1. GRUPO 1, TEMA: S.XVIII EN EUROPA Y ESPAÑA.
Introducción a la odontología, creación del título (Siglo XVIII)
Durante el siglo XVI, la España de Felipe II fue el escenario principal de los orígenes de la
profesión odontológica. En la etapa siguiente, el centro indiscutible fue la Francia donde la
odontología, hasta el comienzo del siglo XVIII, estaba fundamentalmente en manos de los
prácticos de la cirugía, mismo que en el resto de Europa. A lo largo del Seiscientos se
promulgó una serie de disposiciones reguladoras de dicho ejercicio odontológico que
culmino en 1699 con un edicto de la “Ecole de Chirurgie” de Paris que creo el titulo de
“expert pour los dientes” que después fue ampliada y precisada en 1768 al reorganizarse el
“College de Chirurgie”. Ya de el siglo II Galeno de Pergamo hablo de “medicus dentarius”
(“odontikos iatros”) pero la palabra dentista aparece por la primera vez en el siglo XIV en el
tratado de cirugía del francés Guy de Chauliac. En 1761 había en la ciudad de Paris treinta y
tres “dentistes”, tres de ellos “chirurgiens dentistes”, que tenían al mismo tiempo el titulo de
maestro en cirugía, y el resto “experts puor les dents”. La consolidación de estas dos
denominaciones se debió a Pierre Fouchard que por consejo del influyente cirujano Jean
Devaux, fue autores del mas importante tratado del nuevo periodo odontológico que en la
primera edición (1728) apareció con el titulo de Le chirurgien dentiste, ou traite’ des dentes
(Cirujano dentista, o tratado de los dientes). En este tratado fueron expulsados los saberes y
las practicas odontológicas del tiempo. Fue una verdadera revolución en la información
relativa a los saberes y fue, además un modelo que inspiro’ la amplia serie de publicaciones
en torno a los dientes y sus enfermedades. Algunos ejemplos pueden ser: Essal d’odonto-
technie, ou dissertation sur les dents artificialles (1746), de Claude Mouton y Recherches et
observations sur toutes les parties de l’art du dentiste (1757) de Etienne Bourdet.
La España del siglo XVIII había detrás una decadencia medica y científica y por esta razón la
odontología estuvo, como el resto de Europa, bajo la directa influencia francesa. Los
principales tratadistas sobre odontología durante los dos primeros tercios del siglo XVIII
fueron dos “cirujanos dentistas” de origen francés: ellos son Ricardo le Preux y Oedro
Abadie. Durante el ultimo tercio del siglo, se manifestó una notable elevación del nivel de
actividad medica y científica, en particular de la cirugía. Volvieron a publicarse textos
originales sobre la materia entre los cuales el mas importante es lo de Feliz Pérez Arroyo,
Tratado de las operaciones que deben practicarse en la dentadura (1799). El destinó su libro
a todas aquellas personas que necesitan realizar las operaciones en la dentadura y a los que
quieran ejercer la profesión de cirujanos dentistas. En este texto Arroyo describe
detalladamente el instrumental, que representa en cuatro grandes laminas con figuras.
El ofrece una terminante defensa de la odontología como especialidad y su defensa de una
reglamentación de el titulo. Los Reales Colegios de Cirugía (fundados en Cádiz, Barcelona y
Madrid) se pusieran en vanguardia del intento de convertir la odontología en una profesión
reglamentada. La trayectoria mas clara fue la del Colegio de Barcelona en cuyas ordenanzas
funcionales de 1764 se incluyó ya una reglamentación destinada a todos los dentistas (y
2. oculistas) y esta se precisó en el 1795 con el capitulo “Examen de revalida para oculistas y
dentistas”. El examen constataba de dos partes: la primera era teórica y tenia una finalidad
de comprobar una perfecta instrucción. La secunda era practica: los examinadores
preguntan lo que parezca sobre una enfermedad pertenecientes, mandando el exponer las
operaciones que pidan y ejecutar algunas de ellas sobre un cadáveres.
