Benzodiazepinas en anestesiologia generalidades.pptx
Articulo el confidencial
1. Miércoles, 24 de octubre de 2012
EL MÉTODO SIN ESFUERZO DE RICARDO ARTOLA
"Solo dejas de fumar, no de vivir": cómo abandoné el tabaco
El escritor Ricardo Artola, autor de 'Y un día dejé de fumar'. (Ángela Vallvey/La esfera)
“Yo fumaba como un carretero, pero lo dejé cuando cumplí 50 años. Si lo dejas a esa edad no
hay ningún problema, el cuerpo se recupera y es como si no hubieras fumado nunca”. Estas
fueron las palabras que resonaron en la conciencia de Ricardo Artola, autor de Y un día dejé de
fumar (La esfera de los libros), cuando cumplió los 50 y que le ayudaron a tomar la decisión de
dejar el tabaco. El particular oráculo griego de Artola se llama Dimitrios, “un tipo fornido y con
un color de piel saludable, que conocí en un pequeño hotel de una isla griega. Cualquiera
hubiera firmado por tener su aspecto a los 60 años, que eran los que tenía cuando lo conocí”.
Los llamados ‘síntomas inquietantes’ (obstrucción respiratoria, taquicardias, envejecimiento
de la piel, etc.) hicieron el resto.
Artola cuenta su experiencia en primera persona, sin paternalismo, sin imperativos, sin
redundar una vez más en las más que sabidas consecuencias nocivas del tabaco para la salud, y
con un característico tono cómico; lo que aleja a Y un día dejé de fumar de los cientos de libros
de autoayuda publicados sobre este tema. “No quise contaminarme con lo que dicen la
mayoría de manuales porque fui fumador durante muchos años, negro y rubio, con y sin filtro,
picadura de liar y aquellos sensuales e interminables More. ¡Hasta he fumado estando
ingresado en un hospital! Cuando lo dejé tuve una intuición que se cumplió y quería contar mi
experiencia, por eso parto de un enfoque totalmente distinto al habitual”, resume el autor.
2. Si se superan los seis primeros meses, ya solo vuelve a caer una de cada diez
personas
Nadie duda de las dificultades que entraña dejar de fumar, “tampoco es hacer un arco de
iglesia”, matiza Artola, “pero sí un esfuerzo que te cambia la vida agradablemente”.
Dependiendo de las circunstancias personales de cada fumador, se valorarán más o menos las
distintas ventajas de abandonar este vicio. Unos mirarán el bolsillo, otros la salud, otros
apreciarán recuperar el gusto y el olfato o simplemente apreciarán que su ropa deje de oler a
humo o el aliento no desagrade a sus parejas. Sin embargo, para este madrileño y
empedernido viajero, la mayor ventaja de abandonar este vicio es la libertad. “Cuando ya no
fumas, que en mi caso fue una constante durante unos 32 años, te notas más libre al dejar de
depender y organizarte en función del tabaco. El aspecto del deporte también ha sido curioso,
cuando dejas de fumar parece que el propio cuerpo te pide ejercicio, lo que te viene muy mal
para no engordar en la primera fase de deshabituación”.
“Cada día que pasas sin fumar es mejor que el anterior”
El proceso de dejar el tabaco entraña una serie de dificultades, pero la más grande es tomar en
serio la decisión y superar el primer día sin fumar. “Si se recae hay que volver a intentarlo”,
apunta el autor. La primera fase de este proceso es la más complicada porque hasta que el
cuerpo no se desintoxica totalmente de la nicotina –alrededor de tres días– se experimentará
un mono físico. “Yo lo pasé a base de agua, chicles y un poco de ejercicio porque tienes
muchos pinchazos de hambre, casi tantos como cigarros te fumabas”. Una vez superadas estas
primeras 72 horas sin fumar, llega la segunda fase, la del mono psicológico. Con una duración
de entre un mes y un mes y medio, en este tiempo el peor enemigo son los hábitos; “unas
costumbres que cuesta abandonar, pero menos a medida que va pasando el tiempo”. La
tercera y última fase comienza a partir del mes y medio y, si se superan los seis primeros
meses, ya solo recae una de cada diez personas que lo intentan.
