El documento describe una actividad realizada en el aula para que los estudiantes y el maestro se conozcan mejor más allá de los aspectos académicos. Cada estudiante escribió un aspecto personal sobre sí mismo de forma anónima y luego los compañeros trataron de adivinar de quién era cada escrito. Esto permitió conocer detalles personales como gustos e intereses de los estudiantes que el maestro no conocía. El maestro disfrutó conocer a los estudiantes de una forma más igualitaria y sin prejuicios.
1. Un paseo por el Tigre para conocernos mejor
Si hay algo que no deja de sorprenderme de esta hermosa profesión que es ser docente, es la
posibilidad de relacionarme y conocer a muchas personas, en especial niños y adolescentes,
con su inocencia e ingenuidad, alegres, sin prejuicios y sin muchos de los tapujos que nos
invaden al momento de ser adultos.
Esta profesión, si bien hermosa y fundamental para la sociedad, tiene también la ingrata
función de hacernos olvidar que en muchos casos, antes que cualquier otra cosa, somos
personas y que tenemos la necesidad de relacionarnos. En la vorágine de lograr los objetivos,
de evaluar o de abordar los contenidos, nos olvidamos de conocernos.
Junto con Silvia Dowdall realizamos una actividad en el aula en la cual cada uno de los chicos
tenía que escribir en un papel algún aspecto personal que quisieran que sus compañeros
conozcan de él que hasta ahora no supieran. De forma anónima, se iban leyendo uno a uno
los papeles y todos debíamos intentar adivinar a quién correspondía cada escrito. Fue una
experiencia hermosa, conocer, fuera del aspecto académico y conductual, a esos mismos
chicos que veo a diario y conozco muy poco de sí mismos, de su personalidad, gustos,
intereses y proyectos. Del mismo modo que ocurre conmigo. A partir de esa actividad, conocí a
un chico que al igual que yo, nunca había salido del país, a otro que le gusta el Delta del Tigre,
a alguien que le gusta el río o el mar por la tranquilidad que el agua genera como a mí.
2. Ese fue uno de los momentos más lindos que he tenido a lo largo del año, y sin dudas, es una
de las satisfacciones más grandes que puedo pedirle a esta profesión: conocer de igual a igual
a las personas, de forma franca y sin prejuicios.
Muchísimas gracias a Silvia y a mis alumnos por haberme permitido disfrutar de un grato
momento.
Maximiliano Canesa
Maestro de 5º grado