos enseña que el conocimiento de Dios es la inteligencia. Ósea que conocer a Dios y a
lo que Él se refiere como doctrina y Teología, entre otras cosas es ser inteligentes. Muchos que
han ayunado y orado sin adquirir conocimiento han errado, aun han fundado falsas doctrinas.
El equilibrio sano para el creyente, es una vida de oración, ayuno, vigilia, mas conocimiento
adquirido por la formación Teológica, doctrinal e intelectual.
8. La constancia y persistencia frente a las pruebas (1 Corintios 15:58; Lucas 21:19). Nadie desea
las pruebas y las crisis en su vida, pero están están presentes para hacernos crecer. Nos ayudan
a ser personas de fe al ver la constante respuesta de Dios en nuestra adversidad, por lo tanto,
la próxima vez ya sabemos que Él va a responder. Las pruebas y crisis ayudan a formar nuestro
carácter, nos ayudan a ser más pacientes, tolerantes, bondadosos, humildes.
9. La abnegación y el trabajo (2 Timoteo 2:3-13). La consagración y el sacrificio voluntario y
satisfactorio por la obra de Dios es una de las mayores realizaciones del siervo del Señor. El
caminar para hacer la obra sin tener dinero para el pasaje, asumiendo riesgos, sufriendo los
rigores del clima y los peligros del camino, hacen que el sabor de la obra sea extraordinario. El
cristiano descansa en la labor de los primeros seguidores de Cristo, que hicieron todo esto y
aun mas con gozo y alegría. Así crecemos no con el interés de que todo se nos dé o se nos nos
facilite.
C. MADUREZ. (1 Corintios 2:6-8) “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado
madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 7 Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los
siglos para nuestra gloria, 8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la
hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”; Hebreos 5:14)
La madurez se percibe en el carácter que ha sido doblegado y transformado por el Señor Jesucristo.
El fruto del Espíritu predomina en la vida del líder por encima de los deseos carnales.
1. Un carácter forjado (Mateo 11:29; Números 12:3; Gálatas 5:24). Uno de los mejores ejemplos
sobre la madurez es el que usa Jesús al hablar de llevar el yugo. El buey joven e impulsivo era
colocado junto al buey manso, acostumbrado al camino y a la dirección correcta, obligaba al
buey joven a ir por el buen camino pata trabajar la tierra. así el buey joven se amansaba y

3. aprendía del buey manso. Jesús es el buey manso y nosotros los bueyes jóvenes sin domesticar.
Llevando su yugo aprendemos de Él y nuestro carácter es forjado a su imagen: Mansos y
humildes de corazón.
2. El carácter del reino. (Mateo 5:1-12). La madures también la expresan aquellos que tiene el
carácter del reino, como Jesús lo expresa en las bienaventuranzas: pobres en espíritu, los que
lloran y son consolados, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos,
los de limpio corazón, los pacificadores, los que padecen persecución. Los que muestran ese
estilo de vida que los identifica como hijos del reino al enfrentar los hechos que encontramos
en Mateo 5 al 7.
3. El fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). El siervo que ha alcanzado madurez es aquel que no les
da lugar a las obras de la carne, sino que se deja dirigir por el Espíritu Santo para que su fruto
se manifieste en su vida. Su estilo de vida manifestara el Amor, el gozo, la paz …; no permitirá
que la ira, los deseos sensuales y demás lo gobiernen. El mostrara una vida transformada a
través del fruto del Espíritu. Por sus frutos los conoceréis …
4. Lenguaje de alabanza en todo tiempo. (Salmo 34:1; Filipenses 4:12). La madurez se manifiesta
cuando hay ausencia de crítica, de reproches, de crítica, de murmuración, de queja y en su lugar
el lenguaje es de alabanza. El siervo maduro alaba y adora al Señor en todo tiempo. En tiempo
de necesidad y de abundancia, en tiempos buenos y malos, siempre alaba al Señor. Si no comió
da gracias por el ayuno, sino durmió da gracias por la vigilia, él y su familia, en todo tiempo
alaban a Jehová.
5. Confianza plena en Dios. (Salmo 27:3; Filipenses 4:13). La confianza plena en Dios es un
indicativo de los siervos maduros. La confianza en que Dios actuara por imposible que se la
situación, es una característica de las personas maduras que no se llenan de ansiedad, ni
angustia, muchos menos de histeria. Ellos confían en su salvador. Sea que su voluntad sea arder
en el horno o librarlos de él. Para El no hay nada imposible.
6. Obediencia a la visión. Fidelidad (Hechos 26:19; Gálatas 2:2; 2 Timoteo 2:1-2). Una persona
madura es fiel y obediente a la visión en la que es dirigida por Dios a través de sus siervos. Nunca
va a tratar de ir en contra de la visión u organizar algo diferente a la misma. Una persona madura
es aquella en la que se puede confiar que será fiel e idónea para trasmitir una visión a otros que
están bajo su dirección, sin alterarla.
CONCLUSION
La vida cristiana en el servicio en el reino de Dios, es un camino de rosas, pero no podemos olvidar que
las rosas tienen espinas. Habrá momentos de grandes éxitos, de grandes victorias, pero también habrá
momentos de desilusión. Soledad, dolor, crisis, aflicción, pruebas, pero lo más importante es que hay
esta Dios con nosotros, dándole forma al vaso. (Salmo 23:4; Isaías 43:2; Jeremías 18:4-6).
Al final, El recompensara a aquellos siervos que alcanzaron madurez para administrar los asuntos de su
reino. Mateo 25:14-30.
PREGUNTAS DE REFLEXION
1. Defina proceso.
2. Defina experiencia.
3. Defina carácter.
4. Defina Madurez

4. 5. ¿Cuáles serían las características de un creyente niño? De tres ejemplos bíblicos.
6. ¿Cuáles serían las características de un creyente en crecimiento? De tres ejemplos bíblicos.
7. ¿Cuáles serían las características de un creyente maduro? De tres ejemplos bíblicos.
8. Al hacer un análisis del proceso del creyente de manera personal, ¿en qué parte del proceso se
puede encontrar usted?
9. ¿Cuáles serían las ventajas y desventajas, tanto para el ministerio como la iglesia, de acuerdo a
las diferentes fases del ministerio?