La historia cuenta la desaparición misteriosa de una mujer llamada Mora que solía recoger frutos cerca a un río. Un perro llamado Loudaz la seguía todas las noches, hasta que un día Mora desapareció. Loudaz se extravió y murió de sed, pero se dice que Mora podría haberlo salvado. Según cuentan, Mora se derritió y convirtió en un líquido mineral para darle de beber a Loudaz y salvarle la vida. A partir de entonces, Loudaz y Mora se
1. 75 mililitros
“La Mora de la noche” como le llamaban a esta
despampanante dama que habitaba las orillas del rio
Bogotá cerca a Girardot, a la que se le veía siempre
deambular a lo largo de la rivera de esté, Mora entre
semana y en especial al caer la noche, solía recoger los
frutos secos que dejaban desplomar los arboles de sus
ramas para regar el campo, todo esto sería normal sino es
porque un perro del que se le conocía en la región como
leudas se había puesto en la tarea de recorrer
sigilosamente los pasos de Mora, este animal había
recorrido las ultimas cuarenta noches, las casi cinco
hectáreas, a las faldas de nuestra dama.
Lo que realmente causo curiosidad en el sector es que
una tarde, de aquellas donde el sol resplandece más que
2. la luna cuando está llena, Mora se haya desvanecido en
el horizonte.
Loudaz era tal vez el único testigo de esta extraña
desaparición, esté canino de más de diez años; viejo de
vida, salió esta tarde como de costumbre a recorrer el
paisaje a las faldas de su ama; aquella hora avanzada de
ardiente sol, pero se extravió del camino y se dice que
comenzó a delirar de sed, sus ladridos fuertes y
penetrantes se apagaron y cayó fulminado de inanición.
Señalan que la única que pudo haberle salvado la vida
seria Mora.
¿Pero cómo? se preguntan si se habían adentrado selva
abajo sin agua, alrededor de 100 kilómetros… cuentan
los viejos que había un niño, sordomudo, que presencio el
acto casi dantesco, al ver derretirse a la voluptuosa y
3. acaudalada dama; convertirse entonces en mineral,
derramarse a la diestra del perro para que esté viviese.
La mañana siguiente se vio a leudas fluir, correr y ladrar
como si tuviese meses de vida, por lo contrario a Mora no
se le volvió a reparar.
Ahora algunas tardes parece y no lo aseguro que se
encuentran en el mismo sitio donde lo hacían antes; él le
da una botella llena de agua, que carga en su lomo: Ella
retoma así su existencia.
21 Gramos pesa o se estima que puede pesar el halito de
vida del ser humano, esto aun por comprobar y parece
que si estos pocos gramos fuesen más bien liquido, 75 %
serian vida… sin duda.
4. Por oscar colorado, c/c 79904461, 34 años, estudiante
de psicología 4 año en la Unad, barrió vergel y
localidad mártires.