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Juan Cano Forrat
INTRODUCCIÓN A LA
HISTORIA DEL URBANISMO
Cano, Juan
Introducción a la historia del urbanismo / Juan Cano Forrat.
--México:
Limusa, 2008
245 p. : il,; 23 x 17 cm.
ISBN -13: 978-968-18-7159-8.
Rústica.
1. Urbanismo – Historia
Dewey: 711 ǀ 22 /C2271 LC: NA9090
EDICION ORIGINAL PUBLICADA POR
©UNIVERSIDAD POLITECNICA DE VALENCIA
EDICION AUTORIZADA PARA SU VENTA EN EL CONTINENTE
AMERICANO. PROHIBIDA SU VENTA EN ESPAÑA.
84-9705-424-5
LA PRESENTACION Y DISPOSICION EN CONJUNTO DE
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBANISMO
SON PROPIEDAD DEL EDITOR. NINGUNA PARTE DE ESTA OBRA
PUEDE SER REPRODUCIDA O TRANSMITIDA MEDIANTE NINGUN
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HECHO EN MÉXICO
ISBN- 13: 978-968-18-7159-8
A Maite, mi razón de ser.
A Juan y Patricia, mis más hermosas ilusiones.
ÍNDICE
CAPÍTULOS:
1. INTRODUCCIÓN...................................................................................3
2. EL MUNDO PREHISTÓRICO …………………………………………………….…….9
3. MESOPOTAMIA………………………………………………………………………..….29
4. EGIPTO………………………………………………………………………………………...65
5. LAS CIUDADES DEL MAR EGEO…………………………………………………..83
6. LA CIUDAD GRIEGA…………………………………………………………………..101
7. LA CIUDAD ROMANA……………………………………………………………….119
8. LA CIUDAD ISLÁMICA……………………………………………….……………...135
9. LA CIUDAD MEDIEVAL…………………………………………………………...…147
10.LA CIUDAD DEL RENACIMIENTO……………………………………….….….169
11.LAS CIUDADES COLONIALES EN AMERICA……………………….….…..195
12.LA CIUDAD BARROCA…………………………………………………………..….209
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………………...……239
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra ciudad como:
“Espacio geográfico, cuya población, general, numerosa, se dedica en su mayor parte a
actividades no agrícolas”. Esta definición por oposición a lo rural, cuanto menos es muy
imprecisa. La ciudad es un hecho físico que se debe estudiar de forma objetiva para leerla como
el texto que nos permite comprender el contexto. La ciudad es la más comprehensiva de las
obras del hombre. Como dijo Walt Whitman “lo reúne todo y nada que se refiera al hombre le
es ajeno”. El devenir de la historia de la humanidad ha acontecido, por lo general, en el entorno
de una ciudad. La literatura ha tenido casi siempre una ciudad como telón de fondo. Las
mejores descripciones de Paris se las debemos a Balzac, y las de Madrid a Galdós.
Para Aristóteles, ciudadano de una ciudad es aquel que tiene la facultad de intervenir en
las funciones deliberativas o judiciales de la misma, y ciudad en general, el número total de
estos ciudadanos que bastan para la suficiencia de la vida. Esta definición corresponde a un
concepto político de ciudad, en el que el propio estado es la ciudad, y la ciudad es el estado.
Para Ortega y Gasset, “la ciudad es un ensayo de secesión que hace el hombre para vivir
fuera y frente al cosmos, tomando de él porciones selectas y acotadas”. La diferencia radical
entre ciudad y naturaleza es la base de su definición, considerando a la ciudad como una
creación abstracta y artificial del hombre.
La ciudad se ha ido formando y conformando paulatinamente al correr de la historia.
“Sucede un acontecimiento político y el rostro de una ciudad tomara nuevas arrugas”
(Spengler) o bien: los gestos de una ciudad representan la historia psíquica de una cultura. Una
vez que la ciudad se ha implantado en el terreno propicio, implantación o fundación que en la
antigüedad tenía un carácter litúrgico y equivalía a transformar el nuevo solar en Tierra patrum
(patria), la naturaleza humana va trazando las líneas de la nueva estructura, en un proceso vital
en el que se halla implicado un circulo de costumbres, tradiciones, sentimientos, actitudes y
características de una determinada colectividad. Pero es más: estas estructuras que han ido
conformándose a través de este proceso, acaban por constituir ellas una segunda naturaleza: es
decir, estas estructuras reobran a su vez sobre los habitantes, que se encuentran con una
realidad exterior con la que ya tendrían que contar. Walter Benjamín, en 1935 escribe “Habitar
significa dejar huellas”. Esta realidad física que produce cualquier modificación, a su vez
contribuye a reproducir modificaciones posteriores siendo mediadora de estas.
Al igual que Ortega y Gasset define al hombre como una realidad vital, trasladado este
concepto al área más vasta de lo colectivo en la que se mueve la ciudad, definiríamos esta
como realidad histórica, es decir, esa última instancia no es ni puede ser otra cosa que la
historia. La ciudad, en última instancia, es un ser histórico.
Según Carlo Aymonino, hasta el momento actual, se h identificado históricamente
mediante el término “ciudad” un proceso continuo en el desarrollo de los asentamientos
urbanos socialmente organizados que parte, aproximadamente, de determinadas experiencias
de la sociedad griega y se prolonga hasta la expansión mundial de las formas sociales
anglosajonas.
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
07
Pero la ciudad –según el sociólogo americano Robert E. Park- es algo más que una serie
de calles, edificios, plazas…… es más un estado de la mente (a state of mind). Es un ente
construido desde el pensamiento de la colectividad.
En un aspecto estético, Aldo Rossi concibe la ciudad como una arquitectura, en sentido
positivo, como una creación inseparable de la vida civil y de la sociedad en la que se manifiesta;
ella es, por su naturaleza, colectiva.
Así como los primeros hombres se construyeron su hábitat para morar en él y en estas
construcciones tendían a conseguir un ambiente más favorable y cómodo para su vida, en ese
microcosmos artificial, igualmente construían según una intencionalidad estética. Iniciaron la
arquitectura al mismo tiempo que el primer trazo de la ciudad; la arquitectura es, según Rossi,
connatural a la formación de la civilización y un hecho permanente, universal y necesario.
Pero, por otra parte, la ciudad siempre ha sido, y será, por la índole de su esencia,
artísticamente fragmentaria, tumultuosa e inacabada. No encontramos en ellas esa forma
definitiva y perfecta que ansía el sentimiento estético. Por eso toda ciudad es, estéticamente
hablando, una frustración. Como manifestación artística, esta insatisfacción por la ciudad
imperfecta se produce porque este fenómeno artístico se halla supeditado a la pulsación
histórica. El constante cambio de ésta, bien sea por evolución o salto, no permite que se
produzca el equilibrio requerido en toda creación estética. En síntesis, podía decirse que la
ciudad participa del espíritu artístico, sin llegar a ser, sin embargo, una obra de arte.
La ciudad no siempre ha existido, sino que ha comenzado en un determinado momento
de la evolución social del hombre, cuando ha aparecido la necesidad de agruparse por motivo
específico, y puede transformarse en cualquier momento debido a una necesidad histórica, no
natural, dependiendo de la misma evolución social que provocó la génesis de éstas.
La única manera de explicar el significado de las ciudades es describirlas
cronológicamente, justificándolas en función de sus circunstancias físicas, sociales, culturales,
religiosas, a las que necesariamente están asociadas, en una relación de dependencia e
interacción.
La historia del arte penetra con su mirada más profundamente que la historia general,
pues las fuentes de aquellas vienen dadas por la cosa misma. Las construcciones, el hábitat
urbano que aún subsiste, contribuyen al acontecer artístico. Las vistas de antiguas ciudades
amplían nuestros conocimientos en cuanto que nos permiten ver con los ojos situaciones
pretéritas. La tradición gráfica informa con mayor precisión acerca de la génesis histórica de
las construcciones, acerca de su rango estético, ideológico y semántico.
De entre los objetos temáticos de la historia del arte, las ciudades y grupos
monumentales individualizados ocupan un solo lugar destacado en cuanto que en ellos se
estratifican fases o momentos estilísticos. Solo las ciudades ideales se deberían construir
siguiendo un estilo único. Las ciudades vivas siempre se han renovado. Cada una de las épocas
de su historia se convirtió en arquitectura. Se enriquece, se complementa, se modifica. Es como
un construir y un reconstruir constantes. Todo
08
cuanto podemos llegar a conocer acerca de estos procesos a través de las fuentes subordinadas
tiene que ser confirmado por la contemplación directa como transmisora de una realidad más
exacta.
A lo largo del siglo XX, la ciudad occidental ha sufrido una profunda transformación,
acelerada en los últimos decenios de crecimiento económico y desarrollo tecnológico.
Estamos asistiendo, como escribe Ramón López de Lucio, a la desaparición de la ciudad
clásica: de sus paisajes, formas de vida, valores reconocibles y también a sus inconvenientes. La
ciudad densa, compacta y continua es todavía nuestra referencia cultural básica, debido a la
fuerza y la dimensión que tienen los cascos históricos construidos hasta la mitad del siglo XX.
09
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
CAPÍTULO 2
EL MUNDO PREHISTÓRICO
Los restos más antiguos del homo
sapiens datan de hace algo menos de dos
millones de años, de los cuales casi la
totalidad pertenecen a la cultura paleolítica,
a excepcion de los últimos 10.000 años, que
corresponden al Neolítico y a la Historia
escrita.
La cultura paleolítica parece estar basada
en una simple economía de subsistencia a
partir de la recolección de raíces y frutos, la
pesca, el carroñeo, la caza menor y más
tardíamente la caza mayor.
Como cualquier otro animal, el hombre
debía aprender a subsistir mediante la
explotación del medio ambiente que le
rodeaba. El hombre era sobrepasado por
los demás animales en cuestiones de
importancia vital. Especies más fuertes, más
agiles, más resistentes, eran enemigos
naturales a los que debía enfrentarse.
Fig. 1 En Lazaret (Niza), se encontró una cabaña
en el interior de una cueva que fue
utilizada por cazadores recolectores del
Achelense. Tenía 11 por 3,5 m de ancho,
planta rectangular, y se encontraba
apoyada en una pared rocosa. Tuvo una
estructura de pilotes de madera unidos con
cuerda o tiras de cuero y una cubierta de
pieles de animales que eran fijadas al suelo
mediante piedras, que aún seguían
alineadas cuando se excavo.
Fig. 2 Mapa de Europa Occidental, con las localizaciones de la Edad de Piedra.
11
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
Fig. 3. Instrumento para moler trigo
Fig. 4. Punta de flecha y reconstrucción del
Fig. 5. Hoja de hacha hecha de piedra pulimentada y
reconstrucción de la misma
La inteligencia, que diferenciaba a estos
homo sapiens del resto de los animales fue lo
que permitió a éste subsistir y procrear,
evitando su extinción.
Los desarrollos tecnológicos que se asocian a
esta etapa del hombre primitivo son: la tecnología
lítica (hachas de sílex o cuarzo), la de la protección
térmica (cobijo, calefacción, abrigo) la cual fue
decisiva si consideramos que sobrevivió a varios
periodos glaciares en los que los casquetes polares
ocupaban casi la mitad de la tierra firme (30% de la
superficie del globo), la del dominio del fuego para
la calefacción, defensa ataque y procesado de
alimentos.
Esta asociación de los desarrollos tecnológicos
que confirman como una realidad la inteligencia del
hombre del paleolítico se han realizado de manera
intuitiva, pues son desconocidos de manera directa.
Los sistemas de caza, el tipo de alimentación, la
manufactura de los útiles domésticos son
deducciones a partir de los restos encontrados por
los arqueólogos.
Pero uno de los hechos que el prehistoriador
puede intuir con mayor dificultad son las formas de
vida social. Nada se sabe en cuanto a los aspectos
sexuales, matrimonio, etc. para los comienzos de la
sociedad humana, cabe pensar en grupos familiares
que formaban parte hordas o bandas más o menos
numerosas. La densidad de la poblacion debió ser
muy variable según las épocas y lugares, pero
basándose en la estimación del espacio ocupando
en determinados yacimientos, se pueden suponer
que la mayoría de grupos estarían compuestos por
unas 40 ò 60 personas aunque en determinados
yacimientos pudieron haber pasado del centenar.
Aunque en ciertas épocas es posible que se
reunieran 50 o más personas en un grupo o clan, el
hombre del Paleolítico Superior debió vivir en
pequeños grupos de dos o tres núcleos familiares
interrelacionados entre sí. En general esta es la idea
más aceptada ya que se trata de una unidad social
capaz de mantenerse y subsistir con los alimentos
conseguidos en una zona.
CAPITULO 7. LA CIUDAD ROMANA
12
Fig. 6 Skara Brae (Escocia). Asentamiento del tercer milenio a.C. Planta. En 1850 una
gran tormenta descubrió el asentamiento neolítico. Todas las casas tienen un diseño
parecido, guardando la intimidad familiar. Sus muros están hechos de piedras
arenosas. Se piensa que los habitantes de Skara Brae vivían así intentando
protegerse, posiblemente, de tormentas como la que permitió su descubrimiento.
Al tratarse de núcleos familiares tan
cercanos, se cree que en determinados
momentos debían de relacionarse con otros
grupos, ya fuera en encuentros casuales o
preestablecidos donde intercambiarían
ideas, productos y escogerían pareja. Estos
grupos mantenían su cohesión impulsados
por sus propias necesidades. Posiblemente
existieran uniones entre hombres y
mujeres más o menos estables aunque no
necesariamente de carácter monógamo. Es
posible también que cada grupo dispusiese
de un jefe o cabecilla, que decidiera los
lugares de asentamiento o los
desplazamientos estacionales, dirigiera la
caza y se relacionara con los jefes de otros
grupos.
En los periodos de frio intenso se verían
obligados a permanecer y habitar en las
cuevas, lo que condicionaba el número de
componentes del grupo. Por el contrario, en
épocas interglaciares, con mejores
posibilidades de subsistencia, los grupos
podían ser más numerosos, facilitando las
labores de caza y subsistencia.
Fig. 7. Terra Amata (Francia). Cabaña histórica cerca
del 400.000 a.C. Reconstrucción
Fig. 8. Skara Brae. Interior de la casa 1
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
Fig. 9. Skara Brae. Vista aérea
Fig. 10. Skara Brae. Interior de una vivienda. El
vestidor fue colocado opuesto a la entrada para una
mayor privacidad
Fig. 11. Ggantija (Malta). Interior, vista oblicua;
reconstrucción. Se trata de dos templos megalíticos
prehistórico separados: el templo sur (3600 a.C.) y el
templo norte, el más pequeño (3000 a.C.),
descubiertos en 182. Originariamente tenían tejado
y estaban pintados.
La habitación, generalmente en cuevas y
abrigos, en especial en la parte que recibía luz
del exterior, se completaba con toscos muros
de protección en la entrada. En ocasiones, la
vivienda de los cazadores consistía en la
utilización y aprovechamiento de depresiones
ovales, que se enlazan con ramas, pieles y
tierra. Muchas veces estas viviendas parecen
haber tenido un carácter estacional en
contraposición a las cuevas habitadas en los
inviernos de las glaciaciones.
En definitiva, el hábitat del hombre
Paleolítico se puede definir como una
modificación superficial del ambiente natural,
cuyo objeto lo encontramos en la necesidad de
refugiarse de un ambiente hostil en el que el
hombre empezaba a moverse. La distribución
de los objetos de uso y los deshechos
alrededor del núcleo del hogar indica un
conjunto unitario, que podemos reconocer de
manera simple y legible y que podemos
denominar “la habitación primitiva”.
Estas son las conjeturas que describen de
forma objetiva el escenario del hombre
paleolítico. Pero además de las funciones
estrictamente practicas asociadas a la
supervivencia, pueden intuirse otras de índole
superior, como las asociadas a la
supervivencia, pueden intuirse otras de índole
superior, como las asociadas a la religión y la
muerte, que vinculan al hombre del paleolítico
con un orden supraintelectual, que provoca
una serie de actuaciones subjetivas
relacionadas con la magia, el más allá o los
misterios de la vida.
Pese a los elementos de inicio para
determinar la religiosidad del hombre del
Paleolítico son escasos, en los enterramientos
encontramos una serie de datos que nos hacen
deducir todas estas cuestiones. Los animales
no entierran a sus congéneres muertos. Este
acto es exclusivo del hombre que tiene un
concepto de la muerte y de la existencia de
algo, después de ella. Durante el Paleolítico
Superior se espolvoreaba al muerto con
sustancias minerales de color rojo que sin
duda debía tener un profundo
significado que desconocemos en la
actualidad. También se enterraba al difunto
con objetos como armas, adornos o útiles.
En ocasiones se ataba a los cadáveres para
evitar (esta es una posible interpretación)
que se levantase y volviese al mundo de los
vivos. Todos estos hallazgos nos hacen
deducir que cuando las facultades
intelectuales de los hombres del Paleolítico
Superior hubieron alcanzado el nivel
necesario para concebir conceptos
abstractos, es cuando el hombre comienza
a plantearse la posibilidad de que exista
algo más que lo tangible, algo más que lo
real, algo que no se ve. La aparición de la
religión, en su sentido más básico, estaría
dentro del horizonte que los psicólogos
denominarían “pensamiento prelógico”.
Pensemos en la importancia que el sueño
puede tener en la religión o incluso en una
estructura social. Mediante al sueño, el
hombre puede ponerse en contacto con
otras realidades de su cultura. El sueño es
una realidad humana, y por tanto, una
realidad de hace 30.000 años. El sueño abre
un mundo distinto al hombre primitivo. Lo
inmaterial se convierte en material
mientras soñamos. Las facultades más
escondidas y profundas del hombre se
activan durante el sueño. Es cuando por
primera vez el hombre primitivo toma
contacto con lo que más se parece a su
espíritu. Este espíritu viaja por nuestra
mente y se pone en contacto con el pasado,
el presente y el futuro. Esta realidad
extracorporal pudo producir el nacimiento
de una religión. Taylor opinaba que para los
primitivos los sueños eran la prueba de que
el espíritu podía separarse del cuerpo y
moverse por sí mismo, y que una
interacción de orden más o menos mágico
existía entre un ser viviente y su imagen
realizada por el hombre.
Fig. 12. Ggantija. Vista del templo norte
Fig. 13. Ggantija (Malta). Complejo del templo,
tercer milenio a.C. Fases imaginarias de su
desarrollo: A) Fase inicial, gran templo del sur; B)
Fase del gran templo, con dos cámaras curvas
añadidas al este; C) El templo menor añadido al
núcleo original; D) Planta final con el patio central
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
Fig. 14. Mapa de Asia Occidental, 8000-700 a.C.
Fig. 15. Poblado indio de Florida, grabado de
Teodoro de Bry hacia 1590 d.C.
Para estas gentes, la diferencia entre el
sueño y la muerte era prácticamente
inexistente, sin saber cuál era la diferencia
entre ambas. La esperanza de que ese sueño
eterno se interrumpiera y que la persona
enterrada se despertara, pudo ser el origen de
toda suerte de creencias que se traducen en la
disposición y contenido de las sepulturas.
Dejando ya la etapa paleolítica superior,
comenzamos a encontrar los primeros intentos
arquitectónicos en el próximo Oriente, al final
de la época epipaleolitica (14.000-10.000 a.C.).
En esta evolución pueden distinguirse tres
fases principales, cada una de ellas marcada
por innovaciones técnicas (nuevos materiales,
nuevos procedimientos de construcción),
maneras diferentes de utilizar el espacio
individual en la casa o de concebir el espacio
colectivo en la aldea. El próximo Oriente se
constituye como un lugar privilegiado donde
se ha podido recopilar suficiente información
como para desarrollar algunas teorías. Es en el
periodo entre 14.000 y 3.700 a.C. cuando se
produce lo que podemos llamar “revolución
neolítica”.
En las sociedades neolíticas el nucleó al que
llamamos “habitación primitiva” ya no es tan
solo un refugio en la naturaleza, sino un trozo
de naturaleza transformado de acuerdo con un
“proyecto humano”. Comprende los terrenos
que se cultivan para producir alimentos, y no
solo para apropiarse de ellos; los refugios de
los hombres y de los animales, los depósitos de
los animales, los depósitos de los alimentos
producidos para toda la estación, los lugares
para guardar los utensilios de cultivo, de
defensa y culto.
Actualmente, existen sociedades que viven
en una economía y unas instalaciones
neolíticas. Sus problemas poseen estructuras
similares. Pertenecen a una historia diversa
que transcurre al margen y de forma paralela a
los pueblos civilizados. Es el caso de algunas
tribus africanas y americanas cuyas
necesidades se han mantenido invariables a
los largo de la historia y, por tanto, no ha
existido motivo alguno para provocar su
desarrollo.
Figs. 16-17. Poblados contemporáneos en Camerún
(África)
Fig. 18. Khirokitia (Chipre). Asentamiento neolítico cerca de 5500 a.C. Plano
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
Fig. 19. Khirokitia. “Plaza” del poblado
La ciudad, lugar de asentamiento adecuado
y privilegiado, sede de la autoridad, nace del
poblado. No es una cuestión de tamaño, sino
de la aparición del excedente del producto.
Esto es, cuando se produce más de lo que se
necesita estrictamente para la supervivencia, y
los servicios ya no están a cargo de las
personas que cultivan la tierra o cuidan del
ganado, sino de otras que no tienen esta
obligación, y que son mantenidas por las
primeras.
Fig. 20. Sittard (Holanda). Asentamiento prehistórico, quinto milenio a.C. Detalle del plano de
excavación mostrando los huecos de los postes y zanjas de las largas casas de
madera.
De esta manera, surge el contraste entre
dos grupos sociales, dominantes y
subalternos. Las industrias y los servicios
pueden desarrollarse a partir de este
momento por medio de la especialización. La
sociedad se convierte en capaz de
desenvolverse y de proyectar su evolución.
Empieza la aventura de la “civilización”, con la
ciudad como centro motor de esta evolución.
Este salto decisivo comienza cuando el
cultivo de cereales y árboles frutales en los
fértiles terrenos húmedos produce cosechas
excepcionales, y puede extenderse mediante
la canalización y la irrigación de una mayor
parte del terreno. Una parte de los víveres
puede ser acumulada por medio de
intercambios y grandes obras colectivas.
Empieza así la espiral de la nueva economía:
el aumento de la producción agrícola, la
concentración de excedentes en las ciudades
y también el aumento de la población y de
productos que asegura el dominio técnico y
militar de la ciudad sobre el campo.
Fig. 21. Casa en el poblado neolítico de Hacilar, en
Turquía; hacia 5000 a.C. Cada casa
comprende un amplio espacio sostenido por
columnas de madera y dividido por tabiques
ligeros. La escalera de la derecha conduce a
un piso superior, destinado quizá a
buhardilla o veranda.
Fig. 22. Plano del poblado neolítico de Halistatt (Alemania)
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
Pero antes de dar paso a desarrollos más
profundos, entremos a describir la vivienda y
los núcleos de población del hombre
neolítico.
Las primeras casas redondas se presentan
como un abrigo de plano circular de 4-5
metros, cavado en la pendiente arenosa de
una colonia. Su pared interior, de unos 40 cm
de espesor, estaba revestida de piedras,
posiblemente para evitar se
desprendimiento. Otras piedras mezcladas
con guijarros tapizaban el suelo formando un
enlosado. Para la cubierta puede suponerse
el empleo de materiales ligeros (madera,
ramas, pieles, etc.).
El modo de vida de las poblaciones que
conciben este tipo de viviendas en aun
paleolítico, se trata de cazadores,
recolectores acostumbrados a
desplazamientos temporales o estacionales.
La presencia de piedras-morteros, ruedas de
molino y pilones aboga a favor de la
transformación del modo de vida nómada en
sedentario.
