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notas para un pregón
Queridos Amigos, queridos Vecinos y estimados Visitantes…
Me cuesta empezar…
porque la verdad es que no he venido hoy a regalarme el oído ni a
deleitaros o entreteneros con elaboradas frases de eso que llaman
“realismo mágico” y que me resultarían tan vanas como falsas; no
he subido a este balcón consistorial/constitucional para recrearme
en la Historia de nuestra tierra con almibarados cuentos o jarabes
refinados; ni siquiera con vistosas purpurinas.
Estoy aquí, junto a las Reinas, para dar comienzo a nuestras
fiestas, para animaros a continuar con la tradición de compartir las
amistades y alegrarnos de poder hacerlo y festejarlo juntos en
nuestro pueblo.
Pero también estoy aquí porque me Duele el Pueblo; me duele cada
piedra que se cae y cada tejado que se hunde. Me duelen los
abuelos que se fueron para no volver, los jóvenes sometidos al
forzoso destierro laboral y aún más los muchachos que dejaron sus
vidas en esa enfermedad que llamamos carretera.
Me duele, claro, pero este malestar no basta…
Quiero deciros que tampoco voy a ensalzar personalidades ni a
rebuscar fechas ni hechos más o menos gloriosos. Ahí están
nuestros apellidos para demostrar que estas tierras siempre fueron
hospitalarias acogiendo a cuantas tribus, etnias y religiones
quisieron vivir en él… Es notorio, que, a pesar de las sequías,
tenemos un término plagado de fuentes y estas fuentes dieron su
agua a numerosos asentamientos a lo largo de los tiempos (las
Hontecillas, el Ardal, Marialarta, la Zarza, la Gallina, los Villares,
el Rollete: expoliados sus metales con los detectores y rotos sus
mosaicos con las vertederas), y otras muchas en las que aún
podemos ver los cimientos de esos caseríos y poblados, los restos
de su cerámica y aun de sus pequeñas murallas protectoras.
No sé, quizá haya subido hoy aquí para Acusarme.
Sí, para inculparme, en cierto modo, de un delito: el de abandonar
también al pueblo, el de permitir que mi pueblo (vuestro pueblo)
haya ido perdiendo, entre otras cosas, su personalidad, su
arquitectura y hasta sus costumbres. Para culparme de no luchar,
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dentro de mis limitadas posibilidades, por conservar su pobre y,
como se dice ahora, digno patrimonio. Y sobre todo he llegado hoy
a este balcón, mis queridos Amigos y estimados paisanos, en un
ilusionado intento de remover algo la conciencia de todos.
Yo profeso la suerte de haber nacido aquí, y de ser de aquí; y
asumo con orgullo que me gusta el pueblo. Sin embargo esto no
significa ni justificaría que el gran cariño que siento me cegara sin
dejarme ver los cambios que ha ido sufriendo en los últimos
cincuenta años. Unos fueron para mejorar y otros, sencillamente,
han dejado partes de su fisonomía maltrechas y desfiguradas…
aunque entrando desde el “Vallejo de la Sal” se nos aparezca de
repente en magnífica y espléndida postal. (1) Ya sabemos que el
mayor de los problemas, el de la emigración, ha dado como fruto su
despoblamiento.
Y por eso todos (o quizá nadie) somos responsables.
Diré que tenemos un pueblo con una situación estratégica y estética
difícilmente superable; y admito que muchos no recibimos la
educación ni dispusimos de los medios adecuados para proteger lo
existente adaptándolo a los nuevos modos de vida. Es muy cierto,
pero tal vez tampoco alcance a explicar este desamparo. Y como si
esto fuera poco, el pueblo se nos muere... Por debajo de los
“veraneos”, por encima de “los puentes” y estas “tradicionales”
fiestas, hay otra terrible verdad: la Cañada del Hoyo agoniza y, al
igual que cualquier especie en extinción, incluso podría llegar a
desaparecer…
Ya estáis oyendo que tampoco he venido a recrear mi infancia por
los nidos ni la huerta del abuelo, mi infancia por las calles
perfumadas con el olor a tamo de las eras y el pan recién cocido,
cuando la trilla para el niño era una feria y se oía el crujir y el
traqueteo de los carros, y el ruido de las fraguas, y el serrucho y la
garlopa de las carpinterías...
