EEUU, Francia y el Reino Unido bombardearon varios sitios en Siria en respuesta al supuesto uso de gas cloro por parte del régimen sirio contra civiles. Los ataques, que buscaban evitar bajas o daños a civiles, destruyeron tres edificios de investigación de armas químicas y dos almacenes. Tanto Rusia como Corea del Norte criticaron las acciones de EEUU.