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DIRENOMIA

El dinero puede provocar una costosa
              adicción
  Estudios muestran que actúa en el
   cerebro como si fuera una droga
 Me he encontrado con un artículo que hace referencia a otro
  aparecido en la revista New Scientist que hizo que me
  acordara de unas palabras del sabio Antonio Escohotado en
  la conferencia inaugural de uno de los primeros congresos
  sobre juego patológico que se hicieron en España.
  Conociendo el peculiar talante del auditorio que ese día
  asistía al evento, y que se componía fundamentalmente de
  jugadores rehabilitados de asociaciones de autoayuda, me
  pregunto como el ponente terminó integro su exposición. Las
  palabras a las que me refiero venían a decir que en realidad el
  jugador patológico, que por cierto para Escohotado nada tiene
  de patológico, es en realidad una especie de anarquista
  situado en el seno de una sociedad enferma de
  DINEROMANÍA El artículo lo copio y pego del diario
  electrónico LA NACIÓN.
  Aquí se los dejo:
 "Plata", "dinero", "guita". Uno podría pensar que
 son sólo palabras, pero conllevan una misteriosa
 fuerza psicológica. Con sólo paladearlas durante
 unos momentos, se convertirá en una persona
 diferente. Pensar en palabras asociadas con el
 dinero parece hacernos más independientes y
 menos inclinados a ayudar a los demás.
 Y todavía hay más: manejar efectivo puede
 disminuir, incluso, el dolor físico. Según distintas
 investigaciones, el dinero tiene un potente efecto
 psicológico que sólo ahora empieza a estudiarse.
 Nuestra relación con el dinero tiene muchas facetas.
  Algunos parecen adictos a acumularlo, mientras que
  a otros les resulta imposible ahorrar para el futuro.
  Con nuevos estudios centrados en este punto, se
  encontró que algunos cerebros reaccionan como lo
  harían a una droga, mientras que otros, como frente a
  un amigo.
  Algunos sugieren que el deseo de dinero se puede
  dinero se puede confundir con nuestro apetito. Y, por
  supuesto, como tener mucho dinero se traduce en
  que puedes comprar muchas cosas, es un sinónimo
  virtual del estatus. Tanto que perderlo puede causar
  depresión e incluso suicidio. Por eso, un atisbo en la
  psicología del dinero tal vez puede mejorar la manera
  en que nos relacionamos con él.
 Esto es todavía más extraño cuando se
 considera qué se supone que es el dinero. Para
 los economistas, es sólo una herramienta para el
 comercio, para hacerlo más eficiente. Igual que
 un hacha nos permite cortar árboles, el dinero es
 esencial para la creación de los mercados que,
 según dicen los economistas, fijan precios
 desapasionadamente, a cualquier cosa, desde
 una hogaza hasta un cuadro de Picasso. Sin
 embargo, el dinero crea más pasión, estrés y
 envidia que cualquier hacha o martillo.
 Aparentemente no podemos manejarlo
 racionalmente, pero ¿por qué?
¿Qué nos pasa hoy con el
             dinero?
 La felicidad no depende de nuestro nivel
 adquisitivo, siempre que éste cubra unos
 mínimos que nos permitan subsistir, es decir,
 comer y dormir. De ahí que uno pueda ser igual
 de feliz -o infeliz- tanto en un poblado indígena
 de la Amazonia como en el ático más alto y
 grande de Manhattan. Es decir, la felicidad es
 una actitud y una elección,
 independientemente del entorno material que nos
 rodea. Breve inciso: esta idea es mucho más
 antigua que Punset… Algo me dice que la ciencia
 está llegando a conclusiones que ya andan por
 aquí desde hace miles de años
 Ahora bien, la comida y el cobijo también forman
  parte de nuestro mundo material, están valorados
  en dinero y tenemos que pagarlos con dinero,
  que generalmente hemos conseguido a cambio
  de trabajo.
 Miro a mi alrededor, mis gastos, mis cuentas, y
  veo que no todo es comida y piso. Es más, veo
  muchas más cosas. Muebles, teléfono,
  ordenador, ropa, agua, viajes, electricidad, libros,
  gasolina, etc. O sea, que estoy pagando cada
  mes por un montón de cosas las cuales en
  realidad no me aportan felicidad.
 No lo entiendo. No me extraña que vivamos con
  la sensación de que alguien nos está tomando el
  pelo, generando un conflicto interior entre lo que
  aparentemente necesito hacer y lo que en
  realidad quiero hacer o estoy preparado para
  hacer. Porque la naturaleza me dio suficientes
  capacidades para poder buscarme la vida para
  comer y dormir cada día y así vivir feliz y además
  sobrado de energía, fuerza, ganas,… para un
  momento de emergencia, alarma o escasez.