No, la verdad es que tampoco estoy aquí para recrear mis juegos
junto a la antigua y destruida Balsa, entre los arremangados brazos
de las mozas y la húmeda y limpia alegría del jabón. Ni para hablar
del misterioso luto que las abuelas cosían al resol del atardecer en
las “espeñuelas”, o bajo los frescos emparrados de sus puertas; ni
tan siquiera mencionaré los cangrejos del río o de las ramblas,
igualmente desaparecidos; ni de los caracoles de abril, ni de las
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“pumas” o ciruelas verdes robadas a la hora de la siesta para echar
en “aguasal”; ni del baño clandestino en los aljibes de las
huertecillas…Tampoco haré la apología del barro de las calles,
felizmente superado, ni del frío y el miedo pasado en la escuela.
Pero os confesaré que si no terminé nunca ninguno de los estudios
emprendidos en las universidades de medio mundo fue porque me
hartaba de asistir a clase esperando inútilmente que me hablaran de
mi Pueblo. Y si hubiera tiempo os revelaría cómo fui feliz por tener
30 tíos enseñándome los secretos de las flores y de los animales, y
por disfrutar de 30 tías que me cuidaron y me daban pan regado
con vino y con azúcar para merendar. Yo fui feliz porque tuve más
de 30 casas, las casas de todos mis amigos.
Sin embargo, repito, quizá yo sólo esté aquí hoy para desafiaros,
para retar a la Corporación Municipal, para preguntarme y
consultaros a todos si aún queremos, si todavía es posible salvar a
nuestro pueblo; si deseamos, en definitiva, salvarnos.
Perdonad tanta simplicidad y tanta torpeza (ya dije que no iba a
hacer literatura) pero mi mayor pretensión sería que las fiestas que
empiezan hoy fueran el prólogo de una nueva forma de mejorar y
entender y embellecer esta pequeña comunidad. Por eso debo
ahora dirigirme especialmente a los más jóvenes. Me gustaría poder
entregar el pueblo a sus jóvenes habitantes, y a quienes quieran
seguir viviendo en él, diciéndoles: “Aquí tenéis sus calles, las calles
donde vuestros abuelos conocieron a vuestras abuelas, donde
sufrieron los rigores invernales y los trabajos duros y agotadores
del verano; pintadlas y adecentarlas con la nobleza de la piedra y la
sencillez de la madera. Y plantad árboles por la carretera, como se
hizo en la República, cuando cada niño tenía la obligación de
cuidar y cultivar su árbol en cada curso (aún queda algún olmo,
creo, en la “revuelta” del palomar). Plantad árboles en las plazas.
Pocos pueblos tienen dos plazas tan amplias, con tantas
posibilidades: ahí están desatendidos y desmoronándose los “rulos”
de las eras y otras muchas piedras: traigámoslos a las plazas para
que los mayores se sienten en ellos y los niños jueguen con la
historia.
Y hablando de historia sabéis que estas fiestas ya se oficiaban a
mitad de Agosto en honor de Hécate/Artemisa/Diana en la antigua
Grecia y después en Roma intentando evitar que enviaran
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tormentas dañinas para las cosechas que se hacen (o se hacían) en
estas fechas; diosas vinculadas a la luna y a la maternidad. Muchos
siglos después la iglesia católica hará coincidir estos ritos paganos
con la Ascensión de la Virgen, la llamada virgen de agosto que
ahora se celebra.
Pues bien, es posible que la agricultura y la ganadería, tal como se
vienen practicando hasta hoy, sean dentro de muy poco inviables y
tengáis que cambiar a nuevos cultivos y estabular los ganados o
cambiarlos por otras especies; y fabricar los piensos. Se oyen
palabras nuevas como Vermicultura, Hidroponía, Semilleros,
Espelta, Carne Feliz, Encinas truferas, lombricicultura, Huertos
Solares, Biogestión sostenible, Espliego, bioplásticos, compostaje,
flores comestibles, Pistachos, utilización energética de restos
vegetales, espirulina, áloe, jabones: Reciclaje, Autosuficiencia,
apicultura y derivados, energía eólica, franbuesas, biomasa etc… y
renovar el cooperativismo rural sin caer en el parque temático…Es
muy importante adaptarnos con rapidez a estos inevitables
cambios. Pensad también que si queremos un futuro dentro del
pueblo, éste pasará por el Turismo. Y al turismo podemos ofrecerle
otra excelente joya de la geología: Las Lagunas. Estos monumentos
de belleza natural única a los que últimamente la burocracia ha
impuesto una valla de parque temático que sería deseable eliminar
o disimular porque, según mi criterio, las degrada y las afea…; allí,
en las lagunas, deberíamos crear un Oasis protegido y vigilado, con
infraestructura y servicios mínimos para los viajeros y curiosos.
