3. EL MANIFIESTO DE ABRANTES
¡Cuán sensible ha sido a mi corazón la muerte de mi caro hermano! Gran satisfacción me cabía
en medio de las aflictivas tribulaciones, mientras tenía el consuelo de saber que existía, porque su
conservación me era la más apreciable. Pidamos todos a Dios le dé su santa gloria, si aún no ha
disfrutado de aquella eterna mansión.
No ambiciono el trono; estoy lejos de codiciar bienes caducos; pero la religión, la observancia y
cumplimiento de la ley fundamental de sucesión y la singular obligación de defender los derechos
imprescriptibles de mis hijos y todos mis amados sanguíneos, me esfuerzan a sostener y defender la
corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como
destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetuada.
Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano (que santa gloria haya), creí se habrían
dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento
había sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales,
especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos
cargos cuando la misericordia de Dios, si así conviene, me lleve al seno de mi amada patria, y a la
cabeza de los que me sean fieles.
Encargo encarecidamente la unión, la paz y la perfecta caridad, No padezca yo el sentimiento de
que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben ni cometan el más mínimo exceso.
El orden es el primer efecto de la Justicia; el premio al bueno y sus sacrificios, y el castigo al
malo y sus inicuos secuaces, es para Dios y para la ley; y de esta suerte cumplen lo que repetidas
veces he ordenado.
Abrantes, 1 de octubre de 1833 Carlos María Isidro de Borbón.
4. Enfrentamiento de dos ideologías
BANDO CRISTINO, ISABELINO
• Apoyo de los liberales y de
los absolutistas partidarios
de cambios.
• Apoyo de gran parte del
ejército e instituciones.
• Apoyo de clases medias
urbanas.
• Éxito en zonas urbanas .
• Apoyo exterior de Portugal,
Inglaterra y Francia
BANDO CARLISTA
• Apoyo de absolutistas
intransigentes (defensa de la
tradición Dios, patria, Rey,
Fueros)
• Apoyo de miembros
conservadores del ejército y
de la iglesia.
• Apoyo del campesinado.
• Éxito en zonas rurales (sobre
todo Norte)
• No tuvo apoyos externos
explícitos.
13. Convenio celebrado entre el capitán general de los Ejércitos Nacionales Don Baldomero
Espartero y el teniente general Don Rafael Maroto.
Art. 1 °. El capitán general Don Baldomero Espartero recomendará con interés al
gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las
Cortes la concesión o modificación de los fueros.
Art. 2°. Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciones de los generales,
jefes y oficiales, y demás individuos dependientes del ejército del mando del teniente
general Don Rafael Maroto, quien presentará las relaciones con expresión de las armas
a que pertenecen, quedando en libertad de continuar sirviendo y defendiendo la
Constitución de 1837, el trono de Isabel II y la Regencia de su Augusta Madre, o bien
retirarse a sus casas los que no quieran seguir con las armas en la mano.
Art. 6°. Los artículos precedentes comprenden a todos los empleados civiles que se
presenten a los doce días de ratificado este convenio.
Art. 7°. Si las divisiones navarra y alavesa se presentasen en la misma forma que las
divisiones castellana, vizcaína y guipuzcoana, disfrutarán de las concesiones que se
expresan en los artículos precedentes.
Art. 8°. Se pondrán a disposición del capitán general Don Baldomero Espartero los
parques de artillería, maestranzas, depósitos de armas, de vestuarios y de víveres que
estén bajo la dominación del teniente general Don Rafael Maroto.
Ratificado este convenio en el cuartel general de Vergara, a 31 de agosto de 1839.
Boletín Oficial de Pamplona, jueves 5 de septiembre de 1839”.
Convenio de Vergara, 1839
14. •Segunda Guerra Carlista:
Cuando fracasó el intento de pactar la boda del pretendiente Carlos VI
con Isabel II se produjo la segunda guerra carlista (1846-1849),
conocida también como guerra dels matiners, centrada en Cataluña y
finalmente vencida.
•Tercera Guerra Carlista (1872-1876) se produjo cuando el nuevo
pretendiente carlista Carlos VII quiso acceder al trono tras la caída de
Isabel II y la venida a España de un rey extranjero, Amadeo I de
Saboya. Se desarrolla en el País Vasco y Navarra con poco éxito y fue
finalmente sofocada con la Restauración de la monarquía en la
persona de Alfonso XII. El gobierno abolió entonces los fueros de
Navarra y de las provincias vascas (aunque en el 1878 se aprobaron
conciertos económicos para el País Vasco y Navarra).
LAS OTRAS GUERRAS CARLISTAS EN EL SIGLO XIX
16. Vizcaya . Tercera Guerra Carlista. Acisclo Echevarria (a la izquierda, sentado), jefe
de la columna volante carlista «Francisco de Aboitiz», con algunos de sus
seguidores. Año 1873. Fotografía de José de Lejarreta. Ref. José María Uriarte
Astarloa, La fotografía en Durango (siglo XIX)
20. CONSECUENCIAS
• PÉRDIDAS HUMANAS Y ECONÓMICAS.
• TRIUNFO DE LA IDEA DE INTENTAR
UNIFORMIZAR Y CENTRALIZAR EL PAÍS
(SEGÚN IDEAL LIBERAL) FRENTE A LA
DEFENSA DE LOS FUEROS DEL
CARLISMO.
• PRESTIGIO Y POPULARIDAD DE ALGUNOS
MILITARES LIBERALES QUE
PARTICIPARÁN EN LA VIDA POLÍTICA
ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX.
21. El carlismo se mantuvo vivo a lo largo del siglo XX; los
carlistas ocuparían escaños en distintas legislaturas y
tendrán cierto protagonismo como apoyo a la sublevación
militar de 1936 que desencadenó la Guerra Civil.