21. La Anunciación de María y el don del temor de Dios
Oramos y esperamos que nuestras oraciones sean escuchadas y contestadas. Pero:
¿qué haríamos si esa contestación adoptara la forma de un ángel radiante que pronuncia
nuestro nombre en el medio de la sala?
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22. La Anunciación de María y el don del temor de Dios
Oramos y esperamos que nuestras oraciones sean escuchadas y contestadas.
Pero:
¿qué haríamos si esa contestación adoptara la forma de un ángel radiante que
pronuncia nuestro nombre en el medio de la sala?
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23. Gabriel la tranquiliza con las palabras: “No temas, María” (Lucas 1, 30)
El don del temor de Dios que nos da el Espíritu Santo nos dispone a reverenciar a
Dios y permite a la Santísima Virgen a demostrar a Dios la misma devoción que Él
le demuestra a ella:
“¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo. Bendita tú entre las mujeres”
(Lucas 1, 28)
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24. “El Espíritu Santo dio fruto mediante María, con
quien se desposó. A su fiel esposa, María, el
Espíritu Santo ha comunicado sus dones
inefables y la ha escogido para dispensar todo lo
que Él posee. El Espíritu Santo dice a María: “Eres
aún Mi Esposa, firmemente fiel, pura y fecunda’”
- San Luis de Montfort
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25. ¿Y cuál fue la respuesta de María a todo esto?
La profunda humildad que es el efecto del temor.
María dijo:
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“He aquí la esclava del Señor.
Hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1, 38)
‘
26. La Visitación de la Virgen María y el don de piedad
“María se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel” (Lucas 1, 39-40)
Así, María manifiesta el don de la piedad del Espíritu que prepara al pueblo de Dios a estar
altamente receptivo de una manera especial a las inspiraciones divinas que Él envía.
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27. » El don de la piedad es la ofrenda de servicio y honor especial a Dios como Padre.
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» Cada vez que nos reunimos a proclamar el Magnificat de María, valoramos más
profundamente nuestra relación con Dios en las palabras más profundas de culto y honor.
» La piedad también tiene que ver con brindar ayuda a los necesitados.
» San Agustín escribió que rendimos homenaje a quienes amamos
honrando bien sea su memoria o su compañía.
28. La Presentación en el Templo y el don de la ciencia
“José y María presentaron al Niño Jesús en el templo para cumplir con la ley de Moisés
ofreciendo un sacrificio “como está escrito en la Ley del Señor” (Lucas 2, 23).
El don de la ciencia nos proporciona un juicio seguro y correcto sobre los asuntos de fe. Y
así, en obediencia a la fe, María y José presentaron a Jesús a Dios en el templo
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29. » Es el don de la ciencia del Espíritu el que bendice a Simeón
con el juicio seguro y correcto sobre la identidad de Jesús al
ver al Señor con María y José.
» Por nuestra unión con María, la Esposa del Espíritu Santo, el
don de la ciencia del Espíritu se complace en nosotros.
» El Niño Jesús “crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría;
y la gracia de Dios estaba sobre él” (Lucas 2, 40).
» Mediante el don de la ciencia podemos estar seguros de que
creceremos de la misma forma.
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30. El Niño Hallado en el Templo
y el don de la fortaleza
“¿Qué clase de terror se apoderaría de los corazones de María y José cuando descubrieron que
su niño no iba con el grupo que regresaba de la fiesta - 34 - de la Pascua en Jerusalén (Lucas 2,
41-45)?
El don de la fortaleza o valor es una firmeza mental necesaria para hacer el bien y resistir al mal.
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El don de la fortaleza les dio el poder de rechazar las
espantosas conjeturas y posibilidades que deben
haber atormentado su mente mientras buscaban
angustiados a Jesús
31. En la providencia de Dios, es necesario que María sufra esta horrible experiencia:
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» La prepara para la espantosa experiencia de la cruz.
» La experiencia de perder a su Hijo a su manera es símbolo y
prefiguración de la Pasión y muerte de Jesús.
» “Al tercer día” José y María encuentran a Jesús en el templo. Y al tercer
día el Cristo Resucitado se aparece a sus creyentes. Cuando María halla
al Niño Jesús es como una mini Resurrección por adelantado.
» Pero antes del acontecimiento real, María y nosotros debemos
fortalecernos con el don de la fortaleza del Espíritu, de modo que
tengamos la perseverancia de permanecer firmes y enfrentar la muerte
en nuestra vida, de cualquier forma en que llegue.
32. Las bodas de Caná y el don del consejo
En el Evangelio de Juan, el primer milagro del ministerio de Jesús es la transformación del agua
en vino en las bodas de Caná (cf. Juan 2, 1-12).
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Es
María
Se da cuenta
de que se ha
acabado el
vino
Quien le
informa a su
Hijo sobre la
situación
Quien instruye
a los criados:
“Hagan lo que
Él les diga”
(Juan 2, 5)
Quien aconseja
a los criados
33. En el don del consejo el Espíritu Santo agiliza e instruye nuestra
mente para que haga lo que propicia nuestro bienestar espiritual.
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» Nótese que los criados no obedecen a la Santísima Virgen como
esclavos tiranizados o sometidos. Más bien, escuchan con atención,
inteligentemente; y toman una decisión.
» Las palabras del consejo de María llevaron a los criados a su Hijo, y
el don del consejo nos lleva también a Jesús.