Desde un punto de vista tecnológico, las
ambiciones son limitadas. No solamente por
el hecho de utilizar materiales muy
restringidos, sino que la forma circular del
hábitat corresponde a la incapacidad de
realizar la unión de dos paredes
perpendiculares.
A partir del 8.000 a.C. las viviendas
comienzan a construirse en superficie, no
semienterradas. A la piedra y la madera se le
añade la tierra, que modelada, refuerza la
base de los muros. Pero sobre todo, la
innovación se nos presenta en el abandono
del hábitat molecular, esto es, se comienza a
realizar una división funcional del interior del
espacio. Unos muretes bajos (50-70 cm)
construidos con adobe sobre una armadura
de piedras o ramas dispuestas
horizontalmente, delimitan células de
desigual importancia. El dormitorio principal,
la cocina con el hogar, los almacenes, son
piezas cuyas dimensiones se encuentran
adecuadas a su uso.
Fig. 23. En el poblado vivían más de cien personas. Se
trata de una arquitectura doméstica. Aquí no se
entiende el urbanismo como la disposición de los
asentamientos en un plano, sino de individuos
asentados en un lugar rodeados de una muralla
Fig. 24. Catal Hüyük (Turquía). Recreación. La villa
tuvo una población de entre 5000 a 6000 habitantes y
fue construida cerca de 6800 a.C. Creció rápidamente
y no tardo en convertirse en un poblado rico y
próspero. Sus casas estaban construidas tan juntas
que se debía entrar en cada una de ellas mediante un
agujero en la azotea
En la arquitectura del plano circular, las
piezas no pueden añadirse indefinidamente
unas a otras por simple yuxtaposición,
contrariamente a las combinaciones simples
que ofrecen los planos rectangulares o
cuadrados. So pena de desaparecer, la
arquitectura se encontraba pues,
“condenada” a evolucionar. Esta evaluación
tiene lugar entre 8.000 y 7.000 años a.C.
En la primera mitad del octavo milenio
asistimos en el valle del Éufrates a una
modificación del sistema de subsistencia. Se
evoluciona del estado de cazadores-
recolectores al de agricultores. La revolución
neolítica da el paso del plano circular al
rectangular.
En esta fase, los materiales siguen siendo
básicamente piedra, tierra y madera y
solamente varían sus combinaciones. La
tierra se utiliza en forma de ladrillos
moldeados, con frecuencia de grandes
dimensiones secados al sol. El uso de
elementos perpendiculares facilita la
construcción de muros rectilíneos, y sobre
todo, la unión de sus ángulos. Estos ladrillos
sin cocer descansan por regla general cobre
muretes de piedra que impiden que la
humedad ascienda desde el suelo y destruya
los cerramientos. También se emplean
nuevos materiales: la cal y el yeso cocidos en
horno son utilizados como revestimiento de
paredes y suelos gracias a sus propiedades
aislantes e impermeabilizantes.
El plano de la casa es sencillo: se trata, en
algunos casos, de viviendas monocelulares en
la que la pieza única es multifuncional, y
otras, de viviendas pluricelulares
compuestas, por regla general, de una gran
pieza que sirve para la habitación y para la
recepción, subordinando las demás piezas
más pequeñas a esta, y utilizándolas como
espacios de almacenamiento.
La división también se produce en la
dimensión vertical, es decir, en dos niveles. El
esquema suele ser siempre el mismo: el nivel
superior es el habitable y el inferior es de
almacenamiento.
Fig. 25. Catal Hüyük (Turquía). Asentamiento neolítico,
séptimo milenio a.C. Reconstrucción del área
residencial
Fig. 26. Casa tipo en Catal Hüyük. El acceso a los
interiores se realizaba por una escalera de madera
situada en un lado de las azoteas, que eran planas. Las
casas eran construidas de adobe y tenían varias
habitaciones. El cuarto principal contuvo bancos y
plataformas para sentarse y dormir
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
Fig. 27. La “Venus de Laussel” (Francia). Relieve
prehistórico tallado en roca, cerca de 18000 a.C.
Con el tiempo, se pasa de un hábitat aislado
a un conjunto aglutinado de viviendas,
literalmente adosados unas contra otras,
presentando un conglomerado uniforme, sin
diferencias entre unas y otras viviendas.
A mediados del VI milenio se produce un
nuevo cambio, una nueva concepción de la
arquitectura. La evolución del plano
rectangular conduce a una nueva modificación
decisiva del espacio domestico que se
manifiesta por una mayor complejidad de lo
construido. Esta complejidad soluciona el
inconveniente que presentaba el plano simple
en cuanto a la circulación. Con anterioridad, la
comunicación entre las piezas tenía que
producirse desde el exterior. En el plano
rectangular complejo, la comunicación y l
relación entre las piezas se produce desde el
interior. Ya no se trata de yuxtaponer los
elementos simples, sino de concebir un
sistema complejo en el que cada elemento
ocupa una situación y una función
determinada. Este sistema implica, como es
lógico, una concepción previa, y no una simple
adición progresiva de piezas alrededor del
núcleo original.
Fig.28. Avebury (Inglaterra). Circulo neolítico del tercer milenio a.C.
Esta nueva concepción del hábitat implica
también un aumento del número de piezas, y se
manifiesta en el mayor tamaño de estas, en la
mayor superficie construida del conjunto.
La existencia, con formas diferentes, de una
nueva concepción arquitectónica del espacio
domestico individual va acompañada de una
modificación de la organización colectiva del
hábitat. En esta época se observan los primeros
indicios de una “jerarquización” arquitectónica
de la aldea o poblado. Junto con las casas
encontramos otros edificios, que se distinguen
por el tamaño y la decoración. Es obvio que esta
jerarquización constructiva obedece a una
jerarquización social. Es curioso observar que
este tipo de construcciones distintas de las
demás comienzan a aparecer en las sociedades
agrícolas que por primera vez practican el riego.
La práctica del riego implica un progreso en el
ejercicio de la autoridad y la aparición de los
arbitrajes, lo cual apoya la teoría de esta
modificación en la organización social.
Esta nueva organización social no solamente se
manifestaba en la organización de la aldea o de
las viviendas, sino que también tenía su
repercusión lógica en las construcciones
sagradas.
El cambio decisivo que acompaño a la creación
de los dioses inmortales con formas humanas
fue su traslado al cosmos. Esta transposición
tiene un significado fundamental para el ulterior
desarrollo del pensamiento religioso, siendo el
punto de partida de todos los sistemas
religiosos posteriores, con su creciente énfasis
sobre lo trascendental.
En cierto sentido, la religión de las numerosas
civilizaciones arcaicas representa una etapa de
transición. La deidad está todavía, en alguna
medida, unida a la tierra: puede fijarse
residencia temporalmente en moradas creadas
para ella. Las figuras que representan aspectos
de las creencias religiosas del paleolítico, no son
representaciones de dioses inmortales, sino más
bien símbolos que representan la fertilidad, la
abundancia, la fortuna en las labores de caza, y,
en definitiva, todo aquello que asegure la
supervivencia mediante la obtención de las
necesidades básicas para el hombre.
Fig.29. Dolmen de Piedra Gentil, en Vallgorguina
(Barcelona). Los monumentos megalíticos en Cataluña no
alcanzan proporciones gigantescas, sino modestas; son,
sin embargo, numerosos y datan generalmente de
comienzos de la Edad de Bronce
Fig.30. Cueva de la Menga en Antequera (Málaga), hacia
el tercer milenio a.C. Es una galería sostenida por
inmensos pilares. Solo la cámara funeraria, formada por 8
INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
losas gigantescas, mide 25 m de largo por 6.5 m de ancho, siendo su altura de 3.30 m
Fig.31. Taula del santuario de Talati de Dalt (Mahon).
Uno de los más notables monumentos de la cultura
balear de la Edad de Bronce. Las “taules” son
grandes losas de unos 3 por 4 metros que descansan
sobre otra formando una T. A veces se requieren un
contrafuerte. Suele haber solo una en cada poblado.
Fig.32. Henges es una palabra inglesa que se refiere s
los recintos ceremoniales desarrollados en el tercer
milenio a.C. por su similitud al famoso Stonehenge.
Son de forma circular, elipsoidal u oval y están
delimitados por bloques de piedra o postes de
madera. Los más antiguos son de aproximadamente
3300 años a.C.
Es en el neolítico cuando estos símbolos se
convierten en deidades, despegándose de
todo aquello que los unía a la tierra. La
inmortalidad, la no corporeidad, o lo que es
lo mismo, la inmaterialidad, lo cósmico, y en
definitiva, lo que no tenía explicación para
el hombre, le llevaron a crear toda una serie
de ritos y construcciones sagradas, con el
objeto de invocar a aquello que estaba por
encima de la vida en la tierra y que se
suponía que decidía la suerte de todo lo
referente a la vida terrenal.
No solamente se inicia la búsqueda y
adoración de estos seres superiores dioses
para solicitar su clemencia a la hora de
garantizarles lo básico para su
supervivencia; un significado mucho más
importante, y la preocupación del hombre
por la muerte le hace plantearse toda una
serie de cuestiones que le llevan a buscar
las respuestas en lo intangible.
Las sepulturas megalíticas son un claro
exponente de la importancia que este
hecho suponía para el hombre neolítico. Las
piedras hincadas o mehires. Los
alineamientos, composiciones a base de los
megalitos y círculos no estaban concebidos
para encerrar un espacio, al contrario que la
tumbas. Los menhires eran objetos libres en
medio del espacio. Su altura y volumen los
hacían visibles a distancia e invitaban a
acercarse a ellos. Pueden caracterizarse
estas piezas como focos direccionales
representando el primer ejemplo de
principio organizativo del espacio. Además,
los menhires se configuraban como ejes
rotacionales, no favoreciendo ningún punto
de vista frente a otro. Las estatuas u
obeliscos ubicados en el centro de nuestras
plazas contemporáneas siguen el mismo
principio.
Fig.33. Carnac, en Morbihan (Francia), alineamientos de piedras, tercer milenio a.C. Vista aérea
Las alineaciones de megalitos ya jerarquizan
una dirección y subordinan el conjunto a
esta. Permiten la experiencia arquitectónica
intermedia entre cerramiento y apertura,
vacío y lleno, muro y hueco, plano y espacio
ilimitado. Son el precedente conceptual de
las columnas clásicas.
Las tumbas, al contrario que las
construcciones anteriores fueron
concebidas como espacios cerrados. La
forma básica, aunque no la más común, es
una simple cámara en forma de caja
construida por varios bloques de piedra
verticales a modo de paredes, con una losa
más o menos plana como cubierta. Esta
construcción es la que se denomina
Dolmen.
Fig.34. Alineamientos de Carnac en Morbihan
(Francia). Agrupan varios miles de menhires
dispuestos paralelamente en una extensión fabulosa,
que cubre más de un kilómetro en línea recta
Fig.35. Stonehenge, planta de las cuatro fases de construcción: A) Stonehenge I, 2750
a.C. B) Stonehenge II, finales del tercer milenio a.C. C) Stonehenge III D) Stonehenge IV,
cerca de 1500 a.C.
Fig.36. Stonehenge, Salisbury (Inglaterra), cerca de
2750-1500 a.C. Vista aérea
El principio no difiere del de la construcción
de los castillos de naipes, solo que cada
pieza pesa muchas toneladas, y para
levantarlas se requiere un gran esfuerzo
colectivo. Esto da una idea de la
importancia de la religión en las
comunidades neolíticas, evidenciando ésta
en su realización organizativa.
Stonehenge, el más famoso de los
monumentos neolíticos, es un templo
consagrado al culto solar. El propósito de su
construcción no era el de comunicarse son
poderes del interior de la tierra, sino el
reconocimiento y celebración de los
acontecimientos celestes. Este conjunto
posee una serie de refinamientos que hoy
en día todavía nos asombran. La estructura
Fig.37. El santuario de Stonehenge fue levantado en honor del Sol porque la estructura en forma de herradura está
orientada de mantera que su eje coincide exactamente con el punto en que sale el Sol el día más largo del año. Fue
construido a base de dos tipos de piedras
principal representa un baile ceremonial de
piedras. Una persona en pie, en el centro del
circulo blanco, y durante la mañana del
solsticio de verano, el día más largo del año, y
mirando en dirección a la llamada piedra del
Tacón, vería salir el sol ligeramente a la
izquierda de este impresionante bloque, en el
eje con la abertura. Pero no es este el único
objetivo de esta colosal construcción. Este
conjunto encerró las más altas implicaciones
cósmicas. Era un observatorio al aire libre
donde podían predecirse son asombrosa
precisión toda una amplia gama de fenómenos
astrológicos.
El sentido profundo del momento no lo
encontramos en su función científica, sino
sobre todo en su ritual. Este es el que
humaniza este enorme calendario de piedra.
Un reciente estudio se refiere a él como un
auténtico “computador neolítico”. Según esta
teoría, los 56 agujeros perimetrales pueden
estar relacionados con los 56 días de diferencia
entre cinco años solares y cinco años lunares.
El segundo circulo de 59
Fig.38. Planta y reconstrucción, en su estado original,
del conjunto megalítico de Stonehenge, Salisbury
(Inglaterra)
Fig.39. Detalle del santuario de Stonehenge.
Construcción megalítica cuya plata combina formas
circulares y de herradura. El círculo exterior mide
100 m d diámetro
agujeros puede estar relacionado con los 59
días de dos meses lunares. Las 19 piedras
azules de la herradura, con el cielo de 19
años de luna, crucial para la predicción de
los eclipses y así sucesivamente.
Pero esta función no exigía la elección de
piedras azules para la herradura ni arsénicas
grises, ni su transporte desde grande
distancias.
Stonehenge, era más bien una estructura
para celebrar los acontecimientos
celestiales, y no solamente un método para
predecirlos. Era un centro sagrado de la
comunidad que lo uso. El megalítico pasa a
ser arquitectura donde se consigue ser, por
un breve instante, (un eclipse, un
espectacular amanecer) una persona más
grande que lo que es en su vida diaria.
CAPÍTULO 3
MESOPOTAMIA
Las primeras civilizaciones de la era
histórica, pasadas ya las fases oscuras de la
prehistoria y la protohistoria, aparecen en los
fértiles valles del Nilo, del Tigris, del Éufrates
y del Indo.
En el mismo momento histórico, estaban
existiendo distintos conceptos de comunidad
en dos partes del mundo bien distintas.
Mientras Europa se encontraba
completamente inmersa en la cultura
neolítica, durante el segundo milenio antes
de Cristo, circunscrita una economía basada
en la piedra, en el Oriente Próximo existían
culturas contemporáneas que sabían trabajar
el metal, organizar industrialmente la
producción de alimentos y guardar
testimonios escritos de su cultura, su
economía y su religión.
Dejaron atrás su pasado neolítico mucho
antes que Europa y llegaron a consolidar una
civilización avanzada técnica y
materialmente, con todo lo que supone en el
campo de las conquistas sociales. Con estas
dos culturas letradas, Egipto y Mesopotamia,
se dice que comienza propiamente la
historia, como algo sustancialmente distinto
de la prehistoria, de la Edad de Piedra, donde
no existen testimonios escritos.
Fig.1. Relieve que representa el rey de Ur con sus
funcionarios y su familia (III milenio a.C.) Fundador de
la dinastía que reinara por casi dos siglos en Lagash, el
rey Ur-Nanshe conmemoraba sus construcciones. La
urbanización pronto se extendió hasta el norte, la alta
Mesopotamia, área de lluvias abundantes. Ciudades
como Ninive, Tepe Gawra, Mari y Susa muestran
conexiones son las ciudades meridionales
Fig.2. Mapa de las principales estaciones arqueológicas exploradas en Mesopotamia
Fig.3. Relieve que representa a un esclavo sirviendo
a su señor, hallado en la ciudad de Ur. En las
ciudades mesopotámicas existen distintos niveles
sociales. En la parte alta estaban los más poderosos
gobernantes, oficiales y soldados. El segundo nivel lo
ocupaban los comerciantes, profesores obreros y
artesanos. En la parte más baja de la escala estaban
los esclavos que eran capturados durante batallas.
Fig.4. Estandarte de Ur. Monumento en forma de
con representaciones en sus muchas caras, a base de
un mosaico de marfil. Esta cara, la de la guerra
ofrece la primera representación perfecta de un
combate con carros de guerra. La narración empieza
por el régimen inferior los órganos comienzan y
acaban arrastrándolo al galope. En el registro
intermedio los vencedores con casco y manto
reúnen a los prisioneros que presentan luego al rey
(en el registro superior)
Fig.5. Cara de la paz del Estandarte de Ur. En el
registro inferior, los criados transportan a palacio los
diversos manjares para el festín que ha de celebrar
la victoria. En el registro superior, el rey no lleva ya
su ataúd de guerra, sino el “kaunakes” y, copa en
mano, escucha con sus invitados el concierto que le
ofrece la cantante acompañada por el arpista.
Tradicionalmente, se ha asociado a
Mesopotamia la formación de las primeras
ciudades como concepto social y material,
concretamente a la región del sur de
Mesopotamia, Sumer, a principios del cuarto
milenio A.C.
Si los monumentos en piedra eran la respuesta
arquitectónica a la gran revolución del Neolítico,
la confirmación del entramado que llamamos
ciudad, corresponde a la revolución urbana, un
hito de decisiva importancia en los esquemas y
del desarrollo de la especie humana.
Mesopotamia comprende una región fértil,
abundantemente regada en su parte inferior por
los cursos fluviales, donde se produjo
rápidamente la sedentarización de los pueblos
nómadas, que se convirtieron en agricultores y
con ello se encontraron en condiciones de iniciar
el desarrollo de una civilización.
La revolución urbana a la que nos referimos es
distinta a la revolución neolítica. Aunque la
agricultura y la ganadería continuaron siendo las
principales formas de subsistencia, incluso
considerando que ni siquiera el comercio
surgiera exclusivamente de las ciudades, los
desarrollos y avances tecnológicos en estas
labores sí que supusieron una auténtica
revolución, basada en la eficacia y en la
organización.
La agricultura y el comercio se intensificaron y
organizaron dentro de una economía urbana: la
primera, mediante la introducción de las técnicas
de la irrigación, el barbecho y el uso de los
abonos con el único objeto de conseguir un
excedente de alimentos con el que poder
comerciar; el segundo, ampliando sus productos
hasta incluir, además de la cerámica y las piedras
preciosas y semipreciosas, los metales necesarios
para la nueva tecnología urbana.
Recientes descubrimientos arqueológicos nos
han demostrado que las ciudades
mesopotámicas surgieron mucho antes del
cuarto milenio a.C. Hace 9.000 años, Jericó era
una ciudad que contaba con varios cientos de
habitantes.
De la misma época data la ciudad de Çatal Hüyük al sur de
Antolia, asentamiento Neolítico con una superficie de 13
hectáreas, con santuarios y barrios de oficios
especializados, con un inteligente trazado urbano, y con
una producción de pinturas al fresco, tejidos, objetos de
hueso y cobre, que demuestra lo avanzado de su
civilización.
La esencia de las ciudades urbanas en este periodo residía
en tres propiedades: población, recursos productivos y
ambición. La ciudad debía ser compacta y variada, y el
futuro de este conjunto de circunstancias solo podía
asegurarse mediante una defensa suficientemente fuerte
y un progreso y desarrollo agresivos.
La ciudad suponía una población concentrada, aunque el
campo disperso fuese su fuente de riqueza. El excedente
de la producción aseguraba una forma de vida estable
para afrontar e comportamiento inestable de la
naturaleza, y también suponía una forma de obtener, por
medio de la importación, lo que la ciudad no disponía y
necesitaba. La ciudad de Oriente Próximo demostró que
no podía ser autosuficiente, mientras que el poblado
Neolítico si lo era.
Los ciudadanos se organizaron de manera que pudiese
cubrir todas las necesidades básicas de los que la ciudad
era deficitaria. La población se dividió en grupos
especializados. Además de los agricultores, los más
numerosos, unos aprendieron a luchar, otros a construir,
otros a tejer. Hubo especialistas en los oficios del hierro y
el metal, así como sacerdotes y comerciantes. De la
especialización laboral vino la estratificación social.
Algunos grupos administraron el territorio urbano que se
extendía mucho más allá de los límites de la ciudad,
controlando las principales fuentes de producción. Estos
grupos llegaron a imponer su dominio sobre el resto. Por
debajo de ellos, los ciudadanos no eran todos de una
misma clase social. Algunos trabajos tenían menos
prestigio que otros. El rico mantenía una ventaja absoluta
sobre los menos favorecidos en la escala social.
La ciudad requería del concepto de unidad, con objeto de
dotar de sentido y funcionamiento a la versatilidad que le
era propia. Los poderosos comenzaron a diseñar sus
escenarios para que
Fig.6. Canales de irrigación usados
para la agricultura
Fig.7. Estela de Ur-Nammu (2113-
2096 a.C.) En la parte superior, el
rey está orando ante una deidad
entronizada. En el siguiente
registro, el rey lleva, sobre sus
espaldas instrumentos para la
construcción, asistido por un
sacerdote y guiado por el dios. En la
parte inferior ha comenzado la
construcción del templo de Ur. En
la otra escena casi destruida, solo
queda una escalera.
Fig.8. Carro de combate
neohitita siglo VIII a.C.
Fig.9. El centro de cada ciudad
de Mesopotamia era
dominado por un conjunto de
templos, destacando el ziguart
o torre de grados. El templo
era dedicado al culto y a
ofrendas a los dioses,
generalmente una
personificación de fuerzas
mágicas que permitían el
nacimiento de la vegetación,
la siembra y la recolecta para
supervivencia de los hombres
Impresionaran sus rivales. Estos escenarios debían de
ser una escala y nivel de grandeza que manifestara de
forma inequívoca su poder. Esta manifestación se
realizó mediante la Arquitectura, quizás la forma más
fácil y universal de obtener este efecto. Los ricos
debían tener residencias cuya amplitud y lujo
indicaran claramente su posición. Al mismo tiempo, la
ciudad necesitaba de un tejido que contuviera a la
numerosa poblacion, y que sustentara estas
superestructuras dominantes. Los dioses protegían a
los ciudadanos, independientemente de su condición
social, y los templos daban solemnidad a los actos de
fe. Las murallas expresaban el miedo y la fuerza de un
destino común.
En estas circunstancias, los excedentes se
encontraban concentrados en manos de los
gobernadores de las ciudades, representantes de los
dioses locales. Administran estas riquezas
acumulando recursos alimenticios para toda la
poblacion, fabricando los instrumentos para el trabajo
y para la guerra, registrando las informaciones y los
números que regulan la vida de la comunidad. Esta
organización deja huellas sobre el terreno; los canales
que distribuyen el agua en las tierras abonadas y que
permiten el transporte, las murallas que señalan los
límites de la ciudad, y la defienden de sus enemigos,
los templos de sus dioses, etc.
Tan pronto como llegó a concentrarse en un solo
hombre el dominio sobre los demás y sobre los
medios de producción se produjo un cambio: el deseo
de construir comenzó a orientarse en el sentido de
erigir volúmenes macizos situados libremente en el
espacio. La manifestación más grandiosa del deseo de
colocar un volumen enorme en el espacio son el
ziguart y la pirámide. Su construcción maciza alcanzo
dimensiones desconocidas anteriormente. Ambas son
la expresión de un poder dirigente dominante y el
símbolo del contacto establecido con las
sobrehumanas
El ziguart, como elemento característico y ordenador
de los espacios mesopotámicos, aparece dentro de la
ciudad de los vivientes como templo o altar sobre una
torre escalonada, siendo accesible hasta su cúspide.
Dedicado normalmente al dios al
que pertenecía la ciudad, formaba parte del
organismo urbano. Aunque se realizaba
dentro de un patio interior amurallado y con
un antepatio, pertenecía a la ciudad y estaba
integrado en su vida. El palacio real, la
residencia sacerdotal y en general, los
edificios públicos más importantes estaban
ubicados muy próximos a él.
