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EL ÉXODO BÍBLICO EN LOS TEXTOS EGIPCIOS
Por Sergio Fuster http://temakel.net/histexodoegipto.htm
La migración del pueblo de Israel, registrada en el libro bíblico del Éxodo, así como
los asombrosos episodios que acompañan al relato, es el fundamento de la fe de
millones de personas. Es parte de esa creencia que el Dios de Moisés convirtió el Nilo
en sangre o que partió el Mar Rojo en dos para salvar a su pueblo.
Los milagros de la Biblia casi siempre ocurrieron dentro del marco de la historia
nacional del pueblo hebreo. Pero en el caso del Éxodo es diferente. Esta fuente sitúa
como testigo del regreso del pueblo de Moisés a la Tierra Prometida a la primera
potencia mundial de la historia antigua: Egipto. ¿Pero por qué entonces las fuentes
egipcias silencian este hecho? ¿Cómo se puede armonizar la historia egipcia con las
tradiciones del Pentateuco?
El siguiente trabajo ofrecido aquí, en esta sección de Historia y simbolismo de
Temakel, de ninguna manera pretende ser inédito, ya que la problemática ha sido
abordada por muchos especialistas, pero sí lo intenta ser su enfoque. ¿Qué
significación simbólica puede dimanar de un proceso por el cual un hecho histórico
fundamental para una tradición (el Éxodo en la tradición bíblica y hebrea) sea objeto
de silencio o indiferencia por parte de la cultura y el territorio donde se habría
consumado aquel magno acontecimiento (el reino de los antiguos soberanos de
Egipto)? Aunque sea parcialmente, intentaremos arrojar alguna luz sobre esta
cuestión.
Reconstruir el éxodo bíblico a partir de las fuentes egipcias, es una tarea muy
complicada. Los testimonios provenientes del antiguo país del Nilo con relación a la
existencia de los israelitas son nulos en la primera mitad del segundo milenio a. C.(1).
Hasta el momento, la primera mención que se hace en una inscripción egipcia de la
existencia de Israel como nación, es en la estela del faraón Merneptah (Dinastía XIX),
piedra de basalto negro que data del siglo XIII a. C.(2). Es cierto que muchos han
relacionado a los hebreos con él termino Avirú, como aparece con anterioridad en los
textos de Amarna (Dinastía XVIII), refiriéndose a un hostil pueblo hurrita; pero esto es
dudoso. Sin embargo, la Biblia desde los primeros capítulos hace alusión a Egipto más
de setecientas veces, ya sean citas directas o referencias simbólicas.
Por lo tanto, para facilitar nuestro estudio, hemos recurrido en parte a la
metodología inversa, que creemos, es inevitable para nuestros objetivos, a saber, ver a
Egipto en el Imperio Antiguo y Medio a partir de las menciones testamentarias, y
tratar de secuenciarlas con las pruebas documentarias disponibles.
EGIPTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Los problemas que plantea el abordar este tema desde estas dos perspectivas, se
deben a razones bien delineadas. En primer lugar, si el origen del pueblo hebreo como
nación se lo debe a un espectacular escape hacia el levante, es hasta cierto punto
lógico que esté ausente de los registros egipcios. Una derrota tal a su orden político y
religioso seguramente fue borrada deliberadamente de sus anales en resguardo de sus
divinidades; siendo en consecuencia recordada detalladamente en la memoria hebrea
y descripta en el Pentateuco como un acto salvador de su Dios.
En segundo lugar, los testimonios arqueológicos son en buena medida
fragmentarios, lo que dificulta la reconstrucción de la historia antigua y datación
cronológica de Oriente desde un método sistemático.
El principal canal que ha conservado a través del tiempo, es decir, sin interrupción,
una memoria histórica de este período es sin duda el Antiguo Testamento (3). Esto,
por un lado refleja una ventaja, la de seguir la historia egipcia a partir de las
narraciones del libro de Génesis y de Éxodo, pero por el otro plantea una dificultad; ya
que el motivo que los reviste es religioso, y este es siempre subjetivo. La tarea de
conservación bíblica se efectuó por razones mayormente de orden sagrado, y al igual
que los textos egipcios bajo la supervisión de una clase sacerdotal. Como veremos en
el presente trabajo, en el relato de la esclavitud y escape de Egipto prevaleció el
elemento de supremacías de dioses, es decir, Yahvé en desmedro de los dioses
egipcios y sus consecuentes recursos simbólicos que hallan su expresión narrativa en
el mito.
EL ORIGEN DE EGIPTO SEGÚN EL GÉNESIS
En la tabla de las Naciones, como algunos comentaristas prefieren llamar al capítulo
X de Génesis, nos menciona el origen entre otros, del mismo Egipto. Dos de los
descendientes de Cam, hijo de Noé y sobreviviente del diluvio, fueron Mizraim y
Patros. Uno pobló la zona del delta, el otro la tierra más cercana a las misteriosas
fuentes del "canal"(Heb. SHEOR, "corriente"), como los antiguos se referían al Nilo.
Vale decir, que desde lo antiguo se reconocía la dualidad en el Bajo y el Alto Egipto.
Algunos, han querido ver en Mizraim al faraón Menes fundador de la primera
dinastía mencionado por Manetón, pero dicha identificación es incierta. Sin embargo,
es notable que hasta el día de hoy, los árabes conozcan a la tierra del Nilo como "Misr"
o "la tierra de Cam el negro". Lo curioso es que los mismos habitantes de Egipto
hablaran de su tierra como "Kenyt" (negro)(4) o "Tawy" (las dos tierras)(5).
Abraham, hizo en algunas oportunidades algunas visitas al país, por los registros
bíblicos parece que tuvo relaciones comerciales ya que adquirió una sierva egipcia
llamada "Agar" (Génesis Cap. 12-13). Si bien, no hay ninguna evidencia arqueológica
de estos episodios, la situación reinante en Palestina con relación a sus enlaces y sus
respectivas rutas comerciales o a los movimientos migratorios semitas, coinciden con
los registros egipcios del viaje de Sinuhé(6) y con las descripciones del papiro
Anastasi I(7).
Tiempo después, José es vendido como esclavo a Egipto por comerciantes ismaelitas
a un hombre importante llamado Potifar, cuya esposa intentó seducirlo mientras
ministraba en el interior de la casa(8). Es relevante la evidencia documentaria de
mujeres ricas en busca de aventuras extramaritales, como lo muestra el papiro
Westcar(9). En consecuencia, el hebreo es encerrado en prisión y finalmente alcanza
un puesto de visir ante la corte del faraón por el arte de interpretar sueños y predecir
siete años de abundancia y otros siete de hambre en el país bien amado. Existe
evidencia de siete años de escasez en una inscripción sobre un bloque de granito en la
isla de Sehail, que data de la época tolomaica, pero la leyenda seguramente es mucho
más antigua(10).
La historia de José tal como la leemos en el Génesis, concuerda con las costumbres
Egipcias, las viviendas, el funcionamiento penitenciario, el cargo de visir o segundo en
el reino coinciden con lo que hoy se sabe del período en cuestión(11).
LA INVASION DE LOS HICSOS
Un dato que no podemos pasar por alto es lo que menciona Génesis 41: 43, sobre el
nombre que recibió José en su ascenso, "Avrekj". Esta expresión es una transliteración
y no se sabe a ciencia cierta su verdadero significado, pero la versión siríaca lo vierte
como: "padre gobernante, y la Vulgata de Jerónimo como: " que toda rodilla se doble
ante él"(12).
El hecho de que así fuera llamado cuando montaba en el carro triunfal del faraón y
de que halla recibido el anillo del sello(posiblemente con el emblema del
escarabajo(13)), concuerda con lo que dice la obra de Manetón, hoy desaparecida.
Esta es rescatada por el historiador judío del siglo I d. C. Flavio Josefo, donde relaciona
a los israelitas con los llamados hicsos, que significan "reyes pastores" o "reyes
cautivos"(14). Es dudosa su procedencia, por lo que se sabe fue una invasión asiática,
que según se cree, sucedió entre las dinastías XIII y XVII y que gobernaron durante
unos doscientos años; otros prefieren fecharlos entre las dinastías XV y XVI. Algunos
comentaristas sitúan la entrada de José con el período de los hicsos, ya que según
Génesis 47: 20, José llego a ser dueño de casi todo Egipto a excepción de los bienes del
Faraón y de sus sacerdotes. No hay ninguna evidencia bíblica que grupos asiáticos
estuviese instalados en el delta antes de la llegada de Israel (Génesis 46: 5, 6). Según
los textos hebreos, la corte real estaba compuesta solo por egipcios, Potifar era uno de
ellos. Además, José tuvo que servirles la comida a sus hermanos en una mesa aparte,
"puesto que los egipcios no podían comer(...) con los hebreos" esto no hubiera sido
necesario los habitantes del palacio hubiesen sido semitas(Génesis 43: 31, 32).
L. Archer, nos ofrece una teoría interesante(15). Nos habla de tres grupos, los
Israelitas, los egipcios y las hordas invasoras de los hicsos. Para su exposición, utiliza
el relato de Exodo 1: 8-10 que menciona lo que sucedió después de la muerte de José.
Allí dice:
" Con el tiempo se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José"
Este nuevo rey, sin duda era de otra dinastía, bien podría ser un gobernante hicso, ya
que no reconocía al pueblo del difunto José ni el cargo que ocupó.
