2. Corría el año de 1810, septiembre para ser más exactos, fuera de las casas solo se escuchaba el ladrar de os perros, y allá en la lejanía el aullido de algún coyote que auguraba cosas malas, tal vez muy malas. Reunidos en la Catedral, con algunas armas e instrumentos de labranza estaban muchos hombres y mujeres, cansados de las injusticias, de los maltratos, frente a ellos se alzaba una figura imponente, la de Don Miguel Hidalgo, que les hablaba de lo había más allá de los mares, que les hablaba de un dulce sueño llamado LIBERTAD. Los pechos se inflamaban, las manos se endurecían y apretaban las armas, esas herramientas que en otro momento eran su gran ayuda para llevar algo de comer a casa, los ojos negros, más negros que la noche, miraban hacia el horizonte como buscando respuestas, como preguntando:
3. ¿Por qué era necesario matar y morir para tener un poquito de algo? No grandes cosas, solo un poquito, ¿Sera necesario hacerse soldados y hacer la guerra para lograr la paz? No esa paz que muchos no entienden pero que la aceptan, no la paz a causa de los sueños, no, esa no es paz. ¿Fue el cura Hidalgo nuestro gran libertador o solo nos hizo pelear para conseguir sus sueños? No los nuestros, sino los que él se había forjado. Me interesó narrar sobre este personaje porque tengo muchas dudas, es un héroe pero hay cosas que no me quedan claras. Una pregunta que surge es: ¿En realidad Miguel Hidalgo buscaba nuestra libertad o solo nos utilizó para lograr sus fines?