Hasta la mitad del III milenio a.C. las ciudades
de Mesopotamia forman estados
independientes, que luchan entre sí para
repartirse la llanura regada por los dos ríos,
ya completamente colonizada. Se fundan los
primeros imperios estables. Las
consecuencias de esto son:
1. la fundación de nuevas ciudades
residenciales, en las que la estructura
dominante no es el templo, sino el
palacio del rey.
2. La ampliación de algunas ciudades,
que se convierten en capitales de un
imperio, en donde se concentran no
solo el poder político sino el tráfico y
las instalaciones de un mundo
engrandecido.
A la sombra de las gigantescas construcciones
de templos y palacios se apiñaba la ciudad,
en condiciones físicas y morales de evidente
subordinación. La construcción, no solo de
ciudades, sino también de los templos, se
realizaba con elementos latercios, adobe y
ladrillo secado al sol y, en contados casos, de
ladrillo cocido. Si nos han quedado restos de
los palacios que nos permiten su
reconstrucción, ha sido por la solidez y la
riqueza constructiva, pero no por una
diferencia substancial de materiales. No hay
que olvidar que en la gran llanura
Mesopotámica no había piedra ni madera,
solo la arcilla transportada por los ríos.
Leemos en el génesis: “y utilizaron ladrillo
Fig.10. Reconstrucción del ziguart de Ur-
Nammu
Fig.11. Un ziguart tal y como se
representa en un relieve asirio del
palacio de Asurbanipal en Nínive, siglo
VII a.C.
Fig.12. Sección de un ziguart genérico
Fig.13. Babilonia. Reconstrucción de la
Puerta de Ishtar
Fig.14. Ziguart de Ur-Nammu. Vista
noreste de sus ruinas. Fue erigido en
honor al dios Nanna. En el ziguart mejor
conservado de todos los de Mesopotamia
y ha sido parcialmente reconstruido. Esta
fotografía corresponde a su estado antes
de la reconstrucción
en vez de piedra (secado al sol en su mayor
parte)”. Este hecho explica que los milenios
transcurridos desde entonces hayan
transformado las ciudades en esos
montículos informes llamados tells.
Una de las ciudades más antiguas de las que
tenemos referencias es la ciudad de Jericó.
Hoy día, lo que queda de la antigua ciudad
es tan solo un gran montículo cerca del
conglomerado de la ciudad actual, en la
orilla izquierda del Jordán. Jericó no es una
sola ciudad, sino una serie de ellas
reedificadas sobre los restos consecuencia
de la destrucción de la anterior. Esta
fidelidad al origen de la ciudad será una
constante a lo largo de la historia. Una y otra
vez, hasta nuestros días, las ciudades
arrasadas por invasiones o desastres
naturales han sido reedificadas sobre sus
propias ruinas o cenizas, siendo totalmente
conscientes de su vulnerabilidad futura. Esta
obstinación viene justificada por razones de
tradición, además de mantener las ventajas
que propiciaron su primera ocupación.
En el caso de Jericó, esta ventaja era una
fuente de agua fresca, que ahora brota en el
lugar llamado Fuente de Elisha. El valor vital
de este manantial, en medio del desierto del
Mar Muerto es evidente. En este lugar, se
habían instalado previamente los cazadores
nómadas, esperando que sus presas fueran a
beber. Estos cazadores abandonaron el
nomadismo y se sedentarizaron,
estableciendo primero sus tiendas, para más
tarde construir su hábitat con primitivas
pero solidas casas abovedadas de adobe,
con un porche de entrada y paredes curvas
(plano circular), probablemente a semejanza
de las tiendas de caza. El suelo estaba
excavado a un nivel inferior que el del
terreno, y se accedía a esta cota por medio
de escaleras de madera. Debajo yacían
enterrados los muertos.
El asentamiento cubría aproximadamente 3
hectáreas, y por tanto debió inusualmente
populoso. Una vez que alcanzo su extensión
óptima, el recinto fue cercado por una gran
muralla defensiva construida en mampostería
ciclópea que protegió a la población y a su
bien más preciado, el manantial, durante más
de mil años.
En torno al 6.500 a.C., esta fortaleza neolítica
peligrosamente situada entre las tribus
nómadas del Este y las fértiles llanuras de
Palestina fue invadida. Las casas eran
entonces rectangulares (plano rectangular),
con esquinas ligeramente redondeadas.
Estaban organizadas alrededor de sus patios,
donde se cocinaba. Cada casa se componía de
varias habitaciones comunicadas por anchos
vanos. Entre las casas había varios edificios
para el culto. El material utilizado en la
construcción era la tierra, pues la poca piedra
que existía se reservaba para la defensa en las
fortificaciones y para la base de las
cimentaciones. El barro se moldeaba
mediante la técnica llamada “cob”, que
consistía en apilar una masa de barro con
paja, cañas, hojas, etc., para que le sirvan de
armado, formando una pared, o mediante la
técnica del “pisé”, que consistía en aprisionar
el barro sobre un encofrado móvil mojándolo
in situ, creando fajas de muro que iban
creciendo capa sobre capa. Pero finalmente la
técnica del ladrillo secado al sol y aparejado
con una especie de mortero fue la que más
implantación tuvo, por la facilidad de manejo
y la consecuencia de encofrado o los
elementos similares.
Jericó se nos muestra como una autentica
ciudad, donde se atisban los primeros esbozos
del urbanismo, en función de su importante
población, su muro defensivo y su entramado
de casas. La irrigación supuso el
establecimiento de planes y controles
estrictos para el reparto
Fig.15. Jericó, perfil de las murallas y
zonas excavadas. La fecha más
temprana que se ha podido obtener
hasta ahora por el carbono-14 se
remonta aproximadamente al año 9000
a.C. para lo que supone fue una especie
de santuario fundado por cazadores
mesolíticos que más tarde iba a hacer
posible el cultivo de regadío en el valle
del Jordán, que en Jericó está situado a
unos 275 metros por encima del nivel
del mar
Fig.16. Jericó (Israel). Muralla
mostrando la suposición de estratos,
cerca de 7000 a.C. en adelante
Fig.17. Jericó, muralla y torre.
Sección y vista en perspectiva
Fig.18. Jericó, torre construida
contra la muralla
del agua, así como la invención y desarrollo de
mecanismos para su distribución requiere un
código de comportamiento aprobado por la
comunidad. Su fortalecimiento será confiando,
antes o despues, a algún consejo gobernante con
poderes de licencia o sanción. Todo ello supera el
contrato social de un simple poblado.
En el viejo testamento, en el capítulo 6 de Josué se
relata la historia de la invasión de la ciudad de
Jericó por los israelitas despues de deambular por
el desierto durante 40 años en busca de la tierra
prometida. Según cuenta la biblia, los israelitas
marcharon alrededor de la ciudad una vez al día
durante seis días, y en el séptimo marcharon a su
alrededor siete veces. En la séptima vuelta, los
sacerdotes hicieron sonar sus trompetas la gente
grito y las murallas de Jericó se derrumbaron.
La Biblia continúa relatando que cuando cayeron
los muros de Jericó los israelitas atacaron la
ciudad y le prendieron fuego.
Actualmente, las excavaciones arqueológicas nos
han permitido deducir la evidencia de una gran
destrucción por el fuego. Kathleen Kenyon escribió
en su informe: “la destrucción fue completa; las
paredes y pisos estaban teñidos de negro o se
enrojecieron por el fuego…. En la mayoría de los
cuartos las ruinas caídas estaban completamente
quemadas”.
¿Qué ocasiono que las sólidas murallas de Jericó
se derrumbasen? La explicación más lógica es un
terremoto. Pero la naturaleza de aquel terremoto
fue tan inusual, que la destrucción fue casi total.
Golpeo de tal manera este seísmo que permitió
que una porción de la muralla norte quedara en
pie. La casa de Rahab se localizó, como es lógico,
en el lado norte de la ciudad. Ella era la ramera de
Canaán que escondió a los espías israelitas.
La biblia indica que su casa estaba construida contra
la pared de la ciudad. Cuenta que la casa de Rahab
fue salvada milagrosamente mientras el resto
quedó destruido. Esto es exactamente lo que los
arqueólogos encontraron. La pared del lado norte
de la ciudad quedo en pie junto con un grupo de
casas construidas contra ella.
Curiosamente, un elemento básico del urbanismo
no existía en la ciudad de Jericó. Nos referimos a la
calle. Las viviendas o hábitats se comunicaban al
parecer por medio de patios y de los espacios
intersticiales que quedaban entre las
construcciones. La primera calle de la historia del
urbanismo que conocemos aparece en la ciudad de
Khirokitia, un asentamiento el sexto milenio a.C.
situado en la cima de una colina al sur de Chipre.
Esta calle discurre colina arriba desde la orilla sur
del rio, atraviesa el asentamiento y desciende, una
vez superando este, colina abajo hacia la orilla norte
del rio. La composición de este asentamiento era
justamente la opuesta a la ciudad de Jericó. Esta era
una ciudad cerrada por sus murallas, las cuales
establecían un límite de crecimiento. En Khirokitia
el asentamiento es abierto, las casas se
amontonaban a ambos lados de la calle principal,
vertebrando el conjunto. A intervalos regulares,
mas rampas de piedra conducían a las casas
estableciendo una red de caminos secundarios. No
existía ningún muro de cerramiento, ni, por tanto,
ningún compromiso de tamaño fijo. El crecimiento
era lineal. No dependía arquitectónicamente de
nada más que de la extensión de la calle principal.
La calle principal de Khirokitia tenía su sentido
práctico; construida en piedra caliza contenía la
erosión y facilitaba el acceso a ambas partes del rio,
del que obtenían cantos rodados para la
construcción de sus viviendas, así como el sustento
que les proporcionaba la pesca. Pero además de
esta razón práctica, la calle implicaba también un
sentido de diseño para sus pobladores, que les
llevaba a ordenar, mediante un eje central, lo que
de otra manera hubiera sido una amalgama de
casas. Los vecinos vivían calle arriba o calle abajo.
Sentándose en los umbrales de las casas podían ver
pasar a sus vecinos y saludarlos.
Fig.19. Calle de Ur, con esquina
en redondeo, hacia 2000 a.C.
Fig.20. Khirokitia (Chipre).
Disposición de las casas a ambos
lados de la calle principal
Fig.21. Khirokitia. Recreación de
la calle, con las viviendas
dispuestas siguiendo su
recorrido
Fig.22. Tablilla con escritura
cuneiforme evolucionada
Fig.23. Evolución de la escritura
sumeria, desde los pictogramas
hasta la escritura cuneiforme, con
su sistema fonético
Fig.24. Escribas asirios. La
escritura se realizaba grabando en
moldes mojados de arcilla, en
forma de placas, co la punta de
una caña hueca
Una vía pública como la de Khirokitia tiene
consecuencias legales y de organización. Al
articular el espacio para el bien común, la persona
asume una doble responsabilidad; el
mantenimiento de este espacio y su preservación
como propiedad pública. La constante reparación
de la calle, según los restos estudiados,
demuestran que la comunidad no era ajena al
deber “cívico”. De la misma manera, mantener su
arteria comunal libre de usurpaciones conllevaba
vigilancia, entendimiento general y madurez
social.
Pero el más extraordinario invento de estas
civilizaciones, en concreto de los Sumerios, fue la
escritura. Tal invención debió realizarse alrededor
del año 3.000 antes de nuestra era. Los textos más
antiguos de Uruk emplean más de 900 signos, la
mayoría de los cuales son ideogramas que
representan palabras. Pero con bastante rapidez
se fue reduciendo el número hasta llegar a la
abstracción que supone inventar signos que solo
representan sonidos. A partir de este momento
nos encontramos en los tiempos históricos y
hemos dejado atrás la prehistoria y la
protohistoria.
Sumer puede ser conocida como la primera
civilización del mundo, despues de los
asentamientos de Jericó y Catalhuyuk. En este
último, la sociedad estaba organizada con cierta
sofisticación, pues la técnica del metal produce
una serie de efectos indirectos en el ambiente
manufacturado de la ciudad. A los oficios
tradicionales comprendidos en el poblado
(cerámica talla en piedra y tejido), el metal añadió
otros que encajaban en el naciente panorama
urbano con sus fábricas y sus puestos de venta.
Incluso lo métodos constructivos son nuevos: se
introduce una estructura previa de postes y
tableros de madera que se recubren
posteriormente con barro, creando planos
horizontales y verticales.
Fig.25. Catal Hüyük. Reconstrucción de un sector y sección constructiva de una vivienda donde se puede
observar los métodos utilizados con tableros de madera y barro
Fig.26. Reconstrucción de la ciudad de Ninive
En Catalhuyuk, la sociedad es más
completa: conviven el cazador, el
agricultor, el especialista en el trabajo
del metal y el comerciante que exporta
al exterior estas manufacturas.
El Imperio Sumerio comenzó como un
conjunto de aldeas cuya actividad era
esencialmente agrícola en el 4.500 a.C.
Estas aldeas fueron evolucionando
hasta convertirse en pequeñas
ciudades estando situadas alrededor de
las orillas de Éufrates y del Tigris, lo que
hoy es el sur de Irak.
Fig.27. Reconstrucción del centro de Babilonia
Fig.28. Ur. Plano esquemático de la ciudad en el segundo milenio a.C.
Fig.29. Ur. Recinto del ziguart
Fig.30. Vista aérea del complejo de las ruinas de Ur-Nammu
Fig.31. Uruk Plano general de la ciudad que muestra la línea de la muralla del tercer milenio
a.C. y la ubicación del núcleo ocupado por el complejo del templo de Eanna. Durante el
periodo de Uruk (aproximadamente de 3500 a 300 a.C.) este conjunto consistía en el
habitual grupo de templos, palacios y edificios administrativos y de almacenamiento.
Fig.32. Uruk. Templo blanco.
Dibujo axonometrico del ziguart
con la planta del templo
Las ciudades Sumerias de comienzos del III
milenio a.C. ya son muy grandes (unas 100
hectáreas) y acogen a varias decenas de miles de
habitantes. Están rodeadas por una muralla y un
foso, que las defienden y las separan. El campo
circundante también ha sido transformado por el
hombre, existe un paisaje artificial de campos,
pastos y frutales rodeados por canales de regadío.
En la ciudad, los templos se distinguen de las casas
comunes por su masa mayor y más elevada. Cada
una de estas ciudades estaba bajo la protección de
una deidad, cuyo templo se erigía como estructura
central de la ciudad. En sus
Fig.33. Ciudad de Hattusa, con el templo dedicado al dios del tiempo. 1400 a.C.
comienzos, el poder político lo poseían los
ciudadanos, hasta que las rivalidades entre
ciudades provocaron la instauración de una
jerarquía real. Ciudades como Eridu, Uruk o
Kish fueron los centros del imperio en
diferentes fases.
El primer asentamiento del subperiodo
antiguo fue Eridu, un puerto de mar en el
Golfo Pérsico. Posteriormente, fue Uruk la
Fig.43. Templo de la ciudad de Hattusa
Fig.35. Plano de la ciudad de Assur
Fig.36. Templos y ziguart de Eridu. Dibujo
de los niveles superpuestos. El templo VII
es el más interesante
Ciudad que adquirió preponderancia,
destacando la construcción de edificios,
monumentales (templos, palacios,
murallas), la acumulación de capital y el uso
de los metales. La ciudad contaba con
45.000 habitantes, convirtiéndola
posiblemente en la mayor ciudad del área.
Las mejoras del riego y los suministros de
materiales hicieron crecer esta ciudad
hasta convertirla en un centro de
intercambio entre Turquía e Irak. En Uruk
los edificios cumplían una doble función, la
cívica y la religiosa, de manera que el
gobernante o líder actuaba a su vez como
representante religioso.
En pleno periodo Sumerio (2.500 al 2.350 a.C.) se
produce una gran rivalidad entre las ciudades
Estado y una creciente división entre estado y
religión. Los edificios monumentales que ahora son
palacios, se oponen en grandeza a los templos. En
la 1a
Dinastía temprana el centro del imperio se
trasladó a Kish. Es la llamada “edad dorada”. La
importancia estratégica de Kish era decisiva, pues
controlaba el tráfico por el rio Éufrates y los
caminos que bajaban por el valle. El título de “Rey
del Kish” fue utilizado en épocas posteriores para
describir a un rey que ostentaba gran poder y
control en la región. En Kish el poder político lo
ejercía el rey, pero no era el responsable religioso.
Aparece la figura del Sumo Sacerdote.
En un sencillo ejercicio de síntesis, podemos
establecer cronológicamente las fases que
vertebrarían las diferentes etapas características de
las ciudades mesopotámicas. En el primer periodo
o de la protoescritura, del 3.500 al 3.000 a.C. las
ciudades mesopotámicas, consecuencia directa del
poblado agrícola, construyen sus murallas y el
templo y el ziguart comienzan a definirse como
piezas arquitectónicas. Hace su aparición el primer
documento escrito. La autoridad política recae en
una asamblea de ciudadanos, rigiéndose como
pequeñas ciudades-estado
.
En el segundo periodo, comprendido entre el 3.000
y el 2.300 a.C. surge el palacio monumental, sede
de la autoridad, que se mantiene en periodos de
paz, y se consolida como una monarquía, primero
electiva y posteriormente hereditaria.
Este periodo es conocido como el de las primeras
Dinastías.
Durante los siguientes siglos hasta el 1.600 A.C. se
produce un crecimiento de estas ciudades, que
adquieren poder hasta convertirse en un imperio.
Se trata del periodo Sumerio tardío.
Por último, el periodo Asirio, desde el 1.350 al 612
a.C. donde las mejores muestras de arquitectura
palaciega se realizan, como el palacio de
Khorsabad.
Fig.37. Templos y ziguart de
Eridu. Fotomontaje de
varios niveles excavados,
desde el ziguart /arriba),
hasta el santuario más
primitivo sobre suelo
virgen
1. Patio
2. Vestíbulo de Entrada
3. Recibidor (Liwan)
4. Capilla Privada
5. Cocina
6. Retrete
7. Escalera
8. Fuente
9. Tienda (?)
Fig.38. Ur, barrio residencial entre el recinto del ziguart y el Puerto Oeste
Fig.39. Ur, numero III de Calle
Alegre. Reconstrucción del patio.
Las ciudades anteriores al periodo de las primeras
Dinastías tenían un tamaño de entre 10.000 y
50.000 habitantes. Se encontraban encerradas por
una muralla y estaban rodeadas de suburbios o
pequeños poblados adscritos a la ciudad. Los
centros monumentales eran el complejo del
ziguart, rodeado por su propia muralla y el palacio
del Rey. Los intersticios de la trama urbana se
rellenaban con una compleja mezcla de
arquitectura residencial y comercial. Entre estos
pequeños edificios encontramos otros templos
menores. Las pequeñas tiendas se incorporaban a
veces a la vivienda, pero la norma era disponer de
edificios y sistemas dedicados de forma exclusiva a
la actividad industrial y comercial que se
distribuían salpicando todos los puntos de la
ciudad
El tráfico por las calles sin pavimentar era en su
mayor parte peatonal. La anchura de las calles,
podría llegar, como caso extremo, a 3 metros,
constituyendo las avenidas principales que
daban acceso a las viviendas de los más
poderosos. La gente más pobre vivía detrás de
estas construcciones, a lo largo de estrechos
callejones. El terreno, escaso por la limitación de
las murallas, se convirtió en algo preciado, y el
alto valor de la propiedad del mismo redujo al
mismo espacio público. Las plazas y los jardines
eran muy escasos.
Las casas se agrupaban en manzanas densas, en
las que los muros medianeros eran comunes. Las
casas nuevas se reedificaban sobre los cimientos
de las viejas, sobre el espacio residual que dejaba
la enmarañada manzana. Los solares no eran de
tamaño ni forma uniforme. La irregularidad era
la norma. En resumen, no existía nada
establecido en la forma de la ciudad. La
morfología arquitectónica cambiada de forma
constante durante la vida de la ciudad, y
transformaba el paisaje urbano de forma
continua, manteniéndose de forma exclusiva la
rígida infraestructura de las murallas y las calles.
Las casas eran en su mayoría de una planta
construidas con materiales latercios. La
distribución solía estar basada en un patio
central alrededor del cual se disponían las
habitaciones. Generalmente no existían
ventanas, por lo que suponemos que tampoco
existía el menor interés de participar en la
arquitectura y en el ambiente de la calle.
La única apertura al exterior, la puerta principal,
recala a un vestíbulo, permitiendo la visión
únicamente de una pared lisa enfrente. El acceso
a la vivienda se resolvía mediante una puerta a
un lado del vestíbulo.
Las clases más ricas, en una ciudad como Ur.
Vivian en casas amplias de 10 o 12 habitaciones,
dispuestas en dos plantas. La planta inferior se
destinaba al alojamiento del servicio,
probablemente esclavos domésticos, y a los
invitados. La familia vivía en la planta superior.
La planta tipo estaba constituida por una
estancia de recepción para invitados, ancha y
poco
Fig.40. Casa con patio en Ur. La casa
unifamiliar, compuesta por un patio
central rodeado de habitaciones
bien organizadas nunca fue
desbancada en Oriente.
Fig.41. Reconstrucción de una
vivienda unifamiliar de dos plantas
en la ciudad de Ur. La planta inferior
estaba ocupada por el servicio,
mientras que la familia ocupaba la
planta superior. En la imagen se
aprecia como las aguas de lluvia
vertían directamente en el interior
del patio.
Fig.42. Casa de Eridu. Reconstrucción
Fig.43. Nippur (Iraq), cerca de 1500
a.C. Dibujo del mapa de la ciudad
realizado sobre una tablilla de arcilla
profunda; en el lado posterior del patio, un
retrete y una escalera que conducía al piso
superior. En una esquina se encontraba la
cocina. El patio tenía cuatro postes de madera
que sustentaban un comedor perimetral en su
parte posterior, que comunicaba las
habitaciones. La decoración domestica tenía
muchas similitudes en las casas árabes
modernas del Occidente Medio.
Un mapa de la ciudad de Nippur nos puede dar
una idea aproximada del aspecto de una
ciudad. En la fotografía se sintetiza el esquema
básico de esta. A la izquierda, la doble línea
representa el rio Éufrates. A lo largo de este
rio, se puede observar el grafismo que
representa la muralla. En su parte media, se
representa un canal indicador del método de
irrigación avanzado y reflejo de una comunidad
organizada. A la derecha del canal, el templo
del Dios que protegía la ciudad, el símbolo más
importante de cuantos hubiere.
Fig.44. Khafaje (Irán). Plantas del templo de Sin. A) Templo II, 3000 a.C. B) Templo V, 2900 a.C. C) Templo
VIII, 2750 a.C.
Fig.45. Khafaje, Templo Oval, cerca de 2650-2350 a.C. Reconstrucción
Fig.46. Khafaje. Reconstrucción del
Templo de Sin. Es el que
corresponde al B) de la figura 44
En esta época, el templo constituye el corazón
de la ciudad mesopotámica. Se creía que el Rey
era un mediador y administrador de la condición
divina. La cosecha se almacena en los terrenos
del templo para ser distribuida entre la
población. El templo era el centro de un sistema
económico bautizado con el nombre de
“socialismo teocrático”. Amurallado, se
convertía en el último baluarte frente a los
ataques enemigos donde la población se
refugiaba en último extremo. Cuando era
tomado el templo, todo había acabado para la
ciudad, y la deidad que la protegía, privada de su
morada, vagaría errante, según afirma una
inscripción, como el pájaro que vuela sin un
lugar donde posarse.
Estos templos poseían dos características
fundamentales: se levantaba sobre una enorme
plataforma llamada ziguart. Al no estar
construida por las densas circunstancias
urbanísticas podía tener una forma libre y
regular.
Fig.47. Planta de los templos superpuestos. A) Templo XVII, 5000 a.C. B) Templo XVI, 4900 a.C. C)
Templo VII, 3800 a.C.