"Y procedió a decir a su pueblo: "¡Miren! El pueblo de los hijos de Israel es más
numeroso y poderoso que nosotros."
Es improbable que los israelitas hubieran sido más numerosos que todos los
habitantes de los nomos de Egipto, en cambio, si hubieran sido unas dinastías
invasoras evidentemente eran un grupo más reducido.
"¡Vamos! Tratemos astutamente con ellos, por temor que se multipliquen y tenga que
resultar que, en caso de que nos sobrevenga una guerra, entonces ellos ciertamente
también se agreguen a los que nos odian y peleen contra nosotros y suban y se vayan
del país".
Es posible que si era una dinastía de hicsos temieran que los hebreos se unieran a los
egipcios en una posible guerra.
Pero desgraciadamente es una etapa muy oscura y la invasión de estos extranjeros
no se entiende con claridad(16). Las inscripciones de las tumbas nos silencian el
hecho(17). Además, hay mucha incertidumbre en cuanto a las dinastías que
presenciaron los acontecimientos. Pero ¿qué hay de la historia de Moisés y de la
migración israelita registrada en el libro bíblico de éxodo? ¿Es factible reconstruirlo a
partir de documentos egipcios?
Solo es posible hacer un acercamiento, si se dejan definidos dos asuntos: por un lado,
el problema cronológico y la dificultad de armonizar los hechos arqueológicos y
epigráficos con la historia tal como la registra el Pentateuco; y por el otro, las
profundas cuestiones religiosas que estuvieron enraizadas en las mentalidades de
ambos pueblos.
EL PROBLEMA DE LAS FECHAS
No existen dudas en cuanto a la estancia de los Israelitas en Egipto, la presencia
semita esta bien atestiguada, por lo tanto, es un tipo de conclusión que debemos
aceptar a priori. No es el tipo de tradición que un pueblo inventaría, la esclavitud es un
recuerdo humillante para cualquier nación(18). El problema aquí no es de orden
histórico, es decir, si ocurrió o no, sino de orden estructural, o sea como ocurrieron los
acontecimientos y cuando.
El tema de las fechas es un asunto delicado, por eso debemos abordarlo con cautela.
Mientras que la cronología bíblica sitúa el éxodo en el siglo XV a. C. la datación que
sugiere el registro arqueológico es alrededor del siglo XIII a.C. La razón de esta
diferencia se debe a dos factores: 1) Es imposible armonizar los trabajos de campo,
debido a que los investigadores de Palestina se manejan con herramientas muy
diferentes a las que utilizan los egiptólogos, ya sea por la naturaleza de las fuentes
escritas como por los materiales a estudiar. Y 2) Los registros de Israel no mencionan
el nombre de ningún faraón hasta el período monárquico, por lo tanto, no es factible
establecer ninguna concordancia con las dinastías conocidas.
La dificultaddearmonizarambascronologíasconlostrabajos de campo.
Mientras que la cronología hebrea se basa en cómputos de tiempo que da el Antiguo
Testamento y en períodos generacionales de cuarenta años, se puede sumar desde
que Abraham entró en la tierra prometida 430 años, de los cuales solo 215 años
estuvieron en tierra extranjera, esto nos llevaría al año 1513 a. C. para la salida
israelita de Egipto. Josefo, habla del día trece del mes lunar Jántico, pero dice que el
período de 430 se debe contar desde que entraron al país del Nilo ("Antigüedades
Judías" Libro II Sec. 318). Como sea, muchos dudan que estas generaciones de 40 años
sean literales(19), lo que dificulta el asunto, además de contradecir las pruebas
arqueológicas(20).
Por otro lado, la cronología egipcia está apoyada en evidencia fragmentaria. Los
historiadores se basan en la Piedra de Palermo (incompleta), donde presenta lo que se
consideran las cinco primeras dinastías. El papiro Turín (en muchos fragmentos), que
proporcionaría la lista de reyes desde el Antiguo reino hasta el Nuevo. Y finalmente se
coordinan con los textos de Manetón (treinta dinastías), ayudados por cálculos
astronómicos(21).
Pero las dudas que arroja tales fuentes son múltiples. La obra de Manetón usada
para ordenar el rompecabezas que presentan las pruebas arqueológicas, como ya se
mencionó está perdida, solo se recuperó de citas de otros escritores antiguos como
Josefo(siglo I d. C.), Sexto Julio Africano(500 años después) y Sincelo (Siglo VIII o IX d.
C.). Es muy difícil saber con seguridad lo que es autentico o lo que es espurio de
Manetón. Es plausible que reyes, hasta dinastías enteras hayan gobernado al mismo
tiempo, lo que reduciría la cuenta del tiempo asignado de manera considerable(22).
Definitivamente los egiptólogos han depositado demasiada confianza en las
inscripciones antiguas, pero la integridad moral de los escribas egipcios es con
seguridad muy cuestionable(23).
Sumado a todo esto, los trabajos de campo difieren en la metodología y en la tarea
interpretativa. Mientras que Palestina, por la naturaleza de sus sitios y de sus fuentes
escritas, que están relativamente intactas, se reconstruye una secuencia de
acontecimientos en forma ininterrumpida y se les asignan fechas muy bajas; no
sucede igual con los sitios egipcios. Estos, han sido depredados por los llamados
"padres de la egiptología" e incluso antes de la invasión napoleónica asignándoles
fechas muy altas.
El enigma del faraón
Este tema ha sido fuente de controversia ¿Por qué la Biblia niega el nombre de los
soberanos pero a cambio da el nombre de las parteras que asistieron al nacimiento
entre otros del niño Moisés?
Una de las razones, es que quizá haya habido implicaciones de orden religioso. El
faraón (que significa Gran Casa), era para su teología un dios encarnado en la tierra. El
halcón Horus, el amanecer, símbolo de la resurrección. Era la unión entre el cielo y la
tierra. Toda su actividad cívica era vista como un rito que protegía a Maat, la justicia y
la verdad(24). Es posible que exista alguna relación entre la función sagrada del
faraón y el enigmático jeroglífico hallado en un papiro en Abydos, llamado "la casa de
la vida"(25).
En consecuencia, el nombre de los faraones llevaba implícito ya sea en su escritura
como en su simbolismo, el nombre de alguna divinidad; lo que mencionarla bien podía
significar reconocer su misma existencia (Y los israelitas no reconocían la existencia
de ningún Dios vivo a excepción de Yahvé, las demás divinidades eran inertes, dioses
de palo y piedra).
Esto se hace evidente en el nombre egipcios de algunos personajes bíblicos, como el
mismo Moisés; que tiene la misma terminación de Ra-mesés, o Tut-mosis por ejemplo,
pero está ausente el elemento concerniente al nombre de la divinidad(26).
Sin embargo, el tetrateuco no guarda ninguna uniformidad en estos casos. Ya que
esta construido de varias tradiciones muy antiguas, es posible que mientras algunas
conservaron algunos nombres(mayormente de localidades como puntos de
referencias), otras lo han omitido. Después de todo era una historia nacional e
importaban muy poco estos detalles.
Cabe agregar, a propósito de lo dicho, que el encontrar nombres egipcios en los
personajes del éxodo(Como Jofní, Finefás o Merarí, predominantemente en la tribu de
Leví), es una prueba contundente de la relación que hubo entre los semitas y los
egipcios(27).
Por todo lo antes dicho, no es posible hasta el momento, relacionar a los monarcas
egipcios que menciona el Génesis ni al Faraón que vivió en la época de Moisés con
ningún nombre mencionado en las inscripciones. Pero ¿qué hay de Ramsés II? ¿No es
acaso este el faraón que prefieren la mayoría de las obras de consulta para situarlo en
dicho período?
Ramsés II
Exodo 1: 11, habla que los israelitas fueron obligados a trabajar en la construcción de
dos emplazamientos, Piton ("Casa o templo de Atum" identificada tentativamente con
Tell Rettabeh) y Ramesés ("Casa de Ramsés", San el-Hagar o Avaris, capital de los
hicsos conocida en los textos griegos como Tanis).
Este hecho ha animado a muchos egiptólogos a relacionar el nombre de esta
construcción con el faraón Ramsés II (Dinastía XIX), basándose en las inscripciones
del mismo faraón en la que afirma haber edificado una ciudad que lleva su nombre
(Per-Ramsés) con mano de obra de esclavos. Sin embargo, esta identificación es
sumamente dudosa, el sitio mencionado por los registros hebreos era un depósito
mientras que el que menciona las inscripciones egipcias era la capital misma. Por otra
parte, aunque el faraón que protagonizó el éxodo hubiera sido Ramsés II, la prueba
sigue siendo irrelevante, ya que el sitio que menciona la Biblia fue edificado antes del
nacimiento de Moisés(Génesis 47: 11).
En consecuencia, parece que lo único que tuvieron en común el sitio bíblico y la
capital de Pr-R’-ms-´sw (Per-Ramsés) fue solamente el nombre(28).
Exodo 12:37, dice que Israel partió desde este sitio rumbo al Sinaí. Sin embargo,
Josefo identifica a Ramesés con Letópolis, una localidad cerca de Menfis. Esto es
apoyado por Estrabón quien la sitúa un poco más arriba del viejo Cairo (Estrabón
XVII, 807).