Este planteamiento tan avanzado no pudo tener continuidad ante la decadencia
generalizada del país durante la centuria siguiente.
Pierre Fauchard (1678-1761):
Doctor francés considerado el padre de la Odontología, por sus novedosos aportes a la
odontología moderna, particularmente por la profesionalización de la práctica dental, la
sintetización de todo lo que se sabía en occidente sobre odontología (lo unifico y lo ordeno,
beneficiando así, a todos los profesionales de esta especialidad) y la publicación en 1728 de
su obra "Le chirugien dentiste; ou, traité des dents” (el cirujano dentista; o tratado sobre los
dientes) donde describió la anatomía básica oral y función, signos y síntomas de la patología
oral, métodos de operación para extracciones de caries y restauración de dientes,
enfermedad periodontal (piorrea), ortodoncia, reemplazo de dientes ausentes y trasplante
de dientes. Pierre Fauchard no solo por ser el padre de la Odontología moderna y por su
obra magna "Le chirugien dentiste; ou, traité des dents”, sino también por la consolidación
del título “chirurgiens dentistes” y “experts pour les dents”.
Pierre Fauchard nació en Bretaña, en 1678. Primero trabajo como cirujano naval, fue
formado como cirujano militar y se instalo en Paris hacia 1729, lugar en el que permaneció
hasta su muerte en 1761.
Su obra - Le chirugien dentiste; ou, traité des dents:
Consiste en 800 páginas divididas en 2 volúmenes donde Fauchard expuso los saberes y las
practicas odontológicas de su tiempo, desde las ciencias básicas a las descripciones clínicas
y las técnicas operatorias, que hasta entonces se había tendido a mantener en secreto.
3. En el primer capítulo del primer volumen, hay un primer apartado sobre anatomía y el
desarrollo de los dientes, también contiene un apartado sobre su estructura microscópica
basado en las investigaciones que poco antes había publicado Gabriel Phlippe de la Hires.
También nos habla de los trastornos de los dientes de leches y de su tratamiento en que este
debe hacerse.
El segundo volumen está dedicado a la técnica operatoria, se inicia con la detallada
descripción de los instrumentos, seguida de los procedimientos y materiales para la
obturación y las prótesis, y las formas de corrección de las posiciones anormales de los
dientes; incluye 34 láminas con figuras de todos los instrumentos y recursos técnicos
expuestos.
Pier Fauchard, fue el primero en describir las prótesis funcionales en sus obras. Aunque
siguió ocupándose de los dientes atados con hilos a los adyacentes, expuso la forma de fijar
coronas artificiales con espigas en los conductos de la raíz de los naturales, así como la
constitución de la dentadura postizas completas de marfil sobre una base metálica
esmaltada, que se mantenían en la boca mediante varillas planas de acero que actuaban
como muelles.
Fue una verdadera revolución en la información relativa a los saberes y las técnicas que
peso decisivamente en el proceso de constitución odontológica. Fauchard se hizo acreedor
de gran fama y respeto durante su vida. Separó con eficacia la odontología del campo, más
amplio, de la cirugía y sobre todo del oficio de los sacamuelas, equiparándola a una
profesión independiente, con su propio campo debidamente circunscrito de deberes y
servicios y su propio nombre. Fue quien acuño el nombre de “Dentista Cirujano”.
EUROPA
Francia
Gracias a los conocimientos basados en la experiencia del trabajo odontológico divulgados
por Fauchard, muchos dentistas empezaron a publicar sus conocimientos en la materia en
Francia. Algunos de ellos fueron:
Robert Bunon (1702-1748). Con sus publicaciones quiso cambiar algunas creencias
generalizadas en la profesión dental. En aquella época se cría que los caninos maxilares no
4. podían extraerse porque se pensaba que este procedimiento dañaba los ojos. Otro creencia
que Bunon trató de derrumbar fue el dogma de que las mujeres embarazadas no podían
recibir ningún tipo de tratamiento odontológico, cuando en realidad es cuando más lo
necesitan.