Fig.48. Eridu. Reconstrucción del
Templo VII de la ciudad
Fig.49. Santuario más antiguo
conocido en Eridu, sobre suelo
virgen. De tamaño diminuto
(menos de cuatro metros
cuadrados), pero contiene ya
una mesa de ofrendas central y
un altar en un nicho empotrado.
Estrato XVI, periodo anterior a
Al`Ubaid, quinto milenio
Fig.50. Templo protohistóricos
de Eridu (V milenio a.C.) con
indicación de las plantas
halladas en los niveles XV (azul),
XVI (negro)
El concepto de templo en ziguart se basa en el ascenso
reverencial. La divinidad residía en un recinto sagrado
al final de una serie de secuencias planificadas. En el
complejo del ziguart, la divinidad había sido elevada
sobre la ciudad, entre el cielo de los divino y el mar de
lo cotidiano. En la naturaleza, ese territorio intermedio
está representado por la montaña, habitada por los
hombres en su parte inferior, y donde los dioses en su
cima podían construir su lugar de descanso.
El ziguart fue concebido como sustituto de una
montaña. Los sumerios que invadieron las ciudades de
Mesopotamia habían bajado de las montañas del
norte, probablemente del área próxima al Mar Caspio.
Debieron sentir la necesidad de recrear, la
arquitectura de su tierra de origen en unas llanuras
conquistadas donde la planeidad evitaba cualquier
accidente orográfico. Algunos zigurats fueron
bautizados con nombres como “Casa de la Montaña”,
“Montaña de la Tormenta”, vínculo entre cielo y tierra,
lo que evidencia la relación con este elemento natural.
Podemos clasificar los zigurats en dos tipos: los
anteriores a 3.500 A.C., construidos como santuarios
pequeños e independientes en los poblados agrícolas,
y los templos monumentales encajados en el esquema
urbano, construidos posteriormente.
Los primeros diferían de los urbanos en dos aspectos:
se levantaban sobre una enorme plataforma, y al no
estar sometida a las presiones de la densidad urbana
en su amplio recinto, pudo permitirse construirlos de
forma abierta y regular. Parece que todos ellos
provienen de un arquetipo común. El más antiguo
prototipo del que se tiene noticia es el de Eridu,
considerando como el lugar donde tuvo lugar la
primera monarquía en la historia mesopotámica.
Originalmente se trataba de un recinto rectangular
sustentado por un muro perimetral y unos pilares
interiores. En el exterior se erigían dos mesas para
ofrendas. Este templo evoluciono alargándose y
ubicando dos altares, uno en un extremo y otro en el
centro de la nave. A este espacio se accedía por una
puerta abierta en el extremo opuesto del altar. Este
esquema evolucionó flanqueando la nave central por
habitaciones
secundarias que constituían naves laterales. Las
habitaciones de los ángulos se manifestaban
exteriormente como bastiones salientes. Se establecía
además, un eje transversal. El acceso se producía
siempre por el sureste, mediante una escalera
ceremonial.
El caso del templo urbano era diferente. Dedicado a las
deidades menores, fue construido más cerca del
espacio vital de la ciudad, y los patios de estos templos
urbanos se consolidaron como espacios funcionales, y
el templo se estrechó más con la supresión de una
nave y la rigidizacion de la otra, que paso a constituirse
en la única antecámara del sanctasanctórum. Este
esquema se mantendría incluso cuando la demolición
de las casas de alrededor hubiera permitido ampliarlo.
Uno de los zigurats más representativos, por ser uno de
los mayores en tamaño y mejor concebidos, es el de
Ur-Nammu en la ciudad de Ur. Consistía en una
pirámide escalonada de tres pisos. El núcleo era de
adobe, y los ladrillos cocidos de su fábrica exterior se
revestían con una gruesa capa de betún mortero. El
acceso estaba en la cara noroeste. En este lado, tres
escaleras situadas ortogonalmente convergían en el
camino de entrada del que subía una única escalera
que conducida hasta la puerta del templo. Ninguna de
las líneas del zigurat era recta. Las paredes inclinadas
eran, además, convexas.
Fig.51. Planta del ziguart de
Ur-Nammu
Fig.52. Esquema de las
escaleras del zigurat de Ur-
Nammu
Fig.53. Reconstrucción del zigurat de Ur-Nammu
Fig.54. Vista aérea de las ruinas del Zigurat de Ur-Nammu
Fig.55. Reconstrucción, con
ladrillos, de las escaleras
principales del zigurat de Ur-
Nammu
Fig.56. Axonometría del Zigurat
de Ur
Debemos imaginar un zigurat mesopotámico con
colorido y algo de vegetación.
En Ur, parece evidente que las terrazas altas tenían
árboles plantados formando verdes jardines
colgantes. El color vendría dado por la baldosa.
Una vez se concluía el zigurat y su templo, se
planteaba la cuestión de si el Dios estaría
complacido con él y si residía en él. Para los
habitantes de Mesopotamia, el zigurat siempre fue
una escalera de humilde reverencia, un camino
para ponerse en contacto con el poder
sobrehumano en el que residía su destino. Para los
judíos, que llegaron al escenario de la ciudad de
babilonia con la creencia y la fe puestas en su único
señor Dios, era un sacrilegio. El zigurat de Babilonia
se convirtió para ellos, en la torre de Babel, una
construcción presuntuosa que Dios no tuvo más
remedio que interrumpir. Esta visión es propia de
una religión rival que encuentra en la decadencia
de una cultura las consecuencias de una
comunidad caprichosa.
Pero el zigurat fue perdiendo con el tiempo su
importancia física en beneficio de otros hitos del
tejido urbano, en especial el palacio del rey.
Durante un periodo, el rey vivió en el recinto del
dios, asumiendo el papel de su representante en la
tierra, pudiendo asumir simultáneamente el papel
de sumo sacerdote. Posteriormente, el zigurat se
convirtió en un mero añadido al palacio del rey, que
dominaba completamente el paisaje urbano.
El palacio real se constituye como una elaboración y
un desarrollo complejo de la casa privada. El
principio organizador de un patio central rodeado
de habitantes es el mismo. También lo es el
perímetro estrictamente cerrado con una única
puerta que se abre al exterior, así como el acceso
no axial. Tan solo el tamaño, el programa más
completo y la seguridad del palacio limitan esta
comparación. Los cientos de habitaciones
precisaban luz natural. Las actividades de los
sirvientes y acompañantes debían de estar
independizadas de las dependencias reales, pues la
vida íntima del rey debía estar separada de su
presencia pública.
Con todo esto, el palacio funcionaba como un
microcosmos de la ciudad, con sus murallas,
residencias, tempos, oficinas, escuelas, tiendas,
cuartel, etc. se diferencia de la ciudad en su rigidez,
en su falta de dinamismo vital, su desorden y en su
flexibilidad social. Es una ciudad reglamentada, un
gran rectángulo subdividido ortogonalmente,
reflejo de un hierático código de comportamiento
por parte de sus miles de usuarios.
La degradación mayor del zigurat la podemos
comprobar en Khorsabad, al norte de Niuve y muy
cerca de ella. Fundada por Sargón de Asiria (al que
no hay que confundir con Sargón de Acal), fue
construida como una ciudad-palacio para su familia
y para los funcionarios y personal a su servicio. En
Khorsabad, el palacio real ocupa e
l
Fig.57. Reconstrucción del
zigurat de Babilonia, llamado E-
temen-an-ki (siglo VII a.C.)
Fig.58. Plano esquemático que
representa la relación entre el
zigurat y el palacio real: A) en Ur,
2000 a.C. B) en Assur, 1800 a.C.
C) en Assur, 1200 a.C. D) en
Khorsabad, 700 a.C. El rayado
continuo indica los palacios, el
discontinuo el zigurat
Fig.59. Khorsabad, antigua Du Sharrukin, Iraq. Ciudad asiria fundada por Sargón II (721-702 a.C.)
Fig.60. Khorsabad. Reconstrucción de la ciudadela y palacio de Sargón. Siglo VII a.C.
Fig.61. Khorsabad. Planimetría
general y plano de la
ciudadela, con las casas
señoriales en torno al palacio
del rey
Fig.62.Khorsabad.Reconstrucci
ón
centro de un lado de la plataforma cuadrangular,
inmenso basamiento de ladrillo, pedestal para
ambos, el palacio y la ciudad. La edificación
residencial esta toda ella levantada sobre una
plataforma única. Para conservar la línea vertical de
sus paredes exteriores, fue preciso construir un muro
de piedras o ladrillos cocidos al horno, que hacia la
función de un revestimiento duradero e impedía la
degradación de la arcilla secada por efecto de las
lluvias.
El palacio de Khorsabad, que cubre una superficie de
diez hectáreas y cuenta con un total de 209 salas y
patios, se encuentra ubicado en el centro y junto a la
muralla de la ciudadela. Al entrar, después de
franquear la puerta de los leones alados, se
encuentra el patio principal, alrededor del cual se
distribuyen todas las dependencias. En el fondo, un
segundo patio se abre y agrupa al conjunto de
habitaciones que forman el palacio propiamente
dicho: sala del trono, gineceo, cámaras de recepción,
etc. En la parte posterior se encuentra el zigurat de
siete pisos, con su santuario en lo alto.
Fig.63. Plano de la ciudad de Babilonia
Fig.64. Reconstrucción, de
ciudad de Babilonia en torno
a la guardia de la ciudad
El palacio asirio no tiene aberturas exteriores. Es una
construcción encerrada de sí misma. Las inmensas
murallas lo rodean, aislándolo por completo. La
construcción es una forma de expresión de la fuerza y
el poder real.
Babilonia, la capital de Hammurab, planificada hacia el
año 2.000 a.C. es un gran rectángulo de 2.500 por
1.500 metros, dividido en dos mitades desiguales por
el Éufrates. La muralla que describió Herodoto estaba
formada por dos muros paralelos de ladrillo, de más
de siete metros de anchura y el espacio de doce
metros que las separaba había sido rellenado de tierra
en toda su altura. Además, una torre cada cincuenta
metros reforzaba el recinto. Se ha calculado que
debieron haber unas trescientas cincuenta torres, lo
que constituye la mayor obra de fortificación nunca
vista. Estas cifras dan una idea de la gran ciudad que
protegía esta inmensa muralla.
Fig.65. Planta del palacio real de Babilonia
Toda la ciudad, no solo los templos y palacios,
aparece trazada con regularidad geométrica. Las
calles son rectas y con una longitud constante. Las
murallas están cortadas en ángulo recto. Desaparece
la distinción entre monumentos y las zonas habitadas
por gentes comunes; la ciudad está compuesta por
una serie de recintos; los más exteriores abiertos a
todos, y los más interiores, reservados a los
sacerdotes y al rey. Las casas privadas reproducen en
menor escala la forma de los templos y de los
palacios, con patios interiores y muros escalonados.
Una ciudad como Babilonia debía ser casi
incomprensible para la mentalidad Griega, ya que el
mismo Aristóteles nos dice que nos es una ciudad
todo aquello que puede encerrarse dentro de unos
muros, porque, de querer, se podría construir muro
alrededor del todo el Peloponesio. Tal sucede, dice
Aristóteles, en aquellas cuya circunscripción encierra
más bien una nación que una ciudad, como Babilonia,
de la que se dice que a los tres días de ser tomada
una parte de la ciudad, la otra no se había enterado
de nada.
Fig.66. Babilonia. Vista aérea
de las ruinas de la antigua
ciudad, de la zona que
corresponde con el plano de la
figura 65
Fig.67. Recreación de la Torre de Babel
Fig.68. Peter Brueghel. La Torre de Babel,
1563
El aplació de Babilonia era una verdadera
ciudad que Nabucodonosor no ceso de
engrandecer hasta el final de su reinado.
La avenida procesional que atravesaba
Babilonia hasta el gran zigurat, se iniciaba en
la puerta de Ishtar, enorme fortificación con
muros de doce metros flanqueados por
torres cuadradas. Sobre esta avenida
procesional, daba fachada principal al
palacio de Nabucodonosor, allí se abría el
vestíbulo, con sus salas de guardia, que
comunicaba con el primero de sus tres
grandes patios, el último de los cuales venía
a ser una antesala del salón
del trono. Esta era la cámara mayor del
gigantesco edificio y medía 52 metros
de largo por 17 de ancho. Sus paredes
tenían un espesor de 6 metros y se
cubría con una bóveda. Al final de la
avenida procesional, se encontraba el
zigurat de Babilonia o “Torre de Babel”,
llamada en las inscripciones E-temer-
an-ki (casa de los cimientos del cielo y
la tierra). Se componía de una torre
escalonada de siete pisos, coronada por
un templo situado en la cima, a 90
metros de altura. Cuando Herodoto
visito Babilonia hacia al año 458 antes
de nuestra era, hizo una descripción tan
detallada de la torre que cabe suponer
que aun se encontraba en perfecto
estado.
Fig.69. Jardines colgantes de Babilonia
Fig.70. Recreación de los Jardines colgantes de
Babilonia
CAPÍTULO 4
EGIPTO
EL Egipto antiguo es un inmenso Oasis que se
extiende a lo largo del rio Nilo sobre una longitud
de dos mil kilómetros. A ambos lados de esta cinta
verde fecundada por la aguas del rio, se extiende el
desierto. Como en Mesopotamia, la historia
comienza con la vida del poblado agrícola y
ganadera, transformando en el tiempo el territorio
en sofisticados asentamientos fluviales basados en
el control de la irrigación.
Los poblados neolíticos a orillas del Nilo se
agruparon con el tiempo en dos grandes estados:
Bajo Egipto, que abarcaba el área del delta hasta las
cercanías de Menfis, y el Alto Egipto, que se
extendía desde Menfis hasta Asuán. Cada uno de
estos estados tenía su gobierno propio y su propia
capital. En el Bajo Egipto, la ciudad de Pe y la ciudad
de Nekhen (Hieracompolis) en el Alto Egipto.
Fig.1. Casa de Dyehutinefer. Tebas
oeste, XVIII Dinastía, reinado de
Amenofis II, hacia 1410 a.C.; pintura
sobre revoco
Fig.2. Mapa de Egipto antiguo
Fig.3. Caravana asiática. Tumba de Khnumhotep II. XII Dinastía, hacia 1880 a.C. Pintura sobre caliza
revocada. En la pared norte de la tumba se ha plasmado un acontecimiento especial: la llegada de una
caravana de asiáticos trayendo al monarca maquillaje para los ojos. Para el dueño de la tumba
constituye un acontecimiento importante y festivo, hasta tal punto que se ha registrado la fecha del
mismo, el sexto año del reinado del faraón Seostris II
Fig.4.Ceramica de marga pintada.
Segunda mitad del IV milenio a.C.
Vasijas esféricas y con forma de
tonel, con asa perforadas
Fig.5. Artesanos y escenas de
mercado. Saqqara, pared sur de la
sala de ofrendas en la tumba de Ti;
finales de la V Dinastía, hacia 2400
a.C. Los artesanos retratados
trabajaban en casi todas las
especialidades; escultores,
metalúrgicos, joyeros, carpinteros y
talabartero. En el registro inferior
se reproduce el comercio en el
mercado. Este se desarrolla
exclusivamente a base de trueque y
solo tiene importancia a nivel local
No resulta fácil establecer como era el sistema
político bajo el cual vivían los egipcios
predinásticos. De cualquier forma, sus
comunidades tendían a la autosuficiencia y
estaban relativamente aisladas. Esta cultura,
esencialmente africana, recibió importantes
influencias y aportaciones desde Asia, de manera
que se convirtieron en decisivas innovaciones. La
introducción del cobre en sustitución del sílex,
junto con las nuevas técnicas de construcción y
ornamentación fueron algunas de ellas. Estas
influencias se produjeron principalmente a través
de los intercambios culturales con el
Mediterráneo Oriental. Del próximo Oriente
llegaron nuevas gentes y con ellas, la agricultura,
nuevas técnicas y el urbanismo. Es indiscutible
que se produjo un auge político, económico y
social en el que se sentaron las bases de lo que
sería la posterior cultura nilota: la escritura
jeroglífica, la organización social y política, las
grandes obras monumentales y de utilidad
pública, así como los cultos básicos religiosos.
Mientras, las aldeas fueron creciendo, y se
convirtieron en ciudades, y las comarcas, bien
delimitas, en pequeños reinos. “La transición al
Egipto Histórico se hará de forma progresiva a
partir de entonces”, escribe Martin Walker. Al
tiempo seguiría la invención de la escritura,
aunque muy rudimentaria. Aunque la idea
pudiera proceder de Mesopotamia, el sistema
jeroglífico egipcio es muy diferente al cuneiforme
mesopotámico.
Fig.6. Jeroglíficos pintados sobre un sarcófago del Imperio Medio
La división territorial más pequeña vigente en la
fase predinástica era el “nomo”, que se
configuraba como un territorio limitado, en cuyo
centro principal (una ciudad) se realizaban las
elementales transacciones comerciales. Allí se
ubicaba el templo o templos del Dios o Dioses
locales y el palacio del regulo o “nomarca”. Todo
ello acabaría acelerando el proceso
fundamentado en la ciudad cultural.
Al principio del periodo histórico en el que se
desarrollo la escritura, el rey Menes de Alto
Egipto invadió el norte y unifico el país, hecho
este que, según Spiro Kostof “causo profunda
conmoción en la memoria colectiva del pueblo
de la región y que se convirtió en el punto clave
del simbolismo político, y por tanto, también
arquitectónico”.
El soberano egipcio ha conquistado los pueblos
precedentes y ha absorbido los poderes mágicos
de las divinidades locales. No es el representante
de un Dios, sino que el mismo es el Dios, que
asegura la fecundidad de la tierra y en especial la
gran inundación del Nilo, que se produce de una
forma regular en un periodo determinado del
año.
De este modo, el faraón tiene un dominio
preeminente sobre todo el país, y recibe un
excedente de productos mucho mayor que el de
los reyes asiáticos.
Fig.7. Inspección del ganado.
Saqqara, tumba del visir Ptahhtep,
finales de la V Dinastía, hacia 2350
a.C. Los animales destinados al
sacrificio proceden de las
propiedades del titular de la tumba,
y el recuento se hace en presencia
suya
Fig.8. Poblado de trabajadores de
Deir el Medina. Este es uno de los
enclaves del antiguo Egipto mas
importantes para conocer como
vivían las comunidades de
trabajadores
Fig. 9. El pueblo de Deir-el-
Medina, junto a Tebas.
Planimetría
La unificación y el establecimiento de la capital en
Menfis podemos situarlo cronológicamente hacia el
3.000 a.C. En este periodo se desarrollaron
imponentes ejemplos de arquitectura en piedra
como Sakarat y Gizeh. Este periodo es el llamado
Periodo Arcaico o Trinita, hasta el 2.600 a.C.
A continuación, el imperio Antiguo, hasta el 2.150
a.C. y está marcado por la consolidación de la
monarquía absoluto. En el Imperio Medio (hasta el
1.570.9 se restaura el poder central posteriormente
a un decaimiento del mismo. En este periodo el
poder era compartido por gobernadores
provinciales o “monarcas” y por el clero de las
principales deidades. Con la expulsión de una
invasión extranjera, los hicsos, hacia el 1.600 y
hasta el 1.300 a.C. se abre el periodo que mejores
muestras de arquitectura monumental ha dado, el
Imperio Nuevo. La expulsión de los invasores inicio
una nueva política de conquistas, hasta llegar a
incluir gran parte del Sudan y someter territorios de
Palestina y Siria.
Fig.10. Poblado de trabajadores Deir-el-Medina, Tebas oeste. En esta fotografía se pueden
reconocer claramente solidas construcciones de las viviendas (cocinas, escaleras), así como los
restos de las basas de piedra que destacan por su color claro, sobre las que se asentaban
columnas de madera, que sustentaban los techos planos.
La actitud optimista de los egipcios hacia el
más allá muestra su don especial para
desestimar, o por lo menos iluminar, el
lado oscuro del destino humano. La vida en
la tierra era solo un comienzo. La muerte,
una estación en el camino, un puente hacia
una vida eterna y maravillosa.
El comienzo de la arquitectura en piedra
esta inseparablemente unido al concepto
del Ka, especie de fuerza vital que emana
desde el Dios hasta su hijo el Rey. El rey era
el único mortal poseedor de esta fuerza
cósmica y divina, pero podía dispensarla a
sus súbditos. El deseo de continuación
externa de la existencia terrenal hallo su
expresión en la arquitectura en piedra,
puesto que solamente este material
proporcionaba un receptáculo
indestructible para la Ka.
Fig.11. Vivienda de trabajador en Deir-el-
Medina. La ilustración muestra la primera
dependencia con el altar domestico
empotrado; a la derecha el paso a la sala
principal
Fig.12. Alojamiento de obreros en el Valle
de los Reyes. Tebas oeste. Dinastía 1525-
1070 a.C. Por la distancia entre el lugar de
trabajo y su residencia, Deir el- Medina, a
camino entre ambos se erigieron estos
precarios alojamientos
Fig.13. Complejo de Zoser en Saqqara. Al sur se halla el gran patio ceremonial,
al este el patio del Heb-Sed, al norte otro patio ante el edificio del palacio
Fig.14. Sakarat, complejo funerario del rey Zoser, Tercera Dinastía, cerca de 2860 a.C. Vista oblicua y
plano parcial
Fig.15. Gizet, el grupo de pirámides: arriba plano general, en el centro, plano detallado del complejo de
Kefren, con el templo mortuorio, la calzada, el templo de Harmakhis contiguo; abajo: sección de las
pirámides de Keops
Fig.16. Grupo de pirámides con sus templos, en la orilla del Nilo, de los faraones de la quinta dinastía, en
Abusir. Reconstrucción
Fig.17.Seccion de la pirámide de Keops. Pirámides de Keops, Kefren y Micerinos
Fig.18. Pirámides de Keops,
Kefren y Micerinos
Fig.19. Reconstrucción
seccionada de la pirámide de
Keops
Fig.20. Elefantina, vista aérea
de las excavaciones. Hacia el
centro de la imagen se aprecia
el gran rectángulo del patio del
templo de Khnum, erigido en el
Periodo Ptolemaico
En cierta medida, todo estaba relacionado con el eje
del Nilo. Este constituía la columna vertebral que
garantizaba la supervivencia del país. Unía las
poblaciones, transportaba materiales y alimentos. La
calma majestuosa del rio y la fiable periodicidad de
su comportamiento debían ocultar tras de sí un
orden establecido, eterno. No es extraño que los
egipcios de la antigüedad estuvieran absolutamente
convencidos en la creencia de una inestabilidad
imperturbable, a una visión del mundo en que la
muerte no era un final, sino meramente un paso a
otra región donde la vida continuaba de idéntica
forma a la que se había desarrollado hasta entonces.
El Nilo seguía periódicamente con sus crecidas; el
faraón seguía teniendo su condición y el campesino
la suya. Por ello las tumbas se construían para durar
toda una eternidad, y asegurar la morada
permanente para sus espíritus.
Aquí encontramos una clara diferencia con la cultura
mesopotámica. Cuando murió el rey Ur-Nammu,
hubo dolor y lagrimas por todo el territorio. Las
murallas quedaron inacabadas; el nuevo palacio
estaba impuro; su mujer quedó atrás y no pudo
volver a apretarla contra su pecho nunca más. El
libro de los muerto egipcios consideraba la muerte
de muy distinta manera, con gran optimismo frente
a la nueva fase, recibiendo todo cuanto había cobre
la tierra, congratulándose por haber alcanzado una
vida màs plena, mas rica, más cerca de los dioses.
Uno de los mayores triunfos de la civilización egipcia
consistió en separar la piedra de la roca y hacer de
ella un material de construcción no superado hasta
ahora. La elección de un material tan duro, que
exigía mucho trabajo y una gran destreza para darle
la forma deseada, se basaba directamente en las
convicciones religiosas egipcias.
