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Arquímedes
(Siracusa, actual Italia, h. 287 a.C.-id., 212 a.C.) Matemático griego. Hijo de
un astrónomo, quien probablemente le introdujo en las matemáticas,
Arquímedes estudió en Alejandría, donde tuvo como maestro a Conón de
Samos y entró en contacto con Eratóstenes; a este último dedicó
Arquímedes su Método, en el que expuso su genial aplicación de la
mecánica a la geometría, en la que «pesaba» imaginariamente áreas y
volúmenes desconocidos para determinar su valor. Regresó luego a
Siracusa, donde se dedicó de lleno al trabajo científico.

La idea de Arquímedes está reflejada en una de las proposiciones iniciales
de su obra Sobre los cuerpos flotantes, pionera de la hidrostática;
corresponde al famoso principio que lleva su nombre y, como allí se
explica, haciendo uso de él es posible calcular la ley de una aleación, lo
cual le permitió descubrir que el orfebre había cometido fraude.

Según otra anécdota famosa, recogida por Plutarco, entre otros,
Arquímedes aseguró al tirano que, si le daban un punto de apoyo,
conseguiría mover la Tierra; se cree que, exhortado por el rey a que pusiera
en práctica su aseveración, logró sin esfuerzo aparente, mediante un
complicado sistema de poleas, poner en movimiento un navío de tres
mástiles con su carga.

Son célebres los ingenios bélicos cuya paternidad le atribuye la tradición y
que, según se dice, permitieron a Siracusa resistir tres años el asedio
romano, antes de caer en manos de las tropas de Marcelo; también se
cuenta que, contraviniendo órdenes expresas del general romano, un
soldado mató a Arquímedes por resistirse éste a abandonar la resolución
de un problema matemático en el que estaba inmerso, escena
perpetuada en un mosaico hallado en Herculano.

Esta pasión de Arquímedes por la erudición, que le causó la muerte, fue
también la que, en vida, se dice que hizo que hasta se olvidara de comer y
que soliera entretenerse trazando dibujos geométricos en las cenizas del
hogar o incluso, al ungirse, en los aceites que cubrían su piel. Esta imagen
contrasta con la del inventor de máquinas de guerra del que hablan
Polibio y Tito Livio; pero, como señala Plutarco, su interés por esa
maquinaria estribó únicamente en el hecho de que planteó su diseño
como mero entretenimiento intelectual.

El esfuerzo de Arquímedes por convertir la estática en un cuerpo doctrinal
riguroso es comparable al realizado por Euclides con el mismo propósito
respecto a la geometría; esfuerzo que se refleja de modo especial en dos
de sus libros: en los Equilibrios planos fundamentó la ley de la palanca,
deduciéndola a partir de un número reducido de postulados, y determinó
el centro de gravedad de paralelogramos, triángulos, trapecios, y el de un
segmento de parábola. En la obra Sobre la esfera y el cilindro utilizó el
método denominado de exhaustión, precedente del cálculo integral, para
determinar la superficie de una esfera y para establecer la relación entre
una esfera y el cilindro circunscrito en ella. Este último resultado pasó por
ser su teorema favorito, que por expreso deseo suyo se grabó sobre su
tumba, hecho gracias al cual Cicerón pudo recuperar la figura de
Arquímedes cuando ésta había sido ya olvidada.

Padre de las matemáticas, ingenioso creador, agudo astrónomo y físico
impecable, son algunas de las frecuentes síntesis que se ofrecen sobre
Arquímedes de Siracusa. Oriundo justamente de Siracusa (actual Sicilia,
Italia), se cree que nació en el año 287 A.C. en el puerto marítimo de la
mencionada ciudad, Arquímedes, se destacó de entre sus
contemporáneos por la increíble agudeza de su pensamiento y también
por las diferentes invenciones que resultaron de sus manos, algunas,
incluso, empleadas a instancias de la defensa de la ciudad en su
momento más crítico del ataque Romano.

