Chrlaa de la arquitecta Ula Iruretagoiena sobre la importancia de los espacios urbanos y su transformación para con la sociedad.
Dentro de la VI muestra de cine de La Ciudad Si Es Para Mi: La vida urbana y sus lugares, organizado por ZAWP y por ZINEBI
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Transformaciones e imaginarios de la ciudad
1.
Texto ULA IRURETAGOIENA
ponencia de “Transformaciones e imaginarios de la ciudad”
dentro de la muestra de cine “La Ciudad Sí Es Para MÍ”
* Vida, comunidad, materia física. Lugar de convivencia
La ciudad es el marco físico donde acontece la vida colectiva e individual.
Al decir ciudad, nos referimos al conglomerado heterogéneo y diverso compuesto por sus
edificaciones —casas, monumentos, edificios representativos—, por sus calles —bulevares,
avenidas, galerías, plazas—, por sus gentes. Todos ellos son protagonistas de sucesos y
acontecimientos que determinan el carácter e identidad de la urbe.
Impregnados en el decorado de la ciudad, se evidencian señales del modo de sus
ciudadanos, respondiendo a una configuración cultural de sus gentes. Los lugares de paseo,
de tránsito, de recogimiento, de esparcimiento, de deporte, de comercio, son maneras de
habitar que dan sentido a la escenografía matérica que compone la ciudad.
2.
Texto ULA IRURETAGOIENA
ponencia de “Transformaciones e imaginarios de la ciudad”
dentro de la muestra de cine “La Ciudad Sí Es Para MÍ”
Además de la vida de sus habitantes, la identidad de la urbe está en relación directa con el
territorio donde está inserta y con el paisaje cercano y lejano que le rodea. De ahí que
técnicamente, la ciudad se denomine “asentamiento” urbano, haciendo referencia al plano de
la tierra de establecimiento de la vida urbana. A pesar del interés perverso de erigir una
dicotomía entre ciudad y campo como entidades que se repelen, donde la ciudad actúa
como un polo que irradia su poder alrededor, en vez de visualizar la ciudad y el campo como
unidades que se complementan y cooperan conjuntamente,* la forma y ser de la ciudad se
debe a los recursos de la tierra donde se sitúa, a su orografía y a su ecosistema medio
ambiental. La ciudad nace en un territorio para abastecerse de los recursos hídricos y del
sustento alimenticio que éste le proporciona. *La ría navegable y la orografía montañosa es el
punto de partida para la formación urbana del Gran Bilbao por ejemplo. En otras ocasiones,
la ciudad se ha asentado en un territorio debido a la fertilidad de los meandros, o a la
posición militar de control que ofrece una colina que sobresale en el territorio, o a la situación
estratégica de paso entre territorios, o a los recursos naturales pétreos, forestales o de otro
tipo, a la ubicación frente al mar…
A pesar de la estaticidad que se deviene de la palabra asentamiento, la ciudad no es una
imagen inmóvil. Tanto su constitución física como el flujo de vida que acoge, están en
continuo cambio.* La ciudad es vieja y nueva a la vez, está en un estado de renovación
constante. En la ciudad, van y vienen gentes, van y vienen los años, se sucede a sus ojos,
hechos que conforman su historia. Y todos estos procesos de transformación tienen un
reflejo en la escenografía, que proporcionan a su vez, una imagen dinámica a la ciudad. La
ciudad es el resultado de flujos migratorios y desplazamientos de la población, de
ebulliciones económicas, de crisis económicas, de traslados migratorios, de catástrofes
naturales, de guerras y devastaciones, de reconstrucciones. Esta mutación hacen de ella un
organismo vivo que muestra su vida en sucesivas capas sedimentadas, de las que dan
cuenta sus edificaciones, calles y plazas.
3.
Texto ULA IRURETAGOIENA
ponencia de “Transformaciones e imaginarios de la ciudad”
dentro de la muestra de cine “La Ciudad Sí Es Para MÍ”
Así, recorrer una ciudad es viajar por la superposición de pasados contenidos en sus muros
y pavimentos. El papel de testigo y testimonio de los acontecimientos de la población, hacen
de la ciudad un lugar de espacios olvidados y habitados, de espacios demolidos y
recuperados.
