2. Antes de la llegada de los
españoles al Cuzco los Incas
adoraban al Sol (Inti), maxima
expresión visible de la creación,
origen y fuente de la vida misma,
cada 22 de Junio, cuando empieza
el solsticio de invierno y el sol se
encuentra a mayor distancia de la
tierra. Quizá sea esta la razón por
la cual los antiguos pobladores
honraban a su divinidad en esa
fecha con el objeto de que la Tierra
no se alejara más de él, para que
las cosechas fueran abundantes y
alejara el hambre. Los hijos del
imperio temían que su Dios,
fuente de la vida, desapareciera en
la inmensidad del universo y para
evitarlo le imploraban y rogaban
que se quedara.
3. Antes del amanecer el Inca se
ubicaba en la gran plaza para
esperar, con gran respeto y en
profundo silencio, la salida del
sol. “Con el primer rayo de la
aurora que irrumpía en la
oscuridad de la noche, se
escuchaba un profundo
alarido que llenaba los
corazones, retumbando en los
cerros y en la lejanía”. Era el
inicio de una de las más
esplendorosas fiestas
religiosas del
Tahuantinsuyo, el Inti
Raymi, donde nobles y
sacerdotes unian sus voces
junto a las del pueblo para
agradecer al Dios Sol por
iluminar sus tierras y
mantener la vida.
4. Todos habían guardado ayuno durante
nueve días, para luego festejar otros
tantos y llevaban ofrendas al Inca, el
hijo del Sol, quien ofrecía un
abundante banquete.
Con la llegada de los españoles la
festividad fue prohibida por la Iglesia
Catolica, que la consideraba una fiesta
pagana, y solo volvió a realizarse a
partir del 1942, estableciendo el 24 de
Junio como día del Cusco y evocando
el Inti Raymi como acto central de los
festejos. Pero las rigidas prohibiciones
impuestas en la epoca no pudieron
acabar con el Inti Raymi y los subditos
del Inca la siguieron festejando a
escondida de las autoridades
españolas. Es así que cada 24 de Junio
la ciudad parece envolverse en el
manto del pasado y los tiempos
originales parecen volver
5. Los actos rituales de la fiesta se realizan
en la fortaleza de Sacsayhuaman
representando la ceremonia tal y como
se habría desarrollado en el
Tahuantinsuyo. Los participantes, cerca
de 50 mil, visten
plumas, mascaras, bufandas y llevan
lanzas; en saltos rítmicos forman
figuras, gritando alabanzas al sol, al
ritmo de las flautas y tambores. Es un
espectáculo grandioso, cargado de
energía. El personaje principal es el
Inca, elegido a través de un concurso
de calificación y todos esperan su
llegada: mientras pasa por las calles
del Cusco, grupos de mujeres barren
con ramas los espíritus malignos. Al
llegar a la Plaza de Armas, el Inca sube
al altar (Usnu) y le pide al alcalde
trabajar juntos para lograr el bienestar
y el progreso de la comunidad.
6. Luego de este simbólico acto,
se inicia el ascenso a
Sacsayhuaman con
expectativa general en la
fortaleza. Al subir al altar
sagrado el Inca alzará sus
brazos para adorar al Sol,
acompañado de su hijo, del
sumo sacerdote, del ministro,
de los 4 generales del ejercito,
de los 4 sacerdotes militares y
de los guardianes del templo.
Uno de los momentos cumbre
de la ceremonia ocurre
cuando una llama es elegida y
conducida a la mesa de
sacrificios, en honor al Dios
Sol que contribuye a purificar
la vida y ahuyentar los males
7. Voces y gritos, música y silencio
se alternan mientras que las
mujeres reparten pan
ceremonial y chicha. Una vez
que el Willac Umo (Sumo
Sacerdote) vaticina el futuro en
las vísceras del animal, el Inca
pide que su pueblo festeje, se
produce un estallido de
exaltación popular, el recinto es
inundado por la diversa
sonoridad musical de los
pueblos del Tahuantinsuyo, a la
que se integran todos los
participantes incluyendo el
publico, estallando la alegría que
durará varios días.