Hay que desarrollar el compromiso con el medio ambiente, con el
privilegiado paisaje que nos rodea y que ahora es la esencia y lo
mejor de nuestro capital; y para ello debemos concienciarnos, es
absolutamente necesario conseguir que sea respetado. Me pregunto
por qué no se puede Colocar un guarda en las de propiedad
municipal, con una pequeña garita donde se cobre algún precio
mínimo y simbólico y se vendan refrescos y agua y postales para
los turistas, además de ofrecerles información geológica detallada,
y una pequeña instalación con servicios higiénicos…Es urgente
poner Las Lagunas en valor y que este valor revierta en los
negocios del pueblo (e incluso ayude a crear otros): de nada nos
sirve que vengan a verlas, que se hagan la foto, que nos dejen sus
residuos, y se marchen…
Quiero declarar y manifestaros la grande, la inmensa alegría que
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me produce ver ahí enfrente el Castillo, al fin salvado de su ruina…
pero también me duele que ninguno de nosotros hiciera nada,
cuando corrían tiempos propicios, para recuperarlo y conservarlo
como un bien público. De haberlo hecho ahora contaríamos con el
mejor atractivo urbano para ofrecer a nuestros visitantes, tan
importante o más que las lagunas… Decía que la Ecología está de
moda y lo neo-rural, a pesar de cualquier crisis, tiene mucho
gancho y a medida que las ciudades se hagan más inhabitables,
adquirirá más importancia y veremos elevarse su demanda. Incluso
puedo imaginarme vuelos en globo por encima de las dolinas, de
los pinares y de los torcazos; ¿por qué no?... Re-Inventemos,
descubramos nuestra ciudad encantada, habilitemos nuestros
caminos y veredas para el senderismo, un senderismo que, sin
coches ni motos sea cuidadoso con la naturaleza. Y hagámoslo ya,
impulsémoslo utilizando las nuevas tecnologías; es preciso y
primordial también reunir la inmensa cantidad de estudios y
documentación que entre todos conservamos para colgarla en una
website de Internet: porque un pueblo que espera es un pueblo sin
futuro…
Mi abuelo me enseñó las cuatro reglas y algo de gramática; con él
aprendí la magia de los dóndes, los cómos y los cuándos…: cuándo
se ponen las cebollas, cómo se da principio a una carta, donde
cultivar los tomates, dos y dos no son cuatro sino cinco menos uno,
cuándo va a caer granizo, cómo saber si va a parir una coneja,
cómo tapar la Almáciga (la “Olla”) para que no le afecten los
traidores cristales del yelo... el abuelo me enseñó casi todos los
Cuándos habidos y por haber y si se le olvidaba alguno venía la
abuela y a ella sí que no se le pasaba nada: que si debíamos quitar
el sapo de la patata, que si la llueca estaba a punto de “engüerar”,
que si a los chorizos les hacía falta otro vaso de aguardiente, que si
quien tropieza y no cae adelanta terreno... Hace unos días me
dijeron que los políticos de turno han decidido cerrar la escuela del
pueblo; si esta amenaza, si este disparate llegara a cumplirse sería
una noticia triste, sería quizá la más triste de las noticias: porque un
pueblo sin maestros es, sin duda, un pueblo muerto…
Ahora me gustaría sugerir, a quien PUEDA o corresponda (por
considerarlo importante y muy beneficioso), comprar alguna de las
pocas casas de piedra originales que nos quedan, a la entrada, y
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rehabilitarla como oficina de información y museo; no como un
humilde museo rural, con aperos y cacharos, sino “Pensado” con
algo más de Ambición. Y hacer en ellas por ejemplo el “Centro de
Interpretación de la Trashumancia ”, un sitio donde recuperar la
memoria Tradicional de la ganadería, la vida de los pastores, el
esquileo; y la agricultura de secano, la siega, la trilla, la molienda, o
la apicultura… Sin olvidarnos de las sacas de madera de nuestros
pinares, cuando se hacía con mulas, los gancheros, los resineros:
“Como quieres que te quiera
con chaqueta y pelerina
con dos reales que gano
cuando voy a la resina”
que entonaba el venerable romanticismo de las tatarabuelas…No
olvidemos (choznos) que la resina fue un elemento de
supervivencia muy significativo tanto para nosotros como para las
comunidades de estas sierras…También sabemos que cada
metro cúbico de madera recicla 1 tonelada de CO2. ¿Por qué
no exigir a la Junta que pague por este servicio a la
comunidad? Y que el municipio pueda dedicar ese dinero en
jornales para la limpieza (también con ovejas bomberas) y la
conservación de nuestros montes…?
