Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
El planeta tierra_y_la_luna
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La Tierra
Movimientos de la Tierra
La Tierra está en continuo movimiento. Se desplaza, con el resto de planetas y cuerpos
del Sistema Solar, girando alrededor del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Sin
embargo, este movimiento afecta poco nuestra vida cotidiana.
Más importante, para nosotros, es el movimiento que efectúa describiendo su órbita
alrededor del Sol, ya que determina el año y el cambio de estaciones. Y, aún más, la
rotación de la Tierra alrededor de su propio eje, que provoca el día y la noche, que
determina nuestros horarios y biorritmos y que, en definitiva, forma parte inexcusable
de nuestras vidas.
El movimiento de traslación: el año
Por el movimiento de traslación la Tierra se mueve
alrededor del Sol, impulsada por la gravitación, en 365
días, 5 horas y 57 minutos, equivalente a 365,2422 días,
que es la duración del año. Nuestro planeta describe una
trayectoria elíptica de 930 millones de kilómetros, a una
distancia media del Sol de 150 millones de kilómetros.
El Sol se encuentra en uno de los focos de la elipse. La
distancia media Sol-Tierra es 1 U.A. (Unidad
Astronómica), que equivale a 149.675.000 km.
Como resultado de ese larguísimo camino, la Tierra
viaja a una velocidad de 29,5 kilómetros por segundo, recorriendo en una hora 106.000
kilómetros, o 2.544.000 kilómetros al día.
La excentricidad de la órbita terrestre hace variar la distancia entre la Tierra y el Sol en
el transcurso de un año. A primeros de enero la Tierra alcanza su máxima proximidad al
Sol y se dice que pasa por el perihelio. A principios de julio llega a su máxima lejanía y
está en afelio. La distancia Tierra-Sol en el perihelio es de 142.700.000 kilómetros y la
distancia Tierra-Sol en el afelio es de 151.800.000 kilómetros.
El movimiento de rotación: el día
Cada 24 horas (cada 23 h 56 minutos), la Tierra da una
vuelta completa alrededor de un eje ideal que pasa por
los polos. Gira en dirección Oeste-Este, en sentido
directo (contrario al de las agujas del reloj), produciendo
la impresión de que es el cielo el que gira alrededor de
nuestro planeta.
A este movimiento, denominado rotación, se debe la
sucesión de días y noches, siendo de día el tiempo en
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que nuestro horizonte aparece iluminado por el Sol, y de noche cuando el horizonte
permanece oculto a los rayos solares. La mitad del globo terrestre quedará iluminada, en
dicha mitad es de día mientras que en el lado oscuro es de noche. En su movimiento de
rotación, los distintos continentes pasan del día a la noche y de la noche al día.
Precesión y nutación
Los equinoccios no son fijos porque el plano del ecuador gira en relación al plano de la
eclíptica; completa un giro cada 25.868 años. El movimiento de los equinoccios en la
eclíptica se llama precesión de los equinoccios. Para establecer la posición real de las
estrellas en un momento determinado tiene que aplicarse una corrección de precesión a
las cartas celestes.
Por su parte, la nutación es un leve balanceo que experimenta la Tierra a causa de la
atracción gravitacional de la Luna
Precesión
La Tierra es un elipsoide de forma irregular, aplastado
por los polos y deformado por la atracción gravitacional
del Sol, la Luna y, en menor medida, de los planetas.
Esto provoca una especie de lentísimo balanceo en la
Tierra durante su movimiento de traslación llamado
"precesión de los equinoccios", que se efectúa en sentido
inverso al de rotación, es decir en sentido retrógrado
(sentido de las agujas del reloj).
Bajo la influencia de dichas atracciones, el eje va
describiendo un doble cono de 47º de abertura, cuyo vértice está en el centro de la
Tierra. Debido a la precesión de los equinoccios, la posición del polo celeste va
cambiando a través de los siglos. Actualmente la estrella Polar no coincide exactamente
con el Polo Norte Celeste.