La imagen icónica
del tabaco ya no funciona entre las generaciones más jóvenes
“Cada persona es única. Es mejor olvidarse de lo que dicen de dejar de fumar”, apunta Artola
en su libro, y anima a tratar los clásicos libros de autoayuda u otros ‘métodos milagrosos’
como simples muletillas, pero en ningún caso como una panacea para conseguir este objetivo.
“Lo único que realmente ayuda es que cada día que pasa es mejor que el anterior. Cada paso
resulta más sencillo que el anterior, y el más difícil es el primero”, asegura Artola. Sin embargo,
reconoce que, como el 99% de la resistencia a dejar de fumar es psicológica y no física, cada
uno debe marcarse sus propias metas y trucos según su forma de ser y su grado de adicción.
3. La decisión tanto de fumar como de dejarlo se circunscribe pues, a la esfera personal. Por eso
el escritor no cree que las medidas legales contra el tabaquismo, como la obligación de colocar
siniestras fotografías en las cajetillas y mensajes disuasorios, cumplan realmente con su fin.
“No creo que nadie se plantee dejar de fumar por estas fotografías, al menos en mi caso lo
único que provocaba es que buscase cajetillas con imágenes menos desagradables, pero nunca
me motivaron para abandonarlo”.
El declive cultural del tabaquismo en las sociedades occidentales
Donde realmente habría que intervenir, según el autor, es en las prácticas lobistas de las
compañías tabaqueras. “Durante toda su historia han tenido un papel cínico y poco digno. Su
único fin era ganar dinero, aunque para ello tuviesen que echar cientos de componentes
químicos al tabaco para incrementar las adicciones. Cuando fueron llevadas a los tribunales
utilizaron todas las armas a su alcance y su ejército de lobistas para alcanzar acuerdos
extrajudiciales. Desde este punto de vista creo que se puede tildar a las compañías tabacaleras
de piratas”, denuncia Artola.
El 99% de la resistencia a dejar de fumar es psicológica
Quizá por este motivo, además de por la abundante información que existe hoy en día sobre el
tabaco, el vicio de fumar está en declive, al menos en Occidente y entre las generaciones más
jóvenes (en los países en vías de desarrollo sí sigue aumentando el número de fumadores,
debido sobre todo, a la incorporación de las mujeres, según el último informe de la OMS). A
pesar de esta tendencia, y de que la imagen icónica del tabaco ya no funciona entre las
generaciones más jóvenes, el fin del tabaco en la sociedad todavía no está del todo asegurado.
Las tendencias son muy caprichosas, indica Artola y, “aunque parezca que en términos
estadísticos será un hábito marginal en el futuro, relegado a clubs de puro y pipa, no se puede
asegurar que nunca más se volverá a reivindicar o a poner de moda como un impulso de ir a
contracorriente si se llegase a prohibir o criminalizar”. De momento, nada mejor para dejar de
fumar el ameno y razonado testimonio de Ricardo Artola en Y un día dejé de fumar.
7juanchu123 24/10/2012 | 20:22
Me recuerdo imitando en el fume a mi padre con unos cuatro años. Con seis o siete, recogía en
el pórtico de la iglesia del pueblo las colillas chupadas y babosas que dejaban los hombres
mientras el cura echaba el sermón en la misa de 12 de los domingos. También fumé aquellos
cigarrillos de anís que se vendían a cincuenta céntimos y los otros cincuenta de la paga
semanal eran para la caja de cerillas. Estamos en los años cincuenta. También le robaba a mi
padre los cigarros que liaba con papel de fumar zenit. Recuerdo los paquetes de Ideales de
papel blanco y amarillo [cigarro de caldo le decían en mi pueblo], peninsulares, celtas, bisonte.
También fumé paxton [mentolado, por dios], ducados, habanos, lola, winston y marlboro.
Paquetes y paquetes y más paquetes. Hasta que un día el médico me dijo: o dejas de fumar o
te vas al chalé de los calvos. 50 años tenía. Lo dejé. Sin más. Hoy con 64 digo que dejar de
4. fumar es lo mejor que he hecho en toda mi vida. Disfruto de la comida, puedo saborear un
vino, huelo los perfumes [y los olores sobaquiles]. No me asfixio cuando camino, hago
natación, senderismo. No me huele la boca a podrido. Toldo son ventajas.
Animo, que se puede.
