2. Ofrenda al sol
Esta fiesta se realiza cada 24 de junio en
la ciudad de Cusco, antigua capital del
Imperio Inca. Una celebración en tres
actos que revive las antiguas tradiciones
multitudinarias, encabezada por la colla
y el inca en homenaje al astro que
garantiza la vida y las cosechas.
3. La fiesta del sol
Es una jornada sagrada para los pueblos originarios del
Hemisferio Sur, que regían sus vidas de acuerdo con el
movimiento de los astros, la luna, las estrellas y sobre todo
del rey sol, dios supremo de los incas. A ese dios se le
ofrecían los sacrificios, para evitar que abandonara a la
tierra brindando calor y alegría. Así nació el Inti Raymi, la
Fiesta del Sol, entre el período de cosecha y el inicio del
invierno.
4. ¿Por qué se hace la fiesta de sol
el 24 de junio?
En Cusco se superponen vestigios incaicos y
construcciones coloniales y se mezclan descendientes
de incas, españoles, mestizos y criollos. En nuestros
días el evento se hace cada 24 de junio: porque si bien
el 21 de junio es el día del solsticio –la jornada más
corta del año–, el 24 es el Día del Cusco y permite
festejar por partida doble.
5.
6. Primer acto: Besocomienzo del festejo.
Miles de personas aguardan expectantes el
al Sol
Qorikancha: Se simula que el sol está saliendo, entonces se hace
un pequeño saludo al sol.
Le envían besos y danzan.
Ingresan los pututeros, que hacen sonar el pututu –un
instrumento hecho de un caracol marino que suena como una
trompeta, anunciando el inicio de la celebración.
8. El primero en ingresar es el encargado de leer las hojas
de coca, quien se acomoda en el centro de la plaza
junto con sus ayudantes para hacer su ofrenda a la
Pachamanca y las montañas sagradas. De rodillas, elige
3 hojitas y pregunta cómo esta el corazón del Padre Sol
para la ceremonia en Sacsayhuaman.
Danzan alrededor de la plaza, presidiendo el ingreso
de la colla primero y del inca después.
9. Tercer acto
Un sol de metal,
parte de la
escenografía del Inti
Raymi.
10. Después todos iban al cori cancha y adoraban al sol.
Los curacas entregaban las ofrendas que habían traído
de sus tierras y luego el cortejo volvía a la plaza, donde
se realizaba el masivo sacrificio del ganado ante el
fuego nuevo que se encendía utilizando como espejo el
brazalete de oro del sacerdote principal.
La carne de los animales era repartida entre todos los
presentes, así como una gran cantidad de chicha, con
la que los festejos continuaban durante los siguientes
días.