1. ADIICCCIÓN LAS COMPRAS
El reto de las nuevas adicciones:
Objetivos terapéuticos y vias de intervención.
Durante muchos años la noción de adicción ha sido sinónima de adicción a las drogas.
Sin embargo, si los componentes fundamentales de los trastornos adictivos son la falta
de control y la dependencia, las adicciones no pueden limitarse a las conductas
generadas por sustancias químicas, como los opiáceos, la cocaína, la nicotina o el
alcohol. De hecho, existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que, en
determinadas circunstancias, pueden convertirse en adictivos e interferir gravemente
en la vida cotidiana de las personas afectadas (Echeburúa y Corral, 1994; Mellody,
1997).
En realidad, cualquier actividad normal percibida como placentera es susceptible de
convertirse en una conducta adictiva. Lo que define a esta última es que el paciente
pierde el control cuando desarrolla una actividad determinada y que continúa con ella a
pesar de las consecuencias negativas de todo tipo, así como que adquiere una
dependencia cada vez mayor de esa conducta.
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Compro, luego existo
Consumen por impulso y no por necesidad. La mayoría son mujeres que llegan a ir de shopping 3
veces por día; se trata con terapia y a veces con medicación.
Se trata de personalidades donde reina el sentimiento de vacío", afirma Piperno. "El sentimiento de que nada
sirve, nada puede andar, de no tener proyectos pero tampoco perspectiva de pasado. Ese vacío debe ser
llenado porque el ser humano tiende al equilibrio. A veces lo puede llenar una pareja, una sustancia, una
profesión y otras ir de shopping".
Compro ¿y entonces qué? "La compra es una salida fallida e inadecuada porque la sensación de vacío
retorna al poco tiempo.", explica Piperno. Con el regreso de la sensación de vacío, vuelve el impulso de
comprar y el círculo continúa.
CONTEXTO. El sistema empuja, tienta, seduce y acuna en su seno patologías propias. "Solamente en una
sociedad consumista se puede generar la compra compulsiva. La subjetividad de los sistemas hace que las
2. patologías cambien; cien años atrás la represión sexual e intelectual femenina generaba otras patologías.
Ahora hablamos de los compradores compulsivos. Sería como decir que cada sociedad tiene las patologías
que se merece", reflexiona Pablo Piperno.
Se habla que un 5% de la población mundial es consumista compulsiva, la mayoría de los cuales son mujeres.
En El País de Madrid y en su libro Las Nuevas Adicciones, el psiquiatra Francisco Alonso-Fernández, da tres
razones para esa mayoría femenina: "el mayor arraigo del hábito social de compra de las mujeres, la superior
vulnerabilidad para ciertos trastornos de la personalidad (baja autoestima, soledad, depresión) y menor
sentimiento que el hombre hacia lo abstracto (éste prefiere el dinero y ella lo que se puede conseguir con él)".
Desde el departamento de marketing de uno de los shopping montevideanos, se señaló que las mujeres entre
los 35 y 55 años representan la mayoría de los compradores compulsivos habitué, con una frecuencia de
hasta 3 veces por día. Los hombres van menos pero cuando lo hacen gastan más.
TRATAMIENTO. Piperno entiende que esa problemática requiere un abordaje interdisciplinario cuya
herramienta es la psicoterapia. En casos extremos puede ser necesario recurrir a un psiquiatra para que
evalúe la posibilidad de indicar psicofármacos.
"Los medicamentos no servirán para paliar el malestar interno pero colaboran a menguar los síntomas debido
a la reducción de la ansiedad", dice Piperno, quien a la vez advierte: "la terapia no es mágica y no es de un
día para otro, pero a la larga le otorga la posibilidad al paciente de reconocer sus aspectos conflictivos,
elaborarlos y, algo fundamental, poder postergar la compra".
Defensa contra el impulso
Para el siquiatra español Francisco Alonso-Fernández, presidente de la Asociación Europea de Psiquiatría y
autor de "Las nuevas adicciones", este tipo de conducta es desencadenada por estrés excesivo, soledad,
desestructuración de la familia y aumento de la depresión. El especialista ubica a la compra compulsiva entre
las 7 nuevas adicciones: al juego, comida, compras, sexo, televisión, trabajo e Internet.
En dicho libro el experto brinda algunas pautas para defenderse del impulso de comprar: abstenerse cuando
uno se sienta en horas de bajón o se encuentre afectado por el hambre o el cansancio, aprovechar los
momentos de euforia para divertirse en lugares alejados de centros de compra, limitarse a adquirir los
artículos incluidos en la lista elaborada previamente en casa, procurar no salir de compras en soledad, intentar
pagar con efectivo. Fuente: El País-Madrid.
Consumistas: ¿adictos o permisivos?
Por Verónica Massonnier*
Se ha instalado en los últimos años el concepto de "adictos a las compras", aludiendo a aquellas personas
que compran de manera casi compulsiva, encontrándose luego con un descontrol en sus finanzas. Para
algunos se trata de un comportamiento verdaderamente adictivo, en tanto otros minimizan ese aspecto y
sienten que se trata de un aumento en la permisividad, de la aceptación del disfrute que supone la compra.
Desde una perspectiva más social se habla de una respuesta ante la constante estimulación, que nos lleva a
exacerbar la atracción hacia lo material y a situarnos en un nivel de insatisfacción constante: apenas
alcanzamos el último "objeto", aparece el siguiente.
Como ocurre en otros temas, los comportamientos patológicos aparecen en un porcentaje bajo de la
sociedad. Sin embargo, la presencia de este carácter que se ha dado en llamar "consumista" se extiende en
capas más amplias, y merece una reflexión general. ¿Cuál sería la diferencia entre el consumo y el
"consumismo"? El consumismo alude a la compra que no responde a una necesidad genuina sino al placer
del momento, a la experiencia del cambio, a la posesión de lo nuevo.
El momento de la compra es un evento mágico en que nos conectamos con la sensación de abundancia y
poder. En una sociedad en que los ritmos del cambio se aceleraron, comprar significa renovar, apropiarnos de
lo que todavía no tenemos y experimentar por un rato durante su fascinación. ¿Cuánto rato? Cada vez menos.
3. Siempre hemos señalado que los niños, después de jugar un rato con el nuevo tren eléctrico, buscan otro
estímulo. Y bien, eso representa de algún modo la imagen del consumo hoy. Nuevos estímulos para volver a
sentir la emoción del cambio. Por lo tanto, cada vez es más difícil identificar cuál es la necesidad "genuina" y
diferenciarla de la necesidad "socialmente creada". ¿Es realmente necesario un vestido nuevo? Tal vez sí,
pero si aceptamos que el concepto de necesidad tiene menos que ver con la supervivencia y más con la
"experiencia" que causa placer: compramos lo que deseamos, no lo que necesitamos. Y el deseo no tiene
límite.
*PSICÓLOGA, EXPERTA EN INVESTIGACIÓN DE MERCADO Y OPINIÓN PÚBLICA