EL DUELO DE LOS DIOSES
Los egipcios eran dados a borrar registros de personas o acontecimientos que no les
eran favorables. El mismo Tutmosis III hizo desaparecer el nombre de la reina
Hasepsut de los bajorrelieves (29). En una inscripción acerca de un consejo que el rey
Kheti III (2120-2050)(30)a su hijo, decía que si no gobernaba con sabiduría " los
pueblos borraran tu recuerdo y el de tus ancestros"(31). Vale decir, que no nos
extraña que el relato bíblico no tenga una correspondencia en la historia del país del
Nilo. En cambio, lo que sí esta corroborado por los testimonios es la penetración de
grupos semitas en el delta oriental, y que constituyeron una verdadera amenaza(32).
Por otra parte, el registro bíblico, no nos ayuda demasiado en cuanto a una
reconstrucción de orden histórica. La naturaleza del mensaje que quiere describir, es
la supremacía de su Dios "uno y verdadero" sobre los "falsos dioses de Egipto".
A continuación repasaremos a modo de ejemplo, el carácter teológico que reviste al
relato de Exodo y cual fue el interés principal del cronista, razón por la cual poco
importó mencionar los detalles que hoy intentamos dilucidar:
La lucha de las serpientes: Cuando Moisés se presenta ante el faraón, convierte su
vara en serpiente para demostrar sus credenciales divinas. La serpiente en Egipto, era
símbolo de sabiduría que poseía el mismo rey en su corona. Ahora ésta desafía a su
capacidad de gobernar, por ello sus magos también convierten dos varas en reptiles,
emblema de los dos reinos, pero la serpiente de Moisés resulta más poderosa que el
Alto y el Bajo Egipto, devorando a las otras.
Las plagas
1. El Nilo se convierte en sangre: El carácter divino del río esta bien atestiguado. Para
los egipcios era el dios Hapy. Diodoro Sículo (Libro I: 36, 7-12), habla de su crecida
como algo maravilloso. Mientras que todos los demás ríos comienzan a decrecer
en el solsticio de verano, éste es el único que empieza a aumentar su cause en ese
momento, de manera tal que inunda gran parte del país(33).
Por lo tanto, se celebraba el ritual de la crecida y su relación con el Dios sol. Más que
un dios específico era un espíritu andrógino, aquel que orientaba y ordenaba las
caóticas aguas primordiales en virtud de la conservación de la vida humana. Era el
símbolo de la vida(34).
Para los hebreos, la vida residía en la sangre, Yahvé salvaba mediante el
derramamiento de ella en la tierra. En consecuencia, convertir el río sagrado en
sangre era una bofetada al centro de la teología egipcia.
2. Las ranas, los tábanos y los jejenes: La diosa rana Hegt y los dioses de la magia
Phat y Thot no pudieron hacer nada al respecto. Maestros de la brujería, eran
vistos como deidades que mantenían el orden del cosmos (35).
3. Peste al ganado y a los hombres: Los egipcios despreciaban a los pastores, eran
ganaderos por excelencia. El que sus animales fueran muertos por una peste no
solo fue un golpe a su economía, sino también a los dioses Hator y Apis.
Tampoco Isis, la diosa de la sanación, simbolizada por las fases lunares, como el ojo en
el mobiliario de los templos tiene correspondencia con instrumentos quirúrgicos
tampoco pudo curar a sus adoradores.
4. Tormenta con granizo y fuego: Set, dios de la tormenta y el relámpago, era visto
como una divinidad negativa enemiga de Osiris.
Según los escritores antiguos era el Dios de los Hicsos, compatible con las divinidades
semitas, como Baal, el dios del rayo (36). Reshpú, el controlador del fuego, no pudo
ayudar a su pueblo, como tampoco Thot, el regulador del tiempo y los ciclos
estacionales (37).
5. Plaga de langostas: Esto fue un atentado a los ciclos de las cosechas y a los dioses
de la fertilidad. El dios Min, relacionado con la fecundidad de la tierra negra, se lo
representa bajo el símbolo del toro (38). En Grecia era asociado con Pan, el que
rapta a las mujeres o el que fecunda a su propia madre.
6. Período de oscuridad en la tierra: Esto atentó contra el poder de las divinidades
solares, símbolo de lo masculino, la salud y el orden. Atacó la dualidad Amón-Ra y
a la triple manifestación de Horus, Isis y Osiris, funcionando como la voluntad
poderosa, el soplo vital y fenómeno brillante(39).
7. El golpe contra la dinastía del faraón al dar muerte a su primogénito: El hijo del
faraón era Horus, el disco solar alado, el astro naciente. Isis nada pudo hacer por
su hijo-esposo. Tampoco Osiris pudo detener la llegada del ángel destructor de
Yahvé. Hasta Anubis, el señor de la necrópolis estuvo inerte.
8. Muerte del mismo Faraón el Mar Rojo: Los mares que circundaban el país bien
amado (el mar Mediterráneo y Rojo o el Mar Grande y el Mar de Juncos, como se
conocía en la antigüedad) eran vistos como la sustancia primordial donde nacían y
morían las demás formas.
El agua era entendida como la vida. En los textos de las pirámides (Papiro 10188 b.,
Museo Británico), se puede leer un himno a las aguas divinas. Es interesante notar que
el ideograma del agua corriente VVV, este formado por el signo del agua V, de la luna V
y de la mujer V(40), como símbolo vital.
Thot, el controlador del orden del mundo y Amón, protector de la monarquía, se
demostraron incompetentes ante el poder de Yahvé sobre esta fuerza que asimiló al
mismo Faraón o dios en la tierra.
Como se habrá podido observar, todo el relato esta "plagado" de un mensaje
religioso, fundamentalmente que solo Yahvé es el dios vivo y verdadero y los iconos
egipcios no son nada más que la personificación de las fuerzas naturales creada por el
mismo dios hebreo.
El tener en cuenta esta visión religiosa, aunada a la interpretación tanto histórica
como arqueológica, nos ayudará a revisar los problemas expuestos en el presente
trabajo desde varias perspectivas, que hacen al cuadro más completo. Las lagunas del
origen y migración del pueblo hebreo desde el país del Nilo hacia el levante como
describen los textos bíblicos, como los misteriosos elementos semitas en aparecen en
los anales egipcios, se resisten a dejar lo más oscuro del lugar donde están sepultados,
el eterno pasado, allí es donde reposan y por ahora seguirán descansando, quizá por
ello nunca dejen de fascinarnos.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
1) El papiro Anastasi I, únicamente hace una descripción geográfica de la región del
levante.
2) Merneptah, hijo de Ramsés II (Dinastía XIX) dice que "Israel ha sido arrasado, y su
descanso no es". Citado de "Aid to Bible Understanding" 1971 W.T. Pág 492
3) M.Levirani "El Antiguo Oriente, historia, sociedad y economia", Barcelona, Ed.
Crítica, 1995, Pág 19
4) Plutarco (Siglo I e. C.) explica que se trata del contraste entre el terreno negro y
fértil de las orillas del Nilo y lo arenoso de las dunas circundantes.
5) Op. Nota 2, Pág 485
6) Cazelles, "Introducción crítica al Antiguo Testamento", Pág 41.
7) Op. Nota 1.
8) Con relación a los detalles de distribución de las casas egipcias, ver a Pierre Montet:
"La vida cotidiana en el Antiguo Egipto", Ed. Mateu, Barcelona, 1961, Pág 28-33
9) Ver Papiro D’orbiney, citado por James Pritchard, "Atlas de la Biblia", Barcelona,
Plaza-James, 1991, Pág 38.
Carl Grimberg: "Historia Universal", Chile, Ed. Abril, 1986, Vol. II, Pág 101.
Op. Nota 9.
Íbídem Pág 23.
Cuando se produce la invasión de los hicsos, algunos de sus faraones, cuyos amuletos
eran escarabajos Rem, llevaban nombres semitas con el elemento de la divinidad EL.
Ver Cazzelles Op Nota 6.
Josefo: "Contra Apión", (Libro I Sec. 14-16; 25-31)
Gleason L. Acrcher: "Reseña Crítica a una Introducción del Antiguo Testamento". USA
E. Portavoz, 1994, Pág 237.
Merril Unger": Archaeology and the Old Testamen"t, 1964, Pág 134.
17) En una estela descubierta por Mariette en Tanis en 1863, parece que habla de los
hicsos y su supuesto dios Set. Asimismo la tablilla Carnarvon habla de la derrota de
este pueblo semita. Ver J. M. Serrano delgado: "Textos para la historia del Antiguo
Egipto", Madrid, Ed. Cátedra, 1993, Pág. 106.
18) John Bright: "La Historia de Israel", España, Ed D. De Brovwer, 1970 Pág 145.
19) En ausencia de una tradición escrita, se ha notado que muchos pueblos han
utilizado el número cuarenta. Según Albright este sistema se encuentra entre los
fenicios y entre los cartaginenses.
20) La postura de la adopción del siglo XV, se ha tratado por Brimson en "Redating the
Exodus and conquiest" en "Journals for the Study of the Old Testament" Suppl. Serie 5,
1978.
21) "Insight on the Scriptures", WT. 1991, Pág. 587.
22) Nickin, Blackburin: " Study in Egyptien Chronology", 1928, Inglaterra 1939.
23) "The Word History of the Jewish", 1964, Vol I, Pág. 280-281.
24) Ver texto de Génesis y renacimiento de Hatshepsup (Dinastía XVIII).
25) Henri-Charles Puech: "Las religiones antiguas", España, Siglo XXI, Vol. I, Pág 134.
26) Op Nota 18. Pág. 145.