Son muchísimos los rumores y pocas las precisiones que giran en torno de la
existencia de este enorme sabio que supo brillar en la antigüedad clásica,
de todas maneras, lo que sí se puede afirmar es su absoluta dedicación a
la causa que lo ocupaba día y noche, ya que según cuenta la tradición,
hasta el último día de su vida estuvo dedicado por completo a la
resolución de problemas físicos, matemáticos, entre otros, que ayudasen a
los hombres a tener un acabado conocimiento del universo y de su
entorno.
Aparentemente, a instancias del Sitio de Siracusa (212 A.C.), tal como se
conoce al momento en el que la polis griega cayó ante el asedio romano,
a Arquímedes le llegaría la muerte cuando un soldado romano ingresase a
su morada y ante la negativa de éste a acompañarlo porque estaba
resolviendo un problema, el soldado lo asesinó sin reservas y aún ante las
expresas órdenes del General de preservar la vida del científico.

Entonces, como todo buen profeta de su tierra, la mayoría de los inventos
acuñados por Arquímedes tuvieron una clara misión: proteger a su ciudad
natal del asedio romano. Así es que buena parte de sus esfuerzos en
ingeniería como ser el Siracusia, una embarcación de importantísima
dimensión y el Tornillo de Arquímedes nacieron con la idea de preservar a
Siracusa.
El tirano de Siracusa, Hieron II, en total sintonía con Arquímedes le pidió a
este que diseñase un enorme barco, bautizado como Siracusia, el cual
tendría varios usos, barco de guerra, de carga y para la concreción de
viajes lujosos. De la mano del Siracusia y como consecuencia que un
barco de estas características dejaría pasar grandes cantidades de agua
a través del casco, llegó el Tornillo de Arquímedes, cuyo objetivo era el de
extraer el agua de la sentina (parte más baja de la sala de máquinas).

Y en el estricto plano de la defensa, a Arquímedes se le atribuyen la
creación de la manus férrea, un arma tipo de asedio, sobre cuya forma no
hay demasiada definición, aunque muchos coinciden en describirla como
una especie de grúa que contaba con un gancho de metal, el cual era
capaz de elevar las naves enemigas por arriba del agua para luego
dejarlas caer, causándoles nada más y nada menos que el hundimiento.

La Física, también le debe a Arquímedes un importantísimo aporte a su
causa con el Principio de Arquímedes el cual sostiene que un cuerpo
parcial o totalmente sumergido en un fluido en reposo recibirá un empuje
de abajo hacia arriba igual al peso que observa el volumen del fluido que
desaloja y con el Principio de la palanca, el cual consiste en aumentar y
transmitir la fuerza ejercida gracias a la ayuda de un punto de apoyo o
barra rígida.

Pero claro, su faceta más reconocida ha sido la de padre de las
matemáticas y en este sentido se le atribuye el uso de: los infinitesimales,
de manera muy cercana al moderno cálculo integral, de la resolución de
problemas mediante la reducción del absurdo, el cual consistía en partir de
una hipótesis que se quiere demostrar como verdadera y se supondrá
como válida la opuesta, a partir de ella se obtendrá un resultado absurdo
concluyéndose que la hipótesis de partida de negación de la original es
falsa y la original verdadera y también realizó una importante
aproximación al valor del número Pi, entre los aportes más salientes.

Sus Inventos y descubrimientos
La corona dorada:

El rey había pedido como encargo una corona de oro y no estaba muy
seguro de que esta fuera exclusivamente de oro, así que pidió a
Arquímedes que lo averiguara.

Arquímedes tras muchas deliberaciones encontró la manera.
Sumergió un bloque de oro puro del mismo peso de la corona y la misma
corona en un tanque de agua si ambos objetos desalojaban el mismo nivel
de agua la corona estaría hecha de enteramente de oro. Finalmente se
descubrió que la corona no estaba hecha solo de oro y asesinaron al
orfebre por fraude.

El tornillo de Arquímedes

Se quería construir un barco de lujo, para cargas etc… Pero el barco al ser
de gran tamaño dejaría pasar grandes cantidades de agua.