Claude Mouton (fallecido en 1786). Publicó en 1746 su Essay d’odontotechnie, un libro de
prótesis dental, explicando detalladamente sus inventos, entre ellos, la corona con poste
para dientes desvitalizados, fundas de oro para coronas de molares en malas condiciones,
coronas dentales para dientes anteriores estéticamente agradables de color blanco y
finalmente, la invención de muelles y grapas para sostener las prótesis dentales.
Étienne Bourdet (1722-1789). Escribió su libro Researches et observations sur toutes les
partiesde l’art du dentiste en 1757, describió un tratamiento muy similar a la gingivectomía,
una técnica que aún se utiliza en la practica odontológica que es la extracción del primer
premolar para aliviar el apiñamiento de dientes en arco dental; construyó su propio aparato
ortodontico usando una tablilla de marfil con hilos para el alineamiento dental, y realizó
prótesis dentales con bases en oro y dientes humanos tallados para reemplazar las piezas
perdidas.
Bourdet también inventó un instrumento de exodoncia dental que se popularizó muy
rápidamente llamado “llave” y le añadió algunas modificaciones creando llaves con puntas
intercambiables que facilitaban la extracción dependiendo del tipo de diente.
Alemania
Philip Pfaff (1716-1780). Publicó en 1755 su Abhandlung von den Zahnen des menschlichen
Körpes und daren, Tratado sobre los dientes del cuerpo humano y sus enfermedades.
Seguidor del trabajo de Fuchard, y aportó con su trabajo la técnica de tomar impresiones
con cera blanda y la construcción de modelos en escayola, y cubrir exposiciones pulpares
vitales con oro.
Adam Brunner escribió un libro en 1765 llamado Introducción a los conocimientos que
debe poseer un dentista. En este dividía el trabajo de dentista en dos, el dentista de
dedicaba a la odontología, y el artesano o tornero se dedicaba a las prótesis. También
explicó la erosión dental producida por el consumo de tabaco y el uso de pipas de yeso.
Johann Bücking (1749-1838). Autor de su libro Manual completo sobre extracción de
muelas para cirujanos profesionales (1782).
5. Inglaterra
En 1745 se rompe la unión entre barberos y cirujanos con la creación de la surgeons
company la cual se reorganizó en 1800 para formar el Royal Collegue of surgeons of England
y el termino “operador dental” se le dio a aquellos que realizaban todo tipo de trabajo
odontológico.
Joseph Hurlock En la primera mitad del siglo XVIII no se publicó ningún libro de
odontología en Inglaterra, hasta que en 1742 Hurlock escribió A Practical Treatise Upon
Dentition. Describió la dañina practica de hacer incisiones en las encías de los niños para
facilitar la erupción de los dientes permanentes.
Thomas Bedmore (1740-1785). Escribió en 1768 Treatise on the Disorders and Deformities
of the Teeth and the Gums. Ejecutó tratamientos de dolor de muelas con medicamentos,
realizó cauterizaciones, y obturó cavidades con oro y plata extrayéndolas y volviendo a
reimplantar la pieza dental. También efectuó alineamientos dentales con hilos.
John Hunter
John Hunter (1728-1793) fue el cirujano mas ilustre del siglo XVIII en los anales de la
medicina inglesa. Se le considera el primer investigador en ortopedia por sus experimentos
y observaciones sobre el crecimiento y desarrollo de los huesos, la consolidación de las
fracturas, las infecciones óseas, el tratamiento de las heridas, la separación espontánea del
hueso necrótico del hueso vivo y por sus aportaciones sobre los principios básicos de la
fisiología ósea.
Hunter, el pequeño de diez hermanos nació cerca de Glasgow, Escocia.
Su padre murió cuando solo tenia trece años, y debido a que su madre quedó en mala
situación económica, solo recibió una educación rudimentaria. Su hermano William, diez
años mayor que él, sin embargo pudo ir a Londres y allí alcanzó renombre como distinguido
anatomista y tocólogo. Estableció una renombrada escuela de anatomía para cirujanos.
