2. Érase una vez una hija que se quejaba con su padre por las dificultades que estaba encontrando en su vida. Cercada por la adversidad, no sabía cómo seguir adelante y pensaba en darse por vencida. Estaba cansada de luchar. Cuando solucionaba un problema, aparecía otro mayor. Su padre, cocinero de un restaurante, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las puso al fuego. En una puso zanahorias, en la segunda huevos y en la última, granos de café. Las dejó hervir, sin decir palabra ... La hija esperó impaciente, preguntándose qué iría a hacer su padre. A los veinte minutos, el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. -¿Qué ves? -le preguntó a su hija. -Zanahorias, huevos y café -respondió. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias y notó que estaban blandas. Luego le pidió que rompiera un huevo y, tras quitarle el cascarón, observó que estaba duro. Luego le pidió que probara el café, y ella sonrió al disfrutar de su rico aroma. -¿Qué significa esto, padre? -preguntó la hija.
3. Y entonces él le explicó que los tres elementos se habían enfrentado a la misma adversidad: agua hirviendo, pero cada uno había reaccionado de forma diferente. Cuando llegó al agua, la zanahoria era fuerte, dura, pero después de pasar por el agua hirviendo se tornó débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido, pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café eran únicos: habían cambiado el agua. -¿Cuál eres tú? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? -le preguntó a su hija. -¿Eres como la zanahoria, que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres como el huevo, que comienza con un corazón frágil y un espíritu fluido, pero ante las dificultades se vuelve duro y rígido? Por fuera te ves igual, ¿pero te sientes amargada y áspera por dentro, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O quizá eres como los granos de café, que no sólo cambian al agua hirviendo, sino que alcanzan en ella su mejor sabor? ¿Y tu cómo eres?
4. Historia tomado para fines académicos, sin finalidad de lucro http://claudiabrocoli.blogspot.com/2008/10/fbula-del-agua-hirviendo.html