Al-Ándalus estuvo gobernado por emires y califas que controlaban el poder político y militar, mientras que los ulama (sabios) ejercían una gran influencia social a través de las mezquitas y escuelas. La sociedad andalusí estaba organizada en grupos étnicos y religiosos como los muladíes, mozárabes y dhimmis, que gozaban de cierta autonomía bajo la protección del estado islámico.