6. A los veinte años John fue a Londres a trabajar y estudiar con su hermano. Con el tiempo
trabajó en un hospital de Londres, curando heridas, observando la práctica quirúrgica y
convirtiéndose con el tiempo en discípulo del cirujano Percivall Pott. En 1768 se le concedió
el diploma de miembro de Surgeons company. Con anterioridad, en su carrera profesional
Hunter se había hecho muy amigo de varios dentistas de renombre especialmente de James
Spence y sus dos hijos, además de Martin van Butchell, el dentista más de moda y más
excéntrico de Londres en aquella época. También fue amigo de William Rae, dentista
avanzado que, a invitación de Hunter en 1785 dio una serie de conferencias en su casa.
Hunter observó como trataban estos hombres a sus pacientes. Después trabajando con
cadáveres que le suministraban los “resurreccionistas” (gente que obtenía cadáveres
subrepticiamente, profanando tumbas) hizo un estudio detallado de la boca y maxilares que
culminó en la publicación en 1771, de su primer trabajo de envergadura, The Natural
History of the Human Teeth: Explaining Their Stucture, Use, Formation, Growth and
Diseases. Este libro recibió inmediatamente una espléndida acogida y en pocos años
aparecieron traducciones en alemán, holandés, italiano y latín.
El libro de Hunter es importante por sus láminas que son de una precisión excepcional y
porque la mayor parte de sus exposiciones sobre anatomía dental siguen válidas hoy en día.
Su compresión del crecimiento y desarrollo de los maxilares y su relación de los músculos
de la masticación era perfecto.
Hizo varias contribuciones importantes a la nomenclatura científica, acuñando los términos
incisivos, cúspides y bicúspides. Desaconsejó acertadamente la extracción de los dientes
caducos para permitir la erupción de los dientes permanentes; sin embargo recomendó
erróneamente que cuando había sitio insuficiente en la mandíbula para todos los dientes, la
pieza a sacrificar debería ser el primer molar permanente. Mantuvo que los dientes no
crecen durante toda la vida, explicando que un diente que sobresale parece crecer solo
porque le falta su antagonista.
En 1778 Hunter publicó su segundo libro importante, A Practical Treatise on the Diseases
of the Theeth, se trata de un libro mucho menos importante que el primero sobre todo
porque no esta basado en su experiencia personal. Muchos de los conocimientos que Hunter
menciona están tratados superficialmente, sin duda porque él nunca los practicó ni los vio
practicar. Recomienda tratar un absceso molar extrayendo la muela, hirviéndola e
inmediatamente volviéndola a emplazar en su sitio “ya que al estar muerta quedaba libre de
la enfermedad”.
Sin embargo en este segundo libro Hunter nos ofrece una excelente imagen clínica de los
varios estadios de la inflamación de un diente afectado a pesar de creer erróneamente que
la caries pude desarrollarse desde dentro del diente hasta fuera. Su descripción de las
enfermedades periodontales es exacta, a pesar de relacionarlas con el escorbuto (falta de
7. vitamina D), equivocándose al definirlas como afecciones locales. Sin embargo el
tratamiento recomendado por Hunter, no así la gingivectomia, es recomendable.
En el siglo XVIII John Hunter argumentó sobre las ventajas de trasplantar los dientes de un
humano vivo directamente al maxilar de otro humano y su gran prestigio hizo que se
aceptara este dudoso proceder más de lo conveniente. Era tan entusiasta su nueva idea que
implantó un diente humano cuya raíz no se había desarrollado completamente aún en la
cresta de un gallo vivo, así vio crecer dentro del canal pulpar del diente el flujo y al diente
mismo enraizarse con firmeza en la cresta. Con el tiempo estos trasplantes cayeron en
desuso.
Considerado como el padre de la cirugía moderna cuyo conocimiento se basaba en la
investigación científica y experiencia práctica, murió en 1793.