La piedra, el material menos perecedero, estaba al
principio reservado para los muertos, negándole su
uso a los vivos durante mucho tiempo. Sus
cualidades duraderas hicieron de ella un material
ideal para edificar lugares de reposo para lso
difuntos siendo la tumba la que dio origen a la
primera arquitectura en piedra.
Fig.21. Pirámide escalonada. Sección transversal este-oeste. El alto grado de experimentación es
evidente, yendo desde la primera mastaba, con su hondo pozo colocado simétricamente, hasta la
pirámide de cuatro y luego de seis escalones, haciéndose el pozo progresivamente más excéntrico. El
salto definitivo desde la pirámide de cuatro escalones exigió la mayor audacia
Con estos medios, construye obras públicas,
ciudades, templos dedicados a las divinidades
locales y nacionales, pero sobre todo su tumba
monumental, que simboliza su supervivencia
más allá de la muerte y garantiza, con la
conservación de su cuerpo, la continuidad de su
poder en beneficio de la comunidad.
La relación del faraón con Ra era íntima: era la
de un hijo con su padre. Al final del Imperio
Antiguo ambos estaban completamente
identificados el uno con el otro. El principal
centro de culto a Ra era Heliópolis, justamente
al norte de Menfis, y la reliquia más sagrada de
su templo en aquel lugar era la pirámide o
piedra cónica, el “benben”, que simboliza el
primer montículo donde se reveló por primera
vez el dios Sol durante la creación. La conclusión
de que las pirámides representaban a aquel
montículo cuya cima era el lugar del descanso
del sol es evidente.
Fig.22. Pirámide escalonada de
Zoser
Fig.23. Pirámide de Seostris III. XII
Dinastía, hacia 1850 a.C. Fue la
primera en ser construida toda con
adobes, aunque posteriormente fue
revestida con piedra caliza
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  • 3. Juan Cano Forrat INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DEL URBANISMO
  • 4. Cano, Juan Introducción a la historia del urbanismo / Juan Cano Forrat. --México: Limusa, 2008 245 p. : il,; 23 x 17 cm. ISBN -13: 978-968-18-7159-8. Rústica. 1. Urbanismo – Historia Dewey: 711 ǀ 22 /C2271 LC: NA9090 EDICION ORIGINAL PUBLICADA POR ©UNIVERSIDAD POLITECNICA DE VALENCIA EDICION AUTORIZADA PARA SU VENTA EN EL CONTINENTE AMERICANO. PROHIBIDA SU VENTA EN ESPAÑA. 84-9705-424-5 LA PRESENTACION Y DISPOSICION EN CONJUNTO DE INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBANISMO SON PROPIEDAD DEL EDITOR. NINGUNA PARTE DE ESTA OBRA PUEDE SER REPRODUCIDA O TRANSMITIDA MEDIANTE NINGUN SISTEMA O METODO, ELECTRONICO O MECANICO (INCLUYENDO EL FOTOCOPIADO, LA GRABACION O CUALQUIER SISTEMA DE RECUPERACION Y ALMACENAMIENTO DE INFORMACION), SIN CONSENTIMIENTO POR ESCRITO DEL EDITOR. DERECHOS RESERVADOS: ©2008. EDITORIAL LIMUSA, S.A. DE C.V. GRUPO NORIEGA EDITORES BALDERAS 95, MÉXICO, D.F. C.P. 06040 51 30 0700  5512 2903  limusa@noriega.com.mx www.noriega.com.mx CANIEM NÚM. 121 PRIMERA EDICION HECHO EN MÉXICO ISBN- 13: 978-968-18-7159-8
  • 5. A Maite, mi razón de ser. A Juan y Patricia, mis más hermosas ilusiones.
  • 6. ÍNDICE CAPÍTULOS: 1. INTRODUCCIÓN...................................................................................3 2. EL MUNDO PREHISTÓRICO …………………………………………………….…….9 3. MESOPOTAMIA………………………………………………………………………..….29 4. EGIPTO………………………………………………………………………………………...65 5. LAS CIUDADES DEL MAR EGEO…………………………………………………..83 6. LA CIUDAD GRIEGA…………………………………………………………………..101 7. LA CIUDAD ROMANA……………………………………………………………….119 8. LA CIUDAD ISLÁMICA……………………………………………….……………...135 9. LA CIUDAD MEDIEVAL…………………………………………………………...…147 10.LA CIUDAD DEL RENACIMIENTO……………………………………….….….169 11.LAS CIUDADES COLONIALES EN AMERICA……………………….….…..195 12.LA CIUDAD BARROCA…………………………………………………………..….209 BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………………...……239
  • 8. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra ciudad como: “Espacio geográfico, cuya población, general, numerosa, se dedica en su mayor parte a actividades no agrícolas”. Esta definición por oposición a lo rural, cuanto menos es muy imprecisa. La ciudad es un hecho físico que se debe estudiar de forma objetiva para leerla como el texto que nos permite comprender el contexto. La ciudad es la más comprehensiva de las obras del hombre. Como dijo Walt Whitman “lo reúne todo y nada que se refiera al hombre le es ajeno”. El devenir de la historia de la humanidad ha acontecido, por lo general, en el entorno de una ciudad. La literatura ha tenido casi siempre una ciudad como telón de fondo. Las mejores descripciones de Paris se las debemos a Balzac, y las de Madrid a Galdós. Para Aristóteles, ciudadano de una ciudad es aquel que tiene la facultad de intervenir en las funciones deliberativas o judiciales de la misma, y ciudad en general, el número total de estos ciudadanos que bastan para la suficiencia de la vida. Esta definición corresponde a un concepto político de ciudad, en el que el propio estado es la ciudad, y la ciudad es el estado. Para Ortega y Gasset, “la ciudad es un ensayo de secesión que hace el hombre para vivir fuera y frente al cosmos, tomando de él porciones selectas y acotadas”. La diferencia radical entre ciudad y naturaleza es la base de su definición, considerando a la ciudad como una creación abstracta y artificial del hombre. La ciudad se ha ido formando y conformando paulatinamente al correr de la historia. “Sucede un acontecimiento político y el rostro de una ciudad tomara nuevas arrugas” (Spengler) o bien: los gestos de una ciudad representan la historia psíquica de una cultura. Una vez que la ciudad se ha implantado en el terreno propicio, implantación o fundación que en la antigüedad tenía un carácter litúrgico y equivalía a transformar el nuevo solar en Tierra patrum (patria), la naturaleza humana va trazando las líneas de la nueva estructura, en un proceso vital en el que se halla implicado un circulo de costumbres, tradiciones, sentimientos, actitudes y características de una determinada colectividad. Pero es más: estas estructuras que han ido conformándose a través de este proceso, acaban por constituir ellas una segunda naturaleza: es decir, estas estructuras reobran a su vez sobre los habitantes, que se encuentran con una realidad exterior con la que ya tendrían que contar. Walter Benjamín, en 1935 escribe “Habitar significa dejar huellas”. Esta realidad física que produce cualquier modificación, a su vez contribuye a reproducir modificaciones posteriores siendo mediadora de estas. Al igual que Ortega y Gasset define al hombre como una realidad vital, trasladado este concepto al área más vasta de lo colectivo en la que se mueve la ciudad, definiríamos esta como realidad histórica, es decir, esa última instancia no es ni puede ser otra cosa que la historia. La ciudad, en última instancia, es un ser histórico. Según Carlo Aymonino, hasta el momento actual, se h identificado históricamente mediante el término “ciudad” un proceso continuo en el desarrollo de los asentamientos urbanos socialmente organizados que parte, aproximadamente, de determinadas experiencias de la sociedad griega y se prolonga hasta la expansión mundial de las formas sociales anglosajonas. INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO 07
  • 9. Pero la ciudad –según el sociólogo americano Robert E. Park- es algo más que una serie de calles, edificios, plazas…… es más un estado de la mente (a state of mind). Es un ente construido desde el pensamiento de la colectividad. En un aspecto estético, Aldo Rossi concibe la ciudad como una arquitectura, en sentido positivo, como una creación inseparable de la vida civil y de la sociedad en la que se manifiesta; ella es, por su naturaleza, colectiva. Así como los primeros hombres se construyeron su hábitat para morar en él y en estas construcciones tendían a conseguir un ambiente más favorable y cómodo para su vida, en ese microcosmos artificial, igualmente construían según una intencionalidad estética. Iniciaron la arquitectura al mismo tiempo que el primer trazo de la ciudad; la arquitectura es, según Rossi, connatural a la formación de la civilización y un hecho permanente, universal y necesario. Pero, por otra parte, la ciudad siempre ha sido, y será, por la índole de su esencia, artísticamente fragmentaria, tumultuosa e inacabada. No encontramos en ellas esa forma definitiva y perfecta que ansía el sentimiento estético. Por eso toda ciudad es, estéticamente hablando, una frustración. Como manifestación artística, esta insatisfacción por la ciudad imperfecta se produce porque este fenómeno artístico se halla supeditado a la pulsación histórica. El constante cambio de ésta, bien sea por evolución o salto, no permite que se produzca el equilibrio requerido en toda creación estética. En síntesis, podía decirse que la ciudad participa del espíritu artístico, sin llegar a ser, sin embargo, una obra de arte. La ciudad no siempre ha existido, sino que ha comenzado en un determinado momento de la evolución social del hombre, cuando ha aparecido la necesidad de agruparse por motivo específico, y puede transformarse en cualquier momento debido a una necesidad histórica, no natural, dependiendo de la misma evolución social que provocó la génesis de éstas. La única manera de explicar el significado de las ciudades es describirlas cronológicamente, justificándolas en función de sus circunstancias físicas, sociales, culturales, religiosas, a las que necesariamente están asociadas, en una relación de dependencia e interacción. La historia del arte penetra con su mirada más profundamente que la historia general, pues las fuentes de aquellas vienen dadas por la cosa misma. Las construcciones, el hábitat urbano que aún subsiste, contribuyen al acontecer artístico. Las vistas de antiguas ciudades amplían nuestros conocimientos en cuanto que nos permiten ver con los ojos situaciones pretéritas. La tradición gráfica informa con mayor precisión acerca de la génesis histórica de las construcciones, acerca de su rango estético, ideológico y semántico. De entre los objetos temáticos de la historia del arte, las ciudades y grupos monumentales individualizados ocupan un solo lugar destacado en cuanto que en ellos se estratifican fases o momentos estilísticos. Solo las ciudades ideales se deberían construir siguiendo un estilo único. Las ciudades vivas siempre se han renovado. Cada una de las épocas de su historia se convirtió en arquitectura. Se enriquece, se complementa, se modifica. Es como un construir y un reconstruir constantes. Todo 08
  • 10. cuanto podemos llegar a conocer acerca de estos procesos a través de las fuentes subordinadas tiene que ser confirmado por la contemplación directa como transmisora de una realidad más exacta. A lo largo del siglo XX, la ciudad occidental ha sufrido una profunda transformación, acelerada en los últimos decenios de crecimiento económico y desarrollo tecnológico. Estamos asistiendo, como escribe Ramón López de Lucio, a la desaparición de la ciudad clásica: de sus paisajes, formas de vida, valores reconocibles y también a sus inconvenientes. La ciudad densa, compacta y continua es todavía nuestra referencia cultural básica, debido a la fuerza y la dimensión que tienen los cascos históricos construidos hasta la mitad del siglo XX. 09 INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
  • 11. CAPÍTULO 2 EL MUNDO PREHISTÓRICO
  • 12. Los restos más antiguos del homo sapiens datan de hace algo menos de dos millones de años, de los cuales casi la totalidad pertenecen a la cultura paleolítica, a excepcion de los últimos 10.000 años, que corresponden al Neolítico y a la Historia escrita. La cultura paleolítica parece estar basada en una simple economía de subsistencia a partir de la recolección de raíces y frutos, la pesca, el carroñeo, la caza menor y más tardíamente la caza mayor. Como cualquier otro animal, el hombre debía aprender a subsistir mediante la explotación del medio ambiente que le rodeaba. El hombre era sobrepasado por los demás animales en cuestiones de importancia vital. Especies más fuertes, más agiles, más resistentes, eran enemigos naturales a los que debía enfrentarse. Fig. 1 En Lazaret (Niza), se encontró una cabaña en el interior de una cueva que fue utilizada por cazadores recolectores del Achelense. Tenía 11 por 3,5 m de ancho, planta rectangular, y se encontraba apoyada en una pared rocosa. Tuvo una estructura de pilotes de madera unidos con cuerda o tiras de cuero y una cubierta de pieles de animales que eran fijadas al suelo mediante piedras, que aún seguían alineadas cuando se excavo. Fig. 2 Mapa de Europa Occidental, con las localizaciones de la Edad de Piedra. 11 INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
  • 13. Fig. 3. Instrumento para moler trigo Fig. 4. Punta de flecha y reconstrucción del Fig. 5. Hoja de hacha hecha de piedra pulimentada y reconstrucción de la misma La inteligencia, que diferenciaba a estos homo sapiens del resto de los animales fue lo que permitió a éste subsistir y procrear, evitando su extinción. Los desarrollos tecnológicos que se asocian a esta etapa del hombre primitivo son: la tecnología lítica (hachas de sílex o cuarzo), la de la protección térmica (cobijo, calefacción, abrigo) la cual fue decisiva si consideramos que sobrevivió a varios periodos glaciares en los que los casquetes polares ocupaban casi la mitad de la tierra firme (30% de la superficie del globo), la del dominio del fuego para la calefacción, defensa ataque y procesado de alimentos. Esta asociación de los desarrollos tecnológicos que confirman como una realidad la inteligencia del hombre del paleolítico se han realizado de manera intuitiva, pues son desconocidos de manera directa. Los sistemas de caza, el tipo de alimentación, la manufactura de los útiles domésticos son deducciones a partir de los restos encontrados por los arqueólogos. Pero uno de los hechos que el prehistoriador puede intuir con mayor dificultad son las formas de vida social. Nada se sabe en cuanto a los aspectos sexuales, matrimonio, etc. para los comienzos de la sociedad humana, cabe pensar en grupos familiares que formaban parte hordas o bandas más o menos numerosas. La densidad de la poblacion debió ser muy variable según las épocas y lugares, pero basándose en la estimación del espacio ocupando en determinados yacimientos, se pueden suponer que la mayoría de grupos estarían compuestos por unas 40 ò 60 personas aunque en determinados yacimientos pudieron haber pasado del centenar. Aunque en ciertas épocas es posible que se reunieran 50 o más personas en un grupo o clan, el hombre del Paleolítico Superior debió vivir en pequeños grupos de dos o tres núcleos familiares interrelacionados entre sí. En general esta es la idea más aceptada ya que se trata de una unidad social capaz de mantenerse y subsistir con los alimentos conseguidos en una zona. CAPITULO 7. LA CIUDAD ROMANA 12
  • 14. Fig. 6 Skara Brae (Escocia). Asentamiento del tercer milenio a.C. Planta. En 1850 una gran tormenta descubrió el asentamiento neolítico. Todas las casas tienen un diseño parecido, guardando la intimidad familiar. Sus muros están hechos de piedras arenosas. Se piensa que los habitantes de Skara Brae vivían así intentando protegerse, posiblemente, de tormentas como la que permitió su descubrimiento. Al tratarse de núcleos familiares tan cercanos, se cree que en determinados momentos debían de relacionarse con otros grupos, ya fuera en encuentros casuales o preestablecidos donde intercambiarían ideas, productos y escogerían pareja. Estos grupos mantenían su cohesión impulsados por sus propias necesidades. Posiblemente existieran uniones entre hombres y mujeres más o menos estables aunque no necesariamente de carácter monógamo. Es posible también que cada grupo dispusiese de un jefe o cabecilla, que decidiera los lugares de asentamiento o los desplazamientos estacionales, dirigiera la caza y se relacionara con los jefes de otros grupos. En los periodos de frio intenso se verían obligados a permanecer y habitar en las cuevas, lo que condicionaba el número de componentes del grupo. Por el contrario, en épocas interglaciares, con mejores posibilidades de subsistencia, los grupos podían ser más numerosos, facilitando las labores de caza y subsistencia. Fig. 7. Terra Amata (Francia). Cabaña histórica cerca del 400.000 a.C. Reconstrucción Fig. 8. Skara Brae. Interior de la casa 1 INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
  • 15. Fig. 9. Skara Brae. Vista aérea Fig. 10. Skara Brae. Interior de una vivienda. El vestidor fue colocado opuesto a la entrada para una mayor privacidad Fig. 11. Ggantija (Malta). Interior, vista oblicua; reconstrucción. Se trata de dos templos megalíticos prehistórico separados: el templo sur (3600 a.C.) y el templo norte, el más pequeño (3000 a.C.), descubiertos en 182. Originariamente tenían tejado y estaban pintados. La habitación, generalmente en cuevas y abrigos, en especial en la parte que recibía luz del exterior, se completaba con toscos muros de protección en la entrada. En ocasiones, la vivienda de los cazadores consistía en la utilización y aprovechamiento de depresiones ovales, que se enlazan con ramas, pieles y tierra. Muchas veces estas viviendas parecen haber tenido un carácter estacional en contraposición a las cuevas habitadas en los inviernos de las glaciaciones. En definitiva, el hábitat del hombre Paleolítico se puede definir como una modificación superficial del ambiente natural, cuyo objeto lo encontramos en la necesidad de refugiarse de un ambiente hostil en el que el hombre empezaba a moverse. La distribución de los objetos de uso y los deshechos alrededor del núcleo del hogar indica un conjunto unitario, que podemos reconocer de manera simple y legible y que podemos denominar “la habitación primitiva”. Estas son las conjeturas que describen de forma objetiva el escenario del hombre paleolítico. Pero además de las funciones estrictamente practicas asociadas a la supervivencia, pueden intuirse otras de índole superior, como las asociadas a la supervivencia, pueden intuirse otras de índole superior, como las asociadas a la religión y la muerte, que vinculan al hombre del paleolítico con un orden supraintelectual, que provoca una serie de actuaciones subjetivas relacionadas con la magia, el más allá o los misterios de la vida. Pese a los elementos de inicio para determinar la religiosidad del hombre del Paleolítico son escasos, en los enterramientos encontramos una serie de datos que nos hacen deducir todas estas cuestiones. Los animales no entierran a sus congéneres muertos. Este acto es exclusivo del hombre que tiene un concepto de la muerte y de la existencia de algo, después de ella. Durante el Paleolítico Superior se espolvoreaba al muerto con sustancias minerales de color rojo que sin duda debía tener un profundo
  • 16. significado que desconocemos en la actualidad. También se enterraba al difunto con objetos como armas, adornos o útiles. En ocasiones se ataba a los cadáveres para evitar (esta es una posible interpretación) que se levantase y volviese al mundo de los vivos. Todos estos hallazgos nos hacen deducir que cuando las facultades intelectuales de los hombres del Paleolítico Superior hubieron alcanzado el nivel necesario para concebir conceptos abstractos, es cuando el hombre comienza a plantearse la posibilidad de que exista algo más que lo tangible, algo más que lo real, algo que no se ve. La aparición de la religión, en su sentido más básico, estaría dentro del horizonte que los psicólogos denominarían “pensamiento prelógico”. Pensemos en la importancia que el sueño puede tener en la religión o incluso en una estructura social. Mediante al sueño, el hombre puede ponerse en contacto con otras realidades de su cultura. El sueño es una realidad humana, y por tanto, una realidad de hace 30.000 años. El sueño abre un mundo distinto al hombre primitivo. Lo inmaterial se convierte en material mientras soñamos. Las facultades más escondidas y profundas del hombre se activan durante el sueño. Es cuando por primera vez el hombre primitivo toma contacto con lo que más se parece a su espíritu. Este espíritu viaja por nuestra mente y se pone en contacto con el pasado, el presente y el futuro. Esta realidad extracorporal pudo producir el nacimiento de una religión. Taylor opinaba que para los primitivos los sueños eran la prueba de que el espíritu podía separarse del cuerpo y moverse por sí mismo, y que una interacción de orden más o menos mágico existía entre un ser viviente y su imagen realizada por el hombre. Fig. 12. Ggantija. Vista del templo norte Fig. 13. Ggantija (Malta). Complejo del templo, tercer milenio a.C. Fases imaginarias de su desarrollo: A) Fase inicial, gran templo del sur; B) Fase del gran templo, con dos cámaras curvas añadidas al este; C) El templo menor añadido al núcleo original; D) Planta final con el patio central INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
  • 17. Fig. 14. Mapa de Asia Occidental, 8000-700 a.C. Fig. 15. Poblado indio de Florida, grabado de Teodoro de Bry hacia 1590 d.C. Para estas gentes, la diferencia entre el sueño y la muerte era prácticamente inexistente, sin saber cuál era la diferencia entre ambas. La esperanza de que ese sueño eterno se interrumpiera y que la persona enterrada se despertara, pudo ser el origen de toda suerte de creencias que se traducen en la disposición y contenido de las sepulturas. Dejando ya la etapa paleolítica superior, comenzamos a encontrar los primeros intentos arquitectónicos en el próximo Oriente, al final de la época epipaleolitica (14.000-10.000 a.C.). En esta evolución pueden distinguirse tres fases principales, cada una de ellas marcada por innovaciones técnicas (nuevos materiales, nuevos procedimientos de construcción), maneras diferentes de utilizar el espacio individual en la casa o de concebir el espacio colectivo en la aldea. El próximo Oriente se constituye como un lugar privilegiado donde se ha podido recopilar suficiente información como para desarrollar algunas teorías. Es en el periodo entre 14.000 y 3.700 a.C. cuando se produce lo que podemos llamar “revolución neolítica”.
  • 18. En las sociedades neolíticas el nucleó al que llamamos “habitación primitiva” ya no es tan solo un refugio en la naturaleza, sino un trozo de naturaleza transformado de acuerdo con un “proyecto humano”. Comprende los terrenos que se cultivan para producir alimentos, y no solo para apropiarse de ellos; los refugios de los hombres y de los animales, los depósitos de los animales, los depósitos de los alimentos producidos para toda la estación, los lugares para guardar los utensilios de cultivo, de defensa y culto. Actualmente, existen sociedades que viven en una economía y unas instalaciones neolíticas. Sus problemas poseen estructuras similares. Pertenecen a una historia diversa que transcurre al margen y de forma paralela a los pueblos civilizados. Es el caso de algunas tribus africanas y americanas cuyas necesidades se han mantenido invariables a los largo de la historia y, por tanto, no ha existido motivo alguno para provocar su desarrollo. Figs. 16-17. Poblados contemporáneos en Camerún (África) Fig. 18. Khirokitia (Chipre). Asentamiento neolítico cerca de 5500 a.C. Plano INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
  • 19. Fig. 19. Khirokitia. “Plaza” del poblado La ciudad, lugar de asentamiento adecuado y privilegiado, sede de la autoridad, nace del poblado. No es una cuestión de tamaño, sino de la aparición del excedente del producto. Esto es, cuando se produce más de lo que se necesita estrictamente para la supervivencia, y los servicios ya no están a cargo de las personas que cultivan la tierra o cuidan del ganado, sino de otras que no tienen esta obligación, y que son mantenidas por las primeras. Fig. 20. Sittard (Holanda). Asentamiento prehistórico, quinto milenio a.C. Detalle del plano de excavación mostrando los huecos de los postes y zanjas de las largas casas de madera.
