1. Mamá
Silvana
Madre;
Hoy he vuelto por los caminos
andados de la tierra añorada
y he encontrado tus pasos
junto a los míos.
He sentido mamita linda
tu infinita presencia
de mujer virtuosa,
pequeña de figura
pero de un inmenso amor.
Te he
visto
mamita
bajando por la quebrada de
Pucutana,
apresurando tus
pasos de niña pastora,
arriando tus
vaquitas;
a la flor de haba,
la chivilla, la
mariposa,
tu huaccha torito .
2. Ese tu rebaño que tanto quieres.
Ahí estabas mamita
con tu sombrerito de lana
acicalada de azaparas y tararhuay
traídas por los gentiles
de la laguna y la altura.
Y tus trencitas canosas
de mil lagrimas congeladas,
con tu pullucata alisina
en la que tiernamente abrigas
tus más apreciados recuerdos.
Como olvidar madrecita
las noches interminables
de esperanza y sosiego
en Lalancancha o el pueblo.
Para ir de madrugada
por senderos de luna y caminos de estrellas
que nos revelan las aguas
del Silacocha, aunadas al cielo.
Como en Manturina
en busca de las terneras
o para labrar la tierra.
Esos encuentros o descanso feliz en la pampa de Yarinca
allí donde hacíamos fiesta
de fantasía y recuerdos
3. bailando, cantando
nuestra pallita, nuestro huainito
con la entrañable melodía
de la
tinya y
pincullo del abuelo Tobías, el arpa
del tío Alcides
y los estremecedores guapidos del
masha Tomás,
esas que hasta ahora resuenan
entre los cerros de Alis
¿Recuerdas mamita?
nuestras andadas de cerro y quebrada
en lluvia y nevada
de luna a sol y de sol a luna.
No importaba nada,
el rebaño esperaba
Y la tierra también.
En el pueblo
en nuestra casita
de teja y adobe
te veo madrecita
con abnegación haciendo tus cosas,
arreglando la troja,
desgranando el maíz,
4. asoleando las ocas,
las habas y arbejas.
Infatigable mujer
que no conoce el descanso.
Como olvidar madrecita
tu amorosa figura
de mágicas manos,
cocinando en la tullpa
en tu ollita de barro
y tus cositas de pueblo.
tu carita de mirada
traviesa
pincelada de hollín.
Tu mesa servida mamita
es bendición de Dios
tu incomparable comida
ahora la extraño .
El yacochupe de las
mañanas
el ishcuapi humeante y
dorado como el oro de tu
generosidad.
Han pasado muchos años
y tu omnipresente recuerdo
es mi luz del día a día.
Recuerdo mamita
5. cuando me hice Maestro
y partí al trabajo, a la vida
derramaste lágrimas
de alegría y tristeza,
de dolor de madre que suelta
las manos del hijo.
Como María, cuando Jesús
es entregado a sus verdugos.
Así es el amor y dolor eterno de
madre para con todos los hijos.
En el devenir de mi vida
nunca olvide tus consejos
ni tus vivenciales ejemplos.
Te falle muchas veces
y siempre tu perdón recibí.
Pero también te di alegrías
con las cosas buenas que hice.
Gracias Dios mío por darme
la mejor de las madres
y el hogar más hermoso
de los más valiosos tesoros,
humildad, amor y alegría
con mamá para siempre
y la noble presencia de papá.
Prof. Fortunato Juan Bejarano Rodríguez
(Publicado en mayo de 2007).
6. cuando me hice Maestro
y partí al trabajo, a la vida
derramaste lágrimas
de alegría y tristeza,
de dolor de madre que suelta
las manos del hijo.
Como María, cuando Jesús
es entregado a sus verdugos.
Así es el amor y dolor eterno de
madre para con todos los hijos.
En el devenir de mi vida
nunca olvide tus consejos
ni tus vivenciales ejemplos.
Te falle muchas veces
y siempre tu perdón recibí.
Pero también te di alegrías
con las cosas buenas que hice.
Gracias Dios mío por darme
la mejor de las madres
y el hogar más hermoso
de los más valiosos tesoros,
humildad, amor y alegría
con mamá para siempre
y la noble presencia de papá.
Prof. Fortunato Juan Bejarano Rodríguez
(Publicado en mayo de 2007).