ESPAÑA EN EL SIGLO XVIII
El siglo XVIII queda enmarcado entre el advenimiento de los Borbones y la guerra de la
independencia iniciada en 1808.
Respecto a la medicina se notó un impulso renovador que pretendía sacudirse el pasado y
equiparse al nivel europeo asimilando las modernas doctrinas. El nivel mas alto de la
medicina estuvo representado por los físicos, luego siguieron los “cirujanos latinos”, que
fueron distinguidos por la sociedad con un mayor aprecio. Para diferenciarlos de
estamentos más bajos, se les prohibió tener tiendas de barbería y afeitar.
Mas tarde, queda prohibido ejercer la cirugía general y particular a quien no esté
examinado. De esta manera, los dentistas eran considerados “cirujanos particulares”.
En 1797, al crearse el titulo de Sangrador, se acaba con estos títulos de “dentistas”
pasándose a aquellos las atribuciones buco-dentales. En 1801, vuelve a separarse la
medicina de la cirugía. En 1804 se les reconoció oficialmente la profesión y se les concedió
entre sus atribuciones la materia de la boca y de la dentadura. Solían ser los barberos, gente
con escasa formación, no solo sanitaria sino de cualquier otro tipo por los que en los
propios textos se les intento aleccionar en este sentido.
Durante este siglo, la universidad estaba completamente anquilosada y no era capaz de
adaptarse a los nuevos tiempos. Un ejemplo claro era su postura frente a la cirugía.
Los médicos estaban muy alejados de la odontología, ya que incluso despreciaban la cirugía.
Así pues la mayoría de los cirujanos no practicaban las extracciones dentarias. En 1788 las
cosas seguían de igual manera según Francisco Villaverde, quien señala como son los
8. dentistas, quienes cuidan los dientes, mientras que los cirujanos “es inusitado mezclarnos
en las operaciones que sobre ellos se practican”. Una cosa era la prescripción, la receta, y
otra llevarla a cabo. Nicolás A. de Arango lo refleja así: “los médicos ni sangran ni purgan, ni
echan ayudas, ni limpian sudores, que esto toca a cirujanos y sangradores a quienes mandan
como jueces…”. Los cirujanos latinos también sentían cierto despego por este cometido, no
todos lo incorporaban a su quehacer por considerarlo de escasa entidad.
Hay que destacar el texto de Francisco Villaverde “operaciones de cirugía”.
A mediados de siglo se crearon los reales colegios de cirugía. Uno en Cádiz, otro en
Barcelona, unos años más tarde y por ultimo el de Madrid en 1780.En este siglo, es
precisamente cuando se comienza a usar el termino “dentista”, también se llamaban
profesores y operadores. Hay que destacar que “Operaciones de Cirugía” de Francisco
Villaverde” fue un texto dispuesto para uso de los reales colegios de cirugía, y ya hemos
señalado como en ellos se enseñaba el arte del dentista.
A partir de la segunda mitad del siglo, los barberos, cirujanos, sangradores y cirujanos
romancistas, eran quienes en realidad se ocupaban de la boca y dentadura.
Es por tanto en España, Pedro Abadíe quien primero titula “sangrador y dentista”.
Los dentistas aparecieron por primera vez en este siglo. Fauchard es el autor más
importante de la Odontología por las repercusiones posteriores e innovaciones que
introdujo. Algunos dentistas como Francisco Antonio Peláez, Antonio de Antonio, Clanet,
etc. ejercían en Madrid durante este siglo.