» En este don se nos da el propio consejo de Dios para hacernos santos
» El Espíritu Santo protege nuestra libertad, nuestra habilidad para razonar las cosas por nosotros
mismos, y nuestra fuerza de voluntad.
34. » Porque el consejo podría llevarnos a hacer cosas que, a los ojos del mundo, parecieran no hacer mucho sentido.
¡como llenar jarras de agua y darla a probar al mayordomo!
» Se requiere un profundo nivel de confianza para beneficiarse plenamente del don del consejo.
» Debemos renunciar a cualquier confianza obstinada en nosotros mismos que nos impida seguir el consejo de Dios.
El don de consejo agiliza e instruye nuestra mente para servir al milagro de Jesús en la celebración de una boda; en la
fiesta de su Última Cena donde Él convierte el vino en su Sangre; y para seguir sirviéndolo hasta que seamos
transformados con Él en la celebración de las bodas del cielo.
El consejo y la mediación maternal de María hacen que sigamos la dirección de Jesús, especialmente
cuando ella ve algo vacío o insatisfecho en nosotros que el amor de su Hijo puede transformar.
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RIESGO
35. “¿Quién es mi madre?” – El don de inteligencia
“¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi
hermana y mi madre. Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen”
(cf. Marcos 3, 33, 35, Lucas 8, 21).
35
• Al responder Jesús revela una nueva inteligencia a sus discípulos, una inteligencia que el Espíritu
Santo continúa dando a los cristianos como un don divino.
La inteligencia presupone cierto conocimiento íntimo. Entender o
ejercitar la inteligencia es “leer por dentro”
• Jesús explica la necesidad de buscar más allá de sus propias
nociones, conceptos y prejuicios preestablecidos para alcanzar
verdades más profundas que sólo el Espíritu Santo puede revelar.
• Si hacemos eso con amor, entonces el don de inteligencia del
Espíritu nos da una excelencia de conocimiento que penetra
internamente hasta las cosas mismas de Dios
36. El don de inteligencia considera las verdades eternas y necesarias como preceptos confiables para la conducta humana
» Nos lleva a efectuar acciones humanas bajo la dirección divina. Por eso, la verdadera “madre” de Dios es aquella que
devotamente cumple la voluntad de Dios (cf. Mateo 12, 50, Marcos 3, 35).
» Cuando cumplimos con la voluntad de Dios, el Espíritu Santo nos permite ver más allá de las implicaciones inmediatas
de nuestras acciones y entender la verdad sobre nuestro destino final con Dios.
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» El propósito del don de inteligencia es darnos una seguridad de fe en lo
que concierne a nuestra identidad ante Dios y la forma en que
pertenecemos a Él.
» El don de inteligencia trabaja en concordancia con la
bienaventuranza de pureza de corazón (cf. Mateo 5, 8).
» Tal pureza es el resultado del don de inteligencia.
El don divino de la inteligencia nos ilumina para ver cómo Cristo nos
revela a nosotros mismos
37. La Pasión, Pentecostés y el don de sabiduría
“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre” (Juan 19, 25)
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» Hasta en medio de su atroz muerte, Jesús ofrece a quien lo mira con amor un
conocimiento y percepción especial de sí mismo.
» En su Pasión – especialmente en la Eucaristía – Jesús nos ofrece un
conocimiento que podemos saborear. Esto es la sabiduría. Este es el
conocimiento que la Virgen María experimenta en el Calvario aun mientras
participa en la agonía de su Hijo.
» El don de Sabiduría del Espíritu nos permite juzgar y poner todo en orden en
nuestra vida de acuerdo con las normas de Dios.
» A pesar del sufrimiento de la Pasión, este don le permitió a la Santísima
Virgen ver, más allá de la angustia, la causa última y la necesidad
fundamental de que su Hijo muriera por los pecadores.
“El Hijo que ha sido enviado es esa clase de iluminación que estalla en amor”.- Santo Tomás de Aquino
38. » Mediante el don de sabiduría confiamos plenamente en la verdad divina que da
sentido al absurdo, las penas, las angustias y las calamidades de nuestra vida.
» Aun en medio de una catástrofe o desastre, la sabiduría restaura el orden y el
propósito divino de nuestra vida.
» Nos da la confianza de que cada pieza fracturada de nuestra vida se recompone al
encontrar su lugar correcto en el plan misericordioso de la providencia de Dios.
Si tenemos la gracia de aceptar las normas de Dios, las normas de Dios reinarán en
nuestro dolor.
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39. La sabiduría también obra con los apóstoles y la Santísima Virgen en
el Cenáculo en Pentecostés (cf. Hechos 1, 13-14)
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» Nos traen paz al poner “primero lo primero” en la
tranquilidad del orden mediante el poder del don de
sabiduría.
» Llevan a otros a abrazar la sabiduría del razonamiento
divino, y así entrar al estado de niños de Dios.
» En su sabiduría y amor infinitos, Jesús nos da a María
para ser nuestra madre como su regalo final para
nosotros desde la cruz.
» Le corresponde a la sabiduría contemplar las realidades divinas, y entonces dirigir la acción
humana de acuerdo con las razones divinas.
» Juntos contemplan la efusión del Espíritu Santo con todos sus dones y compartiendo la
misma divina sabiduría evangelizan a otros para seguir el camino que es Jesús