27) Los nombres de las parteras Sifra y Pua (Ex: 1: 15) son de procedencia hebrea y
en consecuencia, muy antiguos. ( Albright en JAOS. 1954. Pág 229)
28) "Vetus Testamentum", Leiden 1963, Pág 410.
29) Op. Nota 21. Pág. 588.
30) Para las fechas se ha tomado la cronología de Albright en " Bulletin of the
American Oriental Research".
31) F. Schwarz: "Geografía sagrada del Egipto Antiguo", Bs. As. Ed Errepar, 1996, Pág
156.
32) A comienzos del Imperio Medio, Amenemhet I como protección contra las
incursiones nómadas, levantó "La muralla del príncipe". Un sistema defensivo de
fortificaciones en los límites del delta oriental. Dicha construcción defensiva, esta
atestiguada por Sinuhé. Ver Herrmann Siegfrid: "Historia de Israel", "Elementos
semitas en Egipto" Pág 83.
33) Op. Nota 17. Pág42.
34) Op. Nota 31 Pág117.
35) Max Muller: "Mitología Egipcia". Ed. Olimpo. España, 1996. Pág 20.
36) Op. Nota 15.
37) Op. Nota 31 Pág. 118.
38) Ibídem Pág 117.
Ibídem Pág 119.
M. Eliade: "Tratado de Historia de las religiones". México, Ed. Era, 1972, Pág. 178-179.
El éxodo de los hebreos de Egipto (I)
Herbert Oré Belsuzarri 33°
Patriarca Gran Conservador.
¿Ocurrió el Éxodo?, es una de las tantas preguntas que el hombre de fe, se plantea en
algún momento de su vida. Los historiadores destacan que no hay documentos que
puedan ubicar la época en que vivió Moisés y pudo haber realizado el éxodo de los
hebreos de Egipto. Son algunos apologistas que sitúan a Moisés en el Egipto del siglo
XIV antes de Cristo. Algunas teorías han sostenido incluso que Moisés no era de origen
hebreo, sino un príncipe del rey de Egipto que abandonó su tierra cuando las reformas
monoteístas de Akenatón fueron rechazadas violentamente.
Así, según la historia narrada por el Tanaj y la Biblia, el nacimiento de Moisés
coincidió con una orden del faraón para que todo varón hebreo recién nacido fuese
ahogado en el Nilo. Una medida brutal que nunca se dio en la historia de Egipto, y
menos en el periodo de Seti I, un faraón con fama de compasivo.
El miedo a que los egipcios capturaran a Moisés llevó a la madre a esconder a su hijo
en una cesta y enviarlo río abajo. La cesta con el bebé tuvo la suerte de llegar a la zona
donde la hija del faraón se estaba bañando, la cual adoptó a Moisés como un miembro
más de la realeza. Un episodio similar al que se dice de Sargón de Acad, un importante
rey acadio, que sufrió en su infancia cuando su madre lo arrojó al río en una cesta.
En la obra Aegyptiaca de Manetón que es muy ilustrativa dice: “Cuando los hombres
de las canteras –los hapirú y los egipcios contaminados o herejes- habían sufrido
maltratos durante un tiempo considerable, suplicaron al rey que les concediera como
morada y refugio la morada abandonada de los pastores, Avaris, y aquel se los
concedió”.
Pero qué importancia puede tener Avaris, una morada habitada por egipcios
contaminados (leprosos). Veamos, la ciudad de los pastores e hicsos (invasores sirios
que gobernaron Egipto entre 1700 y 1580 a.C.) fue Avaris, que según los egiptólogos,
era la ciudad conocida como Tanis y en la época de Ramsés II, rebautizado con el
nombre de Pi-Ramsés, haciendo que esta recupere su esplendor y utilizada como base
militar en la futura campaña asiática contra los Hititas (que se resolvió con la Batalla
de Kadesh). Esta construcción quizás la más importante de todo el reinado de Ramsés
II, tenía una población de más de 300.000 personas, siendo una de las ciudades más
grandes del Antiguo Egipto. Los apologistas judíos y cristianos, sostienen que esta es
la ciudad de Pitón mencionado en el Tanaj y Biblia (Shemot 1:11 y Éxodo 1:11), que
fue construida por el faraón de la opresión por el trabajo forzado de los israelitas y
que fue el sitio donde posiblemente comenzó el Éxodo.
Manetón, historiador egipcio de procedencia griega, en el siglo III a.C. decía que el
profeta Moisés no era judío sino un sacerdote egipcio próximo al poder y seguidor de
las ideas monoteístas del faraón Akenatón. Según el relato de Manetón, durante una
rebelión de 80.000 leprosos que vivían en Avaris, y que trabajaban bajo duras
condiciones en las canteras del este del Nilo, a finales del reinado de Amenhotep III,
los enfermos nombraron como su caudillo al mencionado sacerdote, llamado
Osarseph, y juraron obedecerle en todo. “Lo primero que éste hizo fue promulgar una
ley en el sentido de que no debían adorar a más de un dios”. El monoteísmo, un
elemento fundamental de la religión judía, confluye con el intento en Egipto de
imponer el culto a un único dios, Atón.
Akenatón y Nefertiti.
El relato de Manetón se basa en la historia registrada por los escribas egipcios. Es el
único registro de fuentes egipcias. Se sabe que esos registros por orden de Ramsés II,
se borró del listado de los reyes a los faraones Akenatón, Tutankamón y Ay. Ese
periodo se le asignó a Amenhotep III, quien de acuerdo a la historia oficial, se habría
mantenido atento para actuar durante el predominio de los “egipcios contaminados”,
aliados a los “solymitas” y los “pastores”, tiempo en que gobernaron Amenhotep IV
(Akenaton) y su esposa Nefertiti.
Manetón dice que “mientras tanto, los solymitas descendieron a lado de los egipcios
contaminados y trataron a la gente de manera tan impía y salvaje que la dominación
de los pastores pareció una edad de oro a los que eran testigos de las atrocidades
presentes. Porque no solo quemaron ciudades y aldeas, saquearon los templos y
mutilaron las imágenes de los dioses sin medida, sino que también se habituaron a
utilizar los santuarios como cocinas donde asar los animales sagrados que adoraba la
gente y obligaban a los sacerdotes y profetas a sacrificar a los animales y después los
expulsaba desnudos”. Se dice que el sacerdote que redactó su constitución y sus leyes
era nativo de Heliópolis y se llamaba Osaref a causa del dios Osiris que adoraba en
Heliopolis, pero cuando se unió a esta gente cambió su nombre y fue llamado Moisés.
Tutankamón, sucesor de Akenatón, publico su célebre Estela de la Restauración, en la
que se culpa al faraón hereje por las innumerables desgracias de Egipto. “Los templos
de los dioses pasaron por tiempos lamentables, sus patios se habían convertido en
rutas por donde se podía pasar. El país estaba agotado por las plagas y los dioses eran
descuidados. Los dioses habían dado la espalda al país y no acudían cuando se les
pedía consejo”. Su majestad Tutankamón “busco lo que podría ser útil a Amón… el
pecado finalmente es echado del país, y el país es nuevo como en los tiempos
primordiales”.
Esta “restauración” no fue pacífica. Los partidarios de Akenatón fueron perseguidos y
reprimidos brutalmente, hasta que los Habirú y los egipcios atonianos fueron
confinados en Avaris como cuenta Manetón.
En la época de Tutankamón las tropas al mando de Horemheb, aseguraron la “vía de
Horús”, la ruta normal del comercio hacia Palestina, destruyendo el bastión cananita
de Gezer, por tanto esta ruta no sería útil para ninguna huida masiva, ya que estaba
controlada por guarniciones egipcias.
Pero quién era Osaref (otros le llaman Osarseph). Había sido educado supuestamente
en la casa del faraón como hijo adoptivo de una princesa de Egipto, envió una
embajada a los Reyes Pastores (los hicsos) que habían sido expulsados de Egipto a la
ciudad de Jerusalén y les pidió que apoyaran su causa contra el faraón. Cuando los
solimitanos (habitantes de Jerusalén) se unieron a los leprosos (egipcios impuros).
Osarseph cambió su nombre por Moises y ayudó a los hebreos a conquistar las tierras
de Siria. Unos acontecimientos históricos que explicarían la conquista de territorios
que vivió el pueblo judío en ese periodo. También cabe mencionar como vínculo con la
versión de Manetón que, según el texto Tanaj-Biblia, Moisés exhibía como un prodigio
voluntario una mano con lepra como signo de identidad con los egipcios impuros o
egipcios contaminados.
La historia que no considera a Moisés hebreo, fue recogida a principios del siglo XX
por el célebre Sigmund Freud, siempre atento a la fascinación del hombre por los
mitos. En su libro “Moisés y la Religión Monoteísta”, Freud comienza recordando que
“Mosés” significa “hijo” en egipcio para defender que el profeta hebreo pudo ser
Turth-Moses, hijo primogénito del faraón Amenhotep III, quien fue privado de reinar
por algún presagio negativo, como pudo haber sido contraer la lepra de joven. Según
su hipótesis, Turth-Moses sería un fiel seguidor de la religión monoteísta que había
impuesto su hermano Akenatón.
El éxodo de Tuth-Moses a Canaán.
El violento rechazo del monoteísmo a la muerte del faraón provocó un éxodo
poblacional encabezado por Tuth-Moses. Como gobernador de la provincia limítrofe
de Gozen, donde se habían asentado tribus semíticas, Moses habría convencido al
grupo de hebreos y a los últimos seguidores de Atón, para que viajaran hacia una
comunidad monoteísta ya establecida anteriormente en Canaán, también partidarios
de Akenatón. En consecuencia, Freud señala que “Moisés transmitió a los judíos su
propia religión, la religión de Atón”.
