1. FINALICEMOS EL CUENTO 18
Había una vez un buzo autónomo que le gustaba salir siempre
solo a recorre las profundidades del mar, pensando tal vez, encontrar algo
valioso para vender.
Resulta que en una oportunidad divisó en una cueva submarina un
destello brillante que acaparó su atención: se trataba de un hermoso reloj, al
parecer muy valioso, pero abrochado en un brazo. Le faltaba el resto del
cuerpo…
Entonces…
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