Investigaciones en curso por maniobras con recetas falsas de insulina y tiras...
Votar o anular. más allá de la opinología
1. Votar o anular. Argumentos más allá de la opinología.
Sergio A. Bárcena
Según Joseph A. Schumpeter, la democracia no es más que un juego que cada cierto tiempo las
élites políticas abren a las masas para que los ciudadanos mantengamos viva la ilusión de que somos
importantes para ellos. Esta idea se puede complementar con la desilusión estadística cuando
pensamos que nuestro 0.00001% de contribución individual a la votación de un país, tiene el
0.00001% de probabilidades de cambiar un resultado electoral.
Del otro lado, existe el argumento de que “votar es un deber cívico”; la idea de que “si no votas
entonces cómo vas a reclamarle al gobierno”. A mi parecer, esta noción se vuelve endeble (entre
otras muchas cosas) con el 35% -o más- de ingreso que se nos retira a los ciudadanos en forma de
impuestos. A pesar de que un ciudadano no vote, creo que tiene derecho a exigir un buen gobierno
porque de manera sistemática, cumple con otros deberes cívicos tan importantes como votar.
Visto desde estos dos ángulos, el voto se perfila como un esfuerzo innecesario. Si no es
matemáticamente significativo, políticamente relevante ni moralmente exigible ¿cómo podríamos
defenderlo? Considero que el voto es racional, matemática y políticamente defendible como acto
individual, sobre todo en aquellas elecciones donde hay escasos márgenes de diferencia entre los
competidores.
Antes de la jornada electoral del pasado domingo, un ejército intelectual de reserva (entre el cual
me incluyo)1
salió a decir que tendríamos unas elecciones históricas en México porque: a) blah; b)
blah y c) bla blah…
Hoy, a la luz de los resultados me atrevo a decir que en estas elecciones fueron relevantes porque
el voto individual, sí tuvo un peso específico en los resultados.
Junto a procesos muy cerrados como los de gobernador en San Luis y Colima, destacan dos casos
que incluso generaron enfrentamientos postelectorales violentos. En Nopalcatepec se contabilizó
una diferencia de 17 votos entre los candidatos punteros a la presidencia municipal. En San Martín
de las Pirámides el PREP dio una ventaja inicial de 9 votos a un candidato; resultado que no fue
sostenido tras el conteo postelectoral.
Con información del INE para la elección de diputados federales de mayoría relativa de las actas
disponibles al 12 de junio de 2015 (147,189 de un total de 149, 728), medí las diferencias
porcentuales entre el primer y segundo lugar. Para tener un indicador que corriera en el mismo
sentido que los votos y otros datos, realicé una inversión, quedando así el indicador de
competitividad: ((1-(%1 lugar-%2lugar)). Con esto, aquellas casillas en las que no hubo diferencia
entre el primer y segundo lugar, tuvieron un 100% de competitividad.
El siguiente gráfico muestra los promedios de competitividad simple (diferencia entre 1er y 2º lugar)
por estado. Se marca la media aritmética de todas las casillas registradas con una línea vertical.
1
Esto se puede deber a distintos factores como: i) no haber recibido suficiente atención de mis padres
durante la infancia; ii) intentar que mis opiniones lleguen a más personas a través de mensajes poco
sustentados pero vendibles; iii) etc.
2. Mientras más a la derecha se encuentre el punto de cada renglón (entidad) mayor competitividad
hubo en las casillas computadas dentro de la misma.
Como se puede observar, el promedio de competitividad en el proceso electoral intermedio de
2015, fue alto. Con una media nacional de .810 o una competitividad promedio del 81%. Asimismo
se tiene que en 22 de las 32 entidades (68%) hubo una competitividad mayor a la registrada en el
promedio de las casillas analizadas.
Distintos analistas han comentado que en esta elección, la fragmentación del voto fue mucho mayor
que en comicios anteriores. Esto significa que los votantes repartieron su confianza entre un mayor
abanico de opciones partidistas de lo que normalmente venían haciendo. Para articular (aunque no
de manera completa) esta noción, con la competitividad electoral, realicé un indicador compuesto
que toma en cuenta el promedio de las diferencias entre los tres primeros lugares, estimando las
combinaciones 1-(%1er lugar-%2º lugar)+(%1er lugar-%3er lugar)+(%2º lugar-%3er lugar)))/3).