Nutación
Hay otro movimiento que se superpone con la precesión, es la nutación, un pequeño
vaivén del eje de la Tierra. Como la Tierra no es esférica, la atracción de la Luna sobre
el abultamiento ecuatorial de la Tierra provoca el fenómeno de nutación. Para hacernos
una idea de este movimiento, imaginemos que, mientras el eje de rotación describe el
movimiento cónico de precesión, recorre a su vez una pequeña elipse o bucle en un
periodo de 18,6 años.
En una vuelta completa de precesión (25.767 años) la Tierra realiza más de 1.300 bucles
de nutación. El movimiento de nutación de la Tierra fue descubierto por el astrónomo
británico James Bradley.
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La Tierra, un planeta azul
Los astronautas siempre describen la Tierra como "El
Planeta Azul", debido a su color, y las fotos captadas
desde el espacio lo demuestran. Los responsables de
estas tonalidades son los océanos y los gases de la
atmósfera, es decir, los dos componentes "externos" a la
corteza terrestre.
Es en estas tres capas - corteza, hidrosfera, atmósfera -,
donde se dan las condiciones adecuadas para que se
desarrolle y mantenga la vida. Tanto la cobertura de
agua como la de aire son únicas en todo el Sistema
Solar.
La Hidrosfera
Llamamos hidrosfera al conjunto de toda el agua que hay sobre la superficie de la
Tierra: océanos, mares, ríos, lagos, pantanos, glaciares, polos. Se formó en una época
temprana de la evolución terrestre, a partir del vapor producido por las erupciones
volcánicas, cuando eran más frecuentes que en la actualidad. El vapor se condensó
formando nubes que luego provocaron lluvias torrenciales a lo largo de millones de
años. Puede que la historia bíblica de Noé pretenda explicar este fenómeno aunque,
evidentemente, cuando ocurrió no había humanos.
La mayor parte del agua se encuentra en los océanos, que cubren casi las tres cuartas
partes de la superficie terrestre. En el hemisferio norte, las aguas ocupan unos 154
millones de km. cuadrados, frente a los 100 de las tierras emergidas. En el hemisferio
sur, en cambio, los mares ocupan 206 millones de km. cuadrados, frente a los sólo 48
millones de km. cuadrados de tierra firme.
En la Tierra hay unos 1.400 millones de km. cúbicos de agua, de los cuales, sólo el 3,5
% es agua dulce y, de esta, la mayoría se encuentra en forma de hielo, en los polos. Esta
enorme cantidad de agua ayuda a amortiguar las diferencias de temperatura que se
producirían en las distintas estaciones del año o entre el día y la noche.
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Figura 1: La distribución del agua en la Hidrósfera
La Atmósfera
Inicialmente, la Tierra tenía una atmósfera muy distinta de la actual. Las erupciones
volcánicas constantes emitieron enormes cantidades de vapor de agua que, al
precipitarse, formó mares y océanos. Allí surgieron las primeras algas que empezaron a
consumir dióxido de carbono y fabricar oxígeno. Como el primero abundaba y, sin
embargo, no había animales que consumiesen el segundo, las algas proliferaron y, al
cabo de millones de años, habían conseguido transformar la atmósfera inicial en otra de
composición parecida a la actual.
La atmósfera no es uniforme. La mayoría del aire se concentra en los 15 km. más
próximos a la superficie terrestre. Desde el suelo, la atmósfera tiene diversas capas:
troposfera, estratosfera, mesosfera, termosfera, exosfera y magnetosfera. Debido a la
diferencia de densidades, presión y temperatura entre las diversas capas, o entre
distintas zonas del planeta, la atmósfera presenta cambios constantes que determinan lo
que llamamos "tiempo atmosférico" o clima.
La atmósfera mantiene la temperatura del planeta relativamente estable y actúa como
escudo protector contra diversos tipos de radiaciones que resultarían letales para los
seres vivos. También protege la superficie terrestre del impacto de los meteoritos, la
mayoría de los cuales, se desintegran al chocar con las capas altas de la atmósfera, a
altísimas velocidades.