6chocuco 24/10/2012 | 16:53
Bueno, yo no lo veo tan complicado. Empecé a fumar a los 12 años los cigarrillos que le robaba
a mi padre de su pitillera, que eran de Caldo de Gallina. El los desliaba y los liaba de nuevo
cada noche con una maquinita que tenía, después de quitarle los palos y toda la porquería que
llevaban. Después me fumaba un paquete de Celtas a diario. En la mili es cuando empecé a
fumar de verdad. Me fumaba dos paquetes de Chester sin filtro cada día. En el barco se
compraba a buen precio y no te digo cuando íbamos a Canarias y te salían casi regalados.
Después ya me pasé al Winston y al Mallboro y en ello estuve a base de dos paquetes diarios
durante 25 años. Un día, hace ocho años, me levanté por la mañana con un grilleo de
bronquios que me asustó. Me dije -macho, hasta aquí hemos llegado. Y... hasta hoy, no he
vuelto a encender ni un solo cigarro más. Y lo bueno del caso es que mi mujer sigue fumando y
está el tabaco por toda la casa, fuma cuando terminamos de comer, que es cuando más ansias
me daban y es como si viera llover. Total, que los miedos a "no poder dejarlo", son solo
excusas. Ponte serio y verás como no hay nada más poderoso que la mente humana. Y ahora sí
que vivo de verdad.
5Panther 24/10/2012 | 15:20
#1 Totalmente de acuerdo. Yo me dije: "éste es el último y ya lo he apagado, se acabó!". No es
un camino de rositas, y menos después de unos treinta y cinco años fumando, y en los últimos
5 ó 6 un promedio de tres paquetes diarios de "Habanos" combinado con algún que otro rubio,
pero eres tú mismo quien ha de decir basta y apechugar sobre todo el tirón, luego va siendo
algo más fácil pero hay que estar muy atento y no desfallecer.
Dicho de otra manera, hay que poner un par de narices y no proponerse no recaer, sino no
recaer simplemente, con todo lo que ello conlleva, lo demás son zarandajas.
Un saludo a todos.
4Mafrune 24/10/2012 | 14:18
#3 Así que una vez que te das cuenta que has caído en la trampa saducea que es el
tabaquismo, víctima de empresas desalmadas y gobiernos hipócritas, resulta más sencillo salir.
Lo más importante es ser consciente de que eres parte de uno de los engagnos más grandes
perpetrados en la historia reciente.
Si necesitas un refuerzo mental para dejarlo, piensa que cada vez que vas a comprar tabaco
que tu dinero va a parar a manos de políticos espagnoles que no paran de gastárselo en
sandeces, y que cuando les falta van a por tí; porque eres el primero de su lista. Es decir, que
encima de perro, apaleado.
3Mafrune 24/10/2012 | 14:01
#1 Pues por propia experiencia creo basarte en fuerza de voluntad para dejar el tabaco no
sirve casi de nada, y que conste que lo digo por experiencia propia.
5. Lo que de verdad sirve es la concienciación absoluta de lo que es el tabaco. Sólo cambiando la
imagen mental que tienes del tabaco metida en tu cabeza es posible dejar el tabaco. Yo lo veo
como un cambio de paradigma, si ves dejar el tabaco como una cuesta empinada desde abajo,
se te hace un mundo y si lo ves desde la cima de la montagna el camino es sencillo. La fuerza
de voluntad son tus piernas en ese sentido.
La concienciación absoluta se alcanza cuando entiendes que el tabaco es una DROGA, al igual
que lo es la cocaína, y que no es una droga cualquiera sino que es la DROGA por excelencia. Se
llama eufemísticamente tabaco; pero no lo es. Tabaco sólo es una pequegna parte de lo que es
el I+D+i más sofisticado del mundo aplicado al vicio.
Y se vende con la connivencia de los gobiernos que se forran a costa de los DROGADICTOS. Es
una hipocresía de tal calibre que no tiene ni nombre. Mucha foto horrible y eslogan
apocalíptico; pero de meterse con la composición del producto NADA de NADA que es el quid
de la cuestión. [cont.
2JD 24/10/2012 | 13:58
No comprar, y valeriana a mano para sustituir , ejercicios de respiracion, y contra la ansiedad,
en youtube hay muchos.
1GONVADO 24/10/2012 | 09:53
No se líen: fuerza de voluntad y ya está.