Tras considerar las medias aritméticas de las distancias entre los 3 principales contendientes de una
casilla, obtuve este resultado por entidad. Igual que el gráfico anterior, mientras más a la derecha
se mueve el punto que representa cada entidad, mayor competitividad hubo en el estado.
3. La competitividad que considera a los 3 partidos más votados en cada casilla, es naturalmente
menor (aunque no por mucho) que aquella que sólo considera al 1er y 2º lugar. En 20 entidades
federativas (62% del país), se registró una competitividad compuesta por encima de la media
nacional. Llaman la atención el DF, Morelos, Baja California y Tlaxcala como las más competitivas.
Por el contrario, Chiapas fue la entidad con el más bajo índice de competitividad. En los 12 distritos
electorales de Chiapas, la alianza PRI-PVEM ganó los 12 distritos con el 70% de los votos, por lo que
la diputación chiapaneca en la LXIII Legislatura de San Lázaro pertenecerá únicamente a esta
coalición. En función de lo anterior podría plantearse la idea de que en aquellas casillas en que la
alianza PRI-PVEM ganó, lo hizo con mayor distancia con respeto de sus principales contendientes.
La siguiente gráfica sugiere que esto no fue así.2
En aquellas casillas en las que el PRI obtuvo menor porcentaje de votos, el nivel de competitividad
entre los 3 primeros contendientes, fue alto (coeficiente de correlación de Pearson de -.715). Esto
se puede deber a que en aquellas casillas competidas, el PRI debió repartir mayor porcentaje de su
voto con otros partidos. Téngase en cuenta que el PRI figuró entre los 3 primeros lugares, en el
97.6% de las casillas analizadas.
Para los partidos minoritarios (excluye a PVEM y PT por haber establecido alianzas con otros
partidos de mayor peso), la correlación fue contraria y más tenue que la observada entre el PRI y la
competitividad (coeficiente de .318) como lo muestra el siguiente gráfico de dispersión:
2
Para esta medición, se estandarizó el indicador compuesto de competitividad estableciendo como el límite
superior de la serie, el valor máximo de competitividad registrado en las casillas. Esto con el fin de garantizar
distribuciones equiparables entre % de votos para la coalición PRI-PVEM y % de competitividad compuesta.
La forma de cola de pescado del gráfico se debe a que el % compuesto de competitividad tuvo un sesgo
(skewness) hacia valores altos mientras que el % de votos por la alianza PRI-PVEM tuvo un sesgo contrario.
4. Además de la correlación ya descrita por el Dr. Javier Apricio entre el voto nulo y los resultados no
favorables para el PRI, pero benéficos para MORENA, existe una relación natural entre el partido a
vencer (PRI) y la competitividad, pues la fragmentación del voto –al menos de las 3 principales
fuerzas votadas por casilla- sí afectó (aunque no de forma categórica) al partido en el gobierno.
Un dato que me parece importante resaltar, es que en elecciones competidas, la utilidad marginal
del voto (es decir, su contribución al resultado de cada casilla), es considerable. En 18% de las
147.189 casillas analizadas, el voto nulo fue mayor que la diferencia entre 1 y 2º lugar. Esto significa
que si los analistas hubieran votado por algún partido, esto hubiera podido cambiar el resultado (al
menos de su casilla). Es cierto que si este 18% de casillas están dispersas en distintos distritos, estos
votos se disuelven entre la gran masa sin afectar el resultado que en verdad interesa (la distribución
de asientos en San Lázaro), pero si se considera que anular el voto equivale a no votar (al menos es
lo que establece la LEGIPE, art. 15), no me parece del todo irracional que el individuo se exprese por
alguna opción partidista cuando asiste a la casilla pues así se despilfarrará los costos de haberse
informado, socializado su decisión y asistido a votar el día de la elección.