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Magnetismo y electricidad en la Tierra
La Tierra se comporta como un enorme imán. El físico y
filósofo natural inglés William Gilbert fue el primero que
señaló esta similitud en 1600, aunque los efectos del
magnetismo terrestre se habían utilizado mucho antes en
las brújulas primitivas.
El magnetismo de la Tierra es el resultado de una
dinámica, ya que su núcleo de hierro de la Tierra no es
sólido.
Por otra parte, en la superficie terrestre y en la atmósfera
se generan diversas corrientes eléctricas producidas por
diversas causas, además de un intercambio constante de
electricidad entre el aire y la Tierra.
El campo magnético terrestre
La Tierra posee un poderoso campo magnético, como si el planeta tuviera un enorme
imán en su interior cuyo polo sur estuviera cerca del polo norte geográfico y viceversa.
Aunque los polos magnéticos terrestres reciben el nombre de polo norte magnético
(próximo al polo norte geográfico) y polo sur magnético (próximo al polo sur
geográfico), su magnetismo real es el opuesto al que indican sus nombres.
Las posiciones de los polos magnéticos no son constantes y muestran notables cambios
de año en año. Cada 960 años, las variaciones en el campo magnético de la Tierra
incluyen el cambio en la dirección del campo provocado por el desplazamiento de los
polos. El campo magnético de la Tierra tiene tendencia a trasladarse hacia el Oeste a
razón de 19 a 24 km por año.
Electricidad terrestre
Se conocen tres sistemas eléctricos generados por
procesos naturales. Uno está en la atmósfera. otro está
dentro de la Tierra, fluyendo paralelo a la superficie, y el
tercero, que traslada carga eléctrica entre la atmósfera y la
Tierra, fluye en vertical.
La electricidad atmosférica es el resultado de la
ionización de la atmósfera por la radiación solar y a partir
del movimiento de nubes de iones. Estas nubes son
desplazadas por mareas atmosféricas, que se producen por
la atracción del Sol y la Luna sobre la atmósfera. Suben y bajan a diario, como ocurre
en el mar. La ionosfera constituye una capa esférica casi perfectamente conductora.
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Las corrientes de la Tierra constituyen un sistema mundial de ocho circuitos cerrados de
corriente eléctrica distribuidos de una forma bastante uniforme a ambos lados del
ecuador, además de una serie de circuitos más pequeños cerca de los polos. La
superficie de la Tierra tiene carga eléctrica negativa. La carga negativa se consumiría
con rapidez si no se repusiera de alguna forma.
Se ha observado un flujo de electricidad positiva que se mueve hacia abajo desde la
atmósfera hacia la Tierra. La causa es la carga negativa de la Tierra, que atrae iones
positivos de la atmósfera. Al parecer, la carga negativa se traslada a la Tierra durante las
tormentas y el flujo descendente de corriente positiva durante el buen tiempo se
contrarresta con un flujo de regreso de la corriente positiva desde zonas de la Tierra con
tormentas.
Los mapas de la Tierra
El ser humano siempre ha tenido la necesidad de desplazarse de un lugar a otro. A
veces, en busca de alimentos, territorios nuevos o climas más benignos. Otras, para
extender sus actividades comerciales o arrebatar territorios y ciudades a otros humanos.
Últimamente, viajar por placer, en vacaciones, hacer turismo.
Desde antiguo, antes de emprender un viaje, nos gusta saber qué vamos a encontrar,
cuales son las formas del terreno. Para representarlo, empezamos con unos simples
trazos que indicaban las principales características o accidentes geográficos de un
territorio y hemos llegado hasta los sofisticados mapas actuales.
