Este documento discute cómo las personas tienden a encontrar defectos en los demás cuando los examinan de cerca, mientras que Dios ama a la humanidad a pesar de sus imperfecciones. Aconseja amarnos los unos a los otros a pesar de nuestras fallas y esforzarnos por mejorar continuamente.
Cuando en la vida vivimos el rechazo el dolor hay una cura Divina el nos tiene en su mano. Y con carino nos abriga esta conferencia ha sido de gran bendicion
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No busques el error porque lamentablemente lo encontraras
1. NO BUSQUES EL ERROR PORQUE
LAMENTABLEMENTE LO ENCONTRARAS
La frase es del Dr. Luis Romero Perego, de Venezuela: “el ser humano es el único
que cuando se ve con lupa, empequeñece”.
Y es una gran verdad, cuando alguien se propone buscarle defectos a otra
persona, puede tener la plena seguridad de que los encontrará, pues no existe ni
un solo ser humano que sea perfecto.
Y esto explica el porqué cuando admiramos a alguien y llegamos a conocerle sin
detalle, podemos encontrar en su vida motivos para apreciarle, elogiarle y hasta
amarle.
Mas cuando nos adentramos en su intimidad examinándole minuciosamente,
como con una lupa, entonces aparecen ante nuestros ojos cientos de defectos que
2. no habíamos percibido a simple vista, y esto desemboca en el desencanto, el
reproche y la crítica malsana.
Es así que de un momento a otro, a aquella persona a la que admirábamos, ahora
la criticamos sin ninguna piedad.
Pero resulta curioso que quien acusa, critica y se queja de las imperfecciones de
alguien, también está lleno de fisuras y de motivos para criticarle, acusarle y
quejarse de él.
En cambio, Dios, quien es santo y perfecto, y quien sí tiene motivos para
acusarnos, criticarnos y quejarse de nosotros, más bien decide amarnos y
aceptarnos sin ningún problema.
¡Increíble! Somos los pecadores los que armamos el escándalo por notar que
otros son tan pecadores como nosotros.
Pero cuidado, el que Dios nos ame y acepte no significa que nos va a dejar
exactamente igual que como nos encontró. Dios no nos ama por ser pecadores,
sino que nos ama a pesar de ser pecadores.
El ser pecador no es el motivo por el cual Dios nos ama, sino que su amor es tan
grande que puede pasar por alto el hecho de que seamos pecadores.
Nadie puede decir: “voy a pecar para que Dios me ame”. Mas bien debería decir:
“Dios me ama tanto que aún sabiendo que soy pecador no ha dejado de amarme.”
Es el mismo caso de la mamá que abraza a su hijo a pesar de toda la suciedad
que éste lleva encima. No es que el amor de madre la haya hecho ciega y no vea
la mugre, sino que a pesar de esa mugre no puede evitar amarle.
3. Pero como es una madre que cuida y desea lo mejor para su hijo, entonces le
saca la suciedad, lo baña y lo viste con ropa limpia.
Aún así, debemos amarnos y amar al próximo como a nosotros mismos. La
imperfección no es una excusa para seguir mal, sino un motivo para mejorar.
Y aunque no seamos perfectos, sí estamos llamados a caminar hacia la perfección