1. Heraldo de Aragón l Martes 1 de abril de 2014 TRIBUNA l 21
CLARA BIEL
LAFIRMA I El cambio en el número de horas que se dedica a algunas asig-
naturas en la educación aragonesa ha sorprendido a padres y profesores.
Las variaciones no parecen estar justificadas en argumentos pedagógicos
Por Carmelo Marcén Albero
Probaturas escolares
«Para controlar su eficacia,
laConsejeríadeberíadejarse
aconsejar por quienes día
a día se esfuerzan en dar
contenidopedagógico
al horario escolar»
TODOcambiocomoelquesupo-
ne la Lomce siempre lleva implí-
cita una prueba de validez para la
que se necesita tiempo. Por eso, a
pesardelprocelosocaminoquela
ley ha seguido, unosiempre espe-
ra que aporte algo de esperanza
ensudesarrollonormativo.Enes-
teproceso,losresultadosmejoran
si los cambios están sustentados
en certezas pedagógicas. Por eso,
no debe extrañarnos la sorpresa
con la que ha sido recibida la nue-
va regulación del horario escolar
en Aragón, tanto por las asocia-
ciones de padres como por los
sindicatos de profesores. Sin du-
da, era más urgente acometer
otras carencias pendientes en la
escuela, como la adaptación me-
todológicasiempreinacabadayla
selección de los contenidos de las
distintas materias. La intercone-
xión de ambas modela los apren-
dizajes, que ahora se sabe que fa-
llan. Pero hay otras cuestiones
que aportar para el imprescindi-
ble debate.
Se argumenta que la distribu-
ción horaria responde a la necesi-
dad de subsanar los fracasos que
las pruebas PISA detectan en los
alumnos. Por lo que fuere, se ha
intentadocontraponerMatemáti-
cas frente a Lengua, cuando los
resultados obtenidos por los
alumnos aragoneses no lo justifi-
can. Lo primero que debería ha-
cerse es revisar los contenidos de
ambas materias para despojarlas
de aquello que solamente les aña-
de artificios curriculares. Nues-
tros alumnos estudian algunos
conceptosyprocesosdeformare-
petitiva,añotrasaño,dispongano
no de las capacidades para su
comprensión.Decidirquéycómo
se estudia es más importante que
incrementar el cuánto. El segun-
dopasoseríaencontrarunaexpli-
cación metodológica que justifi-
que similares cargas lectivas de
las distintas materias en todos los
cursos de Primaria. Ahí ya gana-
ríamos algo de tiempo escolar.
Quizás la tiranía vivencial de la
economíaenestostiemposdecri-
sis,quehastaapareceenelpreám-
bulo de la Lomce, haya llevado a
potenciar las matemáticas. Fren-
te a estas brilla la libertad vehicu-
lar del lenguaje, que admite esce-
nariosmuydiferentes:aprendiza-
je de contenidos clave, lectura
comprensiva de textos literarios
acordes a la edad, creaciones tea-
tralizadasparafomentarlaexpre-
siónoraloelaboracióndecompo-
siciones escritas, entre otros. Re-
sulta sorprendente que se reduz-
can horas de Lengua en los tres
últimos cursos de Primaria, pre-
cisamente cuando los escolares
empiezan a utilizarla como vehí-
culo de sus vivencias personales,
en el que viajan también otros co-
nocimientos que se aprenden en
materiasdiferentes.Enestasprác-
ticas de trabajo justifica el Depar-
tamento de Educación la reduc-
cióndeltiempodedicadoalaLen-
gua. Pero todos conocemos que,
pese a las buenas intenciones,
nunca se ha logrado trabajarla
adecuadamente fuera de la mate-
ria propia.
También llama la atención que
enunhorariotanajustadoseasig-
nen tiempos para la Religión que
casiigualanalquesededicaento-
da la Educación Primaria a las
CienciasSociales,queentreotros
contenidos incluyen el universo,
elentornonatural,laorganización
de la sociedad (instituciones,
agrupaciones sociales, empresas
y espíritu emprendedor), la geo-
grafía y la historia de Aragón y de
España.Otrotantopodríamosde-
cir del hueco horario para las
Ciencias de la Naturaleza en rela-
ción a los contenidos y procesos
que se deben enseñar. Las justifi-
caciones sobre la reducción de la
Educación Física tampoco han si-
do muy convincentes.
Una novedad positiva la consti-
tuye la hora y media semanal pre-
vista para el proyecto de centro.
Este podría servir, con una seria y
razonada programación, para dar
contenido a la autonomía de los
centros que pregona la Lomce.