Con la ayuda de los datos que se obtienen gracias a la topografía es posible elaborar
mapas. El principal problema consiste en tener que representar sobre una superficie
plana aquello que está, en la realidad, sobre la superficie de una esfera. Desde la
antigüedad a han hecho diversos intentos de solucionarlo. Actualmente se emplean las
proyecciones topográficas, que consisten en transformar los datos topográficos en
valores sobre un plano, haciendo pequeñas correcciones.
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Para ello, se divide la superficie terrestre en secciones llamadas retículos geográficos y
se trasladan sobre un plano por medio de un sistema de coordenadas.
El resultado es un mapa en que las coordenadas
forman una cuadrícula. Las líneas verticales se
llaman meridianos y cada una representa un
grado de longitud. Las horizontales, llamadas
paralelos representan un grado de latitud.
Desde que se lanzaron al espacio los primeros
satélites artificiales, se han usado para conseguir
mapas de la superficie de la Tierra cada vez más
precisos. Desde estos satélites se toman distancias
con la ayuda de ondas de radio y también se
hacen fotografías de pequeñas secciones de la
superficie, que luego hay que unir. Por primera vez, estos métodos han permitido tener
una imagen real del planeta.
Todo el conjunto de técnicas destinadas a la elaboración de mapas de la superficie
terrestre recibe el nombre de cartografía.
La Luna
La Luna es el único satélite natural de la Tierra. Su
diámetro es de unos 3.476 km, aproximadamente una
cuarta parte del de la Tierra. La masa de la Tierra es 81
veces mayor que la de la Luna. La densidad media de la
Luna es de sólo las tres quintas partes de la densidad de
la Tierra, y la gravedad en la superficie es un sexto de la
de la Tierra.
La Luna orbita la Tierra a una distancia media de
384.403 km y a una velocidad media de 3.700 km/h.
Completa su vuelta alrededor de la Tierra, siguiendo una
órbita elíptica, en 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,5
segundos. Para cambiar de una fase a otra similar, o mes
lunar, la Luna necesita 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2,8 segundos.
Como tarda en dar una vuelta sobre su eje el mismo tiempo que en dar una vuelta
alrededor de la Tierra, siempre nos muestra la misma cara. Aunque parece brillante, sólo
refleja en el espacio el 7% de la luz que recibe del Sol.
Después de la Tierra, la Luna es el cuerpo espacial más estudiado.
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Movimientos de la Luna
La Luna es el único satélite natural de la
Tierra. La luna gira alrededor de su eje
(rotación) en aproximadamente 27.32
días (mes sidéreo) y se traslada alrededor
de la Tierra (traslación) en el mismo
intervalo de tiempo, de ahí que siempre
nos muestra la misma cara. Además,
nuestro satélite completa una revolución
relativa al Sol en aproximadamente
29.53 días (mes sinódico), período en el cual comienzan a repetirse las fases lunares.
Los instantes de salida, tránsito y puesta del Sol y de la Luna están relacionados con las
fases. La Luna se traslada alrededor de la Tierra en sentido directo, en dirección Este.
Como el Sol se mueve 1° por día hacia el Este. La Luna atrasa diariamente su salida
respecto a la del Sol unos 50 minutos.
Rotación y traslación de la Luna
La Luna gira alrededor de la Tierra aproximadamente una vez al mes. Si la Tierra no
girara en un día completo, sería muy fácil detectar el movimiento de la Luna en su
órbita. Este movimiento hace que la Luna avance alrededor de 12 grados en el cielo
cada día.
Si la Tierra no rotara, lo que veríamos sería la Luna cruzando la bóveda celeste durante
dos semanas, y luego se iría y tardaría dos semanas ausente, durante las cuales la Luna
sería visible en el lado opuesto del Globo.
Sin embargo, la Tierra completa un giro cada día, mientras que la Luna se mueve en su
órbita también hacia el este. Así, cada día le toma a la Tierra alrededor de 50 minutos
más para estar de frente con la Luna nuevamente (lo cual significa que nosotros
podemos ver la Luna en el Cielo.) El giro de la Tierra y el movimiento orbital de la
Luna se combinan, de tal suerte que la salida de la Luna se retrasa del orden de 50
minutos cada día.