  • 20. De esta manera, surge el contraste entre dos grupos sociales, dominantes y subalternos. Las industrias y los servicios pueden desarrollarse a partir de este momento por medio de la especialización. La sociedad se convierte en capaz de desenvolverse y de proyectar su evolución. Empieza la aventura de la “civilización”, con la ciudad como centro motor de esta evolución. Este salto decisivo comienza cuando el cultivo de cereales y árboles frutales en los fértiles terrenos húmedos produce cosechas excepcionales, y puede extenderse mediante la canalización y la irrigación de una mayor parte del terreno. Una parte de los víveres puede ser acumulada por medio de intercambios y grandes obras colectivas. Empieza así la espiral de la nueva economía: el aumento de la producción agrícola, la concentración de excedentes en las ciudades y también el aumento de la población y de productos que asegura el dominio técnico y militar de la ciudad sobre el campo. Fig. 21. Casa en el poblado neolítico de Hacilar, en Turquía; hacia 5000 a.C. Cada casa comprende un amplio espacio sostenido por columnas de madera y dividido por tabiques ligeros. La escalera de la derecha conduce a un piso superior, destinado quizá a buhardilla o veranda. Fig. 22. Plano del poblado neolítico de Halistatt (Alemania) INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
  • 21. Pero antes de dar paso a desarrollos más profundos, entremos a describir la vivienda y los núcleos de población del hombre neolítico. Las primeras casas redondas se presentan como un abrigo de plano circular de 4-5 metros, cavado en la pendiente arenosa de una colonia. Su pared interior, de unos 40 cm de espesor, estaba revestida de piedras, posiblemente para evitar se desprendimiento. Otras piedras mezcladas con guijarros tapizaban el suelo formando un enlosado. Para la cubierta puede suponerse el empleo de materiales ligeros (madera, ramas, pieles, etc.). El modo de vida de las poblaciones que conciben este tipo de viviendas en aun paleolítico, se trata de cazadores, recolectores acostumbrados a desplazamientos temporales o estacionales. La presencia de piedras-morteros, ruedas de molino y pilones aboga a favor de la transformación del modo de vida nómada en sedentario. Desde un punto de vista tecnológico, las ambiciones son limitadas. No solamente por el hecho de utilizar materiales muy restringidos, sino que la forma circular del hábitat corresponde a la incapacidad de realizar la unión de dos paredes perpendiculares. A partir del 8.000 a.C. las viviendas comienzan a construirse en superficie, no semienterradas. A la piedra y la madera se le añade la tierra, que modelada, refuerza la base de los muros. Pero sobre todo, la innovación se nos presenta en el abandono del hábitat molecular, esto es, se comienza a realizar una división funcional del interior del espacio. Unos muretes bajos (50-70 cm) construidos con adobe sobre una armadura de piedras o ramas dispuestas horizontalmente, delimitan células de desigual importancia. El dormitorio principal, la cocina con el hogar, los almacenes, son piezas cuyas dimensiones se encuentran adecuadas a su uso. Fig. 23. En el poblado vivían más de cien personas. Se trata de una arquitectura doméstica. Aquí no se entiende el urbanismo como la disposición de los asentamientos en un plano, sino de individuos asentados en un lugar rodeados de una muralla Fig. 24. Catal Hüyük (Turquía). Recreación. La villa tuvo una población de entre 5000 a 6000 habitantes y fue construida cerca de 6800 a.C. Creció rápidamente y no tardo en convertirse en un poblado rico y próspero. Sus casas estaban construidas tan juntas que se debía entrar en cada una de ellas mediante un agujero en la azotea
  • 22. En la arquitectura del plano circular, las piezas no pueden añadirse indefinidamente unas a otras por simple yuxtaposición, contrariamente a las combinaciones simples que ofrecen los planos rectangulares o cuadrados. So pena de desaparecer, la arquitectura se encontraba pues, “condenada” a evolucionar. Esta evaluación tiene lugar entre 8.000 y 7.000 años a.C. En la primera mitad del octavo milenio asistimos en el valle del Éufrates a una modificación del sistema de subsistencia. Se evoluciona del estado de cazadores- recolectores al de agricultores. La revolución neolítica da el paso del plano circular al rectangular. En esta fase, los materiales siguen siendo básicamente piedra, tierra y madera y solamente varían sus combinaciones. La tierra se utiliza en forma de ladrillos moldeados, con frecuencia de grandes dimensiones secados al sol. El uso de elementos perpendiculares facilita la construcción de muros rectilíneos, y sobre todo, la unión de sus ángulos. Estos ladrillos sin cocer descansan por regla general cobre muretes de piedra que impiden que la humedad ascienda desde el suelo y destruya los cerramientos. También se emplean nuevos materiales: la cal y el yeso cocidos en horno son utilizados como revestimiento de paredes y suelos gracias a sus propiedades aislantes e impermeabilizantes. El plano de la casa es sencillo: se trata, en algunos casos, de viviendas monocelulares en la que la pieza única es multifuncional, y otras, de viviendas pluricelulares compuestas, por regla general, de una gran pieza que sirve para la habitación y para la recepción, subordinando las demás piezas más pequeñas a esta, y utilizándolas como espacios de almacenamiento. La división también se produce en la dimensión vertical, es decir, en dos niveles. El esquema suele ser siempre el mismo: el nivel superior es el habitable y el inferior es de almacenamiento. Fig. 25. Catal Hüyük (Turquía). Asentamiento neolítico, séptimo milenio a.C. Reconstrucción del área residencial Fig. 26. Casa tipo en Catal Hüyük. El acceso a los interiores se realizaba por una escalera de madera situada en un lado de las azoteas, que eran planas. Las casas eran construidas de adobe y tenían varias habitaciones. El cuarto principal contuvo bancos y plataformas para sentarse y dormir INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
  • 23. Fig. 27. La “Venus de Laussel” (Francia). Relieve prehistórico tallado en roca, cerca de 18000 a.C. Con el tiempo, se pasa de un hábitat aislado a un conjunto aglutinado de viviendas, literalmente adosados unas contra otras, presentando un conglomerado uniforme, sin diferencias entre unas y otras viviendas. A mediados del VI milenio se produce un nuevo cambio, una nueva concepción de la arquitectura. La evolución del plano rectangular conduce a una nueva modificación decisiva del espacio domestico que se manifiesta por una mayor complejidad de lo construido. Esta complejidad soluciona el inconveniente que presentaba el plano simple en cuanto a la circulación. Con anterioridad, la comunicación entre las piezas tenía que producirse desde el exterior. En el plano rectangular complejo, la comunicación y l relación entre las piezas se produce desde el interior. Ya no se trata de yuxtaponer los elementos simples, sino de concebir un sistema complejo en el que cada elemento ocupa una situación y una función determinada. Este sistema implica, como es lógico, una concepción previa, y no una simple adición progresiva de piezas alrededor del núcleo original. Fig.28. Avebury (Inglaterra). Circulo neolítico del tercer milenio a.C.
  • 24. Esta nueva concepción del hábitat implica también un aumento del número de piezas, y se manifiesta en el mayor tamaño de estas, en la mayor superficie construida del conjunto. La existencia, con formas diferentes, de una nueva concepción arquitectónica del espacio domestico individual va acompañada de una modificación de la organización colectiva del hábitat. En esta época se observan los primeros indicios de una “jerarquización” arquitectónica de la aldea o poblado. Junto con las casas encontramos otros edificios, que se distinguen por el tamaño y la decoración. Es obvio que esta jerarquización constructiva obedece a una jerarquización social. Es curioso observar que este tipo de construcciones distintas de las demás comienzan a aparecer en las sociedades agrícolas que por primera vez practican el riego. La práctica del riego implica un progreso en el ejercicio de la autoridad y la aparición de los arbitrajes, lo cual apoya la teoría de esta modificación en la organización social. Esta nueva organización social no solamente se manifestaba en la organización de la aldea o de las viviendas, sino que también tenía su repercusión lógica en las construcciones sagradas. El cambio decisivo que acompaño a la creación de los dioses inmortales con formas humanas fue su traslado al cosmos. Esta transposición tiene un significado fundamental para el ulterior desarrollo del pensamiento religioso, siendo el punto de partida de todos los sistemas religiosos posteriores, con su creciente énfasis sobre lo trascendental. En cierto sentido, la religión de las numerosas civilizaciones arcaicas representa una etapa de transición. La deidad está todavía, en alguna medida, unida a la tierra: puede fijarse residencia temporalmente en moradas creadas para ella. Las figuras que representan aspectos de las creencias religiosas del paleolítico, no son representaciones de dioses inmortales, sino más bien símbolos que representan la fertilidad, la abundancia, la fortuna en las labores de caza, y, en definitiva, todo aquello que asegure la supervivencia mediante la obtención de las necesidades básicas para el hombre. Fig.29. Dolmen de Piedra Gentil, en Vallgorguina (Barcelona). Los monumentos megalíticos en Cataluña no alcanzan proporciones gigantescas, sino modestas; son, sin embargo, numerosos y datan generalmente de comienzos de la Edad de Bronce Fig.30. Cueva de la Menga en Antequera (Málaga), hacia el tercer milenio a.C. Es una galería sostenida por inmensos pilares. Solo la cámara funeraria, formada por 8 INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL URBNISMO
  • 25. losas gigantescas, mide 25 m de largo por 6.5 m de ancho, siendo su altura de 3.30 m Fig.31. Taula del santuario de Talati de Dalt (Mahon). Uno de los más notables monumentos de la cultura balear de la Edad de Bronce. Las “taules” son grandes losas de unos 3 por 4 metros que descansan sobre otra formando una T. A veces se requieren un contrafuerte. Suele haber solo una en cada poblado. Fig.32. Henges es una palabra inglesa que se refiere s los recintos ceremoniales desarrollados en el tercer milenio a.C. por su similitud al famoso Stonehenge. Son de forma circular, elipsoidal u oval y están delimitados por bloques de piedra o postes de madera. Los más antiguos son de aproximadamente 3300 años a.C. Es en el neolítico cuando estos símbolos se convierten en deidades, despegándose de todo aquello que los unía a la tierra. La inmortalidad, la no corporeidad, o lo que es lo mismo, la inmaterialidad, lo cósmico, y en definitiva, lo que no tenía explicación para el hombre, le llevaron a crear toda una serie de ritos y construcciones sagradas, con el objeto de invocar a aquello que estaba por encima de la vida en la tierra y que se suponía que decidía la suerte de todo lo referente a la vida terrenal. No solamente se inicia la búsqueda y adoración de estos seres superiores dioses para solicitar su clemencia a la hora de garantizarles lo básico para su supervivencia; un significado mucho más importante, y la preocupación del hombre por la muerte le hace plantearse toda una serie de cuestiones que le llevan a buscar las respuestas en lo intangible. Las sepulturas megalíticas son un claro exponente de la importancia que este hecho suponía para el hombre neolítico. Las piedras hincadas o mehires. Los alineamientos, composiciones a base de los megalitos y círculos no estaban concebidos para encerrar un espacio, al contrario que la tumbas. Los menhires eran objetos libres en medio del espacio. Su altura y volumen los hacían visibles a distancia e invitaban a acercarse a ellos. Pueden caracterizarse estas piezas como focos direccionales representando el primer ejemplo de principio organizativo del espacio. Además, los menhires se configuraban como ejes rotacionales, no favoreciendo ningún punto de vista frente a otro. Las estatuas u obeliscos ubicados en el centro de nuestras plazas contemporáneas siguen el mismo principio.
  • 26. Fig.33. Carnac, en Morbihan (Francia), alineamientos de piedras, tercer milenio a.C. Vista aérea Las alineaciones de megalitos ya jerarquizan una dirección y subordinan el conjunto a esta. Permiten la experiencia arquitectónica intermedia entre cerramiento y apertura, vacío y lleno, muro y hueco, plano y espacio ilimitado. Son el precedente conceptual de las columnas clásicas. Las tumbas, al contrario que las construcciones anteriores fueron concebidas como espacios cerrados. La forma básica, aunque no la más común, es una simple cámara en forma de caja construida por varios bloques de piedra verticales a modo de paredes, con una losa más o menos plana como cubierta. Esta construcción es la que se denomina Dolmen. Fig.34. Alineamientos de Carnac en Morbihan (Francia). Agrupan varios miles de menhires dispuestos paralelamente en una extensión fabulosa, que cubre más de un kilómetro en línea recta
  • 27. Fig.35. Stonehenge, planta de las cuatro fases de construcción: A) Stonehenge I, 2750 a.C. B) Stonehenge II, finales del tercer milenio a.C. C) Stonehenge III D) Stonehenge IV, cerca de 1500 a.C. Fig.36. Stonehenge, Salisbury (Inglaterra), cerca de 2750-1500 a.C. Vista aérea El principio no difiere del de la construcción de los castillos de naipes, solo que cada pieza pesa muchas toneladas, y para levantarlas se requiere un gran esfuerzo colectivo. Esto da una idea de la importancia de la religión en las comunidades neolíticas, evidenciando ésta en su realización organizativa. Stonehenge, el más famoso de los monumentos neolíticos, es un templo consagrado al culto solar. El propósito de su construcción no era el de comunicarse son poderes del interior de la tierra, sino el reconocimiento y celebración de los acontecimientos celestes. Este conjunto posee una serie de refinamientos que hoy en día todavía nos asombran. La estructura
  • 28. Fig.37. El santuario de Stonehenge fue levantado en honor del Sol porque la estructura en forma de herradura está orientada de mantera que su eje coincide exactamente con el punto en que sale el Sol el día más largo del año. Fue construido a base de dos tipos de piedras principal representa un baile ceremonial de piedras. Una persona en pie, en el centro del circulo blanco, y durante la mañana del solsticio de verano, el día más largo del año, y mirando en dirección a la llamada piedra del Tacón, vería salir el sol ligeramente a la izquierda de este impresionante bloque, en el eje con la abertura. Pero no es este el único objetivo de esta colosal construcción. Este conjunto encerró las más altas implicaciones cósmicas. Era un observatorio al aire libre donde podían predecirse son asombrosa precisión toda una amplia gama de fenómenos astrológicos. El sentido profundo del momento no lo encontramos en su función científica, sino sobre todo en su ritual. Este es el que humaniza este enorme calendario de piedra. Un reciente estudio se refiere a él como un auténtico “computador neolítico”. Según esta teoría, los 56 agujeros perimetrales pueden estar relacionados con los 56 días de diferencia entre cinco años solares y cinco años lunares. El segundo circulo de 59 Fig.38. Planta y reconstrucción, en su estado original, del conjunto megalítico de Stonehenge, Salisbury (Inglaterra)
  • 29. Fig.39. Detalle del santuario de Stonehenge. Construcción megalítica cuya plata combina formas circulares y de herradura. El círculo exterior mide 100 m d diámetro agujeros puede estar relacionado con los 59 días de dos meses lunares. Las 19 piedras azules de la herradura, con el cielo de 19 años de luna, crucial para la predicción de los eclipses y así sucesivamente. Pero esta función no exigía la elección de piedras azules para la herradura ni arsénicas grises, ni su transporte desde grande distancias. Stonehenge, era más bien una estructura para celebrar los acontecimientos celestiales, y no solamente un método para predecirlos. Era un centro sagrado de la comunidad que lo uso. El megalítico pasa a ser arquitectura donde se consigue ser, por un breve instante, (un eclipse, un espectacular amanecer) una persona más grande que lo que es en su vida diaria.
  • 31. Las primeras civilizaciones de la era histórica, pasadas ya las fases oscuras de la prehistoria y la protohistoria, aparecen en los fértiles valles del Nilo, del Tigris, del Éufrates y del Indo. En el mismo momento histórico, estaban existiendo distintos conceptos de comunidad en dos partes del mundo bien distintas. Mientras Europa se encontraba completamente inmersa en la cultura neolítica, durante el segundo milenio antes de Cristo, circunscrita una economía basada en la piedra, en el Oriente Próximo existían culturas contemporáneas que sabían trabajar el metal, organizar industrialmente la producción de alimentos y guardar testimonios escritos de su cultura, su economía y su religión. Dejaron atrás su pasado neolítico mucho antes que Europa y llegaron a consolidar una civilización avanzada técnica y materialmente, con todo lo que supone en el campo de las conquistas sociales. Con estas dos culturas letradas, Egipto y Mesopotamia, se dice que comienza propiamente la historia, como algo sustancialmente distinto de la prehistoria, de la Edad de Piedra, donde no existen testimonios escritos. Fig.1. Relieve que representa el rey de Ur con sus funcionarios y su familia (III milenio a.C.) Fundador de la dinastía que reinara por casi dos siglos en Lagash, el rey Ur-Nanshe conmemoraba sus construcciones. La urbanización pronto se extendió hasta el norte, la alta Mesopotamia, área de lluvias abundantes. Ciudades como Ninive, Tepe Gawra, Mari y Susa muestran conexiones son las ciudades meridionales Fig.2. Mapa de las principales estaciones arqueológicas exploradas en Mesopotamia
  • 32. Fig.3. Relieve que representa a un esclavo sirviendo a su señor, hallado en la ciudad de Ur. En las ciudades mesopotámicas existen distintos niveles sociales. En la parte alta estaban los más poderosos gobernantes, oficiales y soldados. El segundo nivel lo ocupaban los comerciantes, profesores obreros y artesanos. En la parte más baja de la escala estaban los esclavos que eran capturados durante batallas. Fig.4. Estandarte de Ur. Monumento en forma de con representaciones en sus muchas caras, a base de un mosaico de marfil. Esta cara, la de la guerra ofrece la primera representación perfecta de un combate con carros de guerra. La narración empieza por el régimen inferior los órganos comienzan y acaban arrastrándolo al galope. En el registro intermedio los vencedores con casco y manto reúnen a los prisioneros que presentan luego al rey (en el registro superior) Fig.5. Cara de la paz del Estandarte de Ur. En el registro inferior, los criados transportan a palacio los diversos manjares para el festín que ha de celebrar la victoria. En el registro superior, el rey no lleva ya su ataúd de guerra, sino el “kaunakes” y, copa en mano, escucha con sus invitados el concierto que le ofrece la cantante acompañada por el arpista. Tradicionalmente, se ha asociado a Mesopotamia la formación de las primeras ciudades como concepto social y material, concretamente a la región del sur de Mesopotamia, Sumer, a principios del cuarto milenio A.C. Si los monumentos en piedra eran la respuesta arquitectónica a la gran revolución del Neolítico, la confirmación del entramado que llamamos ciudad, corresponde a la revolución urbana, un hito de decisiva importancia en los esquemas y del desarrollo de la especie humana. Mesopotamia comprende una región fértil, abundantemente regada en su parte inferior por los cursos fluviales, donde se produjo rápidamente la sedentarización de los pueblos nómadas, que se convirtieron en agricultores y con ello se encontraron en condiciones de iniciar el desarrollo de una civilización. La revolución urbana a la que nos referimos es distinta a la revolución neolítica. Aunque la agricultura y la ganadería continuaron siendo las principales formas de subsistencia, incluso considerando que ni siquiera el comercio surgiera exclusivamente de las ciudades, los desarrollos y avances tecnológicos en estas labores sí que supusieron una auténtica revolución, basada en la eficacia y en la organización. La agricultura y el comercio se intensificaron y organizaron dentro de una economía urbana: la primera, mediante la introducción de las técnicas de la irrigación, el barbecho y el uso de los abonos con el único objeto de conseguir un excedente de alimentos con el que poder comerciar; el segundo, ampliando sus productos hasta incluir, además de la cerámica y las piedras preciosas y semipreciosas, los metales necesarios para la nueva tecnología urbana. Recientes descubrimientos arqueológicos nos han demostrado que las ciudades mesopotámicas surgieron mucho antes del cuarto milenio a.C. Hace 9.000 años, Jericó era una ciudad que contaba con varios cientos de habitantes.
  • 33. De la misma época data la ciudad de Çatal Hüyük al sur de Antolia, asentamiento Neolítico con una superficie de 13 hectáreas, con santuarios y barrios de oficios especializados, con un inteligente trazado urbano, y con una producción de pinturas al fresco, tejidos, objetos de hueso y cobre, que demuestra lo avanzado de su civilización. La esencia de las ciudades urbanas en este periodo residía en tres propiedades: población, recursos productivos y ambición. La ciudad debía ser compacta y variada, y el futuro de este conjunto de circunstancias solo podía asegurarse mediante una defensa suficientemente fuerte y un progreso y desarrollo agresivos. La ciudad suponía una población concentrada, aunque el campo disperso fuese su fuente de riqueza. El excedente de la producción aseguraba una forma de vida estable para afrontar e comportamiento inestable de la naturaleza, y también suponía una forma de obtener, por medio de la importación, lo que la ciudad no disponía y necesitaba. La ciudad de Oriente Próximo demostró que no podía ser autosuficiente, mientras que el poblado Neolítico si lo era. Los ciudadanos se organizaron de manera que pudiese cubrir todas las necesidades básicas de los que la ciudad era deficitaria. La población se dividió en grupos especializados. Además de los agricultores, los más numerosos, unos aprendieron a luchar, otros a construir, otros a tejer. Hubo especialistas en los oficios del hierro y el metal, así como sacerdotes y comerciantes. De la especialización laboral vino la estratificación social. Algunos grupos administraron el territorio urbano que se extendía mucho más allá de los límites de la ciudad, controlando las principales fuentes de producción. Estos grupos llegaron a imponer su dominio sobre el resto. Por debajo de ellos, los ciudadanos no eran todos de una misma clase social. Algunos trabajos tenían menos prestigio que otros. El rico mantenía una ventaja absoluta sobre los menos favorecidos en la escala social. La ciudad requería del concepto de unidad, con objeto de dotar de sentido y funcionamiento a la versatilidad que le era propia. Los poderosos comenzaron a diseñar sus escenarios para que Fig.6. Canales de irrigación usados para la agricultura Fig.7. Estela de Ur-Nammu (2113- 2096 a.C.) En la parte superior, el rey está orando ante una deidad entronizada. En el siguiente registro, el rey lleva, sobre sus espaldas instrumentos para la construcción, asistido por un sacerdote y guiado por el dios. En la parte inferior ha comenzado la construcción del templo de Ur. En la otra escena casi destruida, solo queda una escalera.