Pero hay que tener cuidado por-
que ese tiempo, que el Departa-
mento recomienda dedicar al re-
fuerzo de materias instrumenta-
les como Matemáticas o Lengua
yLiteratura,debeacogertambién
la opcionalidad que prevé la ley,
el manejo de las TIC, el ajuste de
las enseñanzas artísticas y la me-
jora del inconcreto bilingüismo,
asícomoresolverlasposiblesbol-
sas de diversidad en el centro. Y
todo esto se pretende llevar a ca-
bo sin que la educación obligato-
ria cueste un euro más.
A pesar de todo, deseamos
suerte a la escuela aragonesa en
estos ensayos. Para controlar su
eficacia, el Departamento debe-
ría dejarse aconsejar por quienes
día a día se esfuerzan en dar con-
tenido pedagógico al horario es-
colar.
OCHO APELLIDOS
CON MUCHO HUMOR
HOY,MARTES1
Santiago Mendive
ANDAN estos días revolucionadas las salas
de cine en España, tan tristes y vacías du-
rante demasiado tiempo y no solo por el
precio de las entradas. Tras sesudos debates
sobre la calidad del cine español, las sub-
venciones y la maldad intrínseca del minis-
tro innombrable, la reacción del espectador
es bastante más sencilla y atinada que la de
la confabulación de los astros contra los
creadores: cuando una película gusta, sea
española o rumana, el espectador reacciona
con rapidez, paga y disfruta. Y si no consu-
me más cine español, sencillamente, es por-
que no gusta. ‘Ocho apellidos vascos’ no es
una gran comedia, pero atesora unos minu-
tos magníficos donde el humor alcanza un
grado notable de la mano de Karra Elejalde.
Los clichés se mezclan con velocidad sor-
prendente y provocan momentos plausibles.
Atrapados por el malhumor y el resabio, al-
gunos nacionalistas radicales ya han arre-
metido contra la cinta al considerar que in-
sulta al pueblo vasco, al que por supuesto
creen representar. Ni siquiera se dan cuenta
de que en el propio País Vasco, como en el
resto de España, los cines se llenan estos
días con espectadores que aplauden a rabiar
cuando se encienden las luces. Ya era hora.
EL nuevo presidente del Go-
bierno francés, Manuel Valls,
nombrado ayer es español,
como la recién elegida alcal-
desa de París, Anne Hidalgo,
que tiene la doble nacionali-
dad. Si España necesita que
los vecinos de Francia conoz-
can nuestra alma para hablar
de tú a tú, este es el mejor
momento de la democracia,
aunque nuestro Gobierno no
ha decidido valorarlo así.
España y Francia estrena-
ron en diciembre la conexión
ferroviaria por un AVE entre
Madrid y Marsella y otros
TGV entre Barcelona y París,
Toulouse y Lyon. Aragón si-
gue siendo el convidado de
piedra de esta unión. Renfe
tiene oculta hasta una en-
cuesta de los pasajeros de los
trenes entre los dos países y
el origen de ellos para cono-
cer si somos potenciales via-
jeros de esos itinerarios, es
decir si integramos la deman-
da para ir a Francia en tren.
Un compañero que ha subido
a ese viaje entre Barcelona y
París concluye que parece
más dirigido a los franceses
(hay trece ciudades conecta-
das) que destinado a los es-
pañoles (Madrid, Barcelona,
Gerona y Figueras). Aquí no,
somos indígenas que cruza-
mos el Pirineo andando co-
mo peregrinos o en coche
por una carretera nacional (la
N-134) que data de 1850.
Este pasado fin de semana
se celebraron las II Jornadas
del Canfranero, en Canfranc,
para recordar que se cerró el
paso internacional el 23 de
marzo de 1970 y seguimos en
el mismo lugar, defendiendo
la reapertura de la línea y sin
presupuestos (perdón, 3,5 mi-
llones para cinco kilómetros)
para arreglar los 116 kilóme-
tros de Huesca a Canfranc.
Un empresario de Silos de
Canfranc denunció que si hu-
biera unas vías adecuadas lle-
varía viajes de mercancías de
hasta 1.500 toneladas de ce-
reales importados de Francia,
pero la seguridad del ferroca-
rril y las traviesas lo impide.
Se escuchó a un portavoz de
Renfe de los trenes turísticos,
que pueden aprovecharse en
Canfranc como pasará en Se-
mana Santa o el banco de
pruebas, para que grandes
compañías testen trenes que
vendan a Rusia.
Solo falta que los dos espa-
ñoles del Gobierno francés
acudan al cuatripartito pen-
diente tras la cumbre, firmen
la reapertura y este verano
viajen a Canfranc, disfruten
su historia el 18 de julio y em-
pujen nuestra economía.
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Ramón J. Campo
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