Libración lunar
Para notar el movimiento de la Luna en su órbita, hay
que tener en cuenta su ubicación en el momento de la
puesta de Sol durante algunos días. Su movimiento
orbital la llevará a un punto más hacia el este en el cielo
en el crepúsculo cada día.
El movimiento propio de la Luna se traduce en un
desplazamiento de oeste a este, pero su movimiento
aparente se produce de este a oeste, consecuencia del
movimiento de rotación de la Tierra.
La máxima superficie de la Luna visible desde la Tierra
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no es exactamente el 50% sino llega hasta el 59%, por un efecto conocido como
libración. La excentricidad de la órbita lunar hace que la velocidad orbital no sea
constante y que, por tanto, puedan resultar visibles en el curso de un mes partes
normalmente escondidas en los bordes este y oeste. En este caso se habla de una
libración en longitud. De forma similar se tiene una libración en la latitud como efecto
de la inclinación de unos 5 grados de la órbita lunar sobre el plano de la eclíptica.
Las fases de la luna
Según la disposición de la Luna, la Tierra y el Sol, se ve iluminada una mayor o menor
porción de la cara visible de la luna.
La Luna Nueva o novilunio es cuando la Luna está entre la Tierra y el Sol y por lo tanto
no la vemos.
En el Cuarto Creciente, la Luna, la Tierra y el Sol forman un ángulo recto, por lo que se
puede observar en el cielo la mitad de la Luna, en su período de crecimiento.
La Luna Llena o plenilunio ocurre cuando La Tierra se ubica entre el Sol y la Luna; ésta
recibe los rayos del sol en su cara visible, por lo tanto, se ve completa.
Finalmente, en el Cuarto Menguante los tres cuerpos vuelven a formar ángulo recto, por
lo que se puede observar en el cielo la otra mitad de la cara lunar.
Las fases de la luna son las diferentes iluminaciones que
presenta nuestro satélite en el curso de un mes.
La órbita de la tierra forma un ángulo de 5º con la órbita de la
luna, de manera que cuando la luna se encuentra entre el sol y
la tierra, uno de sus hemisferios, el que nosotros vemos, queda
en la zona oscura, y por lo tanto, queda invisible a nuestra vista:
a esto le llamamos luna nueva o novilunio.
A medida que la luna sigue su movimiento de traslación, va
creciendo la superficie iluminada visible desde la tierra, hasta
que una semana más tarde llega a mostrarnos la mitad de su
hemisferio iluminado; es el llamado cuarto creciente.
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Una semana más tarde percibimos todo el hemisferio iluminado: es la llamada luna
llena o plenilunio.
A la semana siguiente, la superficie iluminada empieza a decrecer o menguar, hasta
llegar a la mitad: es el cuarto menguante.
Al final de la cuarta semana llega a su posición inicial y desaparece completamente de
nuestra vista, para recomenzar un nuevo ciclo.
Los eclipses
Un eclipse es el oscurecimiento de un cuerpo celeste por otro. Como los cuerpos
celestes no están quietos en el firmamento, a veces la sombra que uno proyecta tapa al
otro, por lo que éste último se ve oscuro.
En el caso de la Tierra, la Luna y el Sol tenemos dos modalidades: eclipses de Sol, que
consisten en el oscurecimiento del Sol visto desde la Tierra, debido a la sombra que la
Luna proyecta; y eclipses de Luna, que son el oscurecimiento de la Luna vista desde la
Tierra, debido que ésta se sitúa en la zona de sombra que proyecta la Tierra.
Si colocamos una pelota entre la luz y la pared se
observará sobre la pared una sombra circular intensa y
otra mayor, pero más débil. De igual manera, la luna y la
tierra proyectan en el espacio gigantescos conos de
sombra producidos por la iluminación del sol.
Cuando la luna se interpone entre la tierra y el sol, el cono
de su sombra se proyecta sobre una zona de la tierra, y las
personas que habitan en esa zona quedan en la oscuridad,
como si fuese de noche, porque la luna eclipsa, tapa al sol.