Arquímedes inventó un tornillo con el cual pudiera extraer grandes
cantidades de agua de la sentina (que es la parte inferior de los barcos) El
tornillo se accionaba de forma manual.

La garra de Arquímedes

La garra de Arquímedes era un brazo similar a el de las grúas que
Arquímedes usó como arma de asedio contra los barcos romanos.

Los rayos de calor

Usando un sistema combinado con espejos y los rayos de luz solar, con el
que consiguió quemar las velas de los barcos romanos

La palanca

Arquímedes inventó la palanca, con la que podía mover grandes objetos
con poca fuerza. De ahí su frase celebre “dadme un punto de apoyo y
moveré el mundo”

                            Número áureo
El número áureo o de oro (también llamado razón extrema y media,[1]
razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea y divina
proporción) representado por la letra griega φ (fi) (en minúscula) o Φ (fi)
(en mayúscula), en honor al escultor griego Fidias, es un número
irracional:[2]
El número áureo surge de la división en dos de un segmento guardando las
siguientes proporciones: La longitud total a+b es al segmento más largo a
como a es al segmento más corto b.

También se representa con la letra griega Tau (Τ τ),[3] por ser la primera letra
de la raíz griega τομή, que significa acortar, aunque encontrarlo
representado con la letra Fi (Φ,φ) es más común.

Se trata de un número algebraico irracional (decimal infinito no periódico)
que posee muchas propiedades interesantes y que fue descubierto en la
antigüedad, no como “unidad” sino como relación o proporción entre
segmentos de rectas. Esta proporción se encuentra tanto en algunas
figuras geométricas como en la naturaleza. Puede hallarse en elementos
geométricos, en las nervaduras de las hojas de algunos árboles, en el
grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los flósculos de los
girasoles, etc.

Asimismo, se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas medidas
guardan la proporción áurea. Algunos incluso creen que posee una
importancia mística. A lo largo de la historia, se ha atribuido su inclusión en
el diseño de diversas obras de arquitectura y otras artes, aunque algunos
de estos casos han sido cuestionados por los estudiosos de las
matemáticas y el arte.