Mas tarde, Pedro Abadie pretende diferenciar al verdadero dentista del sacamuelas. En la
traducción de Heister definían a los sacamuelas como “cirujanos vagantes “Francisco
Villaverde, también menciona con rechazo “los misteriosos dentífricos para limpiar la
dentadura”. Por ultimo, no solo los charlatanes sino toda suerte de individuos se intuían la
profesión como denuncia Félix Pérez de arroyo, que dice: “pero son tanto los que infieren en
la operación de dientes, aun cuando sea de otra profesión que se podría creer hubiere mas
dentistas que personas afligidas de males”. Mientras que Abadie decía de ellos: “los que se
llaman sacamuelas son aquellos que por una practica injuriosa se suelen ellos mismos dar el
titulo de Dentistas diciendo en sus impresos y avisos que no trabajan con embustes ni
falacias”. En la traducción de Heister, se decía que “los cirujanos vagantes” hacían
operaciones de labio leporino antes de los cinco años, lo cual era bastante peligroso.
Manuel de porras escribió en 1716 su “Anatomía Galénico-Moderna” para mejorar los
conocimientos de los cirujanos romancistas. Por ejemplo, Porras dice: “los dientes son unos
huesos duros, blancos y lisos unidos por gónfosis, los cuales sirven para moler o macerar los
alimentos”. Hipócrates dice: “la articulación de las mandíbulas está en la mitad del mentón y
en lo alto de la cabeza”. Mientras que Celso, afirmo que “ la mandíbula inferior esta formada
por un solo hueso”.
9. Los colegios de cirugía estimularon los saberes anatómicos y de esta manera Francisco Puig,
describe muy bien los huesos de la cara y la estructura de las piezas dentarias.
Como hemos dicho, los médicos no practicaban la odontología. Las obras de cirugía son
textos quirúrgicos y no los médicos los que con más extensión trataron los temas
odontológicos.
Durante este siglo, se reeditaron las obras ya clásicas de Juan de Vigo “Libro o practica de
cirugía”; de Juan Calvo la “Cirugía Universal y Particular”; de Gerónimo de Ayala “ Principios
de Cirugía”.
Las obras mas importantes de este siglo fueron las de Lorenzo Heister y Benjamín Bell.
Lorenzo Heister, cuya obra era las “Instituciones Quirúrgicas y Cirugía Completa Universal”.
El capitulo LXXCII titulado “de las enfermedades de los dientes que se curan con la mano”
se inicia con un método para abrir los dientes y mandíbulas cuando están cerradas o
rígidas”. Es de destacar la importancia que concede en su obra a la boca, donde describe una
“odontagra” usada por los modernos.
Benjamín Bell, cuya obra fue “Sistema o curso completo de Cirugía”. Su capitulo comienza
con la anatomía de los dientes, haciendo referencia a John Hunter. También describe la
dentición y su cronología.
Aparte de en los tratados medico-quirúrgicos en el siglo XVIII aquellos que se interesaban
por la materia de la boca y dentadura van a encontrar doctrina en obras dirigidas
especialmente a los Barberos Sangradores y a los llamados “Dentistas”.
Para la extracción recomienda siete aparejos: descarnador, gatilla, dentuza, etc.
Por ultimo, hay que destacar a Francisco Antonio Peláez. Se titula cirujano y dentista y edito
su “Tratado de las Enfermedades de la boca” en 1795.Confiesa que sus conocimientos
provienen del campo de la cirugía y que el arte del dentista es parte de ello. Describe el
“limo” (que ahora seria la “placa dental”).Es importante destacar que describe por primera
vez las manchas de la Hipoplasia del esmalte; y a Félix Pérez De Arroyo, que Publicó su
“tratado de las operaciones que deben practicarse en la dentadura y método para
conservarla en buen estado” en 1799.Era cirujano hernista. Le diferencia del anterior, su
postura frente a la adscripción del arte dental. Así como Peláez lo ve dentro de la cirugía, de
la cual no debería separase nunca, Pérez de Arroyo por el contrario manifiesta que “los
dientes solo llenan en el día la ocupación de muchas personas que corren con el nombre de
dentistas”
10. Bibliografia.
1. Lecciones de historia de la odontología, López Piñero, José María. 1990
2. Historia ilustrada de la odontología 1a ed., 2a reimp. Ring, Malvin E. 1995
3. Historia general de la odontología española Sanz Serrulla, Javier. 1999