El 13 de marzo de 1985 la ciudad portuaria quedaría marcada para siempre por una tragedia. Dos visiones distintas de un mismo hecho, narrado por sus testigos.

1. RodrigoLasdica
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Estos ojos...de quién son?
De quién son mis deseos de hoy?
Y éste insomnio de quién es?
Luzbelito pregunta una y otra vez...
Rodrigo Lasdica nació un 5 de Julio de 1992, en San Miguel, Provincia de Buenos Aires.
En la actualidad reside en Bahía Blanca y estudia periodismo en el Instituto Superior en
Ciencias de la Comunicación. Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Don Bosco
y estudió el idioma Inglés, recibiéndose así con el título de First Certificate in English,
otorgado por el Instituto de Cambridge.

2. RodrigoLasdica
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En 1827, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires proyecta crear una ciudad yun puertoal sur de
la provincia y decide llamarla Bahía Blanca; aunque en el acta de fundación se la designa como
Fortaleza Protectora Argentina y al Puerto se lo denomina de la Esperanza, hoy conocido como
Ingeniero White. En 1883 la concesión del puerto le fue otorgada al Ferrocarril del Sud. Al
momento de su inauguración, en el año 1885, se contaba con un pequeño muelle en curva que, por sus
reducidas dimensiones permitían atracar tres vapores de ultramar y otros tres de
cabotaje. La exportación de cereales a partir de 1889 se
incrementó; lo que llevó a considerar la construcción de un
muelle de alto nivel y ampliar el muelle de acero. Dicha obra
comenzó en el año 1902.
Cobró una gran importancia sobre los principios del Siglo XX,
por la gran llegada de inmigrantes, europeos en su mayoría, que
se instalaron, tanto en el puerto como en la ciudad de Bahía
Blanca. A tal punto que se plantearon hacer de BahíaBlanca,la
capital de la Provincia de Buenos Aires. Pero sus aires de progreso
se vieron frustrados en la segunda mitad del Siglo XX al construirse el polo petroquímico, que con
promesas de bienestar provocó el lamentable deterioro de la imagen e identidad de Ingeniero White.
Sus habitantes luchan permanentemente en contra de las nubes tóxicas que emanan de las chimeneas
del polo, de los fuertes olores y las consecuencias visibles en sus hogares.
En la medianoche del 13 de marzo de 1985 el Puerto Ingeniero White de la misma
localidad fue testigo del desembarco de una explosión en el que derivó en incendio,
conformando el peor de los desastres en la zona portuaria de Bahía Blanca. Dejó un saldo
de 21 fallecidos, entre ellos bomberos voluntarios. El accidente originó el estallido del
Elevador 5 de la ex Junta Nacional de Granos en la terminal marítima de Ingeniero White.
La explosión fue de tal magnitud que hizo temblar los escasos edificios que se
encontraban en el centro de Bahía Blanca. La causa fue calificada como accidental, sin
embargo, sobrevivientes sostienen que fue un atentado; sin importar sus motivos el
infierno ardió por primera vez en nuestra localidad.

3. RodrigoLasdica
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–¿Quién es?
–Rodrigo, vengo a ver a Mauricio.
–Abu, para vos!
Se abre una puerta y aparece Mauricio.
–Buenas tardes, pasa por favor.
–Buenas tardes, gracias. ¿Su nieta?
–Mi portera -bromea- 6 años, un aparato.
Así comenzaba la odisea, reflejando una persona normal, que vive el día a día como todo
argentino.
–¿Tomás mate?
–Por supuesto
Así comenzaba el pacto, iba a traer a su cabeza todo lo que pudiera recordar (incluyendo
lo que no desearía) mientras era convertido en protagonista de una historia de película.
Toda su vida fue dedicada al puerto, nació, creció y vivió en Ing. White desde que sus
calles arrastraban piedras y no existía mayor atracción que el famoso cine Jockey Club en
la esquina de Belgrano y Guillermo Torre.
–El cine!! 3 películas, 2 intervalos y te pasabas toda la tarde...mi
vieja me mandaba todas las semanas porque era un rompe
bolas terribles y con mi hermano nos complotábamos.
Ya un poco más adentrados en la adolescencia, ese cine se
convirtió en una cantina –iL vero Tulio–, la más exitosa del
puerto según los vecinos, donde según las lenguas habría
tocado Agustín Magaldi y que Gardel no pudo hacerlo por la
falta de espacio.
Hoy en día todas aquellas historias típicas de la zona portuaria se encuentran atrapadas
entre vidrios rotos y las ruinas.
Dicho esto, Mauricio decidió trabajar para el puerto como una especie de ayuda al
crecimiento de su ciudad natal, el lugar que lo crío por el cual decidió que debía
devolverle en cierto modo el favor a su comunidad.
¿Por qué se habla de uno de los casos que más secuelas dejó en la zona? Al
comunicarnos con Mauricio para charlar sobre el siniestro, preguntó si era por el que
ocurrió en el ´85, al afirmarle me intrigó y pregunté desde mi ignorancia porque
preguntaba y allí aclaró –Cuando nos veamos te cuento, haceme acordar–