Una vez soñé que habíamos pintado las calles de colores, cada casa
de un color, o cada calle de una gama: la de los ocres, los rojos, los
tierra, los cardenillos, los blancos y los verdes… Otra vez fantaseé
con la posibilidad de recuperar incluso la aldea de Los Oteros, esa
pequeña y antigua aldea que probablemente fuera el origen de
nuestro pueblo y de cuyo proceso de desmantelamiento somos
testigos y al que asistimos impasibles con un raro y absurdo
privilegio… Porque podría crearse una escuela taller donde los
estudiantes pasaran periodos vacacionales reconstruyendo alguna
de sus casas, hasta tener varias y ofertarlas después, como se ha
hecho en otras partes. ¿Es también un deseo imposible o
irrealizable convertir la aldea en granja escuela para que sirva de
albergue juvenil? ¿O en la aldea del @rte?... Sabemos que en Los
Oteros hubo un templo donde se rindió culto a Isis, la romanizada
diosa Egipcia, en el siglo III, según algunas inscripciones y
capiteles por allí desperdigados; y durante la época visigoda consta
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que en su lugar se fabricaron y vendieron buenos cristales…
¿Acaso pertenece también al reino de la ficción recuperar los
huertos del “Riato”? ¿No cabría la posibilidad de alquilarlos o
cederlos a quienes quisieran cultivar en ellos productos ecológicos,
incluso trayendo familias de fuera? Yo os digo que tal vez sólo se
trate de innovar la voluntad política, y trabajar para ello tanto desde
las Instituciones como desde la generosidad de cada uno de
nosotros. Quizá entonces fuera asequible. Desconozco si todavía
existe una ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural; tampoco
sé si se puede patentar la filosofía Slow (de la lentitud) y aplicarla
con denominación de origen a esta localidad y a sus productos.
Somos un pueblo longevo, nuestros mayores alcanzan los ochenta
y los noventa años, llegando incluso a superar los cien. Pero no
debemos olvidar que en España, ahora mismo, hay ya más de 3000
pueblos abandonados… y que en la próxima década está previsto
que otros 5000 sean también desalojados. Aquí la media de edad
supera los 65 años… esto significa que, de forma natural y si el
pueblo no se renueva, en más o menos 20 años posiblemente aquí
no quedará casi nadie… ¿Vamos a consentirlo? Yo, por supuesto,
no dispongo de ninguna fórmula mágica, pero si tuviera alguna
autoridad, alguna credibilidad, organizaría un concurso de Ideas, os
retaría a todos (autóctonos y foráneos) a discurrir y colaborar con
propuestas que nos lleven a remedios prácticos...
Es necesario atraer a la gente para que venga aquí y permanezca un
tiempo o se quede para siempre; pero debemos ofrecerle algo. (2) Y
lo tenemos. Porque estamos inmejorablemente situados a dos horas
de Madrid o de Valencia… Creemos reuniones festivas, como ésta;
inventémonos la del vino y luego la del jamón y después la de la
tortilla, y distribuyámoslas por todo el calendario. Hagamos una feria
de la Primavera, con mermeladas y con quesos, y otra para la el
tiempo de la Matanza con embutidos y mieles y jamones; y partiendo
del axioma que afirma no haber bromas inocentes, fundemos el
campeonato universal de “Subastao”, patentemos la copa
intergaláctica de “Mus” o las olimpiadas de “tiro al plato… con
huevos”, sin olvidar la Romería de Mayo, los Mayos, los moros y
cristianos… Hagamos un festival de Cine emergente, y otro de
Música étnica o de Magia, o la Fiesta del Libro de Ocasión…No sé.
Tracemos, por ejemplo, el recorrido estatuario de un museo al aire
libre sembrando los rincones perdidos, las esquinas, las fachadas,
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con esculturas que los adornen (3); y luego invitemos a todo el
mundo pregonándolo en la red de redes (www.) para su general
conocimiento y degustación. Llamemos a todo el orbe a compartir
no solamente lo mucho que guardamos, sino aquello que aún
podemos crear y mejorar.