  • 34. Fig.8. Carro de combate neohitita siglo VIII a.C. Fig.9. El centro de cada ciudad de Mesopotamia era dominado por un conjunto de templos, destacando el ziguart o torre de grados. El templo era dedicado al culto y a ofrendas a los dioses, generalmente una personificación de fuerzas mágicas que permitían el nacimiento de la vegetación, la siembra y la recolecta para supervivencia de los hombres Impresionaran sus rivales. Estos escenarios debían de ser una escala y nivel de grandeza que manifestara de forma inequívoca su poder. Esta manifestación se realizó mediante la Arquitectura, quizás la forma más fácil y universal de obtener este efecto. Los ricos debían tener residencias cuya amplitud y lujo indicaran claramente su posición. Al mismo tiempo, la ciudad necesitaba de un tejido que contuviera a la numerosa poblacion, y que sustentara estas superestructuras dominantes. Los dioses protegían a los ciudadanos, independientemente de su condición social, y los templos daban solemnidad a los actos de fe. Las murallas expresaban el miedo y la fuerza de un destino común. En estas circunstancias, los excedentes se encontraban concentrados en manos de los gobernadores de las ciudades, representantes de los dioses locales. Administran estas riquezas acumulando recursos alimenticios para toda la poblacion, fabricando los instrumentos para el trabajo y para la guerra, registrando las informaciones y los números que regulan la vida de la comunidad. Esta organización deja huellas sobre el terreno; los canales que distribuyen el agua en las tierras abonadas y que permiten el transporte, las murallas que señalan los límites de la ciudad, y la defienden de sus enemigos, los templos de sus dioses, etc. Tan pronto como llegó a concentrarse en un solo hombre el dominio sobre los demás y sobre los medios de producción se produjo un cambio: el deseo de construir comenzó a orientarse en el sentido de erigir volúmenes macizos situados libremente en el espacio. La manifestación más grandiosa del deseo de colocar un volumen enorme en el espacio son el ziguart y la pirámide. Su construcción maciza alcanzo dimensiones desconocidas anteriormente. Ambas son la expresión de un poder dirigente dominante y el símbolo del contacto establecido con las sobrehumanas El ziguart, como elemento característico y ordenador de los espacios mesopotámicos, aparece dentro de la ciudad de los vivientes como templo o altar sobre una torre escalonada, siendo accesible hasta su cúspide. Dedicado normalmente al dios al
  • 35. que pertenecía la ciudad, formaba parte del organismo urbano. Aunque se realizaba dentro de un patio interior amurallado y con un antepatio, pertenecía a la ciudad y estaba integrado en su vida. El palacio real, la residencia sacerdotal y en general, los edificios públicos más importantes estaban ubicados muy próximos a él. Hasta la mitad del III milenio a.C. las ciudades de Mesopotamia forman estados independientes, que luchan entre sí para repartirse la llanura regada por los dos ríos, ya completamente colonizada. Se fundan los primeros imperios estables. Las consecuencias de esto son: 1. la fundación de nuevas ciudades residenciales, en las que la estructura dominante no es el templo, sino el palacio del rey. 2. La ampliación de algunas ciudades, que se convierten en capitales de un imperio, en donde se concentran no solo el poder político sino el tráfico y las instalaciones de un mundo engrandecido. A la sombra de las gigantescas construcciones de templos y palacios se apiñaba la ciudad, en condiciones físicas y morales de evidente subordinación. La construcción, no solo de ciudades, sino también de los templos, se realizaba con elementos latercios, adobe y ladrillo secado al sol y, en contados casos, de ladrillo cocido. Si nos han quedado restos de los palacios que nos permiten su reconstrucción, ha sido por la solidez y la riqueza constructiva, pero no por una diferencia substancial de materiales. No hay que olvidar que en la gran llanura Mesopotámica no había piedra ni madera, solo la arcilla transportada por los ríos. Leemos en el génesis: “y utilizaron ladrillo Fig.10. Reconstrucción del ziguart de Ur- Nammu Fig.11. Un ziguart tal y como se representa en un relieve asirio del palacio de Asurbanipal en Nínive, siglo VII a.C. Fig.12. Sección de un ziguart genérico
  • 36. Fig.13. Babilonia. Reconstrucción de la Puerta de Ishtar Fig.14. Ziguart de Ur-Nammu. Vista noreste de sus ruinas. Fue erigido en honor al dios Nanna. En el ziguart mejor conservado de todos los de Mesopotamia y ha sido parcialmente reconstruido. Esta fotografía corresponde a su estado antes de la reconstrucción en vez de piedra (secado al sol en su mayor parte)”. Este hecho explica que los milenios transcurridos desde entonces hayan transformado las ciudades en esos montículos informes llamados tells. Una de las ciudades más antiguas de las que tenemos referencias es la ciudad de Jericó. Hoy día, lo que queda de la antigua ciudad es tan solo un gran montículo cerca del conglomerado de la ciudad actual, en la orilla izquierda del Jordán. Jericó no es una sola ciudad, sino una serie de ellas reedificadas sobre los restos consecuencia de la destrucción de la anterior. Esta fidelidad al origen de la ciudad será una constante a lo largo de la historia. Una y otra vez, hasta nuestros días, las ciudades arrasadas por invasiones o desastres naturales han sido reedificadas sobre sus propias ruinas o cenizas, siendo totalmente conscientes de su vulnerabilidad futura. Esta obstinación viene justificada por razones de tradición, además de mantener las ventajas que propiciaron su primera ocupación. En el caso de Jericó, esta ventaja era una fuente de agua fresca, que ahora brota en el lugar llamado Fuente de Elisha. El valor vital de este manantial, en medio del desierto del Mar Muerto es evidente. En este lugar, se habían instalado previamente los cazadores nómadas, esperando que sus presas fueran a beber. Estos cazadores abandonaron el nomadismo y se sedentarizaron, estableciendo primero sus tiendas, para más tarde construir su hábitat con primitivas pero solidas casas abovedadas de adobe, con un porche de entrada y paredes curvas (plano circular), probablemente a semejanza de las tiendas de caza. El suelo estaba excavado a un nivel inferior que el del terreno, y se accedía a esta cota por medio de escaleras de madera. Debajo yacían enterrados los muertos.
  • 37. El asentamiento cubría aproximadamente 3 hectáreas, y por tanto debió inusualmente populoso. Una vez que alcanzo su extensión óptima, el recinto fue cercado por una gran muralla defensiva construida en mampostería ciclópea que protegió a la población y a su bien más preciado, el manantial, durante más de mil años. En torno al 6.500 a.C., esta fortaleza neolítica peligrosamente situada entre las tribus nómadas del Este y las fértiles llanuras de Palestina fue invadida. Las casas eran entonces rectangulares (plano rectangular), con esquinas ligeramente redondeadas. Estaban organizadas alrededor de sus patios, donde se cocinaba. Cada casa se componía de varias habitaciones comunicadas por anchos vanos. Entre las casas había varios edificios para el culto. El material utilizado en la construcción era la tierra, pues la poca piedra que existía se reservaba para la defensa en las fortificaciones y para la base de las cimentaciones. El barro se moldeaba mediante la técnica llamada “cob”, que consistía en apilar una masa de barro con paja, cañas, hojas, etc., para que le sirvan de armado, formando una pared, o mediante la técnica del “pisé”, que consistía en aprisionar el barro sobre un encofrado móvil mojándolo in situ, creando fajas de muro que iban creciendo capa sobre capa. Pero finalmente la técnica del ladrillo secado al sol y aparejado con una especie de mortero fue la que más implantación tuvo, por la facilidad de manejo y la consecuencia de encofrado o los elementos similares. Jericó se nos muestra como una autentica ciudad, donde se atisban los primeros esbozos del urbanismo, en función de su importante población, su muro defensivo y su entramado de casas. La irrigación supuso el establecimiento de planes y controles estrictos para el reparto Fig.15. Jericó, perfil de las murallas y zonas excavadas. La fecha más temprana que se ha podido obtener hasta ahora por el carbono-14 se remonta aproximadamente al año 9000 a.C. para lo que supone fue una especie de santuario fundado por cazadores mesolíticos que más tarde iba a hacer posible el cultivo de regadío en el valle del Jordán, que en Jericó está situado a unos 275 metros por encima del nivel del mar Fig.16. Jericó (Israel). Muralla mostrando la suposición de estratos, cerca de 7000 a.C. en adelante
  • 38. Fig.17. Jericó, muralla y torre. Sección y vista en perspectiva Fig.18. Jericó, torre construida contra la muralla del agua, así como la invención y desarrollo de mecanismos para su distribución requiere un código de comportamiento aprobado por la comunidad. Su fortalecimiento será confiando, antes o despues, a algún consejo gobernante con poderes de licencia o sanción. Todo ello supera el contrato social de un simple poblado. En el viejo testamento, en el capítulo 6 de Josué se relata la historia de la invasión de la ciudad de Jericó por los israelitas despues de deambular por el desierto durante 40 años en busca de la tierra prometida. Según cuenta la biblia, los israelitas marcharon alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días, y en el séptimo marcharon a su alrededor siete veces. En la séptima vuelta, los sacerdotes hicieron sonar sus trompetas la gente grito y las murallas de Jericó se derrumbaron. La Biblia continúa relatando que cuando cayeron los muros de Jericó los israelitas atacaron la ciudad y le prendieron fuego. Actualmente, las excavaciones arqueológicas nos han permitido deducir la evidencia de una gran destrucción por el fuego. Kathleen Kenyon escribió en su informe: “la destrucción fue completa; las paredes y pisos estaban teñidos de negro o se enrojecieron por el fuego…. En la mayoría de los cuartos las ruinas caídas estaban completamente quemadas”. ¿Qué ocasiono que las sólidas murallas de Jericó se derrumbasen? La explicación más lógica es un terremoto. Pero la naturaleza de aquel terremoto fue tan inusual, que la destrucción fue casi total. Golpeo de tal manera este seísmo que permitió que una porción de la muralla norte quedara en pie. La casa de Rahab se localizó, como es lógico, en el lado norte de la ciudad. Ella era la ramera de Canaán que escondió a los espías israelitas.
  • 39. La biblia indica que su casa estaba construida contra la pared de la ciudad. Cuenta que la casa de Rahab fue salvada milagrosamente mientras el resto quedó destruido. Esto es exactamente lo que los arqueólogos encontraron. La pared del lado norte de la ciudad quedo en pie junto con un grupo de casas construidas contra ella. Curiosamente, un elemento básico del urbanismo no existía en la ciudad de Jericó. Nos referimos a la calle. Las viviendas o hábitats se comunicaban al parecer por medio de patios y de los espacios intersticiales que quedaban entre las construcciones. La primera calle de la historia del urbanismo que conocemos aparece en la ciudad de Khirokitia, un asentamiento el sexto milenio a.C. situado en la cima de una colina al sur de Chipre. Esta calle discurre colina arriba desde la orilla sur del rio, atraviesa el asentamiento y desciende, una vez superando este, colina abajo hacia la orilla norte del rio. La composición de este asentamiento era justamente la opuesta a la ciudad de Jericó. Esta era una ciudad cerrada por sus murallas, las cuales establecían un límite de crecimiento. En Khirokitia el asentamiento es abierto, las casas se amontonaban a ambos lados de la calle principal, vertebrando el conjunto. A intervalos regulares, mas rampas de piedra conducían a las casas estableciendo una red de caminos secundarios. No existía ningún muro de cerramiento, ni, por tanto, ningún compromiso de tamaño fijo. El crecimiento era lineal. No dependía arquitectónicamente de nada más que de la extensión de la calle principal. La calle principal de Khirokitia tenía su sentido práctico; construida en piedra caliza contenía la erosión y facilitaba el acceso a ambas partes del rio, del que obtenían cantos rodados para la construcción de sus viviendas, así como el sustento que les proporcionaba la pesca. Pero además de esta razón práctica, la calle implicaba también un sentido de diseño para sus pobladores, que les llevaba a ordenar, mediante un eje central, lo que de otra manera hubiera sido una amalgama de casas. Los vecinos vivían calle arriba o calle abajo. Sentándose en los umbrales de las casas podían ver pasar a sus vecinos y saludarlos. Fig.19. Calle de Ur, con esquina en redondeo, hacia 2000 a.C. Fig.20. Khirokitia (Chipre). Disposición de las casas a ambos lados de la calle principal Fig.21. Khirokitia. Recreación de la calle, con las viviendas dispuestas siguiendo su recorrido
  • 40. Fig.22. Tablilla con escritura cuneiforme evolucionada Fig.23. Evolución de la escritura sumeria, desde los pictogramas hasta la escritura cuneiforme, con su sistema fonético Fig.24. Escribas asirios. La escritura se realizaba grabando en moldes mojados de arcilla, en forma de placas, co la punta de una caña hueca Una vía pública como la de Khirokitia tiene consecuencias legales y de organización. Al articular el espacio para el bien común, la persona asume una doble responsabilidad; el mantenimiento de este espacio y su preservación como propiedad pública. La constante reparación de la calle, según los restos estudiados, demuestran que la comunidad no era ajena al deber “cívico”. De la misma manera, mantener su arteria comunal libre de usurpaciones conllevaba vigilancia, entendimiento general y madurez social. Pero el más extraordinario invento de estas civilizaciones, en concreto de los Sumerios, fue la escritura. Tal invención debió realizarse alrededor del año 3.000 antes de nuestra era. Los textos más antiguos de Uruk emplean más de 900 signos, la mayoría de los cuales son ideogramas que representan palabras. Pero con bastante rapidez se fue reduciendo el número hasta llegar a la abstracción que supone inventar signos que solo representan sonidos. A partir de este momento nos encontramos en los tiempos históricos y hemos dejado atrás la prehistoria y la protohistoria. Sumer puede ser conocida como la primera civilización del mundo, despues de los asentamientos de Jericó y Catalhuyuk. En este último, la sociedad estaba organizada con cierta sofisticación, pues la técnica del metal produce una serie de efectos indirectos en el ambiente manufacturado de la ciudad. A los oficios tradicionales comprendidos en el poblado (cerámica talla en piedra y tejido), el metal añadió otros que encajaban en el naciente panorama urbano con sus fábricas y sus puestos de venta. Incluso lo métodos constructivos son nuevos: se introduce una estructura previa de postes y tableros de madera que se recubren posteriormente con barro, creando planos horizontales y verticales.
  • 41. Fig.25. Catal Hüyük. Reconstrucción de un sector y sección constructiva de una vivienda donde se puede observar los métodos utilizados con tableros de madera y barro Fig.26. Reconstrucción de la ciudad de Ninive En Catalhuyuk, la sociedad es más completa: conviven el cazador, el agricultor, el especialista en el trabajo del metal y el comerciante que exporta al exterior estas manufacturas. El Imperio Sumerio comenzó como un conjunto de aldeas cuya actividad era esencialmente agrícola en el 4.500 a.C. Estas aldeas fueron evolucionando hasta convertirse en pequeñas ciudades estando situadas alrededor de las orillas de Éufrates y del Tigris, lo que hoy es el sur de Irak. Fig.27. Reconstrucción del centro de Babilonia
  • 42. Fig.28. Ur. Plano esquemático de la ciudad en el segundo milenio a.C.
  • 43. Fig.29. Ur. Recinto del ziguart Fig.30. Vista aérea del complejo de las ruinas de Ur-Nammu
  • 44. Fig.31. Uruk Plano general de la ciudad que muestra la línea de la muralla del tercer milenio a.C. y la ubicación del núcleo ocupado por el complejo del templo de Eanna. Durante el periodo de Uruk (aproximadamente de 3500 a 300 a.C.) este conjunto consistía en el habitual grupo de templos, palacios y edificios administrativos y de almacenamiento. Fig.32. Uruk. Templo blanco. Dibujo axonometrico del ziguart con la planta del templo Las ciudades Sumerias de comienzos del III milenio a.C. ya son muy grandes (unas 100 hectáreas) y acogen a varias decenas de miles de habitantes. Están rodeadas por una muralla y un foso, que las defienden y las separan. El campo circundante también ha sido transformado por el hombre, existe un paisaje artificial de campos, pastos y frutales rodeados por canales de regadío. En la ciudad, los templos se distinguen de las casas comunes por su masa mayor y más elevada. Cada una de estas ciudades estaba bajo la protección de una deidad, cuyo templo se erigía como estructura central de la ciudad. En sus
  • 45. Fig.33. Ciudad de Hattusa, con el templo dedicado al dios del tiempo. 1400 a.C. comienzos, el poder político lo poseían los ciudadanos, hasta que las rivalidades entre ciudades provocaron la instauración de una jerarquía real. Ciudades como Eridu, Uruk o Kish fueron los centros del imperio en diferentes fases. El primer asentamiento del subperiodo antiguo fue Eridu, un puerto de mar en el Golfo Pérsico. Posteriormente, fue Uruk la Fig.43. Templo de la ciudad de Hattusa
  • 46. Fig.35. Plano de la ciudad de Assur Fig.36. Templos y ziguart de Eridu. Dibujo de los niveles superpuestos. El templo VII es el más interesante Ciudad que adquirió preponderancia, destacando la construcción de edificios, monumentales (templos, palacios, murallas), la acumulación de capital y el uso de los metales. La ciudad contaba con 45.000 habitantes, convirtiéndola posiblemente en la mayor ciudad del área. Las mejoras del riego y los suministros de materiales hicieron crecer esta ciudad hasta convertirla en un centro de intercambio entre Turquía e Irak. En Uruk los edificios cumplían una doble función, la cívica y la religiosa, de manera que el gobernante o líder actuaba a su vez como representante religioso.
  • 47. En pleno periodo Sumerio (2.500 al 2.350 a.C.) se produce una gran rivalidad entre las ciudades Estado y una creciente división entre estado y religión. Los edificios monumentales que ahora son palacios, se oponen en grandeza a los templos. En la 1a Dinastía temprana el centro del imperio se trasladó a Kish. Es la llamada “edad dorada”. La importancia estratégica de Kish era decisiva, pues controlaba el tráfico por el rio Éufrates y los caminos que bajaban por el valle. El título de “Rey del Kish” fue utilizado en épocas posteriores para describir a un rey que ostentaba gran poder y control en la región. En Kish el poder político lo ejercía el rey, pero no era el responsable religioso. Aparece la figura del Sumo Sacerdote. En un sencillo ejercicio de síntesis, podemos establecer cronológicamente las fases que vertebrarían las diferentes etapas características de las ciudades mesopotámicas. En el primer periodo o de la protoescritura, del 3.500 al 3.000 a.C. las ciudades mesopotámicas, consecuencia directa del poblado agrícola, construyen sus murallas y el templo y el ziguart comienzan a definirse como piezas arquitectónicas. Hace su aparición el primer documento escrito. La autoridad política recae en una asamblea de ciudadanos, rigiéndose como pequeñas ciudades-estado . En el segundo periodo, comprendido entre el 3.000 y el 2.300 a.C. surge el palacio monumental, sede de la autoridad, que se mantiene en periodos de paz, y se consolida como una monarquía, primero electiva y posteriormente hereditaria. Este periodo es conocido como el de las primeras Dinastías. Durante los siguientes siglos hasta el 1.600 A.C. se produce un crecimiento de estas ciudades, que adquieren poder hasta convertirse en un imperio. Se trata del periodo Sumerio tardío. Por último, el periodo Asirio, desde el 1.350 al 612 a.C. donde las mejores muestras de arquitectura palaciega se realizan, como el palacio de Khorsabad. Fig.37. Templos y ziguart de Eridu. Fotomontaje de varios niveles excavados, desde el ziguart /arriba), hasta el santuario más primitivo sobre suelo virgen
  • 48. 1. Patio 2. Vestíbulo de Entrada 3. Recibidor (Liwan) 4. Capilla Privada 5. Cocina 6. Retrete 7. Escalera 8. Fuente 9. Tienda (?) Fig.38. Ur, barrio residencial entre el recinto del ziguart y el Puerto Oeste Fig.39. Ur, numero III de Calle Alegre. Reconstrucción del patio. Las ciudades anteriores al periodo de las primeras Dinastías tenían un tamaño de entre 10.000 y 50.000 habitantes. Se encontraban encerradas por una muralla y estaban rodeadas de suburbios o pequeños poblados adscritos a la ciudad. Los centros monumentales eran el complejo del ziguart, rodeado por su propia muralla y el palacio del Rey. Los intersticios de la trama urbana se rellenaban con una compleja mezcla de arquitectura residencial y comercial. Entre estos pequeños edificios encontramos otros templos menores. Las pequeñas tiendas se incorporaban a veces a la vivienda, pero la norma era disponer de edificios y sistemas dedicados de forma exclusiva a la actividad industrial y comercial que se distribuían salpicando todos los puntos de la ciudad
  • 49. El tráfico por las calles sin pavimentar era en su mayor parte peatonal. La anchura de las calles, podría llegar, como caso extremo, a 3 metros, constituyendo las avenidas principales que daban acceso a las viviendas de los más poderosos. La gente más pobre vivía detrás de estas construcciones, a lo largo de estrechos callejones. El terreno, escaso por la limitación de las murallas, se convirtió en algo preciado, y el alto valor de la propiedad del mismo redujo al mismo espacio público. Las plazas y los jardines eran muy escasos. Las casas se agrupaban en manzanas densas, en las que los muros medianeros eran comunes. Las casas nuevas se reedificaban sobre los cimientos de las viejas, sobre el espacio residual que dejaba la enmarañada manzana. Los solares no eran de tamaño ni forma uniforme. La irregularidad era la norma. En resumen, no existía nada establecido en la forma de la ciudad. La morfología arquitectónica cambiada de forma constante durante la vida de la ciudad, y transformaba el paisaje urbano de forma continua, manteniéndose de forma exclusiva la rígida infraestructura de las murallas y las calles. Las casas eran en su mayoría de una planta construidas con materiales latercios. La distribución solía estar basada en un patio central alrededor del cual se disponían las habitaciones. Generalmente no existían ventanas, por lo que suponemos que tampoco existía el menor interés de participar en la arquitectura y en el ambiente de la calle. La única apertura al exterior, la puerta principal, recala a un vestíbulo, permitiendo la visión únicamente de una pared lisa enfrente. El acceso a la vivienda se resolvía mediante una puerta a un lado del vestíbulo. Las clases más ricas, en una ciudad como Ur. Vivian en casas amplias de 10 o 12 habitaciones, dispuestas en dos plantas. La planta inferior se destinaba al alojamiento del servicio, probablemente esclavos domésticos, y a los invitados. La familia vivía en la planta superior. La planta tipo estaba constituida por una estancia de recepción para invitados, ancha y poco Fig.40. Casa con patio en Ur. La casa unifamiliar, compuesta por un patio central rodeado de habitaciones bien organizadas nunca fue desbancada en Oriente. Fig.41. Reconstrucción de una vivienda unifamiliar de dos plantas en la ciudad de Ur. La planta inferior estaba ocupada por el servicio, mientras que la familia ocupaba la planta superior. En la imagen se aprecia como las aguas de lluvia vertían directamente en el interior del patio.
  • 50. Fig.42. Casa de Eridu. Reconstrucción Fig.43. Nippur (Iraq), cerca de 1500 a.C. Dibujo del mapa de la ciudad realizado sobre una tablilla de arcilla profunda; en el lado posterior del patio, un retrete y una escalera que conducía al piso superior. En una esquina se encontraba la cocina. El patio tenía cuatro postes de madera que sustentaban un comedor perimetral en su parte posterior, que comunicaba las habitaciones. La decoración domestica tenía muchas similitudes en las casas árabes modernas del Occidente Medio. Un mapa de la ciudad de Nippur nos puede dar una idea aproximada del aspecto de una ciudad. En la fotografía se sintetiza el esquema básico de esta. A la izquierda, la doble línea representa el rio Éufrates. A lo largo de este rio, se puede observar el grafismo que representa la muralla. En su parte media, se representa un canal indicador del método de irrigación avanzado y reflejo de una comunidad organizada. A la derecha del canal, el templo del Dios que protegía la ciudad, el símbolo más importante de cuantos hubiere.
  • 51. Fig.44. Khafaje (Irán). Plantas del templo de Sin. A) Templo II, 3000 a.C. B) Templo V, 2900 a.C. C) Templo VIII, 2750 a.C.
  • 52. Fig.45. Khafaje, Templo Oval, cerca de 2650-2350 a.C. Reconstrucción Fig.46. Khafaje. Reconstrucción del Templo de Sin. Es el que corresponde al B) de la figura 44 En esta época, el templo constituye el corazón de la ciudad mesopotámica. Se creía que el Rey era un mediador y administrador de la condición divina. La cosecha se almacena en los terrenos del templo para ser distribuida entre la población. El templo era el centro de un sistema económico bautizado con el nombre de “socialismo teocrático”. Amurallado, se convertía en el último baluarte frente a los ataques enemigos donde la población se refugiaba en último extremo. Cuando era tomado el templo, todo había acabado para la ciudad, y la deidad que la protegía, privada de su morada, vagaría errante, según afirma una inscripción, como el pájaro que vuela sin un lugar donde posarse. Estos templos poseían dos características fundamentales: se levantaba sobre una enorme plataforma llamada ziguart. Al no estar construida por las densas circunstancias urbanísticas podía tener una forma libre y regular.
  • 53. Fig.47. Planta de los templos superpuestos. A) Templo XVII, 5000 a.C. B) Templo XVI, 4900 a.C. C) Templo VII, 3800 a.C.