Este espectáculo del tiempo geológico que es la ciudad, despierta la conciencia del tiempo
de la mirada que la descubre. En su arquitectura se encuentra incrustados, rastros de
memoria del tiempo, individuales y colectivos. Estructuras, infraestructuras y edificaciones
que un día formaron parte del contexto urbano han sido sustituidas por otras nuevas, pero su
presencia y vivencia queda retenida en la memoria de sus habitantes. Esta memoria
colectiva, es parte constitutiva de la ciudad. Como también lo es, el material gráfico o
audiovisual que encapsulan escenas pasadas (dibujos, escritos, planos, fotografías,
grabaciones de cuentos orales o visuales). Estos documentos que configuran el archivo de la
ciudad, que cuentan las reminiscencias de los aspectos físicos de la urbe, también pasan a
engrosar la idea que se esconde bajo el vocablo ciudad. La permanencia física de sus partes
obsoletas, superando la nostalgia de su conservación monumental, construyen ciudad si se
reincorporan al nuevo funcionamiento de la ciudad, considerando tanto las acciones de
preservación como de transformación, al mismo tiempo.
Si observamos la ciudad desde su configuración física, ésta se compone de partes, cada una
de las cuales, hace referencia a una época histórica. En este puzzle, cada fragmento se
presenta como una estructura urbana identificable, que permite asociar una forma de hacer
ciudad con la delimitación natural de la escala vivencial de un barrio.* En el mapa de una
ciudad, se puede discernir la forma de la ciudad que corresponde a la estructura urbana que
le dio origen, y de la misma manera, se identifican todas aquellas sucesivas transformaciones
acaecidas en el tiempo. Los procesos de transformación urbana se han producido,
históricamente como fenómeno de crecimiento. Es decir, la ciudad se constituye como lugar
de acogida; como refugio de emigrantes.
4.
Texto ULA IRURETAGOIENA
ponencia de “Transformaciones e imaginarios de la ciudad”
dentro de la muestra de cine “La Ciudad Sí Es Para MÍ”
Cada transformación urbana significa conquistar nuevos territorios baldíos, para
artificializarlos y urbanizarlos. La ciudad medieval amurallada o la ciudadela, demolió el corsé
de piedra para desparramarse extramuros en forma de morfología de ensanche por el
territorio, y así ha continuado hasta hoy, sin límites. Este hecho evidencia no solo la
dicotomía ciudad-campo, sino la función depredadora y de dominio de uno frente al otro. El
urbanita se ha prefigurado como el habitante triunfante frente al campesino, respondiendo al
estereotipo de inculto y bruto. No es casualidad, que urbanidad, es sinónimo de cortesanía,
comedimiento, atención y buen modo.
En el imaginario colectivo, la ciudad ha operado simbólicamente como lugar donde es
posible desarrollar los sueños individuales. La ciudad prometía ofrecer una realidad de
oportunidades. De ahí que las transformaciones urbanísticas históricas hayan sido el
resultado del traslado de la población del campo a la ciudad, de flujos migratorios de otros
lugares que añoran una vida mejor en los confines de la urbe. Lejos de este apología, la
ciudad alberga miseria, pobreza y desigualdad.
5.
Texto ULA IRURETAGOIENA
ponencia de “Transformaciones e imaginarios de la ciudad”
dentro de la muestra de cine “La Ciudad Sí Es Para MÍ”
Si bien el crecimiento de las ciudades durante siglos ha sido paulatino y progresivo, los flujos
migratorios del siglo XX han creado un boom del crecimiento de las ciudades. La
construcción de las periferias residenciales respondió a la imperante necesidad de crear
hogares en un corto periodo de tiempo para la población que llegaba a vivir a la ciudad*. El
hacinamiento y la falta de urbanidad caracterizan a esta forma de hacer ciudad. La celeridad
imponía una construcción sin planificación, que junto con una desidia por reducir los costos,
hizo desaparecer la urbanidad de la calle y la plaza, reduciéndose a solventar un hospedaje
masivo, casi como estado de supervivencia.