Pero oídme bien: nadie vendrá a darnos nada por las buenas. Sería
ilusorio y suicida confiar en Nadie. Depende de nosotros; seremos
nosotros (con el entusiasmo y el compromiso del cariño, y
sacrificando a partes iguales tiempo y dinero), quienes debemos
implicarnos y luchar por ello…
Tampoco quisiera que mis percepciones me jugaran una mala
pasada dando la equivocada sensación de que esta Fiesta pueda ser
de las últimas, sino todo lo contrario: pienso que en ella debería
recaer el compromiso de erigirse como una de las primeras del
porvenir. Vosotros, los más jóvenes, estáis obligados a pensar, a
pedir, a solicitar y demandar una y mil veces tanto la información
como la gestión de nuestros recursos. ¿Qué tal si consiguiéramos
instaurar lo que ahora se viene llamando una “economía circular” y
que no sería sino retomar el reciclaje de nuestros abuelos…?
Solamente así, con el trabajo y la ilusión más hermosa y juvenil
sobrevivirá el pueblo… Sólo así nos salvaremos y podremos repetir
alegremente nuestras Fiestas...
Pero mirando un poco más lejos yo me inclinaría por lo que
llaman Nuevas Tecnologías. El mundo digital. Una gran parte de
los nuevos puestos de trabajo serán a través de Internet. Por eso
yo Instalaría una buena red de banda ancha y libre, y la ofrecería
gratis a toda pequeña o mediana empresa que eligiera nuestro
pueblo para trabajar. Incluso rehabilitando algunas casas y
poniéndolas a su disposición y ofertándolas a un precio “social”.
Y uno o varios Coworking. Estoy seguro que mucha gente,
muchos jóvenes diseñadores, creadores de videojuegos, y de otras
aplicaciones no dudarían en trasladar su residencia a un lugar
tranquilo y de fácil acceso a las grandes ciudades…
¿No se podrían (o deberían) comprar algunas casas abandonadas
y ofrecerlas a los inmigrantes con hijos…) [pregunto].
Y ¿Por qué no crear también una especie de mercado virtual en el
cual se anuncien y se ofrezcan los productos de todas las tiendas
y explotaciones de la Serranía Baja… y que se puedan comprar a
través de las redes y enviar rápidamente por correo?
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Otro apunte más: cómo me gustaría que en el pueblo hubiera una
biblioteca, con sala de ordenadores (… decía García Lorca, el poeta
Granadino, que si él tuviera hambre y estuviera en la calle
desvalido no pediría un pan, pediría medio pan y un libro: porque
los libros son maletas que contienen casi todo cuanto debemos
saber sobre la vida, son muletas que nos ayudan y en las que
podemos apoyarnos para superar sus difíciles caminos y escaleras).
Si dispusiéramos de biblioteca podríamos consultar algún
diccionario etimológico o abrir “el Google” y buscar la palabra
Fiesta. Entonces aprenderíamos que Festum en latín es el plural de
festa, de donde viene la palabra fiesta (festus), el rito social que
todos asociamos a la diversión y al regocijo. Y ahora perdonadme,
porque incluso siendo la voluntad buena, no se han de dar nunca,
¡jamás!, consejos. Yo nací, crecí y me maleduqué aquí, de modo
que todos conocéis mis pocas virtudes y mis infinitas debilidades.
Que la brevedad de estas notas sea mi disculpa. Parafraseando otra
vez a nuestros antepasados, y, sin desmerecer a nadie, hagamos
bueno y cumplamos su cantar:
Fiestas hay en La Cierva
y fiestas en Valdemoro,
pero para buenas fiestas
las de Cañada del Hoyo…
¡Que empiecen pues estas Fiestas de Agosto!.
Bebamos y comamos y bailemos en la paz de la alegría.
Disfrutemos ya de nuestras Fiestas.
Leopoldo Cerezuela
28/30 Julio 2012
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(1) Por cierto que se echa de menos una normativa donde se “ordene” la
construcción de “naves” de chapa y cemento a la entrada; ya existe un
polígono industrial en las Eras…* Desde mi ignorancia recomendaría
plantar árboles delante de estas feas edificaciones; incluso al frente de la
Residencia de Ancianos, pues su imagen también deviene, en mi opinión,
como otra pequeña tragedia estética (sin por ello dejar de reconocer su
indiscutible mérito y agradecer el bien social que representa).
(2) Escribo movido por la lógica irracional del sistema impuesto, pero en realidad
lo que verdaderamente razono es que deberíamos dejar morir al pueblo entre los
recuerdos de su grandeza y el olvido poético de sus miserias.
Bienvenido el Viajero, claro; pero nunca el turismo barato y de masas...
(3) Éste podría ser un proyecto a largo plazo, de una grande y bella
envergadura, en el que todos nos sentiríamos obligados a colaborar y que
pronto se presentará al Excmo. Ayuntamiento, para su estudio y posible
aprobación-
* Ay, las Eras: abandonadas; igualmente y por desgracia y para siempre
en ruinas-