  • 54. Fig.48. Eridu. Reconstrucción del Templo VII de la ciudad Fig.49. Santuario más antiguo conocido en Eridu, sobre suelo virgen. De tamaño diminuto (menos de cuatro metros cuadrados), pero contiene ya una mesa de ofrendas central y un altar en un nicho empotrado. Estrato XVI, periodo anterior a Al`Ubaid, quinto milenio Fig.50. Templo protohistóricos de Eridu (V milenio a.C.) con indicación de las plantas halladas en los niveles XV (azul), XVI (negro) El concepto de templo en ziguart se basa en el ascenso reverencial. La divinidad residía en un recinto sagrado al final de una serie de secuencias planificadas. En el complejo del ziguart, la divinidad había sido elevada sobre la ciudad, entre el cielo de los divino y el mar de lo cotidiano. En la naturaleza, ese territorio intermedio está representado por la montaña, habitada por los hombres en su parte inferior, y donde los dioses en su cima podían construir su lugar de descanso. El ziguart fue concebido como sustituto de una montaña. Los sumerios que invadieron las ciudades de Mesopotamia habían bajado de las montañas del norte, probablemente del área próxima al Mar Caspio. Debieron sentir la necesidad de recrear, la arquitectura de su tierra de origen en unas llanuras conquistadas donde la planeidad evitaba cualquier accidente orográfico. Algunos zigurats fueron bautizados con nombres como “Casa de la Montaña”, “Montaña de la Tormenta”, vínculo entre cielo y tierra, lo que evidencia la relación con este elemento natural. Podemos clasificar los zigurats en dos tipos: los anteriores a 3.500 A.C., construidos como santuarios pequeños e independientes en los poblados agrícolas, y los templos monumentales encajados en el esquema urbano, construidos posteriormente. Los primeros diferían de los urbanos en dos aspectos: se levantaban sobre una enorme plataforma, y al no estar sometida a las presiones de la densidad urbana en su amplio recinto, pudo permitirse construirlos de forma abierta y regular. Parece que todos ellos provienen de un arquetipo común. El más antiguo prototipo del que se tiene noticia es el de Eridu, considerando como el lugar donde tuvo lugar la primera monarquía en la historia mesopotámica. Originalmente se trataba de un recinto rectangular sustentado por un muro perimetral y unos pilares interiores. En el exterior se erigían dos mesas para ofrendas. Este templo evoluciono alargándose y ubicando dos altares, uno en un extremo y otro en el centro de la nave. A este espacio se accedía por una puerta abierta en el extremo opuesto del altar. Este esquema evolucionó flanqueando la nave central por habitaciones
  • 55. secundarias que constituían naves laterales. Las habitaciones de los ángulos se manifestaban exteriormente como bastiones salientes. Se establecía además, un eje transversal. El acceso se producía siempre por el sureste, mediante una escalera ceremonial. El caso del templo urbano era diferente. Dedicado a las deidades menores, fue construido más cerca del espacio vital de la ciudad, y los patios de estos templos urbanos se consolidaron como espacios funcionales, y el templo se estrechó más con la supresión de una nave y la rigidizacion de la otra, que paso a constituirse en la única antecámara del sanctasanctórum. Este esquema se mantendría incluso cuando la demolición de las casas de alrededor hubiera permitido ampliarlo. Uno de los zigurats más representativos, por ser uno de los mayores en tamaño y mejor concebidos, es el de Ur-Nammu en la ciudad de Ur. Consistía en una pirámide escalonada de tres pisos. El núcleo era de adobe, y los ladrillos cocidos de su fábrica exterior se revestían con una gruesa capa de betún mortero. El acceso estaba en la cara noroeste. En este lado, tres escaleras situadas ortogonalmente convergían en el camino de entrada del que subía una única escalera que conducida hasta la puerta del templo. Ninguna de las líneas del zigurat era recta. Las paredes inclinadas eran, además, convexas. Fig.51. Planta del ziguart de Ur-Nammu Fig.52. Esquema de las escaleras del zigurat de Ur- Nammu Fig.53. Reconstrucción del zigurat de Ur-Nammu
  • 56. Fig.54. Vista aérea de las ruinas del Zigurat de Ur-Nammu Fig.55. Reconstrucción, con ladrillos, de las escaleras principales del zigurat de Ur- Nammu Fig.56. Axonometría del Zigurat de Ur Debemos imaginar un zigurat mesopotámico con colorido y algo de vegetación. En Ur, parece evidente que las terrazas altas tenían árboles plantados formando verdes jardines colgantes. El color vendría dado por la baldosa. Una vez se concluía el zigurat y su templo, se planteaba la cuestión de si el Dios estaría complacido con él y si residía en él. Para los habitantes de Mesopotamia, el zigurat siempre fue una escalera de humilde reverencia, un camino para ponerse en contacto con el poder sobrehumano en el que residía su destino. Para los judíos, que llegaron al escenario de la ciudad de babilonia con la creencia y la fe puestas en su único señor Dios, era un sacrilegio. El zigurat de Babilonia se convirtió para ellos, en la torre de Babel, una construcción presuntuosa que Dios no tuvo más remedio que interrumpir. Esta visión es propia de una religión rival que encuentra en la decadencia de una cultura las consecuencias de una comunidad caprichosa.
  • 57. Pero el zigurat fue perdiendo con el tiempo su importancia física en beneficio de otros hitos del tejido urbano, en especial el palacio del rey. Durante un periodo, el rey vivió en el recinto del dios, asumiendo el papel de su representante en la tierra, pudiendo asumir simultáneamente el papel de sumo sacerdote. Posteriormente, el zigurat se convirtió en un mero añadido al palacio del rey, que dominaba completamente el paisaje urbano. El palacio real se constituye como una elaboración y un desarrollo complejo de la casa privada. El principio organizador de un patio central rodeado de habitantes es el mismo. También lo es el perímetro estrictamente cerrado con una única puerta que se abre al exterior, así como el acceso no axial. Tan solo el tamaño, el programa más completo y la seguridad del palacio limitan esta comparación. Los cientos de habitaciones precisaban luz natural. Las actividades de los sirvientes y acompañantes debían de estar independizadas de las dependencias reales, pues la vida íntima del rey debía estar separada de su presencia pública. Con todo esto, el palacio funcionaba como un microcosmos de la ciudad, con sus murallas, residencias, tempos, oficinas, escuelas, tiendas, cuartel, etc. se diferencia de la ciudad en su rigidez, en su falta de dinamismo vital, su desorden y en su flexibilidad social. Es una ciudad reglamentada, un gran rectángulo subdividido ortogonalmente, reflejo de un hierático código de comportamiento por parte de sus miles de usuarios. La degradación mayor del zigurat la podemos comprobar en Khorsabad, al norte de Niuve y muy cerca de ella. Fundada por Sargón de Asiria (al que no hay que confundir con Sargón de Acal), fue construida como una ciudad-palacio para su familia y para los funcionarios y personal a su servicio. En Khorsabad, el palacio real ocupa e l Fig.57. Reconstrucción del zigurat de Babilonia, llamado E- temen-an-ki (siglo VII a.C.) Fig.58. Plano esquemático que representa la relación entre el zigurat y el palacio real: A) en Ur, 2000 a.C. B) en Assur, 1800 a.C. C) en Assur, 1200 a.C. D) en Khorsabad, 700 a.C. El rayado continuo indica los palacios, el discontinuo el zigurat
  • 58. Fig.59. Khorsabad, antigua Du Sharrukin, Iraq. Ciudad asiria fundada por Sargón II (721-702 a.C.)
  • 59. Fig.60. Khorsabad. Reconstrucción de la ciudadela y palacio de Sargón. Siglo VII a.C. Fig.61. Khorsabad. Planimetría general y plano de la ciudadela, con las casas señoriales en torno al palacio del rey Fig.62.Khorsabad.Reconstrucci ón centro de un lado de la plataforma cuadrangular, inmenso basamiento de ladrillo, pedestal para ambos, el palacio y la ciudad. La edificación residencial esta toda ella levantada sobre una plataforma única. Para conservar la línea vertical de sus paredes exteriores, fue preciso construir un muro de piedras o ladrillos cocidos al horno, que hacia la función de un revestimiento duradero e impedía la degradación de la arcilla secada por efecto de las lluvias. El palacio de Khorsabad, que cubre una superficie de diez hectáreas y cuenta con un total de 209 salas y patios, se encuentra ubicado en el centro y junto a la muralla de la ciudadela. Al entrar, después de franquear la puerta de los leones alados, se encuentra el patio principal, alrededor del cual se distribuyen todas las dependencias. En el fondo, un segundo patio se abre y agrupa al conjunto de habitaciones que forman el palacio propiamente dicho: sala del trono, gineceo, cámaras de recepción, etc. En la parte posterior se encuentra el zigurat de siete pisos, con su santuario en lo alto.
  • 60. Fig.63. Plano de la ciudad de Babilonia Fig.64. Reconstrucción, de ciudad de Babilonia en torno a la guardia de la ciudad El palacio asirio no tiene aberturas exteriores. Es una construcción encerrada de sí misma. Las inmensas murallas lo rodean, aislándolo por completo. La construcción es una forma de expresión de la fuerza y el poder real. Babilonia, la capital de Hammurab, planificada hacia el año 2.000 a.C. es un gran rectángulo de 2.500 por 1.500 metros, dividido en dos mitades desiguales por el Éufrates. La muralla que describió Herodoto estaba formada por dos muros paralelos de ladrillo, de más de siete metros de anchura y el espacio de doce metros que las separaba había sido rellenado de tierra en toda su altura. Además, una torre cada cincuenta metros reforzaba el recinto. Se ha calculado que debieron haber unas trescientas cincuenta torres, lo que constituye la mayor obra de fortificación nunca vista. Estas cifras dan una idea de la gran ciudad que protegía esta inmensa muralla.
  • 61. Fig.65. Planta del palacio real de Babilonia Toda la ciudad, no solo los templos y palacios, aparece trazada con regularidad geométrica. Las calles son rectas y con una longitud constante. Las murallas están cortadas en ángulo recto. Desaparece la distinción entre monumentos y las zonas habitadas por gentes comunes; la ciudad está compuesta por una serie de recintos; los más exteriores abiertos a todos, y los más interiores, reservados a los sacerdotes y al rey. Las casas privadas reproducen en menor escala la forma de los templos y de los palacios, con patios interiores y muros escalonados. Una ciudad como Babilonia debía ser casi incomprensible para la mentalidad Griega, ya que el mismo Aristóteles nos dice que nos es una ciudad todo aquello que puede encerrarse dentro de unos muros, porque, de querer, se podría construir muro alrededor del todo el Peloponesio. Tal sucede, dice Aristóteles, en aquellas cuya circunscripción encierra más bien una nación que una ciudad, como Babilonia, de la que se dice que a los tres días de ser tomada una parte de la ciudad, la otra no se había enterado de nada. Fig.66. Babilonia. Vista aérea de las ruinas de la antigua ciudad, de la zona que corresponde con el plano de la figura 65
  • 62. Fig.67. Recreación de la Torre de Babel Fig.68. Peter Brueghel. La Torre de Babel, 1563 El aplació de Babilonia era una verdadera ciudad que Nabucodonosor no ceso de engrandecer hasta el final de su reinado. La avenida procesional que atravesaba Babilonia hasta el gran zigurat, se iniciaba en la puerta de Ishtar, enorme fortificación con muros de doce metros flanqueados por torres cuadradas. Sobre esta avenida procesional, daba fachada principal al palacio de Nabucodonosor, allí se abría el vestíbulo, con sus salas de guardia, que comunicaba con el primero de sus tres grandes patios, el último de los cuales venía a ser una antesala del salón
  • 63. del trono. Esta era la cámara mayor del gigantesco edificio y medía 52 metros de largo por 17 de ancho. Sus paredes tenían un espesor de 6 metros y se cubría con una bóveda. Al final de la avenida procesional, se encontraba el zigurat de Babilonia o “Torre de Babel”, llamada en las inscripciones E-temer- an-ki (casa de los cimientos del cielo y la tierra). Se componía de una torre escalonada de siete pisos, coronada por un templo situado en la cima, a 90 metros de altura. Cuando Herodoto visito Babilonia hacia al año 458 antes de nuestra era, hizo una descripción tan detallada de la torre que cabe suponer que aun se encontraba en perfecto estado. Fig.69. Jardines colgantes de Babilonia Fig.70. Recreación de los Jardines colgantes de Babilonia
  • 65. EL Egipto antiguo es un inmenso Oasis que se extiende a lo largo del rio Nilo sobre una longitud de dos mil kilómetros. A ambos lados de esta cinta verde fecundada por la aguas del rio, se extiende el desierto. Como en Mesopotamia, la historia comienza con la vida del poblado agrícola y ganadera, transformando en el tiempo el territorio en sofisticados asentamientos fluviales basados en el control de la irrigación. Los poblados neolíticos a orillas del Nilo se agruparon con el tiempo en dos grandes estados: Bajo Egipto, que abarcaba el área del delta hasta las cercanías de Menfis, y el Alto Egipto, que se extendía desde Menfis hasta Asuán. Cada uno de estos estados tenía su gobierno propio y su propia capital. En el Bajo Egipto, la ciudad de Pe y la ciudad de Nekhen (Hieracompolis) en el Alto Egipto. Fig.1. Casa de Dyehutinefer. Tebas oeste, XVIII Dinastía, reinado de Amenofis II, hacia 1410 a.C.; pintura sobre revoco Fig.2. Mapa de Egipto antiguo
  • 66. Fig.3. Caravana asiática. Tumba de Khnumhotep II. XII Dinastía, hacia 1880 a.C. Pintura sobre caliza revocada. En la pared norte de la tumba se ha plasmado un acontecimiento especial: la llegada de una caravana de asiáticos trayendo al monarca maquillaje para los ojos. Para el dueño de la tumba constituye un acontecimiento importante y festivo, hasta tal punto que se ha registrado la fecha del mismo, el sexto año del reinado del faraón Seostris II Fig.4.Ceramica de marga pintada. Segunda mitad del IV milenio a.C. Vasijas esféricas y con forma de tonel, con asa perforadas Fig.5. Artesanos y escenas de mercado. Saqqara, pared sur de la sala de ofrendas en la tumba de Ti; finales de la V Dinastía, hacia 2400 a.C. Los artesanos retratados trabajaban en casi todas las especialidades; escultores, metalúrgicos, joyeros, carpinteros y talabartero. En el registro inferior se reproduce el comercio en el mercado. Este se desarrolla exclusivamente a base de trueque y solo tiene importancia a nivel local No resulta fácil establecer como era el sistema político bajo el cual vivían los egipcios predinásticos. De cualquier forma, sus comunidades tendían a la autosuficiencia y estaban relativamente aisladas. Esta cultura, esencialmente africana, recibió importantes influencias y aportaciones desde Asia, de manera que se convirtieron en decisivas innovaciones. La introducción del cobre en sustitución del sílex, junto con las nuevas técnicas de construcción y ornamentación fueron algunas de ellas. Estas influencias se produjeron principalmente a través de los intercambios culturales con el Mediterráneo Oriental. Del próximo Oriente llegaron nuevas gentes y con ellas, la agricultura, nuevas técnicas y el urbanismo. Es indiscutible que se produjo un auge político, económico y social en el que se sentaron las bases de lo que sería la posterior cultura nilota: la escritura jeroglífica, la organización social y política, las grandes obras monumentales y de utilidad pública, así como los cultos básicos religiosos. Mientras, las aldeas fueron creciendo, y se convirtieron en ciudades, y las comarcas, bien delimitas, en pequeños reinos. “La transición al Egipto Histórico se hará de forma progresiva a partir de entonces”, escribe Martin Walker. Al tiempo seguiría la invención de la escritura, aunque muy rudimentaria. Aunque la idea pudiera proceder de Mesopotamia, el sistema jeroglífico egipcio es muy diferente al cuneiforme mesopotámico.
  • 67. Fig.6. Jeroglíficos pintados sobre un sarcófago del Imperio Medio La división territorial más pequeña vigente en la fase predinástica era el “nomo”, que se configuraba como un territorio limitado, en cuyo centro principal (una ciudad) se realizaban las elementales transacciones comerciales. Allí se ubicaba el templo o templos del Dios o Dioses locales y el palacio del regulo o “nomarca”. Todo ello acabaría acelerando el proceso fundamentado en la ciudad cultural. Al principio del periodo histórico en el que se desarrollo la escritura, el rey Menes de Alto Egipto invadió el norte y unifico el país, hecho este que, según Spiro Kostof “causo profunda conmoción en la memoria colectiva del pueblo de la región y que se convirtió en el punto clave del simbolismo político, y por tanto, también arquitectónico”. El soberano egipcio ha conquistado los pueblos precedentes y ha absorbido los poderes mágicos de las divinidades locales. No es el representante de un Dios, sino que el mismo es el Dios, que asegura la fecundidad de la tierra y en especial la gran inundación del Nilo, que se produce de una forma regular en un periodo determinado del año. De este modo, el faraón tiene un dominio preeminente sobre todo el país, y recibe un excedente de productos mucho mayor que el de los reyes asiáticos. Fig.7. Inspección del ganado. Saqqara, tumba del visir Ptahhtep, finales de la V Dinastía, hacia 2350 a.C. Los animales destinados al sacrificio proceden de las propiedades del titular de la tumba, y el recuento se hace en presencia suya Fig.8. Poblado de trabajadores de Deir el Medina. Este es uno de los enclaves del antiguo Egipto mas importantes para conocer como vivían las comunidades de trabajadores
  • 68. Fig. 9. El pueblo de Deir-el- Medina, junto a Tebas. Planimetría La unificación y el establecimiento de la capital en Menfis podemos situarlo cronológicamente hacia el 3.000 a.C. En este periodo se desarrollaron imponentes ejemplos de arquitectura en piedra como Sakarat y Gizeh. Este periodo es el llamado Periodo Arcaico o Trinita, hasta el 2.600 a.C. A continuación, el imperio Antiguo, hasta el 2.150 a.C. y está marcado por la consolidación de la monarquía absoluto. En el Imperio Medio (hasta el 1.570.9 se restaura el poder central posteriormente a un decaimiento del mismo. En este periodo el poder era compartido por gobernadores provinciales o “monarcas” y por el clero de las principales deidades. Con la expulsión de una invasión extranjera, los hicsos, hacia el 1.600 y hasta el 1.300 a.C. se abre el periodo que mejores muestras de arquitectura monumental ha dado, el Imperio Nuevo. La expulsión de los invasores inicio una nueva política de conquistas, hasta llegar a incluir gran parte del Sudan y someter territorios de Palestina y Siria. Fig.10. Poblado de trabajadores Deir-el-Medina, Tebas oeste. En esta fotografía se pueden reconocer claramente solidas construcciones de las viviendas (cocinas, escaleras), así como los restos de las basas de piedra que destacan por su color claro, sobre las que se asentaban columnas de madera, que sustentaban los techos planos.
  • 69. La actitud optimista de los egipcios hacia el más allá muestra su don especial para desestimar, o por lo menos iluminar, el lado oscuro del destino humano. La vida en la tierra era solo un comienzo. La muerte, una estación en el camino, un puente hacia una vida eterna y maravillosa. El comienzo de la arquitectura en piedra esta inseparablemente unido al concepto del Ka, especie de fuerza vital que emana desde el Dios hasta su hijo el Rey. El rey era el único mortal poseedor de esta fuerza cósmica y divina, pero podía dispensarla a sus súbditos. El deseo de continuación externa de la existencia terrenal hallo su expresión en la arquitectura en piedra, puesto que solamente este material proporcionaba un receptáculo indestructible para la Ka. Fig.11. Vivienda de trabajador en Deir-el- Medina. La ilustración muestra la primera dependencia con el altar domestico empotrado; a la derecha el paso a la sala principal Fig.12. Alojamiento de obreros en el Valle de los Reyes. Tebas oeste. Dinastía 1525- 1070 a.C. Por la distancia entre el lugar de trabajo y su residencia, Deir el- Medina, a camino entre ambos se erigieron estos precarios alojamientos Fig.13. Complejo de Zoser en Saqqara. Al sur se halla el gran patio ceremonial, al este el patio del Heb-Sed, al norte otro patio ante el edificio del palacio
  • 70. Fig.14. Sakarat, complejo funerario del rey Zoser, Tercera Dinastía, cerca de 2860 a.C. Vista oblicua y plano parcial
  • 71. Fig.15. Gizet, el grupo de pirámides: arriba plano general, en el centro, plano detallado del complejo de Kefren, con el templo mortuorio, la calzada, el templo de Harmakhis contiguo; abajo: sección de las pirámides de Keops
  • 72. Fig.16. Grupo de pirámides con sus templos, en la orilla del Nilo, de los faraones de la quinta dinastía, en Abusir. Reconstrucción Fig.17.Seccion de la pirámide de Keops. Pirámides de Keops, Kefren y Micerinos
  • 73. Fig.18. Pirámides de Keops, Kefren y Micerinos Fig.19. Reconstrucción seccionada de la pirámide de Keops Fig.20. Elefantina, vista aérea de las excavaciones. Hacia el centro de la imagen se aprecia el gran rectángulo del patio del templo de Khnum, erigido en el Periodo Ptolemaico En cierta medida, todo estaba relacionado con el eje del Nilo. Este constituía la columna vertebral que garantizaba la supervivencia del país. Unía las poblaciones, transportaba materiales y alimentos. La calma majestuosa del rio y la fiable periodicidad de su comportamiento debían ocultar tras de sí un orden establecido, eterno. No es extraño que los egipcios de la antigüedad estuvieran absolutamente convencidos en la creencia de una inestabilidad imperturbable, a una visión del mundo en que la muerte no era un final, sino meramente un paso a otra región donde la vida continuaba de idéntica forma a la que se había desarrollado hasta entonces. El Nilo seguía periódicamente con sus crecidas; el faraón seguía teniendo su condición y el campesino la suya. Por ello las tumbas se construían para durar toda una eternidad, y asegurar la morada permanente para sus espíritus. Aquí encontramos una clara diferencia con la cultura mesopotámica. Cuando murió el rey Ur-Nammu, hubo dolor y lagrimas por todo el territorio. Las murallas quedaron inacabadas; el nuevo palacio estaba impuro; su mujer quedó atrás y no pudo volver a apretarla contra su pecho nunca más. El libro de los muerto egipcios consideraba la muerte de muy distinta manera, con gran optimismo frente a la nueva fase, recibiendo todo cuanto había cobre la tierra, congratulándose por haber alcanzado una vida màs plena, mas rica, más cerca de los dioses. Uno de los mayores triunfos de la civilización egipcia consistió en separar la piedra de la roca y hacer de ella un material de construcción no superado hasta ahora. La elección de un material tan duro, que exigía mucho trabajo y una gran destreza para darle la forma deseada, se basaba directamente en las convicciones religiosas egipcias. La piedra, el material menos perecedero, estaba al principio reservado para los muertos, negándole su uso a los vivos durante mucho tiempo. Sus cualidades duraderas hicieron de ella un material ideal para edificar lugares de reposo para lso difuntos siendo la tumba la que dio origen a la primera arquitectura en piedra.
  • 74. Fig.21. Pirámide escalonada. Sección transversal este-oeste. El alto grado de experimentación es evidente, yendo desde la primera mastaba, con su hondo pozo colocado simétricamente, hasta la pirámide de cuatro y luego de seis escalones, haciéndose el pozo progresivamente más excéntrico. El salto definitivo desde la pirámide de cuatro escalones exigió la mayor audacia Con estos medios, construye obras públicas, ciudades, templos dedicados a las divinidades locales y nacionales, pero sobre todo su tumba monumental, que simboliza su supervivencia más allá de la muerte y garantiza, con la conservación de su cuerpo, la continuidad de su poder en beneficio de la comunidad. La relación del faraón con Ra era íntima: era la de un hijo con su padre. Al final del Imperio Antiguo ambos estaban completamente identificados el uno con el otro. El principal centro de culto a Ra era Heliópolis, justamente al norte de Menfis, y la reliquia más sagrada de su templo en aquel lugar era la pirámide o piedra cónica, el “benben”, que simboliza el primer montículo donde se reveló por primera vez el dios Sol durante la creación. La conclusión de que las pirámides representaban a aquel montículo cuya cima era el lugar del descanso del sol es evidente. Fig.22. Pirámide escalonada de Zoser Fig.23. Pirámide de Seostris III. XII Dinastía, hacia 1850 a.C. Fue la primera en ser construida toda con adobes, aunque posteriormente fue revestida con piedra caliza