Además del incremento poblacional que han sufrido las ciudades históricamente, otro motivo
que ha impulsado las transformaciones urbanas, es la mejora de la calidad de vida de sus
habitantes. La falta de salubridad en las viviendas de los centros de las ciudades fue el
germen para la creación de las edificaciones residenciales en altura situadas en las periferias,
que pretendían liberar el suelo de ocupación para vivir en un área verde, creando viviendas
bien iluminadas y aireadas. Las fluctuaciones migratorias del centro a la periferia, de la
periferia a la suburbia, y de la periferia al centro, buscando nuevas maneras de vivir en la
ciudad, definen muchas de las transformaciones urbanas. Por su parte, la introducción del
automóvil privado a la rutina diaria transformó la ciudad creando avenidas para circular y
recomponiendo la calle para convivir el tráfico rodado y el peatón. Hoy vivimos el proceso
inverso de recuperación de espacio público para el tránsito de los viandantes.
El siglo XXI ha generado un fenómeno novedoso para las ciudades occidentales, que rompe
con las lógicas de crecimiento urbano hasta el momento: el crecimiento de la ciudad se ha
convertido en una operación especulativa, resultado de un mero negocio inmobiliario. El
crecimiento y transformación urbano se piensa y planifica como un producto del capital, que
tiene un impacto en los mercados globales, superando incluso la escala territorial. El
desequilibrio espacial es evidente. La devastación urbana sufrida en el territorio los últimos
años, responde principalmente a intereses económicos. La relación de la ciudad y el territorio
se ha desvanecido, y la construcción de la ciudad se ha alejado del objetivo de mejora de
calidad de vida y de riqueza de la experiencia urbana. Si bien las relaciones de poder
económicos y la ciudad siempre han gobernado e influenciado los fenómenos urbanos, ahora
más que nunca, no se corresponde con una solicitud de necesidad o de mejora de la calidad
de vida.
6.
Texto ULA IRURETAGOIENA
ponencia de “Transformaciones e imaginarios de la ciudad”
dentro de la muestra de cine “La Ciudad Sí Es Para MÍ”
Además de gobernar las transformaciones urbanas, las dinámicas económicas construyen
hoy, los imaginarios de nuestras ciudades. La ciudad imaginada desde una agencia de
marketing, produce postales para ser productos de compraventa: Los rascacielos vidriados
que se elevan en las alturas sobre el resto de la ciudad, es el skyline que representa el poder
económico de las ciudades, que además, se reproduce en cualquier ciudad del mundo. Toda
ciudad quiere situarse y competir en el mercado global, para lo que crea ex profeso una
imagen de su territorio o de la ciudad: “el marco incomparable de Donosti”, o Bilbao y el
éxito de la renovación de la Ría.
Esta ideación mercantilista, aleja la vida diaria, lo ordinario y lo real de la ciudad. Se producen
postales ficticias que sin embargo, condicionan la realidad cotidiana. La gentrificación o el
turismo masivo, es un reflejo de ello. El turista viaja a los centros históricos, vaciados de sus
coetáneos y fotografía escenas descafeinadas de realidad.* La ordenanza de seguridad e
higiene impone una ciudad limpia de aquello que no le interesa que sea fotografiado y
simplifica la idea de ciudad. El modelo higienista borra rastros de aquello que proporciona
identidad a la ciudad: sus gentes y sus experiencias urbanas, y construye muros invisibles
para la convivencia.
No podemos dejar de señalar, que la ciudad ha sido y es una herramienta política, bajo la
cual se ejerce el poder y control de la ciudadanía. Pero estas mismas herramientas de
sometimiento que se producen en la ciudad, pueden convertirse en un arma subversiva. La
ciudad es un lugar de acción para la reivindicación y resignificación de otros imaginarios. La
recuperación de otros modos de construir ciudad es necesario y urgente. La intervención
urbana no puede ser autista a la propia base constituyente de la ciudad: su marco físico, su
tejido social, su historia y su territorialidad. La renovación que ha definido a la ciudad, exige
una recomposición de la realidad existente y una integración paulatina de los nuevos
procesos urbanos.
Siempre existe una sutura desde donde hacer brotar otros imaginarios.