 En cambio vivo agobiado, ansioso, pendiente del
  qué pasaría si, acumulando más de lo que
  necesito realmente y ganando más de lo que
 Alguien me ha engañado. No sé si será el sistema, mis
  padres, la tele, mis profesores, mis amigos,… Desde
  pequeñito me han enseñado que de mayor tendría que
  trabajar para poder tener dinero -cuanto más mejor- y así
  satisfacer mis necesidades básicas. ¿Pero no son sólo
  comer y dormir? ¿Qué me ha pasado? A ver si van a ser
  Buda, Jesús, Ghandi o Punset los mentirosos
 Lo cierto es que tenemos, pagamos y gastamos mucho
  más de lo que necesitamos, aunque nosotros creemos
  que necesitamos mucho más. Más allá de los intereses
  que tienen otras esferas por mantener esa creencia y
  necesidades superfluas -aquí el que no gasta es un
  rácano o un antisistema-, somos nosotros mismos los que
  las aceptamos y participamos en el juego, por lo que
  compartimos responsabilidad. Es fácil pensar que
  alguien nos toma el pelo -yo acabo de decirlo y además lo
  creo, parcialmente-, pero los primeros que nos
  engañamos somos nosotros mismos -aquí no vale sólo
  indignarse
El dinero sí importa
 De momento el sistema está basado en el valor
  económico que le damos a las posesiones y al
  trabajo. No es más que un intercambio, aunque
  por desgracia nada equitativo, pero lo es. Cambio
  mi trabajo por dinero para después cambiarlo por
  cosas. Otro recibirá mi dinero para cambiarlo por
  otras cosas, las que él quiera. Y así sigue la
  rueda.
 Sin embargo, más allá de lo mínimo, esto es
  comida y cobijo, y añadiendo salud y
  educación, ¿para qué quieres lo demás? No sé
  cuáles serán el resto de tus necesidades. Yo
  tengo las mías y respeto las tuyas. Ahora bien,
  hazme un favor, no las des todas por buenas o
  “ciertas”. Replantéatelas.
 El dinero sí importa. Lo necesitas para cubrir esos
  mínimos de subsistencia, los mínimos de la felicidad.
  De momento, esas son las reglas del juego -que por
  cierto, pueden cambiar-.
 Sin embargo, tú eliges cuánto importa. Y créeme;
  cuanta más importancia y protagonismo le das menos
  posibilidades tienes de ser feliz. Dos consejos:
 No pienses tanto en dinero. Es más, no pienses
  tanto Siente lo que haces y vive de emociones. La
  gran mayoría son gratis: unas risas, una puesta de
  sol, un juego, un baño en la playa, un beso, un
  poema, una excursión,…
 Elimina gastos. ¿Recuerdas lo que era la libertad?
  También está la económica. Cuantos más gastos
  tienes más esclavo eres, menos libre.

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Direnomia

  • 1. DIRENOMIA El dinero puede provocar una costosa adicción Estudios muestran que actúa en el cerebro como si fuera una droga
  • 2.  Me he encontrado con un artículo que hace referencia a otro aparecido en la revista New Scientist que hizo que me acordara de unas palabras del sabio Antonio Escohotado en la conferencia inaugural de uno de los primeros congresos sobre juego patológico que se hicieron en España. Conociendo el peculiar talante del auditorio que ese día asistía al evento, y que se componía fundamentalmente de jugadores rehabilitados de asociaciones de autoayuda, me pregunto como el ponente terminó integro su exposición. Las palabras a las que me refiero venían a decir que en realidad el jugador patológico, que por cierto para Escohotado nada tiene de patológico, es en realidad una especie de anarquista situado en el seno de una sociedad enferma de DINEROMANÍA El artículo lo copio y pego del diario electrónico LA NACIÓN. Aquí se los dejo:
  • 3.  "Plata", "dinero", "guita". Uno podría pensar que son sólo palabras, pero conllevan una misteriosa fuerza psicológica. Con sólo paladearlas durante unos momentos, se convertirá en una persona diferente. Pensar en palabras asociadas con el dinero parece hacernos más independientes y menos inclinados a ayudar a los demás. Y todavía hay más: manejar efectivo puede disminuir, incluso, el dolor físico. Según distintas investigaciones, el dinero tiene un potente efecto psicológico que sólo ahora empieza a estudiarse.
  • 4.  Nuestra relación con el dinero tiene muchas facetas. Algunos parecen adictos a acumularlo, mientras que a otros les resulta imposible ahorrar para el futuro. Con nuevos estudios centrados en este punto, se encontró que algunos cerebros reaccionan como lo harían a una droga, mientras que otros, como frente a un amigo. Algunos sugieren que el deseo de dinero se puede dinero se puede confundir con nuestro apetito. Y, por supuesto, como tener mucho dinero se traduce en que puedes comprar muchas cosas, es un sinónimo virtual del estatus. Tanto que perderlo puede causar depresión e incluso suicidio. Por eso, un atisbo en la psicología del dinero tal vez puede mejorar la manera en que nos relacionamos con él.
