El cuarzo toma su nombre de la palabra alemana "Quarz", registrada por primera vez en 1530. "Quarz" deriva de la palabra alto alemán medieval "Twarz", que posiblemente provenga de una lengua eslava occidental. El cuarzo se destaca por su resistencia a la meteorización, aunque cuando se meteoriza no forma nuevos minerales, sino que ocurre mediante disolución concentrada en fracturas y sitios de dislocación del cristal.