2. Abdi, el hijo del más extraordinario científico de las últimas décadas, jugando a las escondidas con sus amigos, encontró una puerta secreta en su jardín que lo condujo a una antigua biblioteca de su desaparecido padre. Extrañado por el descubrimiento, fijó su atención en un libro muy singular. Dicho libro estaba guardado en una urna de cristal y en su portada tenía inscrito en letras doradas, un título que decía: “Antartia, el imperio perdido”
3. Sin perder el tiempo y decir una palabra, llevó consigo el libro y empezó a ojearlo en su habitación. A sus abuelos les preocupaba el encierro de Abdi, pero no lo interrumpieron. A medida que lo leía, más interesado estaba. Sobretodo lo inquietó una de las últimas páginas, en donde había un misterioso mapa que señalaba las coordenadas de un extraño mundo. Una especie de continente sumergido en la profundidad del océano.
4. Presuroso, buscó a su abuelo para que le explicara todo lo que había despertado su curiosidad. Él, con mucho recelo y nostalgia, le reveló la increíble historia de cómo su hijo había desaparecido intentando llegar a Antartia. Abdi, después de conocer toda la verdad, se compromete a buscar a su padre y convence a su abuelo para que lo acompañe en su travesía. Una semana después de haberlo preparado todo, abordan el submarino que su propio padre había diseñado. Ya en su viaje, rumbo a Antartia, atraviesan por muchos lugares exóticos y enigmáticos. Uno de ellos fue el Triángulo de las Bermudas.
5. Al pasar muy cerca de ese espeluznante sitio, se les descompuso el submarino y continuaron su búsqueda proveídos de un sofisticado equipo de buceo. A la mitad de su trayectoria, se les apareció un amenazante tiburón, que los persiguió. Al tratar de ocultarse entre las rocas submarinas, el mapa que los guiaba se le desprendió a Abdi de las manos.
6. Lograron esquivar al tiburón y esperaron a que se aleje. Inmediatamente, fueron a recoger el mapa. Una vez recuperado, siguieron su recorrido. Se detuvieron precisamente al observar, una especie de arco rocoso y rodeando al mismo, se encontraban los puntos brillantes que guardaban las llaves de este reino y una de ellas abriría las compuertas. Lo que ellos ignoraban, era que estos estaban custodiados por los hombres peces, guardianes del imperio.
7. Hábilmente, Abdihizo que lo persiguieran para que su abuelo recoja cada llave. Mientras eso ocurría, los hombres peces, automáticamente se petrificaban. Libres al fin de los obstáculos, introdujeron las llaves. Lentamente, empezaron a abrirse las compuertas y a lo lejos se divisaba la silueta de un ser. Temerosos, se alejaron. No les quedaba otra opción que enfrentar al nuevo enemigo. Sin embargo, al contacto con el agua, este ser, desfalleció. Se aproximaron rápidamente y para alegría de ambos era el padre de Abdi. Sin perder más tiempo, le suministraron oxígeno y nadaron hacia la superficie. Y al ir ascendiendo, hallaron el submarino que daban ya por perdido.
8. El abuelo hizo las maniobras para que este volviera funcionar. Y lo logró. Abdi, recostaba a su papá, mientras el abuelo conducía el submarino. Satisfechos, retornaron a casa. Sanos y felices, le contaron a la abuela todo las peripecias de esta aventura. -Nunca olvidaré, hijo mío, lo que hiciste por mí- dijo el papá de Abdi. Ambos se estrecharon en un fuerte abrazo y prometieron permanecer unidos para siempre, contemplando cada tarde, el hermoso lago que los rodeaba. FIN