4. RodrigoLasdica
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Y así fue. Resultó ser que en este mismo silo, se habían producido otras explosiones; una
el 4 de marzo 1977 y otra el 10 de octubre del mismo año. No fueron de la categoría de la
noche del ´85 pero tuvieron consecuencias graves. Un fallecido y otros 3,
respectivamente.
Nunca en su historia el puerto trabajó tanto como aquel marzo de 1985. Los buques
llegaban por cientos y la estadía era tan cara que todos pretendían cargar en el día.
El silo 5, habilitado por la Junta en abril de 1971, operaba 17 de las 24 horas del día ya
que tenía acopiadas al momento de la explosión aproximadamente 50.000 toneladas de
cereal, casi el 80% de su capacidad.
–Tres días antes se había hecho la limpieza del lugar, pero seguía siendo un ambiente
semioscuro, que retenía polvo y calor.
En una hora, los trabajadores terminarían su turno…A las 11 de la noche el silo
funcionaba a todo ritmo cuando el encargado decidió detener la noria 1 para evitar el
sobrecalentamiento del motor. Su jefe dio la orden de poner en marcha entonces la 4,
detenida entonces, por idéntica razón, desde las 20 junto a la noria 3. Sobre la cabeza de
noria del sector 3, una polea elevó de tal
manera su temperatura que la cinta
transportadora comenzó a emitir chispas
mientras marchaba hacia la parte superior,
donde el polvo en suspensión había
alcanzado su rango explosivo exacto. El caos
estaba llegando a su destino. Una pequeña
explosión seguido de un principio de incendio.
Segundos después, una serie de estallidos en
cadena, cada vez más fuertes. En pocos
minutos, el edificio se convirtió en una trampa
mortal. Junto a Mauricio estaba el jefe de turno, en ese
momento fue testigo de un hecho que pensó que no podía
sorprenderlo más de lo que estaba viviendo en carne propia.
–Las ambulancias tardaban en llegar y no daban abasto para auxiliar a todo el personal,
el ruido de las explosiones y las sirenas te taladraban la cabeza, es hasta el dia de hoy
que cada tanto las siento en mi cabeza. Para ese entonces ya estaba todo White
ayudando, familiares, amigos, vecinos, etc. Las explosiones no cesaban, y se veía gente
correr inmolada, entre ellos un compañero de trabajo que corrió directo hacia nosotros,
prendido fuego, y pidió por favor que lo matáramos. Mi sangre se heló y ya no supe más
que hacer.
A las dos semanas falleció en el Hospital Naval de Punta Alta a causa de las quemaduras
en su cuerpo.
Elevador 5 despidiendo llamas

