La carta celebra la paz y la armonía. La autora ha encendido 7 velas especiales de Jerusalén para bendecir al universo, los continentes, las naciones, las semillas, las familias y la Madre Tierra. Desea que la paz esté en el corazón de los lectores y que su abrazo sea dulce como la miel. Concluye brindando por los lectores con amor.