  • 5.  Esto es todavía más extraño cuando se considera qué se supone que es el dinero. Para los economistas, es sólo una herramienta para el comercio, para hacerlo más eficiente. Igual que un hacha nos permite cortar árboles, el dinero es esencial para la creación de los mercados que, según dicen los economistas, fijan precios desapasionadamente, a cualquier cosa, desde una hogaza hasta un cuadro de Picasso. Sin embargo, el dinero crea más pasión, estrés y envidia que cualquier hacha o martillo. Aparentemente no podemos manejarlo racionalmente, pero ¿por qué?
  • 6. ¿Qué nos pasa hoy con el dinero?  La felicidad no depende de nuestro nivel adquisitivo, siempre que éste cubra unos mínimos que nos permitan subsistir, es decir, comer y dormir. De ahí que uno pueda ser igual de feliz -o infeliz- tanto en un poblado indígena de la Amazonia como en el ático más alto y grande de Manhattan. Es decir, la felicidad es una actitud y una elección, independientemente del entorno material que nos rodea. Breve inciso: esta idea es mucho más antigua que Punset… Algo me dice que la ciencia está llegando a conclusiones que ya andan por aquí desde hace miles de años
  • 7.  Ahora bien, la comida y el cobijo también forman parte de nuestro mundo material, están valorados en dinero y tenemos que pagarlos con dinero, que generalmente hemos conseguido a cambio de trabajo.  Miro a mi alrededor, mis gastos, mis cuentas, y veo que no todo es comida y piso. Es más, veo muchas más cosas. Muebles, teléfono, ordenador, ropa, agua, viajes, electricidad, libros, gasolina, etc. O sea, que estoy pagando cada mes por un montón de cosas las cuales en realidad no me aportan felicidad.
  • 8.  No lo entiendo. No me extraña que vivamos con la sensación de que alguien nos está tomando el pelo, generando un conflicto interior entre lo que aparentemente necesito hacer y lo que en realidad quiero hacer o estoy preparado para hacer. Porque la naturaleza me dio suficientes capacidades para poder buscarme la vida para comer y dormir cada día y así vivir feliz y además sobrado de energía, fuerza, ganas,… para un momento de emergencia, alarma o escasez.  En cambio vivo agobiado, ansioso, pendiente del qué pasaría si, acumulando más de lo que necesito realmente y ganando más de lo que
  • 9.  Alguien me ha engañado. No sé si será el sistema, mis padres, la tele, mis profesores, mis amigos,… Desde pequeñito me han enseñado que de mayor tendría que trabajar para poder tener dinero -cuanto más mejor- y así satisfacer mis necesidades básicas. ¿Pero no son sólo comer y dormir? ¿Qué me ha pasado? A ver si van a ser Buda, Jesús, Ghandi o Punset los mentirosos  Lo cierto es que tenemos, pagamos y gastamos mucho más de lo que necesitamos, aunque nosotros creemos que necesitamos mucho más. Más allá de los intereses que tienen otras esferas por mantener esa creencia y necesidades superfluas -aquí el que no gasta es un rácano o un antisistema-, somos nosotros mismos los que las aceptamos y participamos en el juego, por lo que compartimos responsabilidad. Es fácil pensar que alguien nos toma el pelo -yo acabo de decirlo y además lo creo, parcialmente-, pero los primeros que nos engañamos somos nosotros mismos -aquí no vale sólo indignarse
  • 10. El dinero sí importa  De momento el sistema está basado en el valor económico que le damos a las posesiones y al trabajo. No es más que un intercambio, aunque por desgracia nada equitativo, pero lo es. Cambio mi trabajo por dinero para después cambiarlo por cosas. Otro recibirá mi dinero para cambiarlo por otras cosas, las que él quiera. Y así sigue la rueda.  Sin embargo, más allá de lo mínimo, esto es comida y cobijo, y añadiendo salud y educación, ¿para qué quieres lo demás? No sé cuáles serán el resto de tus necesidades. Yo tengo las mías y respeto las tuyas. Ahora bien, hazme un favor, no las des todas por buenas o “ciertas”. Replantéatelas.
  • 11.  El dinero sí importa. Lo necesitas para cubrir esos mínimos de subsistencia, los mínimos de la felicidad. De momento, esas son las reglas del juego -que por cierto, pueden cambiar-.  Sin embargo, tú eliges cuánto importa. Y créeme; cuanta más importancia y protagonismo le das menos posibilidades tienes de ser feliz. Dos consejos:  No pienses tanto en dinero. Es más, no pienses tanto Siente lo que haces y vive de emociones. La gran mayoría son gratis: unas risas, una puesta de sol, un juego, un baño en la playa, un beso, un poema, una excursión,…  Elimina gastos. ¿Recuerdas lo que era la libertad? También está la económica. Cuantos más gastos tienes más esclavo eres, menos libre.