5. RodrigoLasdica
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Pero no todos los decesos fueron por quemaduras, a causa de las grandes explosiones y
la gran cantidad de cereales resguardados en los silos, varios murieron por asfixia dado
que al romperse caños de descarga de silos fueron tapados por el derrame del cereal
contenido en los mismos.
A pesar de este relato –guionado por las autoridades– según Mauricio, sobre las
consecuencias algunos siguen sosteniendo que fue todo producto de un atentado. Él
sostiene que se introdujeron una serie de bombas
para que se produjera el hecho trágico, dado que
las malas condiciones del lugar no podrían haber
provocado una explosión de tal magnitud, sumado
a que la cantidad de horas de trabajo del elevador
donde se generó el recalentamiento y a
continuación el incendio, operaba menos horas
que el elevador central.
–Días después al hecho fue personal de
explosivos y determinó que en las paredes del
elevador había restos de pólvora.
Pero Mauricio no fue el único sobreviviente, estaba
junto a Juan Carlos, quien se convirtió en una necesidad mutua, en su centro de apoyo y
actual compañero de vida. Cada tanto toman mate, hacen asado y salen a pasear con sus
respectivas nietas, dejando atrás ese fantasma que los seguirá por siempre.
A diferencia de Mauricio, Juan Carlos vivía en Bahía pero como era muy difícil seguir una
carrera, decidió comenzar a trabajar para autoabastecerse. Tal vez su relato es un poco
más desgarrador, aunque no menos grave. Dentro de la explosión vio morir a un gran
amigo.
–Íbamos a sacar su camión cuando se produce la explosión, la onda expansiva me tira
para atrás y veo que a Eugenio lo atrapa la explosión y lo envuelven las llamas. Estoy
vivo y con esa imagen…Recuerdo todo como si hubiese sido ayer, fue fatal.
No obstante Juan no siente que haya sido un atentado sino un accidente dado que no
había normas de seguridad de ningún tipo y jamás mostró sentimientos de enojo u odio
hacia la situación.
–El último mantenimiento de máquinas fue en el ´83 si mal no recuerdo, los cables corrían
sobre las paredes, las cintas de las norias estaban flojas, los ventiladores no estaban en
las mejores condiciones, los motores recalentaban seguido y las lámparas
incandescentes no tenían cubiertas protectoras. Vale aclarar que nadie en la planta pudo
saber del fuego a través del mecanismo de emergencia: el avisador de incendios había
sido retirado en el ´83 para ser reparado…
Consecuencias de la explosión

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Un empleado de la Junta, llamó en ese momento a los electricistas, al advertir humo en
las rejillas de la noria 3. Dos técnicos llegaron el lugar, subieron por el ascensor y apenas
llegaron a la cabeza advirtieron la gravedad del asunto. "Rajemos que esto explota",
gritaron. Luego se desataría la explosión.
–Tu gran amigo?
–Aceituno, que pedazo de tipo, más bueno que un pan, tenía un espíritu caritativo que
nunca voy a ver en otra persona. 31 años
tenía, podes creerlo?
Omar era su nombre de pila, era bombero
voluntario y estaba de guardia en la planta,
la noche del accidente. El principio de
incendio en una de las norias del elevador
fue comunicada al área de mantenimiento y
más precisamente al sector del pañol de
incendio. Es así que concurrió para verificar
lo que sucedía, Omar con sus elementos de
lucha contra incendios, desde abajo y ya a salvo Juan Carlos ve una explosión inmensa
que ilumina el cielo whitense. Se podía ver a Aceituno junto a otro trabajador a través de
una ventana de ventilación. Otra explosión recorre el elevador y apartir de ese momento
solo se escucha el silencio.
La voz de Omar, se apagaría para siempre.
Hoy Juan Carlos y toda su familia recuerda al heroico bombero voluntario, de hecho,
guardan sobre su mesada principal un porta retrato con una imagen suya. Y no es solo un
recuerdo personal, todo Ingeniero White conmemora día a día su valentía nada más ni
nada menos que dándole a uno de los Jardines de Infantes principales de la ciudad el
nombre Omar Rubén Aceituno.
Cada 13 de Marzo, desde hace exactamente 29 años junto a todos los sobrevivientes,
incluídos bomberos retirados, familiares de víctimas y hasta vecinos afectados por los
relatos, concurren al lugar del hecho y realizan un acto conmemorativo en la memoria de
los fallecidos.
Actualmente reconocen que las condiciones laborales en toda la zona portuaria ha sido
mejorada al cien por cien y se realizan capacitaciones laborales ante una emergencia,
pequeño detalle que ellos no pudieron inculcar en sus épocas laborales. En el ´86 el juez
Alvarez Canale sobreseyó la causa sin dejar persona alguna procesada.
Primero a la izquierda, el querido Omar

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A pesar de las diferentes posturas sobre cómo se dieron las cosas. Es innegable el daño
físico y psicológico que produjo éste caso, ya sea por protagonismo en el hecho o
allegado a ellos. Quienes lograron sobrevivir afirman escuchar por las noches el ruido de
las sirenas y los gritos de sus compañeros de trabajo y se dicen asi mismo que ellos
deberían haber estado en su lugar, llegado al extremo de la locura diciendo que
preferirían haber perdido la vida, que era lo único que les quedaba por perder. Y sobre los
fallecidos, déjenlos descansar con su propia paz…
Rodrigo Lasdica