Este astro se ve como cubierto, que no es otra cosa sino la
luna. Esto es un eclipse de sol.
Del mismo modo, cuando la luna cruza el cono de sombra de la tierra, desaparece a la
vista de los habitantes del hemisferio no iluminado (noche) los cuales pueden
presenciar, en su totalidad, el eclipse de luna.
El eclipse de sol se produce solamente sobre una pequeña faja de la tierra, porque la
luna, por su menor tamaño, no oculta completamente al sol para la totalidad de la tierra.
Los eclipses de luna pueden ser de dos tipos: Totales: cuando están en el cono de
sombra de la tierra, y parciales: cuando sólo se introduce parcialmente en la sombra.
Por su parte, los eclipses de sol pueden ser de tres tipos:
Totales: Cuando la luna se interpone entre el sol y la tierra, Y los habitantes no ven la
luz solar durante algunos minutos.
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Parciales: Cuando la penumbra abarca una extensión de tierra y los habitantes que están
en ella sólo ven una porción de sol.
Anulares: Cuando el cono de sombra de la luna no llega hasta la tierra porque se
encuentra demasiado lejos del planeta para ocultar el disco solar.
El cono de sombra se divide en dos partes: umbra o sombra total, y penumbra o sombra
parcial. Para las personas que se encuentran en la zona de la umbra, el eclipse será total,
mientras que para las personas que se encuentran en la penumbra el eclipse será parcial.
La faja de sombra o umbra es de 270 Km. Y la penumbra alcanza hasta 6400 Km de
anchura. En un año puede haber un máximo de 7 eclipses y un mínimo de 2. Los
eclipses
Un eclipse es el oscurecimiento de un cuerpo celeste por otro. Como los cuerpos
celestes no están quietos en el firmamento, a veces la sombra que uno proyecta tapa al
otro, por lo que éste último se ve oscuro.
En el caso de la Tierra, la Luna y el Sol tenemos dos modalidades: eclipses de Sol, que
consisten en el oscurecimiento del Sol visto desde la Tierra, debido a la sombra que la
Luna proyecta; y eclipses de Luna, que son el oscurecimiento de la Luna vista desde la
Tierra, debido que ésta se sitúa en la zona de sombra que proyecta la Tierra.
Si colocamos una pelota entre la luz y la pared se
observará sobre la pared una sombra circular intensa y
otra mayor, pero más débil. De igual manera, la luna y la
tierra proyectan en el espacio gigantescos conos de
sombra producidos por la iluminación del sol.
Cuando la luna se interpone entre la tierra y el sol, el cono
de su sombra se proyecta sobre una zona de la tierra, y las
personas que habitan en esa zona quedan en la oscuridad,
como si fuese de noche, porque la luna eclipsa, tapa al sol.
Este astro se ve como cubierto, que no es otra cosa sino la
luna. Esto es un eclipse de sol.
Del mismo modo, cuando la luna cruza el cono de sombra de la tierra, desaparece a la
vista de los habitantes del hemisferio no iluminado (noche) los cuales pueden
presenciar, en su totalidad, el eclipse de luna.
El eclipse de sol se produce solamente sobre una pequeña faja de la tierra, porque la
luna, por su menor tamaño, no oculta completamente al sol para la totalidad de la tierra.
Los eclipses de luna pueden ser de dos tipos: Totales: cuando están en el cono de
sombra de la tierra, y parciales: cuando sólo se introduce parcialmente en la sombra.
Por su parte, los eclipses de sol pueden ser de tres tipos:
Totales: Cuando la luna se interpone entre el sol y la tierra, Y los habitantes no ven la
luz solar durante algunos minutos.
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Parciales: Cuando la penumbra abarca una extensión de tierra y los habitantes que están
en ella sólo ven una porción de sol.
Anulares: Cuando el cono de sombra de la luna no llega hasta la tierra porque se
encuentra demasiado lejos del planeta para ocultar el disco solar.