La crítica a la hipótesis de Freud se centra en que la religión de Akenatón no era
realmente monoteísta, puesto que admitía la existencia de otros dioses y Atón era una
divinidad solar, condición de la que carece Yahvé.
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  • 1. EL ÉXODO BÍBLICO EN LOS TEXTOS EGIPCIOS Por Sergio Fuster http://temakel.net/histexodoegipto.htm La migración del pueblo de Israel, registrada en el libro bíblico del Éxodo, así como los asombrosos episodios que acompañan al relato, es el fundamento de la fe de millones de personas. Es parte de esa creencia que el Dios de Moisés convirtió el Nilo en sangre o que partió el Mar Rojo en dos para salvar a su pueblo. Los milagros de la Biblia casi siempre ocurrieron dentro del marco de la historia nacional del pueblo hebreo. Pero en el caso del Éxodo es diferente. Esta fuente sitúa como testigo del regreso del pueblo de Moisés a la Tierra Prometida a la primera potencia mundial de la historia antigua: Egipto. ¿Pero por qué entonces las fuentes egipcias silencian este hecho? ¿Cómo se puede armonizar la historia egipcia con las tradiciones del Pentateuco? El siguiente trabajo ofrecido aquí, en esta sección de Historia y simbolismo de Temakel, de ninguna manera pretende ser inédito, ya que la problemática ha sido abordada por muchos especialistas, pero sí lo intenta ser su enfoque. ¿Qué significación simbólica puede dimanar de un proceso por el cual un hecho histórico fundamental para una tradición (el Éxodo en la tradición bíblica y hebrea) sea objeto de silencio o indiferencia por parte de la cultura y el territorio donde se habría consumado aquel magno acontecimiento (el reino de los antiguos soberanos de Egipto)? Aunque sea parcialmente, intentaremos arrojar alguna luz sobre esta cuestión. Reconstruir el éxodo bíblico a partir de las fuentes egipcias, es una tarea muy complicada. Los testimonios provenientes del antiguo país del Nilo con relación a la existencia de los israelitas son nulos en la primera mitad del segundo milenio a. C.(1). Hasta el momento, la primera mención que se hace en una inscripción egipcia de la existencia de Israel como nación, es en la estela del faraón Merneptah (Dinastía XIX), piedra de basalto negro que data del siglo XIII a. C.(2). Es cierto que muchos han relacionado a los hebreos con él termino Avirú, como aparece con anterioridad en los textos de Amarna (Dinastía XVIII), refiriéndose a un hostil pueblo hurrita; pero esto es dudoso. Sin embargo, la Biblia desde los primeros capítulos hace alusión a Egipto más de setecientas veces, ya sean citas directas o referencias simbólicas. Por lo tanto, para facilitar nuestro estudio, hemos recurrido en parte a la metodología inversa, que creemos, es inevitable para nuestros objetivos, a saber, ver a Egipto en el Imperio Antiguo y Medio a partir de las menciones testamentarias, y tratar de secuenciarlas con las pruebas documentarias disponibles. EGIPTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Los problemas que plantea el abordar este tema desde estas dos perspectivas, se deben a razones bien delineadas. En primer lugar, si el origen del pueblo hebreo como nación se lo debe a un espectacular escape hacia el levante, es hasta cierto punto
  • 2. lógico que esté ausente de los registros egipcios. Una derrota tal a su orden político y religioso seguramente fue borrada deliberadamente de sus anales en resguardo de sus divinidades; siendo en consecuencia recordada detalladamente en la memoria hebrea y descripta en el Pentateuco como un acto salvador de su Dios. En segundo lugar, los testimonios arqueológicos son en buena medida fragmentarios, lo que dificulta la reconstrucción de la historia antigua y datación cronológica de Oriente desde un método sistemático. El principal canal que ha conservado a través del tiempo, es decir, sin interrupción, una memoria histórica de este período es sin duda el Antiguo Testamento (3). Esto, por un lado refleja una ventaja, la de seguir la historia egipcia a partir de las narraciones del libro de Génesis y de Éxodo, pero por el otro plantea una dificultad; ya que el motivo que los reviste es religioso, y este es siempre subjetivo. La tarea de conservación bíblica se efectuó por razones mayormente de orden sagrado, y al igual que los textos egipcios bajo la supervisión de una clase sacerdotal. Como veremos en el presente trabajo, en el relato de la esclavitud y escape de Egipto prevaleció el elemento de supremacías de dioses, es decir, Yahvé en desmedro de los dioses egipcios y sus consecuentes recursos simbólicos que hallan su expresión narrativa en el mito. EL ORIGEN DE EGIPTO SEGÚN EL GÉNESIS En la tabla de las Naciones, como algunos comentaristas prefieren llamar al capítulo X de Génesis, nos menciona el origen entre otros, del mismo Egipto. Dos de los descendientes de Cam, hijo de Noé y sobreviviente del diluvio, fueron Mizraim y Patros. Uno pobló la zona del delta, el otro la tierra más cercana a las misteriosas fuentes del "canal"(Heb. SHEOR, "corriente"), como los antiguos se referían al Nilo. Vale decir, que desde lo antiguo se reconocía la dualidad en el Bajo y el Alto Egipto. Algunos, han querido ver en Mizraim al faraón Menes fundador de la primera dinastía mencionado por Manetón, pero dicha identificación es incierta. Sin embargo, es notable que hasta el día de hoy, los árabes conozcan a la tierra del Nilo como "Misr" o "la tierra de Cam el negro". Lo curioso es que los mismos habitantes de Egipto hablaran de su tierra como "Kenyt" (negro)(4) o "Tawy" (las dos tierras)(5). Abraham, hizo en algunas oportunidades algunas visitas al país, por los registros bíblicos parece que tuvo relaciones comerciales ya que adquirió una sierva egipcia llamada "Agar" (Génesis Cap. 12-13). Si bien, no hay ninguna evidencia arqueológica de estos episodios, la situación reinante en Palestina con relación a sus enlaces y sus respectivas rutas comerciales o a los movimientos migratorios semitas, coinciden con los registros egipcios del viaje de Sinuhé(6) y con las descripciones del papiro Anastasi I(7). Tiempo después, José es vendido como esclavo a Egipto por comerciantes ismaelitas a un hombre importante llamado Potifar, cuya esposa intentó seducirlo mientras ministraba en el interior de la casa(8). Es relevante la evidencia documentaria de
  • 3. mujeres ricas en busca de aventuras extramaritales, como lo muestra el papiro Westcar(9). En consecuencia, el hebreo es encerrado en prisión y finalmente alcanza un puesto de visir ante la corte del faraón por el arte de interpretar sueños y predecir siete años de abundancia y otros siete de hambre en el país bien amado. Existe evidencia de siete años de escasez en una inscripción sobre un bloque de granito en la isla de Sehail, que data de la época tolomaica, pero la leyenda seguramente es mucho más antigua(10). La historia de José tal como la leemos en el Génesis, concuerda con las costumbres Egipcias, las viviendas, el funcionamiento penitenciario, el cargo de visir o segundo en el reino coinciden con lo que hoy se sabe del período en cuestión(11). LA INVASION DE LOS HICSOS Un dato que no podemos pasar por alto es lo que menciona Génesis 41: 43, sobre el nombre que recibió José en su ascenso, "Avrekj". Esta expresión es una transliteración y no se sabe a ciencia cierta su verdadero significado, pero la versión siríaca lo vierte como: "padre gobernante, y la Vulgata de Jerónimo como: " que toda rodilla se doble ante él"(12). El hecho de que así fuera llamado cuando montaba en el carro triunfal del faraón y de que halla recibido el anillo del sello(posiblemente con el emblema del escarabajo(13)), concuerda con lo que dice la obra de Manetón, hoy desaparecida. Esta es rescatada por el historiador judío del siglo I d. C. Flavio Josefo, donde relaciona a los israelitas con los llamados hicsos, que significan "reyes pastores" o "reyes cautivos"(14). Es dudosa su procedencia, por lo que se sabe fue una invasión asiática, que según se cree, sucedió entre las dinastías XIII y XVII y que gobernaron durante unos doscientos años; otros prefieren fecharlos entre las dinastías XV y XVI. Algunos comentaristas sitúan la entrada de José con el período de los hicsos, ya que según Génesis 47: 20, José llego a ser dueño de casi todo Egipto a excepción de los bienes del Faraón y de sus sacerdotes. No hay ninguna evidencia bíblica que grupos asiáticos estuviese instalados en el delta antes de la llegada de Israel (Génesis 46: 5, 6). Según los textos hebreos, la corte real estaba compuesta solo por egipcios, Potifar era uno de ellos. Además, José tuvo que servirles la comida a sus hermanos en una mesa aparte, "puesto que los egipcios no podían comer(...) con los hebreos" esto no hubiera sido necesario los habitantes del palacio hubiesen sido semitas(Génesis 43: 31, 32). L. Archer, nos ofrece una teoría interesante(15). Nos habla de tres grupos, los Israelitas, los egipcios y las hordas invasoras de los hicsos. Para su exposición, utiliza el relato de Exodo 1: 8-10 que menciona lo que sucedió después de la muerte de José. Allí dice: " Con el tiempo se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José" Este nuevo rey, sin duda era de otra dinastía, bien podría ser un gobernante hicso, ya que no reconocía al pueblo del difunto José ni el cargo que ocupó.