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Arquímedes

  • 1. Arquímedes (Siracusa, actual Italia, h. 287 a.C.-id., 212 a.C.) Matemático griego. Hijo de un astrónomo, quien probablemente le introdujo en las matemáticas, Arquímedes estudió en Alejandría, donde tuvo como maestro a Conón de Samos y entró en contacto con Eratóstenes; a este último dedicó Arquímedes su Método, en el que expuso su genial aplicación de la mecánica a la geometría, en la que «pesaba» imaginariamente áreas y volúmenes desconocidos para determinar su valor. Regresó luego a Siracusa, donde se dedicó de lleno al trabajo científico. La idea de Arquímedes está reflejada en una de las proposiciones iniciales de su obra Sobre los cuerpos flotantes, pionera de la hidrostática; corresponde al famoso principio que lleva su nombre y, como allí se explica, haciendo uso de él es posible calcular la ley de una aleación, lo cual le permitió descubrir que el orfebre había cometido fraude. Según otra anécdota famosa, recogida por Plutarco, entre otros, Arquímedes aseguró al tirano que, si le daban un punto de apoyo, conseguiría mover la Tierra; se cree que, exhortado por el rey a que pusiera en práctica su aseveración, logró sin esfuerzo aparente, mediante un complicado sistema de poleas, poner en movimiento un navío de tres mástiles con su carga. Son célebres los ingenios bélicos cuya paternidad le atribuye la tradición y que, según se dice, permitieron a Siracusa resistir tres años el asedio romano, antes de caer en manos de las tropas de Marcelo; también se cuenta que, contraviniendo órdenes expresas del general romano, un soldado mató a Arquímedes por resistirse éste a abandonar la resolución de un problema matemático en el que estaba inmerso, escena perpetuada en un mosaico hallado en Herculano. Esta pasión de Arquímedes por la erudición, que le causó la muerte, fue también la que, en vida, se dice que hizo que hasta se olvidara de comer y que soliera entretenerse trazando dibujos geométricos en las cenizas del hogar o incluso, al ungirse, en los aceites que cubrían su piel. Esta imagen contrasta con la del inventor de máquinas de guerra del que hablan Polibio y Tito Livio; pero, como señala Plutarco, su interés por esa maquinaria estribó únicamente en el hecho de que planteó su diseño como mero entretenimiento intelectual. El esfuerzo de Arquímedes por convertir la estática en un cuerpo doctrinal riguroso es comparable al realizado por Euclides con el mismo propósito respecto a la geometría; esfuerzo que se refleja de modo especial en dos
  • 2. de sus libros: en los Equilibrios planos fundamentó la ley de la palanca, deduciéndola a partir de un número reducido de postulados, y determinó el centro de gravedad de paralelogramos, triángulos, trapecios, y el de un segmento de parábola. En la obra Sobre la esfera y el cilindro utilizó el método denominado de exhaustión, precedente del cálculo integral, para determinar la superficie de una esfera y para establecer la relación entre una esfera y el cilindro circunscrito en ella. Este último resultado pasó por ser su teorema favorito, que por expreso deseo suyo se grabó sobre su tumba, hecho gracias al cual Cicerón pudo recuperar la figura de Arquímedes cuando ésta había sido ya olvidada. Padre de las matemáticas, ingenioso creador, agudo astrónomo y físico impecable, son algunas de las frecuentes síntesis que se ofrecen sobre Arquímedes de Siracusa. Oriundo justamente de Siracusa (actual Sicilia, Italia), se cree que nació en el año 287 A.C. en el puerto marítimo de la mencionada ciudad, Arquímedes, se destacó de entre sus contemporáneos por la increíble agudeza de su pensamiento y también por las diferentes invenciones que resultaron de sus manos, algunas, incluso, empleadas a instancias de la defensa de la ciudad en su momento más crítico del ataque Romano. Son muchísimos los rumores y pocas las precisiones que giran en torno de la existencia de este enorme sabio que supo brillar en la antigüedad clásica, de todas maneras, lo que sí se puede afirmar es su absoluta dedicación a la causa que lo ocupaba día y noche, ya que según cuenta la tradición, hasta el último día de su vida estuvo dedicado por completo a la resolución de problemas físicos, matemáticos, entre otros, que ayudasen a los hombres a tener un acabado conocimiento del universo y de su entorno. Aparentemente, a instancias del Sitio de Siracusa (212 A.C.), tal como se conoce al momento en el que la polis griega cayó ante el asedio romano, a Arquímedes le llegaría la muerte cuando un soldado romano ingresase a su morada y ante la negativa de éste a acompañarlo porque estaba resolviendo un problema, el soldado lo asesinó sin reservas y aún ante las expresas órdenes del General de preservar la vida del científico. Entonces, como todo buen profeta de su tierra, la mayoría de los inventos acuñados por Arquímedes tuvieron una clara misión: proteger a su ciudad natal del asedio romano. Así es que buena parte de sus esfuerzos en ingeniería como ser el Siracusia, una embarcación de importantísima dimensión y el Tornillo de Arquímedes nacieron con la idea de preservar a Siracusa.