El cono de sombra se divide en dos partes: umbra o sombra total, y penumbra o sombra
parcial. Para las personas que se encuentran en la zona de la umbra, el eclipse será total,
mientras que para las personas que se encuentran en la penumbra el eclipse será parcial.
La faja de sombra o umbra es de 270 Km. Y la penumbra alcanza hasta 6400 Km de
anchura. En un año puede haber un máximo de 7 eclipses y un mínimo de 2.
La superficie lunar
La Luna es un mundo lleno de montañas, cráteres y otras
formaciones. Los cráteres lunares se formaron por el
impacto de meteoritos. En general tienen forma de
anillo, una base y un pico central. Su tamaño varía desde
pocos centímetros hasta 260 kilómetros. Se conocen
picos centrales de hasta 4000 metros y anillos del mismo
tamaño.
Los "mares" de la Luna son zonas llanas de color oscuro.
Se deben a la salida de lava basáltica durante el periodo
de formación de la luna. Las montañas pueden estar
aisladas o formando grandes cadenas. También hay grietas, con profundidades de hasta
400 metros y varios kilómetros de longitud.
Cómo se formó el suelo de la Luna
Los científicos han estudiado la edad de las rocas lunares provenientes de regiones con
cráteres y han podido determinar cuándo se formaron los cráteres. Al estudiar las zonas
de color claro de la Luna conocidas como mesetas, los científicos encontraron que,
desde hace aproximadamente 4.600 a 3.800 millones años, restos de rocas cayeron
sobre la superficie de la joven Luna y formaron cráteres muy rápidamente. Esta lluvia
de rocas cesó y desde entonces se han formado muy pocos cráteres.
Algunas muestras de rocas extraídas de estos grandes cráteres, llamados cuencas,
establecen que aproximadamente hace 3.800 a 3.100 millones de años, varios objetos
gigantescos, similares a los asteroides, chocaron contra la Luna, justo cuando cesaba la
lluvia rocosa.
Poco tiempo después, abundante lava llenó las cuencas y dio origen a los obscuros
mares. Esto explica por qué hay tan pocos cráteres en los mares y, en cambio, tantos en
las mesetas. En estas no hubo flujos de lava que borraran los cráteres originales, cuando
la superficie de la Luna estaba siendo bombardeada por restos planetarios durante la
formación del Sistema Solar.
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La parte más lejana de la Luna tiene solo un "mare", por esto que los científicos creen
que esta área representa cómo era la Luna hace 4.000 millones de años.
Geografía lunar
Lo que vemos de la Luna es una combinación de cráteres, crestas de montañas, valles
estrechos y profundos, y llanuras niveladas o mares. El más grande de los mares es el
Mare Imbrium (Mar de Lluvias), con aproximadamente 1120 kilómetros de diámetro.
Hay unos 20 mares importantes en el lado de la Luna encarado a la Tierra. Entre ellos
están el Mare Serenitatis (Mar de la Serenidad), Mare Crisium (Mar de Crisis) y Mare
Nubium (Mar de Nubes). Aunque son considerados llanuras , los mares no son
completamente planos. Son atravesados por riscos, están plagados de cráteres y son
interrumpidos por precipicios y paredes.
Los mares lunares están rodeados por grandes montañas, a las que se puso nombres
como Alpes, Pirineos y Cárpatos, de acuerdo a las cordilleras terrestres. La cordillera
lunar más alta es Leibnitz, con crestas de hasta 9.140 metros.
Decenas de miles de cráteres están esparcidos por la superficie de la Luna, a menudo
solapándose entre si. También hay más de mil valles profundos, llamados fisuras
lunares, que tienen de 16 a 482 kilómetros de largo y alrededor de 3 kilómetros o menos
de ancho. Se cree que estas fisuras son hendiduras en la superficie que se formaron a lo
largo de las zonas de debilidad causadas por algún tipo de calor y expansión interior.