  • 4. "Y procedió a decir a su pueblo: "¡Miren! El pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y poderoso que nosotros." Es improbable que los israelitas hubieran sido más numerosos que todos los habitantes de los nomos de Egipto, en cambio, si hubieran sido unas dinastías invasoras evidentemente eran un grupo más reducido. "¡Vamos! Tratemos astutamente con ellos, por temor que se multipliquen y tenga que resultar que, en caso de que nos sobrevenga una guerra, entonces ellos ciertamente también se agreguen a los que nos odian y peleen contra nosotros y suban y se vayan del país". Es posible que si era una dinastía de hicsos temieran que los hebreos se unieran a los egipcios en una posible guerra. Pero desgraciadamente es una etapa muy oscura y la invasión de estos extranjeros no se entiende con claridad(16). Las inscripciones de las tumbas nos silencian el hecho(17). Además, hay mucha incertidumbre en cuanto a las dinastías que presenciaron los acontecimientos. Pero ¿qué hay de la historia de Moisés y de la migración israelita registrada en el libro bíblico de éxodo? ¿Es factible reconstruirlo a partir de documentos egipcios? Solo es posible hacer un acercamiento, si se dejan definidos dos asuntos: por un lado, el problema cronológico y la dificultad de armonizar los hechos arqueológicos y epigráficos con la historia tal como la registra el Pentateuco; y por el otro, las profundas cuestiones religiosas que estuvieron enraizadas en las mentalidades de ambos pueblos. EL PROBLEMA DE LAS FECHAS No existen dudas en cuanto a la estancia de los Israelitas en Egipto, la presencia semita esta bien atestiguada, por lo tanto, es un tipo de conclusión que debemos aceptar a priori. No es el tipo de tradición que un pueblo inventaría, la esclavitud es un recuerdo humillante para cualquier nación(18). El problema aquí no es de orden histórico, es decir, si ocurrió o no, sino de orden estructural, o sea como ocurrieron los acontecimientos y cuando. El tema de las fechas es un asunto delicado, por eso debemos abordarlo con cautela. Mientras que la cronología bíblica sitúa el éxodo en el siglo XV a. C. la datación que sugiere el registro arqueológico es alrededor del siglo XIII a.C. La razón de esta diferencia se debe a dos factores: 1) Es imposible armonizar los trabajos de campo, debido a que los investigadores de Palestina se manejan con herramientas muy diferentes a las que utilizan los egiptólogos, ya sea por la naturaleza de las fuentes escritas como por los materiales a estudiar. Y 2) Los registros de Israel no mencionan el nombre de ningún faraón hasta el período monárquico, por lo tanto, no es factible establecer ninguna concordancia con las dinastías conocidas.
  • 5. La dificultaddearmonizarambascronologíasconlostrabajos de campo. Mientras que la cronología hebrea se basa en cómputos de tiempo que da el Antiguo Testamento y en períodos generacionales de cuarenta años, se puede sumar desde que Abraham entró en la tierra prometida 430 años, de los cuales solo 215 años estuvieron en tierra extranjera, esto nos llevaría al año 1513 a. C. para la salida israelita de Egipto. Josefo, habla del día trece del mes lunar Jántico, pero dice que el período de 430 se debe contar desde que entraron al país del Nilo ("Antigüedades Judías" Libro II Sec. 318). Como sea, muchos dudan que estas generaciones de 40 años sean literales(19), lo que dificulta el asunto, además de contradecir las pruebas arqueológicas(20). Por otro lado, la cronología egipcia está apoyada en evidencia fragmentaria. Los historiadores se basan en la Piedra de Palermo (incompleta), donde presenta lo que se consideran las cinco primeras dinastías. El papiro Turín (en muchos fragmentos), que proporcionaría la lista de reyes desde el Antiguo reino hasta el Nuevo. Y finalmente se coordinan con los textos de Manetón (treinta dinastías), ayudados por cálculos astronómicos(21). Pero las dudas que arroja tales fuentes son múltiples. La obra de Manetón usada para ordenar el rompecabezas que presentan las pruebas arqueológicas, como ya se mencionó está perdida, solo se recuperó de citas de otros escritores antiguos como Josefo(siglo I d. C.), Sexto Julio Africano(500 años después) y Sincelo (Siglo VIII o IX d. C.). Es muy difícil saber con seguridad lo que es autentico o lo que es espurio de Manetón. Es plausible que reyes, hasta dinastías enteras hayan gobernado al mismo tiempo, lo que reduciría la cuenta del tiempo asignado de manera considerable(22). Definitivamente los egiptólogos han depositado demasiada confianza en las inscripciones antiguas, pero la integridad moral de los escribas egipcios es con seguridad muy cuestionable(23). Sumado a todo esto, los trabajos de campo difieren en la metodología y en la tarea interpretativa. Mientras que Palestina, por la naturaleza de sus sitios y de sus fuentes escritas, que están relativamente intactas, se reconstruye una secuencia de acontecimientos en forma ininterrumpida y se les asignan fechas muy bajas; no sucede igual con los sitios egipcios. Estos, han sido depredados por los llamados "padres de la egiptología" e incluso antes de la invasión napoleónica asignándoles fechas muy altas. El enigma del faraón Este tema ha sido fuente de controversia ¿Por qué la Biblia niega el nombre de los soberanos pero a cambio da el nombre de las parteras que asistieron al nacimiento entre otros del niño Moisés? Una de las razones, es que quizá haya habido implicaciones de orden religioso. El faraón (que significa Gran Casa), era para su teología un dios encarnado en la tierra. El halcón Horus, el amanecer, símbolo de la resurrección. Era la unión entre el cielo y la
  • 6. tierra. Toda su actividad cívica era vista como un rito que protegía a Maat, la justicia y la verdad(24). Es posible que exista alguna relación entre la función sagrada del faraón y el enigmático jeroglífico hallado en un papiro en Abydos, llamado "la casa de la vida"(25). En consecuencia, el nombre de los faraones llevaba implícito ya sea en su escritura como en su simbolismo, el nombre de alguna divinidad; lo que mencionarla bien podía significar reconocer su misma existencia (Y los israelitas no reconocían la existencia de ningún Dios vivo a excepción de Yahvé, las demás divinidades eran inertes, dioses de palo y piedra). Esto se hace evidente en el nombre egipcios de algunos personajes bíblicos, como el mismo Moisés; que tiene la misma terminación de Ra-mesés, o Tut-mosis por ejemplo, pero está ausente el elemento concerniente al nombre de la divinidad(26). Sin embargo, el tetrateuco no guarda ninguna uniformidad en estos casos. Ya que esta construido de varias tradiciones muy antiguas, es posible que mientras algunas conservaron algunos nombres(mayormente de localidades como puntos de referencias), otras lo han omitido. Después de todo era una historia nacional e importaban muy poco estos detalles. Cabe agregar, a propósito de lo dicho, que el encontrar nombres egipcios en los personajes del éxodo(Como Jofní, Finefás o Merarí, predominantemente en la tribu de Leví), es una prueba contundente de la relación que hubo entre los semitas y los egipcios(27). Por todo lo antes dicho, no es posible hasta el momento, relacionar a los monarcas egipcios que menciona el Génesis ni al Faraón que vivió en la época de Moisés con ningún nombre mencionado en las inscripciones. Pero ¿qué hay de Ramsés II? ¿No es acaso este el faraón que prefieren la mayoría de las obras de consulta para situarlo en dicho período? Ramsés II Exodo 1: 11, habla que los israelitas fueron obligados a trabajar en la construcción de dos emplazamientos, Piton ("Casa o templo de Atum" identificada tentativamente con Tell Rettabeh) y Ramesés ("Casa de Ramsés", San el-Hagar o Avaris, capital de los hicsos conocida en los textos griegos como Tanis). Este hecho ha animado a muchos egiptólogos a relacionar el nombre de esta construcción con el faraón Ramsés II (Dinastía XIX), basándose en las inscripciones del mismo faraón en la que afirma haber edificado una ciudad que lleva su nombre (Per-Ramsés) con mano de obra de esclavos. Sin embargo, esta identificación es sumamente dudosa, el sitio mencionado por los registros hebreos era un depósito mientras que el que menciona las inscripciones egipcias era la capital misma. Por otra parte, aunque el faraón que protagonizó el éxodo hubiera sido Ramsés II, la prueba