  • 3. El tirano de Siracusa, Hieron II, en total sintonía con Arquímedes le pidió a este que diseñase un enorme barco, bautizado como Siracusia, el cual tendría varios usos, barco de guerra, de carga y para la concreción de viajes lujosos. De la mano del Siracusia y como consecuencia que un barco de estas características dejaría pasar grandes cantidades de agua a través del casco, llegó el Tornillo de Arquímedes, cuyo objetivo era el de extraer el agua de la sentina (parte más baja de la sala de máquinas). Y en el estricto plano de la defensa, a Arquímedes se le atribuyen la creación de la manus férrea, un arma tipo de asedio, sobre cuya forma no hay demasiada definición, aunque muchos coinciden en describirla como una especie de grúa que contaba con un gancho de metal, el cual era capaz de elevar las naves enemigas por arriba del agua para luego dejarlas caer, causándoles nada más y nada menos que el hundimiento. La Física, también le debe a Arquímedes un importantísimo aporte a su causa con el Principio de Arquímedes el cual sostiene que un cuerpo parcial o totalmente sumergido en un fluido en reposo recibirá un empuje de abajo hacia arriba igual al peso que observa el volumen del fluido que desaloja y con el Principio de la palanca, el cual consiste en aumentar y transmitir la fuerza ejercida gracias a la ayuda de un punto de apoyo o barra rígida. Pero claro, su faceta más reconocida ha sido la de padre de las matemáticas y en este sentido se le atribuye el uso de: los infinitesimales, de manera muy cercana al moderno cálculo integral, de la resolución de problemas mediante la reducción del absurdo, el cual consistía en partir de una hipótesis que se quiere demostrar como verdadera y se supondrá como válida la opuesta, a partir de ella se obtendrá un resultado absurdo concluyéndose que la hipótesis de partida de negación de la original es falsa y la original verdadera y también realizó una importante aproximación al valor del número Pi, entre los aportes más salientes. Sus Inventos y descubrimientos La corona dorada: El rey había pedido como encargo una corona de oro y no estaba muy seguro de que esta fuera exclusivamente de oro, así que pidió a Arquímedes que lo averiguara. Arquímedes tras muchas deliberaciones encontró la manera.
  • 4. Sumergió un bloque de oro puro del mismo peso de la corona y la misma corona en un tanque de agua si ambos objetos desalojaban el mismo nivel de agua la corona estaría hecha de enteramente de oro. Finalmente se descubrió que la corona no estaba hecha solo de oro y asesinaron al orfebre por fraude. El tornillo de Arquímedes Se quería construir un barco de lujo, para cargas etc… Pero el barco al ser de gran tamaño dejaría pasar grandes cantidades de agua. Arquímedes inventó un tornillo con el cual pudiera extraer grandes cantidades de agua de la sentina (que es la parte inferior de los barcos) El tornillo se accionaba de forma manual. La garra de Arquímedes La garra de Arquímedes era un brazo similar a el de las grúas que Arquímedes usó como arma de asedio contra los barcos romanos. Los rayos de calor Usando un sistema combinado con espejos y los rayos de luz solar, con el que consiguió quemar las velas de los barcos romanos La palanca Arquímedes inventó la palanca, con la que podía mover grandes objetos con poca fuerza. De ahí su frase celebre “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo” Número áureo El número áureo o de oro (también llamado razón extrema y media,[1] razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea y divina proporción) representado por la letra griega φ (fi) (en minúscula) o Φ (fi) (en mayúscula), en honor al escultor griego Fidias, es un número irracional:[2]
  • 5. El número áureo surge de la división en dos de un segmento guardando las siguientes proporciones: La longitud total a+b es al segmento más largo a como a es al segmento más corto b. También se representa con la letra griega Tau (Τ τ),[3] por ser la primera letra de la raíz griega τομή, que significa acortar, aunque encontrarlo representado con la letra Fi (Φ,φ) es más común. Se trata de un número algebraico irracional (decimal infinito no periódico) que posee muchas propiedades interesantes y que fue descubierto en la antigüedad, no como “unidad” sino como relación o proporción entre segmentos de rectas. Esta proporción se encuentra tanto en algunas figuras geométricas como en la naturaleza. Puede hallarse en elementos geométricos, en las nervaduras de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los flósculos de los girasoles, etc. Asimismo, se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas medidas guardan la proporción áurea. Algunos incluso creen que posee una importancia mística. A lo largo de la historia, se ha atribuido su inclusión en el diseño de diversas obras de arquitectura y otras artes, aunque algunos de estos casos han sido cuestionados por los estudiosos de las matemáticas y el arte.