1. En recuerdo del vil y cobarde asesinato
del ilustre periodista,
héroe y mártir Don Rogelio Fernández
Güell
15 de marzo de 1918
Para no olvidar jamás que nuestra República, nuestra democracia, y
nuestra libertad, se forjaron con la sangre de hombres que como él,
dieron su vida por la Patria
Por esto me opongo a la creación de un barrio chino en el paseo de los
estudiantes
F. Quesada S.
2. 1883-1918
Su padre fue Don Federico Fernández
Oreamuno, hermano del Presidente
Próspero Fernández. Descendiente de la
Familia Fernández del Val que fundó en
Costa Rica Don Juan Fernández del Val
en 176l.
Se casó en España con doña Rosa
Serratocó Soley y de ese matrimonio
nacieron tres hijos: Juan Rogelio,
Federico y Luis.
Murió asesinado en Buenos Aires de
Puntarenas (Zona Sur), el 15 de marzo de
1918 a manos de los esbirros del dictador
Tinoco.
3. Rogelio Fernández Güell, a sus 17 años, ya se había
dado cuenta de que los oligarcas del país imponían a
políticos que favorecían sus negocios corruptos, y
engañaban al pueblo, un pueblo que mansamente
agachaba la cabeza contra cantidad de atropellos.
El joven publicó entonces un comentario en la prensa,
que llamó “Los Quijotes de mi Tierra” y apareció en el
periódico El Tiempo, ridiculizando en él a estos políticos.
Aquél acto de irreverencia le costó a este joven
intelectual, prácticamente un niño, y a su jefe del
periódico donde trabajaba, ser llevado a prisión.
4. La cárcel no lo atemorizó, por el contrario, volvió a la prensa para
demostrar su repulsión contra las dictaduras, y contra aquellos
que querían limitar garantías del pueblo. A sus 19 años arremete
contra el grupo poderoso de oligarcas, empresarios y políticos,
(los mismos por los que vota hoy, un pueblo ignorante de su
historia), y publica varios artículos en el que defiende al régimen
republicano, el derecho al voto, la libertad de elegir, y hacía un
llamado al pueblo participar en las elecciones nacionales, que no
fuera apático. Así se lo hizo ver:
“Si un gobernante no escucha la voz del pueblo, es porque éste
no habla en voz alta.” Escribió el adolescente, quien lo firmó
desde la cárcel de San José.
¡Y salió de prisión hecho un hombre!
5. Se destacó luego como intelectual, miembro de la Academia
Hispanoamericana de Ciencias y Artes.
Viaja a España y a su regreso, funda el periódico El Imparcial.
Defiende las ideas del visionario Presidente don Alfredo González
Flores, a quién derrocan los hermanos Tinoco, en 1917, aplaudidos
por la oligarquía, quienes estaban molestos porque don Alfredo decidió
cobrar impuestos a los ricos.
Don Rogelio alza la voz contra estos mal nacidos traidores, y por ello
es perseguido.
Don Rogelio participa en un alzamiento contra la tiranía, pero no es
apoyado y fracasa el levantamiento.
6. Al fracasar el alzamiento, el grupo de Fernández Güell huyó por
la zona Sur para tratar de llegar a Panamá, y poder
reorganizarse, pero sus seguidores, los criminales esbirros de
los Tinoco, con el coronel Patrocinio Araya a la cabeza, los
alcanza en Buenos Aires de Osa.
Allí, don Rogelio Fernández Güell y tres de sus compañeros ,
cansados, hambrientos y mal trechos por el camino, son
atacados, y en un feroz enfrentamiento, los revolucionarios
fueron asesinados y solo uno pudo huir herido.
Don Rogelio yacía en el suelo, herido en una pierna, y el criminal
de Patrocinio, que la historia juzgue y se maldiga su nombre y
descendencia, le dispara a sangre fría, hiriéndolo dos veces en
el cuello y termina de descargar su arma contra la cabeza de don
Rogelio.
7. El coronel Patrocinio Araya era el mismo pendejo que alguna vez le
disparó a traición al presidente don Alfredo Volio.
El 15 de marzo de 1918 Buenos Aires se tiñó de Sangre.
Tras ese fiero tiroteo, Ricardo Rivera, Joaquín Porras, Carlos
Sancho y Jeremías Garbanzo fueron abatidos.
Solamente Salvador Jiménez, uno de sus compañeros, gravemente
herido, pudo huir y salvar la vida.
Foto de Buenos Aires, 1918
8. • El joven maestro salvadoreño, llamado Marcelino
García Flamenco - quien enseñaba las primeras
letras en Buenos Aires, en una pequeña escuela
del lugar, le tocó presenciar el atroz crimen en
compañía de sus alumnos.
• Asqueado, el maestro Marcelino García
Flamenco, enfrenta verbalmente a los criminales,
y luego de contribuir a enterrar a los héroes,
coloca en sus tumbas unas flores, le habla a sus
alumnos de quien era Don Rogelio, un luchador
por la democracia, y luego renuncia a la
docencia y huye a Panamá caminando por
media selva.
Luego denuncia este macabro hecho a los
medios de prensa y también es perseguido por
los Tinoco.
9. Al año siguiente, este joven maestro, ingresa a Costa Rica con una
tropa de muchachos inexpertos y mal armados, que son derrotados
por los esbirros de Tinoco, en la batalla del Ariete, el diecinueve de
julio de mil novecientos diecinueve.
Allí, Marcelino García se queda a proteger a los heridos y en esa
tarea es capturado, los tinoquistas lo hieren a machetazos en los
brazos y en la cara. Lo atan a un caballo que lo arrastra más de
cien metros y finalmente, lo rociaron con querosén y lo quemaron a
la entrada del poblado de la Cruz.
10. El ejemplo de estos mártires llevaron a continuar el alzamiento
armado, mientras que los maestros en la capital, entre ellos como
líderes, María Isabel Carvajal Quesada, (Carmen Lyra)
protagonizan una fuerte manifestación.
Los estudiantes de los colegios capitalinos marchan desde Plaza
Víquez por la calle que se conocerá luego, a raíz de estos hechos,
como el Paseo de los Estudiantes, y se concentran en la plazoleta
de la Iglesia la Soledad. Donde hoy otros malos hijos del país,
pretenden manchar la memoria de quienes dieron su sangre por
nuestra democracia.
11. 5 años después
se inició una
expedición para
localizar la fosa
común donde se
enterró a los
héroes
La foto muestra a los hombres que
viajaron en esta expedición
12. Localización de la cruz
colocada por el
Maestro García
Flamenco en donde
sepultaron a don
Rogelio y su grupo de
héroes
13. Cráneo de don Rogelio,
que muestra el agujero
de una de las balas
disparadas por el
criminal de Patrocinio
Araya. La foto muestra a
don Jorge Volio, líder de
la expedición, en 1923.