  • 7. sigue siendo irrelevante, ya que el sitio que menciona la Biblia fue edificado antes del nacimiento de Moisés(Génesis 47: 11). En consecuencia, parece que lo único que tuvieron en común el sitio bíblico y la capital de Pr-R’-ms-´sw (Per-Ramsés) fue solamente el nombre(28). Exodo 12:37, dice que Israel partió desde este sitio rumbo al Sinaí. Sin embargo, Josefo identifica a Ramesés con Letópolis, una localidad cerca de Menfis. Esto es apoyado por Estrabón quien la sitúa un poco más arriba del viejo Cairo (Estrabón XVII, 807). EL DUELO DE LOS DIOSES Los egipcios eran dados a borrar registros de personas o acontecimientos que no les eran favorables. El mismo Tutmosis III hizo desaparecer el nombre de la reina Hasepsut de los bajorrelieves (29). En una inscripción acerca de un consejo que el rey Kheti III (2120-2050)(30)a su hijo, decía que si no gobernaba con sabiduría " los pueblos borraran tu recuerdo y el de tus ancestros"(31). Vale decir, que no nos extraña que el relato bíblico no tenga una correspondencia en la historia del país del Nilo. En cambio, lo que sí esta corroborado por los testimonios es la penetración de grupos semitas en el delta oriental, y que constituyeron una verdadera amenaza(32). Por otra parte, el registro bíblico, no nos ayuda demasiado en cuanto a una reconstrucción de orden histórica. La naturaleza del mensaje que quiere describir, es la supremacía de su Dios "uno y verdadero" sobre los "falsos dioses de Egipto". A continuación repasaremos a modo de ejemplo, el carácter teológico que reviste al relato de Exodo y cual fue el interés principal del cronista, razón por la cual poco importó mencionar los detalles que hoy intentamos dilucidar: La lucha de las serpientes: Cuando Moisés se presenta ante el faraón, convierte su vara en serpiente para demostrar sus credenciales divinas. La serpiente en Egipto, era símbolo de sabiduría que poseía el mismo rey en su corona. Ahora ésta desafía a su capacidad de gobernar, por ello sus magos también convierten dos varas en reptiles, emblema de los dos reinos, pero la serpiente de Moisés resulta más poderosa que el Alto y el Bajo Egipto, devorando a las otras. Las plagas 1. El Nilo se convierte en sangre: El carácter divino del río esta bien atestiguado. Para los egipcios era el dios Hapy. Diodoro Sículo (Libro I: 36, 7-12), habla de su crecida como algo maravilloso. Mientras que todos los demás ríos comienzan a decrecer en el solsticio de verano, éste es el único que empieza a aumentar su cause en ese momento, de manera tal que inunda gran parte del país(33). Por lo tanto, se celebraba el ritual de la crecida y su relación con el Dios sol. Más que un dios específico era un espíritu andrógino, aquel que orientaba y ordenaba las
  • 8. caóticas aguas primordiales en virtud de la conservación de la vida humana. Era el símbolo de la vida(34). Para los hebreos, la vida residía en la sangre, Yahvé salvaba mediante el derramamiento de ella en la tierra. En consecuencia, convertir el río sagrado en sangre era una bofetada al centro de la teología egipcia. 2. Las ranas, los tábanos y los jejenes: La diosa rana Hegt y los dioses de la magia Phat y Thot no pudieron hacer nada al respecto. Maestros de la brujería, eran vistos como deidades que mantenían el orden del cosmos (35). 3. Peste al ganado y a los hombres: Los egipcios despreciaban a los pastores, eran ganaderos por excelencia. El que sus animales fueran muertos por una peste no solo fue un golpe a su economía, sino también a los dioses Hator y Apis. Tampoco Isis, la diosa de la sanación, simbolizada por las fases lunares, como el ojo en el mobiliario de los templos tiene correspondencia con instrumentos quirúrgicos tampoco pudo curar a sus adoradores. 4. Tormenta con granizo y fuego: Set, dios de la tormenta y el relámpago, era visto como una divinidad negativa enemiga de Osiris. Según los escritores antiguos era el Dios de los Hicsos, compatible con las divinidades semitas, como Baal, el dios del rayo (36). Reshpú, el controlador del fuego, no pudo ayudar a su pueblo, como tampoco Thot, el regulador del tiempo y los ciclos estacionales (37). 5. Plaga de langostas: Esto fue un atentado a los ciclos de las cosechas y a los dioses de la fertilidad. El dios Min, relacionado con la fecundidad de la tierra negra, se lo representa bajo el símbolo del toro (38). En Grecia era asociado con Pan, el que rapta a las mujeres o el que fecunda a su propia madre. 6. Período de oscuridad en la tierra: Esto atentó contra el poder de las divinidades solares, símbolo de lo masculino, la salud y el orden. Atacó la dualidad Amón-Ra y a la triple manifestación de Horus, Isis y Osiris, funcionando como la voluntad poderosa, el soplo vital y fenómeno brillante(39). 7. El golpe contra la dinastía del faraón al dar muerte a su primogénito: El hijo del faraón era Horus, el disco solar alado, el astro naciente. Isis nada pudo hacer por su hijo-esposo. Tampoco Osiris pudo detener la llegada del ángel destructor de Yahvé. Hasta Anubis, el señor de la necrópolis estuvo inerte. 8. Muerte del mismo Faraón el Mar Rojo: Los mares que circundaban el país bien amado (el mar Mediterráneo y Rojo o el Mar Grande y el Mar de Juncos, como se conocía en la antigüedad) eran vistos como la sustancia primordial donde nacían y morían las demás formas.
  • 9. El agua era entendida como la vida. En los textos de las pirámides (Papiro 10188 b., Museo Británico), se puede leer un himno a las aguas divinas. Es interesante notar que el ideograma del agua corriente VVV, este formado por el signo del agua V, de la luna V y de la mujer V(40), como símbolo vital. Thot, el controlador del orden del mundo y Amón, protector de la monarquía, se demostraron incompetentes ante el poder de Yahvé sobre esta fuerza que asimiló al mismo Faraón o dios en la tierra. Como se habrá podido observar, todo el relato esta "plagado" de un mensaje religioso, fundamentalmente que solo Yahvé es el dios vivo y verdadero y los iconos egipcios no son nada más que la personificación de las fuerzas naturales creada por el mismo dios hebreo. El tener en cuenta esta visión religiosa, aunada a la interpretación tanto histórica como arqueológica, nos ayudará a revisar los problemas expuestos en el presente trabajo desde varias perspectivas, que hacen al cuadro más completo. Las lagunas del origen y migración del pueblo hebreo desde el país del Nilo hacia el levante como describen los textos bíblicos, como los misteriosos elementos semitas en aparecen en los anales egipcios, se resisten a dejar lo más oscuro del lugar donde están sepultados, el eterno pasado, allí es donde reposan y por ahora seguirán descansando, quizá por ello nunca dejen de fascinarnos. BIBLIOGRAFIA CONSULTADA 1) El papiro Anastasi I, únicamente hace una descripción geográfica de la región del levante. 2) Merneptah, hijo de Ramsés II (Dinastía XIX) dice que "Israel ha sido arrasado, y su descanso no es". Citado de "Aid to Bible Understanding" 1971 W.T. Pág 492 3) M.Levirani "El Antiguo Oriente, historia, sociedad y economia", Barcelona, Ed. Crítica, 1995, Pág 19 4) Plutarco (Siglo I e. C.) explica que se trata del contraste entre el terreno negro y fértil de las orillas del Nilo y lo arenoso de las dunas circundantes. 5) Op. Nota 2, Pág 485 6) Cazelles, "Introducción crítica al Antiguo Testamento", Pág 41. 7) Op. Nota 1. 8) Con relación a los detalles de distribución de las casas egipcias, ver a Pierre Montet: "La vida cotidiana en el Antiguo Egipto", Ed. Mateu, Barcelona, 1961, Pág 28-33 9) Ver Papiro D’orbiney, citado por James Pritchard, "Atlas de la Biblia", Barcelona, Plaza-James, 1991, Pág 38. Carl Grimberg: "Historia Universal", Chile, Ed. Abril, 1986, Vol. II, Pág 101. Op. Nota 9. Íbídem Pág 23. Cuando se produce la invasión de los hicsos, algunos de sus faraones, cuyos amuletos eran escarabajos Rem, llevaban nombres semitas con el elemento de la divinidad EL. Ver Cazzelles Op Nota 6.
  • 10. Josefo: "Contra Apión", (Libro I Sec. 14-16; 25-31) Gleason L. Acrcher: "Reseña Crítica a una Introducción del Antiguo Testamento". USA E. Portavoz, 1994, Pág 237. Merril Unger": Archaeology and the Old Testamen"t, 1964, Pág 134. 17) En una estela descubierta por Mariette en Tanis en 1863, parece que habla de los hicsos y su supuesto dios Set. Asimismo la tablilla Carnarvon habla de la derrota de este pueblo semita. Ver J. M. Serrano delgado: "Textos para la historia del Antiguo Egipto", Madrid, Ed. Cátedra, 1993, Pág. 106. 18) John Bright: "La Historia de Israel", España, Ed D. De Brovwer, 1970 Pág 145. 19) En ausencia de una tradición escrita, se ha notado que muchos pueblos han utilizado el número cuarenta. Según Albright este sistema se encuentra entre los fenicios y entre los cartaginenses. 20) La postura de la adopción del siglo XV, se ha tratado por Brimson en "Redating the Exodus and conquiest" en "Journals for the Study of the Old Testament" Suppl. Serie 5, 1978. 21) "Insight on the Scriptures", WT. 1991, Pág. 587. 22) Nickin, Blackburin: " Study in Egyptien Chronology", 1928, Inglaterra 1939. 23) "The Word History of the Jewish", 1964, Vol I, Pág. 280-281. 24) Ver texto de Génesis y renacimiento de Hatshepsup (Dinastía XVIII). 25) Henri-Charles Puech: "Las religiones antiguas", España, Siglo XXI, Vol. I, Pág 134. 26) Op Nota 18. Pág. 145. 27) Los nombres de las parteras Sifra y Pua (Ex: 1: 15) son de procedencia hebrea y en consecuencia, muy antiguos. ( Albright en JAOS. 1954. Pág 229) 28) "Vetus Testamentum", Leiden 1963, Pág 410. 29) Op. Nota 21. Pág. 588. 30) Para las fechas se ha tomado la cronología de Albright en " Bulletin of the American Oriental Research". 31) F. Schwarz: "Geografía sagrada del Egipto Antiguo", Bs. As. Ed Errepar, 1996, Pág 156. 32) A comienzos del Imperio Medio, Amenemhet I como protección contra las incursiones nómadas, levantó "La muralla del príncipe". Un sistema defensivo de fortificaciones en los límites del delta oriental. Dicha construcción defensiva, esta atestiguada por Sinuhé. Ver Herrmann Siegfrid: "Historia de Israel", "Elementos semitas en Egipto" Pág 83. 33) Op. Nota 17. Pág42. 34) Op. Nota 31 Pág117. 35) Max Muller: "Mitología Egipcia". Ed. Olimpo. España, 1996. Pág 20. 36) Op. Nota 15. 37) Op. Nota 31 Pág. 118. 38) Ibídem Pág 117. Ibídem Pág 119. M. Eliade: "Tratado de Historia de las religiones". México, Ed. Era, 1972, Pág. 178-179.
  • 11. El éxodo de los hebreos de Egipto (I) Herbert Oré Belsuzarri 33° Patriarca Gran Conservador. ¿Ocurrió el Éxodo?, es una de las tantas preguntas que el hombre de fe, se plantea en algún momento de su vida. Los historiadores destacan que no hay documentos que puedan ubicar la época en que vivió Moisés y pudo haber realizado el éxodo de los hebreos de Egipto. Son algunos apologistas que sitúan a Moisés en el Egipto del siglo XIV antes de Cristo. Algunas teorías han sostenido incluso que Moisés no era de origen hebreo, sino un príncipe del rey de Egipto que abandonó su tierra cuando las reformas monoteístas de Akenatón fueron rechazadas violentamente. Así, según la historia narrada por el Tanaj y la Biblia, el nacimiento de Moisés coincidió con una orden del faraón para que todo varón hebreo recién nacido fuese ahogado en el Nilo. Una medida brutal que nunca se dio en la historia de Egipto, y menos en el periodo de Seti I, un faraón con fama de compasivo. El miedo a que los egipcios capturaran a Moisés llevó a la madre a esconder a su hijo en una cesta y enviarlo río abajo. La cesta con el bebé tuvo la suerte de llegar a la zona donde la hija del faraón se estaba bañando, la cual adoptó a Moisés como un miembro más de la realeza. Un episodio similar al que se dice de Sargón de Acad, un importante rey acadio, que sufrió en su infancia cuando su madre lo arrojó al río en una cesta. En la obra Aegyptiaca de Manetón que es muy ilustrativa dice: “Cuando los hombres de las canteras –los hapirú y los egipcios contaminados o herejes- habían sufrido maltratos durante un tiempo considerable, suplicaron al rey que les concediera como morada y refugio la morada abandonada de los pastores, Avaris, y aquel se los concedió”. Pero qué importancia puede tener Avaris, una morada habitada por egipcios contaminados (leprosos). Veamos, la ciudad de los pastores e hicsos (invasores sirios que gobernaron Egipto entre 1700 y 1580 a.C.) fue Avaris, que según los egiptólogos, era la ciudad conocida como Tanis y en la época de Ramsés II, rebautizado con el nombre de Pi-Ramsés, haciendo que esta recupere su esplendor y utilizada como base militar en la futura campaña asiática contra los Hititas (que se resolvió con la Batalla de Kadesh). Esta construcción quizás la más importante de todo el reinado de Ramsés II, tenía una población de más de 300.000 personas, siendo una de las ciudades más grandes del Antiguo Egipto. Los apologistas judíos y cristianos, sostienen que esta es la ciudad de Pitón mencionado en el Tanaj y Biblia (Shemot 1:11 y Éxodo 1:11), que fue construida por el faraón de la opresión por el trabajo forzado de los israelitas y que fue el sitio donde posiblemente comenzó el Éxodo. Manetón, historiador egipcio de procedencia griega, en el siglo III a.C. decía que el profeta Moisés no era judío sino un sacerdote egipcio próximo al poder y seguidor de las ideas monoteístas del faraón Akenatón. Según el relato de Manetón, durante una
  • 12. rebelión de 80.000 leprosos que vivían en Avaris, y que trabajaban bajo duras condiciones en las canteras del este del Nilo, a finales del reinado de Amenhotep III, los enfermos nombraron como su caudillo al mencionado sacerdote, llamado Osarseph, y juraron obedecerle en todo. “Lo primero que éste hizo fue promulgar una ley en el sentido de que no debían adorar a más de un dios”. El monoteísmo, un elemento fundamental de la religión judía, confluye con el intento en Egipto de imponer el culto a un único dios, Atón. Akenatón y Nefertiti. El relato de Manetón se basa en la historia registrada por los escribas egipcios. Es el único registro de fuentes egipcias. Se sabe que esos registros por orden de Ramsés II, se borró del listado de los reyes a los faraones Akenatón, Tutankamón y Ay. Ese periodo se le asignó a Amenhotep III, quien de acuerdo a la historia oficial, se habría mantenido atento para actuar durante el predominio de los “egipcios contaminados”, aliados a los “solymitas” y los “pastores”, tiempo en que gobernaron Amenhotep IV (Akenaton) y su esposa Nefertiti. Manetón dice que “mientras tanto, los solymitas descendieron a lado de los egipcios contaminados y trataron a la gente de manera tan impía y salvaje que la dominación de los pastores pareció una edad de oro a los que eran testigos de las atrocidades presentes. Porque no solo quemaron ciudades y aldeas, saquearon los templos y mutilaron las imágenes de los dioses sin medida, sino que también se habituaron a utilizar los santuarios como cocinas donde asar los animales sagrados que adoraba la gente y obligaban a los sacerdotes y profetas a sacrificar a los animales y después los expulsaba desnudos”. Se dice que el sacerdote que redactó su constitución y sus leyes era nativo de Heliópolis y se llamaba Osaref a causa del dios Osiris que adoraba en Heliopolis, pero cuando se unió a esta gente cambió su nombre y fue llamado Moisés. Tutankamón, sucesor de Akenatón, publico su célebre Estela de la Restauración, en la que se culpa al faraón hereje por las innumerables desgracias de Egipto. “Los templos de los dioses pasaron por tiempos lamentables, sus patios se habían convertido en rutas por donde se podía pasar. El país estaba agotado por las plagas y los dioses eran descuidados. Los dioses habían dado la espalda al país y no acudían cuando se les pedía consejo”. Su majestad Tutankamón “busco lo que podría ser útil a Amón… el pecado finalmente es echado del país, y el país es nuevo como en los tiempos primordiales”. Esta “restauración” no fue pacífica. Los partidarios de Akenatón fueron perseguidos y reprimidos brutalmente, hasta que los Habirú y los egipcios atonianos fueron confinados en Avaris como cuenta Manetón. En la época de Tutankamón las tropas al mando de Horemheb, aseguraron la “vía de Horús”, la ruta normal del comercio hacia Palestina, destruyendo el bastión cananita de Gezer, por tanto esta ruta no sería útil para ninguna huida masiva, ya que estaba controlada por guarniciones egipcias.
  • 13. Pero quién era Osaref (otros le llaman Osarseph). Había sido educado supuestamente en la casa del faraón como hijo adoptivo de una princesa de Egipto, envió una embajada a los Reyes Pastores (los hicsos) que habían sido expulsados de Egipto a la ciudad de Jerusalén y les pidió que apoyaran su causa contra el faraón. Cuando los solimitanos (habitantes de Jerusalén) se unieron a los leprosos (egipcios impuros). Osarseph cambió su nombre por Moises y ayudó a los hebreos a conquistar las tierras de Siria. Unos acontecimientos históricos que explicarían la conquista de territorios que vivió el pueblo judío en ese periodo. También cabe mencionar como vínculo con la versión de Manetón que, según el texto Tanaj-Biblia, Moisés exhibía como un prodigio voluntario una mano con lepra como signo de identidad con los egipcios impuros o egipcios contaminados. La historia que no considera a Moisés hebreo, fue recogida a principios del siglo XX por el célebre Sigmund Freud, siempre atento a la fascinación del hombre por los mitos. En su libro “Moisés y la Religión Monoteísta”, Freud comienza recordando que “Mosés” significa “hijo” en egipcio para defender que el profeta hebreo pudo ser Turth-Moses, hijo primogénito del faraón Amenhotep III, quien fue privado de reinar por algún presagio negativo, como pudo haber sido contraer la lepra de joven. Según su hipótesis, Turth-Moses sería un fiel seguidor de la religión monoteísta que había impuesto su hermano Akenatón. El éxodo de Tuth-Moses a Canaán. El violento rechazo del monoteísmo a la muerte del faraón provocó un éxodo poblacional encabezado por Tuth-Moses. Como gobernador de la provincia limítrofe de Gozen, donde se habían asentado tribus semíticas, Moses habría convencido al grupo de hebreos y a los últimos seguidores de Atón, para que viajaran hacia una comunidad monoteísta ya establecida anteriormente en Canaán, también partidarios de Akenatón. En consecuencia, Freud señala que “Moisés transmitió a los judíos su propia religión, la religión de Atón”. La crítica a la hipótesis de Freud se centra en que la religión de Akenatón no era realmente monoteísta, puesto que admitía la existencia de otros dioses y Atón era una divinidad solar, condición de la que carece Yahvé.